GEOS: Una Novela Sobre la Geoeconomía de los Últimos Tiempos

   



DEDICATORIA

  

SEÑOR JESUCRISTO  

AQUEL ANTE QUIÉN TODA RODILLA SE DOBLARÁ  

  

A ti va dedicado este libro 

 

Porque en la cruz del Calvario hiciste el más alto sacrificio 

Porque eres Señor sobre todas las cosas 

Porque algún día tu reino será establecido en la tierra 

Porque tener esa certeza nos da la fuerza para este tiempo oscuro 

 

El plan para usurpar tu señorío está puesto en marcha 

Los tiempos por venir serán algo que el mundo nunca ha conocido 

Y, en el centro de todo, está el poder económico 

Por ti, estamos dispuestos a caminar por el valle de la sombre de muerte 

Pero, por favor, que siempre estés ahí con nosotros 

 

Te necesitamos más de lo que nosotros imaginamos 

  

  

  

    

CONTACTO

 


miguelmontoroministerio  

 

miguelmontoroministerio@gmail.com

www.mministerio.webnode.mx

  

  Consideraciones:  

  

Todos los personajes, eventos y lugares de los que se hablará en “Geos” y que aparecen con letra “negrita” han sido, son o serán reales 

 

Las circunstancias alrededor de estos que se presentan en este libro  son completamente ficticios 

 

Todos los datos económicos y el contexto de estos que ponemos a consideración del lector son completamente reales y comprobables  

 

Todo el marco social, político, religioso y económico mundial que se presenta en “Geos” va de acuerdo con las condiciones que, la profecía de la Biblia indica que sucederán pronto. 



PRÓLOGO  

  

La Biblia claramente habla de algo llamado: “Los últimos tiempos”.  

 

Esto, básicamente se refiere al último intento de Satanás por regir sobre la creación de Dios usando para ello, sobre todo, a un ser humano que se rendirá a su causa como ningún otro antes que él. Este hombre es conocido como: el anticristo.  

 

Para que “los últimos tiempos” iniciaran, se requería el cumplimiento de una condición y esta era que, la nación de Israel como país en la era moderna estuviera establecido en alguna parte del territorio que Dios le había asignado en la antigüedad. Eso sucedió el 14 de mayo de 1948. 

 

Los últimos tiempos, han iniciado.  

El último gran gobierno humano que se opondrá a Dios está aquí. 

 

Para que este último gran gobierno mundial se manifieste abiertamente es necesario el cumplimiento de tres grandes condiciones. A lo largo de los siglos, estas, se han impulsado siguiendo un plan perfectamente orquestado. Dos de esas condiciones, se han cumplido completamente.  

 

El dar a conocer cómo se logró que las dos primeras condiciones se cumplieran y el cómo se ha logrado que, la tercera esté a punto de cumplirse, es el propósito de esta novela. 

 

Cuando la tercera condición se cumpla, se levantará un Nuevo Orden Mundial que dará paso a un Único Gobierno Mundial. 

 

¿Cómo te enfrentarás a esto? 

  

  

   

INDICE  

  


CAPITULO 1. 

LA TRIADA  

 

1.   Medio Oriente. Inicio de la historia humana                                                                            

2.   Frankfurt, Alemania. Otoño de 1743                                                                                         

3.   Georgetown, Estados Unidos de América. Verano de 1780                                                  

 

 

CAPITULO 2. 

NUEVO ORDEN DE LOS SIGLOS 

  

1.   Un reportaje que se volvió un epitafio                                                                                      

2.   Richard es prescindible                                                                                                           

3.   El Libro Blanco                                                                                                                       

 

 

CAPITULO 3. 

A CAUSA DE TUS CONTRATACIONES 

  

1.   Se enalteció tu corazón                                                                                                          

2.   Levantare mi trono                                                                                                                  

3.   Sobre las alturas de las nubes subiré                                                                                    

  

  

CAPITULO 4. 

MAS TU DERRIBADO ERES  

  

1.     Perdiéndolo todo       

                                                                                                          

2.     La invasión que llegó del norte    

                                                                                     

3.     Respuestas con sangre y muerte                                                                                     

  

  

CAPITULO 5. 

CRUZADA EN NUEVA YORK 

  

1.     La decisión de la ira                                                                                                              

2.     El gran engaño 

                                                                                                               

3.     La bestia                                                                                                                            

  

  

EPILOGO 

 

  

  

      


CAPITULO 1.
La Triada

  

1. 

MEDIO ORIENTE. 

INICIO DE LA HISTORIA DE LA HUMANA 

  

La mujer aspiró profundamente. No fueron cientos, fueron miles las sensaciones que percibió con los ojos cerrados. “¿Esto es tener su imagen?” se preguntó. Era algo fantástico. En medio de esto, sintió el cansancio. El trabajo no era tan fácil, lo admitió, pero, estar a su lado lo compensaba. A veces, pensaba que él solo vivía para ella y, en cierto sentido, era así.  

 

Sonrió. 

  

Caminó unos pasos sintiendo en sus pies descalzos las texturas de raíces, plantas y tierra humedecida, las cuales, no le producían ninguna sensación molesta. Era como si todo se adaptara a ella. Se acercó a donde tantas veces había ido, y tomó el fruto del árbol y comió, y a pesar de haberlo hecho tantas veces, el sabor fue, una vez más, diferente, pero, más grande que el sabor, fue la sensación que le dejó detrás, una sensación de vigor, de fuerza, de energía ilimitada, de vida. Él sin lugar a duda, les había dejado todo lo que pudieran necesitar. Una vez más, cerró los ojos, suspiró. Pensó que todo lo podía, lamentablemente, estaba equivocada. 

  

Ensimismada por todo lo que sentía, fue sobresaltada por la voz. 

  

“¿Se siente bien comer ese fruto?” - le preguntaron - para luego afirmar: “Seguramente, pero, hay frutos que, sin duda, son mejores que ese”.  

 

Esa voz, esa voz ya estaba ahí cuando ella despertó por primera vez. Había sido su compañía, era una constante a su alrededor, la conocía bien, pero, esta ocasión, la voz sonaba diferente. Algo había pasado, ¿Tenía que ver con lo que Él les había advertido? No podía determinarlo. ¿Qué debería hacer? ¿Contestarle? ¿Y si mejor esperaba a estar acompañada? 

 

O, tal vez, solamente era una impresión de ella y, las cosas estaban normales, pero no; Él dijo que se cuidaran, que estuvieran preparados. Volvió a pensar en la voz y sí, sin duda, sonaba diferente, pero, lo que dijo, sí que era atractivo; que hubiera frutos mejores al que acababa de comer era algo que llamaba su atención y mucho. 

 

Pensó por un momento que, lo mejor sería alejarse de ese lugar y buscarlo, pero, no lo creyó necesario porque, finalmente la única indicación que él le transmitió fue que no se debía comer del fruto del árbol que está en medio del huerto. Él así lo llamó: “árbol que está en medio del huerto”, o ¿no fue así? ¿o fue “el árbol en medio del huerto?".  

 

De pronto pensó: “¿Y si el fruto de este árbol fuera mejor que…?” Y entonces, giró su mirada y, a unos cuantos centímetros observó el otro árbol, majestuoso, como iluminado desde su interior, con sus frutos a la vista, cada uno con esa coloración que ella no había visto en ningún otro lugar del jardín ni fuera de él. 

 

El árbol, su fruto. 

 

Sintió el roce de una mano en su brazo y volteó su mirada pensando que era él, que ya hubiera regresado, pero no, no era así. 

   

“¡Serpiente! ¡Eres tú!” Dijo ella, y al mirarla, supo que algo le había pasado. La serpiente se veía diferente

 

“¿Estás bien?” - le preguntó -. “No es común que vengas al centro del huerto. Siempre dices que la voluntad del Creador es que esta zona sea solo para el hombre”. Eva guardó silencio y la serpiente no respondió, solo la miraba fijamente, pero, de una manera como si algo en su interior estuviera usando sus ojos para llegar a ella. Cuando Eva estaba a punto de salir huyendo, la serpiente habló: “Por supuesto que estoy bien, es más, estoy mucho mejor que antes, pero tú también podrías estar mejor”. La mujer de inmediato respondió: “¿Qué tienes serpiente? Tú nunca habías hablado así y tu voz, no parece la misma. Cuando recién te escuché incluso pensé que se trataba de…”. La serpiente la interrumpió poniendo uno de sus dedos en los labios de la mujer dándole a entender que guardara silencio y volvió a hablar: 

 

“Hoy sé que la astucia que tengo me fue dada por el Creador y, si Él me la dió, es para, seguramente, usarla para algo, no sé, tal vez para ser mejor. Mejor que Adán no lo creo, pero, si creo que tú puedes ser mejor que él”. La serpiente continuó, pero ahora, su voz sonaba más como un susurro: “Y estoy segura de que, el camino para ello está en alguno de estos árboles. Por algo el Creador les dijo que no comieran de los árboles del huerto, ¿no es así?” 

 

En el rostro de Eva se dibujó un gesto de sorpresa, se veía indefensa. La serpiente lo notó. Eva miró hacia el horizonte por el sendero por donde el hombre debía llegar. Nada. Estaba sola. En una visión que duró tan solo un instante juró haber visto a Lucero que cruzó el sendero y se adentró en el bosque, pero no, no creyó que fuera él. Lo que vió no fue la luz que usualmente lo acompañaba, fue oscuridad, fue ira, fue algo tan espantoso que ahora el nerviosismo se volvió terror. “¿En eso se convirtió Lucero?”, pensó, “Quiero irme de aquí”. 

 

“¡Eva!” le gritó la serpiente. Ella miró al animal. Empezó a temblar. 

 

“Los árboles, ¿Qué dijo el Creador de los árboles?” dijo la serpiente acorralándola. Eva, no supo que contestar. Buscó en su cabeza, no encontró una idea clara. Lo que estaba sintiendo, nunca lo había sentido. No sabía siquiera que esta emoción existiera. Respondió titubeante: “No es verdad, serpiente, el Creador fue claro: podemos comer de todos los árboles que hay en el huerto, pero no del árbol que está en medio del huerto”. 

 

La serpiente la sujetó por ambas muñecas. Se levantó cuán grande era apoyándose sobre sus patas y la miró fijamente. Quedaron frente a frente, dos criaturas, una batalla, dos simientes. 

 

“Si el árbol es bueno ¿por qué no puedes comer de él? Ahí está el secreto. El Creador sabe que si comes del fruto de ese árbol puedes ser como Él, puedes ser mejor incluso que Adán, puedes hacer lo que quieras, puedes dejar de sentir lo que estás sintiendo, puedes estar por encima de todo”. 

 

El pulso se Eva se aceleró a un ritmo frenético.   

 

Miles de pensamientos se agolparon en su mente. No sabía que decir, no sabía qué hacer, luchaba con todas sus fuerzas contra lo que fuera que sentía por dentro, pero esto, solamente servía para que una frase se repitiera cada vez con mayor fuerza en su mente:  

 

“Ser como Dios, ser como Dios”.  

 

Sin darse cuenta volteó su mirada. Ahí estaba el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Su coloración era la misma pero ahora, ella lo veía diferente, lo veía hermoso, llenaba sus sentidos, lo veía apetitoso; seguramente saciaría su cuerpo y entonces, lo vio sublime, ese fruto con certeza la llevaría más alto que todo. 

 

Eva se encontró con nuevos pensamientos: “¿Y si el Creador le dijo a Adán algo sobre ese fruto y Adán intencionalmente se lo ocultó?”, “Adán, ¿ya habría comido de ese fruto sin decirle nada?”, “¿Y si todas las atenciones de Adán solo eran para que ella siguiera confiando en él para que pudiera dominarla más fácil?”. Y, en medio de todo esto, tres ideas, una triada de pensamientos que no se apartaban de ella: “hermoso a los ojos, bueno para comerlo, agradable para alcanzar sabiduría. Ella quería, ella merecía ser mejor, estar más alto. La serpiente ya lo era, ¿por qué ella no podría serlo también?” 

 

La serpiente la soltó.  

 

Justo en ese momento un silencio sobrenatural se apoderó de todo el huerto. Absolutamente nada emitía un sonido. Eva lo notó, pero, de inmediato, regreso a su triada de pensamientos: “hermoso, apetitoso, agradable”. A la distancia, pudo percibir la voz de Lucero, el hijo de la mañana que decía: “subiré a lo alto, en las nubes pondré mi trono, seré semejante al Altísimo”.  

 

La voz de Lucero sonaba hueca, tétrica, vacía, carente de expresión, pero llena de ira, plagada de amargura y eso, volvió a estremecer a Eva, pero, de inmediato volvió a pensar en el árbol. Si la serpiente tenía razón, comería del fruto y los miedos se irían, incluso sería más grande que Lucero, más grande que Adán, más grande ¿que el Creador? La serpiente sonrió estremeciéndose también; no se podía resistir a la fuerza que la controlaba. Eva llegó al árbol, levantó lentamente la mano. Tocó el fruto. La sensación era maravillosa. Repitió sin cesar:  

 

“Ser como Dios, ser como Dios”. Sin más, tomó el fruto y lo mordió. 

 

La mujer aspiró profundamente. No fueron cientos, fueron miles las imágenes y sensaciones que percibió con los ojos cerrados. Ninguna de ellas fue buena. 

 

Todo lo que hasta ese momento había sentido se manifestó, pero de forma contraria. Su seguridad se volvió incertidumbre. Su plenitud fue sustituida por la sensación de que algo le faltaba, de que había perdido algo, de que ya no tenía una posición, justo como sabía que había pasado con Lucero. Nunca pensó en destruir, ahora, deseaba que todo desapareciera. Más confusión, dolor en todo el cuerpo, la cabeza le palpitaba, empezó a sudar, estaba sintiendo cosas que nunca había sentido. ¿Qué debía hacer? ¿Dónde se había ido la felicidad? ¿Volvería algún día? 

 

“¿Esto es perder su imagen?” se preguntó. 

 

Escuchó que alguien gritaba su nombre. Volteó.  

 

Era Adán que venía caminando por el sendero por donde Lucero cruzó unos minutos antes. Se veía sonriente, pleno, feliz. Él no había perdido la imagen aún. Su mirada reflejaba plena inocencia, la mirada de ella, era diferente; la mirada de ella ahora reflejaba que la inocencia se había perdido. 

 

No lo podía permitir. Sintió humedad en los ojos. Eran lágrimas. Se sentía desconcertada; esa humedad nunca había brotado de ella. No quería ver al Creador, no quería enfrentarlo, pero, sobre todo, no quería que Adán se diera cuenta de lo que había pasado.  

 

Se limpió con una mano las lágrimas, las primeras de muchas. Tomó el fruto con fuerza en la mano. Fingió una sonrisa, empezó a caminar hacia Adán. Lo miró fijamente. Adán se detuvo. Algo no andaba bien. Eva pensó: “si me muestro diferente, si le habló de lo que el fruto logró en mí, pero, le escondo como me ha destruido por dentro, seguramente Adán va a sentir deseos de tener lo que ahora yo tengo. Sí, así lo voy a lograr. No puedo quedar sola en esto”. 

 

La serpiente la vio alejarse. Fuera ya de la influencia de las palabras de Lucero se dio cuenta que su astucia no la había salvado de ser engañada, pero eso, seguramente, no sería una excusa válida que pudiera presentarle al Creador. Todo su cuerpo se convulsionó.  

 

“¿Cómo pude dejar un lugar de privilegio en el huerto para volverme el títere de alguien?” pensó.

Sintió un profundo dolor en su alma. Se dijo a sí misma en alta voz: “Y todo por un momento de…”  

 

No pudo terminar.  

 

La interrumpió un grito desgarrador que salió de los labios de Adán. Nunca lo había escuchado gritar. Sintió temor, temor por lo que seguramente todo esto traería como consecuencia. Corrió con todas sus fuerzas y se escabulló por entre los matorrales del bosque. Mientras la serpiente corría, Lucero, el espanto, caminó alrededor del árbol del conocimiento del bien y del mal y, mientras acariciaba su tronco susurró para sí mismo algo mientras pensaba que, había encontrado el camino perfecto para recuperar lo que él creía que le había sido arrebatado:  

 

“Árbol que estás en medio del huerto, has logrado que yo, Lucero, haya quitado del centro al Creador y en su lugar, haya puesto a la criatura. El primer paso está dado”.  

 

Se deslizó con rapidez, atravesando árboles y arbustos por en medio. La materia no era para él un problema, el tiempo sí que lo era. Se sintió encadenado a la tierra, esclavizado, atormentado, pero eso, podría usarlo en su beneficio. Usaría el tiempo a su favor para colocar las dos piezas faltantes.  

 

Mientras huía, a sus espaldas, alcanzó a escuchar con toda claridad una voz que lo sacudió todo, incluso a él. Tuvo que detenerse y esconderse detrás de un árbol. ¿Cómo definir una voz así? Era como un estruendo de muchas aguas. Desde donde estaba escondido, claramente escuchó la pregunta que surgió de la boca del Creador

 

“¿Dónde estás tú?” 

 

Mientras Lucero escondido temblaba, con los ojos cerrados, pensó: “A pesar de todo, lograré mis propósitos; este mundo, esta criatura es fácil de controlar. Con tan solo tres cosas, lo pondré todo a mis pies. Y solo me faltan dos”. 

 

En medio de un sonido espantoso que emitió de su boca a manera de carcajada, huyó despavorido. 

 

 

2. 

FRANKFURT, ALEMANIA. 

OTOÑO DE 1743 

  

El hombre caminó apresuradamente cuidando sus pasos. Las calles plagadas de desniveles y agujeros no eran de mucha ayuda. A la distancia, pudo percibir el olor del drenaje a cielo abierto que se había acrecentado con la fuerte lluvia que caía sobre la ciudad. Sintió sus pies empapados, pero, prefirió no detenerse.  

 

Levantó la mirada, pero solo pudo percibir entre penumbras los perfiles de varias casas con techo de dos aguas con grandes ventanas en perfecta simetría. En ninguna se veía luz de alguna lámpara de aceite o alguna vela. No era para menos, ya pasaba de la media noche. Al final de la última casa alcanzo a distinguir el arco de piedra que marcaba la entrada al gueto donde vivía. Apresuró sus pasos y se detuvo un momento bajo el arco para sacudirse un poco el agua de su abrigo.  

 

El viento frío le hizo recordar que, el invierno sería duro. Tal vez habría varios días con nieve pasado el año nuevo. Levantó la vista y miro el letrero que marcaba el inicio del gueto judío. 

 

Suspiró sin dejar de sacudirse la ropa. 

 

Algunos pensamientos vinieron a su mente: “los cristianos, pero que parvada de hipócritas son ellos. Por órdenes del papa no prestan dinero con interés porque es pecado, pero si vienen con nosotros los judíos para buscar dinero.

 

Si supieran cómo en Italia los Medici lograron poner dos papas se avergonzarían de ellos mismos. Al diablo con ellos. Lo único malo es que me hagan salir por mi dinero a esta hora. Necesito dejar de ser tan flexible con un par de ellos”. 

 

Un rayo iluminó el cielo y lo hizo mirar en dirección hacia su casa. La alcanzó a distinguir.  

 

Justo en el momento en que sonaba el trueno, hecho a correr y no se detuvo hasta que llegó frente a la puerta. Sacó su llave, le costó trabajó acomodarla en la cerradura. Maldijo en alta voz. Un par de segundos después pudo meter la llave, girarla y entrar a toda prisa. Definitivamente ya no eran solo los pies. Todo su cuerpo estaba empapado. 

 

En el vestíbulo de su casa, se quitó su abrigo y lo colocó en un perchero. Aguzó el oído para ver si algún sonido se emitía de la planta alta donde dormía su familia. Nada. Solo el rítmico sonido de la lluvia cayendo sobre el techo. Sintió escalofríos por la ropa mojada. Debería secarse, pero, antes de eso, pensó que debería hacer la anotación del dinero cobrado.  

 

Si, eso era más importante.  

 

Pasó del vestíbulo a un recibidor que le funcionaba como oficina cruzando por un arco en donde en un costado, pendía un farol de aceite que tenía una luz encendida. Lo tomó con una mano y se dirigió a su escritorio. Se sentó en él y, usando un papel, tomó fuego del farol para encender las dos velas que descansaban a ambos extremos de su escritorio.   

 

De inmediato la habitación se iluminó a medias. El hombre miró hacía la ventana que tenía enfrente. Le pareció ver una descomunal silueta fuera de la ventana. Sintió un latigazo de miedo. Enfocó su mirada. Nada.  

 

Pensó: “Definitivamente la noche y las sombras que proyectan las velas no son una buena combinación”. 

 

Dejó el farol del vestíbulo al pie del escritorio, ya lo devolvería a su lugar antes de dormirse. Abrió dos cuadernos con notas contables y se concentró en ellos. 

 

Revisando sus cuentas los minutos que dijo invertiría en apuntar su último cobro se volvieron un par de horas. La ropa aún se sentía húmeda. Estaba consciente de que esa humedad no le haría bien a su cuerpo. Había estado tosiendo durante más de 6 días, pero lo había disimulado bien ante su esposa. Le preocupaba que, durante la tarde había expulsado sangre por la boca y sentía ardor en su espalda, pero, su dinero, su dinero era sin duda, lo más importante. Revisó hasta el último centavo para que todo coincidiera. Ya mañana revisaría en el pequeño sótano la cantidad de oro que tenía almacenada. Pensó en cuanto se estaba arriesgando, entregando recibos que tenían como aval el oro que él tenía pero que no le pertenecía.  

 

Un pensamiento le vino a la mente: “¿Y qué pasaría si mañana todas las personas del gueto vinieran a pedir el oro que avalaban sus recibos?” Se estremeció, pero, casi al instante, encontró él mismo varios pensamientos que lo tranquilizaron:

 

“Eso no ha pasado nunca. Es mi riesgo. Además, en el gueto la gente usa ya mucho más mis recibos que el oro o la plata y así, cobro un dinero por almacenar el oro y más dinero por los intereses de mis recibos. Ya he producido casi la misma cantidad que el oro que almaceno y estoy seguro de que puedo duplicar eso, pero ¿Qué pasaría si la gente empieza a sospechar de mi fortuna? Mi casa va a estar en riesgo. Necesito más protección, pero, puedo ocuparme de eso luego”.  

 

Cerró los libros. Se inclinó hacia atrás en su silla de madera con cubierta de piel de oso. Miró a las sombras del techo. Se inclinó hacia adelante. Se levantó para apagar una de las velas con su aliento cuando, una voz le sobresaltó. 

 

Moses Bauer” dijo alguien que se escuchó frente a él, encima de él, detrás de él, en todas partes. Al escuchar su nombre, Moses dio dos pasos atrás trastabillando hasta quedar pegado a la pared. Nunca había escuchado una voz como esa, era escalofriante. Le cimbró por dentro, sacudió todos sus sentidos. Él se consideraba de reacciones rápidas bien calculadas, pero, ahí, pegado a la pared simplemente no podía moverse.  

 

Con trabajo pudo articular unas cuantas palabras: “¿Quién anda ahí?” preguntó mirando atentamente al frente. Con dificultad logró distinguir que, en medio de las sombras se perfilaba una silueta descomunal, la misma que había visto fuera de la ventana, pero ahora, ese ser estaba ahí, justo frente a él. “¿Cómo había logrado entrar?” Lo recorrió con la mirada de arriba hacia abajo. No le distinguió pies que lo sostuvieran. “¿Estaba flotando?” Ese pensamiento le hizo sentir más pavor. Casi llorando preguntó: “¿Qué es lo que quieres?”. 

 

“Quiero negociar contigo” respondió la voz que emanaba de la silueta. Moses sintió que la voz le traspasaba por dentro. Empezó a temblar. Quiso gritar, pero nada salió de su boca. 

Estaba como petrificado. La voz continuó: “El que se considera el mejor negociador de monedas de Frankfurt se ha quedado sin palabras. Tal vez no seas tan bueno como piensas o, tal vez, necesites un poco de ayuda para ser mejor”. Al terminar de decir esto, el espeluznante ser soltó una risa que no fue escandalosa, pero si fue diferente a todo lo que Moses había escuchado. Una risa que parecía estar compuesta por mil voces y cada una de esas mil voces sonaba como un lamento. Moses solo atinó a decir: “¿Qué quieres de mí?”. 

 

“Ya te lo dije” dijo la voz y continuó: “Quiero negociar contigo”.  

 

Al terminar de decir la frase, la silueta extendió lo que parecía ser un brazo que rompió las tinieblas y entró a la poca luz que las velas ofrecían, el brazo las rozó y Moses vio claramente cómo las flamas de ambas se retorcieron como si algo invisible las sacudiera, pero, asombrosamente, se avivaron al instante. Moses pudo ver una mano extendida ante él. Era de piel oscura, casi negra, no, era como una piel azul oscuro con ciertas partes grises y de una antinatural delgadez con unos dedos anormalmente largos, pero, lo que impresionó a Moses no fueron los dedos sino el color de las venas que recorrían las manos. Eran de una tonalidad blancuzca transparente que permitía ver el flujo de algo oscuro que las recorría. Al paso de ese flujo claramente viscoso las venas parecían latir como si cada una de ellas tuviera vida propia, pero ese líquido era espeso, color rojo oscuro, era, como sangre, pero, sangre sin vida, sangre de un muerto

 

La voz dijo: “Quiero ayudarte para que pases de esto” hizo una pausa intencional para continuar: “a esto”. Moses vio como la mano hizo un desplazamiento lateral ante él dejando a la vista dos monedas de oro que él, de inmediato reconoció. El ser volvió a pasar la mano en la dirección contraria y, en donde había dos monedas, aparecieron cuatro.  

 

El ver las monedas sí que hizo reaccionar a Moses que armándose de valor levantó la vista mirando hacia el lugar donde debiera estar el rostro del ser y donde solo se veía oscuridad. 

 

“Pero”, apuntó Moses, “¿Cómo obtuviste estas monedas? Son mías. Las reconocería en cualquier lugar. Tienen mis marcas. Nadie, ni siquiera mi esposa o mis hijos saben dónde estaban, pero tú pudiste conseguirlas” terminó Moses alzando la voz. El ser le contesto con una contundencia que le hizo perder a Moses el poco valor que había adquirido: “Te sorprendería lo que soy capaz de conseguir y no te preocupes, la caja fuerte que escondiste en tu sótano está intacta, y las demás monedas, siguen ahí.  

 

Créeme, Moses, no necesito romper un muro para obtener lo que quiero. Ah, y puedes estar tranquilo, el secreto de la ubicación de tu caja fuerte está a salvo conmigo”. El ser volvió a reírse, la boca de Moses se secó. Tuvo que tragar saliva para intentar contestar, aunque pensándolo bien, no tenía ganas de hablar. Tenía ganas de salir huyendo. 

 

Moses tosió y tuvo que limpiarse sangre que escupió con la manga de su camisa. 

 

Moses Bauer” dijo la voz y continuó: “Tanto te preocupan tus monedas que no te diste cuenta de lo que hice. Te he dado dos monedas más. Y tú sabes lo extrañas que son esas monedas y cuánto cuestan. He duplicado tu riqueza delante de tus ojos así que, date cuenta de que tengo muchos recursos para negociar contigo y en cuanto a las nuevas monedas, considéralas un obsequio de buena voluntad. 

 

Si algo traigo para ti, es buena voluntad, creo en ti, creo en el hombre, creo en la humanidad así que estoy dispuesto a ayudarles a quitarse sus cadenas para que puedan vivir como deseen. Quiero negociar contigo y quiero darte libertad y sé que, en tu caso, tu libertad te la puede dar el dinero, yo puedo entender eso”. 

 

Temerosamente Moses preguntó: “Pero ¿Qué es lo que quieres que haga?” 

 

“Es fácil” – hablo el ser – “Quiero que eduques a tu hijo Mayer en tus negocios y que le hagas entender que, la riqueza de tu familia crecerá si él deja de prestar dinero a mediocres carniceros y cambiando monedas raras como tú y empieza a prestar dinero a los gobiernos. Yo le abriré camino al rey de Prusia. Tu hijo tendrá cinco hijos varones y debe tener bien claro que, deberá enviarlos a través de Europa para que hagan crecer los negocios de la familia como tu jamás has imaginado porque, a través de los años estaré con ellos y los llevaré a ser una de las familias más poderosas de la tierra.  

 

Eso claro, va a requerir que nos veamos con frecuencia y que ocasionalmente me reúna con ellos cuando lo crea necesario. Creo Moses, que eso es demasiado poco a cambio de todo lo que les voy a dar. Solo eso pido por cumplir tus sueños. Recuerda, me fascina quitar cadenas”. 

 

Moses parpadeó, no pudo hablar, miró hacia su escritorio y vio las monedas, él sabía que seguramente esas serían las únicas cuatro de su tipo en el mundo. Él tenía dos y ahora, frente a él, estaban las otras dos. 15 años de búsqueda por toda Europa habían terminado gracias a la intervención de este ser. Delante de él estaba una pequeña fortuna, pero, cualquiera con voluntad y recursos hubiese llegado a las monedas, pensó. ¿Y si esta “cosa” era en realidad alguien que estaba queriendo jugar con su miedo e impresionarlo con unos cuantos trucos? 

 

Tartamudeando empezó a hablar: “Pero ¿cómo puedo estar seguro de que tú no…?” 

 

Moses Bauer no pudo terminar su frase. 

 

El ser extendió los brazos y al momento, su respiración se cortó. Sintió como algo penetraba en su cuerpo, como si miles de agujas se incrustaran en su interior. El ser comenzó a elevar los brazos y al mismo tiempo el cuerpo de Moses se empezó a levantar del suelo lo que le provocó una profunda sensación de terror, de un miedo como nunca había sentido, un miedo que le decía que estaba ante alguien que fácilmente podría quitarle la vida. 

 

Miró hacia el ser, y estuvo seguro de haber visto algo horripilante, como jirones de piel ensangrentados repletos de gusanos, gusanos enormes cubiertos de un líquido que a él le pareció sangre y que, con una velocidad inusitada recorrían la piel del ser, gusanos que parecían ser su propia piel.  Se sintió helado. El ser habló y su voz, sacudió hasta el último rincón del interior de Moses Bauer

 

“Imbécil, ¿acaso crees que estás tratando con un mago de quinta categoría? Conmigo reside el poder, el verdadero poder, el poder de lograrlo todo en este mundo. Considérame el dios de este siglo, quién verdaderamente domina al mundo y no ese casero ausente que todos los sábados vas a alabar a la sinagoga y que nunca te ha dado nada. Todo mi poder estará a tu favor, pero debes aceptar el trato que te propongo”. 

 

La opresión dentro de Moses aumentó al grado que empezó a ver borroso. Ya casi no respiraba cuando la enigmática sombra bajó los brazos y el cayó de hinojos a un lado de su escritorio. 

 

Ahora, Moses estaba llorando de terror, temblando de pánico, tirado en el suelo en posición fetal. Empezó a toser y a expulsar sangre. Desde su posición pudo ver al ser que se movía, un instante después, le estaba susurrando algo al oído, pero, nadie estaba a su lado. El susurro de esta grotesca presencia sonó a lamento, a agonía, a ira, a caos, a muerte. Moses estaba a punto de colapsar. 

 

“Pequeño judío, mi pequeña serpiente” dijo el tétrico personaje y continuó: “mira lo frágil que eres; necesitas de mí y si, Moses, estás a punto de morir; por dentro tus pulmones se han hinchado tanto que van a reventar y, de hecho, reventarán en un par de minutos y morirás.

 

¿Puedes sentirlo? Ese pavor es la cercanía de la muerte y te ofrezco librarte de ella así que, como gesto de buena voluntad te digo: Levántate, toma tu inútil humanidad y anda”. 

 

Moses se vió envuelto en una luz enceguecedora, sintió que se movía, pero apenas estaba ubicando hacia donde lo hacía cuando en sus pulmones percibió un calor que iba en aumento. El calor aumentó hasta el grado de que él creyó que su espalda ardería en llamas. Gritó y cerró los ojos.  

 

Cuando los abrió estaba sentado en su silla completamente secó. Tocó su ropa, nada, ni siquiera un rastro de algún olor a humedad. Miró hacia el frente. ¿Todo lo había soñado? No, las cuatro monedas seguían ahí, Cerró los ojos, aspiró y pudo sentirlo, sus pulmones estaban vivos de nuevo, ningún ardor, ningún dolor, ninguna de las sensaciones de los últimos meses. Se sintió fuerte, como nunca y entonces, pensó que todo lo podía, lamentablemente, estaba equivocado.   

  

Soltó una carcajada.  

  

Una voz lo interrumpió. Vio frente a él la silueta de quién ahora sabía era su sanador que se había multiplicado y las muchas siluetas le rodeaban por completo y la voz, provenía de cada una de ellas.  

 

“Bien, ahora ya has comprobado mi poder y sabes que hablo en serio, ¿Qué dices? ¿Aceptas?” 

 

Moses sonrió y dijo con seguridad: “Por supuesto, sería un estúpido si no lo hiciera”. 

 

La voz continuó: 

 

“No podía esperar menos de un gran negociador como tú. Disfruta lo que yo he hecho de ti. Ahora, me despido. Nos veremos pronto Moses Bauer”.  

 

Apresuradamente, Moses levantó la mano y habló para su propia sorpresa con una ansiedad anormal: “Pero espera. Antes de que te vayas, respóndeme, ¿Cómo puedes saber que tendré 5 nietos y todos varones nacidos de mi hijo Mayer? ¿Qué es lo que tú esperas obtener de todo esto? ¿Por qué no lo llevas a cabo tú con el poder que tienes?” 

   

El ser apuntó su dedo hacia él y Moses quedo paralizado. Quiso moverse, pero no pudo hacerlo. Se vio inundado con una nueva ráfaga de terror que lo hizo sudar en segundos. Su corazón empezó a palpitar a una velocidad frenética.  

 

“Siente toda mi furia Moses Bauer, y nunca olvides que puedo darte la vida y te la puedo quitar. Yo tengo mis medios para lograr lo que quiero y el hacer que se engendren cinco varones para mí, es cosa fácil. El cómo hago las cosas, escúchalo bien inmundo ser humano no lo discuto con nadie y la próxima vez que quieras pedirme cuentas, te arrepentirás y sabes que lo digo en serio. Que te baste saber que, lo único que deseo en este momento es colocar la segunda pieza de mi rompecabezas personal y tú me ayudarás a hacerlo”.

 

El macabro ser hizo una pausa y continuó: “Hace 49 años en Inglaterra pude iniciar esta parte de mi plan que hoy, continúa contigo. Es todo lo que debes saber. Suficiente por hoy”. El ser bajó su dedo y Moses Bauer pudo moverse. Busco con su mirada las monedas, las tomó, las sintió, las acarició, sintió un placer que nadie le podría entender. 

 

El sobrenatural ser se carcajeó y volvió a hablar: “Eso es, eso es, siente el dinero, siente el poder, puedes ser lo que quieras, no necesitas a nadie, solo a mí. Hoy empieza tu libertad. Tú y tu simiente se sentarán a la cabeza de todas las mesas y todo gracias a mí. Ah, y algo más. Ese escudo rojo que tienes afuera en tu casa me gusta, es romano, lo sé, fue mi reino de hierro y barro. Pronto yo levantaré de ellos, un imperio que llegará a los cielos. Cambia tu apellido, quiero que, a partir de ahora, todos ustedes sean conocidos como la familia del escudo rojo. Todos los conocerán por siglos. Adiós Moses Bauer”. 

    

“Espera” habló Moses antes de atreverse a lanzar otra pregunta: “¿Cuál es tu nombre?” El ser volvió a carcajearse. Respondió: “¿Por qué me preguntas por mi nombre que es admirable?” Ahora fue Moses quién interrumpió al ser. “Un momento”, dijo, “Esa frase yo la he escuchado, estoy seguro y ahora que lo pienso fue en la sinagoga, en alguna lectura, en algún pasaje de la  Escritura Sagrada”. El ser le respondió: “Que perceptivo eres Moses, así es, estás hablando con alguien admirable y, por cierto, no dejes tu religión, me gusta la religión, mantiene a la gente pensando en ellos mismos, eso me gusta”. 

 

La presencia del ser empezó a desvanecerse. Moses Bauer se puso de pie lo más rápido que pudo y lanzó en un grito una pregunta al vacío: 

 

“Pero ¿Qué es lo que esperas lograr al final?” De todos lados, de cada ángulo de la habitación, una voz plagada de tanta seguridad como poder dijo dejando tras de sí un eco que continuaba aun cuando ya el ser había desaparecido. 

 

“E pluribus unum” 

 

El ahora sano judío percibió entonces que, en un instante, el sonido de la lluvia regresó. Al darse cuenta de ello sintió un nuevo escalofrío. Apretó sus manos y entonces, sintió las monedas y ante esa sensación, el escalofrío se fue. Sonrió. Ahora, todo estaba justo donde él quería. 

 

 

 

3. 

GEORGETOWN, ESTADOS UNIDOS DE AMERICA. VERANO DE 1780 

  

El carruaje avanzaba trabajosamente por la vereda sacudiendo todo en su interior a medida que pasaba sobre los incontables baches del camino y no solo sacudía todo, también hacía brincar al único ocupante de la cabina que soltó un desesperado grito: “Por Dios Santo, ¿que no puede ir más despacio o con más cuidado?”. El conductor lo escuchó, pero prefirió ignorarlo pensando en que, seguramente, en la hacienda encontraría algo de whisky europeo tan escaso en esos días para calentarse un poco. 

 

En la cabina del carruaje Pierre Eugene se acomodó su cabello mientras pensaba en lo bien que le vendría un paseo por la maravillosa Suiza de sus padres, ah, como añoraba los paisajes y, sobre todo, la sobriedad de la gente que, le parecía tan contrastante con la ansiedad de los habitantes de este joven país, pareciera – pensó Pierre Eugene – que piensan que tienen la razón en todo, que son los únicos que tienen la verdad y vaya que pensar de esa manera, es muy peligroso. 

 

De improvisto, sus acogedores pensamientos fueron interrumpidos por un susurro que lo alteró al instante. Hubiera jurado que lo que escuchó fue una voz que sonaba a cualquier cosa menos a algo humano. Le pareció que provenía de todas direcciones e incluso pensó, “¿acaso surgió de mi propio interior?”. Mientras petrificado trataba de poner en orden sus pensamientos, el susurró volvió otra vez: 

 

“E pluribus unum” 

 

Esta vez, Pierre Eugene abrió sus ojos cuan grandes eran, Empezó a sentir una gota de sudor que recorría su espalda y eso lo hizo reaccionar. Horrorizado se asomó hacia el exterior del carruaje por la ventana a su izquierda y miró en todas direcciones. Nada. Solo árboles pasando frenéticamente a su lado mientras a la distancia distinguía los cientos de luciérnagas que iluminaban los campos.  

 

Miró hacia el chofer y vio su espalda. Gritó varias veces: “Hey, hey, hey” pero el conductor parecía sordo. Metió la cabeza nuevamente en el carruaje mientras oía la voz del conductor arengando a los caballos. Se asomó por la otra ventanilla, pero nada en varias millas a la redonda. Miró hacia adelante y le tranquilizó sobremanera ver que se acercaban a la hacienda donde, pudo adivinar por la cantidad de lámparas encendidas que, lo estaban esperando. 

 

Al llegar a la casa principal, Pierre Eugene bajó rápidamente llevando su elegante maleta de piel que había hecho traer por supuesto, de Europa y después de escuchar unas palabras que no entendió de un joven sirviente negro, fue conducido al interior de la casa. Después de pasar por un par de amplias habitaciones llegó a un recibidor que le agradó de inmediato. Pudo apreciar clase y formalidad en la decoración e interiormente lo apreció ya que se había cansado de lidiar con generales y soldados aparentando ser lo que para él nunca serían, pero aquí parecía que la apariencia y la realidad iban de la mano. 

 

Mr. Pierre Eugene du Simitiere” lo recibió una voz a la que él devolvió una sonrisa mientras extendía la mano para saludar esperando esos enérgicos apretones de manos que le parecían tan excesivos como incómodos. “Mr. Thomas Jefferson” - respondió Pierre Eugene - sintiendo la esperada presión en la mano. 

 

“Pase, siéntese por favor. Estoy ansioso de que platiquemos de lo que nos ha traído”. 

 

Ambos hombres se sentaron en torno a una mesa ovalada con una superficie de mármol enmarcada en exquisitos adornos victorianos de color dorado. El anfitrión le dirigió a Pierre Eugene una sonrisa buscando con ello hacerlo sentir más cómodo. Luego de ello, habló: 

13

 

 

Mr. Simitiere. Antes que nada, estoy profundamente agradecido que haya aceptado el venir hasta acá en medio del calor del verano, pero, su servidor, Mr. Franklin y Mr. Adams creemos que hay ciertas cosas que es mejor discutirlas lejos de oídos incómodos. Estoy seguro de que usted me entiende. El proceso de formar un país es más complejo de lo que parece y nuestro encargo mucho nos ayudará a poder unificar lo que ahora parece desunido”. 

 

“Agradezco su confianza” – replicó Pierre Eugene – “y por supuesto que cuentan con mi discreción. Tengo ya los primeros bocetos, pero, estaba pensando para enriquecer el diseño, el poder hacer un par de viajes en lo que resta de la semana para poder entrevistarme con algunas personas de los tres comités para tener alguna opinión más y que el diseño final sea…”. 

 

Jefferson no le permitió terminar. 

 

Mr. Simitiere. No creo que haya necesidad de ello. Los comités solo están ahí para aprobar lo que nosotros tres consideramos prioritario. No se preocupe por ellos. Los comités son simplemente una necesaria imagen de democracia que este país en pañales necesita”. Jefferson cerró sus palabras con una sonrisa amable pero que no dejaba lugar a dudas de que no iba a aceptar una opinión diferente. 

 

“Qué rápido hacen política a la europea estos hombres” – pensó Pierre Eugene – y habló nuevamente: “Entiendo Mr. Jefferson y haremos las cosas como usted lo indica. Así que, quisiera platicarle de como fui visualizando las indicaciones que me dieron hace un par de semanas en las oficinas del comandante Washington de las cuales lo primero que hice…” 

 

Jefferson nuevamente le interrumpió y, mientas lo hacía, Pierre Eugene pensó: “Dios mío, sí con esta impulsividad esta gente va a gobernar no quiero ser su gobernado. Van a acabar con todo más tarde o más temprano”. 

 

“No se preocupe por el comandante Mr. Simitiere, él tiene toda su confianza en nosotros. Somos por así decirlo, su triada favorita. Lo que nos importa a todos es que la imagen del gran sello de estos nacientes Estados Unidos tenga una clara idea acerca de la gran nación que queremos construir en base al conocimiento y la dirección del gran arquitecto de todo. Seamos sinceros, Mr. Simitiere, para nadie es un secreto que, la mayoría de los políticos de este país somos masones. En el congreso, 50 de los 55 congresistas lo son, incluido yo y estamos seguros de que, la fuente que nos da el conocimiento de las cosas es la mejor guía para construir esta nación. Cada quién puede creer lo que quiere, finalmente, todos confiamos en Dios de una manera u otra, pero, el gran sello debe manifestar ese ascenso hacia la sabiduría que nos está moviendo a seguir las ideas de…” 

 

Ahora, fue el turno de Jefferson de ser interrumpido. 

   

Sin que mediara un instante, las puertas de acceso al recibidor se abrieron de par en par mientras un viento que parecía proceder del techo cayó sobre cada una de las velas apagándolas al instante.

 

A pesar de ello, Pierre Eugene lo notó; una luminosidad mortecina de color rojo que le hizo pensar de inmediato en la muerte se adueñó de la habitación y de las emociones de ambos hombres que voltearon a ver las ventanas que, en una perfecta sincronía se fueron cerrando una detrás de otra. 

 

“¿Las ideas de quién?” Preguntó una voz. 

 

Al instante, Pierre Eugene y Jefferson voltearon hacia la puerta a tiempo para ver materializarse una figura, una presencia. De la nada, rasgos y vestiduras, piel e indumentaria estaban ante ellos. En el umbral de la puerta, de pie, Pierre Eugene vio a un hombre que sin duda no era más alto que ellos, pero, había algo en él que lo hacía indescriptible. No era el cabello recortado a la moda, no era el hecho de que en su totalidad estuviera vestido en una tela color negro que destellaba reflejos, pero ¿de qué fuente de luz?, no eran sus rasgos firmes que transmitían un carácter a prueba de todo que le hacía parecer uno de aquellos soldados prusianos que en el fragor de la batalla se mantenían sin perder un ápice de aplomo y que Pierre Eugene conocía bien, íntimamente bien, no, no era todo eso, era como te hacía sentir. 

 

Ante el inesperado visitante ambos hombres se sintieron desarmados, indefensos, insignificantes; era como si él pudiera percibir lo que pensaban, como si incluso pudiera saber por anticipado que músculo del cuerpo iban a mover. 

  

Pierre Eugene una vez más quedó petrificado como quedó dentro del carruaje antes de llegar a la casa de Jefferson y entonces ahora sí, fue un miedo como nunca lo había sentido lo que se apoderó de él. Instintivamente cerró los ojos; aspiró con dificultad. No fueron cientos, fueron miles las imágenes y sensaciones que percibió aún con los ojos cerrados. Ninguna de ellas fue buena.  

 

El repentino invitado avanzó ignorando por completo a Pierre Eugene y con la mirada clavada en Jefferson, avanzó sin dejar de mirarlo. Pierre Eugene se dio cuenta que Jefferson se puso de pie temblando y se preguntó por qué, pero, en ese momento cayó en la cuenta de que él, estaba temblando también. Jefferson solo pudo susurrar: 

 

Profesor, no lo esperaba esta noche, no lo había visto desde la redacción de la nueva constitución que, sin sus aportaciones, por supuesto, no hubiese podido ser redactada…” 

 

En ese momento, el Profesor sonrió y la sonrisa congeló a Jefferson que no pudo continuar hablando. Era una sonrisa que provocaba desesperación, angustia. Daba la impresión de que detrás de esa sonrisa podría esconderse cualquier cosa. Jefferson estaba pálido como la cera, mudo. El Profesor volvió a hablar y lo hizo pausadamente con la forma que hablan aquellos que saben que tienen el control de la situación. 

 

“¿Las ideas de quién mi querido Thomas? ¿Ibas a decir que están siguiendo las ideas de los ilustrados europeos y que las refinaron hasta el grado de concebir a la mejor democracia que el mundo conocerá? ¡Por favor! Te estás sobrevalorando demasiado y tú lo sabes bien. Nunca olvides que están gobernando un barco donde otra mano está sobre el timón”,

 

Jefferson sentado intentó replicar queriendo parecer firme: “Profesor, a pesar de su altísima importancia, y a pesar de ser la mano derecha del comandante creo que, debe dar crédito a quiénes…” 

 

Nuevamente fue interrumpido. Pero esta vez no solo fue eso. 

 

El Profesor sin dejar de mirar a Jefferson apuntó con su mano a su rostro y este, quedo en silencio mientras su cuerpo se puso rígido como una piedra algo que sobrecogió a Pierre Eugene. Como si fuera un muñeco de trapo, el cuerpo de Jefferson fue lanzado hacia atrás hasta quedar prácticamente adherido a la silla donde estaba sentado. La voz del Profesor empezó a sonar nuevamente. En el instante que lo hizo, todos los objetos de la habitación exceptuando los asientos de Jefferson y Pierre Eugene se levantaron por los aires y así, detenidos en el aire explotaron en mil pedazos los cuales a su vez explotaron en mil pedazos más, pero, como si lo hicieran moviéndose lentamente, en otro espacio, en otra dimensión. 

 

Los tres hombres quedaron envueltos en una atmósfera plagada de partículas que lentamente se movían alrededor de ellos, nada existía, todo había sido destruido. Esto, hizo que Pierre Eugene sintiera con claridad que no había podido retener algo de orina, pero, no hizo un solo movimiento al respecto. No podía dejar de mirar al Profesor

 

Nunca lo había visto pero, las historias que contaban de él eran tan numerosas como increíbles, tanto que pensó que eran una leyenda, algo nacido de la superstición, como las menciones del conde de San Germán que corrían por las clases altas de Europa y de las que tan frecuentemente se había burlado. 

 

En este instante, estaba comprobando que “El profesor” era real, ¿o tal vez, él mismo era el conde de San Germán? 

 

En medio de estos pensamientos y a pesar de que “El profesor” no le miraba, Pierre Eugene se sentía paralizado por su sola presencia que le transmitía una sensación de caos y maldad, pero, sobre todo, destrucción. Volvió a perder control sobre su orina. 

 

Como si se dirigiera a él, escuchó la voz del profesor.  

  

“Inútil mortal, no tienes la más mínima idea de quién es la mano derecha de quién. No vine a pedir opiniones, no vine a discutir nada contigo. Solo debes saber que, tendrás tu gran sello y tú y tus amigos masones quedarán satisfechos. Su sueño será impulsado porque es el fundamento de algo que necesitaré más tarde. Si, serán conocidos como la democracia más grande del mundo y la más poderosa porque, después de todo, como planean poner en su billete, en Dios confiamos, ¿no es así?” 

 

El Profesor soltó una carcajada que hizo eco con notas de terror en el interior de Pierre Eugene que, ante ese ruido espantoso, se puso las manos cubriendo sus orejas, pero, aun así, la carcajada continuó sonando en lo más profundo de su ser.

 

 

El profesor continuó hablando mientras el corazón de Pierre Eugene parecía estallar y Jefferson seguía inmóvil como si ya no hubiera vida en él. 

 

“Sean felices en sus miserables mundos donde se les permitirá ser pálidos reyes. Tú, Jefferson, paladín de la justicia y defensor de la libertad, ¿cómo llamaste a la esclavitud? Ah sí, “crimen abominable”, sigue con tus 600 esclavos en Virginia. Yo y solo yo he decidido que nadie te moleste y, por cierto, lindo el quinto hijo que tuviste con tu esclava la que a pesar de darte placer no le quitas las cadenas. Esa hipocresía tuya me gusta, es más, creo que fundadores hipócritas como tú, me darán el hipócrita país que necesito y, como muestra de buena voluntad de que tu insolencia de hoy no será tomada en cuenta, serás presidente de este país. Prepárate. 

 

Sin chistar, el Profesor continuó:  

 

“Quiero que en este lugar y hacia el oeste construyan la capital de este país y, le podrán como nombre el mismo apellido del comandante: Washington. Ese será su premio. La posteridad lo pondrá muy en alto. Es un premio a su soberbia la que, por cierto, es un arma infalible. Que siga Washington con sus 13 sirvientes negros en casa a los que trata como animales. Y, sobre todo, que te quede claro que quiero un billete para este país. Usarás a este hombre para que te ayude a diseñarlo usando los cuatro bocetos que yo sé que él tiene en su maletín. Y, tranquilo, puedes ponerle a ese papel todo lo masónico que quieras, pero, para mí deberás colocar una frase que, deseo quede a la vista de todos”. 

 

El profesor se acercó a centímetros de la cara de Jefferson y Pierre Eugene pudo ver como de su boca salía un vapor extraño de color amarillento con olor a sulfuro que, empezó a partir de ese momento a invadir toda la habitación. 

 

El profesor preguntó a Jefferson

 

“¿He sido lo suficientemente claro?” 

 

Un Jefferson que comenzaba a sangrar de la nariz asintió con dificultad. 


“Bien, muy bien” continuó el profesor, hemos sido claros. Entonces se dirigió a mirar a Pierre Eugene después de dar un vistazo a su entrepierna. 

 

“Mi querido aprendiz de dibujante y filosofo. Está usted presenciando un momento histórico y también usted será recompensado. A manos llenas tendrá esas diversiones que le gustan en Suiza donde le gusta buscar niños que, con sus lenguas le quiten de la piel eso que, veo, ha usted expulsado, pero, tranquilo, yo no juzgo al hombre. Creo en el hombre. Considéreme de hecho, el más grande de los humanistas”. 

 

El profesor empezó a levantarse, pero, volvió a mirar a Pierre Eugene que seguía petrificado. 

 

“Ah y, por cierto, si me está usted relacionando en su mente con el conde de San Germán, le ahorro el trabajo. Él es, por decirlo así, un conveniente disfraz”. 

 

El profesor se terminó de levantar y caminó hacia la puerta. Al ir avanzando todas las cosas pulverizadas volvieron a integrarse y reaparecer justo en el sitio donde estaban antes de que él llegara. La opresión que mantenía atados a los hombres desapareció. Respirando con dificultad, Jefferson miró al hombre que se retiraba y le gritó desesperado: 

 

Profesor, la frase, ¿Cuál es la frase que quiere en el billete de la nación?” 

 

Sin voltear, el misterioso hombre que al caminar parecía ahora que flotaba habló y su voz se escuchó tan clara como si estuviera frente a ellos: 

 

“Pregúntele a Pierre Eugene de Simitiere, él sabe cuál es. Es la celebración de los tres fundamentos sobre los cuales haré lo que nadie ha logrado”. 

 

El hombre, jurarían ellos más tarde, se evaporó en el umbral mientras por todos lados se escucharon frenéticos ladridos y chillidos de perros que, se adivinaba huían despavoridos en todas direcciones. 

                         


 

 

CAPITULO 2.  
Nuevo Orden de los Siglos

  

 

1. 

UN REPORTAJE QUE SE VOLVIO UN EPITAFIO 

  

Henri observó la hora que su reloj de pulsera marcaba. 12.15am. Pensó: “Nuevamente la madrugada será mi compañera” y todo parecía indicar que así sería. Lo que debía escribir podía esperar, el diario para el que trabajaba se lo había solicitado para dentro de una semana, pero él, no podía esperar. Miró hacia la ventana y a lo lejos pudo observar la iluminada silueta de la Torre Eiffel. Cuánto simbolizaba para su país esa estructura. Suspiró y ahora pensó: “Cuánto simboliza para el mundo lo que acaba de ocurrir el día de hoy. Las cosas ya no volverán a ser iguales, lo sé y todos tienen que saberlo”. 

 

Sin dejar de mirar la torre a la distancia, levantó su taza de café y le dio un sorbo. Que agradable le resultó, pero, seguramente sería más agradable mezclado con una pequeña porción de vino así que, abrió el estante a su derecha, extrajo la botella de vino y vació un poco del contenido en su taza. Volvió a beber de ella y, volvió a suspirar; ahora sí, era el café perfecto. 

 

Henri se acomodó en su silla y se dispuso a escribir en su máquina mecánica que ya había puesto lista de antemano. Miró hacia la superficie blanca del techo de su habitación buscando las ideas que necesitaba. Las encontró y comenzó a teclear: 

 

“Editorial Le Figaro 

Henri Allo 

Julio 23 1944 

 

Saludemos a una nueva era.  

 

El día de ayer en Bretton Woods, New Hampshire en los Estados Unidos de América finalizaron las conferencias monetarias y financieras de las Naciones Unidas que nos dejan algo que a partir de hoy conoceremos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Al respecto, si nos dejamos ir por las opiniones de los participantes estamos prácticamente en un paraíso económico donde estas dos instituciones ayudarán al libre comercio, facilitarán recursos e impulsarán la economía en todos los sentidos.

 

La realidad es que todo esto es pura basura propagandista. Saludemos a una nueva era, pero, no de abundancia sino de algo que de solo pensarlo debería atemorizarnos a todos. 

 

La derrota del Tercer Reich parece inevitable a corto plazo. Francia está aún lamiendo las heridas de la ocupación, pero, el poder del Eje parece que está menguando. Cuando está guerra termine, sin importar quién sea el ganador, Europa estará en ruinas y Bretton Woods por anticipado acaba de dar a conocer al ganador de todo.

 

Saludemos a una nueva era. 

 

Damas y caballeros, saludemos de pie al surgimiento del impero económico más grande que se vaya a conocer. 

  

El dólar ha sido declarado la moneda mundial de comercio así que, a partir de hoy, los países no solamente deberemos tener oro en nuestras reservas o cualquier otro material precioso sino también dólares, así que, si queremos hacer comercio en el mundo, tendremos que comprar dólares y quién los tenga nos los va a vender así que, simple oferta y demanda señores; el valor del dólar subirá y por lógica, será la moneda más fuerte, y el país que lo produce se volverá un país riquísimo. Estamos hablando de no millones, sino billones de dólares generados directo al Producto Interno Bruto. Ese privilegiado país controlará el comercio y sancionará como quiera a quién se oponga a su voluntad. ¿Pueden saber amables lectores de este artículo de que país estamos hablando? 

 

¿Por qué estas reuniones se hicieron en medio de la guerra? ¿Y si la Alemania nazi gana en Europa? Los planes de Bretton Woods se vendrían abajo o, ¿es que acaso alguien en Bretton Woods ya sabe quién será el ganador de esta contienda y antes de que termine, está apostando al gran ganador? 

 

¿Algo de lo que escribo han escuchado que diga alguno de los participantes en las conferencias? No, ¿verdad? ¿Y saben por qué? Porque esas son las letras pequeñas del contrato, esas que, al paso del tiempo nos perjudicarán a todos. 

 

El mundo se ha rendido a los pies de los Estados Unidos de América. Saludemos al que a partir de ahora se volverá el país más poderoso del mundo. Invito a mis hermanos europeos a que, como el Colón de antaño, viajen a la América en donde nos esperan 40 o 50 años de abundancia como nunca la hemos visto pero, valdría la pena preguntarnos ¿Cuál es el costo de esta nueva era? ¿A quién le pertenece el Fondo Monetario Internacional? ¿A quién pertenece el Banco Mundial? Recordemos que, esas dos instituciones son privadas no públicas así que, en las sombras, los dueños de esas instituciones serán nuestros dueños y, fuentes muy allegadas a mí me afirman que, los dueños son las familias más acaudaladas del mundo las cuales desde hace 200 o 250 años han tejido esta trama que hoy llega a su fin. Una trama de riqueza incomparable para ellos y de desgracia económica global para el resto de nosotros. 

 

Pero, yo veo algo más grande aún. Lo que ayer se decidió en Bretton Woods provocará que, los más ricos del mundo vayan poco a poco recibiendo la transferencia de la riqueza de todos nosotros, esto, provocará el surgimiento de Estados Corporativos donde serán las empresas y sus dueños quiénes gobiernen sobre todo y sobre todos. Empecemos a despedirnos del poder político.

 

No desaparecerá, pero, pasara a segundo término, dominado por el capital y la especulación de quiénes hoy nos demuestran que quieren todas las rebanadas del pastel solo para ellos. 

 

¿Y qué haremos los ciudadanos de a pie? En este momento, no lo veo con claridad, pero, con claridad si puedo ver al mundo entero disfrutando de su riqueza tan artificial como temporal. Todos nos volveremos esclavos de las corporaciones que encontrarán la manera de esclavizarnos por medio de la deuda la cual compraremos y comeremos gustosos hasta reventar. 

 

¿Tiene un fin esta nueva era que acaba de nacer? Yo creo que sí. Vamos hacia lo que los diseñadores del billete de dólar tenían contemplado desde hace cientos de años y que hoy lo consiguen. Vamos hacia el establecimiento, como dice el reverso del billete emblema de esta nueva era, la era del dólar, vamos hacia un Novus Ordo Seclorum”, un Nuevo Orden de los Siglos.  

 

Pero esto, no se detiene ahí…” 

 

Henri escribía frenéticamente sin querer detenerse. Ya se había dado cuenta de 3 errores que había cometido presionando las teclas, pero, se molestaría en corregirlos después. 

  

Estaba tan ensimismado en el final del artículo para la editorial de su diario que no se dió cuenta de cómo sigilosamente dos siluetas lentamente se acercaban hacia él.   

 

Una retrataba a un hombre en extremo corpulento y la otra a un hombre de una complexión más pequeña pero no por ello menos intimidante. El hombre corpulento, extrajo del interior de sus ropas una pistola tipo escuadra alemana y la fue levantando lentamente apuntándola a la nuca de Henri mientras, los dos hombres no dejaban de acercarse a él. 

 

A escasos centímetros de Henri, se detuvieron. Él seguía escribiendo. No se había dado cuenta de nada. El hombre corpulento puso mayor firmeza en su mano y, sin que mediara duda alguna o cambio en el gesto de su rostro, disparó. Al instante, el cuerpo de Henri cayó de bruces sobre el teclado mientras pedazos de masa encefálica y sangre salpicaban alrededor de la máquina de escribir, la mesa y la hoja de papel donde Henri había estado trabajando. 

 

El hombre corpulento recogió su arma y la guardó mientras el otro hombre extendió su mano para poder sacar la ensangrentada hoja de la máquina de escribir. La sostuvo con algunos de sus dedos frente a sus ojos teniendo el cuidado de no ensuciarse sus manos elegantemente enguantadas y procedió a leer. 

 

“Pero esto, no se detiene ahí… Si las cosas se mueven como he señalado, veremos el surgimiento de los imperios económicos más poderosos que se hayan conocido lo que sin lugar a dudas aumentará la pobreza a un grado inimaginable. Contemplaremos la desaparición de la llamada clase media si es que alguna vez esta existió y todos, seremos habitantes del reino de la pobreza desde donde veremos cómo el mundo será repartido en estados que no se limitarán por fronteras, hablo de paraestados con economía libre que sin duda buscarán como siguiente paso establecer un Único…” 


“Indudablemente, nuestro buen amigo Henri tenía una buena claridad de pensamientos. No veo falla en sus argumentos excepto porque estas ideas no era el momento de que se dieran a conocer. Es una lástima perder a alguien que podría haber sido muy útil”.

Desde atrás, el corpulento hombre le dijo al que acababa de leer: “Vamos André, siempre es lo mismo contigo, debemos irnos, no tardará alguien en avisar al ejército, policía o lo que se encuentre cerca. Con un demonio, deja tus pensamientos para otra ocasión”.

Sin voltear siguiera, André empezó a hablar mientras soltaba lentamente la hoja que había acabado de leer: “Mi querido Jules, no veo el motivo por el cual debamos preocuparnos. Todo está bajo control. De hecho, nadie siquiera escuchó el disparo. Asómate por la ventana, verás que las personas que vimos hurgando en la basura cuando llegamos siguen ahí buscando ratas para comer.

Es más, piensa un poco en medio de tu emoción y te darás cuenta de que, cuando disparaste, tu arma no emitió sonido alguno”. Jules se quedó inmóvil pensando que, lo que le había dicho André era cierto. Pensó: “Algo no anda bien”. Quiso hablar, pero, aunque su mente producía ideas, su boca no pudo articular ninguna palabra.

André volvió a hablar, pero, esta vez, su voz sonó completamente diferente, no era grave y parsimoniosa como de costumbre; ahora, era gruesa, sin tonos definibles, escabrosa, como si no fuera de este mundo. Una voz que le atravesaba completamente, como si pudiera indagar en su interior.

“No hay motivos para preocuparnos Jules a menos que si los tengamos y creo que tú, los tienes”.

Jules volteó a ver a André y lo que vio, lo dejó petrificado.

Donde debía estar el rostro de su cómplice solo vio una masa negra de carne con algo parecido a ojos y boca, sin nariz y, esa carne negra aparecía cruzada por innumerables líneas de lo que parecía ser carne viva. Jules salivó de inmediato y pudo con esfuerzo articular unas palabras: “Tú no eres André”.

Lo que fuera que tenía frente a él lo ignoró y continuó hablando: “¿Creías que no íbamos a saber que a esa amante rusa tuya le has estado contando sobre todas las personas a quienes hemos estado matando? Imbécil francés, que patético eres; arriesgar tu vida dándole esa información a una mujer que crees es solo tuya cuando en este mismo momento está teniendo sexo con un general de la armada francesa, perdón, que hasta hace unos momentos estaba teniendo sexo.”

Jules intentó reaccionar. Con la mano derecha sacó su arma pretendiendo apuntar a, eso, pero a medio camino con el arma en la mano el brazo se le paralizó. Intentó entonces levantar el brazo izquierdo para alcanzar el rostro del ser que ahora lo veía con un odio infinito y para su alarma, su brazo quedo petrificado también. Jules sintió como todo su cuerpo rígido empezaba lentamente a levantarse en el aire hasta quedar únicamente tocando el suelo con la punta de sus zapatos.

 

De momento, a la altura de su muñeca derecha, los huesos se le rompieron doblando en 60 grados hacia atrás la mano que aún sostenía la pistola. No fue un grito, fue un verdadero aullido de dolor lo que salió de la garganta de Jules y, cuando empezaba a callarse, la muñeca de su otro brazo se rompió el mismo ángulo en la dirección opuesta y, los aullidos de dolor volvieron. 

 

Lo que antes creía que era André se dio vuelta y caminó hacia la salida. Mientras lo hacía lentamente, le dijo al petrificado Jules: “Un soplón francés seducido, otro soplón negociando con los americanos que no ven más allá de sus narices, un escritor que escribió su propio epitafio ah, y no olvidemos a la doble amante rusa que lamentablemente no acaba de tener una muerte tan rápida como la tuya. Increíble noche”. 

 

Jules dijo con la voz entrecortada: “Maldito…” No pudo continuar. 

 

En la puerta del pequeño departamento André se detuvo, volteó hacia donde Jules estaba petrificado y prácticamente mutilado y dijo: "Qué fácil historia para la policía, un ladrón que fue golpeado por un periodista en defensa propia pero que no evitó que le disparará y, en el forcejeo, voltearon esa oxidada chimenea de carbón que incendió todo el departamento en medio de un fuego abrasador, un fuego abrasador…". 

 

Lo que fuera ese ser repitió dos veces más la misma frase: "fuego abrasador" pero, esta ocasión lo hizo mirando a la lejanía por la ventana a la torre Eiffel, habló como si encontrará algo en su interior que lo atormentará. Después de unos segundos salió de su letargo y continuó hablando: "Por cierto" – se buscó algo en los bolsillos – "¿Dónde están mis fósforos? Ah sí, ya recuerdo" y mientras volteaba a ver a Jules con una sonrisa escalofriante remató: "No los necesito". 

 

De en medio del cuerpo del sufriente Jules, apareció una llama que lo envolvió por completo sin que pudiera moverse. El fuego salpico la mesa donde reposaba el cuerpo de Henri, las paredes, la alfombra, todo. En segundos, el departamento entero estaba envuelto en llamas mientras en el aire, el cuerpo de Jules se retorcía mientras sus globos oculares reventaban y él moría en medio del olor de su propia carne carbonizada.

 

André había desaparecido

 

 

2. 

RICHARD ES PRESCINDIBLE 

  

Michael Debt II no podía apartar la mirada de su televisor. Parecía como hipnotizado. Lo que estaba mirando le hacía entender muchas cosas. A su lado, su hijo Michael Debt III de apenas 12 años miraba también fijamente la pantalla, aunque en su caso, no entendía absolutamente nada.  

  

En el televisor, la imagen del presidente Richard Nixon ocupaba todo el cuadro. Mirando directamente a la cámara y, ocasionalmente bajando su mirada hacia lo que claramente era un guion escrito que leía, hablaba al pueblo de los Estados Unidos de América con una mirada que intentaba transmitir seguridad, pero que, al menos a Debt, le transmitía precisamente lo contrario.

  

Profesor con doctorado en economía por la universidad de Harvad y formador de un par de premios nobel en la universidad de Princeton donde impartía cátedra, tenía la suficiente experiencia en el trato con las personas de los más altos niveles para determinar de inmediato cuando alguna de ellas no estaba siendo sincera y el presidente, sin duda, ocultaba algo y, Debt estaba seguro de que sabía lo que era. 

 

Nixon terminó su discurso y la pantalla de la televisión se llenó con el letrero que advertía la próxima llegada de los anuncios comerciales. Debt apagó la televisión de manera brusca. Ya sabía lo que seguiría. Un grupo de economistas de tercer nivel uno de los cuales fue su alumno y que por cierto no acreditó su materia, aparecerían en un panel para dar su aprobación a lo que el presidente había acabado de anunciar y por supuesto, dirían a los televidentes que, siendo las medidas anunciadas las mejores posibles no tendrían nada de qué preocuparse. 

 

Dirían que el rumbo del país era seguro y que los Estados Unidos de América seguían a la cabeza del mundo libre y mencionarían la terrorífica amenaza que representaba la Unión Soviética porque claro, en tiempos de guerra fría siempre había que recurrir a mencionar a los maléficos soviéticos que según el discurso recurrente al parecer solo vivían para destruir toda la bondad, justicia y democracia que se producía en los Estados Unidos de América. 

 

“Solo mentiras” pensó Debt.   

 

Él mejor que nadie sabía que todos los periodistas y economistas del panel estaban en la nómina de Nixon (y vaya que era una nómina grande) por lo que, solo dirían lo que Nixon ordenara, pero ¿realmente era Nixon la mano detrás de todo? Debt estaba seguro de que no por lo que, dando vuelta a mil pensamientos se levantó y empezó a caminar dando vueltas por la enorme y lujosa sala de su casa mientras su hijo lo veía ir y venir frenéticamente sin intentarlo interrumpir. 

 

Después de varias vueltas, se dirigió hacia el comedor en la habitación contigua y tomó de la superficie de la mesa importada de Europa un diario. Lo miró y exclamó con un volumen de voz tan alto que lo que dijo se pudo oír al menos en toda la planta baja de su casa: “Michael, recuerda bien esta fecha, hijo mío, 15 de agosto de 1971.  

 

Lo que acabamos de ver es historia económica de esa que lo cambiará todo, pero, estoy seguro de que también hay muchas otras historias detrás ¿me entiendes?” 

 

El pequeño Michael – que no había dejado de ver a su padre – le respondió con cierto temor ya que le preocupaba en sobremanera no parecer inteligente ante un padre que él miraba con admiración por lo que, intentaba imitarle en todo: “Si papá, entiendo, pero, el presidente dijo una palabra que era, ¿cómo dijo? Convertibilidad y no sé qué puede significar” 

 

El padre de Michael empezó a hablar dirigiéndose a su hijo mientras empezaba a caminar de regreso a la sala: “Ah, no te preocupes por esa palabra, lo único que debes saber hijo, es que, a partir del día de hoy, cada billete que tenemos en este país no valdrá nada. Hasta el día de ayer, cada billete podía ser convertido en oro, pero ya no más así que, solo vale porque queremos creer que vale.

 

Sobre eso he estado investigando los últimos 10 años ¿recuerdas que te lo dije? Y todo se ha cumplido tal y como lo he señalado y todo lo demás que he avisado que pasará, se cumplirá y debemos estar preparados ¿sabes por qué?” 

  

Cuando el pequeño Michael estaba por contestar, irrumpió la escena la esposa de Debt, Ginny bajando las escaleras buscando el rostro de su esposo mientras decía: “Pero querido, que es lo que te pasa, escuche tu voz muy alta y…” 

  

Antes de que pudiera continuar, sonó el teléfono en el recibidor y Michael, haciendo una seña de silencio con los dedos a su esposa e hijo se dirigió al teléfono y contestó: 

 

“Hola, Habla Michael. ¿Decano Smith? Justo ahora pensaba en llamarle. ¿Ha visto la transmisión de Nixon? Se lo advertí en el trabajo que le entregué en el campus recién la semana pasada y, si observó las gráficas que agrego y el análisis de los reportes de la Reserva Federal de los últimos años se dará cuenta que, solo se está cumpliendo lo que advertí y, por supuesto, tal como lo escribí, Nixon abandonaría el patrón oro y lo que advierto que pasará sucederá a continuación. Tenemos que mirar a Arabia Saudita de cerca y, además tenemos que advertir masivamente lo que viene o como señalo, todo se vendrá abajo. Estoy seguro de que, gracias a su apoyo, podremos publicar el trabajo lo más pronto posible porque, tenemos que señalar a las familias que están a punto de iniciar su plan que yo sospecho y que finalmente…” 

 

Michael no pudo terminar. El decano Smith le interrumpió de manera brusca, pero con una voz quebrada. Al escucharlo, al instante, Michael supo que algo no andaba bien. 

  

“Escucha Michael” – apuntó el decano Smith – “guarda silencio y escucha atentamente. Tengo muy poco tiempo. Me estoy arriesgando. Ese trabajo tuyo es más peligroso de lo que imaginas. No tienes idea, o mejor dicho tienes la mejor idea de lo que está pasando, pero esto, no le conviene a muchas personas que se sepa. Tu trabajo no será publicado. Lo he entregado. Tuve que hacerlo. No tienes ni idea de lo que está pasando. Te estimo Michael y eres el mejor sin duda en Princeton para hablar de economía, pero, tocaste el corazón de una bestia demasiado peligrosa. No puedo decirte como, pero, se han encontrado tus huellas dactilares en el dormitorio del campus donde han aparecido los cuerpos desnudos de dos alumnas que tienen tus muestras de semen. Yo sé que no fuiste tú, lo sé, pero ha pasado y el FBI va por ti. Te quieren silenciar, No se los permitas, por favor, huye lo más rápido que puedas. Si quieres yo, puedo…” 

 

El decano no pudo continuar. 

 

Michael escuchó como de imprevisto, la voz del decano empezó a apagarse porque claramente se estaba ahogando, pero ahogándose con su propia sangre.  

 

Unos segundos después, Michael escuchó una voz por el auricular que se dirigió a él, Nunca había escuchado una voz como esa, era escalofriante. Le cimbró por dentro, sacudió todos sus sentidos. Michael quedó paralizado. 

 

“Profesor Michael, algo le faltó decir al decano. Sus huellas dactilares también están en esta oficina donde usted lo asesinó porque él planeaba denunciarlo por la violación y el asesinato de dos alumnas en el campus. ¿Quién diría que una persona como usted resultara ser un asesino serial?”


La voz lanzó un espantoso ruido a manera de carcajada y remató: “Novus Ordo Seclorum”. Colgó. 

 

Michael sin poderse mover soltó el auricular de su teléfono el cual quedó colgando a su lado derecho. Sus ojos estaban desorbitados y el color de su piel se había tornado blanco, casi transparente. Su esposa lo notó de inmediato. 

 

“Michael, Michael, ¿Qué te pasa? ¿Quién era?” gritó Ginny. 

 

Michael salió de su letargo para mirarla con miedo, con terror. No podía sacarse de la cabeza la voz que había escuchado al final de su conversación telefónica. Solo atinó a decir: 

 

“Ginny, algo acaba de suceder” 

 

Antes de que su esposa pudiera preguntarle algo más o Michael responder, a lo lejos, se escuchó el sonido de lo que se adivinaba una multitud de patrullas de policía que cada vez se hacía más fuerte. 

  

  

************************************************  

  

Mark Felt pulsó el botón del gran auricular que tenía sobre su escritorio y hablo: “Por favor, que nadie me moleste por las próximas dos horas. Tengo algo urgente que resolver.” La respuesta llegó casi de inmediato: “Si señor” de parte de su secretaria. 

 

Felt se levantó de su enorme escritorio y se inclinó hacia adelante apoyando las palmas de sus manos en él. Pretendía, como buen investigador, mirar toda la evidencia escrita que había extendido para poder tener una idea clara de lo que estaba pasando, pero, en su caso, más bien era para volver a sopesar una evidencia que era irrefutable. 

 

El robo de tres semanas atrás en las oficinas del Partido Demócrata en el complejo Watergate no era tal cosa. Era innegable que los supuestos “ladrones” estaban ligados al Comité para la Reelección del presidente y al Partido Republicano. Hace unos minutos había recibido la confirmación de que lo que era un secreto a voces. El presidente Nixon tenía en su oficina todo un sistema de grabación de conversaciones en cinta y, en muchas de ellas, él confirmaba que estaba espiando a sus adversarios. La presión de la decisión de Nixon de acabar con los acuerdos de Bretton Woods de manera unilateral no se había apagado aún y ahora esto. Felt sabía que, este escándalo si se daba a conocer públicamente, acabaría con el senado formando un comité para investigar al presidente y Felt no lo dudaba, el presidente podría ser destituido. Toda la evidencia ante él y, un único camino a donde esta conducía, pero, la pregunta más importante que Felt debía contestar no era: “¿Por qué?” o “¿Cómo?” sino: “¿Qué debo hacer?”. 

 

Volvió a sentarse. Frente a él estaba la placa que, permitía a todos los que entraban a su oficina ver su nombre y cargo. Nuevos pensamientos vinieron a él: “Cómo extraño a Edgar Hoover. Él sabría qué hacer. Hace un poco más de seis meses que se fue y no sé si las cosas podrán volver a marchar bien. Y, sobre todo, esa incomodidad que sentía con Nixon. Él era el segundo del FBI, él era el sucesor de Hoover, era el relevo natural pero no, Nixon salió con la “brillante idea” de poner al frente del FBI al fiscal general adjunto Patrick Gray que nadie quería y que él siempre había cuestionado. No podía llevarle a él toda esta evidencia. Gray seguramente protegería a Nixon y él, a la larga terminaría renunciando. Eso, no tenía nada de justo, no lo merecía y no estaba dispuesto a aceptarlo”. 

 

Ahora Mark Felt se debatía entre la presentación de la verdad que su profesión obligaba o la fidelidad a un sistema y a una persona que no habían sido recíprocos con él. No sabía qué hacer. 

 

Mientras meditaba en esto, Felt percibió nuevos pensamientos que claramente identificó que no le pertenecían. Era como si una voz hablara dentro de su interior. La percibía claramente ajena a lo que estaba pensando, pero, no podía contenerla. Era como si al sentir toda esa rabia en su interior por el maltrato dentro de su organización le hubiera abierto una puerta a otras cosas que antes ni siquiera se hubiera planteado. 

 

La voz resonó con claridad en su interior: 

 

“Cuánta razón tuvo ese predicador bautista que escuchaste que citó esa parte de la Biblia. ¿Dónde fue? ¿Proverbios? ¿Dónde dijo que antes de la caída es la altivez de espíritu?”

 

“Altivez. Eso define bien a Nixon, es un altivo, es la hipocresía en persona, Fino con la gente, pero vulgar y corriente dentro de la oficina oval. Siendo así, es el típico antipolítico que se crea así mismo una multitud de enemigos y tú, reconócelo, eres uno de ellos.” 

 

La voz continuó:  

 

“Pero, sobre todo, lo que te hizo, no lo merecías. Sin lugar a dudas tú tienes la astucia para estar por encima de todos y no ese Gray que impuso Nixon. 

 

Piensa que, si no haces algo, las mismas injusticias le pueden pasar a más personas cercanas a ti. No lo permitas. Tú puedes estar por encima de él, y, así como no te mereces el trato que te dieron. Ellos no se merecen estar donde están y tú tienes en tus manos las armas para cambiar las cosas. Tú tienes el poder. Tú lo puedes todo.  

 

Busca a ese joven periodista que empezó a investigar lo que pasó en Watergate. No tiene la información. Tú la tienes. No tiene la capacidad. Tú la tienes. No tiene la inteligencia. Tú la tienes. Nadie te ha dado nada a cambio de la multitud de contrataciones que todos te piden.

 

Arrebata, Toma lo tuyo. Asciende a las nubes. Te las mereces. Richard es prescindible. Tú no.” 

 

Felt se levantó de golpe. Miró su reloj de pulsera y para su sorpresa lo que para él habían sido minutos de pensamientos se habían proyectado por casi tres horas. El horario de trabajo de su secretaria estaba por terminar. Tenía que actuar rápido. Ya habría tiempo para pensar en lo moral. Pulsó el botón de su auricular y le dijo a su secretaria: “Venga por favor, de inmediato”. Esta le respondieron al instante. “Si, señor”. 

 

Unos segundos después, la secretaría de Felt cruzaba el umbral de la puerta y le preguntaba: “Dígame señor, a sus órdenes”. Felt le hablo: “Cierre la puerta y por favor, escuche muy bien. Necesito que haga algo por mí que es muy delicado así que necesito que nadie se entere de lo que voy a pedirle.” – La secretaria de Felt empezó a mostrar inquietud en su rostro - Felt continuó:

“Mañana necesito que se reporte enferma.  Yo arreglaré todo para que no tenga problemas ni tenga que presentar justificantes médicos ni ir al servicio médico de la oficina. Necesito que tome el primer vuelo a la capital y se dirija personalmente al periódico Washington Post. Yo haré un par de llamadas para que se le reciba sin inconvenientes y personalmente, entiéndame bien, personalmente, quiero que busque al periodista Bob Woodward y que logre de manera personal que él le escriba un número de teléfono donde se le pueda localizar. Este dato Bob no se lo puede dar dentro de las instalaciones del periódico. Debe ser fuera y escrito de su puño y letra. De preferencia que se lo dé en un lugar público.

 

 Si algo llega a preguntarle solo dígale que alguien desea ponerse en contacto con él y que, tiene que ver con uno de sus reportajes que aún no han salido a la luz. Sé que le interesará. ¿Me entendió?”. 

 

Aún con una cara de asombro, la secretaría de Felt le respondió: “Cómo usted diga, señor”. 

 

Felt no le dio oportunidad de nada más. Le dijo apremiándola: “Vaya entonces y resuelva lo del vuelo y espero contar con su total discreción. Créame. Será recompensada y, algo muy importante, cuando tenga el dato que le pido me lo entregará a mí y solo a mí y en mi propia mano. ¿Quedó claro?” 

 

Nerviosamente la mujer salió de la oficina diciendo: “Como diga, señor”. 

  

Felt volvió a levantarse de su asiento y ahora sí, completamente erguido suspiró. Se sintío poderoso, con la capacidad de hacer justicia, se sintió en el lugar más alto del mundo entero. 

 

Susurró para el mismo: “Richard es prescindible”, “Richard es prescindible. Yo no”. Por un momento pensó que lo podía todo, lamentablemente estaba equivocado

 

Sonrió. Al mismo tiempo, Felt nunca lo sabría, pero junto con él, alguien soltó un sonido espantoso a manera de carcajada y, aunque no lo escuchó, sintió un escalofrío en su espalda que atribuyó al viento, pero, al mirar la ventana esta estaba cerrada. No le dió importancia. 



 3. 

EL LIBRO BLANCO 

  

Vlad Roshal trotaba a paso lento por el paseo peatonal trazado paralelo al rio Orizaba. Lo hacía mirando hacia el suelo, pensando en el huracán de cosas que había vivido en los últimos seis años.  

  

Todo había esperado menos que la idea que desarrolló con sus amigos hubiese tenido tal respuesta después de que la publicaran en esa lista de correos electrónicos. Era claro ahora que, la idea que tuvieron para dar libertad financiera a las personas iba a terminar por darle libertad a todo el mundo y, para él, era claro que nunca pudieron medir el impacto de lo que provocaron, pero ahora, estaba seguro de que habían sido utilizados para lograr algo y eso, lo enfurecía y mucho. 

 

Con este último pensamiento sin darse cuenta aceleró al paso; cruzó rápidamente bajo el puente Independencia y, siguiendo el paseo, dejó atrás las instalaciones del teleférico de la ciudad para bajar a toda prisa las escaleras bajo el puente de la calle Poniente 5. Levantó la vista. A la distancia vio el puente “de la Borda” y enfiló hacia allá, Pudo ver el clima, semi nublado, típico de los últimos días de octubre en la ciudad. Ya había disfrutado de las primeras neblinas que se manifiestan al final del año en Orizaba y que tanto le gustaban porque le hacían recordar a su amado pueblo de Kimzha al norte de Rusia, su amada Rusia.  

 

Vlad volvió a ensimismarse en sus pensamientos y siguió trotando con la mirada baja. 

 

Faltando unos 30 metros para llegar al puente “de la Borda” una extraña neblina que no estaba cuando Vlad levantó su mirada lo envolvió. Avanzó varios metros antes de darse cuenta de la neblina lo que le hizo detenerse en seco. Estaba justo al inicio del puente desde donde pudo observar el arco contrario de este y toda su estructura plagada de piedras que tenían cientos de años en ese lugar. El sitio le agradaba mucho, pero en ese momento, sintió escalofríos. Miró al río, el flujo del agua se había detenido. La neblina se había tornado tan espera que, de no ser porque sabía de dónde venía se hubiese sentido perdido. Vlad no supo que hacer. Empezó a sentir mucho frío y de su boca empezó a salir humo que claramente delataba que algo había pasado con la temperatura a su alrededor, pero, más que el frío del ambiente, lo que sacudía a Vlad era lo que sintió en su interior: soledad, caos, ira, muerte y todo eso, ya lo había sentido una vez antes así que, de inmediato, supo qué estaba pasando o más bien, supo quién se estaba manifestando. Paralizado miró hacia el frente y entonces, lo vio. 

 

A unos diez metros de él, donde estaría el otro arco del puente una figura empezó a surgir de entre la espesa neblina caminado lentamente y mirándolo fijamente. Vlad no pudo moverse por más que lo intentó. Conforme la figura se acercaba, Vlad pudo ver que era idéntico a él, el mismo cuerpo, la misma ropa deportiva, los mismos zapatos, pero los ojos eran diferentes, no eran normales, no eran humanos, eran lo menos que se podía decir, ojos de espanto. El recién llegado siguió avanzado. Se detuvo a unos tres metros del paralizado Vlad y se dirigió a él con la misma voz de Vlad, su mismo tono fuerte de voz y con las palabras cortadas de golpe como se escuchaba a alguien que hablando ruso nativo, había aprendido el español. 

 

“Hola Vlad, o si lo prefieres te puedo decir mejor, hola, Satoshi”. El recién llegado ser sonrió con una expresión en verdad macabra. Continuó: “¿En verdad pensabas que escondiéndote para dar clases de ingeniería de software en esta pequeña ciudad no te encontraría? Definitivamente te pensé más inteligente”. Miró a Vlad, este empezó a sentir una fuerte opresión en su pecho. Se sintió elevado en el aire hasta que las puntas de sus pies solo rozaban el piso. Intentó hablar. No pudo hacerlo. 

 

El ser que lo miraba fijamente le dijo sarcásticamente. “Oh, es verdad, que descortés he sido. No te he permitido la palabra. Puedes hablar Satoshi”. Hizo un gesto con una de sus manos y entonces la mandíbula de Vlad que parecía de piedra se pudo mover y entonces pudo articular palabras que él sabía no servirían de nada ante lo que el ser presente quisiera hacer. Sintió la inevitabilidad de estarse enfrentando a su muerte. 

 

“Yo sé ahora lo que eres, sé quién eres y créeme, ya no te tengo miedo. Ya no temo al que puede matar el cuerpo, temo al que puede enviar mi alma a la perdición y no eres tú”. Sin dejarlo de mirar el falso Vlad hizo otro movimiento con su mano y el cuerpo de Vlad se levantó unos centímetros más mientras la opresión sobre su cuerpo empezó a marcar las venas de toda su cara.  

  

Su corazón latía frenéticamente. El falso Vlad habló pausadamente: “Satoshi por favor, pensé que tendríamos una buena conversación entre amigos. ¿No recuerdas como hace seis años no parabas de buscarme para que te diera consejos sobre las ideas que aportabas al proyecto que tenías con los otros Satoshis? Y en lugar de eso mira, te pones a citar filosofía barata”. El verdadero Vlad lo interrumpió gritando con las pocas fuerzas que le quedaban: “Se a que has venido, sé lo que quieres y no te lo voy a dar. Tú sabes que me vine aquí para proteger a mi familia de quienes mandaste por nosotros. Ahora estoy tranquilo porque Él me ha hecho sentir que a ellos no les va a pasar nada y en cuanto a ti, maldito espanto, que por siempre dejarás de ser no tendrás nunca la clave que tengo memorizada de mi billetera. Eso lo has perdido para siempre.” Vlad después de decir esto, soltó una carcajada. 

 

El falso Vlad levantó una de sus manos y en segundos la boca del verdadero Vlad se cerró por completo mientras de la nada, se abrieron grandes tajos en sus labios mutilándolos, dejando ver entre los jirones de piel los dientes de Vlad. Uno de ellos se empezó a levantar hacia el frente muy lentamente hasta que, con fuerte crujido, se rompió por dentro: Vlad aulló de dolor mientras pudo ver a su imitador transformarse ante sus ojos. Ya no había ropa ni zapatos deportivos. Ahora, solo una silueta descomunal que flotaba ante él con una piel oscura, casi negra, no, era más bien una piel azul oscuro con ciertas partes grises y de una delgadez no natural. 

  

Sus dedos eran anormalmente largos, pero, lo que impresionó a Vlad no fueron los dedos sino el color de las venas que recorrían las manos. Eran de una tonalidad blancuzca transparente que permitía ver el flujo de algo oscuro que las recorría. Al paso de ese flujo claramente viscoso las venas parecían latir como si cada una de ellas tuviera vida propia, pero ese líquido era espeso, color rojo oscuro, era, como sangre, pero, sangre sin vida, sangre de un muerto. 

 

En medio de su dolor, Vlad escuchó al espantoso ser hablar.

 

“O sea que tú miserable humano. ¿crees que estoy aquí para que me des la clave para acceder a tus bitcoins? En verdad eres patético” El ser soltó una carcajada que hizo estremecerlo todo. El sonido era grotesco. Continúo hablando: “Yo no necesito dinero. Si quisiera ya se los hubiera quitado a ustedes que se volvieron millonarios cuando los ayude a escribir su inútil libro blanco. Eso fue un regalo a cambio de que hicieran lo que yo quería. Si me he tomado la molestia de venir hasta aquí es porque necesito saber dónde están los archivos de tu programa de análisis financiero que estás por concluir. Los necesito, pero me temo que no me los vas a dar, ¿verdad?”. 

 

Casi sin aliento Vlad gritó: “Jamás” El ser levanto uno de sus asquerosos dedos y un diente más de Vlad se levantó hasta quebrarse. Un nuevo aullido de dolor de Vlad se escuchó, pero ahora, escupió sangre. Nuevos cortes de su piel afloraron repentinamente en su cara. El monstruo que lo atormentaba volvió a hablar: “Bien, no hay problema, creo saber cómo conseguirlos. Ese brillante alumno tuyo con quien has compartido un par de ideas sabrá completarlo.” Al decir esto, Vlad abrió los ojos cuan grandes eran y quiso hablar, pero, no pudo hacerlo. El ser continuó: “No pienses que tu familia está protegida. Si no he llegado a ellos ha sido por pequeños inconvenientes, pero no por lo que crees porque cuando quiero destruir algo lo consigo a cualquier precio.”  

 

El ser levantó su dedo y otro diente de Vlad fue desprendido de su mandíbula. Nuevos cortes de piel aparecieron de la nada en su pecho y en su espalda. Su ropa se llenó de sangre. El ser continuó hablando: “Tan bien que estarías conmigo, pero no, en lugar de que usemos tu programa para digamos, deshacernos de la competencia ahí vas de idealista a querer que todos accedan a él para que todos sean prósperos. Tanta idiotez me enferma. Basta, ya me aburriste.”

 

El ser movió otro de sus dedos y un diente más de Vlad se desprendió de su mandíbula mientras cortes en la piel de sus piernas aparecieron de la nada. Sus tenis empezaron a teñirse de rojo. 

 

El ser de espanto se acercó a Vlad sin quitarle la mirada. Habló: “Lástima, un idealista más que muere por meterse en esos temas de las perversiones sexuales que me son tan útiles y que tan fácilmente puedo venderle al hombre, pero, hoy tengo ganas de mostrarte que tengo misericordia”.  

  

El espantoso ser volvió a carcajearse tenebrosamente para después decir: “La verdad no, no tengo, solo me quiero divertir más contigo así que, ¿el acusado quiere decir sus últimas palabras”. La masa sanguinolenta que había sido alguna vez la boca de Vlad se pudo mover y este, mirando al ser con una mirada de extremo dolor solo atinó a decir: “Ningún poder tendrías contra mi si no te fuese dado desde arriba y algún día yo te veré a ti, Lucero…” Su boca se cerró. No pudo continuar. El espeluznante ser había abierto sus brazos lo que paralizó a Vlad y lo arrojó con una fuerza inusitada hacia la pared del puente salpicando a este de sangre mientras el sonido de los huesos que se rompieron de Vlad por el impacto se iba apagando.  

 

Mientras estaba a punto de morir alcanzó a escuchar a Lucero que decía: “Bien, vamos a ver cuál será tu última herida, que sea una que se parezca a alguna con las que yo maté a tu nuevo ídolo y que no pudo ayudarte hoy. ¿Te perforaré las manos? ¿Te perforaré los pies? 

 

No, creo que no. Tengo una mejor idea”. El ser lanzó una última mirada a Vlad y sonrió con una mueca grotesca que reflejaba una ira inconmensurable. Vlad sintió un latigazo de dolor como nunca lo había sentido lo que le hizo gritar como nunca lo había hecho y después, exhaló. Había muerto. 

 

El último grito de Vlad fue tan intenso que se escuchó en la parte alta del puente. Varias personas que pasaban caminando se detuvieron y se asomaron al lecho del río. Un par de turistas que habían acabado de poner unos candados en el barandal del puente para simbolizar su promesa de amor y que se tomaban una fotografía con sus candados se inclinaron sobre este y miraron hacia donde Vlad había entrado al puente y entonces vieron la neblina que, más tarde declararían a la policía juraban que no estaba unos segundos antes de que ellos se inclinarán a mirar.  Más gente se agolpó en el barandal. Varios curiosos a ambos lados del puente llamaron a los servicios de emergencia. 

 

Tan solo un par de minutos después, dos patrullas policiales se detuvieron sobre la llamada “Calle Real” donde el puente “de la Borda” está ubicado y de ellas descendieron 8 policías fuertemente armados que bajaron la escalera que, desde este puente conduce al paseo del río y empezaron a andar hacia este a paso semi lento con sus armas desenfundadas. 

 

Después de unos metros, llegaron a donde la neblina iniciaba, esta, parecía estática, inamovible, pero, sobre todo, densa como un muro blanco. Los policías entre sí se miraron nerviosos. Era evidente que nunca habían visto algo como esto. El que estaba más adelantado extendió su mano izquierda y rozó la neblina. Al instante, toda se disipó de inmediato, como si nunca hubiera existido. De la parte superior del puente se escuchó una exclamación de asombro de la gente que se había reunido y que habían visto lo que había pasado. En ese momento, hacia el frente, los policías veían el camino del paseo del río franco hasta el otro lado del puente.  

 

Nada se apreciaba a simple vista. 

 

Avanzaron lentamente hasta llegar al primer arco del puente. Uno de los policías miró al río y toco en el hombro al otro señalando hacia el agua. Ambos los vieron. El agua estaba inmóvil y, al instante, comenzó a fluir normalmente. Ambos policías sintieron escalofríos y se quedaron parados para ser sorprendidos por una exclamación del policía que, al frente de ellos había avanzado hasta quedar bajo el puente:  

 

“Dios mío, pero que mier…”  

 

Al instante, todos bajaron sus armas mientras levantaban su rostro para ver el cuerpo de Vlad colgado en la pared izquierda del puente envuelto en una bandera con los colores del arco iris. La imagen era impresionante. Nada en ese bulto permitía definir una forma humana. No se podía determinar si lo que chorreaba del bulto era sangre o pedazos de órganos. El espectáculo era grotesco.

 

Los policías se quedaron mudos, parados, sin saber que hacer o responder ante los llamados de radio que recibían cada vez con mayor insistencia. 

 

Dos días después, una pareja de turistas desayunaba en una mesa al aire libre en una de las cafeterías a un costado del palacio de gobierno de la ciudad. Mientras ella miraba el menú de alimentos, él hojeaba el periódico local que había tomado de la recepción del hotel cuando salieron.  

 

Era su último desayuno y se despedían de la ciudad que, habían disfrutado como ninguna por todo lo que pudieron conocer, aunque se sentían con ese pendiente de un desagradable evento que habían presenciado. 

 

Mientras ella elegía entre pedir unos huevos a la mexicana con una ensalada de chayotes, la verdura típica de la ciudad o un pambazo relleno de chorizo con queso manchego, él lanzo una exclamación que hizo que ella abandonara el menú del restaurante para mirarlo fijamente. 

 

“Mira” – exclamó él – mientras le extendía el diario. “Esto es lo que vimos antier en el puente de los candados, acuérdate”. 

 

La mujer tomó el diario y empezó a leer una nota en voz alta: “CRIMEN PASIONAL SACUDE ORIZABA. Después de las indagatorias realizadas por la policía ministerial, ante el descubrimiento del cuerpo sin vida del catedrático Vlad Roshal maestro del Instituto Tecnológico de la ciudad en el paseo del río bajo el puente “de la Borda” el pasado 31 de Octubre se descubrió que, el crimen fue realizado por su compañero de trabajo Ignacio de la Torre con quién Roshal sostenía una relación amorosa en la cual, aparentemente este le fue infiel a de la Torre quién conociendo sus hábitos lo emboscó en el mencionado puente causándole la muerte con una saña inaudita colgando el cuerpo envuelto en una bandera LGBTQ+ que se cree usó para mostrar el motivo del homicidio. Las autoridades en sus indagatorias descubrieron que, de la Torre desde hace mucho tiempo buscaba relaciones gay con muchos de sus compañeros de trabajo por lo que ya incluso había sido acusado de acoso, pero, según unos medios, estas quejas no procedían por ser de la Torre familiar del director del Instituto. En un giro inesperado, al presentarse la policía en el hogar del inculpado, este negó las acusaciones asegurando que, nunca había tenido una relación con Roshal, pero, en un cateo en su domicilio, se encontró la supuesta arma homicida con huellas que se presume son las del maestro acusado. Al verse descubierto, este sacó un arma de sus ropas y se ha pegado un tiro en la cabeza. Triste desenlace para tan trágica historia.”  

 

Ella cerró el diario y busco la mirada de él que respondió: “No lo puedo creer, pero, créeme que, lo que me llama la atención es que nadie menciona la niebla que vimos y que nadie vio huir a nadie en ningún sentido del paseo del río cuando se escuchó el grito de ese hombre que se supone estaban matando. Eso si se me hace muy extraño”. 

 

Después de mirar un poco en otra dirección, como pensativa, ella volvió a buscar su mirada y respondió: “Estoy de acuerdo, esto está muy extraño como si se tratara de inculpar a alguien, pero bueno, ¿Cómo saberlo? Y ¿sabes qué es lo más curioso de esto para nosotros?” “¿Qué?” – respondió él – a lo que ella contesto: “Que de aquí vamos a Michoacán para ver las festividades del día de muertos”.

 

Él sonrió y solamente dijo: “Ya mejor cállate que no me gusta hablar de esos temas”. Sonrieron mientras él tomaba el diario y ella, nuevamente volvía a mirar las opciones de comida en la carta del restaurante. 


 

 


CAPITULO 3.
A Causa de Tus Contrataciones

 

1. 

SE ENALTECIÓ TU CORAZÓN 

  

Alan Wiles suspiró y movió su cabeza hacia atrás hasta que esta topó con la pared mientras sentado en su silla, escuchaba el gran murmullo de gente que se agolpaba en la puerta principal de su universidad y en el pasillo a su lado derecho. Miró hacia la puerta y pudo ver lo que supo de inmediato eran 47 personas de 13 cadenas de noticias de televisión, radio e internet nacional e internacional que estaban ahí, todos enfocando sus cámaras hacia él mientras un par de guardias de seguridad miraban a los periodistas detrás de la puerta metálica de barrotes que estaba fuertemente cerrada con varios candados. 

 

Volvió a mirar hacia las nubes en el cielo y cerró los ojos y entonces, como tantas veces le pasaba vinieron a él cientos de pensamientos en rápida sucesión. Recordó haber leído que, personas al borde de la muerte afirmaban que, en segundos, toda su vida pasaba ante sus ojos y precisamente eso le estaba sucediendo y aunque estos pensamientos usualmente tenían que ver con todo tipo de problemas matemáticos y físicos que más temprano que tarde terminaba resolviendo, esta vez, todo tenía que ver consigo mismo.  

 

Recordó su alegre infancia y como todo fue normal y, sobre todo, muy bueno, bueno en gran manera. Su prodigiosa memoria como ninguna otra en el mundo no le mostraba ningún episodio de carencia o necesidad. La riqueza de su familia que ni siquiera él sabía a cuanto ascendía le dió lo mejor, pero, de todo ello, para él, lo que estaba por encima de todo eran sus padres que, a pesar de tantas ocupaciones lograron darle un verdadero entorno de familia con el amor incondicional de su madre y una dirección y visión de vida inigualables por parte de su padre algo que fue más útil de lo esperado, sobre todo, a partir del momento en que todo inició. 

 

Alan se recordó ingresando por primera vez a la escuela preescolar siendo sus pensamientos hasta ese día como los de cualquier otro niño de su edad, pero, apenas puso un pie en el salón de clases, la decoración que la maestra había elegido, los colores, las formas, las figuras, o tal vez fue todo en su conjunto lo que hizo que, en un instante, como si se apretara un interruptor en su mente todo cambiara para siempre.  

 

Se quedo boquiabierto mirando alrededor sin poderse mover o hablar con sus apenas tres años cumplidos. Su maestra lo interpretó como una natural respuesta de asombro de un niño al enfrentarse a un salón de clases por primera vez y le sonrió con ternura, pero, no, no fue eso.  

 

Como si él entrara a otra dimensión, la mente de Alan empezó a asociar todo lo que veía, encontró figuras semejantes incluso más allá de lo que se percibía a simple vista. Encontró proporciones semejantes de volumen en libros, anaqueles, mesas y sillas.  

 

Vió que las nubes de adorno pegadas a la pared estaban puestas siguiendo una secuencia que fue la misma que encontró en los números que aparecían estampados en los carteles que estaban repartidos por todo el salón de clases.  

 

Encontró una relación entre todas las cosas, y así, sin más, ligó las letras pintadas en las dos pizarras a los sonidos que le habían acompañado desde que nació y eso le hizo entender las palabras impresas en el gafete de identificación que la maestra tenía en su pecho.  

 

Alan empezó a respirar con agitación. 

  

La maestra se inclinó para mirarlo y cariñosamente le dijo: “Hola mi amor, ¿Qué te pasa?” Alan la miró fijamente a los ojos y vio en su iris el mismo patrón que había visto en el salón de clases y solo respondió: “Maestra, ya sé leer”. 

 

Los recuerdos de Alan continuaron en un frenesí de miles de imágenes por segundo. 

 

Muy pronto fue evidente que, en la mente de Alan residía un genio, el mejor, el más grande de todos los tiempos y entonces comenzó el asedio, el interés, el ir y venir de las personas, los halagos, las entrevistas, los reflectores, la búsqueda de su firma, su imagen o simplemente su compañía, pero siempre, con un interés de por medio. Era como si el fuera un comerciante y todos quisieran comerciar con él. Se vio pronto asediado por una multitud de contrataciones.  

  

Este huracán de cosas lo hubiese destruido si no hubiera sido sobre todo por su padre que muy pronto se dio cuenta de lo que su hijo era y supo dirigirlo para que encaminara su hambre de saberlo todo de tal forma que poco a poco fuera logrando mayores metas y las que había logrado hasta ahora sin lugar a dudas, eran más grandes que las de cualquiera. 

 

Un grito le hizo abrir sus ojos y dirigir su mirada a la puerta de la universidad desde donde, un periodista quiso llamar su atención gritando con todas sus fuerzas y, lo logró: “Alan, ¿Cuántos científicos están en línea hablando de tu tesis? O mejor dicho ¿Cuántos están aprendiendo de ella?” El resto de los periodistas soltó una risa. Alan solo sonrió y saludó con la mano hacia la dirección precisa donde la voz salió. Decenas de cámaras tomaron fotografías de inmediato. 

 

Al poner un poco de atención a su entorno. Alan vio a su lado derecho una pequeña multitud de estudiantes que lo miraban la mayoría de ellos con asombro. No se acercaban más por temor a los dos guardaespaldas de Alan que estaban a unos centímetros de ellos claramente impidiéndoles el paso mirándolos con total atención así que, nadie parecía que se fuera a atrever a poner a prueba esas imponentes y amenazantes presencias

 

Al mirar a los estudiantes con atención Alan identificó por nombre a todos, aunque no conocía a ninguno. De vez en vez, desde su centro de cómputo, para distraerse un poco, miraba uno a uno los registros de todos los estudiantes y, toda la información la había memorizado. No podía evitarlo.

 

Sabía que la mayoría de esos alumnos eran de nuevo ingreso y se habían inscrito en esa universidad solo para estar cerca de él y, no iban a perder esa oportunidad ya que Alan solo pasaba el tiempo necesario dentro de las instalaciones. Los saludó con la mano y sin esperar recibir respuesta se dispuso a concentrarse nuevamente cuando, de en medio de la multitud uno de sus amigos de generación, Javier, se acercó pasando al lado de los guardaespaldas que no le impidieron el paso porque ya lo conocían. 

 

“No manches Bro, ¿a poco era necesario que cerraran la universidad para lo del día de tu titulación?” – le dijo su amigo como reclamando – Alan le respondió con una sonrisa diciéndole: “La neta no”. El amigo le extendió la mano y se saludaron con su saludo especial. Javier volvió a hablar: “Y entonces, ¿va a haber jale en la noche?” Alan le dijo: “Claro. Más tarde le mando mensajes a todos con la ubicación, ya sabes”. Javier replicó: “Oh sí, todo con secreto”. Se despidió de él perdiéndose en el pasillo.  

 

Alan entonces ahora sí, cerró los ojos y volvió a recostar su cabeza en la pared a su espalda y volvió a sumergirse en las agradables imágenes que le llegaban desde su pasado. 

 

Recordó cómo después de su ingreso al preescolar, de inmediato fue ingresado al nivel de primaria de donde, con solo 6 años pasó al nivel de secundaria para, a los 8 años haber terminado el nivel de bachillerato con el conocimiento suficiente para acreditar cualquier carrera universitaria. Ya era popular, pero, entonces su padre tomó la decisión de que abandonara la escuela. Alan no entendió e incluso se molestó con él, pero ahora, con 21 años cumplidos, sabía que este había hecho lo correcto. 

  

Por los siguientes 9 años el llamado “genio de la nueva era” desapareció de la mirada pública. Muchos acusaron a su padre de querer controlar su vida para vivir a expensas de él, pero eso, le provocaba risa a Alan ya que sabía que si algo le sobraba a su padre era dinero.

 

Miguel, el padre de Alan, había hecho una fortuna invirtiendo a inicios de los años ochenta del siglo XX la pequeña herencia que su padre le dejó en una empresa de semiconductores que fabricaba circuitos integrados para la naciente industria de las computadoras personales que, un año después hizo una explosión de popularidad masiva lo que lo volvió millonario, pero, no se detuvo ahí. Ahora decidió invertir en las compañías que fabricaban los programas para las computadoras ya que supuso crecerían en popularidad conforme las computadoras se hicieran más potentes y no se equivocó. Esto o hizo aún más rico.  

 

Con la llegada de Internet, Miguel entró al comercio digital para después invertir ya con la ayuda de Alan en los mercados de criptomonedas. Esto, según decían las revistas especializadas lo había convertido en uno de los 20 hombres más ricos de su país.

 

La verdad es que Miguel supo pagar lo necesario para que siempre se hablara de él a ese nivel, aunque él sabía que, por mucho, era uno de los hombres más ricos, pero de todo el continente, solo que, él prefería la discreción, la sencillez, el pasar desapercibido. Esto, se lo enseño a Alan quién aprendió está lección muy bien, aunque pasar desapercibidos para él y para su familia cada vez era más difícil por lo menos, en su país. 

 

Miguel, además de la sencillez, le enseñó también a Alan a no ser soberbio, a no mirar a nadie con superioridad, a respetar, a tomar buenas decisiones y a no elegir ningún camino sin antes tener toda la información sobre todas las opciones posibles y si alguien en el mundo sabía hacer eso como nadie, era Alan. Su padre en su infancia había hecho un trabajo inigualable. 

 

Miguel decidió sacar a Alan del ritmo regular de una escuela para que él con ayuda de maestros particulares que lo visitaban de todas partes del país y del extranjero pudiera empezar a aprender a un ritmo más rápido que todos, pero siempre en la dirección de una sola área del conocimiento así que pronto Alan se adaptó al hábito de concentrarse por todo un año a una cuestión en particular sin ocuparse de otra cosa.

 

Y, si algo se volvió una regla para él es que el tiempo de las vacaciones del verano e invierno nadie en casa estudiaba nada o trabajaba. Era un tiempo de estar visitando lugares fuera y dentro del país para conocer cosas nuevas. Esos espacios eran tiempo de verdadera paz, de no hacer ningún negocio y esto, pronto Alan se dio cuenta que lo volvía más capaz de desarrollar nuevas ideas.  

 

No, el “genio de la nueva era” no se había ido. Se estaba convirtiendo en algo más grande que a todos sorprendería. 

 

A partir de ahí, inició un viaje increíble. 

 

De los ocho a los diez años, se sumergió en la fabricación de circuitos electrónicos lo que llegó a  dominar sin ningún problema.  

  

Con la llegada de la computación cuántica, los socios de su padre se enfrascaron con él y con Alan en el reto de lograr que la electrónica de las computadoras cuánticas fuera funcional ya que no había buena conexión entre los procesadores cuánticos y sus periféricos.  

 

Entonces, Alan apareció y a los diez años encontró que, la clave estaba en fabricar las tarjetas electrónicas con una mezcla precisa de litio, silicio y otros minerales en proporciones que tenían que ajustarse a valores de una millonésima parte además de que descubrió que, para grabar las tarjetas electrónicas se tenía que usar un rayo láser de una frecuencia específica que no existía así que, por supuesto, fabricó este nuevo láser cuya patente su padre registró a su nombre a su corta edad lo que lo convirtió en la persona menor de 15 años más rica de su país pero, el dinero no le interesaba. 

 

Lo que Alan Wiles quería en realidad era saber, saberlo todo. A los diez años era uno de los niños con más fama a nivel continental que, curiosamente evadía entrevistas y requerimientos de aparición en televisión nacional e internacional de tal forma que muchos ni siquiera lo ubicaban físicamente. Ofrecimientos para que Alan estudiara en las mejores universidades del mundo se acumularon en el escritorio de su padre junto con ofertas de patrocinio por docenas de millones de dólares, pero, todas fueron rechazadas. Esas cantidades de dinero Alan y su padre ya las tenían ¿Para que desearían más? 

 

Luego, de los 10 años a los 13, quiso sumergirse en la microbiología. A los 12 años y medio estaba creando la fórmula del fármaco preciso para que ningún cuerpo de ninguna persona rechazara ningún órgano recibido en trasplante o donación con lo que llegó para él mucho más reconocimiento. Todos asumían en la comunidad científica que obtendría un premio nobel, pero, de la mano de su padre a Alan le quedó claro que, los compromisos que implicaba un premio así iban a hacer que su tiempo para aprender se redujera al mínimo. Las vacaciones ya no serían posibles así que decidieron compartir su investigación con uno de tantos cientos de personas que buscaban entrar en contacto con él.  

 

El acuerdo fue simple. Otra persona presentaría la investigación señalando a Alan solo como “colaborador” por lo que recibiría reconocimiento, dinero por patrocinios, y seguramente, el ofrecimiento para dar clases en alguna de las mejores universidades del mundo, pero, a cambio, renunciaba a cualquier derecho de explotación comercial del fármaco inventado por Alan. La persona que eligieron por supuesto, aceptó de inmediato. 

 

El mismo día que Johanes Leon de Sudáfrica estaba recibiendo el premio nobel de medicina, Alan el “colaborador” del descubrimiento, estaba emocionado en el parque de Disney en Tokio, Japón viendo unos muñecos electrónicos de dinosaurios caminando a su lado. Definitivamente el acuerdo había convenido a todas las partes. 

 

En este punto, se hizo necesario formar un conglomerado de empresas que pudiera aglutinar todas las operaciones comerciales de las sociedades que su padre tenía y las nuevas marcas que Alan estaba generando. A su conglomerado de empresas – por sugerencia de Alan - le llamaron: “Icarus Internacional”. Con el primer premio nobel en las vitrinas de Alan la fortuna de su padre y su fortuna personal crecieron exponencialmente. 

 

En esto, nuevamente el padre de Alan apareció para dar equilibrio a todo.  

 

Siempre creyó y le enseñó a él que la riqueza era para compartirla. Esta idea a Alan le parecía un poco extraña pero no la veía como mala. Incluso, pensó, que estas ideas a su padre le habían surgido como consecuencia de eso que Alan llamaba: “nueva espiritualidad” que sus padres habían empezado a mostrar desde hace seis meses. 

  

A todo esto, Alan le restó importancia porque el hecho de saber que él ayudaba a los demás, muy en el interior, le hacía sentir una sensación de suficiencia, de poder, de sentirse proyectado por encima de los demás aún en el área de la filantropía y eso de saberse el mejor en todo, era algo que le gustaba demasiado. 

 

Alan Wiles era el centro de todo, el que tenía una multitud de contrataciones. 

 

De los 13 a los 16 años para Alan, fue el tiempo de las matemáticas. Llamaban su atención los sistemas dinámicos, aquellos que con el tiempo van cambiando y eso, lo llevo a estudiar la llamada: “Teoría del Caos” en la que, desde antes de Alan se sabía que los sistemas sin nada que los sostenga siempre tienden al desorden para, después moverse alrededor de valores llamados atractores.

 

Pues bien, Alan logró entender el comportamiento preciso de los atractores por lo que diríamos en palabras de un periodista que más tarde dió cuenta de su descubrimiento: “había encontrado el orden detrás del caos”. Su descubrimiento lo hizo ganador a los 16 años de la medalla “Fields” lo que sería el premio nobel de las matemáticas. De hecho, se convirtió en la persona más joven de la historia en obtenerla y por supuesto, el premio se entregó a un enviado para que Alan siguiera en el mayor anonimato posible ya que se había vuelto una rutina no presentarse a recibir premios y siempre utilizar un nombre diferente para cada uno de ellos. 

  

Entender el comportamiento caótico lo llevo a desarrollar la idea de un diagnosticador médico personal que predecía con exactitud el desarrollo de enfermedades crónico-degenerativas e incluso, el cáncer a cuyas fórmulas para entender el caos de Alan este se ajustaba bien. El diagnosticador médico era del tamaño de una pulsera. Quién se lo pusiera recibiría alertas de salud sobre cambios en las condiciones de sus enfermedades presentes o detectaría la presencia de enfermedades en etapas iniciales y alertaría en tiempo real para atenderlas, pero, Alan dejó el desarrollo de la pulsera inconcluso porque simplemente, se interesó en otra cosa. 

 

Pero no se guardó los secretos. 

 

En su página de internet publicó todos los avances que había hecho para el desarrollo de la pulsera de diagnóstico de enfermedades lo que hizo que, a las oficinas de Icarus Internacional llegaran decenas de ofrecimientos millonarios de empresas farmacéuticas para que el dispositivo fuera finalizado, pero Alan rechazó todas y cada una de las ofertas. 

 

Cuando su padre le preguntó: “Si Icarus hiciera el diagnosticador personal, ¿Cuánto tiempo te tomaría?” Él contestó mientras observaba el diseño de un sistema de inteligencia artificial que quería implementar: “5 años” a lo que su padre respondió con otra pregunta: “¿Y para que lo realice algún gobierno o empresa privada?”. Alan, sin ni siquiera voltear a ver su padre solo le dijo: “En occidente les va a tomar unos 65 años. Es probable que a los chinos les tome 58 años”.  

 

Su descubrimiento sobre el caos mejoró en un 52% la predicción del clima, además, se mejoraron en un 200% las proyecciones sobre los efectos del cambio climático y se redujeron en un 25% los costos de la fabricación de dispositivos electrónicos, Nada mal para el “genio de la nueva era” que anónimamente estaba ya casi por cumplir los 17 años. 

 

El dinero fluía a raudales, pero, la ayuda lo empezó a hacer también. El 50% de las ganancias de Icarus Internacional iban a apoyos sociales en todo el mundo de tal forma que, de manera directa o indirecta, las empresas de la familia de Alan estaban ya dando alimento al 13% de las personas pobres del planeta todo, entregado directamente por ellos con un control preciso y por medio de un inmenso equipo de trabajo siempre cuidando que, los nombres de Alan, su padre o Icarus internacional no salieran a flote. Todo lo hacían así debido a que no tenían la confianza de entregar ningún recurso económico a ningún gobierno u organización. Su desconfianza estaba justificada

 

Una aplicación del algoritmo de Alan para entender el caos le dio su segundo premio nobel claro, en otra conveniente “colaboración” y usando otro nombre, pero ahora, en el área de la economía donde desarrolló un plan que demostraba que, en tan solo 45 años, se podría reducir la pobreza del mundo en un 73%.

 

Pero, para lograrlo, cada gobierno del mundo tendría que hacer los ajustes precisos a sus finanzas y gastos públicos y seguir las reglas de comercio que el plan dictaba. El plan era infalible. Ahora, solo faltaría que los gobiernos aceptarán trabajar cada uno en lo que él proponía en beneficio del bien común algo que Alan sabía, nunca sucedería, es más, el político que lograra doblegar los egos de presidentes y primeros ministros para lograr un beneficio común contaría con la admiración de Alan, pero, estaba seguro de que su admiración se quedaría guardada para su padre, él único que la merecía por ser quién lo había convertido en la persona que era. 

 

A los 17 años en la edad que le correspondía, y sin que nadie se diera cuenta excepto unos pocos que seguían noticas de ciencias, Alan se inscribió en la universidad pública más grande de su ciudad entregando al hacerlo como regalo, un microscopio electrónico de última generación único en todo el continente y una tableta electrónica para cada uno de los más de 3000 alumnos de la escuela lo que obviamente hizo que, la universidad accediera a todo lo que él pedía que básicamente era dejarlo construir un laboratorio de cómputo para sacar adelante un proyecto que tenía en mente y que sería su proyecto de titulación.  

 

Cuatro años después, cuando saliera de la universidad, el laboratorio quedaría como una donación que, incluiría el regalo de una computadora cuántica que convertiría a esa pequeña universidad, ese pequeño instituto tecnológico en el mejor equipado de su país y, por supuesto, todos los gastos correrían a cargo de Icarus Internacional. ¿Qué más podían pedir en la escuela? No lo podían creer. Le hubieran regalado el título en ese momento. 

 

Alan volvió a suspirar deteniendo un poco los recuerdos. Volvió a concentrarse. 

 

Hoy, a los 21 años estaba esperando la valoración de la presentación de su proyecto de tesis que, todos sabían era un mero trámite. Lo que realmente le importaba a Alan era saber qué opinión darían sobre su presentación los más de 23 científicos de todo el mundo que conectados por Internet habían visto con asombro lo que había postulado unos minutos atrás. Esas opiniones sí que le resultarían importantes. Imaginaba la cantidad de discusiones en el interior de la sala y, sobre todo, estaba seguro de que la cara de los políticos que se habían hecho presentes era de no tener ni idea de lo que se estaba hablando ahí, pero, tenían que quedarse hasta el final. Sonrió.

 

Pero esa sonrisa, sobre todo, fue de satisfacción. Mientras todos daban por hecho que su tiempo de ermitaño en el centro de cómputo de su universidad había sido para descubrir los últimos misterios de las partículas elementales, Alan, además, había creado su propia inteligencia artificial a la que llamaba “Al” y había casi puesto a punto un proyecto que llegó a él como un comentario y que se había convertido en algo con lo que deseaba enorgullecer a su padre. 

  

Miró hacia el frente y observó todo a su alrededor y, como si volviera a ser ese primer día cuando ingresó a preescolar todo lo miró en patrones ordenados íntimamente relacionados, la velocidad del viento, su temperatura, el aleteo de dos palomas que pasaban volando, el ritmo y frecuencia de cada una de las voces de los alumnos que ahora ya eran más de cien parados viéndolo a la distancia. “¿Alguna vez podría dejar de ver el mundo así?” - se preguntó -, pero a pesar de su inteligencia, no pudo obtener respuesta. 

 

La puerta del pequeño auditorio se abrió y el murmullo de los alumnos y periodistas aumentó.

 

Hacia él se dirigió vistiendo un elegante traje el doctor Rafael Díaz Pedroza, director del Instituto Tecnológico de Orizaba quién al llegar a su lado, le extendió la mano. Alan aun estrechando su mano se puso de pie.  

 

El director se dirigió a él con un tono de voz cargado de paternal admiración: “Hijo, hemos terminado y como puedes imaginarte, todos en esa sala quieren hablar contigo”. Alan le sonrió y le respondió: “Lo sé, pero yo no quiero hablar con nadie. Todo lo que hoy he compartido lo publicaré en mi página de Internet así que, por el momento, solo me resta saber doctor, si hemos terminado”.  

 

El director asintió hablando: “Así es Alan, hemos terminado y no sé cómo agradecerte todo el bien que has traído a esta institución. Nunca tendremos con qué pagarte. Ahora, si estás de acuerdo, es el momento de que vayamos a la puerta y respondas algunas preguntas de los periodistas para que después puedas ir a donde desees. Ya sabes, relaciones públicas. Además, hace unos minutos escuché el ruido de un helicóptero llegando así que asumo que ya te están esperando”.  

 

Al empezar a caminar Alan le respondió: “No tiene nada que agradecer doctor, estos cuatro años donde pude tener acceso ilimitado al centro de cómputo que construyó Icarus Internacional en la escuela en verdad me dieron la posibilidad de encontrar las respuestas a las preguntas que por muchos años no tuvimos en el mundo de la física de partículas. Ahora, ya las tenemos y usted las acaba de conocer”. El director lo volteó a mirar y le dijo: “Si, y la verdad, estoy asombrado por lo que acabas de presentar, esto sacudirá toda la física desde sus cimientos y créeme que agradecido estoy por poder al menos ser testigo de la presentación de hoy que, me hacer sentir en un momento de la historia aún más grande que aquel cuando se publicó el primer artículo de Einstein, tú sabes, ese sobre la “emisión y transformación de la luz”. 

 

Alan solo le respondió: “Gracias”. 

 

Siguieron caminando por unos segundos en silencio hasta que, a mitad del espacio entre la puerta del auditorio y la puerta donde los periodistas estaban apretujados, el director del instituto detuvo a Alan poniendo una de sus manos en su hombro. Mirándolo a los ojos le preguntó: “Hijo, el mundo está a tus pies, ¿Qué vas a hacer ahora? Si fueras un rey diría que puedes levantar tu trono donde quisieras”. Alan sonriéndole amablemente le respondió: “No sé, ya se me ocurrirá algo”. El director le devolvió la sonrisa y reanudaron la marcha. 

 

Los periodistas a partir de ese momento parecía que habían enloquecido. Todos gritaban su nombre, todos le pedían a gritos responder preguntas de todo tipo, sus dos guardaespaldas se cerraron en torno a él, literalmente empezaron a tomarle cientos de fotografías. Alan miró a toda esa gente en un frenesí de querer tan solo escuchar una de sus palabras que no pudo evitar sentir dentro de su ser esa misma emoción que desde hace unos dos años empezaba a sentir cada vez con mayor intensidad. Para sus adentros, solo atinó a pensar: “Si, definitivamente, levantaré mi trono”. Por unos segundos Alan Wiles pensó que todo lo podía, lamentablemente, estaba equivocado.  

 


  

 2.

 LEVANTARÉ MI TRONO 

  

Alan fue despertado por un ligero toque en su hombro. Cuando abrió los ojos vió la cara sonriente de Samara, una de las tres sobrecargos que trabajaban en los vuelos privados de Icarus Internacional que le miraba sonriente y le decía: “Alan, ya es momento de que despiertes estamos iniciando el descenso a la ciudad de Nueva York.” 

  

Realmente le costó trabajo responder a la petición que se le había hecho pero el ser educado era una de las cosas que más le distinguía y provocaba la simpatía de las personas a su alrededor. 

 

Alan se incorporó lentamente bostezando, tallando sus ojos para después, sentarse en el asiento mientras veía a su padre, Miguel, caminando por el pasillo del avión privado mientras hablaba nerviosamente por teléfono: “Tranquilo Carlos, no tienes que preocuparte, eso no es nada. Tú sabes que siempre han pasado cosas así desde hace años y siempre comprobamos que solo son suposiciones. Tú mejor que nadie sabes que tenemos más enemigos de los que imaginamos. No va a pasar nada. Pero, no dejes de agradecer a nuestro contacto ruso por la información. Cuando esté en México hablaremos más. Nuevamente Carlos. Tranquilo. Gracias, y Dios te bendiga”. 

  

El padre de Alan cortó la comunicación para sentarse frente a él, justo al tiempo que levantó un dedo hacia Samara que se dirigía hacia él y se abrochó el cinturón de seguridad por lo que Samara se dio media vuelta sonriendo para regresar al espacio de la tripulación. 

 

Alan entonces le preguntó directamente: “¿Algún problema papá?” a lo que su padre respondió: “No. No es nada. Carlos me llamó para avisarme que recibió un mensaje por la línea encriptada de parte de un contacto ruso, pero no te preocupes, no es nada importante. Ya me ocuparé de eso cuando esté en México, pero, ahora que tenemos tiempo antes de aterrizar, me gustaría preguntarte algo”. 

 

Alan le respondió a su papá mirándole a los ojos con cariño: “Claro pa, dime”

 

“Después de tu graduación, tú mejor que nadie sabes lo que sucedería si tus postulados en física de partículas se llevarán más allá, eso es, por un lado. Luego, el algoritmo de compresión de datos que desarrollaste y que usamos en Icarus espera para ser aplicado a sistemas operativos e Inteligencia artificial lo que permitiría cosas que ni siquiera podemos imaginar y, ante todo esto, es obvio que me venga a la cabeza la no inquietud, sorpresa diría yo de que ahora, quieras establecerte en Nueva York y trabajar para Morgan Stanley como analista financiero en Wall Street. En verdad, todo hubiera esperado menos eso y, creo es el momento de preguntarte, ¿Qué está pasando por tu cabeza Alan?”. 

 

Alan desvió la mirada de su padre mirando hacia el suelo mientras emitía un sonido semejante a una sonrisa, mientras era notorio que, jugueteaba con su lengua dentro de su boca. Después de un par de segundos empezó a responder a su padre a quién miró a los ojos con cariño. 

 

“Mira pá, tú sabes todo lo que han sido estos años, tú mejor que nadie has estado ahí y estoy seguro de que me puedes entender cuando te digo que me siento cansado. Quiero tan solo detenerme un poco y solo ser yo, sin metas que cumplir, sin investigaciones que corregir y sin patrones que encontrar. ¿Cómo explicártelo? Es como si quisiera tan solo ahora, resolver el acertijo de mi propio interior.  

 

No sé si me entiendas y, Nueva York para mí es mi mejor alternativa. Tú sabes la realidad de los estereotipos de la sociedad blanca de los Estados Unidos. Tú sabes que, nos abren todas las puertas para charlar con nosotros y hacen negocios para beneficiarse de nosotros, pero no nos dejarían dormir en sus casas ni casarnos con sus hijas. En el país más racista e hipócrita del mundo es precisamente detrás de eso donde quiero esconderme ahí, donde no me darán importancia por ser de un país “inferior” según sus criterios y por cierto ¿a qué país no miran como su patio trasero? Y es precisamente ahí donde me dejarán en paz para que por un tiempo me dedique a conocer los mercados financieros y aprender cómo manejarlos. Eso es todo, quiero, por así decirlo, tomar mi año sabático. Ya. Es todo. No hay más ah, y también puedo estar más cerca del abuelo en New Jersey. Ya sabes que eso es algo que siempre me reprocha mamá.” 

 

El padre de Alan sin dejar de mirarlo hizo una exclamación que transmitía cierta incredulidad que no pasó desapercibida para Alan para después decirle: “Bien, vamos a creer tu argumento, pero solo para estar seguro, tu año “sabático” no es para indagar algo más sobre lo que desarrollaba ese profesor tuyo cuyo nombre siempre olvido, era ¿Vled? o ¿Vlad? ¿Verdad?” 

 

En unos segundos, la mente de Alan se planteó cientos de escenarios para tratar de imaginar como su padre había indagado su interés por el desarrollo del programa de análisis de mercados financieros que creó su profesor antes de morir en circunstancias tan extrañas. 

  

Ese programa de computadora había atrapado el interés de Alan porque cuando vió su código por primera vez, pudo darse cuenta de que él podría convertirlo en algo que podría transformar a todas las personas y siendo algo que considero tan delicado, había decidido no mencionar a nadie ni un detalle de esto. ¿Cómo se enteró su papá? ¿Cómo se dio cuenta? Definitivamente su padre siempre encontraba la forma de sorprenderlo.

 

Tal vez por eso, él quería sorprenderlo con algo, y para ello necesitaba meter su prodigiosa mente en ese programa de cómputo, pero, necesitaba tiempo y algo de espacio que estaba a punto de obtener solo que ahora, se preguntaba si podría llegar a sorprender a alguien tan sabio como su padre. 

 

Alan replicó de inmediato: “Ay papá, no comiences por favor, no se trata de eso. Si, me interesó lo del profesor Vlad, pero no es una de mis prioridades y por favor, ya tengo edad y sobre todo la capacidad de saber que me conviene decidir, ya para con eso por favor”. 

 

Alan se tiró hacia atrás recostándose en su asiento poniendo su mano derecha sobre el nacimiento de su nariz en una clara actitud de fastidio que lo que realmente pretendía era lograr que su padre dejara de indagar sobre lo que Alan sabía era la verdad, pero, de la cual él necesitaba distraer a su padre. Su actitud, dio resultado. 

 

Sin dejar de mirarlo, pero ahora de una manera mucho más comprensiva su padre volvió a dirigirse a él: “Está bien hijo. Disculpa. A veces se me olvida la presión que acumulas y que yo suelo ser quién más presión pongo en ti, pero, en verdad y tú lo sabes, lo que hago y te lo he demostrado ha sido solo para evitar que lo que tú eres no terminara devorándote y creo que lo hemos logrado. Sé que estás listo para escribir la parte que te toca de tu vida, pero, finalmente, genio o no, eres mi hijo y te amo tan profundamente que siempre que pueda, haré lo necesario para que seas completamente feliz”. 

 

Alan levantó la mirada y ahora, él fijo su mirada en su padre mostrando sin darse cuenta el profundo amor que él sentía también por él y su sincera admiración por haber sido la guía que él siempre había necesitado.  

 

Alan lo sabía bien, sin su padre, nunca lo hubiera logrado. Su dirección firme y la ternura de su madre le habían dado más cosas de las que él sabía que merecía y su mirada, transmitía toda esa mezcla de cosas buenas, buenas en gran manera que le había tocado vivir y por lo que daba gracias. Replicó a su padre:

 

“No. Tú discúlpame pá. Aquí quién debe dar gracias por todo soy yo. No pasa nada. Al contrario, te agradezco que hayas preparado todo para lo que quiero hacer ahora. Gracias por eso, gracias por todo. Gracias por ser mi papá. Lo único que puedo decir es que me siento ¿Qué palabra puedo usar? Bendecido con ustedes, mi familia”. 

 

Asumiendo ahora una postura más reflexiva, el padre de Alan le devolvió una sonrisa al tiempo que volvió a hablar para, tocar con su hijo un punto que, intencionalmente había evitado tocar esperando un momento que fuera más adecuado y, pensó que ese momento había llegado. 

 

“Hijo. Sé que no ha sido una charla que haya existido entre nosotros, pero, ahora que has llegado al punto de buscar un sentido más diríamos “personal” de tu vida, creo importante que consideres que, lo que alguna vez platicamos, el obvio ajuste fino del universo es el claro camino que conduce a entender que, detrás de todo, detrás de tu vida, detrás de lo que es una bendición puede estar…” 

 

Alan no dejó continuar a su padre. Levantando su mano derecha mostrando su palma, cambió su gesto mirando hacia abajo a su derecha para después mirar directo a su padre y, si bien no mostró enfado con sus gestos, si era obvio observar una actitud que claramente mostraba que, el camino que la charla estaba tomando era un camino que no deseaba continuar. 

  

“Mira pá, sé a dónde vas y agradezco que, esto no sea un tema que me hayas tocado, pero por favor, entiende algo, no tengo en mi mente espacio para Dios. Acepto que, las inferencias de diseño desde el nivel subatómico hasta el nivel cosmológico conducen a eso, pero, para mí aún hay cosas que descubrir y muchas en las cuales, no creo encontrar a un Creador interviniendo, pero, en serio, pá, te amo tanto que te doy mi palabra de que, si mis conclusiones me llevan a un único Diseñador, yo mismo seré quién me acerque a ti para decirte que lo he encontrado, pero, por el momento, no insistas por favor”. 

 

El padre de Alan no quiso desaprovechar esta impensada oportunidad que se le había presentado de hablar con su hijo de Dios así que quiso apelar a lo que sabía era el único lenguaje que su hijo aceptaba y que era el lenguaje de la evidencia que invitaba a reflexionar. Habló con celeridad: 

  

“Pero hijo, considera por un momento la existencia posible de algo como lo que especuló Laplace. Él dijo: “Una inteligencia que en un instante dado… “. 

 

No pudo continuar. Alan volvió a levantar la misma mano que había levantado unos minutos antes y a hacer ese mismo gesto tan característico que tenía para manifestar su desagrado. Empezó a hablar no con la celeridad de su padre, pero a pesar de su hablar pausado, lo hizo con mayor firmeza. Era claro que, después de eso, no continuaría aceptando la charla que le habían puesto a consideración. 

 

“Pá. Sé lo que especuló Laplace: “Una inteligencia que en un instante dado supiera todas las fuerzas que actúan en la naturaleza y la posición de cada objeto en el universo – si estuviese dotado de cerebro lo suficientemente vasto para hacer todos los cálculos necesarios – podría describir con una sola fórmula los movimientos de los mayores cuerpos astronómicos y los átomos más pequeños.  

 

Para tal inteligencia, nada estaría incierto, el futuro como el pasado, serían un libro abierto”. Sé su frase de memoria, la leí en el libro The Fascination of Physics pero, yo no soy Michio Kaku buscando la ecuación de Dios pá, por favor. Ya ahondé lo suficiente en mi trabajo de física de titulación y tal vez por algo decidí no concluirlo ¿no lo crees? Ya, deja aquí las cosas, no insistas con abrir una puerta que me lleve a Dios. Aún hay muchas puertas que debo abrir, pero, en verdad, si al abrir alguna de ellas, aparece algo, tú vas a ser el primero en saberlo. Tú y nadie más. Pero ya pá, por favor, ya. No insistas”. 

 

Miguel guardó silencio, solo miró con profundo amor a su hijo el cual miraba al exterior de la ventanilla del avión privado de Icarus Internacional que empezaba a descender en la dirección que ya había recibido desde la torre de control del aeropuerto Jhon F. Kennedy.

 

Miguel solo agregó con palabras que quiso sonaran cargadas de amor y lo logró: “Te esperaré entonces hijo al otro lado de la puerta”. 

 

Alan solo asintió una vez con la cabeza sin voltear a ver a su padre mientras empezaba a sentir en su cuerpo el empuje del descenso del avión. 

 

Mientras comenzaba a perfilarse a lo largo de su vista la línea costera de Long Island, Alan se concentró a pensar un poco en lo que su padre le había hecho pensar. Él sabía que, en eso, en el asunto de Dios aún había cosas que descubrir, pero, sin necesidad de ser filósofo él sabía en lo que eso derivaría si la evidencia demostrara la existencia de un Diseñador y esas conclusiones le incomodaban. Muy en el fondo Alan Wiles sentía que, enfrentarse a un Creador implicaría que, tuviera que hacer a un lado esa sensación que en su interior se acentuó a partir de su titulación universitaria, sensación que, le producía un cierto placer que nunca había experimentado y que, por el momento no estaba dispuesto a dejar de sentir. 

  

Volvió a pensar en lo que traía entre manos con ese programa de análisis financiero y, concluyó que, si lograba con este lo que quería, seguramente resolvería “eso” que quería darle a su padre, pero, también, y estaba consciente de ello, recibiría mucho más de esa sensación que lo hacía sentir tan diferente y que él definía como: “hermosa, apetitosa, agradable”. Por un momento la mente de Alan voló pensando que, si lograba lo que quería en el mundo financiero mundial y estaba seguro de que podría hacerlo, él sería la inteligencia de Pascal, no habría diferencia entre él y algún tipo de “gran diseñador de todo”. Sin dejar de mirar al horizonte, sonrió para sí mismo y volvió a pensar que, podía lograr todo lo que quisiera; lamentablemente, estaba equivocado. 

 

 

3. 

SOBRE LAS ALTURAS DE LAS NUBES SUBIRÉ 

  

Alan Wiles se reclinó hacia atrás en su silla especial para video juegos con la que había reemplazado la que le habían dado al iniciar su trabajo en Morgan Stanley dos años atrás; para él, esta silla era mejor. Con 23 años, se sentía mejor que nunca mientras miraba fijamente la pantalla de su computadora mientras el programa que había creado corría una cantidad infinita de simulaciones usando la base de datos de la multinacional para la que trabajaba, información que, en teoría, estaba prohibida para él, pero, como podría esperarse, quebrar la seguridad de la empresa y acceder a todos sus datos financieros históricos y de cada una de sus filiales fue, para él, un juego de niños. 

  

El programa de simulación avanzó y con ello, el ritmo cardiaco de Alan se aceleró. Estaba  a unos minutos de saber si el esfuerzo de dos años enteros de trabajo había dado resultados. Nunca se había esperado que, la puesta en marcha del algoritmo del programa de análisis financiero de los mercados comerciales ideado por su maestro de universidad asesinado iba a ser algo tan complejo. Algo que, había llevado sus geniales capacidades cerebrales al máximo. Su maestro dió a su algoritmo una visión, pero, volver esa visión algo que se aplicara en el mundo real estaba más allá del alcance de todo, incluso de Icarus Internacional.  

 

Para Alan fue desesperante el esperar más de 8 meses para que se pudiera construir un circuito electrónico que pudiera procesar la información que él necesitaba, circuito que, no existía en ninguna de las supercomputadoras existentes.

 

Aún incluso la más grande de todas en el mundo, secreta por supuesto, en China que superaba con mucho a la computadora Frontier de IBM en los Estados Únicos de América no había podido ejecutar una secuencia de los datos que Alan necesitaba lo que lo movió a tener que depender de Shooker.

 

Esta, es una empresa de equipo de cómputo en Israel que Alan contrató para que culminara la construcción del circuito que había necesitado y que por supuesto había diseñado pero que no tenía en sus manos la tecnología para crearlo en ninguno de los laboratorios de Icarus Internacional.  

 

Sonrió al recordar el motivo por el que había decidido nombrar a su dispositivo electrónico de manera cariñosa: “jone” (yi one pronunciado en inglés) lo que hizo que su pulso se acelerara aún más. Su reloj inteligente hizo un sonido advirtiendo a Alan de la elevación de su ritmo cardiaco, pero, le restó importancia. Sabía que eso no era nada. 

  

Una vez con este dispositivo en sus manos, fue de lo más fácil viajar a México para, en una visita a sus padres ingresar al servidor de Morgan Stanley en Bosques de la Lomas en Ciudad de México para conectar y tener acceso desde ahí a toda la información que necesitaba. Sabía que lo hubiese podido hacer desde Nueva York, pero, sabiendo lo que implicaba el proyecto que había desarrollado, cualquier precaución le pareció poca cosa. 

  

Operando desde Nueva York podía con un solo clic en su teléfono encriptado con su propio programa de seguridad literalmente, destruir el dispositivo sin que nada pudiera relacionarlo con él. 

  

Pensó en lo desesperante que fue también, mal dormir por más de seis meses para poder adaptar el programa de compresión de datos que había desarrollado al nuevo programa de análisis financiero para que este último pudiera ser operado en cualquier dispositivo electrónico luego de lo cual tuvo que invertir otros cuatro meses para que el programa de análisis se pudiera conectar con cualquier sistema operativo de cualquier dispositivo electrónico. 

  

Definitivamente, pensó ahora, su programa lo cambiaría todo, representaría la más grande revolución social y económica desde la aparición en 2008 del libro blanco del Bitcoin que había transformado completamente al mundo y ahora, él había llevado esa transformación al más alto nivel que nadie, ni su padre hubiese podido imaginar. 

  

Se sintió alto, grande, más grande que todos. Se sintió sobre las alturas de las nubes, se sintió por encima de cualquier ser humano y, de hecho, sin lugar a dudas tenía motivos para pensar así. Pensó que, sobre las nubes podía quedar bien su trono, ese trono al que se refirió el director de su universidad el día de su graduación.

 

En ese momento, Alan comenzó a sentir una sensación cálida en su pecho que le provocó un suspiro de plena satisfacción que, reconoció que no sentía ni siquiera cuando estaba con… 

  

Un sonido de su computadora le hizo volver a la realidad, la pantalla de esta le avisó que, las simulaciones estaban ya reuniendo resultados. El indicador en pantalla marcaba 98%. Ya no pudo despegar la mirada de la esta y lo único que pensó fue que, la pequeña fortuna que había pagado por el diseño de “Jone” había valido completamente la pena.  

 

Definitivamente, cuando su padre viera lo que estaba a punto de lograr, se sentiría como jamás en su vida. Ya en unas cuantas horas lo enteraría de todo así que, no podía ya esperar. Estaba seguro de que, todo estaba hecho. 

 

Un sonido más salió de su computadora. Las simulaciones habían terminado. 

 

La mirada de Alan Wiles recorrió a toda la velocidad que su genialidad le permitía los datos que habían aparecido en la pantalla y de inmediato en su mente, los comparó con los resultados que matemáticamente él había deducido que la simulación arrojaría y todos, coincidieron perfectamente hasta en tres decimales. Si la coincidencia hubiera sido de un decimal, era ya un éxito rotundo, pero, con tres decimales, se tenía un resultado perfecto.  

  

La mente frenética de Alan buscó hasta en el rincón más recóndito de su prodigioso cerebro el dato más lejano que pudiera tener para seguir comparando y todo coincidía. Sus simulaciones eran perfectas. Su programa de análisis financiero, de la mano del dispositivo “Jone” era perfecto, ahora, habría que buscarle un nombre a su programa, ¿Cuál podría ser? “Definitivamente” – Alan pensó – “este programa parte en mil pedazos cualquier estructura de datos para encontrar las tendencias precisas de los mismos. 

  

Se comporta como bestia que desmenuza lo que se le ponga enfrente” – afirmó para sí mismo – y continuó: “Definitivamente, el nombre de “Bestia” (Beast en inglés) le queda perfectamente y así, lo voy a llamar. “Ahora si estoy seguro” – continuó Alan en sus reflexiones – “Jone” y “Beast” reescribirán la historia. 

  

Alto, sublime, así se sintió Alan sobre sí mismo y, sobre todo, seguro. El código de “Beast” y el programa que controlaba “Jone” estaban a salvo en su mente. Miles de líneas de código memorizadas descansaban en sus pensamientos en donde nadie podía alcanzarlos. Rutinas y subrutinas en lenguajes ensamblador y C++ se mantenían en sus pensamientos libres de cualquier posibilidad de que alguien llegara a ellas, “así era mejor” – se convenció Alan – recordando lo que su padre le decía: “Toda información vital debe estar donde nadie tenga acceso a ella” y ahí, en ese espacio inalcanzable que era su mente, residía esa información que daba prácticamente control sobre todo lo que existiera en el mundo. 

  

Pero, faltaba algo más. 

 

Alan reinició su programa de simulación, abrió las tablas de datos en tiempo real de la información de las principales bolsas de valores del mundo y de ahí, tomó información que le proporcionó a “Beast”, agregó algunos parámetros que eligió y lo hecho a andar. Pasarían varias horas para que terminara, pero, sin problema recibiría los resultados a la hora precisa que él quería en su teléfono que funcionaba encriptado, así que nadie, podría nunca ingresar a lo que él podía hacer en su dispositivo y, fue entonces cuando pensó en ella. 

 

Sonrió y levantó su mirada para voltear a su izquierda y a través de un laberinto de cristales y marcos de aluminio la miró. Desde la distancia Jesi (yesi por su pronunciación en inglés) lo miraba con sus hermosos ojos azules enormemente abiertos.

 

Ella levanto el dedo índice de su mano derecha y lo puso en el centro de su frente lo que significaba: “¿Solución?” en el lenguaje de señas que Alan y Jesi se habían inventado a lo que Alan respondió con la misma seña. 

 

Desde la distancia él pudo ver que, claramente el rostro de Jesi se iluminaba de asombro y emoción, luego de lo cual puso su mismo dedo índice a la altura de su corazón en su pecho lo que, significaba: “esta noche”. Alan respondió sonriendo con la misma seña y solo entonces, ella que había estado parada en su cubículo de oficina, se sentó. 

 

Solo entonces, Alan se sentó en su sillón especial y logró que su mente saliera de su huracán permanente de datos, ecuaciones y patrones numéricos para solo pensar en “Jesi” y era eso, el hecho de lo que ella podía lograr en él; que tan solo con su sonrisa pudiera acallar las voces del mundo revelándole su estructura lo que hacía que él la amara tan profundamente. Es por eso por lo que, en su honor había bautizado al dispositivo electrónico que desde miles de kilómetros alimentaba a Beast como “Jone” (Yi one – pronunciado en español) donde para Alan la letra “J” (yi) era la inicial de “Jesi” y “one” significando “único”, la “Jesi única” y para él, incomparable. 

  

Y entonces, nuevamente a su mente volvió una gran corriente de recuerdos, pero ahora, todos eran agradables porque no había que analizar nada, tan solo sentir. 

 

Recordó cómo después de una semana de trabajo en Morgan Stanley dos años atrás, había sido ascendido a jefe de analistas financieros que, era lo primero que él quería lograr. Le incomodó que le tomara siete días lograrlo, pero, tenía que respetar las decisiones más políticas que prácticas de la empresa.

 

¿Cómo llegó ahí? Simple, la velocidad y precisión de sus datos. 

 

Pocas personas en la oficina sabían realmente quién era, así que, como había hablado con su padre dos años atrás, los prejuicios estadounidenses le daban la libertad de moverse libremente ya que, quiénes llegaban a identificarlo, le evitaban o le manifestaban cierto desprecio que era la muestra evidente de una enorme envidia. 

 

Recordó cómo el mismo día que fue nombrado jefe de analistas, entró a trabajar Jesi quién al depender directamente de él tenía que buscarle con frecuencia lo que propició que, empezaran un contacto más estrecho que lentamente se convirtió en una relación amorosa que, a Alan lo tenía embelesado, profundamente enamorado pero que, según él pensaba no le nublaba su capacidad de análisis por lo que, se sentía seguro y completamente entregado a Jesi una mujer tierna casi inocente como ninguna que él había conocido. 

 

Recordó que, para él fue agradable que Jesi no lo reconociera, aunque había leído un reportaje sobre él en la revista Time donde le catalogaban como el “genio de la nueva era” claro, con un nombre anónimo así que, a Jesi le tomó bastante tiempo creer que él era la persona de la que el reportaje hablaba. 

 

Pero más que todo lo anterior, a Alan le atrapó el hecho de que ella le restara importancia a su condición de genialidad. Le mostraba admiración por eso, sí, pero no manifestaba que eso afectara la ternura con la que lo trataba. Ella mostraba sobre todo con cada una de sus sonrisas que ella era feliz, conociendo a la persona y no al genio y eso, desarmó a Alan. 

  

Recordó el asombro de ella, cuando se enteró que él era de padre mexicano y madre estadounidense y, sobre todo, no perdió detalle cuando él le platicó el despertar de su genialidad y como veía el mundo.

 

 

Era claro que él le interesaba a ella, y mucho, y para Alan, si ya era suficiente con su sencillez y ternura el ver el tipo de alegría que desplegaba le hacía sentir el hombre más afortunado del mundo. Y todo parecía indicar que lo era. 

 

Recordó cómo Jesi anotó en una hoja de papel en breves palabras cada una de las cosas que Alan le comentó que había logrado y que ella no podía creer y sobre todo, no iba Alan a olvidar nunca la cara de asombro de Jesi cuando se enteró que, el padre de Alan en lugar de ponerle un nombre hispano había decidido llamarle: “Alan Wiles”.

 

Dicho nombre le había sido dado en honor a Alan Turing sin lugar a dudas el más grande matemático del siglo XX y a Andrew Wiles el matemático que, en 1993 había logrado resolver el teorema de Fermat un problema numérico que no tenía solución desde el siglo XVII. 

 

Recordó todo sobre Jesi, todo, incluso como analizó sus respuestas corporales lo que le permitió saber que ella aceptaría sin dudarlo una cita con él. Y así, Alan cayó en las redes del amor de una mujer que, con apenas seis meses de edad más que él demostraba complementarlo, respetarlo, pero, sobre todo, ser a la vez tan independiente que luchaba por sus propias metas sin ni siquiera esperar que Alan la ayudara a pesar de saber que, él podría solucionar cualquier problema que ella tuviera. Y eso, el que ella mostrara depender de él, pero al mismo tiempo tener metas claras donde lo incluía como “parte de” pero no como “solucionador de” le había dado a Alan la certeza de que la alegría de Jesi lo volvía alegre a un nivel que nunca había tenido en su vida y eso, era algo que él nunca quería perder. 

 

Sus padres habían conocido a Jesi y si bien, manifestaban sincero aprecio por ella y valoraban todas sus cualidades, no parecían estar tan convencidos como Alan que ella fuera la persona que pudiera complementar la vida de su hijo.

 

Su padre, en un momento propicio, le manifestó sus inquietudes y le dió a Alan argumentos que éste, como casi todo, había memorizado palabra por palabra y si bien, daba cierto crédito a las palabras de su padre, no coincidía con sus conclusiones y, la seguridad que le daba el hecho de que él jamás se equivocaba en algo le dió la convicción de, respetar las opiniones de su padre, pero, entregarse a la relación con Jesi que, ya con un año y medio de existir marchaba mejor que nunca.   

  

************************************************  

  

Las 7 de la noche ni siquiera se notaban en la ciudad de Nueva York en enero mes en que, desde las 4.30 de la tarde las tinieblas se asentaban por completo. Hacía ya 2 horas que Alan Wiles había salido de su “trabajo” en la sede global de Morgan Stanley en la octava avenida y desde entonces, había caminado por cualquier espacio, por cualquier calle envuelto en el permanente olor a mariguana que se había apoderado de la ciudad.  

 

Hacía unos minutos que, había terminado de comprar en la esquina de la calle 53 con la 6ª. avenida dos paquetes de comida rápida en los carros callejeros de los Halal Guys comida que, a él y a Jesi les encantaba comer con una carga extra de crema y, aunque la cantidad de crema había disminuido y los paquetes ya no incluían carne de chivo, aún les seguían gustando. Y al parecer a docenas de personas más que, pacientemente esperaban aún en medio del frio invernal y de la sutil nevada que caía en esos momentos.  

  

Ya con la cena lista, Alan Wiles aun tardó un poco más de tiempo para dirigirse a su departamento en la famosa 5ª. Avenida muy cerca del Centro Rockefeller ya que necesitaba aún pensar un poco en los resultados que su programa de simulación había arrojado de la última ejecución que hizo y cuyas conclusiones no dejaban lugar a dudas. Aunque, desde todos los ángulos no tenía sentido en la mente de Alan.  

   

Se dirigió al edificio de departamentos donde de inmediato el conserje Robert Wall le abrió la puerta y con su sincera amabilidad le saludó: “Hola Mr. Wiles, bienvenido. Le informo que la señorita Rensin llegó hace 40 minutos y lo espera”.  

  

Alan subió por el elevador hasta el quinto piso donde se encontraba su apartamento. Llegó a la puerta y de inmediato, su llegada fue detectada por una de las cámaras de su personal y perfeccionada inteligencia artificial que había bautizado como “Al” por las iniciales de su nombre y el honor a “Hal” la inteligencia artificial de la famosa novela: “2001. Una Odisea Espacial” de Arthur C. Clark. 

 

“Al” apuntó la cámara de última generación a uno de los ojos de Alan y detectó de inmediato que, la biometría de su ojo coincidía con la de las dos únicas personas que podían acceder al departamento y le saludo de inmediato con una voz femenina que sonaba completamente humana algo que por supuesto Alan había logrado superando en eso a cualquier otra inteligencia artificial del mundo. 

 

-     Bienvenido, Alan, buenas noches. Supongo que, contento con el clima frío. 

 

Alan respondió: 

 

“Hola Al, tú sabes, para mí el frío es excelente pero ya es tarde para andar con ese clima en la calle. Abre la puerta por favor. Cuando entre, activa todos los seguros. Avísale a Jesi que ya llegué y, carga en la computadora principal el programa de simulación que puse en la carpeta común de mi servidor junto con los resultados de las ultimas simulaciones y, sobre todo, vuelve a ejecutar la simulación 0x2 y cuando tengas los resultados me avisas.” 

 

La inteligencia volvió a hablar al momento que la puerta se abría: 

 

-     Claro Alan, con gusto, espero que puedas el día de hoy descansar. 

 

Sin responder, Alan entró al departamento para, después de un pequeño pasillo dirigirse a la sala y ver la espalda de Jesi mientras ella miraba atenta la televisión que, sobre una base mostraba una película de ciencia ficción en una plataforma de transmisión de vídeos, este género de películas – pensó Alan – era uno de los cientos de gustos que compartía con Jesi. 

 

Jesi volteó a mirar a Alan y le sonrió con ese gesto que iluminaba el interior de Alan y directamente le dijo: “Tienes que contármelo todo”. Alan le devolvió una sonrisa total porque sabía que, ahora, él no podía parar hasta que, literalmente, Jesi lo supiera todo. 

  

Ella se levantó para sentarse junto con Alan en el amplio espacio del comedor. Sin ninguna demora buscó la comida rápida. Tomó todos los sobres de crema que Alan había tomado y los vació por partes iguales en la comida de ambos. Tomó con el tenedor un poco de mezcla de carne y lechuga y miró a Alan directamente a los ojos con curiosidad y amor. Alan lo sabía, ¡estaba acorralado!

 

Empezó entonces la explicación detallada de Alan como a Jesi le gustaba a la cual no le incomodaba que Alan le volviera a mencionar cosas que ya le había dicho y que Alan también sabía que lo había hecho, pero, le gustaba remarcar cosas que él creía importantes y Jesi lo había entendido. “Así son los genios”, se repetía ella con frecuencia. 

 

Alan comenzó hablando acerca de cómo había conocido brevemente a un maestro en su universidad que le había planteado una idea que tenía, una idea que, a todas luces parecía revolucionaria. Este maestro empezó, pero no pudo avanzar en la creación de un programa de computadora que pudiera analizar todas las variables económicas de los mercados financieros mundiales. El poco conocimiento del profesor le impidió desarrollar el programa, pero, la prodigiosa mente de Alan pudo hacerlo. 

 

Este programa podía anticipar con una certeza del 96.37% la tendencia de los mercados y acciones de empresas lo que implicaría que, quién lo usara podría saber dónde invertir su dinero para tener ganancias seguras lo que sería, en resumen, una llave directa a la riqueza.  

 

Alan le comentó a Jesi que, el profesor le compartió el código de su programa hasta donde había llegado para, una semana después, morir de manera inesperada (Alan nunca le platicó a Jesi las circunstancias de su muerte). 

 

Alan le remarcó a Jesi que, notaba algo raro en el profesor y que incluso constantemente este le decía cosas como: “este programa es para devolver algo de lo que he tomado” o, “este programa me puede redimir de las cosas malas que he hecho” y, sobre todo lo más siniestro: “no sabía con quién me involucraba, pero este programa, devolverá las cosas al orden divino correcto”. Alan - insistió a Jesi -, ignoró estos comentarios porque, por su parte, vió en el programa del profesor la forma de lograr una de sus metas de vida así, puso manos a la obra y hoy, en los archivos de su servidor personal, tenía los resultados de dos años de trabajo que eran en realidad el logro de una meta que, estaba a punto de compartir con Jesi a quién le dijo, era el amor de su vida y una de las únicas personas en quién confiaba ciegamente en el mundo. 

 

A la mención de esto, Jesi sonrió como a Alan le fascinaba y ella, discretamente se limpió una lágrima de alegría que empezó a brotar de su ojo derecho. 

 

Omitiendo muchos detalles técnicos que Jesi no entendería, Alan le explicó a ella que, había logrado aplicar sus fórmulas sobre la teoría del caos y los atractores para lograr el 96.37% de efectividad en el programa y esto - Alan enfatizó - “es lo máximo a lo que se puede llegar así que, el programa ha alcanzado su tope”. 

 

Luego le comentó a Jesi que, había usado el acceso a la base de datos económica histórica de Morgan Stanley (que, le remarcó fue el único propósito que le llevó a Nueva York) y que usando estos datos había corrido simulaciones que habían coincidido hasta en dos decimales con los resultados de las crisis económicas en los Estados Unidos de América en 1929, 1973, 2000 t 2008. O sea, si alguien en ese momento hubiera tenido su programa y lo hubiese corrido habría podido predecir hasta con un mes de anticipación el momento del estallamiento de cualquiera de estas crisis y el impacto casi exacto en números del descenso de los índices de bolsas de valores y del precio de cualquier acción, de cualquier empresa o producto cuyo comportamiento económico pudiera ser medido. 

 

En este punto, las explicaciones de Alan se habían extendido por casi un par de horas. Estaban arribando a la medianoche, pero, a ninguno de los dos parecía importarles. El día siguiente era sábado así que, podrían levantarse a la hora que quisieran ya que seguramente, Jesi se quedaría a dormir con él. 

 

De improvisto, se escuchó la voz de Al resonando en el comedor algo que, por lo menos a Jesi la hizo brincar quién, al salir del ensimismamiento en el que estaba se puso una mano en el pecho sonriendo por su inesperada reacción

  

-        Alan, he concluido la ejecución del conjunto de simulaciones 0x2 

 

Alan respondió a su inteligencia artificial. 

 

“Compara los resultados con los que obtuve en la simulación que están en la carpeta fechada hoy y que se llama 0x2ms y dime lo que encuentras”. 

 

La respuesta de Al fue casi inmediata: 

 

-        Los resultados de ambas simulaciones son completamente idénticos. 

 

Alan miró a Jesi dispuesto a continuar su explicación que había sido detenida por Al. 

 

En este punto, Jesi, agitó las manos pidiéndole que parara y con sus enormes ojos azules abriéndose al máximo claramente le hizo saber a Alan que tenía que detenerse y entonces, le lanzó a quién manifestaba amar con toda su alma un alud de comentarios mezclados con preguntas en forma por demás frenética. 

 

“Espera, espera, espera, mi amor. Espera. O sea, ¿me estás diciendo que acabas de desarrollar un programa que, con tu programa de compresión puede instalarse en cualquier dispositivo electrónico y que, este programa puede predecir con hasta 30 días de anticipación con la mayor exactitud posible el comportamiento de cualquier mercado financiero del mundo? Y además de eso, ¿has corrido simulaciones donde tu programa ha predicho los datos que sucedieron en la práctica? Pero ¿Cómo? Y, además, dices que se puede conectar con cualquier sistema operativo lo que implicaría que puede ser usado por cualquiera sin ningún conocimiento financiero, pero, en verdad, ¿estás hablando en serio? ¿Tu programa deduce en función de las noticias del momento cómo lo que pasa en el mundo impactará los mercados financieros en un futuro inmediato con total precisión? Pero eso es imposible, perdóname, pero aún para ti es imposible.” 

 

Cuando Jesi terminó, Alan la miró con profunda comprensión. Sonrió. Sin decir palabra manipuló la pantalla de su teléfono inteligente para después decir con voz audible. 

 

“Al, proyecta por favor los datos de los resultados de las simulaciones que te envié cuando llegué. No las magnifiques en ningún lado. Deseo que Jesi vea las gráficas completas al mismo tiempo. 

 

Al, respondió de inmediato: 

 

-     Por supuesto Alan, proyecto lo que me pides. 

 

Casi al instante la pared del comedor de Alan cobró vida, cambiando su textura de ladrillo aparente a una superficie completamente plana y blanca de una pantalla con última tecnología de iluminación y resolución sobre la cual aparecieron 4 juegos de gráficas en par cada par enmarcado en contorno negro y una novena gráfica que aparecía sola.

 

Se dirigió a Jesi y empezó a hablar con una marcada paciencia superior a la que había manifestado hasta ahora en su voz. 

 

“Mira mi amor los cuatro juegos de pares de gráficas. Para cada caso, alimenté a Beast con los datos económicos que tenemos disponibles y, predijo la caída de las bolsas del mundo en 1929, 1973, 2000 y 2008 hasta con una exactitud como te dije de por lo menos, tres decimales.  

  

La primera gráfica son los datos reales y la segunda, los datos devueltos por Beast”. En la última gráfica pedí una proyección de los movimientos económicos más grandes que se pueden predecir para dentro del próximo año que, es lo máximo que Beast puede calcular de manera aproximada y 30 días de manera exacta y me proyecta una caída brutal de los índices de las bolsas de valores rusas y de euro asía. No sé qué signifique, pero, algo muy grande va a suceder en el oriente medio en menos de un año y hacer inversiones a la baja en esta zona o apostar a la caída del precio de las acciones de varias empresas sobre todo rusas, volverá a quién lo haga millonario de la noche a la mañana. Insisto. No sé qué está pasando, pero Beast no se puede equivocar.  

 

Ahora, Jesi estaba completamente muda, solo miraba cada aspecto de cada una de las gráficas sin atinar a decir nada y, cuando intentaba hacerlo, solo podía balbucear. Después de varios minutos solo atinó a decir: “!Es imposible!”. 

 

Por segunda vez Alan sonrió para contestar: “No, no lo es y yo lo he hecho posible”. Sin dejar de mirar las gráficas Jesi volvió a hablar, pero ahora, casi como un susurro: “Y ahora, ¿Qué vas a hacer? Y aclárame algo ¿Qué es ese nombre Beast que acabas de usar? Yo sé que en este cuento de hadas yo soy bella pero siempre pensé que la bestia eras tú – sonrió Jesi con picardía mostrando a Alan su blanca y perfecta dentadura - pero, antes de la Bestia, no entiendo cómo puede tu programa encontrar en noticias actuales el impacto económico de estas para dentro de 30 días, ¿Cómo lo logra?” 

  

Cuando Alan estaba a punto de abrir su boca para responder, su teléfono celular que estaba sobre la mesa empezó a sonar con el timbre característico de una llamada que había ingresado al sistema encriptado de los dispositivos conectados a tal sistema de Alan y que él compartía únicamente con tres personas en el mundo y una de ellas Jesi, estaba con él así que, tenía que ser cualquiera de las otras dos personas posibles. 

 

Alan habló en voz alta: “Al, verifica el origen de la llamada y si no es de mi lista de contactos bloquéala e inhabilita el dispositivo desde donde se están conectando”. Alan guardó silencio devolviendo una sonrisa de complicidad íntima a Jesi. 

 

Unos segundos después la voz de Al se escuchó en todo el comedor. 

 

-     Listo Alan. La llamada es genuina. Pertenece a Carlos Ramírez. 

 

Alan se apresuró a buscar su teléfono para contestar mientras pensaba en voz alta: “¿Carlos? No puedo creer que me esté llamando. Solo lo hace cuando algo serio pasó”. 

 

Alan, activó su teléfono, se lo llevó al oído y empezó a hablar:   

 

“Carlos, ¿todo está bien? Mira que estoy en medio de algo que solo por tratarse de ti lo estoy haciendo de lado” – dijo en tono de broma – para entonces disponerse a escuchar. 

 

Conforme los segundos pasaban, todo la actitud y los gestos de Alan Wiles cambiaron. Empezó a temblar de manera casi imperceptible pero permanente. Lo que Carlos tenía que decirle había terminado e incluso había cortado la llamada, pero, a pesar de eso, Alan no podía despegar el teléfono de su oído. No emitió ni una sola palabra durante lo que le había sido dicho. 

  

Jesi, desde su asombro ya que había vuelto a analizar las gráficas en la pantalla y se había perdido en ellas, se dio cuenta de que, hacía ya varios segundos que todo era silencio lo que la hizo volver en sí. Buscó el rostro de Alan y lo que miró la lleno de miedo. Alan estaba con su teléfono que ella había escuchado sonar pegado a su oído con tal fuerza que, la piel de su oreja se veía blanca por la presión. Sus ojos estaban desorbitados y el color de su piel se había tornado blanco, casi transparente. Su mirada permanecía clavada en la superficie de la mesa. 

 

“Alan, Alan ¿Qué te pasa? ¿Quién era?” dijo Jesi gritando asustada por el rostro de quién aseguraba amar con todas sus fuerzas. 

 

Alan salió de su letargo para mirarla con miedo, con terror. No podía sacarse de la cabeza lo que escuchó en la conversación telefónica. Soltó el teléfono el cual sonoramente rebotó sobre el piso de madera del comedor. Alan la volteó a mirar y solo atinó a decir: 

 

“Jesi, algo acaba de suceder” 

 

El silencio envolvió el departamento, la mente y el alma de Alan Wiles. 

             


 

 

CAPITULO 4.  
Más tu derribado eres  

  


1. 

PERDIÉNDOLO TODO 

  

Las tres personas en la pequeña mesa se mantenían en total silencio. Carlos miraba nerviosamente en todas direcciones. Alan mantenía su vista fija sobre la superficie de la mesa mientras que Jesi miraba el suelo para, ocasionalmente, levantar su vista y buscar el rostro de Alan que estaba enmarcado en el gorro de una sudadera gris que acentuaba aún más su delgada silueta que le hacía parecer otra persona, diferente a la que ella había visto una semana atrás en su departamento en Nueva York. Aquí, Alan se veía delgado, cansado, abatido, como un rayo caído del cielo. 

 

“Voy al baño” dijo lacónicamente Alan mientras ninguna de las otras dos personas hizo ningún movimiento. Alan pensaba en quedarse un largo rato en el baño, pero, pensó en que, a pesar de todo, tenía que aclarar ciertas cosas con Carlos así que solo se puso un poco de agua en el rostro y sin verse en el espejo, regresó a la mesa. Cuando salió del baño, notó que Carlos tenía una de sus manos acariciando el brazo de Jesi quién de inmediato al verlo de pie en la entrada de los baños retiró apresuradamente el brazo.  

 

Alan, no dio importancia a este gesto que consideró era una expresión de gentileza de Carlos, pero, “¿estaban hablando?” - se preguntó - para responderse de inmediato: “No puede ser, Jesi no habla español”. Caminó a la mesa sin pensar más en el asunto. 

 

Ya ahí, Alan se sentó al lado derecho de Carlos teniendo a Jesi a la derecha y, sin más preámbulos se dirigió a quién siempre había sido la mano derecha de su padre. Comenzó a hablar con una notoria tristeza. 

 

“Carlos, en verdad, no sé cómo comenzar, pero necesitaba que pudiéramos platicar, así que te agradezco el esfuerzo de que hayas dejado el huracán que es Icarus Internacional y que hayas sugerido venir a este pequeño local de hamburguesas hasta Orizaba para poder hablar con calma evitando generar cualquier clase de atención. ¿Por dónde comenzar?”. 

 

Carlos puso su mano derecha en el hombro de Alan lo animó con las siguientes palabras:  “Tranquilo. Sé por lo que estás pasando y lo siento como tú. Miguel tu padre, era como un hermano para mí, mucho más que un hermano”. 

 

Alan asintió con la cabeza sin mirar a Carlos y tomó el valor para continuar hablando. “Esta semana ha sido la peor semana de mi vida. De no haber sido por Jesi, no sé en donde estaría” – Jesi y Carlos cruzaron una mirada indescifrable – “Pero, lo mejor vino de tí. 

 

Nunca pensé recibir tu llamada de lo que había pasado con mis padres y de pronto, tener que viajar a Ciudad de México para enfrentar ese horrible funeral que nuevamente, solo gracias a ti, pudo haber sido tan discreto.  

 

Me acercaste con la gente adecuada que me daría aliento sin tener que enfrentar a aquellos que aprovecharían la muerte de mis padres para mostrar amor fingido que, tú sabes es una de las cosas que más detesto.” – La mirada entre Jesi y Carlos volvió a repetirse algo que Alan nunca notó al estar cabizbajo.” 

  

Y como sugeriste, para mí fue lo mejor que estuvieras al frente de Icarus Internacional en esta semana. Imagino el impacto financiero de la noticia, pero, como siempre, sé que tu harás lo mejor y, nuevamente gracias.” 

 

Alan empezó a sollozar mientras Jesi recostaba su cabeza en su hombro mientras acariciaba su brazo con paciencia y ternura. Luego de unos segundos, Alan recobró aliento inhalando y exhalando con fuerza lo que le permitió levantar su rostro y dirigirse a Carlos. 

 

“Dime lo que tengas que decir de la manera más corta posible. Solo eso te pido.” 

 

“Bien” – inició Carlos – “Lo primero para mí, pero no lo más importante es lo relacionado con Icarus Internacional. Como puedes suponer, la muerte de tu padre hizo que el valor de las acciones cayera. En varias juntas con el consejo de administración, concluimos que, lo mejor después del anuncio del “accidente” de tus padres era nombrarte a ti como CEO de Icarus Internacional lo que ayer se informó a la Bolsa Mexicana de Valores lo que por supuesto, hará que las acciones de la empresa superen incluso su valor anterior. Decidimos que, el presidente de cada comisión continuará haciendo su trabajo. Tendrán que reportar solo a mí y yo hablaré contigo lo que sea lo más importante. Tu podrás hacer lo que desees el tiempo que quieras. A mí, lo único que me importa es que tú y tu novia estén bien. 

 

Alan miró con cariño a su amigo, miró con amor a Jesi que le devolvió la mirada para después decir: “Estaré bien Carlos, estaré bien y creo que, manejar así las cosas de Icarus Internacional  será lo mejor, ahora, dame detalles, hasta los más precisos de lo que sucedió con mis padres. Ya me quedó claro que, algo no anda bien y eso, es lo que me preocupa más”. 

 

Carlos se hizo hacia atrás recargándose sobre su mesa. Al hacerlo miró su hamburguesa y las otras dos que había ordenado y que ya se habían enfriado por completo. El dinero que dió al dependiente al llegar y que eran las ventas de todo el mes, le aseguraban que, en cuanto lo pidiera, esas hamburguesas serían sustituidas por otras calientes. 

 

Carlos suspiró con profundidad y empezó a hablar: “Alan, antes de venir aquí, desde mi casa, mandé a tu tableta y a tu servidor encriptado un video, pero, por favor, por favor, no quieras abrirlo en este momento. Hay información importantísima que debes saber antes. Prométeme que esperarás a que termine de hablar.” 

 

La tristeza de Alan había disminuido notablemente cuando dijo completamente serio mirando a Carlos a los ojos: “Lo prometo”.

 

Carlos empezó a hablar pausadamente para que todo lo que dijera quedara claro: “Alan, todo comenzó hace dos años, cuando te fuiste a establecer a Nueva York. Nuestro mejor contacto en Rusia, Andrei, se comunicó conmigo insistiéndome en que era urgente que me viera para darme información que solo podía entregarme personalmente.  

 

Su urgencia era tan notoria que accedí a verme con él en Barcelona. Nos vimos en la catedral de la sagrada familia en donde llegó a sentarse a mi lado, como siempre, en punto de las 12 del día y me dijo que, tenía información totalmente fidedigna que había recibido de que un asesino había sido contratado expresamente para matar a tu padre.” 


Alan interrumpió a Carlos levantando la palma de su mano con su característica seña de que se le tenía que escuchar. Carlos de inmediato, de mala gana, guardó silencio. 

 

“Espera un momento por favor” – inició Alan – “Me queda claro por lo que hablamos cuando llegué a México que lo de mis padres no había sido un accidente, pero, si fue un asesinato, si en verdad un asesino fue enviado a matarlos, ¿Por qué sucedió esto hasta 2 años después? No tiene sentido alguno, además Carlos, ¿Cuántas amenazas de muerte recibimos al año? ¿6? ¿7? ¿Qué es lo que hace la información de Andrei tan importante?”. Alan guardó silencio, pero, su mente analizó toda la información que tenía y, creyó encontrar en ella, una posible respuesta a todo, como una luz al final de un horrible y oscuro túnel.

 

Carlos respondió: “Mira Alan, esos dos años desde la amenaza anunciada hasta lo que les pasó a tus padres no debieran extrañarte más bien, le da sentido a todo y no es por lo que pasó sino por la persona que lo hizo, no es el asesinato, es el asesino lo que me tiene en verdad con el corazón en vilo y con un gran miedo por la vida de todos nosotros.” 

 

Alan fue mucho más directo y completamente serio al preguntar: “¿De qué asesino estás hablando?” 

 

Carlos continuó, pero ahora, excesivamente agitado: “Alan por favor, porque te conozco te digo lo siguiente: ya deja de ver las cosas como si tu pudieras controlarlas. Entiende por primera vez en tu vida que estás ante una fuerza que no puedes parar ni siquiera tú con toda tu inteligencia. Tal vez tu padre fue cauteloso porque te amaba y no quería preocuparte, pero Alan, yo no soy tu padre. Hace dos años Andrei claramente me dijo con un pavor en sus ojos como nunca le había visto desde que lo conozco que, había recibido la filtración de que un asesino conocido como: “El chacal” había recibido la encomienda de asesinar a tu padre y créeme que sé hacer mi tarea cuando se trata de resolver por anticipado las cargas de tu padre, pero aquí, aquí no pude hacer absolutamente nada porque…” 

 

Alan interrumpió a Carlos con su característica seña que indicaba que no toleraría más palabras. Carlos, se calló, pero, esta vez, visiblemente molesto. Jesi levantó su mano como pidiéndole a Alan un poco más de comprensión, pero este, simplemente la ignoró. 

 

“No vayas a decirme” – comenzó Alan – que tu asesino misterioso se robó el nombre de la novela “El día del chacal” de Frederick Forsyth de 1971 en donde un asesino es contratado para matar al presidente de Francia porque si es así, he leído la novela y, tu asesino falla.

  

Además, he visto las dos adaptaciones al cine y créeme que, en la segunda, Bruce Willis parece más una persona queriendo practicar tiro al blanco que un asesino sanguinario así que, seguramente tu asesino mentiroso…” 

 

Carlos no dejó continuar a Alan. Le interrumpió dando un golpe con la palma de su mano sobre la pequeña mesa de madera lo que hizo con tal fuerza que, las dos personas que se encontraban preparando hamburguesas en la cocina del local dejaron todo para mirar a la mesa y después. mirarse entre ellos.  

 

Jesi se quedó petrificada y Alan, simplemente clavó una seria mirada en Carlos, pero, sin atreverse a reaccionar. Nunca en toda su vida, Alan había recibido ese trato de nadie, de absolutamente nadie y eso, lo hizo quedarse sin capacidad de reacción en lo que su golpeado ego se reponía para llenarse de esa droga con la que él mismo se alimentaba todos los días y que se había acrecentado a niveles extraordinarios en los últimos dos años. 

  

“Maldita sea Alan”, - dijo Carlos en alta voz -. Por primera vez en tu vida cállate y escucha porque todo lo que eres depende de esto. Yo no sé nada respecto a si “El Chacal” se robó el nombre de una novela o no, ¿entiendes? Ya. Nada más. Este asesino es un fantasma. No se sabe de donde es, no se sabe su nombre real o quién es su contacto con el mundo. Alrededor de él hay una red de nombres del más alto nivel político que impiden llegar a él. Nadie sabe nada sobre su edad, habilidades, dónde consigue las armas que usa o el dinero para obtenerlas. Nadie sabe cómo se le paga cuando cumple con sus “trabajos”. Todos dicen que “El Chacal” es una máquina de matar que nada, entiéndelo niño con un IQ que supera los 270 puntos nada puede detener y no solo eso, se rumora que este asesino se asegura de llegar hasta sus víctimas, mirarlas a los ojos, decirles el motivo por el que los va a matar y simplemente, los ejecuta. Se dice que ha asesinado a personas dentro de comandancias de policías y oficinas de agencias de espionaje y, aun así, nadie nunca lo ha podido detener. No se tienen rastros de ADN, huellas dactilares, registro de iris, biometría del rostro, expediente policiaco o militar. Lo único es que, todos señalan que una vez que eres objetivo de “El Chacal” nada impedirá que mueras. ¿Ahora me entiendes? Esto no es un juego. Y todavía las cosas por si fuera poco se tornan mucho más aterradoras porque antes de la muerte de tus padres nadie había visto a “El Chacal”. 

 

Carlos detuvo su explosión de palabras. 

 

El semblante de Alan había cambiado visiblemente. Ciertamente aún lucía aparentemente tranquilo pero su mirada se notaba preocupada y la tonalidad de la piel de su rostro había cambiado. Habló, pero ahora, de manera mucho más pausada, pero con un marcado temor. 

 

“¿A qué te refieres con que nadie conocía a “El Chacalhasta la muerte de mis padres? ¿Por qué hasta su muerte?” 

 

Carlos hizo una señal de que continuaría hablando. Alan susurró algo en inglés al oído de Jesi para que esta supiera que había dicho Carlos y entonces, guardó silencio. 

 

“Cuando tus padres fueron asesinados, no hubo puerta que no tocara, pero, ninguna me daba ninguna información confiable hasta que, logré que el gobierno chino me entregara una filmación de uno de sus satélites espías de última generación y, que por supuesto, es secreto. 

 

La grabación solo llegó a mis manos hasta que el presidente chino en persona lo autorizó, pero dejando claro que, el favor que nos debía cuando logramos que completara su ruta de la seda había quedado saldado. El vídeo me lo entregó el embajador de China en México y lo tengo ahora conmigo para que lo veamos en esta tableta que, se ensambló solo para contener este video. Yo ya lo he visto pero, solo puede reproducirse tres veces y después el dispositivo queda completamente inutilizable. Lo que ví me dejó aterrado y no sé si lo quieras ver y Alan, en verdad, teme por tu vida, en la semana que pasó desde que sepultamos a tu padre, las únicas dos personas que me dijeron algo sobre “El Chacal”  fueron asesinadas junto con sus esposas y sus hijos y, hoy al medio día fui notificado que, Andrei nuestro contacto ruso, fue encontrado en su residencia de San Petersburgo asesinado, por supuesto. No hay duda, “El Chacal” viene por ti.

 

De todo esto, no existe ningún indicio de quién lo hizo, pero, la brutalidad de su muerte supera a lo que pasó según tu padre me platicó con ese profesor que conociste en la universidad.  Las fotos de la escena del crimen de Andrei no te las mostraré por respeto a tu novia, pero tenemos que asumir que, lo hizo “El Chacal” así que, tiene ojos donde no imaginamos y sabe perfectamente quién habla de él y eso, todo el bajo mundo lo sabe por lo que nadie nos va a decir nada”. 

 

“Entiendo” – respondió Alan – “Enséñame el vídeo. Necesito saber que les pasó a mis padres. Pero tengo que saber por qué. Tengo que saber quién lanzó a “El Chacal” hacía nosotros, pero, sobre todo, el motivo porque no lo veo por ningún lado, a menos que mi padre estuviera en negocios ilícitos y eso, creo que lo esperaría de cualquiera menos de él y sobre todo a partir de su nueva espiritualidad donde a ratos lo veía más como un monje que como un empresario”. 

 

Carlos miró a Alan con una firmeza que lo silenció mientras le decía: “Te puedo jurar por mi vida que nada ilícito jamás supe de tu padre o de tu madre y nadie metía las manos tan profundamente en sus vidas como yo así que, lo puedo asegurar por lo que estoy tan intrigado como tú para saber cuál es el motivo que ha puesto sobre nuestros pasos al asesino más letal del mundo.” 

 

Haciendo una pausa, añadió: “Déjame mostrarte el video”. 

 

Carlos sacó una tableta de 8 pulgadas del bolsillo de su pantalón y lo puso sobre la mesa haciendo a un lado una de las hamburguesas que, hacía mucho tiempo ya se habían enfriado. Colocó la pantalla inclinada para que Alan y Jesi la pudieran ver. Tocó dos veces la pantalla y de inmediato la pantalla se iluminó mostrando un video que esperaba a ser visto. Antes de que Carlos presionara el botón de “reproducir” hizo un comentario.

 

“Hace una semana, tus padres estaban en Orizaba visitando a tu familia después de haber visitado a la familia de tu madre en New Jersey, pero eso, ya lo sabías. Estando aquí, fueron a el paseo de los 500 escalones que tú conoces y que era el favorito de tus padres para caminar.

 

Ellos iban acompañados por dos guardaespaldas que, eso no lo sabías, tu padre había aceptado que yo le contratara y que, desde hace un año los acompañaban a todos lados, pero, Alan, no eran cualquier tipo de guardaespaldas. Contratamos dos exagentes de la inteligencia israelí, expertos en Krav Magá y en el uso de armas de grueso calibre. En este año, dos veces desarmaron con una facilidad asombrosa intentos de personas que sospechosamente se acercaron a tus padres y, que ellos detectaron mucho antes de que siquiera se acercaran. Pues bien, las dos personas que verás en el vídeo son esos guardaespaldas. Observa con detalle, porque al final como yo, quedarás sorprendido con lo que verás. Solo recuerda, vas a ver a dos expertos en seguridad rodeando a tus padres. 

 

Sin decir más, Carlos pulsó la pantalla y el vídeo empezó a reproducirse. 

 

En la pantalla desde una vista superior y con una resolución que solo la tecnología de espionaje china era capaz de producir, Alan y Jesi miraron como desde la esquina superior izquierda de la pantalla se ven aparecer dos figuras caminando que, se adivinaba eran los padres de Alan rodeados de sus dos guardaespaldas encaminándose por un sendero natural cubierto casi totalmente por hojas caídas de los árboles que existen a la orilla del sendero. Alan de inmediato identificó que, ese sendero era el que, proviniendo de la planta hidroeléctrica ubicada sobre el margen del Rio Blanco se encaminaba al nacimiento de agua conocido como “Los sifones” y a la carretera que une a la ciudad de Ixtaczoquitlán con el pueblo llamado Ixtaczoquitlán viejo.   Al entrar las cuatro figuras en la escena, de inmediato en el vídeo se hacía un acercamiento hasta poder ver con profundos detalles a las personas y si, sin duda eran los padres de Alan. 

 

Tres segundos después en el sentido contrario hacia donde las cuatro personas se dirigían, de la parte media inferior de la pantalla, irrumpe una figura caminando lentamente ataviada con ropa deportiva completamente negra sin marcas en ropa y zapatos, cubierta su cabeza con el gorro de la sudadera. De inmediato, Alan notó el descomunal tamaño de la persona y su gran altura. 

 

La nueva persona en el vídeo sin dejar de caminar tranquilamente se detiene a un par de metros de los padres de Alan y de sus guardaespaldas, los cuales de inmediato se cierran al frente de ellos, el extraño hace una seña semejante a un saludo y, se nota que dirige una palabras a las cuatros personas. Los guardaespaldas entonces de inmediato introducen sus manos dentro de sus chamarras deportivas, obviamente buscando algún tipo de arma y es entonces cuando, Alan y Jesi quedaron sorprendidos a ver la velocidad con la que un hombre con tal corpulencia sacó un arma en literalmente fracciones de segundo para lanzar un disparo al centro del pecho de uno de los guardaespaldas que cayó fulminado. El otro logró sacar su arma y disparar, al vació, porque el asesino ya estaba a centímetros de él a tiempo para doblar su mano fracturándola para enterrar un cuchillo en su yugular el cual, lentamente cayó al suelo mientras se ahogaba con su propia sangre sostenido solo por la mano del asesino que, la soltó una vez que este cayó agonizando para entonces, dar un par de pasos en la dirección de los padres de Alan. 

 

Para ese momento, el padre de Alan había ya colocado a su madre protegiéndola con su cuerpo mientras hacía una señal al asesino como queriendo tranquilizarlo algo que parecía no tener sentido puesto que nunca se percibió una falta de control en ningún gesto o movimiento de este letal hombre. 

 

El asesino digirió unas palabras al padre de Alan el cual claramente negó con la cabeza firmemente diciendo algo que no se distinguía luego de lo cual este, sin más, levantó una arma diferente y más grande a la primera que usó que nunca se percibió de que parte de su cuerpo la sacó y, a quemarropa, disparó directamente a la cabeza del padre de Alan reventándola en mil pedazos y de inmediato, hizo lo mismo con su madre dejando tras de sí cuatro cuerpos envueltos en sangre. 

 

Con toda calma, el asesino guardo su arma, retrocedió un par de pasos y entonces, giró su mano izquierda para que su palma quedara hacia el cielo. La luz del sol iluminó su palma y entonces fue notorio que, en ella tenía un pequeño espejo el cual empezó a tapar con sus dedos y a destaparlos de manera rítmica. Después de unos segundos, simplemente se alejó caminando con tranquilidad por el camino donde, minutos antes, los padres de Alan y sus guardaespaldas habían llegado. El vídeo entonces se detuvo. 

 

Alan sintió escalofríos como nunca en su vida. Nunca en ninguna forma real, o actoral, había visto tal letalidad en un asesino. Cualquier escena coreografiada en cualquier película era tan solo un absurdo ante el poder que desplegaba esa montaña humana que, en segundos había acabado con cuatro vidas humanas para simplemente alejarse caminando como si nada hubiera pasado. Alan empezó a temblar lentamente, pero de manera muy notoria. 

 

Jesi para ese momento, había ocultado su rostro en el brazo de Alan y sollozaba marcadamente.  

 

Casi susurrando sin dejar de mirar la pantalla Alan habló: 

 

Código Morse” – dijo temblando y continuó – “El Chacal usó código Morse y lo hizo sabiendo que estaba siendo grabado desde las alturas código Morse que decía…” 

 

Carlos no lo dejó continuar y, también visiblemente nervioso, puso una mano en el brazo izquierdo de Alan y dijo: 

 

“Hice mi tarea y sí, sé que es código Morse y el mensaje es: Jeremías 50.31. Obviamente es un pasaje de la Biblia que busqué y me he repetido 10000 veces y memorizado porque sé que costó la vida de mi mejor amigo. El pasaje dice: He aquí estoy contra ti arrogante – declara el Señor Dios de los ejércitos – porque ha llegado tu día…” 

 

Antes de que Carlos terminará, Alan retomó sus palabras para completar el pasaje bíblico con una voz que ya sonaba al Alan infantil, al Alan que de niño se despertaba en las noches para meterse a la cama de sus padres por el miedo que le daba la oscuridad. “… la hora en la que te castigaré.” Dijo temerosamente para después continuar: “He memorizado la Biblia en tres versiones diferentes, pero ¿yo soy el que debe ser castigado? ¿mis padres?” 

 

Carlos y Alan guardaron silencio. 

 

Tan solo un par de segundos después, el teléfono de Carlos sonó. Miró la pantalla y atinó a decir: “Es mi esposa, disculpen”.

 

Abrió la conversación, pero, ante el silencio sepulcral que se había establecido en todo ese pequeño restaurante de comida rápida, Alan y Jesi alcanzaron a escuchar una voz varonil gruesa e inexpresiva que le decía a Carlos en un español que a pesar de ser completamente fluido mantenía un tono marcadamente oriental. 

 

“Carlos Ramírez, te conviene poner en altavoz el teléfono y colocarlo sobre la mesa y no intentes hacer ninguna clase de movimiento”. 

 

Al oír estas palabras Alan y Jesi levantaron sus rostros para ver el terror en la cara de Carlos que lentamente empezó a bajar su teléfono para colocarlo en el centro de la mesa donde, activó el altavoz. La oscura voz continuó hablando. 

 

“Ha llegado tu día, la hora en la que te castigaré. Así que, enfrenta tu juicio al que hoy has sido sometido. La tecnología de energía dirigida que vendiste hizo cosas que no debía hacer, tocó a personas que no debía tocar y ahora, las personas que no querías que fueran tocadas, han sido alcanzadas por tu miseria. No te molestes en regresar a tu casa para tratar de cuidar a tu familia. Tu esposa y tus dos hijos están muertos por tus pecados los que hoy, han salido a la luz”.

 

Carlos quedó paralizado, sus ojos se abrieron desorbitantemente. Alan y Jesi miraron como intentó articular palabras, pero nada salió de su boca. Tartamudeando, desencajado, aterrorizado, Carlos Ramírez solo atinó a hacer una pregunta que, en realidad, se convirtió en sus últimas palabras sobre esta tierra. 

 

“Pero ¿Cómo sabes que estoy ante una mesa?”. La voz únicamente dijo: “Porque te estoy viendo”. 

 

Un disparo surgió ruidosamente de la nada y la cabeza de Carlos Ramírez estalló en mil pedazos salpicando los rostros de Alan y Jesi de pedazos de cráneo y masa encefálica. Jesi comenzó a gritar enloquecidamente en español: 

 

“Carlos, no. Tu no eras, tu no eras” Antes de que Alan pudiera terminar de voltear a mirar a Jesi sorprendido por sus gritos, nuevos disparos surgieron y de manera certera, dos de ellos perforaron las cabezas de los cocineros al fondo del pequeño restaurante. Uno cayo ruidosamente al suelo mientras el otro caía dejando su cara y su pecho sobre la parrilla caliente conde la carne de las hamburguesas se estaba cocinando. 

 

Los disparos no cesaron, uno de ellos, perforo la tableta partiéndola en varios pedazos mientras otro rozó la mejilla derecha de Jesi arrancándole pedazos de piel y musculo lo que hizo que, de inmediato brotara sangre en su cara. Como un reflejo ante esto, Alan empujó el cuerpo de Jesi al suelo y lo cubrió con el suyo para entonces caer en la cuenta de que, la única salida a la calle era precisamente de donde provenían los disparos. ¡Estaban atrapados sin posibilidad de escape!

 

Alan entonces desde el suelo miró hacia la puerta del pequeño restaurante, miró hacia la calle y entonces de pie en la acera de enfrente miró la gigantesca figura de por lo menos 2 metros de estatura de “El Chacal” totalmente vestida de negro el cual sin que se distinguiera rasgo alguno de su rostro estaba de pie con el arma que había accionado segundos antes.

 

Alan, aunque no lo distinguía estaba seguro de que lo estaba mirando fijamente a él. Le tomó dos segundos reaccionar para hablarle a su inteligencia artificial a través de su reloj inteligente. 

 

“Al, haz una llamada al 911 y reporta un ataque armado”. “De inmediato Alan, pediré apoyo también a las oficinas de Icarus Internacional” respondió la inteligencia.

 

Pasaron segundos que parecieron eternos y ahí, Alan sin poder reaccionar y temblando solo escuchaba el llanto de Jesi mientras a la distancia “El Chacal” no hacía el más mínimo movimiento. Alan sintió que su corazón estaba a punto de estallar. La voz de “Al” más que tranquilizarlo lo sobresaltó aún más. 

 

-     Alan, tu ritmo cardiaco ha subido a niveles peligrosos. Estás llegando a un 56% de probabilidades de sufrir un accidente vascular. Si deseas puedo llamar también a una ambulancia de Icarus Internacional

 

Alan ni siquiera respondió. A la distancia se escuchó una sirena de una patrulla de policía y se vió el reflejo de las luces rojas y azules acercándose. Alan se dio cuenta que “El Chacal” siguió sin moverse ni un milímetro. Su imagen, ahí de pie, listo para atacar Alan supo que no la podría olvidar nunca en lo que restara de vida, aunque parecía que, su vida había llegado a su fin. 

 

La patrulla llegó frenando de seco frente al restaurante lo que ocultó la silueta de “El Chacal” y entonces Alan lo vió todo. Uno de los dos policías que venía en la parte trasera de la patrulla miró hacia donde “El Chacal” estaba y gritó una orden. En segundos, dos disparos directos a la cabeza derribaron a los dos policías y con una agilidad inexplicable, el asesino brincó a la parte posterior de la patrulla para ejecutar certeramente a los dos policías que venían dentro de la misma. El asesino más letal del mundo tenía su fama bien ganada. 

  

De otro salto, “El Chacal” brincó fuera de la patrulla hacia el lado donde había estado antes. Alan ya no lo vió. Asumió que venía por él y por Jesi cuando de momento, la patrulla explotó en mil pedazos regando metal ardiendo en todas direcciones. La cocina del pequeño restaurante empezó a incendiarse luego de que el cuerpo del cocinero ya calcinado del rostro y pecho había empezado a incendiarse de su ropa.  

 

Pronto, el gas del restaurante explotaría. Alan miró en todas direcciones. Su única salida era huir hacia su muerte, pero no tenía opción, tenía que intentarlo y, tal vez en el proceso, podría salvar a Jesi. La levantó hablando con ánimo para que salieran del restaurante. Jesi como muerta en vida, con la mirada perdida solo se dejaba guiar por Alan quién salió a la calle casi arrastrándola para correr hacia su derecha. 

 

De pronto, vio venir hacia él en sentido contrario un auto que frenando de golpe quedó de lado hacia él. Alan pudo ver el logo de Icarus Internacional en la puerta de éste. La puerta trasera se abrió. Alan escuchó una voz que le grito: “Señor Wiles suba de inmediato”. Alan empujó a Jesi al interior del auto para después subirse él. El auto arrancó ruidosamente y salió disparado seguido por la mirada de decenas de vecinos que habían salido a la calle al escuchar la explosión. 

 

Solo entonces Alan tuvo la reacción de levantar su rostro dentro del auto mirando en todas direcciones. No se veía ni un rastro de “El Chacal”. 

 

 

2. 

LA INVASIÓN QUE LLEGÓ DEL NORTE 

 

El sonido rutinario de la planta de gasolina que se activaba cuando la energía eléctrica fallaba apareció una vez más para, volver aún más intolerable el encierro. En el cuarto de pánico construido en el sótano de un hotel propiedad de Icarus Internacional en Cabarete, República Dominicana, Alan Wiles salió de su ensimismamiento para mirar a un costado y ver a Jesi durmiendo en el colchón inflable en una esquina del cuarto para, después mirar hacia arriba, a las pantallas, y ver que, sus dos guardaespaldas se mantenían de pie en la puerta de acceso al cuarto de pánico. Las paredes blindadas de 15 centímetros convertían esa habitación del pánico en la más segura del planeta ya que estas solo cederían ante un ataque nuclear y Alan sabía que eso, no podría estar al alcance de “El Chacal” ¿o lo estaba? 

 

Hacía ya cinco meses desde el brutal ataque que Alan sufrió en México y desde entonces, había estado encerrado ahí por recomendaciones del jefe de seguridad de Icarus Internacional y, sabía que estaba a salvo, pero, las imágenes del ataque volvían una y otra vez a él llevándose su sueño y sumergiéndolo en un terror que era ya su compañero permanente. Había perdido 15 kilos desde entonces presa de un permanente estado de ansiedad.

 

Y ahora, por fin, mirando las múltiples pantallas en las paredes y en su computadora personal todas ellas mostrando referencias al mismo evento que tan solo un par de horas había acabado de suceder, Alan agradeció que después de cinco meses de horror su prodigiosa mente volviera a mostrarle la relación escondida en los patrones de la información que estaba sacudiendo al mundo. ¡Se sintió vivo una vez más! 

 

La pregunta terminó por hacerle volver a la realidad: “Entonces, ¿estás seguro de que esto que está pasando lo anticipó tu programa Beast?” Alan miró el origen de la voz. El dueño de esta era Javier Pimentel, su leal amigo de universidad que, siempre le mostró amistad sincera sin que le importara que él fuera “el genio de la nueva era” o la portada de la revista Time. Javier le apreciaba sinceramente por la persona que era y eso, era un auténtico refugio para Alan Wiles. 

 

Con una mirada de completa certeza Alan le respondió a Javier. 

 

“No tengo duda alguna. Beast detectó movimientos inusuales militares entre Rusia y Siria en los patrones de información que encontró en todas las agencias del mundo y en los reportes de actividad satelital junto con intercambio de armas rusas a Irán y Libia.  

67

 

Eso fue lo que activó sus alertas. Sin lugar a dudas esta inesperada invasión encabezada por Rusia a Israel fue detectada por Beast y eso ahora, me convence que, funciona tal y como yo pensaba.” 

 

Javier habló apresuradamente dando la impresión clara de que tenía a su alrededor y en su interior más cosas de las que podría procesar. 

 

“Espera, espera, espera. Todo esto es una locura. En verdad estoy perdido. Por un lado, mira a tu alrededor, Rusia acaba de intentar invadir a Israel junto con otros países y no se perciben detalles, pero parece que su derrota fue estrepitosa. Eso, nadie lo esperaba. Por otro lado, eso parece que sumirá a Rusia en la bancarrota. Ahora, para mí es muy bueno, ahora te veo activo como no te había visto en meses. No eres el Alan atemorizado. Agrega que, tu misterioso asesino  no ha sido visto en meses. No te veo preocupado por como esta invasión va a afectar tus empresas. No sé qué quieres hacer y sobre todo, no me has dicho ni una palabra de sobre para qué te ha servido la información que te he estado recabando a todos los lados que me mandaste.  

 

A veces me pregunto si lo que me dices es verdad o si estamos viviendo solo un sueño que tu construiste y que nos ha contagiado a todos. Ah, creo que ya no se ni como me llamo. Ahora me pregunto, ¿Qué hago encerrado en un cuarto de pánico en el norte de la República Dominicana con mi mejor amigo? cuando podría estar en mi labor de mantenimiento en Icarus  Internacional en México saliendo de fin de semana a los antros que me gustan. ¿En qué momento me secuestraste mi vida?” 

 

Alan no evitó reírse ante este alud de comentarios luego de lo cual solo veía el rostro enrojecido de Javier respirando apresuradamente y con una ansiedad que estaba a punto de salir por cada poro de su cuerpo. Esa desesperación de no poder controlar las emociones le era a Alan algo tan desconocido que, le causaba una verdadera fascinación ver lo fácil que es para las personas perder el dominio propio algo que, él nunca lo había hecho simplemente porque, no le parecía lógico. Claro, hasta que “El Chacal” apareció en su vida. 

 

Con suma paciencia, Alan se dirigió a Javier con un hablar claro y pausado. 

 

“Mira Javi. Vamos por partes. Sobre lo que está pasando lo único que podemos saber es que Rusia  con una coalición de por lo menos 5 países lanzó un ataque a Israel desde el norte al tiempo que sus aliados atacaron por el oriente y el sur y han sido derrotados. Antes de que llegaras de tu hotel en Sosúa, me he puesto en contacto con mis conocidos de la zona y, todos me afirman que algo sobrenatural ha pasado.  

 

La invasión fue destruida mínimamente por el ejército israelí. La mayor destrucción provino de una lluvia de fuego del cielo. Hay quién me dice que fue una lluvia de meteoritos, otros que fue el impacto de los restos de un cometa que Júpiter solo pudo tragarse parcialmente, pero todos sabemos que eso es imposible. El fuego del cielo fue dirigido a zonas específicas alcanzando incluso varios lugares de Rusia donde estaban esperando las armas y aviones para la segunda ronda de ataques.

 

Esto que pasó se parece a lo que se reportó durante la guerra de los siete días donde Israel venció a un ejército que lo superaba en 7 a 1 y, en su momento se habló de nubes que envolvieron a los ejércitos invasores de entonces y de seres resplandecientes que estuvieron en el campo de batalla donde no permitieron avanzar a los enemigos de Israel. Tú sabes que, para mí, eso son solo fábulas, pero, hoy claramente te puedo asegurar que algo más grande que eso pasó.  

 

El ejército de Israel estaba superado no al 7 por 1 sino al 43 por 1 según mis cálculos, pero, por supuesto, esta versión no es la que están manejando los medios occidentales y te aseguro que nadie hablará de esto. A mí lo que me tiene impresionado es todo lo que el ataque de Rusia puede provocar. 

 

Ahora, ¿Cómo afecta esto a Icarus Internacional? En nada. Unos días después del atentado en Orizaba cuando ya estaba encerrado aquí, recordé las alertas que recibí de Beast sobre Rusia estando en Nueva York y le pedí a Al que vendiera las acciones de Icarus Internacional de empresas Rusas, Sirias y que vendiera los bonos de deuda comprados a Irán además de, abrir una centena de operaciones de comercio electrónico a la baja en las bolsas de estos países además de Etiopía y Sudán y como puedes suponer, no perdimos dinero y las operaciones de comercio dejaron buenos millones de dólares de ganancia. El consejo de administración de Icarus Internacional está feliz sobre todo por los bonos que recibirán por su “buen manejo” cuando yo he hecho todo, pero, dejémoslo así. Ahora, Al ha recomprado las acciones a la décima parte de su valor ya que obviamente estas perdieron casi el total de su valor y, recibiremos mucho más dinero del esperado cuando el precio de esas acciones suba.” 

 

Javier interrumpió a Alan señalándolo a la cara. “¿Y cómo sabes que las acciones subirán? ¿Eso también te lo dijo Beast?”

 

La respuesta de Alan fue inmediata. 

 

“No necesito a Beast para eso. Rusia no ha quebrado, tiene el respaldo económico de China quién obviamente apoyaba la invasión tras las sombras. Lo único que ha pasado es que Rusia no podrá extender su dominio económico más allá de sus fronteras que era lo que quería China y esto, finalmente conviene al gobierno de este país quién realmente ahora podrá extender su red de control por oriente medio. La OTAN denunciará los actos de Rusia, pero, no tienen ni el poder ni la capacidad de ir más allá de eso y, Rusia va a necesitar endeudarse para reconstruir y como puedes suponer muchas de las compañías de reconstrucción son parte de Icarus Internacional así que, hoy, todo fue ganar, ganar.” 

 

Ahora, de “El Chacal” no se ha sabido nada, lo único que teníamos de información es que, surgió de la zona de sur de Rusia así que no sería extraño que, algo de lo que está pasando le haya obligado a atender otros “encargos”, tú me entiendes.  

 

Uno de los guardaespaldas que está en la puerta del cuarto de pánico, Yuri, es ruso y, si fué contratado es porque asegura que, alguna vez vió en primera persona a “El Chacal” y por supuesto, no sabe nada de su rostro, origen o información, pero corrobora su letalidad y su increíble destreza y, me aseguró que, no hay nada que lo pueda detener.

 

Y también me dijo algo que me intrigó, y es qué, en el mundo de los asesinos se sabe que, “El Chacal” no falla ningún tiro no importa el tipo de arma que sea y eso me tiene intrigado. En el atentado en Orizaba nos tenía a Jesi y a mí indefensos, y no disparó, solo rozó el rostro de Jesi y le dejo esa marca en su cara que tanta culpa me produce, pero, a Carlos y a los cocineros los mato de una manera certera. Eso no me lo puedo explicar, pero bueno, no puedo hacer nada al respecto, pero eso no significa que me quedaré sin hacer nada. 

 

Ahora intrigado Víctor preguntó: “¿Qué quieres decir con eso?” 

 

Con una mirada segura que, Víctor, desde hacía meses no le veía a Alan éste le respondió: “Voy a salir de aquí. El ver lo que logré con Beast, me ha corroborado que, tengo cosas que hacer y ningún asesino me va a detener. ¡Se lo merece mi padre!”. 

 

En instantes, el rostro de Javier se desencajó y alarmado a un grado extremo casi le grito a Alan.

 

“Pero ¿Qué te pasa Alan? ¿Estás loco? Espera a que las personas que has contratado para que ubiquen a El Chacal” te den alguna pista. Hasta ahora, es un fantasma. No te puedes arriesgar. Piensa en Jesi. La has puesto en alto riesgo. Sé sensato. Yo puedo viajar cuantas veces sea necesario para hacer lo que quieras. Aquí por lo menos tienes compradas a las autoridades de migración que, te están avisando cuando alguien entra al país con las características de El Chacal” por favor, no te arriesgues. Como amigo te lo pido.” 

 

Alan, con la misma tranquilidad que había hablado con Javier, volvió a responderle.

 

“Estoy decidido. Hoy me he vuelto a sentir valioso, hoy vuelvo a creer que tengo el control. Sé que puedo hacer cosas que nadie más puede y, como bien me dijo Jesi anoche, tú eres más grande que todo lo que te está pasando y ¿sabes qué? Le creo. Ahora, tengo que hacer algo que, solo yo debo hacer. No me preguntes qué, pero, una vez que esto pase, sabré adonde dirigirme. Mientras tanto, aún hay algo que necesito que hagas por mí.” 

 

Víctor resignado sonrió antes de contestarle a Alan:

 

“Ya sabes bro, por ti lo que quieras. Yo y mi familia vivimos bien gracias a ti y, además, eres mi amigo, como dicen aquí, mi pana. Por ti, lo que quieras.” Alan procedió a hablar con aún más cuidado de como lo había hecho hasta ese momento. “Ayer llegó por el aeropuerto de Puerto Plata una mujer de Ucrania que ingresó como turista. Llegué a ella gracias a una fortuna en bitcoins que tuve que repartir entre personas que es mejor que no conozcas y, supuestamente, tiene un expediente de información sobre “El Chacal” lo que permitiría saber quién es realmente.  

 

Si este asesino anda por ahí, preferí mantener activas a las personas que lo andan buscando para que eso, no le permitiera detectar la información que esta mujer sustrajo por medios que fueron, digamos, muy sutiles según entendí. Así que, necesito que, pasada la hora de la comida, vayamos a Puerto Plata para poder subir a la cima del teleférico que está ahí. Necesito que, por adelantado, subas por el teleférico hasta la punta del cerro Isabel de Torres.

 

Al pie de la imagen del Cristo con los brazos abiertos que está en la cima en donde venden los recuerdos del lugar, ahí estará la mujer que, en punto de las 3:00pm sabe que se verá con “Víctor” de México. Ella te entregará lo que tenga, se irá y entonces solo tendrás que, encender esta lámpara que te voy a dar tres veces para que, sepamos que podemos ascender en el teleférico para encontrarnos contigo. ¿Me entendiste?” 

 

“Fuerte y claro genio de la nueva era” dijo Víctor imitando un saludo militar que le arrancó a Alan una sonrisa.

 

Luego de esto Alan pensó: “Por cuatro meses un hombre me ha robado todo, se ha llevado mi felicidad y me sometió al peor tormento de depresión que había conocido, pero, ya no le permitiré controlarme más.

 

Al ver los resultados de Beast que predijeron la invasión de Rusia a Israel la mente de Alan volvió a resurgir. Nuevamente a su alrededor, todo lo miraba en patrones que asociaban las cosas y le permitían saber que, podría encontrar la forma de alejarse de la imparable fuerza del asesino que quería quitarle la vida, pero, - él se aseguraba -, no lo lograría. 

 

Él era Alan Wiles, él era la persona a la que cientos admiraban. Él era aquel a quién todos querían a su lado. Él era el que iba a darle al hombre un poder como nunca nadie había hecho. Él era el único humano que podría poner un trono en las nubes, el que tenía multitud de contrataciones por lo que, esa seguridad de saber que lo podía todo, volvió a llenar sus pulmones y entonces vió a todos, incluidos a Javier y Jesi como minúsculos, pero, le eran necesarios por uno u otro motivo. 

  

Alan aspiró y se sintió fuerte, poderoso, capaz de lograr lo que quisiera. ¡Lamentablemente estaba equivocado!

 

Mientras Alan sonreía, Jesi que había estado de espaldas a ellos aparente dormida, digitó algunas cosas en la pantalla de su teléfono. Sonrió, y volvió a cerrar su ojos dejando el teléfono sobre el colchón inflable en el que había dormido la noche anterior.

 

 

3. 

RESPUESTAS CON SANGRE Y MUERTE 

 

El reloj marcaba las 2:00pm cuando a la puerta de entrada del teleférico de Puerto Plata llegaron los dos autos que conformaban la seguridad que acompañaba a Alan. Se estacionaron en los espacios ubicados para los vehículos de los visitantes y, de ellos descendieron Víctor, Jesi y tres escoltas vestidos de civil que por supuesto, estaban fuertemente armados. 

 

Bajaron y Jesi con Víctor se quedaron con Yuri, el guardián que juraba haber visto el accionar de “El Chacal” quién se colocó junto con ellos dando la espalda al auto blindado mientras los tres miraban al área abierta de llegada. Los otros dos guardias se adentraron en el edificio de bienvenida. Luego de un par de minutos, regresaron para unirse al grupo y entonces Yuri, lanzó un mensaje a través del dispositivo de audio integrado en el cuello de su camisa. 

 

“Limpio” fue todo lo que dijo. 

  

Menos de un minuto después por el área abierta de llegada, asomó un tercer auto blindado que, se estacionó junto a los otros dos de donde descendió Alan. Yuri de inmediato se posicionó a su lado mientras el chofer del tercer auto se quedaba dentro del mismo con el motor encendido. Sin más, todo el grupo ingresó al vestíbulo del teleférico para de inmediato subir las escaleras de acceso al área de ingreso al mismo. Al llegar, vieron un nutrido grupo de turistas tomándose fotos o fotografiando al grupo musical que, a un lado de la puerta de acceso al teleférico tocaba con el mayor ánimo posible una melodía de bachata dominicana. Jesi sonrió y lanzó un grito de alegría.

 

Víctor sonrió con interés mientras Alan solo hizo una mueca de alegría que contrastaba con la mirada gélida de los guardaespaldas. 

 

Conforme el orden de acceso al teleférico fue avanzando, llegó el momento en que todo el grupo completo ingresó a la plataforma de inicio del recorrido para que solamente ellos tuvieran el uso exclusivo de la cabina de subida lo que fue logrado por supuesto, gracias a la generosa cantidad de dólares que entregaron en la recepción los primeros guardaespaldas que ingresaron para comprar los boletos. 

 

Yuri se dirigió al grupo: “Subirá Víctor con ustedes” señaló con un gesto a los dos guardias. “Mientras, aquí esperaran Alan y Jesi conmigo. No abordaremos la cabina de ascenso hasta que ustedes lleguen a donde está la estatua de Cristo. Verifiquen que está ahí la mujer de Ucrania y regresen a la plataforma a avisarnos que todo está bien. Desde hace dos horas, dos de mis hombres subieron en auto y han revisado a conciencia el laberinto que es el parque que está en la cima de la montaña y me reportan que todo está limpio. Podemos proceder.” 

 

A los pocos segundos, la cabina del teleférico arribó de la parte alta, descendieron de ella un grupo de turistas hablando alegremente en inglés y en segundos desaparecieron por la puerta de acceso. En la cabina sentado en un banco frente a los controles estaba un hombre corpulento que, miró alegremente al grupo y los saludó con la mano. Al verlo, el pulso de Alan se aceleró lo que provocó una alerta de su reloj inteligente. Jesi de inmediato le dió la mano. 

  

Alan, sintiendo una punzada en las sienes de su cabeza empezó a hablar consigo mismo: “Tranquilo Alan, mira su cara, el color de su piel, por favor, estás frente a un dominicano que no esconde por ningún lado su origen. Todo está bien. Tú eres mejor que todo esto”. Se tranquilizó. 

 

“¿Alan?” Preguntó Yuri. “¿Todo bien?”. Alan más tranquilo respondió: “Adelante”. 

 

Víctor y los dos guardaespaldas ingresaron a la cabina mientras una mujer con el uniforme del parque y un gafete con su foto en la bolsa de su camisa empezó a hablar alegremente: 

 

“Señores es un gusto recibirles en el teleférico de la ciudad de Puerto Plata único en el Caribe y que nos llevará a la cima del pico…” No pudo terminar. Uno de los guardias metió dentro del bolsillo de su camisa 2 billetes de cien dólares cada uno y le dijo en un pésimo español: “Cállate y sube”.


La mujer semi sorprendida simplemente dio la señal a su compañero y las puertas se cerraron. La cabina empezó su viaje de ascenso. Yuri, de inmediato, sacó de la mochila que llevaba a sus espalda tres binoculares de los cuales dos entregó a Jesi y a Alan quedándose con uno. Casi al unísono, los tres enfocaron con sus aparatos el teleférico para ir siguiendo su ascenso ante la sonrisa de los dos trabajadores del parque que se mantenían en la plataforma de ascenso con ellos. Uno se encogió de hombros y entonces también dirigieron su mirada a la cabina que ascendía lentamente. 

                  

Sin perder detalles, Alan, Jesi y Yuri siguieron con su mirada el recorrido por casi 20 minutos hasta que, vieron cómo la cabina empezaba a reducir su velocidad al acercarse a la plataforma de llegada después de haber recorrido los más de 780 metros de altura.

 

La cabina llegó a la plataforma y se detuvo y entonces, nada. No se percibió ninguna clase de movimiento. Después de 5 segundos se escuchó la voz de Yuri:  

 

“Algo pasa”. 

 

Aún no había terminado de hablar cuando desde su posición, Alan, Jesi y Yuri vieron tres destellos dentro de la cabina para después ver como los cristales se salpicaban del inconfundible color rojo carmesí de la sangre. Jesi gritó. Alan se quedó petrificado mientras, después de un ligero movimiento de la cabina apareció el corpulento controlador de esta quién salió arrastrando el cuerpo de Víctor que no se percibía si estaba vivo o muerto jalándolo con la facilidad de quién arrastra una bolsa de papel. El hombre se veía imponente. Estando de frente hacia la ladera de la montaña, los tres pudieron verlo claramente a través de sus binoculares. 

 

El hombre entonces levantó el cuerpo de Víctor con una mano mientras con la otra se empezó a quitar lo que claramente era una máscara que cubría su rostro y entonces, los tres lo pudieron ver. Alan no había visto esos rasgos nunca, pero esa mirada era la que nunca olvidaría cuando la miró fría e impenetrable al otro extremo de la calle cuando él se limpiaba los pedazos de cráneo de Carlos cuando El Chacal” lo había matado a sangre fría enfrente de él. 

 

El despiadado asesino tiró la máscara y sin ninguna clase de gesto, sacudió a Víctor quién volvió en si para darse cuenta de lo que pasaba. 

 

Víctor empezó a sacudirse con desesperación y a gritar claramente de pavor y entonces, con una velocidad que nunca Alan había visto, “El Chacal” levanto en vilo a Víctor por el cuello, hizo girar su rostro para que este quedara a la vista de Alan y en una fracción de segundo, bajó su brazo para retener a Víctor por el pecho cuyos intentos de huir no movían ni un milímetro el cuerpo del hombre que, de la nada sacó un cuchillo para cortar de tajo el cuello de Víctor quién a la vista de su mejor amigo empezó a expulsar sangre por la boca y por la herida abierta de su cuello mientras temblando con espasmos empezó lentamente a morir. 

  

Al quedar inerte el cuerpo de Víctor, “El Chacal” con la mayor tranquilidad lo arrojo al vacío de la ladera para entonces mirar fijamente a Alan quién además de temblar empezó a sentir escalofríos en todo su cuerpo mientras un hilo de orina empezó a mojar su pierna derecha.  

 

Fue entonces cuando Yuri lo jaló de inmediato y prácticamente arrastró a Alan y a Jesi a la puerta de salida. Corriendo y tropezándose salieron al estacionamiento para subirse de inmediato al auto que había quedado encendido. Yuri metió a Jesi y a Alan a la parte trasera para subirse a toda velocidad al asiento del copiloto. Fue entonces cuando gritó al chofer: “Rápido, sácanos de aquí, no te detengas hasta llegar al aeropuerto de Puerto Plata, pero ya maldita sea, vámonos”, El auto arrancó con tal rechinido de llantas que todas las personas alrededor lo voltearon a ver. 

 

Desde el asiento trasero, un tartamudo Alan habló diciendo: “Yuri, ¿y tus hombres? ¿Y la mujer de Ucrania?” Yuri entonces contestó con una mirada que pretendía aparentar seguridad: “Todos están muertos”. Alan movió su cabeza de un lado a otro, escondió su rostro entre las manos para luego, ya sollozando volver a hablar: “¿Viste su rostro Yuri? ¿Él es “El Chacal”?”.

 

Con el mismo tono de voz Yuri volvió a hablar: “No lo sé, nadie lo ha visto pero si ese es su rostro, eso significa que, la próxima vez que lo veamos es porque nos estará quitando la vida”. 

 

Alan sintió la boca reseca y solo entonces, se dio cuenta de que Jesi hecha un ovillo lloraba a su lado por lo que, extendió al mano y al tocarla, Jesi se retiró con violencia para gritarle: “¿Por qué me haces esto? ¿Por qué?” Alan no supo qué contestar. Se sintió culpable y avergonzado como nunca se había sentido. ¿Cómo podría compensar la angustia de Jesi? Miró la herida que había quedado en su rostro por el roce del disparo en su primer atentado. No encontró respuesta, pero en sus pensamientos se juró que encontraría la forma. 

 

Rechinando entre calles y curvas estrechas, el auto avanzó a la mayor velocidad que podía. 

 

************************************************  

 

Abrigados para enfrentar el frío de noviembre por la mañana en la Ciudad de México, Alan y Jesi charlaban sentados en un pequeño parque a orillas de la Avenida Constituyentes mientras sentado a la distancia, Yuri los observaba. Todos, estaban convenientemente disfrazados como “El Chacal” lo estuvo en República Dominicana. “Si este monstruo tiene tantos recursos, también los podemos tener nosotros” se dijo Alan quién no tardó en encontrar quién pudiera convertirlos prácticamente en nuevas personas usando máscaras de nanotecnología que, les daban nuevas e indetectables identidades.

 

“Alan por Dios, son las 8 de la mañana, estoy sintiendo realmente frío. ¿Qué hacemos aquí a esta hora? ¿Qué es lo que traes en tu cabeza? Yo ya no quiero estar aquí, yo no pedí nada de lo que me está pasando. Yo solo quiero irme a mi casa con mis padres y alejarme de ti. Por favor ya no puedo más” – expresó Jesi con una voz que más que angustia, expresaba agonía -. 

 

“Mi linda bebé hermosa” – empezó Alan a hablar mostrando una sincera calidez en su acento – “En verdad con todo mi corazón te pido perdón por lo que ha estado pasando. Yo mismo no lo esperaba y creéme, tú eres la última persona a la que quisiera jamás, jamás lastimar. Eres mi vida, eres mi paz. Solo en tu presencia mi mente deja de estar en un huracán de datos, ecuaciones y patrones de orden. Por favor, te doy mi palabra de que esto pronto terminará.

 

Aunque suene tonto, creo que, encuentro un sentido a todo lo que está ocurriendo y con ello me refiero a que creo lo que debo de hacer, creo que sé para qué está sirviendo todo esto que me ha pasado. No sé si podré librarme de “El Chacal” o no, pero empiezo a creer que, lo importante no es si puedo estar vivo o no, sino que, lo que he logrado, quede vivo para siempre y que asegure que sin importar lo que pase, tu puedas vivir. ¿Me entiendes?”. 

 

Jesi respondió carente de emociones con una voz que transmitía sobre todo hartazgo: 

 

“No, no te entiendo y no estoy segura si me interese entenderte”. 

 

Mira Jesi – le dijo amorosamente Alan – Te voy a confiar algo que nadie, absolutamente nadie sabe. Un poco antes de morir, mi padre subió a mi servidor dos mensajes, uno de texto y uno en vídeo donde me alertaba sobre algo que había descubierto. 

 

Los leí al detalle, analicé lo que dijo en el vídeo y creí al principio. que era una más de las ideas absurdas que se le habían metido como resultado de esa “nueva espiritualidad” de la que te hablé que se había despertado en él y en mamá, pero, después de la fallida invasión de Rusia a Israel, ahora me doy cuenta de que todo era más que eso y quiero comprobarlo.  

 

A dos bloques de aquí está el templo cristiano donde mi papá se reunía con regularidad cuando estaba en ciudad de México y en el vídeo me comentó que, llegó a hablar con el pastor sobre la economía y los movimientos que se estaban dando en el mundo y que había entendido lo que estaba por suceder y, sobre todo, me remarcó que, Icarus Internacional podría ser una pieza para dar ayuda en un tiempo de caos que se avecinaba. Incluso aunque no lo quieras creer me dijo que estaba al tanto que, una invasión del norte de Israel atacaría a esta nación y que sería una movilización armada como nunca se había visto una desde la segunda guerra mundial y así sucedió.

 

¿Cómo lo supo? ¿Dónde lo encontró? Necesito saber qué información llegó a sus manos porque estoy seguro de que esto, tiene que ver con Beast y los efectos que este puede tener por lo que, solo te pido este tiempo para saber a dónde ir porque sin que importe el camino necesito que estés ahí y creéme, después de esto si deseas alejarte de mí lo entenderé porque no quiero que nadie te haga daño. ¿Me entiendes? Hice una cita con el pastor y nos espera dentro de media hora.” 

 

La mirada de Jesi ahora se había vuelto fría y aunque no era sombría le dio a Alan la sensación de estarla perdiendo y así de la misma manera en que su mente conectó todo en su infancia cuando su genialidad se despertó, de la misma manera, todo su raciocinio quedó bloqueado al sentir la soledad que le dejaba el imaginar su vida sin Jesi y empezó a temblar como tanto lo había hecho recientemente y esta vez, no por el frío matinal de la ciudad de México sino por la creciente soledad que empezaba a envolver su interior. Sin dejar de mirarlo de esa manera, Jesi le contestó.

 

“Mira Alan, yo solo soy una analista de datos de Rhode Island, yo solo soy una mujer que quería salir adelante y demostrarme a mí misma y a mi familia que, podía hacer algo más grande que trabajar en la caja de un Burger King y lo logré y en el camino, te encontré a ti, y te amo, pero no quiero mi vida destruida por algo a tu alrededor que parece quiere destruirte.  

  

Si tú no sabes quién ha enviado a “El Chacal”, yo menos, pero, no quiero estar en el camino de ese hombre. Soy muy joven para morir y luego, no sé si confiar en ti. Mira, hasta ahora me entero de estos mensajes de tu padre y pensé que entre nosotros no había secretos.” 

 

Alan, bajó su mirada avergonzado y habló cuidando sus palabras como nunca lo había hecho con Jesi, desarmado por completo, habló suplicando, sintiéndose completamente vulnerable. 

 

“No te quiero perder, solo permíteme demostrarte que aún queda en mí mucho de lo que te enamoraste porque sé que, en ti, está todo lo que necesito. Solo déjame hacer esto y como te dije, mañana mismo regresaremos a Nueva York.” 

 

Los dos quedaron en silencio mientras la ansiedad en la mirada de Alan esperaba por una respuesta. Jesi habló y su tono de voz le devolvió a Alan un mundo de esperanza.

 

“Está bien, pero te juró que ni siquiera sé porque estoy haciendo esto”.    

 

En punto de las 9:00am Alan estaba tocando la puerta de la oficina anexa al templo cristiano. Después de tocar una segunda vez la puerta, esta se abrió y Alan miró el rostro amable de un hombre que se adivinaba pasados los cincuenta años el cual, con su cabello casi completamente blanco le dirigía una amable sonrisa saludándolo. 

 

“Hola, bienvenido, más bien bienvenidos. Tú debes de ser Alan, el hijo de Miguel. Pasen, están en su casa.” 

 

De inmediato, Alan, Jesi y Yuri ingresaron a la pequeña oficina que, rodeada de libros era sorprendentemente acogedora. Yuri se mantuvo impasible, pero, Alan percibió qué, como a él, algo de ahí le había impactado. Al mirar a Jesi, le notó extrañamente incómoda. Ella lo miró y sonrió con cierto nerviosismo lo que Alan atribuyó a la incomodidad que ella sentía. El teléfono de Jesi sonó y con alivio se sumergió en él para atender un mensaje de texto. 

 

“¿Les ofrezco un café? ¿Un poco de pan?” invitó el pastor sin que recibiera ninguna respuesta. Alan luego de unos segundos habló con calma, pero con celeridad. 

 

“Pastor, no piense que somos groseros, pero, en los últimos días, hemos estado en verdad sometidos a serios problemas y hay varias cosas que debo resolver antes de salir del país y todo depende de lo que hable con usted. Espero eso no le moleste. Y créame que todo esto es gracias a mi padre que encontró la manera de dirigirme hacia usted así que, básicamente deseo platicarle las cosas que me han pasado a partir de la muerte de mi padre para que después me diga qué es lo que él platicó con usted sobre economía y cómo esto se relaciona con lo que acaba de pasar en Israel”.

 

El pastor devolvió a Alan la mirada y la sonrisa que este le dió, lo que hizo sentir a Alan en su interior que, estaba en el lugar correcto. El pastor habló.

 

“No te preocupes Alan, te entiendo perfectamente. Yo sé lo que es estar con una ansiedad por obtener respuestas cuando nada tiene sentido alrededor. Así mismo yo estaba cuando tenía tu edad y de ahí, encontré a Dios quién le dió sentido a todo, pero tranquilo, no voy a predicarles nada. Cuando tuve oportunidad mucho me habló tu padre de ti y sé que, hablar de Dios por decir lo menos, no te hace sentir cómodo así que no te molestaré con eso y, antes de hablar, dos cosas. 

  

Lo primero, creéme que lamento profundamente la muerte de tu padre que, me mostró el carácter de alguien que, transformado por Dios se volvió una fuente de ayuda y aliento para más personas de las que imaginas en esta congregación. Es más, están disfrutando su generosidad ya que fue él quien remodeló esta oficina a un costo que nunca nosotros lo hubiésemos podido hacer y, lo segundo es que, yo no recibiré a nadie hoy porque creo que, nuestra charla será larga y créanme cuando les digo que van a necesitar el café que no me han aceptado.” 

 

Con una sonrisa que transmitía paz, el pastor preguntó: “¿Están listos?”

 

Alan respondió: “Listo”. De reojo miró a Jesi quién absorta en su teléfono, parecía estar verificando una ubicación en la aplicación de “Google Maps”. Era extraño. Ella no hacía eso frecuentemente, pero, Alan tenía que continuar. Miro con atención al pastor quién se disponía a hablar. 

 

************************************************  

 

“Alan, vamos a hacer algo. Primero, te voy a hablar acerca de todos los datos económicos mundiales que comparto en mis charlas sobre profecía bíblica para, traerte al momento en que nos encontramos en la actualidad, ¿ok? Luego te plantearé los eventos de esta profecía que se han cumplido y los que falta que se cumplan para, después darte mi conclusión. ¿De acuerdo?” 

 

“De acuerdo” contestó Alan. 

 

“Empecemos” – inició el pastor – “El centro de todo es la riqueza, pero, no la riqueza que el mundo produce sino el control sobre esta riqueza. La premisa es muy sencilla: tener control sobre la riqueza del mundo. Si piensas en lo que sería mejor, entonces debemos pensar en que la riqueza esté distribuida de la manera más equitativa en el mundo ¿no es verdad? Claro, pero, eso da el control a la gente así que, si podemos quitarle a la gente su riqueza la podremos controlar.

 

En la antigüedad, cuando el dinero no existía, todo se basaba en el trueque así que, tu cambiabas algo que tenías por algo que se consideraba de un valor equivalente y así la riqueza se mantenía distribuida de una mejor manera. Ahora en este punto, pensemos en el inicio de un plan de control de la riqueza. ¿Cómo activarlo? Simple.

 

Si despiertas la codicia, la arrogancia, el deseo en el interior de cada ser humano, la soberbia que todos tenemos en nuestro interior, entonces tienes la primera pieza del plan para tener control sobre la riqueza del mundo usando esta soberbia, el ansia de ser más y mejor que los demás. Con esto inició el plan.

 

El oscurantismo despertó grandes riquezas de personas que acumulaban dinero de la mano de la jerarquía católica quién a sangre y muerte acumuló grandes fortunas. Pues bien, esas grandes fortunas pronto necesitaron protección por lo que, surgieron personas que, se comprometían a tener a buen resguardo la riqueza de los demás que, para ese tiempo, se contaba en oro y piedras que se consideraban preciosas claro, esto a cambio de un módico cobro por tal favor.

 

Llevar la riqueza al lugar donde se necesitaba para hacer cambios o intercambios como puedes suponer no era algo fácil. Así que, pronto se formaron grupos armados que, cobraban grandes sumas de dinero para transportar digamos, por ejemplo, el oro de un país hasta el lugar donde este hacía la guerra a otro para pagar a los soldados sin riesgo de sufrir asaltos o emboscadas. Así, entre otros, nacieron en esta época los caballeros templarios que, empezaron a crecer en poder hasta convertirse en los mayores prestamistas de Europa

 

Los templarios llegaron a acumular tal riqueza que, preocuparon al papado romano por lo que, el 2 de mayo de 1312 el papa Clemente IV firmó una sentencia acusando a los templarios ¿de qué más? Por supuesto, de brujería para poder enjuiciarlos y llevarlos a la hoguera para así quedarse con su riqueza. 

 

Y a lo largo de la historia tenemos miles de estos ejemplos de cómo la soberbia manifestada en ambición mueve los hilos de conspiraciones, asesinatos, guerras y revoluciones. 

 

Ahora, avancemos unos años cuando los guardianes de la riqueza por cada oro que recibían para guardar daban a la gente un papel que, amparaba la cantidad de oro que ellos resguardaban así que, esto le daba a la gente la confianza de no ser asaltados al no tener físicamente su oro en sus manos,

 

De esta manera, pronto, la gente usó estos recibos como medio de intercambio y, quiénes los emitían también pronto se dieron cuenta que, quienes les daban a guardar su riqueza no venían todos al mismo tiempo a reclamarla. Así que, a su vez, la avaricia enseguida les hizo darse cuenta de que podían dar más recibos usando para ello como respaldo la riqueza que otros les daban a guardar pero que, finalmente no les pertenecía y, como cobraban una ganancia por cada recibo, se volvieron escandalosamente ricos así que, estamos hablando ahora no de personas, sino de familias que empezaron a hacer crecer su influencia hacia todos los ámbitos de la vida.  

 

En este punto de la historia es donde nacen las familias que, por cientos de años han controlado la economía del mundo para impulsar un plan que, está a punto de cumplirse. Pero, eso será parte de mis conclusiones así que, por el momento, debemos continuar en otra dirección. 

  

Esos “recibos” de dinero amparando el oro resguardado se convirtieron evolucionaron hasta convertirse en nuestro moderno dinero y con esto, tenemos ya dos piezas para poder echar a andar el plan del control de la riqueza del mundo. La primera la soberbia ¿lo recuerdas? Y la segunda la impresión del dinero, pero, ahora había que enfrentar un problema. El oscurantismo dió paso a gobiernos donde los hombres creyeron en líderes civiles que estuvieran alejados de la influencia y el poder religioso, el cual, se convirtió en otra institución más, que además de comprar conciencias entró al juego de llevar su riqueza a donde pudieran adquirir más riqueza. 

 

Ahora, había que tomar control de la última pieza, el poder político para que la gente creyera la mentira de que ellos ponen a los gobernantes en ejercicios democráticos cuando en realidad todo político llega porque a alguien le conviene que llegue. Pero ¿cómo quitar el poder a los políticos que al final del siglo XIX eran los que ostentaban cierto dominio con el respaldo de la gente? Simple, usando la segunda pieza para controlar la tercera: el dinero. Los gobiernos finalmente usan dinero así que, por este medio se les podría controlar y, de hecho, se les controla. 

 

Pues bien, para entender la parte siguiente debemos entender lo que es el dinero y no, no es una forma de acumular riqueza, o un medio de intercambio, pero ¿Qué es? Pensemos en los Estados Unidos de América país que nos servirá de ejemplo de aquí en adelante y que pronto te diré por qué. 

 

Imagina que este país desea hacer una guerra contra Irak lo que sabes que realmente pasó en el siglo XX bajo la excusa de poder encontrar “armas de destrucción masiva” que amenazaban al sagrado imperio de la paz y libertad americano, obviamente estoy hablando con sarcasmo. 

 

Para poder financiar esta guerra, el gobierno americano necesita por supuesto, dinero y como sus leyes indican que, solamente una institución es la única autorizada para la impresión del dinero entonces, el gobierno tiene que ir a tocar la puerta de esta institución para conseguir su dinero. Esta institución es La Reserva Federal, pero, no importa el país, en cualquier lado se conocen estas instituciones como Bancos Centrales los cuales toda la gente cree que son bancos que le pertenecen al gobierno lo que es completamente falso. Son bancos privados ¿y a quién le pertenecen estos bancos centrales? Eso, alguien de tu inteligencia lo debe saber, pues a las mismas familias que desde hace cientos de años han acumulado la mayor cantidad de riqueza que se ha visto en la historia.”

 

“Sigamos con nuestra guerra” – continuó visiblemente animado y seguro el pastor -. 

 

“El gobierno de Estados Unidos de América le pide al banco central digamos 10 billones de dólares para hacer su guerra y, como todo banco privado, la Reserva Federal le cobrará intereses al gobierno así que, este tendrá que devolver más de lo que pidió y entonces, el dinero es impreso tal y como lo conocemos o más bien casi como lo conocemos. 

 

El dinero nace cuando los gobiernos se endeudan con sus bancos centrales los cuales, no entregan el dinero así nada más, gratuitamente, sino que exigen por ley al gobierno que les dé una garantía de pago y esta garantía en el caso de los Estados Unidos de América se llama Bonos del tesoro que son papeles oficiales a través de los cuales el gobierno de este país queda comprometido a devolver el dinero que le ha sido prestado. 

 

Y entonces, ¿de aquí es de donde obtienen su riqueza los dueños de todo a los que vamos a llamar: los amos del mundo? No. Esto es solo una mínima parte de donde toman la riqueza de los gobiernos al endeudarlos y, por ende, endeudar a los ciudadanos de estos gobiernos que son quiénes deben pagar esta deuda por medio de sus impuestos.

 

La ley autoriza a la Reserva Federal a negociar los Bonos del tesoro que han recibido como garantía de pago para comprarlos y venderlos según les convenga así que, si por ejemplo digamos Turquía compra Bonos del Tesoro de los Estados Unidos de América ahora Turquía se convierte en el banquero de este país porque cuando Turquía quiera que se le paguen los bonos del tesoro que compró, el gobierno de los Estados Unidos de América deberá pagar ¿y con que dinero le pagarán a Turquía? Simple, irán a la Reserva Federal a pedirle más dinero para pagarle a Turquía así que la deuda solo aumenta y no ha parado de hacerlo de forma escandalosa a partir de los años setenta del siglo XX. ¿Por qué a partir de ese momento? Ya lo veremos más adelante. 

 

Bien entrado el siglo XXI se sabía con total certeza quién era el principal comprador o tenedor de bonos de los Estados Unidos de América” – El pastor lanzó una pregunta – “¿tú lo sabes Alan?” 

 

La pregunta fue instantáneamente respondida por Alan: “China”. 

 

El pastor continuó aún más animado que antes. 

 

“!Exacto! así que, nunca te vas a pelear con tu banquero ¿o sí? por lo que los Estados Unidos de América nunca iniciará una pelea contra China o con cualquier país al que China apoye y esto quedó claro ante la pasividad de los Estados Unidos de América ante la invasión rusa a Ucrania bien entrado el siglo XXI donde, Estados Unidos únicamente envió dinero como apoyo. Pero ¿el dinero realmente llegó al hambriento pueblo ucraniano? Por supuesto que no. Llegó a las manos de los fabricantes de las armas que se enviaron a Ucrania. Y ¿no te interesa saber quiénes son los dueños de las empresas que fabrican las armas? Pues simple. Los mismos dueños de los bancos centrales de los países. 

 

Ahora, después de ver la punta del iceberg veamos por debajo del océano.   

 

Una vez que, la Reserva Federal entrega al gobierno los 10 billones de dólares solicitados, es obvio que, este dinero no sale en maletines o en autos blindados que serán asaltados de manera precisa tipo película de Hollywood sino que, es entregado a través de la banca comercial, pero en realidad, son solo dígitos, números que aparecen en las pantallas de una computadora indicando que los depósitos se han realizado lo que no quiere decir que físicamente vayan a retirarse de un cajero o de una ventanilla bancaria.  

 

Todo se moverá a través de transferencias electrónicas con dinero que nunca pasa por las manos de los implicados en cualquier compraventa y aquí entra la magia de crear más riqueza. Por las mismas leyes establecidas por los mismos gobernantes, los bancos comerciales están autorizados a únicamente conservar físicamente bajo resguardo una pequeña cantidad del dinero que reciben. Mundialmente esta cantidad no supera el 10% mientras que, el 90% restante puede ser utilizado por el banco para negociar y hacer más dinero. Mira esta gráfica: 

 

El pastor volteó hacia Alan la pantalla de una tableta que había estado manipulando desde hacía unos cuantos segundos. 



En este ejemplo, mira, como un banco con 1000 dólares logra meter al sistema 3439 dólares con los cuales lucra mientras únicamente tiene guardados 271. Gracias a este sistema, se sabe que, un banco con digamos 10000 dólares es capaz de ganar hasta 80000 dólares esto, dependiendo su volumen de operación lo que puede pasar en horas o minutos. En el caso de la empresa donde trabajas, y sé que tú lo puedes deducir, creo que lo hacen en segundos.” 

 

El pastor sonrió con complicidad mientras Alan le devolvió una mirada que implicaba cierto desconcierto. 

 

“Sigamos, porque apenas estamos iniciando el viaje” – sentenció el pastor -. 

 

“Ahora, es válido preguntar, ¿Qué sucede si el dinero, en este caso en dólares, es ingresado al sistema? Para los dueños de los bancos comerciales, para las familias de los amos del mundo que, recordemos, son los dueños de los bancos centrales, los bancos comerciales, las compañías fabricantes de armas, de alimentos, medicinas y un largo etcétera  solo se producirán ganancias, pero ¿Qué sucede con la gente de a pie? ¿Con los trabajadores de las empresas de los amos del mundo que los tienen esclavizados con sueldos de hambre?

 

¿Con ellos qué pasa mientras viven en una sociedad que enloquecidamente imprime dinero a la menor provocación para enriquecer a los amos del mundo?” 

 

Alan habló con rapidez, pero ahora con un cierto asombro. 

 

“Para ellos, los precios de las cosas que consumen solo van a aumentar y no pararán de hacerlo.” 

 

“Terroríficamente cierto” – dijo el pastor apuntando a Alan con el dedo índice de su mano derecha para luego continuar – “Si en el mercado hay una onza de oro que, como sabes son 28.3 gramos  y en el mercado hay 100 dólares repartidos entre 10 personas entonces cada onza valdrá 10 dólares pero, si ahora, entran 100 dólares más la onza valdrá 20 dólares y si entran 100 más valdrá 30 dólares mientras que, el trabajador seguirá ganando el mismo sueldo con la misma cantidad de dinero que cada vez tendrá menos valor así que, todos estamos presos de un sistema que, está diseñado para crear qué cosa ¿Alan Wiles?” 

 

Alan respondió ahora con un asombro claramente mezclado con incredulidad: 

 

“Pobreza, se crea pobreza porque los precios siempre subirán mientras el dinero valdrá menos y, la riqueza real va a las manos de los que controlan el sistema económico porque, desde este punto de vista, la inflación es el resultado del aumento de la circulación de dinero así que, la ley de oferta y demanda en realidad enmascara las cosas porque debajo de las operaciones comerciales todo aumentará siempre de precio.” 

 

“No cabe duda de que, tu padre no exageró al orgullosamente hablar de la prodigiosa mente de su hijo” – dijo amablemente el pastor – .

 

-   Continuó - “así que, creo, la charla podemos dejarla hasta este punto ya que pienso que tú podrías explicarme en este momento ya, todo el escenario de lo que está pasando en el mundo e incluso, ya lo has conectado hasta el último detalle con lo que has venido a decirme y a pedirme consejo.” 

 

Ahora sí, un asombrado Alan preguntó: “Pero ¿cómo sabe que vengo a platicarle algo y a pedir consejo? Eso nadie excepto mi novia que acaba de enterarse hace unas horas y yo lo sabíamos”.

 

“Hijo” – dijo amorosamente el pastor – “Hay más formas de saber lo que pasa que la simple deducción de la cual tú eres uno de los mejores así que, ¿me podrías decir cuál es la carga que deseas dejar y que es lo que buscas aquí?”. 

 

“Pastor” – habló Alan mirando con total seguridad – “Me ha sorprendido. Ahora entiendo porque mi padre venía a las reuniones en este lugar y porque me pidió que hablara con usted. Y si, ahora todo lo veo claro, pero, hay un dato, un pendiente, como si una pieza de un rompecabezas que lleva siglos armándose no la encontrará por ningún lado. Pero, en verdad y soy sincero al decirle que, para corroborar lo que empiezo a creer seriamente me gustaría pedirle de favor que me compartiera toda la información que falte.” 

 

Alan no lo notó, pero sus últimas palabras hicieron que Jesi desde su silla dejara su actitud de desinterés para mirarlo con un rostro que transmitía una cierta incredulidad. Después de unos segundos, dejó de ver a Alan para no ser descubierta y volvió a la actitud de aparente apatía mientras hurgaba entre los distintos materiales impresos que tenía al alcance de su mano del lado de la oficina donde estaba. 

 

“¿Estás seguro Alan? Yo no tengo problema, pero, puede ser que pasemos aquí todo el día”. Dejando de lado el asombro, Alan respondió ahora con la marcada tranquilidad que siempre imprimía a su voz: “Estoy segu…” 

 

Alan no pudo terminar. Un sonido desde su reloj inteligente dio paso a la voz de Al. 

 

-     Alan tienes una llamada desde Nueva York. He revisado la procedencia y el número primero llamó a las oficinas de Icarus Internacional en Ciudad de México para después llamarte a ti. La red es auténtica. No es una llamada falsa. ¿Deseas que te diga quién es el remitente? 

 

Alan respondió a su inteligencia artificial: “No. Solo muéstralo en pantalla”. 

 

Alan se concentró en la pantalla de su reloj inteligente, la miró y exclamó: “No puede ser” 

 

Desde su esquina de apatía, Jesi volvió a mirar a Alan como escudriñándolo mientras el pastor dejaba de dar un sorbo a tu taza café para preguntarle: 

 

“¿Todo bien?” Alan habló a su dispositivo: “Al, en los términos correctos devuelve un mensaje de texto diciendo que, en estos momentos estoy imposibilitado de responder pero que, mañana estaré en Nueva York y con todo gusto, me presentaré a presentar mis respetos”. 

 

-     Entendido. Así lo haré – respondió Al. 

 

“¿Eso fue una inteligencia artificial?” – preguntó curiosamente el pastor – “Yo no pensé que existieran a ese nivel” a lo que Alan respondió: “No existen. La mía es única”. Esas últimas palabras deleitaron los oídos de Alan quién, en medio de todo lo que le estaba pasando, se encontró sintiendo nuevamente esa certeza, esa seguridad en sí mismo, esa sensación de tener la capacidad de encontrar todas las respuestas, de resolver todos los problemas, de ser, la inteligencia de Pascal en carne y huesos. 

 

“Por favor pastor, continúe”. 

 

Nuevamente, esa mirada de extrañeza apareció en el rostro de Jesi quién esta vez, ya no miró directamente a Alan. 

 

“Bien” – respondió el pastor, “para lo que pueda servir, te comparto la demás información que he venido investigando”. Hizo un movimiento sobre la pantalla de su tableta para luego agregar: “Mira ahora la siguiente gráfica:

 

 

 

  

Cómo bien puedes ver, del lado izquierdo se ve el aumento del ingreso de dólares al mercado de los Estados Unidos de América y, en el lado derecho, se ve el crecimiento de la deuda de ese país así que, es claro: el sistema económico de este país ha entrado en una espiral de deuda consecuencia de la inyección de dinero que lo único que va a hacer es empeorar, es más, es lo que desean los amos del mundo, que empeore, para poder seguir tomando control sobre la riqueza del mundo. Cada día, cada minuto, cada segundo, el sistema de dinero deuda del planeta está empobreciendo a la gente, pero seguramente, tú ya llegaste a la respuesta del para qué de esto.” 

 

Alan no respondió. Solamente miraba fijamente la pantalla con su brazo izquierdo descansando sobre pecho mientras sobre este, el brazo derecho terminaba con su mano en la barbilla mientras, era claro que, dentro de su prodigiosa mente, miles de datos se estaban procesando. 

 

El pastor continuó: “Ya pronto llegaré a lo que te había dicho, el por qué estoy usando como ejemplo central la economía de los Estados Unidos de América. Mientras tanto, vamos a llegar a una conclusión de lo que hemos visto hasta ahora. Mira Alan la siguiente tabla.” En la pantalla de la tableta del pastor apareció lo siguiente: 


  

Después de unos segundos, el pastor hizo aparecer la siguiente gráfica en la pantalla dejándola fija para continuar hablando. 


 

“Al 2015, el país más endeudado del mundo era los Estados Unidos de América y eso, solo ha ido aumentando exponencialmente como la segunda gráfica comprueba. Al mes de marzo del 2024, el sitio de internet usdebtclock.org reportaba una deuda de este país de más de 34 billones de dólares contra una producción anual de 27 billones de dólares. Así que, a ese momento, cada ciudadano del país debe más de 100,000 dólares que deberá pagar en impuestos más tarde o más temprano. Los Estados Unidos de América están quebrados. Intencionalmente quebrados usando para ello la avaricia del que es el país más consumista e hipócrita del mundo en donde solo vive gente que, se parece a las hijas de la sanguijuela de las que habla la Biblia en el libro de Proverbios y que solo saben decir: dame, dame.

 

La deuda por el pago de casas solo crece, la deuda por la compra de autos solo crece, la deuda de los préstamos que los estudiantes adquieren para estudiar la universidad en ese país solo crece. Mira, solo una gráfica que ejemplifica esto: 

 

 

 

Y ahora, complementa la anterior gráfica con la siguiente:


Mientras que, la conducta de los sueldos en este país se ha comportado así: 



Es claro que, la deuda estudiantil solo crecerá más, porque el precio de la educación crecerá mientras los sueldos caen. Esto es, como las demás deudas, impagable y como sabes, esto no se resuelve con el hecho de que el gobierno absorba parte de esa deuda porque el gobierno lo que pague lo hace con dinero que pide a la Reserva Federal generando con ello más deuda. Un ciclo sin fin de deuda que algún día se romperá y, ¿Qué pasará cuando la burbuja de deuda más grande de la historia estalle? 

 

A eso agreguemos que, a nivel mundial 8 de cada 10 operaciones económicas se realizan sin dinero físico de por medio; así que, no sólo aumenta la deuda, sino la creación de dinero que no existe, que la Reserva Fraccionaria convierte en riqueza para los amos del mundo. Te has preguntado ¿Qué pasaría si las personas que tienen su dinero ahorrado en el banco supieran que solo el 10% de su dinero está realmente disponible? Ya tuvimos una respuesta. Cuando se dió la crisis de las hipotecas subprime en 2008 en los Estados Unidos de América aterrados por lo que podría pasar con su dinero, los ahorradores acudieron en masa a retirarlo para descubrir que, este no existía y así, hicieron quebrar al que era el segundo banco más importante de ese país: el Washington Mutual.

 

Pero, ni con esas advertencias hemos dejado de ser los ambiciosos materialistas que contribuimos a hacer más grande la burbuja de la deuda. Esto, pronto nos va a destruir a todos.   

 

Ahora, vamos a hacer un poco de historia, pero de la que nunca vamos a escuchar en los salones de clases. Empecemos con las palabras de uno de los ascendientes de las familias que, conforman esa élite de los amos del mundo.  



Contrasta estas palabras Alan, con lo que lúcidamente advirtió Thomas Jefferson tercer presidente de los Estados Unidos de América.



Desde hace cientos de años, se tenía claro que, quién tuviera el control de la emisión del dinero controlaría más tarde o más temprano a la clase política para después controlarlo todo.” – continuó el pastor manipulando su tableta para encontrar más información que seguramente estaba por mostrar a Alan –. 

 

“Ahora, esto fue tan cierto que, Andrew Jackson séptimo presidente de los Estados Unidos de América se opuso al establecimiento de un banco central porque sabía que el país se sumiría en la deuda para después sumirse en la pobreza. Y, como consecuencia de esto, sufrió un atentado contra su vida que no se consumó porque la pistola del tirador que llegó hasta él no pudo funcionar por el frío que trabó su mecanismo. Cuando Jackson hizo un recuento de lo que había sido su mandato, dijo estas palabras que se han convertido en célebres: “Yo maté a la banca”. Sin embargo, no la mato, ni siquiera la hirió de muerte. Solo retrasó lo que ya estaba planeado. 

 

Pero esto no acaba Alan. Aún falta más” – el pastor miró a Alan guardando silencio para solo encontrar una mirada perdida en el análisis y la comparación así que, el pastor retomó su monólogo. 

 

“Continuemos con Abraham Lincoln décimo sexto presidente de los Estados Unidos de América quién ganó la guerra civil de su país. Cuando era obvio que enfrentaría falta de dinero para sostener el bando de su guerra, fue invitado por los banqueros centrales de Europa a endeudarse. 

   

Lincoln no era para nada tonto, sabía lo que eso implicaría si ganaba. O sea, que quedaría esclavizado a la voluntad de esos banqueros así que, hizo caso de un consejo que transformó el destino de la guerra.  

  

Alguien le dijo a Lincoln que imprimiera su propio dinero y que lo usara. Así que, si lograba que la gente confiara en su dinero, este se usaría para comprar y vender lo que necesitaba para la guerra activando con ello la economía de las zonas del país que lo seguían y la gente, confió y la guerra la ganó gracias a la circulación de sus billetes que fueron conocidos como los greenbacks de Lincoln que fueron estos:”

 

El pastor mostró una nueva imagen en la pantalla que Alan vió para después continuar hablando de su reveladora exposición que parecía imparable. 



“Al ver el resultado de esto, Lincoln planeó al ganar la guerra construir un país sobre una economía que no generara deuda. ¿Cuál fue el resultado? El 15 de abril de 1865 murió asesinado en un teatro. En consecuencia, los planes de mantener al dólar libre de deuda volvieron a fracasar. 

 

Bajo este enfoque, debe quedarnos claro que, no importa que evento grande suceda en el mundo. Detrás de todo, está el control del dinero como causa. Toda revolución, todo magnicidio, toda crisis energética, todo, es provocada por los amos del mundo

 

Todo lo hacen con un propósito definido, el cual, creo saberlo porque tiene miles de años que nos fue vaticinado con una exactitud escalofriante.” 

 

En este punto Alan dejó de mirar la imagen de la tableta para lanzar al pastor una mirada de real duda e incredulidad, pero, no dijo nada. Ante esta mirada el pastor solo sonrió amistosamente antes de continuar. 

 

“Vamos a cerrar esta parte con un último ejemplo, aunque creo que, tú tienes en tu mente más ejemplos de los que yo pudiera tener.

 

Durante su mandato como trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos de América, Jhon F. Kennedy se dio cuenta de la burbuja que se estaba gestando por el uso del dinero deuda en su país así que, firmó una orden ejecutiva como presidente para emitir dólares que fueran impresos directamente por el gobierno de este país sin tener que pasar por la Reserva Federal. Como resultado de esto, el mercado recibió 4 millones de dólares Kennedy libres de deuda. 

 

¿El resultado? El 22 de noviembre de 1963 Kennedy muere a los 46 años de dos disparos en las condiciones más sospechosas posibles y, por supuesto, la emisión de dólares libres de deuda se detuvo. 

 

Ahora, quiero que recorras conmigo un poco de la historia del imperio del dólar en el siglo XX porque eso, me llevará a mis conclusiones. 

  

Mira esa grafica que muestra lo que ha pasado con el valor del dólar como moneda. 



 

Terrible. ¿No es verdad? En 2013 el dólar ya solo valía la décima parte de lo que valía en 1913 y esta gráfica nos lleva a preguntarnos: ¿Por qué la pérdida de valor de esta moneda se volvió escandalosa a partir de 1913? ¿Qué paso en ese año? 

 

Thomas Woodrom Wilson era presidente de los Estados Unidos de América en ese entonces y, como político se resistía a firmar la orden para que se autorizara la creación de la Reserva Federal porque sabía lo que implicaba. Hasta este momento, no se saben detalles, pero, lo que se sabe con certeza es que en la noche del 23 de diciembre de 1913 Wilson se entrevistó en la Casa Blanca mientras la mayor parte del congreso estaba de vacaciones por navidad y sin más, firmó la orden autorizando la creación de la Reserva Federal en medio del mayor secretismo.  

 

Solo se especulan los nombres de con quiénes se entrevistó, pero, obviamente, hablamos de los amos del mundo de este tiempo quiénes le cobraron todos los favores que les debía. Incluso se especula que, estaba presente “El profesor” un misterioso personaje que, también se afirma fue quién realmente estuvo detrás de la redacción de la independencia de los Estados Unidos de América. ¿Realidad? ¿Ficción? Lo único cierto es que, este banco privado vió la luz y se convirtió en la única institución autorizada entre otras cosas a imprimir el papel moneda. El resto, ya lo vimos, el dólar es dinero deuda que quebrará a cualquiera que lo use o dependa de él.

 

Las burbujas de deuda a partir de entonces han aumentado, pero, la intención de los amos del mundo no es quitarle un poco de su riqueza a la gente, es quitarle toda su riqueza así que, si alguna burbuja de deuda revienta se creará una crisis que se pagará con más dinero deuda como siempre se ha hecho. Por ejemplo, cuando la crisis económica estaba a punto de reventar a finales de los años sesenta del siglo XX, la solución fue decir que un barco estadounidense había sido atacado en las costas de Vietnam con lo que, se justificó una guerra a ese país para poder imprimir más dinero deuda pagado obviamente, por la gente. 

 

¿Y cómo olvidar cuando en 2001 los Estados Unidos de América sufrieron el mayor atentado terrorista de su historia cuando dos aviones comerciales impactaron las torres gemelas de la ciudad de Nueva York destruyéndolas, para, iniciar con esto otra guerra para imprimir más dinero deuda y seguir con el juego justo cuando la burbuja estaba a punto de reventar la economía de la administración del presidente George Bush hijo que gobernaba en ese entonces? 

 

¿No es curioso que, cuando sucede este ataque y el espacio aéreo de este país quedó cerrado el único avión al que se le permitió despegar fue uno que llevaba a la familia del supuesto terrorista que perpetró el atentado? 

 

Ataques de bandera blanca, auto ataques para justificar guerras, imprimir más dinero deuda para seguir haciendo crecer la burbuja y que cada crisis asegure que, más dinero de la gente vaya a las manos de los amos del mundo.  

 

Ahora, en nuestro recuento tenemos que llegar a la segunda guerra mundial en donde sucedió algo semejante a lo que pasó en 1913 durante la creación de la Reserva Federal. 

 

Mientras el mundo estaba preocupado por la guerra, en 1944 del 1 al 22 de julio de ese año, lo que ahora son la Organización de las Naciones Unidas sostuvieron unas charlas económicas en Bretton Woods, New Hampshire en los Estados Unidos donde, decidieron la creación del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, quienes controlarían la riqueza de occidente. Y ahí mismo, se tomó la decisión de convertir al dólar en la moneda internacional de comercio por lo que, los 30 países firmantes de los acuerdos más sus países satélites se vieron obligados a comprar dólares y al aumentar la demanda de esta moneda, aumentó su valor por lo que, sabedores de quién ganaría la guerra (la que ellos mismos crearon), los amos del mundo apostaron a la creación del imperio del dólar lo que volvió a los Estados Unidos de América la nación más poderosa del planeta lo que volvió a la gente de ese país próspera por 40 años y creó la idea del gran “sueño americano” que hoy, se ha convertido en pesadilla. 

 

La única condición para el país del dólar fue que, cada uno de estos billetes tendría que estar respaldado por su equivalente en oro y así fue, hasta que, la ambición, la avaricia y el control económico, esta triada repulsiva de esclavitud monetaria logró que, para inicio de los años setenta del siglo XX esto, ya fuera insostenible. Ya no había oro para respaldar todos los billetes que se estaban imprimiendo para crear pobreza y eso te lo demuestra este gráfico: 



Para 1969, como puedes ver Alan, el gobierno de los Estados Unidos de América ya no tenía oro para poder cumplir con sus obligaciones de manera que, el presidente Richard Nixon anunció que, su país dejaba los acuerdos de Bretton Woods ¿para qué?, para ahora sí, poder imprimir alegremente cuantos billetes quisieran, pero, sin tener nada que los respaldara, ni oro, ni plata, ni nada.

 

Richard Nixon cumplió la voluntad de los amos del mundo y después se volvió prescindible, desechable, teniendo que dejar la presidencia de su país en medio del escándalo de Watergate gracias a las filtraciones de alguien desconocido a quién hasta la fecha solo se le ha conocido con el seudónimo de: “garganta profunda.” 

 

Para que la burbuja no reventará, los Estados Unidos de América (¿Qué presidente de ese país querría la etiqueta de ser quién empobreció a la gente?) se aliaron ahora con los países árabes para que el dólar se convirtiera en la moneda en que se comprara y vendiera el petróleo dando con esto a luz a los llamados petrodólares que, ahora, ya dejaron de existir, no tienen fuerza, han muerto y la burbuja, ahora de billones de dólares nuevamente está a punto de reventar y con ello hacer explotar las finanzas del mundo.  

 

Mira en esta gráfica comparada, cómo ha crecido la circulación del dólar en comparación con la generación de deuda. Quién vea esto y no se preocupe es, sin lugar a duda necio y ciego a un nivel peligroso. Pero antes de ver la gráfica es importante que sepas que esto, que antes se hizo con el mayor secretismo al precio de muchas vidas, ahora se hace completamente a la luz del día. Los amos del mundo ya no se esconden, disfrutan de que sus planes sean conocidos porque saben que son imparables y, en otro frente de este perverso control está pasando algo que, en pleno siglo XXI nos debería mover a hacer algo, pero ya, de manera urgente. 

 

Mira esta gráfica: 


   


Estamos al borde del colapso económico más grande de la historia donde se provocará la crisis económica más grande de la historia. 

 

La crisis de los tulipanes en Europa, la crisis de 1929, la crisis del 2008, la crisis de las .com del año 2000, todas juntas, no se comparan a lo que viviremos donde, la crisis provocada por los amos del mundo logrará lo que siempre logran estas que, es transferir la riqueza. Tú sabes que en toda crisis el dinero que las personas o empresas pierden no desaparece, sino que va a las manos de los que han prestado el dinero, va a las manos de quienes controlan el infame sistema monetario que ha empobrecido al mundo

 

Pero, querido Alan, en este punto, tú mejor que nadie puede saber lo que está pasando relacionado con lo que hemos hablado así que, ¿me harías el honor de revelarnos qué se está moviendo en el mundo?” – cerró el pastor haciendo una pequeña reverencia que no tenía nada de bufonesca sino de un tácito reconocimiento a la inteligencia de Alan -. 

 

“Sin lugar a duda, es claro que el mundo se está desdolarizando, el mundo está deshaciéndose de los dólares y no están encontrando lugar en donde colocarlos” – Dijo Alan de manera criptica que sonó como una sentencia inevitable. 

 

“Así es Alan y de esto tengo también un par de gráficas que lo demuestran” – dijo el pastor – retomando con ello el control de la plática. 


 



China, el banquero de los Estados Unidos de América está vendiendo los bonos del tesoro de este país mientras acelera sus compras de oro. Lo mismo lleva años haciéndolo Rusia. Los países de Europa están repatriando su oro que, tenían a resguardo si, en los Estados Unidos de América. Hacia el primer cuarto del siglo XXI se ha formado el grupo llamado BRICS formado por los cinco países cuyas economías crecen a mayor velocidad y entre ellos, ya comercian sin usar dólares. Incluso los países árabes se han alejado del dólar; India ya comercia con yuanes chinos. El mundo está abandonando el dólar incluso aquí, en México, se está limitando la entrada de dólares no importa su fuente así que el imperio del dólar deuda ha caído y todos se están preparando para que los afecte lo menos posible mientras, la soberbia de muchos les hace creer que este imperio nunca caerá. En su soberbia tendrán sus consecuencias. 

 

¿Y los amos del mundo? Tranquilos, organizados en grupos que, repartidos alrededor del mundo tienen en su membresía o mejor dicho en su bolsillo, presidentes, primeros ministros, filántropos, artistas y cualquier persona que pueda ayudarles a que se tomen las decisiones que ellos necesitan a quiénes alegremente les organizan fiestas y encuentros privados donde las peores perversiones son permitidas sin límite. Solo recuerda el escándalo de Jeffrey Epstein que, en su isla privada permitía la pedofilia y otras asquerosidades a quién fuera parte de ese grupo especial de “gente famosa” de toda clase adherida a, algunas de las hermanas pequeñas de la organización desde donde gobiernan las familias más ricas del mundo: el Club Bilderberg grupo que una vez a año se reúne para tener “charlas comerciales y humanísticas” en un hotel que se cierra completamente y en donde, en sus conferencias privadas ni siquiera pueden entrar los asistentes de los amos del mundo. 

 

En los meses siguientes a las reuniones del Club Bilderberg hay revoluciones, son asesinados presidentes, se realizan matanzas indiscriminadas y si, todo para que sus planes lleguen a feliz término y llegarán y eso, lo sabemos desde hace miles de años y, lo sorprendente es que ahora, hasta este grupo tiene su propia página de Internet para que se sepa lo que hacen mientras la totalidad de la gente, seguimos encerrados en nuestro mundo de soberbia. Mientras estemos bien, no nos importa que los demás mueran. Nuestra soberbia y egoísmo no ha convertido en los peores ciegos de la historia. Espero tú no seas uno más de ellos.

 

Alan, podría continuar, pero, llegaríamos a las mismas conclusiones y no quiero aburrirte porque asumo que lo que pudiera faltarte de información lo has deducido. Esto y mucho más fue lo que estuve platicando con tu padre a lo largo de muchos meses.

 

Él mismo me compartió información que nunca hubiera podido obtener y te puedo decir que, sinceramente vi en él el deseo de desarrollar alguna herramienta para evitar que, la pobreza se volviera una pandemia. Me habló de muchas ideas, pero nunca llegó a mencionarme que hubiera alcanzado alguna meta al respecto.” 

 

El pastor guardó silencio. En Alan no se vió ningún cambio de actitud, pero, claramente sus ojos se anegaron de lágrimas. Jesi notó también esto por lo que, hizo el movimiento mínimo para poder acercarse y tomar una de las manos de Alan quién no devolvió la presión que percibió. 

 

“Si” - respondió lacónicamente Alan – “ese era mi padre. Y esos pensamientos de compartir la riqueza empezaron a hacerse más poderosos en él a raíz de que él se acercó a este lugar y yo, sin que él lo supiera, encontré las respuestas que él estuvo buscando.  

 

Pastor, tengo ya certezas ineludibles. Conozco sobre el club Bilderberg. Sé de memoria el nombre de todos sus presidentes, conozco en persona a quién hoy lo preside y sé el poder que concentran, pero, admito que hay algo que aún debo entender porque es completamente desconocido para mí y créame que ya olvidé si alguna vez en mi vida admití no saber algo y esto, no es conocimiento porque, puedo decirle que he leído y memorizado tres versiones diferentes de la Biblia. Más bien, hablo de la correcta interpretación de ésta y es, supongo donde usted ha encontrado eso que llamaríamos “vaticinios” que tienen una exactitud escalofriante ¿o no es así?” 

 

El pastor con una actitud marcadamente más paternal le respondió a Alan: 

 

“Así es, sin duda. Ahora déjame adentrarme en esto, pero antes de necesito mostrarte una gráfica más donde quiero que veas reflejado como se ve el mundo considerando como se da el comercio mundial, como se dan las interacciones por donde circulan las fortunas de los amos del mundo.” 

 

Volvió a manipular su tableta y le mostró lo siguiente a Alan: 


 

El pastor reanudó sus explicaciones: “Hacia 2005, económicamente hablando, el mundo está dividido en bloques económicos, 8 para ser precisos, o sea geoeconómicamente el mundo ya no es bipolar ya no se divide en demócratas y republicanos, en comunistas o capitalistas en oriente u occidente. De hecho, ese nunca fue el plan. El plan no era globalizar al mundo tal y como se escuchó a finales del siglo XX. Lo que se esperaba era globalizar, pero no la política cuyo poder para entonces había muerto, más bien, era globalizar la economía, o sea, que económicamente el mundo quedara conectarlo, pero no en una sola unidad sino en regiones. 

 

Obviamente, este mundo regionalizado está bajo el control de los amos del mundo quiénes a través de megaempresas han creado lo que podemos decir una corporocracia, un entorno donde gobiernan corporaciones económicas, quiénes controlan todo por medio del dinero deuda.

 

En la siguiente imagen te muestro un “árbol” de la presencia de estas diez megacorporaciones que, las más grandes son diez las cuales a su vez lo controlan todo por medio de empresas “tentáculo” que tienen sus intereses en prácticamente cualquier cosa. 


Y al frente de todos, las familias más poderosas del planeta, los amos del mundo, aquellos que nunca aparecen en la portada de la revista Forbes pero que, tienen el poder de cambiar lo que deseen cuando lo deseen y que todo lo están llevando para cumplir de manera secreta esos “vaticinios” que tu mencionaste y que la Biblia tiene milenios presentándolos de manera pública y clara pero, si tienes el poder para desacreditar la Biblia por supuesto que nunca la gente tomará en cuenta lo que esta ha estado anunciando.

 

Aquí la lista de los amos del mundo, de las familias dueñas del Club Bilderberg, de los dueños de todo en el mundo con la fortuna que se cree tienen a inicios del siglo XXI.   

 

       Rothschild (600 billones) 

       Rockefeller (500 billones) 

       Morgan (490 billones) 

       Warburg (470 billones) 

       Moses (465 billones) 

       Kuhn Loeb (440 billones) 

       Lazard (415 billones) 

 

Seguramente has leído a James Rickards el autor del libro Guerra de Divisas y El Camino a la Ruina. Pues bien, este, de la manera magistral nos muestra un entretelón de eventos de todo tipo encaminados a lograr formar bloques de poder dirigidos económicamente por una élite y de esa élite ya hemos oído hablar desde hace siglos como puedes suponer, en la Biblia.  

 

Mira, debo ir primero a una declaración de Jesucristo donde hablando acerca de lo que llamaríamos “los últimos tiempos” dijo lo siguiente: 

 

Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan. 

Lucas 21.24 

 

En este pasaje cuando dice la frase: “tiempos de los gentiles” que es el tiempo que todos estamos viviendo, es el periodo de la historia en el cual, el pueblo de Israel no sería la nación más poderosa del mundo, sino que el poder estaría en manos de naciones no judías.

 

Bien, como puedes darte cuenta la Biblia apunta a que la preeminencia de las naciones gentiles (no judías) terminará para, ceder paso a un señorío israelita, pero, completamente diferente de lo que todos (sobre todo los modernos judíos) se imaginan, pero, antes de eso, la parte importante es, como sucederá el fin de los tiempos de los gentiles.  

 

Para dar respuesta a esto, tenemos que ir al momento en que Israel termina por su idolatría perdiendo ese papel de nación centro del planeta lo que pasó después de que gobernara el famoso rey Salomón de la Biblia.

 

A su muerte, el reino de Israel quedó divido en dos reinos los cuales aglutinaban a las 12 tribus de Israel que originaron políticamente a este nación que nació en los tiempos patriarcales del famoso Abraham que fue llamado por Dios a abandonar la seguridad de su entorno paterno para llegar a fundar la nación que, antiguamente fue conocida como la nación hebrea.  

 

Después de la muerte de Salomón, el mapa político de Israel quedó así:”

 

Una nueva imagen apareció en la pantalla de la tableta. 

 


 

“Eventualmente, ambos reinos terminaron cautivos, primero, el reino del norte fue conquistado por los asirios mientras que, el reino del sur fue conquistado por Babilonia imperio que, de acuerdo con su costumbre, buscó entre la nobleza del reino judío personas que pudieran pasar a formar parte de la realeza babilónica para servir a sus necesidades. Entre estas personas, a Babilonia viajó Daniel tal y como dice la Biblia en Daniel 1.6 quién después se reveló como un gran vidente. Pues bien, alrededor de él aparecieron dos visiones, una que le fue dada al propio Daniel y otra que fue dada al rey de Babilonia llamado Nabucodonosor siendo ambas visiones, una proyección de la misma idea. Te resalto el hecho de que, si la visión llegó a un judío y a un no judío fue para confirmar la firmeza de tales eventos por parte de Dios.” 

 

El pastor se detuvo para preguntar a un Alan que se mantenía impasible: “¿Me sigues?” 

 

“Completamente” fue lo único que obtuvo el pastor por respuesta por lo que decidió continuar. 

 

“La primera visión llegó a Nabucodonosor y está relatada en Daniel capítulo 2. Básicamente, esta visión le presentó al rey una estatua conformada por diferentes metales tal y como se representa en esta imagen que te muestro:


  


La estatua se mantenía en el sueño hasta que una piedra la golpeaba para, finalmente, destruirla.

 

Por su parte, Daniel en el pasaje de Daniel capítulo 7 contempla en un sueño cuatro bestias que fueron algo así como la siguiente imagen que te muestro en la tableta: 

    

  

 

Bien. Los metales y las bestias están relacionadas recuerda, todo con imperios no judíos que gobernarían las tierras bíblicas. La cabeza de oro de la imagen del sueño de Nabucodonosor y la bestia como un león alado representa al propio imperio babilónico en el que vivió Daniel hasta que este imperio a su vez fue conquistado por la plata del pecho de la estatura y la bestia como un oso que representa al imperio medo persa. Solo me detengo para aclarar que estoy omitiendo una cantidad increíble de detalles proféticos e históricos en ambas visiones que corroboran lo anterior.  

 

Quedando claro esto, ahora, tenemos que entender que, el imperio medo persa a su vez fue conquistado por el imperio griego representado por las piernas de bronce de la estatua y por la bestia que Daniel vió como un leopardo. 

 

Luego del imperio griego llegaron los pies de metal mezclados con barro de la estatua equivalentes a la bestia espantosa y terrible que vió Daniel que representa al imperio romano. En la estatua, los metales como puedes notar van aumentando su dureza, pero disminuyendo su valor así que, el imperio romano como sabemos fue el más brutal y sanguinario de todos. Aquí es donde las visiones se separan. Nabucodonosor por su lado en los tiempos del imperio romano observa como una piedra lanzada por la mano de Dios golpea al imperio romano hasta destruir su poder. Esta piedra es Jesucristo que, en tiempos del imperio romano de la mano de la gracia y el amor, transformó a la Roma de su tiempo para bien, que, a la postre tristemente  terminó generando una doctrina diabólica que hoy conocemos como catolicismo romano.  

 

La visión de Daniel por su parte se proyecta al futuro donde, desde los restos de la bestia espantosa, o sea, del imperio romano mira como resurgen diez cuernos en medio de los cuales surge un onceavo cuerno que hace caer a tres cuernos y termina dominando al resto que deciden entregarle todo su poder.   

 

Si los cuernos como en muchas partes de la Biblia simbolizan poder estaríamos en presencia de diez poderes que para la mayoría de los estudiosos de la profecía representan a diez países.

 

Sin embargo, de manera personal, no veo como esto encaja con el desarrollo de la política humana, pero sí con el desarrollo de la geoeconomía por lo que, entonces, estaríamos en presencia de diez bloques de poder económico que encaminarán este onceavo bloque de poder que controlará a todos los demás bloques y, por ende, al mundo. 

 

Ahora, Alan, llega el momento de que conectemos todo con nuestro tiempo. 

 

Todo lo que está pasando en el siglo XXI no importa lo que sea, está orientado impulsar el establecimiento de un mundo multipolar conformado por diez bloques de poder que, económicamente dominarán el mundo o para ser más precisos, ya lo dominan.  

  

Cuando estos diez bloques de poder estén completamente en control de sus propios espacios, veremos ya, establecido el Nuevo Orden Mundial que presenta la Biblia, el Nuevo Orden de los Siglos que nos anunciaron los masones en el diseño del billete del dólar que, después de aglutinar la economía aglutinará filosofías y cultos de los cuales los masones serán solo una piedra más, pero el plan aún va más allá.  

 

Pero, antes de esto, es necesario que analicemos qué pasará dentro de cada uno de los bloques. Dentro de ellos, la riqueza estará controlada por una clase de hiper mega ricos que, formarán parte por supuesto de cualquiera de las familias de los amos del mundo. La clase media será inexistente y solo existirá una hiper mega grande clase de pobres. 

 

Recuerda Alan que, sí nos damos vuelta por las lecciones de la historia, cualquier revolución se genera en la clase baja y triunfa cuando la clase baja logra por el camino que sea sumar a la clase media a su causa, pero, si desaparece la clase media, desaparece la posibilidad de que cualquier rebelión en tu contra triunfe. Así será la vida dentro de cada uno de los diez bloques de poder que vaticina la Biblia así que, todo lo que pasa en el mundo como ya te señalé, persigue el propósito de crear pobreza, pero, a la par de ello es destruir la clase media, desaparecerla y eso es lo que prácticamente ya ha sucedido mientras, la gente, por tener un dólar más de lo necesario, sigue y seguirá creyendo la mentira de que es “clase media”. Ya todos somos clase pobre, todos. 

 

Ahora, falta que entendamos que sigue después…” 

 

Por primera vez, Alan sintió la necesidad de interrumpir para pedirle al pastor que se detuviera con la palma de su mano extendida hacia él. Al interponerse el silencio entre ellos, Alan se levantó y comenzó a caminar yendo y viniendo en la oficina mostrándose verdaderamente pensativo. incluso Jesi que se alertó sobre el movimiento de Alan se mostró extrañada de ver a su novio como nunca lo había visto en dos años, pero más que preocupación, se mostró alerta como esperando no a lo que él haría sino lo que a ella le correspondería hacer. 

 

Después de casi un minuto de esta escena, el pastor intentó a hablar, pero nuevamente Alan le pidió silencio algo que el pastor respetó.    

 

Luego de casi dos minutos así, Alan volvió a sentarse e inclinándose hacia el frente pidió al pastor que tenía un gran tiempo de pie que se sentara frente a él. El pastor lo hizo y entonces Alan lo miró con una actitud diferente a la que tenía cuando había llegado, una actitud que mostraba sinceridad, pero lo más importante, humildad. El hombre autosuficiente y en control de todas las cosas mostraba que, algo en su interior había sido tocado. Alan habló: 

 

“Pastor, déjeme escribir unas instrucciones a mi inteligencia artificial por favor. En cierta forma es para verificar muchos de los datos que me ha dado, pero, créame, algo dentro de mí, me dice que lo que me ha dicho es completamente cierto.” 

 

Alan manípuló la pantalla de su teléfono inteligente con una velocidad y destreza que dejo boquiabierto al pastor que, contempló como, toda la genialidad de Alan se desplegaba ante sus ojos y lo que vió le hizo pensar que, lo que escuchó del padre de Alan sobre él se había quedado corto. 

  

Después de varios minutos, Alan abandonó el frenesí de manipulaciones que parecía lo había llevado a otra dimensión desconectándolo de toda realidad para volver a la actitud humilde que tanto agradó al pastor.

 

Con esta misma actitud le manifestó algo que, por la forma en como movió las manos y los ojos, era claro que, era tal vez, la única gran duda que le quedaba sobre todo lo que se le había presentado de información. 

  

“Pastor, el proceso de empobrecimiento que describe, las condiciones necesarias para lograrlo y los resultados de este, no tengo duda de que son posibles teniendo un control como el que describe, pero encuentro una falla en sus argumentos que quiero aclarar que para mí no los imposibilitan, pero no los vuelven viables. Simplemente, no hay crisis que lograra tomar toda la riqueza del mundo. El empobrecimiento llegaría a un punto tan patente que, la clase media al ver su comodidad secuestrada, reaccionaria de inmediato generando una ola de revoluciones que sería una reacción en cadena que, no dejaría impune a los que usted llama “los amos del mundo” y este escenario, se lo puedo decir, lo he calculado con una probabilidad que alcanza casi el 68% y créame pastor, en estas cosas yo no cometo errores. Hace falta mucho más de lo que usted describe para dejar al mundo indefenso ante un poder totalitario.” 

 

El pastor guardó silencio y Jesi con los ojos cerrados mientras aparentemente estaba dormida dibujó una sonrisa apenas notable en la comisura de sus labios. Esto, por supuesto, no fue notado por Alan. 

 

Después de unos segundos, el pastor habló con una calma inesperada para Alan. 

 

“Bien genio de la nueva era. Lo has conseguido, has llegado a un obstáculo que parece insalvable ¿cierto? No se ve por ningún lado la posibilidad de que pueda existir una crisis provocada que arroje al mundo a la pobreza total y ¿sabes? Estoy de acuerdo contigo, pero ahora, y lo estoy diciendo totalmente en serio, necesito tu mente prodigiosa para que puedas tal y como lo has visualizado decirme de manera concreta.

 

 ¿Qué pasaría en el mundo si de momento desaparecieran digamos unos 500 millones de personas? ¿Qué impacto tendría esto sobre la economía del mundo?” 

 

Alan se movió hacia atrás de la silla recargándose en el respaldo y llevándose las manos a la cabeza mientras respondía casi de inmediato:  “Pastor. ¿Esto es una broma cierto?”  

 

Ahora la respuesta del pastor fue instantánea. 

 

“Por supuesto que no es una broma. Te hablo de la pieza del rompecabezas que completara el establecimiento del Nuevo Orden Mundial y lo que sigue.”  Alan lanzó una pregunta que sonó a un reto: “Pero ¿Qué cosa podría provocar…?” 

 

No pudo terminar. El pastor había vuelto a la carga de argumentos de manera instantánea. 

 

“Según los últimos cálculos se pueden contabilizar a mediados del siglo XXI 500 millones de personas que se identifican como personas cristianas y aclaro, no solo creyentes en Dios.

 

Hablo de gente que reconoce aceptar el señorío de Cristo sobre sus vidas, personas que le han pedido a Cristo que les salve de la deuda espiritual adquirida por ellos con Dios a causa de sus pecados y que le han pedido que les salve y que les muestre el camino de vida que los vuelva imitadores de él.  

  

500 millones de personas Alan, las cuales ahora te pido, imagines que desaparecen, se desvanecen de la faz de la tierra. Hablo de médicos, controladores aéreos, jugadores profesionales a la mitad de sus partidos, bebés que estén siendo dados a luz, choferes de transporte público, presos en la cárcel, custodios de estas. 

 

500 millones que, simplemente dejan tras de sí todos su objetos materiales para dejar sus espacios, sus fuentes de trabajo, su aportación a la economía del mundo. 500 millones de personas que no llegarán a trabajar al día siguiente, no generarán riqueza y por supuesto, dejarán de pagar impuestos. 500 millones. 

 

Hazme un favor, pero creéme, te lo estás haciendo a ti mismo. Usa tu genialidad para pensar en cómo está distribuida la población cristiana en el mundo y el impacto que provocarían esas desapariciones y eso, que resultado daría en la geoeconomía y en la geopolítica del mundo. Dime, genio de la nueva era, ¿tu escenario ahora por fin tiene el sentido que no encontrabas?” 

 

El pastor se levantó y ahora él comenzó a ir y venir por la oficina, pero sin quitar la mirada de Alan quién sentado, se acomodó hacia adelante colocando su mirada en el horizonte y, por supuesto, ya moviéndose en otra dimensión donde en pocos segundos, algo encontró que empezó a modificar los rasgos de su rostro que se iluminaron con la misma certeza total que manifestó cuando Beast le demostró que se había convertido en el programa que podía predecir lo que nadie nunca había podido. 

 

Los ojos debajo de unos párpados cerrados moviéndose frenéticamente de Jesi se volvieron una muestra patente de un estado de frenesí al que había entrado. Inmóvil, prestó toda la atención que le permitía su aparente estado de sueño. 

   

Alan empezó a mover los dedos como si moviera cosas en el aire al tiempo que empezó a hablar con un tono de voz tranquilo que empezó a acelerarse mientras no dejaba de mirar al frente y hacia los lados, pero no a los ojos del pastor que ahora, atento supo que Alan estaba a punto de decir algo que, él nunca había logrado imaginar. 

 

“Pastor, considerando la distribución de las personas que podrían catalogarse como cristianas en el mundo y, considerando que es difícil valorar la veracidad de la afirmación de cada quién como para saber si en realidad es una persona cristiana o solo simpatizante del cristianismo yo con una certeza del 59.97% puedo decir lo siguiente: 

 

El bloque de poder encabezado por Rusia debido a su invasión fallida ha perdido poder, pero no presencia. Seguirá encabezando su bloque económico supeditado al apoyo de China. La escasa presencia de cristianismo en China haría que, ante una eventual desaparición como la que plantea haría que la disminución de su poder fuera mínima.

 

Los bloques orientales quedarían intactos y, en Europa, el bloque económico que claramente encabeza Alemania perdería un sexto de su poderío económico lo que sería recuperable sin problema con la inyección de ayuda de los amos del mundo. Israel quedaría expuesta sin protección ya que precisamente las naciones identificadas como cristianas las únicas que lo apoyan. 

 

El impacto más brutal sería en América del Norte que, perdería alrededor del 33% de fuerza productiva económica y con una economía globalizada como la que tenemos, arrastraría a Oceanía a una crisis inmediata provocando en menos de 15 días una recesión mundial mayor al 25%. Eso, pastor, nunca se ha contemplado en este planeta, hablamos de una crisis que provocaría el cierre inmediato de empresas, productos, servicios, gobiernos en quiebras.  

  

Estamos hablando de un apagón económico que, en dos meses dejaría en la pobreza absoluta al 78% de la población humana así que, puedo asegurarle que, el escenario que me ha planteado definitivamente dejaría las condiciones económicas para el control total con un sistema económico completamente quebrado. Esto es en verdad, increíble. Nunca me hubiera imaginado esto.” 

 

El pastor ahora empezó a hablar mientras con sus dedos, Alan mirando al frente, continuaba haciendo cálculos que solo él podía entender. 

 

“Ahora, Alan. Imagina lo siguiente: ante la crisis económica desatada por los millones de desapariciones la riqueza de la gente simplemente se evaporaría con explosiones sociales por todo el mundo reclamando a los gobiernos una forma de salvación de la muerte por hambre. Luego de esto, tiene lógica que, estos gobiernos manipulados por los amos del mundo tomaran las riendas para ofrecer algunas soluciones que nada tendrían de inocentes. 

 

Por ejemplo, se instauraría un sistema de ingreso universal donde a cada ciudadano del planeta se le daría dinero simplemente por existir pidiendo a cambio algún tipo de trabajo “voluntario” para mantener el orden en un sistema colapsado. Ahora, imagina que, ante la falla del dinero deuda se le ofrezca a la gente empobrecida un sistema económico libre de deuda, un sistema donde no existan bancos centrales para la generación de dinero en donde a cada quién se le dé control absoluto sobre sus ingresos, un sistema que sea electrónico, un sistema de dinero no físico donde cada mínima porción del ingreso universal y del dinero generado por cada quién se sepa de donde salió y hacia dónde salió. 

 

Este sistema, detrás de la aparente libertad realmente será un control absoluto, imposible de romper. No podrá apagarse. Ninguna operación se podrá falsificar ya que para cada operación comercial se usarán códigos únicos que podrán ser checados por quién lo desee así que, nadie podrá quitarle ni un centavo a nadie. Hablamos de un sistema que permita comprar y vender solo a aquéllos que acepten usarlo y que voluntariamente acepten su control. Lo anterior obligaría a que todos terminarán aceptándolo.

 

 ¿Lo puedes imaginar Alan?

¿Tú eres capaz de inventar algo así? o,

¿ya está en funcionamiento?” 

 

Alan dejó de calcular para clavar una mirada de asombro en los ojos del pastor mientras decía: “Criptomonedas”

 

“Exacto” dijo en alta voz el pastor lo que permitió que, Jesi usará ese sonido para justificar el que aparentemente había regresado del sueño así que se acomodó en su silla para con total libertad escudriñar el rostro del pastor como queriendo encontrar algo que solo ella podría encontrar. 

 

“Criptomonedas” – repitió el pastor – “El dinero digital de la nueva era, la herramienta que necesita el Nuevo Orden Mundial para tener control total sobre la riqueza de la gente, monedas virtuales que no generan deuda ni inflación ya que nunca crecerá el número de ellas en el mercado y solo variará la cantidad que cada quién tenga de ellas. Sostenidas en una herramienta de registro exacto de sus operaciones que permitirá tener un control completo de todo lo que pase con ellas.” 

 

Alan sin dejar de mirar con la misma expresión solo atinó a decir: “La cadena de bloques”. 

  

“La cadena de bloques” - afirmó el pastor -, “un libro de anotación inviolable e infalsificable que esté al alcance de cada miembro de la red lo que impediría que, el sistema dejara de funcionar, que alguien con solo una tableta como esta pudiera mantener todo el sistema de dinero virtual funcionando.” 

 

“Pero” – Alan lanzó una afirmación – “a la mitad del siglo XXI hay miles de criptomonedas en circulación cada una con su propia cadena de bloques” 

 

“¿Y estas cadenas de bloques no podrían unificarse en una sola?” – preguntó el pastor - a lo que Alan respondió con marcada excitación: “Por supuesto, de hecho, justo ahora se están unificando”. 

 

“Siéntate Alan” dijo el pastor poniendo una mano en su brazo con una expresión de tal cariño que, Alan pensó por un momento que era el roce de la mano de su padre. No se pudo oponer. Se sentó sin dejar de ver al pastor quién continuó: “Ya esto es lo último que me falta por decirte. Después solo tendrás tus propias conclusiones. No pretendo convencerte de nada, pero creéme en esta misma oficina, esta misma charla convenció a tus padres de todo. 

  

Cuando el Nuevo Orden Mundial esté establecido, los diez bloques de poder entregarán todo su poder a un Único Gobernante Mundial que la Biblia llama “hombre de pecado” en 2ª. Tesalonicenses 2.3. El versículo 9 del mismo pasaje claramente enseña que su llegada será impulsada por el poder del mismo Satanás, pero su ascenso no será fácil. 

 

Tres bloques de poder se opondrán a su surgimiento lo que provocará sin lugar a dudas lo que se podrá catalogar como una tercera guerra mundial relámpago luego de la cual este “hijo de perdición” tomará dominio sobre el mundo teniendo el control de todo. Esto, nadie podrá detenerlo. Está escrito. El anticristo reinara sobre la tierra por tres años y medio. 

 

Pero ¿Dónde surgirá? Todo son especulaciones, pero habrá de alguna manera herencia en él de lo que fue el imperio romano así que, Europa es el lugar más adecuado para buscarlo. Aunque en cierta medida una parte del imperio romano cayó hasta 1453 ante los poderes orientales, el imperio romano de occidente que ocupaba su capital que estaba en lo que hoy es Italia cayó en el año 476 d.C. a manos de los antiguos germanos, cuyos descendientes son los modernos alemanes que, durante la dos primeras guerras mundiales consolidaron su presencia en Europa como nación con pretensiones de liderazgo que, nunca han abandonado.  

 

¿El anticristo será alemán? Es la mejor especulación. ¿Es Konrad Siegreich canciller alemán que ha revolucionado el discurso europeo con ideas de libertad y de volver a Europa el continente que “abrace a cualquier ciudadano del mundo” según sus propias palabras? ¿Es este joven político de no más de 30 años, de oratoria hipnótica que parece comprender lo que todos necesitan? ¿Quién impulsa su candidatura para ser el secretario general de las naciones unidas? ¿O comandara a la OTAN?  

 

Lo único cierto Alan es que, cuando el anticristo surja, obtendrá tanto dominio que, su primer y gran movimiento será firmar un pacto de paz con el pueblo de Israel dando a tierra santa el primer real período de paz en milenios y, solo hasta ese momento, cuando el pacto de paz con Israel se firme, quedará claro quién es el verdadero hombre de pecado que, concentrará toda la maldad que hemos visto en los peores líderes humanos de la historia pero, que, durante tres años y medio actuará con límites hasta que, toda oposición contra él desaparezca y entonces el mundo conocerá una tribulación como nunca ha existido y esto, son palabras del propio Jesucristo.  

 

Alan, no has llegado aquí por casualidad, hay una puerta abierta de parte de Dios ante ti, pero, si eres la persona que Miguel me describió, entonces necesitas más evidencia así que, tú mismo encuentra las respuestas que yo no puedo darte.

 

Pero, considera que, la invasión en la que Rusia acaba de fallar fue predicha por la Biblia en Ezequiel capítulo 38. Consúltalo, compruébalo, además, lee Daniel 9 donde el pacto de paz entre el anticristo e Israel ha sido declarado con detalles porque es eso, la certeza de que Dios lo ha dicho lo que nos puede dar la seguridad de que lo que aún le falta por hacer lo hará, y estos tiempos oscuros que Dios ha diseñado para tratar con su pueblo Israel es un tiempo que puede ser de salvación para ti. Solo tienes que abrir tu corazón para…” 

 

Alan interrumpió sin vacilaciones de manera enérgica con la palma de su mano deteniendo cualquier intento del pastor por seguir hablando mientras Jesi mirándolo sonreía con cierta burla mientras sus ojos miraron al pastor quién volteó a mirarla de una forma que Jesi sintió que nada de lo que había en su interior podía esconderse. Visiblemente incómoda por esto, se levantó para ponerse de espaldas al pastor para mirar por el exterior de una ventana sin moverse. El pastor comenzó a mover los labios como si musitara algunas palabras. Esto, no pasó desapercibido para Alan. 

  

“¿Algún problema pastor?” – preguntó Alan – “No en absoluto” contestó el pastor para continuar.  

 

“La Biblia es clara insistiendo que, la lucha de los hijos de Dios no es contra carne y sangre sino contra ejércitos espirituales de maldad y creéme cuando te digo que esa lucha con esa clase de poderes se ha trasladado a esta oficina así que, simplemente oro para que el propósito de confundir tu alma no se logré en lo absoluto.” 

 

“Pastor” – dijo Alan con total calma – “Tiene todo mi respeto y aunque no creo en su guerra espiritual me ha dado mucho más de lo que yo vine a buscar. Hace un par de años le dije a mi padre que no estaba listo para Dios, pero créame cuando le digo que nadie me había acercado tanto como usted a Él si es que este existe. Toda la información que me ha dado la analizaré al detalle. Mañana viajo a Nueva York a las 2 de la tarde porque tengo que cumplir con algo que he prometido a mi novia, pero no me iré sin antes venir personalmente a decirle qué es lo que ha sucedido con todo lo que hoy hemos hablado, pero, que no le quede duda alguna que, me ha mostrado un camino hacia algo que yo no tenía y que me gustaría tener. Es una promesa.” 

 

El pastor sonrió con una gentileza que conmovió a Alan. Le extendió la mano para atraerlo hacia él para darle un fuerte abrazo de amor incondicional, de compañerismo, de hermandad que, desde hacía años Alan no había sentido y eso le conmovió hasta el punto de volver a sentir que sus ojos se anegaban de lágrimas. 

 

Acercándose a su oído el pastor le susurró: “Hoy es el día agradable para tu salvación. Dios te ha estado esperando y hoy desea venir a tu encuentro. No te pierdas la mejor decisión de toda tu vida.” El pastor entonces alejó a Alan para limpiarse una de sus lágrimas y sonreírle con profundo amor. 

 

“Estaré aquí mañana” – sentenció Alan – “Así lo espero de corazón” dijo el pastor para después añadir: “Los acompaño a la puerta, abríguense. No es bueno el frío de esta época del año.” 

 

Jesi, Alan y Yuri salieron por la puerta y solo hasta entonces Alan reparó en su hombre de seguridad. Vio su reloj para después dirigirse a Yuri y decirle: “Yuri, en verdad, no puedo creer que, estuviste más de 10 horas de pie en esa esquina sin moverte ni un milímetro observando todo lo que sucedía”.  

 

Yuri respondió con toda tranquilidad: “Es mi trabajo Señor, créame, “El Chacal” no descansa ni un minuto, yo no puedo descansar, es darle una ventaja a él y en mi mundo, las pequeñas ventajas cuestan la vida o la muerte”. Alan le puso la mano en el hombro mientras le dijo: “Gracias, creo que no podría estar en mejores manos. Llévanos al auto para ir al hotel”. Yuri devolvió unas escuetas palabras: “Sin problema. En el trayecto verificaré con mis hombres que todo esté en orden y en cuanto a lo que platicamos de su salida el día de mañana a Nueva York todo está listo.” 

 

“Gracias” respondió Alan mientras seguían caminando y se sentía intrigado por el pesado silencio que observaba en Jesi quién caminaba a su lado con las manos en las bolsas de su abrigo sin dirigirle la palabra. 

   

A varios metros, a la distancia, parado en el umbral de la oficina donde por horas, el pastor había estado platicado con Alan, este miraba a las tres siluetas que se alejaban. Sintió compasión por ellos, pero a la vez preocupación. Los miró como ovejas sin pastor, pero al mismo tiempo, les sintió envueltos en un gran riesgo. Sintió escalofríos. Después de luchar unos segundos contra ellos los logró controlar al tiempo que decía: “Ningún poder tienes contra mí si no te fuera dado desde arriba. Apártate de mí.” Suspiró para después decir: “Miguel, cuánta razón tenías sobre esta mujer.”

 

Volvió a entrar a la oficina. Calentó el café restante que quedaba para sentarse en la mesa y entonces sintió una gran necesidad de orar por Alan Wiles. Se dispuso a hacerlo. 

 

Cuando estaba a punto de abrir la boca con los ojos cerrados, fue interrumpido por unos suaves golpes en la puerta. Se levantó para abrir con la confianza de que la hora aún no le exigía tener demasiadas precauciones. Al abrir la puerta, ante él, estaba una descomunal silueta de por lo menos dos metros de altura de un hombre con una corpulencia que intimidaba el cual en un español bastante extraño le dijo sonriendo con amabilidad: “Pastor, buenas noches”. 

 

************************************************  

 

El reloj marcaba las 10pm cuando Alan y Jesi entraron a su habitación del pequeño hotel en el centro histórico de la ciudad de México para descansar mientras los hombres contratados por Yuri recorrían por dentro y fuera del edificio cada espacio de un hotel que había sido rentado por completo para garantizar la máxima seguridad para quiénes parecían los dos principales objetivos de “El Chacal”. 

 

Ya con las prótesis y los rostros falsos quitados y con la ropa de dormir puesta y con una temperatura ambiente completamente templada, Alan se atrevió a acercarse a Jesi que, estaba quitándose su reloj y conectando su teléfono a su cargador para disponerse a entrar en la cama. Puso la mano en el hombro de su amada y le dijo: 

 

“Mi amor, Jesi, yo…” Jesi de inmediato le quitó la mano para voltear a verlo con una mirada gélida y sin esperar más atacó con sus palabras a Alan. “Una oportunidad me pediste Alan Wiles y una oportunidad te he dado. Todo pensé menos que me llevarías a escuchar las teorías de conspiración de un hombre loco que quiere encontrar a Jesús en cualquier bote de basura así que, si mañana me vas a someter a lo mismo de estar encerrada con ese enfermo para lo que quieras decirle escúchame bien. No cuentes conmigo.   

  

Lárgate a la hora que quieras, pero eso sí, te exijo que estes aquí a la hora que debe ser para salir al aeropuerto. Ya quiero ir en ese avión a Nueva York. Ya no puedo soportar estar ni un minuto más con esta maldita ansiedad que me está matando. ¿Te quedó claro?” 

 

Sin decir una palabra más, Jesi se metió a la cama y apagó la luz de la lámpara del taburete a su lado. Para Alan fueron claras tres cosas. Uno: jamás ella había tenido esa actitud lo que le preocupó demasiado. Dos: tendría que hacer lo que ella quisiera para convencerla de que todo pasaría y que él no quería perderla que es lo que más le preocupaba y tres, a pesar de la carga que tenía por Jesi, tenía que revisar varias cosas que, la charla con el pastor había dejado pendiente. Se dirigió a la otra cama ya que era claro que, esa noche, no habría forma de que pudiera dormir con Jesi. Mientras caminaba, Alan le habló a su inteligencia artificial a través de su reloj inteligente: 

 

“Al, ¿terminaste las simulaciones que te pedí?”. La voz en su reloj respondió de inmediato. 

 

-        Están terminadas Alan. ¿Qué deseas que haga con ellas? – inquirió Al. 

 

“Súbelas a mi servidor personal para que pueda abrirlas en mi computadora portátil y también abre la carpeta encriptada donde están todas las notas que tomé sobre el modelo estándar de la física de partículas que escribí para mi tesis de universidad. Quiero revisarlo todo.” 

 

-        Como ordenes Alan, pero, si vas a revisar toda esa información no creo que hoy puedas dormir nada y eso puede terminarte afectando tu salud. Es mi trabajo advertirte de esto. 

 

Mientras levantaba la tapa de su computadora portátil, Alan habló diciendo: “Sólo será esta noche Al. Mañana dormiré en el vuelo a Nueva York”. 

 

-        Cómo dispongas Alan. Cualquier dato adicional que necesites, solo pídemelo. 

 

“Gracias” contestó Alan mientras empezaba la revisión del primer documento que estaba ante sus ojos. 

 

************************************************  

 

Eran las 9 de la mañana en punto cuando Alan y Yuri descendieron del auto blindado que, a sugerencia de Yuri dejaron estacionado en el estacionamiento del Papalote Museo del Niño desde donde caminaron con paso firme pero tranquilo hasta subir el puente peatonal que los dejó a un costado de avenida constituyentes para dirigirse a la oficina de la iglesia donde el día anterior, Alan había pasado todo el día platicando con el pastor que, había sido el consejero espiritual de su padre hasta la muerte de este. Mientras caminaban Yuri, el eternamente serio y e introvertido Yuri habló dirigiéndose a Alan. 

 

“Señor, ¿tardará mucho? El repetir su presencia en ese lugar nos vuelve predecibles y revise al despertar el mapa de todas las calles aledañas y hay muchos puntos que impiden una salida rápida y demasiados puntos expuestos desde donde podríamos ser atacados. La falta de mis hombres inquieta, pero, si los hacíamos venir, “El Chacal” nos ubicaría mucho más fácil y sobre todo, porque usted se resistió a usar las máscaras de nanotecnología. 

 

Alan miró con comprensión a Yuri y le habló lo más tranquilo que pudo: “Te entiendo Yuri y te doy toda la razón, pero necesito hablar con ese hombre.  

 

Ayer no dormí verificando toda la información que me dió y que tu escuchaste y he llegado a conclusiones que me taladran el cerebro y que quiero sacarlas, pero, Jesi no tiene ganas de escucharme. ¿Te las podría decir a ti mientras nos acercamos al templo cristiano?”

 

“Señor” - contesto Yuri - “Yo soy un mercenario, no un científico. No me involucro emocionalmente con mis clientes en ningún sentido, pero, al verlo tan joven entiendo lo que puede estar pasando. Es mucha presión incluso para alguien como usted por lo que, lo que quiera decir, lo escucho, pero, no puedo mirarlo porque debo ver en muchas direcciones ni prometo entenderlo todo. Usted me entiende”. 

 

“Por supuesto que te entiendo” dijo Alan sonriendo mientras se percató de lo libre que se sentía sin usar los rostros falsos y las prótesis del día anterior a pesar de las quejas de Yuri por no hacer eso. Pero, es que pensó qué, si iba a hablar de algo tan importante con el pastor quería hacerlo con la mayor honestidad posible”. Continuó su charla. 

 

“Ayer Yuri, usé un programa de computadora muy especial que hice que me permite saber con anticipación cuándo habrá grandes crisis económicas en el mundo así que solo me dice ten cuidado con esto, o no tengas cuidado con aquello, pero, para llegar a esa conclusión el programa tiene que analizar miles de datos que están pasando en el mundo. Es como tú, evaluando todo riesgo para nosotros para poder decir “podemos ir por este camino” o “debemos ir por este otro camino”. Pues bien, ayer le pregunté a mi programa si veía problemas económicos próximos en el mundo y me contestó que sí, pero ahora, revisé los datos que el programa usó para llegar a esa conclusión y fueron casi idénticos a los que el pastor con el que hablé ayer me dijo, o sea, él me está diciendo información real, evidencia clara, contundente.” 

  

“Entiendo” dijo Yuri, “evidencia auténtica. El hombre dice la verdad” completó. Luego de ésto, Alan continuó hablando.

 

“Por otra parte, comprobé toda la información que el pastor me dio sobre la invasión de Rusia de la semana pasada que fracasó y también es verdad, lo que estaba escrito desde hace miles de años en la Biblia son detalles precisos de lo que pasó, así que, si fue exacta en predecir esto, significa que, las cosas que afirma que van a suceder, pasarán tal y como lo dice. ¿Me entiendes?” 

 

“Comprendido Señor” – volvió a responder Yuri para agregar: “Lo que el hombre dice que está pasando es verdad y, lo que la Biblia dice que pasará, así sucederá”. Alan, un tanto divertido por ver la forma tan práctica y hasta inocente en la que Yuri entendía la cosas, se sintió más animado a darle su última conclusión así que no se guardó nada. 

 

“Por último, hace años hice una gran investigación para tratar de entender cómo funciona el mundo de los átomos, tú sabes, lo más pequeño que hay y, al hacerlo claramente me di cuenta de que, al ver cómo está el mundo formado existe un diseño inteligente y, al descubrir un par de fallas que otros científicos cometieron fue mucho más claro ese diseño. Ayer lo revise como algún día le prometí a mi padre que lo haría y no tengo ninguna duda Yuri. Somos creados así que hay un Creador y ese Creador ha revelado un plan de eventos que demuestran que quiere que nos acerquemos a él para librarnos de los tiempos malos, pero, para poder tener esa protección debemos pedirle que entre a nuestro corazón. A eso voy a ese lugar, a que me ayuden a hacer algo que jamás pensé, a pedir ayuda para encontrarme con Dios.”  

 

Alan se calló y siguió caminando pensativo. Las palabras de Yuri fueron tan inesperadas que le hicieron tener un sobresalto. 

 

“Pues entonces hágalo” dijo con toda seguridad Yuri.  

 

“¿Hacer qué?” preguntó Alan sinceramente interesado, a lo que Yuri contestó: “Abra su corazón a Dios. Si es real, si existe, si tiene un plan para usted, si lo ha traído hasta este punto para que lo conozca y lograr que usted se vuelva una mejor versión de usted mismo entonces solo un tonto rechazaría esa invitación. Yo no la rechazaría” concluyó Yuri. Siguieron caminando. 

 

“Tienes razón. Yo quiero sentir que ha llegado el momento de sentirme libre de cargas, libre de todo peligro”. Cuando Alan había terminado de decir la última palabra sintió un golpe en el pecho. Era el brazo de Yuri que lo detenía ya con un arma desenfundada en la mano mientras con la otra mano enguantada le señalaba hacia el frente. Alan enfocó su vista a la distancia y entonces, sintió un profundo miedo de muerte. A lo lejos vió una descomunal figura de espaldas a ellos tras de la cual se veía al pastor hablando con esa imponente figura de una forma que dejaba ver claramente una relación que iba más allá que el superficial conocimiento personal. ¡Alan quedó paralizado! Ese hombre se había convertido en el más grande de sus miedos. 

 

“Es El Chacal” dijo Yuri mientras tomando a Alan de un brazo, prácticamente lo arrastró al impresionante flujo de la calle, donde varios carros rechinaron y un par casi chocó ante el brusco movimiento de los dos hombres que comenzaron a correr en medio de un impresionante tráfico que quedó momentáneamente atascado. 

 

El ruido que todo eso generó hizo que el pastor mirara por un lado del brazo de su interlocutor para alcanzar a ver a la distancia un cuerpo desaparecer mientras éste se metía a una avenida donde no había lugar alguno para personas a pie y eso lo desconcertó. De no ser un suicida, no le encontró sentido a esa acción. Después de unos segundos buscó la mirada de su imponente acompañante quién seguramente escucho también los ruidos y ahora le desconcertó el que este no hubiera volteado y qué, además, ahora, tuviera un sonrisa pintada en rostro cuando el pastor todo el tiempo le había visto duro como un roca. ¿Era una risa de burla? ¿De satisfacción? 

 

De manera definitiva – pensó – este hombre era más intrigante que Alan Wiles, con quién había platicado casi todo el día anterior y a quién esperaba ver en los próximos minutos como este se lo había prometido. 

 

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Alan Wiles acomodó su maleta personal en el compartimiento superior de su espacio de primera clase en el vuelo de Aeroméxico que, en 40 minutos saldría del aeropuerto internacional Benito Juárez desde la Ciudad de México a Nueva York mientras Jesi se acomodaba en el asiento de la ventanilla con una actitud molesta pero ya con una cierta tranquilidad que se reflejaba en su rostro. Se acomodó como si se dispusiera a dormir. 

 

Al lado izquierdo de Alan, Yuri terminaba de acomodarse en el asiento pendiente de un dispositivo conectado en su oído sin preocuparse de otra cosa sabiendo que, todos los boletos de primera clase habían sido comprados solo para ellos tres. 

 

Alan se sentó y volteando a mirar a Jesi pensó en si debía llamar su atención para hablar con ella o dejarla descansar. Pensando en ello, de momento, Jesi se levantó y dijo sin emoción alguna en sus palabras: “Voy al baño”. 

 

Apenas abandonó su lugar, Yuri, se dirigió a Alan para decirle: “Rápido, póngase el audífono y escuche la noticia en el enlace que acabo de enviarle. Rápido”. Alan, de inmediato, sacó de un bolsillo de su pantalón el audífono inteligente que tenía, lo introdujo en su oído para después presionar un botón y entonces escuchar lo que se emitía:  

 

“… así es, Julián, me encuentro en el acceso principal del aeropuerto internacional Felipe Ángeles en el estado de México donde cubrimos este espacio para las noticias que surgen diariamente de él y damos cuenta de que, hace aproximadamente cuatro minutos, una fuerte explosión sacudió los alrededores del aeropuerto. No se percibe ninguna clase de daño en la estructura de la terminal ni en ninguna persona de entre todas que, como yo nos hemos sentido intrigados por lo que pasó. El personal del aeropuerto nos ha confirmado que, todo indica que una aeronave privada ha explotado segundos después de despegar, pero que, esto no tiene nada que ver con ningún otro vuelo público. Mientras se hacen las indagatorias pertinentes, se ha avisado por todos los medios de este aeropuerto que, el espacio aéreo del mismo se ha cerrado y que los vuelos de llegada serán desviados al aeropuerto internacional Benito Juárez o al aeropuerto de la ciudad de Toluca.

 

Se ha avisado también que, en dos horas, se dará en este espacio donde me encuentro una conferencia de prensa para avisar los pormenores de lo que ha pasado para entonces saber si el funcionamiento de este aeropuerto se reanuda normalmente. Mientras tanto…” 

 

Alan se retiró el audífono para, visiblemente preocupado preguntarle a Yuri: “El avión que explotó ¿era de Icarus Internacional?” Yuri solo atinó a decir: “Sí. Fue el avión en que se supone nosotros viajaríamos. La mano de “El Chacal” está detrás de esto”. “¿Y el piloto?” – preguntó con temor Alan – “Daño colateral” respondió Yuri mientras se volvía a concentrar en lo que oía. Alan por su parte se recostó en el asiento volviendo de nuevo a esa fluctuación de emociones donde, su ego lo impulsaba a convencerse de que saldría de esta, pero los hechos lo sepultaban en la ansiedad. 

 

“Si tan solo papá estuviera aquí” – se dijo así mismo Alan – mientras, mirando con desesperanza a su alrededor, miró al frente de su asiento y notó un papel que sobresalía del recipiente donde descansaban revistas, almohadas y una frazada. Su color y textura sobresalían sobre todo lo demás así que Alan lo tomó y al voltearlo vió escrito en él una sola frase: “Jeremías 50.31”.

  

Alan sintió escalofríos en todo el cuerpo, su labio inferior empezó a temblar visiblemente y solo pudo hablar mirando hacia el frente empezando a balancearse hacia adelante y hacia atrás: “He aquí estoy contra ti arrogante – declara el Señor Dios de los ejércitos – porque ha llegado tu día…” 

 

Yuri notó lo que le pasó a Alan y tan solo al verlo, sacó de su saco su arma construida de materiales indetectables a los detectores de metal y la colocó bajo su pierna derecha. Todos sus sentidos se alertaron. 

 

 



 

CAPITULO 5.  
Cruzada en Nueva York
 

  

1. 

LA DECISIÓN DE LA IRA 

  

Jesi y Alan se miraban atentamente mientras a su alrededor, varias personas iban y venían mientras niños gritaban en el área para comer del McDonald’s de Grand Avenue en Hempstead, NY. Yuri y un par de hombres aguardaban en lugares estratégicos mientras afuera, dos autos de escolta se mantenían alertas de cualquier orden que Yuri pudiera darles. 

 

Después de un suspiro, Jesi habló: “Alan, antes que otra cosa, en verdad, no sabes cómo agradezco que ya estemos de regreso en Nueva York. Debes entenderme. Me siento más segura aquí, aunque me queda claro que, ante el peligro que hay a nuestro alrededor no hay país donde podamos escapar de esto. 

 

El tiempo del vuelo me sirvió para pensar mejor y creéme, estoy convencida de que te amo, que deseo estar contigo, pero todo esto que ha pasado en poco más de una semana me tiene en un torbellino del cual deseo salir. Quiero ayudarte, pero no sé cómo hacerlo. No sé qué hacer, quisiera irme a mi casa con mis padres a Rhode Island y olvidarme de todo, pero me da miedo llevar el peligro a las personas que amo, pero no sé cómo quitarlo de mí.  

 

Yo no soy Alan Wiles, yo no veo el universo en patrones, yo no tengo un IQ que supera al de Albert Einstein, yo no encuentro soluciones a ecuaciones complejas en cuestión de segundos, yo no, por eso cansada de que las cosas se muevan a tu velocidad, necesito que, y escucha, necesito que, si quieres que me quede a tu lado, te calles y me dejes decir lo que estoy pensando y si hablas, si levantas tu mano para hacerme callar, si intentas controlar la charla o que mis pensamientos se ajusten a tus conclusiones, te juro que me levanto de esta mesa, salgo por esa puerta y no me vuelves a ver en tu vida. ¿Está claro?”.  

  

Alan respondió con calma, controlando el inmenso pavor que le provocaba el sentir que perdía a Jesi que había sido, en términos computacionales, la persona que parecía había sido perfectamente programada para complementarlo y, sentir la paz que ella le daba era algo que, Alan no perdería porque perderla, él sabía que le haría perder la razón.  

  

“Está claro mi amor”. Te escucharé sin interrupciones.  

  

“Bien” – dijo Jesi – para entonces continuar hablando. “El mejor asesino del mundo ha matado a tus padres. Nos está persiguiendo. Ha intentado matarnos. Se mueve como un fantasma. Parece que anticipa todo lo que hacemos, incluso, de alguna manera está relacionado con el pastor cristiano que aconsejaba a tu padre. De él pudo haber obtenido la información para llegar a tu familia. Mientras no sepamos porqué nos quiere matar no podemos hacer nada. No se puede negociar con él. Nada lo puede detener.

 

Por otro lado, me dices que, te han vuelto a llamar del consulado de Alemania en Manhattan y que el canciller alemán en persona quiere verte mañana y que ha retrasado su regreso a Europa solo para poder sostener una charla contigo mientras que tú sigues convencido a pesar de su evidente traición de que la información que te dió el seudo pastor cristiano en la ciudad de México es real y me dices que, tú puedes hacer algo para evitar que, lo que te dijo que va a suceder, suceda.”  

  

Jesi se detuvo, pero solo para tomar más aire y sin dejar de ver a los ojos de Alan ni por un segundo, continúo hablando, pero ahora ya con marcada ansiedad.  

  

Alan, fiel a la palabra que había dado, se mantenía solo observándola sin quererla interrumpir. Él no haría nada que le llevará a perder a la mujer que amaba ciegamente.  

  

“¿Escuchaste como suena eso? ¡Suena absurdo! ¡No tiene lógica alguna! Y así me siento; en un mundo sin sentido y no quiero ese mundo para nosotros, ¿entiendes? Necesito sentido y yo no soy ningún genio ni quiero serlo si voy a estar con toda la presión que tú tienes, pero sé que puedes hacer algo mejor de lo que nos está pasando así que, quiero que me respondas algo para después decirte con toda claridad que es lo vamos a hacer si quieres que yo esté a tu lado. Pero, que te quede claro, no quiero términos técnicos ni explicaciones científicas. Quiero que me hables como le hablarías a un niño. ¿Entendiste Alan Wiles?”  

  

Alan se quedó impávido viendo a Jesi. Nunca había visto en dos años tanta decisión y tanta certeza en su actitud. Definitivamente, él quería estar al lado de una mujer así, que pudiera tener tal firmeza que se atreviera a desafiarlo para encontrar algo mejor para los dos así que, embelesado solo atinó a balbucear: “Lo entiendo y lo acepto mi amor.”  

  

“Bien” – respondió Jesi con total firmeza para después continuar – “¿Cómo puedes tu involucrarte en evitar las cosas que te dijeron y que parecen de una película barata sobre el fin del mundo?”  

  

Alan se acomodó en el asiento, ocupó una fracción de segundo para poder construir sus argumentos con las palabras más sencillas posibles y entonces, comenzó a hablar:   

  

“Mira mi amor, cuando regresamos ayer al hotel de noche, Al volvió a correr simulaciones sobre cinco crisis económicas del siglo XXI, la crisis en Chipre, la crisis de Venezuela, la crisis de las hipotecas subprime, la crisis provocada por el Coronavirus y la crisis provocada por la invasión de Rusia a Ucrania y si, sé que ya había hecho algo así antes solo que ahora, no le pedí a Al que me indicará datos sobre las crisis provocadas sino que sintetizara las causas que derivaron en tales crisis y, para mi sorpresa hay factores comunes en ellas y uno de estos factores fue lo que mencionó el pastor que, dicho sea de paso es lo mismo que también sucedió con la crisis que provocó la caída del imperio romano de occidente, o sea, la impresión de dinero sin control y este factor es el mismo que Al encuentra presente en la economía mundial el día de hoy.  

  

En resumen, si, es verdad. En cualquier momento se desatará una crisis de deuda que probablemente iniciará en este país y que, quemará todos los mercados mundiales. Cálculo que, entre el 25 a 52% de la poca riqueza que le queda a la clase media pasará a las manos de lo que el pastor llamó los amos del mundo lo que significa que, a nivel mundial se tendrá una media de 65% de personas sumergida en la pobreza y eso, es mucha gente. Así que, no hay duda, eso sucederá y nada puede evitarlo. Estoy seguro de que, mi papá, llegó a la misma conclusión que yo a pesar de no poder comprobar las cosas como yo.

 

Seguramente hablo con el pastor de que, él podría de alguna manera usar Icarus Internacional para lograr redirigir la poca riqueza que nuestras empresas producen a programas para ayudar a disminuir de alguna manera esos niveles de pobreza y aquí es donde entro yo.” 

  

Alan no pudo continuar porque una Jesi en control lanzó una pregunta que sonó a la exigencia de que continuara con su explicación: “¿Y cómo entras tú en todo esto?”.  

  

Alan respondió: “Entro con Beast, mi programa de análisis de mercados financieros. Mi sueño fue mostrar a mi papá que yo podía lograr crear una herramienta infalible para producir riqueza y poder compartirla con cualquier persona y no pude lograr que mi padre conociera Beast y por eso, siento una gran frustración y quiero hacer con Beast lo que hubiese pasado si mi padre siguiera vivo.   

  

Un día después del entierro de mi padre, cegado por la depresión pasé toda una noche reescribiendo el código de Beast y ahora, es totalmente operativo sin la necesidad de Jone la tarjeta electrónica que, destruí para comprobar que Beast ya no la necesitara y en efecto, Beast ya es independiente y ahora, conmigo, tengo en un disco duro externo, el código del programa completamente funcional.   

  

Imagínalo, amor, puede instalarse en cualquier dispositivo con cualquier sistema operativo y permitirá a cualquier persona, saber exactamente dónde invertir para poder obtener riqueza segura.  

  

Funciona así. Desde Beast haces una inversión libre de comisiones con cualquier cantidad de dinero que desees. El dinero que inviertas ira teniendo ganancias y, cuando el dinero se duplique Beast detendrá la operación, pero tomará el 50% de tu ganancia para repartirla entre todas las personas que sean parte del sistema y, si tú deseas volver a abrir otra inversión, tendrás que renunciar al 50% de lo que ganes así, habrá una repartición completamente equitativa y se evitará acumulación de riqueza y todo se hará en bitcoins para así, asegurar que todas las transacciones sean controladas.  

  

Cualquier persona con solo instalar el programa o la aplicación Beast en su teléfono, estará asegurándose de tener ingresos mientras haya personas invirtiendo. Ese es el regalo que quería darle a mi padre. Cumplirle el sueño de crear un mundo con la menor cantidad de pobreza por lo que, si logró que Beast llegue al mercado, puedo revertir el proceso de endeudamiento hasta un punto en que se detenga la creación de pobreza. Yo sé que no hay sistema perfecto, Beast no es perfecto, pero, al menos, la acumulación de riqueza por parte de quienes quieren empobrecer al mundo parará y no lograrán controlarnos a todos.   

  

Así que, eso es lo que yo, el hombre que te ama, he logrado y quiero compartir este logro contigo y estoy dispuesto a que tú me digas qué debemos hacer para que, sin importar lo que me pase, Beast llegue a las manos más necesitadas para aliviar la pobreza del mundo. Entrego en tu manos, mi amor, el sueño materializado de mi padre.”  

  

Jesi se colocó las manos cubriendo su boca y su nariz en clara señal de asombro.

 

Por un par de minutos no emitió ningún sonido y sólo miraba fijamente a Alan que, esperaba pacientemente su reacción. Con las manos ahora abiertas en torno a su cara, Jesi abrió aún más sus impresionantes ojos azules para entonces atreverse a hablar.  

 

“Pero lo que me estás diciendo, es, increíble. Nunca pensé que ese destino tendría tu programa. No puedo creer que, estés renunciando a la meta que todo ser humano ha llegado a tener alguna vez, el ser dueño del mundo para poder compartirlo con quién lo desee. Eso solo me hace pensar en el gran corazón que tienes. Si pensaba que tú eras como ninguno, ahora puede afirmar que, eres como nadie y no voy a perder la oportunidad de compartir toda mi vida contigo.”  

  

El rostro de Alan se iluminó y de inmediato, se lanzó hacia adelante intentando tomar con sus manos las manos de Jesi con un rostro saturado de agradecimiento, pero, Jesi retiró sus manos y volvió a hablar, pero ahora, con una sonrisa en el rostro que prácticamente le devolvió la vida a Alan.  

 

“Aún no terminó Alan Wiles. Aún falta que sepas qué es lo que creo que debemos hacer. Por mi parte, busqué entre mis conocidos hasta encontrar a alguien que me ha conectado con un pastor de una iglesia cristiana en Baldwin con quién he concertado una cita para que, en punto de las 3.30 de la tarde, o sea, en cuarenta minutos te encuentres con él y te de otra opinión al respecto de lo que escuchaste en la ciudad de México. Sé que tus padres vivían como tu decías una “nueva espiritualidad” pero, después de que vi el efecto que provocó ese hombre loco en ti, ahora me está preocupando que quieras tú también algo de esa “nueva espiritualidad” que no comparto para nada, pero, sé respetar, así que, si vas a tomar una decisión de esa naturaleza solo quiero que estés lo mejor informado.  

  

Mientras tú te entrevistes en Baldwin con el pastor de la iglesia, yo iré a Manhattan a la cancillería alemana para saber qué es lo quieren y saber cómo esto puede ayudarnos en medio del gran miedo que, nos ha provocado el estar expuestos a la muerte. Así, mañana, cuando tu estés en la cancillería como dicen ustedes los mexicanos, todas las cartas estarán sobre la mesa y juntos sabremos que hacer, pero, solo si aceptas esto, el “juntos” será una realidad si no, a pesar de cuanto te amo, prefiero salir por esa puerta y que suceda con mi vida lo que tenga que suceder. Ahora es tu tiempo de decisión para lo cual, te quedan tan solo unos minutos, pero, creo que tus decisiones necesitan menos que segundos para ser tomadas.”  

  

Jesi tenía razón. Alan estaba decidido desde antes de que ella terminara de hablar.  Alan se puso de pie y miró a Jesi con una certeza total y confianza plena para luego decirle: 

 

“Está decidido. Se hará como tú dices. Toma uno de los autos y llévate a toda la gente de seguridad. Solo me quedaré con Yuri y el chofer de uno de los autos. Iré a Baldwin, hablará con el pastor que contactaste. Solo mándame la ubicación del templo. Seré lo más breve posible con este hombre. Calculo que, alrededor de 5.30pm estaré terminando. Te voy a hablar porque asumo que, en dos horas o dos horas y media habrás llegado a Manhattan y sabrás de lo que se trata el asunto de la cancillería. De ahí, iré a Freeport a la casa de seguridad de la gente de Yuri para esperarte ahí y que estemos listos para que yo vaya a la cancillería alemana el día de mañana contigo y que suceda lo que deba suceder. Mi vida ya no dependerá de lo que pueda o no hacer “El Chacal” sino lo que pueda hacer contigo. ¿Estás de acuerdo?” 

 

Jesi sonrió francamente y respondió: “Totalmente de acuerdo Alan, mi Alan”. Las últimas palabras Jesi las remarcó con una fuerza que Alan se sintió desarmado por completo. Jesi continuó: “Te mando la ubicación y otra cosa. Antes de irnos, vamos al seven eleven que está aquí junto y por favor, cómprame ese café con leche de almendras que preparas que tanto me gusta.” A lo anterior Alan sonrió con una alegría tan inmensa  la cual no había sentido en las últimas semanas. 

 

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El reloj digital de gran tamaño sobre la puerta de entrada al salón colocado sobre la señal luminosa que decía en letras mayúsculas: “SALIDA” cambió para indicar que eran las 5:30pm en punto. Alan Wiles caminaba de un lado al otro al pie de unas pequeñas escaleras que conducían al estrado del templo cristiano mientras en la primer banca de todas las que llenaban el salón, el pastor Brian Houston miraba a Alan con curiosidad preguntándose qué es lo que estaba pensando después de las casi dos horas de charla donde él había escuchado a Alan y respondido sus preguntas sobre temas que había estudiado una y otra vez y que, le seguía pareciendo extraño que alguien siguiera tomándolos en serio.  


Alan en lo que parecía eran sus comentarios finales. Se detuvo. Con los brazos cruzados clavó la mirada en Brian mientras hablaba moviendo sus ojos por todo el rostro del pastor que, sin lugar a duda no se sintió del todo cómodo.  

  

“Señor Houston, agradezco mucho su tiempo. Ha sido interesante la charla. Solo por entender yo mejor lo que hemos hablado, resumo lo que entendí así: toda la información sobre una manipulación de la economía mundial es cierta, y las señales de una mega crisis económica inminentes, pero algo como un nuevo orden mundial y un tiempo de juicio encabezado por un gobernante mundial que tenga en la cartera la economía del mundo es falso. 

 

Eso es solo una interpretación alegórica de la Biblia la cual nunca apuntó a tiempos específicos como aquello que mencionó de que el número 666 en el libro de Apocalipsis en realidad solo era una referencia críptica a Nerón a quién Juan y sus contemporáneos cristianos vieron como el anticristo de su época. ¿No es así?”  

  

Brian Houston miró a los ojos de Alan. Sonrió ligeramente y dijo: “Lo has entendido perfectamente”, desvió la mirada de Alan dirigiéndola al suelo al tiempo que se levantaba para decir: “Lamento profundamente no poder compartir más tiempo contigo pero tengo una entrevista en la televisión del estado de Nueva York para hablar sobre como ser “un mejor nosotros” ya sabes, eso está de moda” dijo mientras se acercó a Alan para poner una de sus manos en su brazo para con una ligera presión conducirlo hacia la salida que daba hacia el vestíbulo del templo cristiano.  

  

Mientras caminaban Alan le dijo a Houston: “Agradezco su gentileza. Cuando venía de camino hacia acá, le hice una transferencia de dinero como una ofrenda de agradecimiento por su tiempo.”  

  

Houston respondió presionando el brazo de Alan y sonriendo mientras seguía mirando el piso del pasillo por donde caminaban: “No era necesario Alan, pero, gracias por la molestia de haberlo hecho.” Llegaron juntos al vestíbulo y en silencio lo cruzaron hasta que Houston lo despidió de un apretón de manos en la puerta de salida a la calle. Cerró la puerta y se perdió en el interior del templo cristiano. 

 

Mientras lo veía alejarse, Alan pensó: “Este hombre ¿me hubiera tratado igual si le hubiese dicho con quién estaba hablando? Definitivamente lo mejor que pude hacer fue ocultarle quién soy y todo lo relacionado con Icarus Internacional y Beast. Asumo que hay algo de veracidad en lo que dijo, pero, más de tres datos históricos que mencionó son completamente falsos. Creo que eso y sobre todo lo que ahora sé sobre este hombre lo tiene que saber Jesi.” Suspiró. 

 

Durante los próximos minutos que le tomó al auto en el que viajaba en el asiento posterior junto con Yuri recorrer el camino de Baldwin a Hempstead, Alan repasó todos los eventos del día y nuevamente, echando mano de su prodigiosa mente, asoció todos los datos que había recibido,  calculó todas las posibilidades y asoció todos los eventos hasta llegar a la conclusión de que, era importante que volviera a hablar con Jesi de manera urgente aunque sabía que, el tema de la charla no le gustaría mucho a ella pero, sobre todo y en nombre del amor que le tenía debía ser honesto.

 

 “Definitivamente” – pensó – después de la entrevista en la cancillería alemana del día de mañana hablaría con ella. 

 

Cruzando el puente sobre el Southern State Parkway Alan hizo una llamada telefónica que, de inmediato, fue contestada por Jesi. Ella volvía a ser la misma que él conoció por dos años. Sintió que todo estaba bien. “He salido ya de la entrevista, estoy bien. Tenemos que hablar de ello. Vamos hacia Freeport. Llegando ahí como te dije, te espero. Ten mucho cuidado por favor”. Jesi respondió con cierta agitación: “Gracias por llamarme amor, acabo de llegar a la cancillería alemana. Gracias porque Al todo el tiempo estuvo reportando mi ubicación. Ya sabes, por el tráfico, tomó casi el doble de tiempo llegar hasta aquí. Me esperan y amablemente me dicen que tome mi tiempo que, el canciller alemán no tiene problema en esperarme. Si me dejo llevar por el recibimiento, todo está excelente. Te aviso cuando salga de aquí.”

 

 “Perfecto” – respondió Alan – “Estamos en contacto”. Cortó la llamada. 

 

Concentrado ahora mirando a través de la ventanilla, Alan vió el Dunkin’ Donuts en la esquina donde el auto giro para dirigirse hacia Freeport. Ensimismado en sus conclusiones Alan sintió miedo de lo que la evidencia de todo le estaba mostrado, pero, en esta ocasión, sus emociones se impusieron a su razón para que, se dijera así mismo que, lo que vislumbraba era demasiado escalofriante, no era verdad. Se dijo a si mismo que, él no podía haberse equivocado en su valoración, y que él no podía cometer errores. Aspiró profundamente, No fueron cientos, fueron miles las imágenes que se mostraban en su mente y en todas, él tenía la razón. Todos sus juicios eran para él, hermosos, apetitosos, agradables.  

 

Todo su cuerpo se alimentó de esa droga tan humana que se inyectó en su alma en el día de su graduación de la universidad. Habló en voz baja de tal forma que, Yuri, sentado a su derecha y el chofer sentado frente a él no le pudieran oir. “Yo no puedo equivocarme. Nadie está a mi altura. Yo puedo lograr todo lo que quiera”. Lamentablemente, una vez más, Alan Wiles estaba equivocado. 

 

Justo en el momento en que el auto blindado pasaba frente a la entrada principal del Kennedy Memorial Park, de la avenida Oak frente al parque, una enorme camioneta negra hizo rechinar sus llantas para lanzarse a toda velocidad para embestir al auto. Yuri, con reflejos sorprendentes volteó a mirar a su derecha para gritar con todas sus fuerzas: “!Contacto!”. 

 

Apenas terminó de gritar, el auto fue golpeado con tal fuerza que, fue lanzado hacia su izquierda mientras mil pedazos de metal, plástico y vidrio se confundían con visiones de movimientos borrosos en el interior del auto que quedó volcado con el frente mirando hacia la avenida Oak.   

  

Desde su posición contra la ventanilla que descansaba en el suelo, Alan intentó mirar a través de sus ojos nublados, sus oídos ensordecidos y su mente palpitando al punto que parecía estallar y observó como la camioneta que los había embestido estaba detenida mirando de frente a ellos. La puerta del conductor de la camioneta se abrió y de ella, descendió una imponente figura que permitía ver una silueta de una monstruosa corpulencia que sin cerrar la puerta de la camioneta con toda calma empezó a caminar hacia el auto llevando en la mano una atemorizante arma que, claramente llevaba un silenciador.  

 

Alan empezó a temblar sin control. Le gritó con todas sus fuerzas al conductor. Éste estaba inconsciente. “El Chacal” sacó de uno de los bolsillos izquierdos de su pantalón táctico un dispositivo de donde accionó un botón. Al instante terribles explosiones se escucharon a ambos extremos de los límites del Kennedy Memorial Park. Todos quedaron atrapados en un cerco de fuego. 

 

Fue entonces cuando Alan se percató que, Yuri estaba consciente así que, éste, recargando su cuerpo sobre Alan, con los pies rompió los restos de la ventana que estaba a su lado y con gran agilidad saltó fuera del auto volcado para quedar parado visiblemente lastimado de frente a “El Chacal” que seguía aproximándose. Yuri desenfundó su arma la cual al instante fue golpeada por el impacto de una bala proveniente del arma de “El Chacal”. Yuri estaba desarmado. 

 

Petrificado, desde su posición que sólo le provocaba dolor Alan vió a los dos mercenarios frente a frente. La lucha era por completo desigual, pero esto, no parecía importarle a Yuri. “El Chacal” se detuvo a un metro y medio de Yuri. Guardó su arma y entonces habló con una voz que congeló la sangre de Alan. Era una voz firme, fuerte y sobre todo que no dejaba adivinar ningún tipo de emoción: “Yuri Kuznetsov nacido en Rusia, entrenado por el ejército de ese país y que serviste en Afganistán a las fuerzas americanas para asegurar el control sobre los campos de producción de amapola para poder controlar el flujo de opio a este país mientras todos creían que buscabas armas químicas. Tú no eres mi objetivo. Quiero al niño que está en ese auto. Es mío ahora. Haz visto mi rostro y sabes que, no puedes vivir, pero aún entre nosotros existe el honor. No dejes a tus dos hijas huérfanas. Tienes tres segundos para decidir. Uno”. 

 

Yuri con la voz cortada respondió en alta voz: “Chacal, no lo hagas. El niño es un hombre bueno. No es lo que crees.” El asesino volvió a hablar: “Dos”. Alan, en medio de su parálisis empezó a llorar. Como un relámpago Yuri se lanzó hacia “El Chacal” tratando de golpear con una patada de giro el rostro de la montaña humana que lo amenazaba. Alan vió como “El Chacal” se adelantó un paso inclinándose para que, la patada golpeara el aire.  

  

Cuando Yuri recuperó su posición de equilibrio, “El Chacal” estaba frente a él. Le lanzó un golpe relampagueante a su garganta. La tráquea de Yuri se rompió, empezó a inhalar aire con desesperación. El brutal asesino lo tomó por el cuello, lo levantó como un muñeco de trapo para azotar su espalda contra su pierna doblada sobre la calle. Hasta el lugar de Alan se escuchó el ruido seco de la espalda de Yuri quebrándose.

 

 

Su cuerpo fue lanzado aún vivo a un costado para luego recibir dos certeros disparos en su cabeza. Ante sus propios ojos, Alan contempló la llegada inevitable de su muerte. 

 

“El Chacal” guardó su arma, rodeó el auto y con una fuerza descomunal lo levantó para dejarlo sobre sus ruedas. Volvió a sacar su arma para disparar hacia la cabeza del conductor inconsciente asesinándolo. Guardó su arma nuevamente.  

 

Se quitó su chamarra táctica con la que envolvió su mano izquierda. Golpeó el cristal de Alan destruyéndolo al instante. En la otra mano ya tenía un cuchillo con el cual cortó el cinturón de seguridad de Alan tomando a éste por su camisa y en vilo, lo levantó para azotarlo boca abajo en el asfalto dejándolo en esa posición mientras presionaba con una fuerza brutal el cañón de su arma en la mejilla de Alan quién sintió que su mandíbula se partía en dos. Varias de sus muelas crujieron. 

 

“El Chacal” habló con su firme voz carente de emociones. 

 

Jeremías 50.31. Voy por ella Alan Wiles”. 

  

Sin más, quitó el arma de su mejilla para alejarse tranquilamente caminando en dirección al Kennedy Memorial Park. Alan se puso de pie mirándolo perderse en el interior del parque. Solo entonces reaccionó. Se limpió lo que claramente era sangre de su boca. Empezó a correr hacia la avenida Greenwich St. mientras la complejidad de su mente se sumó a la adrenalina que lo hacía correr con desesperación y entonces pensó: “Conté el tiempo, no puede ser, ese hombre nos masacró en 38 segundos”. Sacó su teléfono. Le marcó a Jesi. Aunque tardó más de lo normal, le contestó con cierta incomodidad: “Mi amor, estoy con el canciller. No puedo responder ahora.” 

 

Alan no perdió tiempo en explicaciones y le habló a Jesi gritándole con desesperación. 

 

“Fuimos atacados cuando íbamos a Freeport, estoy vivo, pero Yuri y el chofer del auto murieron. Fue “El Chacal”. Vi como lo hizo con mis propios ojos. Me dijo que va por ti. Estoy huyendo. Después de hablarte voy a pedir un Uber e iré al consulado alemán de Manhattan. Espérame ahí. No tenemos más opciones. Pide ayuda. Explica por favor lo mejor que puedas al canciller alemán lo que está pasando. Llegaré en cuanto me sea posible.” 

 

“Pero amor” – dijo Jesi profundamente alarmada – “¿Estás bien? ¿Cómo fue?” Alan volvió a responder ahora con marcada ira: “Jesi por favor, no puedo hablar, haz lo que te digo ¡ya!”. Alan cerró la llamada. Mientras seguía corriendo pensó en lo que escuchó decir a Yuri sobre él y como fue ignorado. Pensó en el misterioso asesinó que ahora ya no era una fuerza intangible sino un enemigo sin escrúpulos que a sangre fría asesinó a la única persona que, no solo lo había cuidado en estos pocos días de locura con el deber del soldado que recibe un salario sino con la lealtad de un amigo. Todo el miedo de Alan Wiles se volvió una ira incontrolable. Sintió deseos de destruir, de matar, de tomar lo que era suyo. Activó su reloj inteligente y dio órdenes a su inteligencia artificial. Siguió corriendo sin mirar atrás. 

 

 

2. 

EL GRAN ENGAÑO 

 

Alan Wiles descendió trabajosamente del auto Uber que lo dejó a la puerta del imponente edificio que lucía la bandera de Alemania. Sintió la boca seca de la ira acumulada que no cedía. No podía dejar controlarse por ella. Tal vez Jesi le ayudaría con eso ¿o no? Activó su reloj inteligente. La hora brilló en la pantalla: 8:02pm. 

 

Una persona le esperaba ya en las puertas de cristal giratorias. Al verlo descender de inmediato se acercó a él hablando rápidamente: “Señor Alan Wiles, por favor sígame, el canciller le espera en el salón de juntas de los pisos superiores.” Ambos caminaron rápidamente. Al ingresar al edificio un par de corpulentos hombres armados con uniforme militar alemán se colocaron a ambos lados de Alan mientras este caminaba con cierta dificultad.  

  

El recepcionista de Alan volvió a hablar: “Disculpe la incomodidad de que estos guardias le rodeen. No pasa nada. Solo es protección. Al entrar por la puerta usted está oficialmente en territorio de la República Federal de Alemania y sólo hasta ese momento le podemos proteger con nuestros hombres” dijo el recepcionista de Alan con un marcado inglés con el tono seco de palabras cortas del acento alemán para después agregar: “El canciller expresamente pidió que estos caballeros nos acompañen y monten guardia permanente a la puerta de la sala principal de juntas con la que contamos así que, usted debe ser alguien importante señor”. 

 

Alan no respondió. Fue conducido a un ascensor donde las cuatro personas subieron para después recorrer varios pasillos cortos hasta llegar a una impresionante puerta de madera que Alan de inmediato reconoció como madera europea donde se veía un letrero en inglés y alemán que decía: “Sala de conferencias”.  

 

El recepcionista abrió la puerta, los guardias se apostaron a ambos lados de ésta y la puerta se cerró. Alan entró a una lujosa habitación impecablemente limpia en la cual frente a él se extendía una mesa de juntas como tantas que había en Icarus Internacional. A la cabecera de la mesa Alan pudo ver a quién sin duda era el canciller alemán en persona custodiado por otros dos hombres. En la primer silla a la izquierda del canciller estaba Jesi quién al ver a Alan entrar, se lanzó corriendo a abrazarlo con fuerza haciéndolo detenerse mientras sollozaba marcadamente. 

 

 Alan, la abrazó, sintiendo dolor en sus brazos, acarició su espalda y sabiendo que no podría desprenderse de su abrazo, continuó reteniéndola mientras levantaba la vista y de inmediato, fijo su mirada en el canciller alemán. Por algún motivo no podía dejar de verlo. 

 

Todo hubiese pensado sobre el aspecto del canciller alemán menos con lo que se había encontrado. Éste se había puesto de pie. De no más de treinta años, ante Alan se erguía un hombre de alrededor de 1.85 mts. vestido con un traje gris oscuro impecable. Sus brazos descansaban al frente mientras agarraba con su mano izquierda su muñeca derecha.  

 

La complexión del hombre era ciertamente atlética, pero, lo que más destacaba de él era su rostro de rasgos firmes en un balance perfecto que enmarcaban unos ojos azules, pero no era el color, era la mirada.

 

Pocas veces Alan había sentido una mirada así, firme, pero no intimidante, poderosa pero no manifestando alguna clase de superioridad. Era una mirada que traspasaba a Alan. Tal parecía que ese hombre podía ver a través de él, como si percibiera su agonía interior, pero, al mismo tiempo, le hacía sentir una atracción casi magnética. Alan se sintió intimidado, pero, protegido. La ira que el abrazo de Jesi no había logrado quitarle, la mirada del canciller alemán había logrado disminuirla un poco. 

  

“Bienvenido Alan Wiles” dijo pausadamente en inglés el canciller de Alemania con un tono que impresionó a Alan. Su voz era poderosamente indescriptible hablando en un inglés que sonaba a inglés nativo de los Estados Unidos de América. “¿Dónde aprendió a hablar así?” 

 

Al escuchar el saludo, Jesi se separó de Alan para dirigirse hacia el frente llevándolo de la mano. Al llegar, el canciller le señalo amablemente a Jesi la silla a su izquierda de una manera que transmitía confianza absoluta pero también una autoridad que no podía contradecirse. Jesi tomó su lugar mientras el canciller señaló a Alan la silla a su derecha que este ocupó. 

 

Ya al estar sentados, el canciller se dirigió a la persona de pie a su izquierda hablándole en alemán que Alan pudo entender: “Tomas, por favor, que vengan los servicios médicos”. El hombre a la izquierda del canciller salió de inmediato. Ahora, mostrando una gran consideración el canciller extendió su mano para tocar el brazo con rastros de sangre de Alan que sintió con ese toque como una descarga eléctrica que atrapó todos sus sentidos. Su capacidad de analizar las cosas como nadie en la tierra se detuvo de inmediato. El canciller le dijo mirándolo fijamente a los ojos: “En unos minutos podremos hablar con toda calma. Para mí es más importante que, cualquier herida visible que tengas sea atendida. Tranquilo. Ahora estás directamente bajo mi protección. ¡Nada malo les pasará aquí!”.  

 

Esa promesa de paz, a Alan le sonó más que simples palabras, fue un calor que recorrió todo su cuerpo. Algo no natural había en ese hombre. 

  

Unos segundos después entraron dos personas de asistencia médica con enormes maletines de insumos médicos. En su porte se adivinaba claramente su ascendencia latina. El canciller se dirigió a ellos con profunda amabilidad: “Por favor, Mario, Elizabet revisen al señor Alan y con el mayor cuidado posible revisen cualquier herida visible que pueda atenderse y ayuden con eso y, dentro de lo posible verifiquen si no hay una daño mayor. Sé que nuestro invitado está en las manos de los mejores.” Sonrió.  

 

Alan de inmediato lo miró a los ojos con cierta incredulidad. El hombre había hablado español como si fuera un ciudadano común de Latinoamérica. Eso nunca en su vida Alan lo había visto. El canciller alemán sosteniendo la mirada de Alan con el mismo gesto de tranquilidad que había manifestado le sonrió mientras los paramédicos empezaban la revisión de Alan. 

 

El canciller de Alemania empezó a hablar pausadamente en su perfecto inglés: “Apreciable Alan. Lamento que, en estas condiciones nos estemos conociendo. Hablaré en un idioma que todos podamos entender para que sepamos todos lo que hablaremos en esta noche. No soy partidario de los secretos. Tiendo a desconfiar de lo que se oculta así que seré abierto como mis convicciones y a todos en esta habitación les pido lo mismo. 

 

Sé que recibiste desde el día de ayer una invitación a entrevistarte conmigo y eso es porque deseo tratar contigo un tema puntual que he comentado ya con tu hermosa acompañante y le ha parecido según su propia expresión algo “fresco” y sí, creo que puede serlo pero, considero de mayor importancia antes de que escuches el motivo de mi convocación el hablar sobre lo que te ha llevado a esta condición en donde parece que hay un riesgo de vida para ambos y, a mí por sobre todas las cosas, me interesa ayudarles”. 

 

Jesi no paraba de mirar al canciller de una forma que a Alan le pareció peculiar mientras él, tuvo que reprimir un sonido de molestia al sentir el contacto del desinfectante que le aplicaron en una de sus mejillas. Después del apagado quejido de Alan, el imponente político alemán volvió a hablar:   

  

“Tu novia según me dijo por indicaciones tuyas me ha dicho con detalle todo lo que les ha pasado desde que fueron atacados en tu ciudad de origen en México por lo que, eso me permitirá ahorrar mucho tiempo hablando de cosas que, están sobre entendidas y que, sobre todo son desagradables y tengo como principio que nadie debe sentirse mal ni juzgado por nadie.  

 

Los prejuicios han logrado que el mundo se consuma en ambiciones y guerras y no contribuiré a eso. Por otro lado, deseo que me consideren un amigo así que, me presento por nombre. Yo soy Konrad Siegreich y, con profunda alegría desde hace poco tiempo ostento el cargo de canciller de la República Federal de Alemania, pero, hoy todos en esta habitación necesitamos a un amigo no a un canciller así que, para cualquier cosa, pueden decirme simplemente “Konrad”. Y, lo mismo opera para Thomas mi asistente y Michael que, de una manera tan exitosa ha desempeñado el cargo de cónsul de mi país en esta sede que tenemos en Manhattan. Así que, hablemos entre amigos.” 

 

Alan levantó ligeramente su mano derecha para pedir el permiso para hablar mientras razonaba que esto, no era algo que él hiciera. No pedía la voz, la arrebataba, pero Konrad generaba en él una mezcla de tantas sensaciones que no podía simplemente tratarlo como a los demás. ¿Cuándo fue la última vez que se sintió intimidado? Ya lo había olvidado. 

 

“Adelante Alan. Puedes decir lo que desees”. 

 

“Señor canciller agradezco la confianza, pero créame que, considero que su investidura merece nuestro respeto. Ciertamente le percibo como un hombre muy joven en un puesto político que no es común a su edad pero que eso no impide que se le muestre el respeto que su función política implica. Yo preferiría tratarle con formalidad si me lo permite.” 

  

Konrad volvió a sonreír con una sencillez en la que Alan no pudo detectar falsedad alguna lo que hizo que, al levantar uno de sus dedos pidiendo de la manera más amable que se le escuchará logrará que todos se concentrarán en él, lo que por supuesto hizo Alan también a pesar de estar sintiendo una fuerte presión en uno de sus tobillos que estaba siendo vendado por uno de los paramédicos. 

 

El encantador canciller de Alemania habló: 

 

“Por favor, Alan, eso no estará a discusión. Somos gente joven y es verdad que no es común que a nuestras edades se nos dé la oportunidad de cambiar al mundo, pero tal vez eso es lo que el mundo necesita. Yo tengo exactamente 30 años, pero, esta edad para mí es la síntesis perfecta de fuerza física, voluntad y conocimiento para lograr metas que, a la gente más adulta a falta de alguna de estas tres cosas les impide realizar las propias. Y, si pensamos en nuestros hemisferio y en lo que se cree religiosamente en él, no debemos olvidar que, la Biblia dice claramente que Jesucristo, al iniciar su ministerio tenía como 30 años así, que, dejando claro que mi respeto debo ganármelo con la forma en cómo les muestro lo que soy, denme la oportunidad de hacer mi trabajo mostrando que, todos nos podemos unir para resolver esto que parece puede acabar con todas las buenas intenciones que tenemos. 

 

Bien. Arrojemos luz sobre tantas tinieblas. Por favor, Thomas” – Konrad extendió la mano para recibir una carpeta de su asistente para abrirla y ponerla delante de sus ojos – luego de lo cual continuó hablando con esa voz que parecía que podía tranquilizar cualquier tormenta: 

   

“Según veo aquí, ustedes están bajo la mira de Anatoli Bolko mejor conocido como “El Chacal”, asesino de élite nacido en Ucrania con formación militar desconocida pero que, se cree le ha vuelto experto en el combate cuerpo a cuerpo y en el manejo de todo tipo de armamento de guerra.  

 

Se cree que, a los 15 años inició su formación para, ya a los treinta estar convertido en la máquina de matar que ustedes han conocido. Se cree que después de diez años de servicio impecable, solicitó abandonar las fuerzas armadas ucranianas por lo que se le encomendó una tarea que cumplió librando al gobierno ucraniano de una docena de enemigos por todo el mundo. A cambio de esto, se cree que se dió la orden de desaparecer su expediente por lo que, no hay imágenes de él, no hay ningún reporte médico, nada, solo testimonios que hablan de su letalidad y de la forma imparable en que procede.  

  

Así que, estamos persiguiendo a un fantasma que ha trabajado con gobiernos, y todo tipo de organizaciones privadas que recurren a él para que, trabajos como los que él hace simplemente sucedan. Nada lo detiene. No se puede negociar con él. No para. Tiene la capacidad física, material y económica de llegar a cualquier objetivo que debe ser eliminado y es profundamente inteligente así que, no hay otro asesino de élite en el mundo que pueda competir con él. Yo díría que, ante tanta falta de certezas, parece que estamos en un serio problema.” 

 

Konrad viró la carpeta para acercársela a Alan quién cuando la recibió comprobó que no había nada de información en el expediente que pudiera darles respuestas. Le pasó la carpeta a Jesi que también mostró una mirada de desconcierto al ver solo unas cuantas líneas de información. 

 

Konrad retomó la charla: “Creo que vale la pena agradecer que, aun tenemos amigos en el ejército de Ucrania que nos permiten acceder a esta precaria información que es la única que tenemos disponible y que, me permito concluir nos debe hacer creer que, tal vez, ni siquiera el nombre de este terrible personaje sea real. Sin embargo, sí vamos a encontrar una solución creo que, tenemos que intentar encontrar cual es el objetivo de ese hombre, qué es lo que busca y si logramos saber qué es podríamos tal vez “eso” que busca, ponerlo en otra dirección para que su atención se desvíe de ustedes.” 

  

Jesi y Alan intercambiaron miradas de desconcierto. 

 

Konrad habló nuevamente en su perfecto español dirigiéndose a los paramédicos al ver que habían dejado de operar sus materiales y equipos: “Mario, Elizabet. ¿Qué pueden decirnos del estado de salud de nuestro importante invitado?” 

 

Mario, el paramédico, habló con un notorio respeto: “Señor canciller, perdón Konrad, las heridas del señor Wiles son superficiales. Los equipos portátiles no muestran ninguna fractura. No se aprecia ninguna hemorragia interna. Es recomendable que, en cuanto sea posible sea valorado completamente en un hospital, pero, por el momento, necesita un largo sueño y un buen baño.” 

 

“Excelente” habló Konrad en tono eufórico pero controlado. Nada parecía que pudiera alterarlo más allá de lo necesario. Siguió hablando: “Gracias Mario y Elizabeth. Pueden retirarse y, Mario, dale un abrazo a Lucía tu esposa y a tus varones sobre todo al que está enfermo y Elizabeth ahora que vas a vacacionar a donde viven tus familiares en Ecuador no olvides traerme un poco de ese chocolate que solo puede venir del primer país que lo empezó a usar.” 

  

Con una sonrisa, los dos paramédicos se miraron desconcertados mientras la mujer se atrevió a decir: 

 

“Señor Konrad, pero ¿cómo puede a pesar de tantas cosas importantes que hace, tener presente lo que vamos a hacer personas tan insignificantes como Mario y yo?”. El asombroso joven político estrella en ascenso en Europa, respondió con tal sencillez que hizo sonrojar a Elizabet: “Mi querida amiga, si alguien es importante para ti, lo que ese alguien hace o siente debe ser igual de importante que su persona y todos en esta habitación son importantes para mí. Gracias por su excelente servicio. No será olvidado.” 

   

Los paramédicos salieron tranquilamente de la habitación mientras Konrad pacientemente espero a que cerraran la puerta para volver a hablar.  

 

“Bien” – retomó la charla en su perfecto inglés – “En mi percepción Alan, creo que todo apunta a que el asesino que les persigue ha sido enviado por alguien para lograr apoderarse del disco duro que tienes en tu poder donde está el código de tu programa de análisis financiero que, tienes el deseo de dar a todo el mundo para que todos puedan generar su particular riqueza.  

 

Él no sabe que tienes en tu poder ese dispositivo de almacenamiento así que, al no saberlo, amenazó con venir tras nuestra querida Jesi para, con ello, provocar que tú hicieras un movimiento de desesperación para protegerla y con ello poder estar pendiente para determinar si tu programa está en tu poder o en las manos de ella. Mi escaso conocimiento informático me permite suponer que, si tu programa cae en la manos equivocadas, toda la riqueza que pudiera generar podría ser usada por una sola persona para recibir todo ese mundo de dinero a pesar de los candados y condiciones que has impuesto en tu algoritmo, ¿no es verdad?”. 

 

Alan asintió agregando: “Si, definitivamente. Con el tiempo necesario se podría hacer eso con Beast, mi programa.” 

 

Konrad sonrió haciendo su mirada más profunda para continuar hablando: “Beast. Debo confesar que hay algo único en el nombre de tu programa que llama poderosamente mi atención, pero, bueno, continuemos. Ante estas circunstancias, yo les sugiero a ambos que hoy se queden a dormir en este consulado y por simple precaución puedan hacerlo en habitaciones separadas para evitar cualquier riesgo. Mañana podemos encontrar la manera de hacer que tu programa se vuelva un señuelo que conduzca a este perverso hombre en otra dirección, aunque creo que, hay ya una posibilidad clara de lo que podemos hacer. 

  

Así que, a pesar de lo cansados que están solo les tomaré por un par de minutos más” – La gentileza de Konrad y la seguridad que transmitía hizo que nadie en la habitación emitiera la más mínima queja -. 

 

“El propósito, Alan del porqué yo te busqué al principio fue porque he venido a la ciudad de Nueva York convencido de la necesidad de hablar con las personas más lúcidas de este país. Quiero invitarles a que desde sus trincheras podamos unirnos para impulsar medidas que realmente conviertan al mundo en una comunidad global donde, por lo menos yo, busco con las palabras lo que tu programa puede hacer con acciones, o sea, que la vida sea más justa para todos después de milenios enteros de auto destrucción en donde como raza, parece que solo vivimos para ser y tener más que los demás mientras yo creo que todos merecemos tener lo mismo. Es por ello por lo que, tengo la confianza para poder compartirte Alan, algo que ya he hecho con Jesi. De manera muy gentil he sido invitado a ocupar el cargo de Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas.  

  

Yo, deseo hacer de esta organización algo más que un simple nombre decorativo, quiero verdaderas acciones que transformen un mundo donde es claro que, solo nosotros podemos salvarnos. Solo nosotros podemos llevarnos a nosotros mismos a las alturas. 

 

Por eso, Alan, creo en ti como el genio de la nueva era por lo que te invito a que sumes tu genialidad a un espacio desde donde lograrás el sueño de tu padre. Sé que estás cansado, pero, si tienes oportunidad quiero que revises el documento que he preparado sobre las cosas que iniciaré una vez que, sea ratificado como Secretario General de la ONU. Puedo anticiparles que, en el consenso que he realizado, tengo el compromiso de todos los gobiernos de apoyar las medidas que quiero instaurar porque, al igual que todos ellos, tengo en la mira una sola meta: la paz pero, como la Biblia afirma, no puede haber paz sin justicia y en esta trágica cadena de eventos, yo jamás hubiese podido imaginar que, buscando compartir contigo las ideas que pueden cambiar al mundo, me encontrara con que en tus manos, tú tienes la herramienta para que todo esto suceda;  considera como un ofrecimiento el asegurarte que, si me entregas a Beast yo lo podré llevar ahí donde realmente cumpla con tus sueños y los sueños de tu padre. Tu nombre, quedará grabado en los libros de historia. Yo sólo quiero el crédito de ser un luchador de la paz, pero tú mereces el crédito por ser el constructor de ésta. Te puedo asegurar que, mientras el mundo dure, el nombre de Alan Wiles resonará como aquel que pudo lograr lo que ningún ser humano fue capaz jamás en la historia, pero, la decisión es tuya.” 

 

Alan desde antes de que Konrad terminará de hablar, había perdido conexión con la realidad.

 

No podía construir su mundo de relaciones y patrones infinitos resueltos por su asombrosa capacidad, pero, eso no le importó. Las palabras de este canciller que conquistaba corazones lo volvieron a trasladar a esa charla cuando su carrera universitaria terminó y el director de su escuela le preguntó mientras él escuchaba el grito de adulación de los reporteros que ansiosos lo esperaban para obtener alguna declaración de él: “¿Qué vas a hacer ahora? Si fueras un rey diría que puedes levantar tu trono donde quisieras”. Alan sintió que este era el lugar y el momento de levantarlo. 

 

“Alan” – la mención de su nombre lo volvió a la realidad – descubrió a Jesi mirándolo emocionada aprobando todo lo que Konrad le había dicho. Además, descubrió a su lado a Thomas el asistente del canciller que le extendía un grueso documento que él tomó mientras aún se sentía un poco en esa dimensión donde su trono era lo único para lo que había espacio en su cabeza. En medio de todos estos pensamientos, su ira resurgió y esta le decía que no podía permitir que, el asesino de Yuri se quedará con lo que él había creado. No se lo permitiría a “El Chacal” y Konrad le estaba dando la oportunidad de saciar su sed de venganza. 

 

La voz del canciller alemán sacó a Alan de sus pensamientos: “Ahí tienes los postulados de los cambios que deseo hacer y los nuevos principios éticos que quiero muevan a este planeta, los planes de paz que persigo y la visión que tengo del mundo que, solo con gente como tú, lo podré lograr o al menos, espero me des la oportunidad de intentarlo.” 

  

“Creo que ahora sí, ha llegado el momento de descansar. Señores gracias por ser parte de este esfuerzo que nos volverá lo que siempre debimos ser como raza y que alguien nos arrebató cuando fuimos expulsados del Edén que nos pertenecía.” 

 

Todos se movieron. Konrad dio la mano a sus acompañantes. Besó tiernamente en la frente a Jesi para después acercarse Alan y abrazarlo quién se sintió profundamente cobijado y extasiado en los brazos de ese hombre que había logrado hacerlo sentir poderoso, muy poderoso. Al contacto volvió a recibir un choque eléctrico que lo sacudió. Konrad lo retiro un poco de sí mismo y sosteniéndolo por los hombros le dijo: 

 

“El día de mañana tendré una junta a las 12 del día con los directores de todos los departamentos de Wall Street para invitarles a sumarse a lo que viene y sé que su respuesta será positiva. Les invito a que me acompañen a esta reunión porque por la noche vuelo de regreso a Alemania.   

  

Al acompañarme, podrán estar seguros ante cualquier ataque armado. Cuenten con eso. Luego de ahí, podrán mantenerse aquí en el consulado el tiempo que quieran, pero, si mañana y así lo decide Alan, recibimos el resguardo de Beast lo presentaremos en Wall Street y estoy seguro de que encontraré los candados para que solo se use como Alan lo diseñó y entonces, puedo estar seguro de que no habrá motivos para que el misterioso asesino vaya tras ustedes. 

 

Si persiste, tendrá que ir detrás de mí y créanme que, con las facilidades que puedo tener con mis aliados en Europa podremos neutralizar a este hombre.

 

Si es humano, sangra. Si sangra puede ser derrotado y yo puedo también llegar a ser un enemigo formidable para lograr que la paz se bese con la justicia” – Konrad volvió a abrazar a Alan para asegurarse de que lo que le diría solo él podría escucharlo – “Vamos a ganar esta guerra Alan.

 

Vamos a lograr que, el sueño de tu profesor Vlad se cumpla tanto como los sueños de todos nosotros y vamos a lograr que, toda tu ira por la muerte de tu amigo Yuri sirva para lograr algo que construya y no que te destruya a ti”. 

 

Konrad se separó de Alan y se dirigió a la salida acompañado del cónsul alemán. 

 

“Jesi, Alan” - dijo Thomas el asistente de Konrad – permítanme indicarles donde están sus habitaciones. Salieron los tres por la puerta. Ya no había rastro de Konrad o del cónsul alemán. 

 

************************************************  

 

Ya bañado, Alan luchaba por no dormirse en su habitación, pero, después de un par de horas estaba terminando la lectura de la declaración de los nuevos principios que, para la ONU Konrad había escrito. Cerró el documento. Apagó la luz de la lámpara que tenía al lado. Cerró los ojos y repasó lo que acababa de leer. ¡Quedó anonadado! 

 

El nuevo mundo diseñado en ese documento era el mundo que su padre había soñado. El plan de paz para Israel, la construcción de una sede alternativa de la ONU en medio oriente, los planes de real pacificación y alimentación en África, y sobre todo, alcanzar la autonomía económica para la mayor parte del mundo era lo que Alan había pensado cuando diseñó su plan de equilibrio económico, el cual recordó, lo terminó convencido de que el mundo no lo aceptaría y que sería digno de su admiración el político que pudiera llevarlo a cabo y ese político – Alan se lo aseguró a si mismo – él lo había conocido en esta noche y le había hecho saber que todo su plan con Beast, sería realizable en un plazo corto mínimo, - “tal vez no más de siete años” – meditó Alan. 

 

Suspiró.  

 

Alan Wiles, por fin, se sintió sentado en el trono que merecía. Se sintió sublime. Su mente prodigiosa tenía varias horas que había dejado de pensar relacionando palabras con historia, matemáticas, tablas de valores y patrones numéricos. Pero, Alan no le prestó atención a eso porque estaba completamente extasiado pensando en que él iba a ser con la ayuda de Konrad, el arquitecto del nuevo mundo, la inteligencia de Pascal. Alan Wiles sintió la cálida sensación de la soberbia llenando todo su ser. Sintió que todo lo podía. Lamentablemente, estaba equivocado. 

 

  

3. 

LA BESTIA 

 

Alan despertó cuando escuchó que alguien tocaba la puerta de su habitación. En medio de la oscuridad, activó su reloj inteligente. 10:50am. Había dormido más de diez horas. Apenas si tenía tiempo para prepararse para la cita que, se había acordado con Konrad. Una voz del exterior le terminó de despertar: “Señor Wiles, dejo aquí en su puerta ropa limpia a su medida. No tarde”. 

 

A toda velocidad Alan se levantó para abrir la puerta tomar la ropa y descubrir el agradable aroma que llegaba desde una mesa donde había tres típicos panecillos alemanes rellenos de diferentes ingredientes además de un poco de café y yogurt natural. Alan metió todo a la habitación.

 

En segundos literalmente devoró el desayuno, se vistió y a toda prisa, corrió las escaleras hacia abajo para llegar al vestíbulo del consulado alemán ya que no quiso esperar por la llegada del ascensor y solo se encontraba a dos pisos de distancia.  

 

Cuando su figura se perfiló en las escaleras, el cónsul alemán, Konrad Siegreich, Jesi y dos hombres que Alan no había visto pero que identificó como guardaespaldas voltearon a mirarlo y como ayer, la mirada de Konrad y su sonrisa que transmitía confianza lo volvieron a atrapar. Llegó ante ellos y recibió un efusivo abrazo de Konrad, un ligero beso de Jesi en su boca y una palmada en la espalda de parte del cónsul. 

 

Konrad habló: “Bien señores, gracias por acompañarme a esta reunión decisiva que, nos espera a todos en Wall Street. Tenemos poco tiempo así que tenemos que salir de inmediato. Por seguridad el cónsul y yo saldremos por la puerta de enfrente en la comitiva oficial que va resguardada. Jesi saldrá en un auto con uno de los guardaespaldas y Alan en el otro auto con el otro guardaespaldas y tranquilos, estos hombres del consulado han enfrentado cosas iguales o peores que el asesino que nos ha estado martirizando por lo que, están en las mejores manos.” 

 

“Konrad” – dijo Alan con una mirada y tono de voz con pleno convencimiento que Jesi notó y le hizo sonreír con plena satisfacción – “La decisión está tomada, entregaré a Beast en tus manos y sé que eso, será lo mejor para todos. Para mí eres el gran constructor de la paz de nuestro tiempo y necesitas esta herramienta para lograr tu meta.” 

 

Konrad visiblemente emocionado le extendió la mano a Alan para hablarle sin soltársela: “Y tú, mi querido amigo, serás el gran arquitecto que pondrá la piedra angular de un nuevo mundo. Siempre estaré agradecido y siempre contarás con mi apoyo en todo. Tus amigos son ahora tus amigos y tus enemigos, son ahora los míos.” 

 

Konrad entonces se dirigió a todos: “Señores, cambio de planes. Jesi y Alan saldrán cuarenta minutos después de nosotros para darnos tiempo a hablar con todas las comisiones de Wall Street sobre Beast. Cuando contemos con su aprobación y créanme que la tendremos, personalmente saldré a recibirlos a ustedes dos para que puedan explicar de lo que es capaz este programa y que es lo que se tiene que hacer con él para que pueda cumplir con nuestros propósitos de manera que, cuando lleguen al edificio principal de Wall Street manténganse enfrente de él hasta que yo salga por ustedes. 

 

Vamos. A partir de hoy nada será igual en el mundo y nosotros honrados somos de ser quiénes llevemos al mundo a donde nunca había llegado.” 

  

Sin tiempo para esperar respuesta, Konrad salió por la puerta principal con el cónsul alemán para subir a los autos estacionados frente al consulado que ya aguardaban con autos de policía resguardando la comitiva adelante y detrás de la misma.

 

Desde el interior del edificio Alan y Jesi pudieron ver como Konrad solo se detuvo por unos segundos a decir algo a unos cuantos reporteros que lo esperaban a la salida del edificio. La comitiva inició su marcha. 

 

Mientras Alan y Jesi esperaban en el vestíbulo, Alan pudo reparar entonces un poco en la mujer que amaba y entonces notó que, su vestimenta siempre informal había desaparecido. En su lugar, Jesi estaba inmersa en un vestido de piel completamente pegado a su figura que permitía resaltar la evidente hermosura de su cuerpo. 

 

Su peinado y zapatos eran completamente juveniles de acuerdo con su edad, pero eso no impedía que, Jesi transmitiera una sensualidad que hizo que Alan se perdiera en su cuello, sus labios, su sonrisa, sus ojos. 

 

“Estás hermosísima” – dijo Alan visiblemente asombrado – “Gracias” – respondió Jesi visiblemente halagada – “Decidí vestirme así porque hoy es un día especial que yo sé que será lleno de sorpresas y siempre es bueno decirte gracias por todo lo que me has dado y que ha sido más de aquello con lo que yo te he correspondido, pero, mi corazón está convencido ahora de donde realmente está mi lugar.”  

 

“Espera” – le dijo Alan con cierta inquietud – “¿Por qué parece como si te estuvieras despidiendo?” “No es nada” – respondió Jesi – “Solo que, ante todo lo que nos ha pasado, he entendido que, siempre debemos estar listos para decir adiós”. 

 

Sin más, besó a Alan con un beso apasionado que él disfrutó más de lo que hubiera imaginado. Se separaron. Alan miró con profundo amor los ojos azules de Jesi y esta le devolvió la mirada, pero ¿lo que había en los ojos de ella era amor también? 

 

Los dos guardaespaldas al unísono tocaron sus oídos atendiendo un llamado, uno de ellos volteó a ver a Alan y Jesi para decirles: “Tenemos que irnos. Alan, tú vienes conmigo”. Alan y Jesi se separaron e iniciaron su camino hacia la parte trasera del consulado alemán donde dos autos los esperaban ya con el motor encendido. 

 

Durante la mayor parte del trayecto hacia Wall Street Alan se mantuvo con los ojos cerrados mientras de manera inconsciente su mente empezó nuevamente ese trabajo genial de traer a la superficie de su consciente datos que de inmediato se convertían en referencias a más información hasta construir un todo coherente que siempre alcanzaba a definirlo todo, y fue entonces cuando Alan abrió los ojos y recordó que no había mencionado nada a Jesi sobre su incómoda charla con el pastor de Freeport lo que lo llevó a recordar algo que vió que hizo Jesi y entonces, eso le hizo recordar un par de miradas que ella tuvo en ciudad de México lo que le hizo pensar en dos datos que ella le dijo cuando hablaron en el restaurante McDonald’s de Hempstead y entonces, sintió una alerta.  

 

Tenía que hablar con Jesi y tenía que hacerlo pronto así que decidió que en cuanto terminaron la charla en Wall Street dedicaría toda la tarde a hablar con ella para replantearle lo que debía pasar con su relación que, claramente se dio cuenta tenía ciertos puntos que debían aclararse luego de lo cual, podría amarla como él quería, sin medida alguna. 

 

Los autos en que viajaban Jesi y Alan llegaron en distintos tiempos a la zona de Wall Street e ingresaron al estacionamiento público que previamente se había elegido para que se quedaran ahí.

 

Alan descendió de su vehículo, camino al lado del guardaespaldas que tenía sus armas bien disimuladas y después de unos minutos llegaron frente al edificio principal de la Bolsa de valores de Nueva York y se encontraron con Jesi y con el otro guardaespaldas. Mirando el edificio y sus alrededores, Alan disfrutó de la arquitectura de la zona que siempre le había gustado por lo  imponente de los edificios y entonces, dió un paso hacia adelante para recargarse en la estatua de una niña vestida con la ropa del Ejército de salvación. Alan la miró. La palabra “salvación” retumbó en su mente. Pensó en su padre. 

  

De pronto, lo sobresaltó sentir el roce de la mano de Jesi que, lo miraba ahora con una mirada de seducción, de placer mundano que él nunca le había visto. No supo cómo reaccionar. Jesi habló entonces y le dijo con tonos suaves: “Ahora si Alan Wiles, me has demostrado que eres un hombre que lo entrega todo. Dame entonces el placer de sentir que las cosas están donde deben estar y entrégame el disco donde tienes a Beast para que sea yo quién lo entregue. 

  

Siempre he visto la suficiencia con la que te comportas cuando logras lo que nadie más puede. Tal vez no lo notas, pero te transformas. Yo te veo y claramente noto que, tu mirada se llena de una satisfacción que te exalta, que te hace comportarte como alguien superior a todos los demás y sé que lo eres. Pero yo, no tengo forma de sentir eso, ese golpe de vanidad que te hace saberte superior y quiero sentir lo que tu sientes. Anda, entrégame a Beast mientras esperamos a Konrad. 

 

Alan desconcertado, pero sin tener argumentos en contra de la petición de esa desconocida Jesi simplemente metió su mano en la bolsa de su pantalón, sacó el pequeño disco de estado sólido y se lo puso a Jesi en la mano. Ésta lo tomó y cerró su mano al tiempo que abría la boca en una señal clara de excitación. 

 

Alan no pudo descifrar lo que transmitía el rostro de Jesi, pero ella, indudablemente estaba embriagada de una sensación de poder. Jesi Rensin se sintió sublime, más grande que todos. Sintió que podía lograr todo lo que quisiera. Lamentablemente, estaba equivocada. 

 

Los dos guardaespaldas llevaron sus manos al unísono para escuchar un mensaje. El hombre que acompañó a Jesi dijo en voz alta: “El canciller Konrad saldrá en un minuto. Pide que estén preparados.” Jesi entonces le dió un beso a Alan que este sintió vacío, carente de amor. Lo soltó de la mano, cerró los ojos. Suspiró. Una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro, abrió los ojos e ignorando a Alan miró hacia el edificio principal de la bolsa de valores. Alan preocupado miró en la misma dirección.

 

Al mismo tiempo en la calle trasera, de las escaleras que conducen a la estación del subterráneo sobre William St. un hombre de tamaño descomunal con sorprendente agilidad alcanzó la calle y empezó a caminar en dirección a Wall Street. 

 

La figura de Konrad Siegreich se perfiló en la puerta de acceso al edificio de la bolsa de valores. Salió tranquilamente y caminando con total seguridad se dirigió hacia donde Jesi, Alan y los guardaespaldas aguardaban. Se veía radiante. Jesi sonrío radiante también, pero, Alan después de ver a Jesi sonreír así y ver a Konrad acercarse sintió que algo no estaba bien. 

 

Konrad se paró a menos de dos metros de ellos y con plena satisfacción en su rostro abrió los brazos, Jesi corrió hacia él y, cuando Alan intentó seguirla, los fuertes brazos de los hombres lo retuvieron mientras uno colocaba el cañón de su arma contra su nuca y el otro hacía lo propio contra su espalda. Alan quedó desconcertado y paralizado, pero hacia el frente miró como Jesi llegó ante Konrad se lanzó a sus brazos para darle un beso en la boca con una pasión que nunca Alan la había recibido de ella al tiempo que Konrad, abrazándola, bajó una de sus manos por la cintura de Jesi hasta agarrarle con fuerza uno de sus glúteos.  

 

Una irreconocible Jesi lanzó un grito de alegría y placer. Ante los ojos de Konrad, Jesi abrió su mano y le mostró a Konrad el disco duro de estado sólido. Konrad lo tomó mirando fijamente a Alan con una mirada que lo único que transmitía era caos, maldad pura, suprema destrucción. Los ojos de Alan se llenaron de lágrimas. Empezó a llorar, sintió un sabor amargo en su boca que le supo a la más profunda decepción que había sentido en toda su vida. 

 

Sin dejar de mirarlo Konrad, le habló a Alan con un tono de ira y de desprecio: “Jeremías 50.31. He aquí estoy contra ti arrogante – declara el Señor Dios de los ejércitos – porque ha llegado tu día…”. Después de dos segundos de silencio, Konrad sacó su lengua lamiendo una mejilla de Jesi que se retorció mostrando su placer pegando más su cuerpo a Konrad. Éste, con una voz que sonaba hueca, tétrica, vacía, carente de expresión, pero llena de ira y plagada de amargura dijo: 

 

“E pluribus unum” 

 

Sin decir más, Konrad dio media vuelta para caminar hacia el edifico de la bolsa de valores llevando por la cintura a una Jesi que caminaba mostrando una alegría que la hacía ver enloquecida, enferma, poseída. Alan en ese instante se quebró interiormente en mil pedazos. Quiso moverse, pero la presión de brazos y armas no se lo permitió. Quería correr, huir, morir en ese mismo lugar. 

 

A la distancia, para su mayor sorpresa, vió como del edificio salía una persona a recibir a Konrad y Jesi con los brazos abiertos. Era el director en turno del Club Bilderberg y solo entonces, todo cobró sentido en la mente de Alan. Los tres personajes lo miraron de una forma burlona que Alan – pensó – no olvidaría por el resto de su vida para después desaparecer detrás de la puerta de cristal. 

 

Justo entonces, Alan sintió el brutal tirón que los hombres que lo sujetaban le dieron a su cuerpo y entonces cobró conciencia que su vida había terminado, pero finalmente, en el fondo eso mismo era lo que él quería, morir ya que después de lo que acababa de pasar era ya un muerto en vida.  

 

De improvisto un par de fogonazos acompañados de un ruido semejante al de un cepillo de alambre raspando algo sorprendieron a Alan y la presión en su cabeza, brazos y espalda desapareció. Los cuerpos de los dos hombres yacían a sus pies muertos con un claro orifico en sus cabezas. Alan entonces sintió una mano enorme que lo tomó por el cuello. Como un reflejo volteó mirando para encontrar una montaña humana. La cabeza de Alan apenas alcanzaba el hombro de ese mastodonte.

 

Era “El Chacal”. Este obligó con la presión del cuello a Alan a que mirara al frente para, entonces, hablarle con una voz firme, gruesa y desprovista de emociones. En medio del desastre que era su interior despedazado Alan sintió una vez más como un hilo de orina resbalaba por su pierna derecha. Estaba, literalmente, muriendo de miedo. 

 

“Alan Wiles, no mires atrás. Tú sabes quién soy. No te impresiones por mi tamaño. El mejor asesino que he conocido tenía tu misma estatura. Tenemos poco tiempo. Las mismas personas que hoy te engañaron a ti, me engañaron a mí también y eso en mi mundo, no puede ser permitido. Eres un hombre bueno Alan Wiles. A partir de que te suelte tienes 20 segundos para llegar a la estación del metro de William St. y huir. Deja aquí tu chaqueta y tus zapatos. Sal del país. Yo sabré como encontrarte.” 

 

Alan sintió que la presión en su cuello disminuyó. Sin voltear se quitó los zapatos y la chamarra, los tiró al suelo y salió corriendo. En unos segundos estaba pisando el primer escalón de la entrada al subterráneo que “El Chacal” le había señalado. En ese momento, oyó una explosión que sacudió todo a su alrededor. De inmediato se multiplicaron los gritos de angustia. Alan bajó a toda prisa las escaleras a tiempo para alcanzar el tren subterráneo que iniciaba su marcha. Nadie reparó en que no llevaba zapatos.  

 

Alan cerró sus ojos. Lágrimas salieron sin control. De inmediato las enjugó con una manga de su camisa y, mirando por el cristal como los soportes en el túnel del subterráneo pasaban a toda velocidad comenzó a escuchar como varios pasajeros que estaban con audífonos en sus oídos comenzaron a hablar en voz alta de una explosión enorme en Wall Street y de cómo al parecer, había acabado de suceder otro atentado terrorista como el del 9/11. Alan prefirió ignorar las voces. Lo único que atinó fue a pensar: 

 

“Dios ¿y ahora qué va a pasar?” 

                         

 

 

 

EPÍLOGO  


El ruido retumbó hasta el último rincón del mausoleo. La pesada puerta cedió dando paso a Alan Wiles quién ingresó al espacio dentro del Museo Panteón de San Fernando en la ciudad de México que se compró para el destino final de los restos mortales de su familia. De inmediato, el sistema automático encendió las luces de un entorno minimalista en donde, sobre dos plataformas, descansaban los féretros del padre y la madre de Alan sellados de manera perfecta y, sobre cada uno de ellos una lujosa plancha de granito importado con los rostros en relieve y de perfil de ellos con su nombre labrado y sus fecha de nacimiento y muerte. 

 

No era la primera vez que Alan estaba en este lugar, pero si era la primera vez que estaba siendo una nueva criatura y eso, era algo que sus padres debían saber. 

 

Alan habló a Al, su inteligencia artificial: 

 

“Al, calibra el sonar de mano que tengo en mi mochila para los materiales de las tumbas de mis padres”. La respuesta llegó de inmediato. 

 

- Sonar de láseres de retroalimentación calibrado. 

 

De su mochila que traía a su espalda, Alan extrajo un aparato semejante a una pistola para medir la velocidad de los autos, pero, con una amplia pantalla en alta definición. Nervioso lo apuntó hacía el sepulcro de su madre y se fue acercando mientras sin darse cuenta tragaba saliva.  

 

En la pantalla empezó a perfilarse el subsuelo vecino al féretro donde se podía ver con toda claridad todo tipo de objetos sólidos que en él se encontraban señalando al instante el aparato el tipo de material que componía cada objeto. Lentamente empezando desde los pies a la cabeza el contenido del féretro de la madre de Alan se materializó en la pantalla. De inmediato aparecieron pliegues del lino del forro del féretro, y ahí estaban los zapatos de la madre de Alan, su vestido, varios objetos pequeños que se revelaron como incrustaciones dentales, su collar que recibió del padre de Alan el día de su boda como regalo y, sobre todo, el anillo de la abuela de Alan con sus hermosos diamantes pero del cuerpo, nada, ni un rastro, ni un hueso. El féretro estaba vacío. 

 

Alan sin dejar de ver el aparato se tapó la boca con la otra mano mientras empezaba a llorar. Después de unos segundos bajó el aparató y se acercó a la lápida. Coloco su mano sobre el perfil de su madre y hablo con tanto amor y sinceridad como nunca lo había hecho. 

 

“Te extraño má, pero sé que es mejor el galardón que tienes contigo. Porque el Señor con voz de mando con voz de arcángel y con trompeta de Dios descenderá del cielo y los muertos en Cristo resucitarán primero. Lamento mucho como partiste, pero nunca lamentaré el sitio donde estás y más ahora que conociste a tu Salvador en las nubes.” 

 

Alan se movió hacia el sepulcro de su padre y realizó la misma operación. El resultado fue el mismo, solo ropa, solo objetos. Todo lo material estaba ahí pero el cuerpo, se había desvanecido. Alan sabía el porqué. Apagó el sonar portátil y se sentó en el sillón colocado frente a los sepulcros destinado a las visitas que quisieran pasar un rato ahí.  

 

Perdió la noción del tiempo. Lloró con desesperación, se golpeó sus piernas, gritó, se puso en posición fetal, se puso de pie. Volvió a sentarse. Se abrazó a sí mismo y volvió a llorar una y muchas veces más hasta que las lágrimas, la saliva y las mucosidades no le permitieron respirar.  

  

De su mochila sacó unos papeles higiénicos desechables, se limpió la nariz y no solo liberó sus vías respiratorias, sino que también liberó un poco su alma. Se empezó a tranquilizar. Desde donde estaba sentado, empezó a hablarle a su padre. 

 

“Pa, perdóname. Perdóname por mi soberbia, perdóname por rechazar hablar contigo de Dios. Hoy sé que tu querías que encontrara a Cristo a través de la inteligencia de Pascal y yo a cambio, pensé que yo era la personificación de eso. Que ciego fui. Superé por miles de veces tu inteligencia, pero nunca tu sabiduría.  

 

Debí haber puesto más atención al mensaje que me dejaste advirtiéndome de lo que percibías de Jesi. Desacredité todos tus argumentos creyendo que mi análisis era mejor que tu intuición y fallé. Todo el tiempo ante mi tuve las pruebas de lo que tú siempre supiste. Jesi fue una mujer programada para darme lo que yo necesitaba. Programada para atraparme; fue una actriz profesional que encontró mi debilidad. Yo estaba preparado para todo menos para conocer el corazón de la gente que es engañoso y perverso. Hoy lo sé. Mi inexperiencia con las mujeres, pero sobre todo mi soberbia me cegó para ver solo lo que yo quería ver. Sigo sin creer que, todo el tiempo ella supo hablar un perfecto español”. Alan Wiles sonrió con tristeza negando con su cabeza. 

 

“¿Sabes? Quiero platicarte que pasó. La madrugada después de que hui de Wall Street llegué a la ciudad de México y directamente fui a la oficina del pastor en quién confiabas y no sabes cómo agradezco que me recibiera. Lo puse al tanto de todo y entonces me sorprendió descubrir que “El Chacal” lo buscó haciéndose pasar por un cristiano extranjero interesado en el trabajo del pastor como misionero y, de manera precisa calculó el momento en que yo lo vería para hacerme creer que, el pastor estaba implicado con él en sus planes de matarme. 

 

Ese hombre es, de una inteligencia increíble. Bien, pues, casi al amanecer terminé convencido de que Cristo me estaba llamando incluso, entendí perfectamente quién es en realidad Konrad Siegreich así que, le pedí al pastor que solo me dejará descansar un par de horas para volver con él y desayunar para que entonces me ayudará a hacer mi oración de fe.  

 

En el hotel me enteré en las noticias que se había confirmado mi muerte en un atentado terrorista fallido hacía Wall Street que se consideraba había sido dirigido al infeliz de Konrad que en cámara lamentó mi muerte para decir que, esta no había sido en vano porque ”el genio de la nueva era” había dejado un regalo que, daría a la humanidad por fin, una nueva etapa de paz y riqueza que esperaba pronto anunciar. Sin poder creer esto, fui a dormir y mientras yo descansaba no me lo hubiera imaginado pá. Simplemente, pasó. 

 

Desperté a la 1 de tarde encontrando al salir de la habitación de mi hotel un mundo en caos. El rapto había pasado. Millones de personas desaparecieron de la faz de la tierra y en ese instante supe que tu cuerpo y el de mamá ya no estaban aquí, conmigo, en la tierra. Pero también entendí que había perdido al pastor.

Así qué, ahí a solas, en la habitación de mi hotel con el fondo de las noticias de los desastres que estaban sucediendo, imploré por mi salvación y recibí a Cristo como mi Salvador y Señor personal y ahora, soy tu hijo, pero también tu hermano en la fe y estoy convencido a pesar de que sé lo que está por venir que por algún motivo yo debo estar aquí. 

 

Tardé una semana para poder cruzar por tierra a los Estados Unidos de América y con identidades falsas y máscaras de nanotecnología que ahora yo mismo puedo hacer, logré ir descubriendo cosas increíbles. Konrad desciende de la línea de sangre del primer rey del imperio germánico que se llamó igual que él y que fueron los que hicieron caer al imperio romano de occidente. Su nombre significa: “rey romano” y su apellido “victorioso”. No puedo agregar más pero como me culpo por no haberme dado cuenta de todas las señales de alerta. La soberbia definitivamente confunde, y destruye. Konrad ya ha sido presentado como puedes suponer como el nuevo secretario general de las Naciones Unidas. Se que aún falta que el pacto de paz con Israel sea anunciado, pero, ya no tengo dudas.

 

Konrad es el anticristo.

 

¿Como pude estar tan ciego que no me di cuenta de que, cuanto me abrazó en Nueva York hizo mención del nombre de profesor Vlad y del nombre de Yuri? Eso nadie lo sabía. ¡Qué ciego estaba! 

 

La última vez que vi al hijo de perdición me dijo estas palabras: 

 

“E pluribus unum” 

 

Y esa frase que había visto en los billetes de un dólar ahora la entiendo realmente. No es un llamado a la unidad de una naciente nación. Hoy veo que era una declaración del plan de las edades de satanás: “De muchos, uno”. De entre todas las naciones del mundo, se anunciaba que uno reinaría sobre todos usando para ello, el dinero. ¿Cómo es que no pude darme cuenta?

 

Aún tengo preguntas y suena absurdo lo que te voy a decir, pero, creo que las respuestas las tiene “El Chacal”. 

  

He tenido tiempo para pensar que, todos juraban que ese hombre nunca fallaba ninguno de sus disparos así que, tengo que saber porque intencionalmente sólo hirió a esta mujer, Jesi, porque el verla herida fue lo que inició en mi un sentimiento de culpa que me fue poniendo bajo su completo control, pero si él no me mató en Nueva York y la tachó de mentirosa es que hay algo que aún no he descubierto. 

 

Ahora entiendo que, todo esto se debió a Beast. Mi programa será usado no para repartir la riqueza sino para que el anticristo la obtenga y, sobre todo, la controle. Siento en verdad pavor de lo que está por suceder, pero ahora sé que, todo lo puedo en Cristo que me fortalece. 

 

Y ahora, ¿Qué crees? Jesi era amante de Carlos tu mano derecha y al mismo tiempo mujer del anticristo. Todos ellos se conocieron en las reuniones del Club Bilderberg. Carlos y Jesi pertenecían a distintos grupos ocultistas unidos en asuntos de magia negra para servir al imperio del hombre de pecado. Él fue quién planeó todo meticulosamente y Jesi por el placer que hoy entiendo le da el poder, ha aceptado ser el juguete sexual de quién el anticristo quiera.  

 

Visité cada lugar que Jesi me refirió sobre su vida en Rhode Island y como puedes suponer, todos eran falsos. Es huérfana, criada por padres practicantes de Wicca que la vendieron a un círculo ocultista que practica el mayor nivel de depravación posible. Ahí fue donde descubrieron lo que ella era capaz de lograr y comenzaron a prepararla para que, incluso fuerza capaz de engañar con su lenguaje corporal y así, nunca me di cuenta de la mentira que todo el tiempo me vendió. Es más, incluso su nombre es una mentira. Lo usaba como una contracción de “Jezabel” su verdadero nombre, con el que fue bautizada en una misa satánica. 

 

Jezabel, el nombre bíblico de la mujer que controló a Acab el rey de Israel y destruyó ese reino. A la Jezabel que yo conocí, le tocó destruir mi vida y mi falso reino de soberbia, pero doy gracias a Dios porque de no ser por eso, no me hubiera encontrado con Dios. 

 

Ah, y, por cierto, el pastor Houston de Freeport es un satanista que se disfraza de pastor para convencer a las personas de que lo que dice la Biblia es falso. Y vaya que hace bien su papel y, por cierto, una de sus hijas es también amante de Jesi.  

 

He despertado de mi pesadilla. Ahora, mi supuesta muerte y mi inteligencia me dan recursos y posibilidades ilimitadas de lo que puedo hacer y no pienso desperdiciar mi tiempo.” 

 

 Alan se levantó del sillón, se acercó al sepulcro de su padre y colocó su mano abierta sobre el perfil en relieve de quién tanto amó en la tierra. Mientras una lágrima caía lentamente por su mejilla Alan Wiles dijo con una voz llena de fe. 

 

“Gracias pá, por enseñarme el camino, el verdadero camino. Salgo de inmediato a Orizaba. Ayer recibí una llamada de “El Chacal”. Quiere verme, quién lo diría, en el mismo lugar donde todo empezó, donde Carlos murió y donde vi como Jesi lo acariciaba sin imaginar cómo se burlaban de mí.  

 

Por eso ella reaccionó con angustia a su muerte y Carlos, solo era una pieza desechable para el anticristo para poder llevarme a sus pies. Y fui tan tonto que no distinguí que, las letras de “Rensin” el apellido de la Jezabel que me atrapó pueden acomodarse como “Sinner” (pecadora) hasta eso fui incapaz de ver. 

 

Así que, voy a hablar con el asesino de mis padres y a pesar de eso sé que como tu hiciste conmigo debo enseñarle el camino. Pá, tú que miras el rostro del Padre, pide misericordia por mí y agradécele por esta mente que me dió que me permitió en una semana aprender toda la teología cristiana que necesito saber para ya no ser más un ciego guía de ciegos.

 

Háblale de mi al Padre.

 

No te puedo negar que tengo miedo.  

 

Cuando la tribulación terminé solo 1 de cada 3 personas en el planeta estarán vivas y ya no temo morir, temo a no servir para lo que Dios me necesita porque, si al final muero, te veré aún más pronto de lo esperado. 

 

Te amo pá. Los amo. Volveré a verlos pronto.” 

 

Alan Wiles levantó la mano. Se puso su mochila a la espalda. Ajustó su máscara hecha con polímeros con nanotecnología que, le permitía volverse la persona que quisiera. 

  

Abrió la puerta y salió. 

 

El sistema automático de iluminación entró en funciones y apagó todas las luces.  

 

Todo quedó envuelto en tinieblas.  



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