Líderes de Papel

 



DEDICATORIAS

Señor Jesucristo, líder de líderes  

Lograste que los que te rodearon en los días de tu carne, a pesar de ser tan diferentes

entre sí se dirigieran en la misma dirección.

Coherencia perfecta

  

Fuiste capaz de crear las condiciones para que tu mensaje diera el fruto que tu necesitabas  

Visión perfecta  

  

No solo impactaste tu presente, dejaste bien claro cuál era el camino para que

el futuro de los tuyos fuera glorioso

Metas perfectas

  

Hiciste de tus virtudes y cualidades, cosas que la gente deseara con desesperación imitar  

Personalidad perfecta  

  

El lograr que tu mensaje continuara vivo aun cuando en la carne tú ya no lo estuvieras

presente se convirtió en la principal de tus metas  

Prioridades perfectas  

  

Sirva este libro para que tus pisadas puedan ser realmente seguidas por aquellos que amamos tu nombre mientras logramos hacer a un lado la pesada carga de nosotros mismos  

  

  

  CONTACTO


miguelmontoroministerio

miguelmontoroministerio@gmail.com


www.mministerio.webnode.mx



 Serie: "IGLESIA HOY"

  

El libro que tienes en tus manos forma parte de una serie de tres volúmenes. El primero de ellos se llama: “Sanidad Espiritual”, este que es el segundo se llama: “Líderes de Papel” y el tercero se llama: “Imitemos a las Iglesias de la Biblia” por lo que, recomiendo la lectura de los otros ´dos volúmenes para poder cumplir así con el propósito general de la serie.   

  

¿Y cuál es ese propósito? Identificar cuáles son los tres principales retos que la iglesia cristiana del presente tiempo tiene, enfrentarlos y darles solución para que así verdaderamente, la iglesia de Cristo cumpla en verdad con el propósito de ser la luz del mundo y la sal de la tierra (Mateo 5.13-16) ya que, debemos reconocer que hoy, la iglesia de Cristo parece que tiene como principal interés imitar al mundo cuando se supone que es el mundo el que debiera buscar imitar a la iglesia.  

  

¿Y cuáles son los retos que en el tiempo presente enfrenta la iglesia de Cristo? Primero, aquellos que formamos parte del cuerpo de Cristo (Efesios 5.23) en teoría, deberíamos ser personas libres de cualquier daño interior que el pasado nos haya provocado para vivir como verdaderos “más que vencedores” (Romanos 8.28) lo que en muchos casos no sucede por estar esclavizados a hábitos pecaminosos que afectan nuestra vida provocados por la falta de sanidad espiritual y para lograr que este proceso liberador suceda, escribí el primer volumen de la serie.  

  

Segundo. Las iglesias de Cristo no están viviendo bajo los mismos valores espirituales, bajo los mismos hábitos santos de las iglesias del primer siglo las cuales, con muchos menos recursos de los que tenemos ahora transformaron a la sociedad de su tiempo. Para lograr traer esos valores a nuestras iglesias  escribí el tercer volumen de esta serie que se llama: Imitemos a las Iglesias de la Biblia.  

  

Pero, además de estos dos problemas, en la iglesia de Cristo estamos viviendo a la sombra de un pésimo liderazgo. Los cristianos no estamos siendo un referente de transformación en donde deberíamos estar brillando, esto es, en nuestras iglesias, en nuestros hogares y en nuestro entorno secular y, para poder lograrlo, para que realmente seamos los referentes espirituales que con urgencia se necesitan escribí el libro que tienes en tus manos: Líderes de Papel.  

  

¿Por qué elegí este nombre? Porque el liderazgo presente de los cristianos parece de papel, sin fuerza, endeble, arrastrado por el viento de la carnalidad, sometido a la corriente del mundo que le infecta, lo debilita y lo destruye, pero, eso no tiene por qué continuar y para ello, en este libro conoceremos veinte cualidades que tuvo el mejor liderazgo que el mundo ha conocido: el liderazgo de Cristo. Estas cualidades nos permiten ver, como indicamos en la dedicatoria que el liderazgo de Cristo tenía cinco cosas perfectas: coherencia, visión, metas, personalidad y prioridades.  

  

La tesis de “Líderes de Papel” es simple. Si imitamos las veinte cualidades que tuvo el liderazgo de Cristo, alcanzaremos estas cinco cosas perfectas que transformaran nuestras vidas y por ende, transformaran el impacto que provoquemos a nuestro alrededor.  

  

Así que, bienvenido a un libro que romperá todas las ideas que has tenido y que te han enseñado sobre lo que representa ser un líder. Bienvenido al libro que despertará en ti la necesidad de hacer que tu vida sea un agente transformador de la vida de otros.  

  

Lucha conmigo para alcanzar esta meta.  

  

Con aprecio en Cristo  

Miguel Montoro


 

INTRODUCIÓN

 

Retomemos una idea mencionada en las palabras de presentación de la serie “Iglesia Hoy”: los cristianos hemos sido llamados por Dios a ejercer un liderazgo espiritual en nuestras iglesias, hogares y entorno secular.  

  

Como hijos de Dios hemos sido elegidos para ser referente del mundo, luz que en medio de las tinieblas guíe a una generación maligna y perversa (Filipenses 2.15) y, esta labor nos convierte en líderes en el mundo, en modelos de imitación lo queramos o no. Al aceptar a Cristo, firmamos el acuerdo tácito de impactar nuestro entorno, de lograr que por medio de nuestra influencia el reino de nuestro Padre Eterno crezca lo que es una labor de la cual, más tarde o más temprano se nos pedirán cuentas.  

  

En este punto es muy necesario que nos quede claro que, cuando decimos “liderazgo cristiano” no nos estamos refiriendo únicamente a los redimidos por Cristo que desde la eternidad fueron elegidos para ejercer el oficio del pastor (Efesios 4.11). Nos estamos refiriendo a todo tipo de cristiano que, espero ya lo tengamos claro, tenemos el llamado universal de ser líderes en cualquier entorno en donde nos desenvolvamos.  

  

¿Eres anciano? ¿Usas más el apelativo “pastor”? ¿Enseñas en tu iglesia cristiana? ¿Eres maestra de algún grupo de niños? ¿Diriges una sociedad juvenil? ¿Estás al frente de una célula de estudio bíblico que se da en tu casa? ¿Tienes una esposa que es tu ayuda idónea? ¿Eres esposa y luchas con un varón a tu lado por lograr metas comunes para honrar a Dios? ¿Tienes algún hijo a quién estás formando? ¿Eres estudiante de cualquier nivel en alguna escuela? ¿Estás tratando de sacar adelante algún negocio donde tienes varios empleados? ¿Trabajas en alguna oficina que depende de algún gobierno?  

  

No importa lo que hagas, no importa lo que sea, no importa donde te desarrolles, no importa las metas de vida por las que estás luchando. Eres un líder, un referente, una guía y, el propósito de este libro es que seas un verdadero líder que dé frutos para Dios no un líder débil, sin poder, sin impacto, sin fuerza, un líder de papel.  

  

Y las condiciones que hay en los entornos donde vivimos, nos muestran que, en muchos casos los líderes cristianos son literalmente líderes de papel.  

  

En el entorno del cristianismo, tenemos excelentes materiales que hablan sobre el liderazgo, se promocionan y llevan a cabo seminarios internacionales donde se nos presenta el cuadro bíblico de lo que es un “líder”. Se nos explican al detalle sus características e incluso, se hacen talleres de motivación para que los líderes “sean movidos” a impactar la sociedad como “Cristo impactó la sociedad de su tiempo”. Sin embargo, no vemos una iglesia cristiana más espiritual, una iglesia que se esté transformando.  

  

Y añadido a esto, los que dirigen la iglesia de Cristo tienen disponibles materiales como nunca antes para ejercer mejor su función. Internet lleva a estos “líderes” a cualquier parte del mundo y algunos de ellos parece que tienen la Biblia memorizada y, en su mayoría cuentan con títulos universitarios de “doctores” o “maestros; algunos, cuentan con una oratoria impecable y una imagen que impresiona con ropa elegante y perfumes de colección, pero, por ningún lado se ve su impacto. Sus iglesias no crecen, sus vidas no cambian y solo producen lo que viven: un cristianismo superficial.  En los hogares y nuestros puestos de trabajo contamos con condiciones semejantes, o sea, tenemos todo para poder hacer que la influencia de Dios alcance a gente como nunca en la historia y, a cambio de eso, nuestras vidas parecen fábricas de hijos carnales completamente mal educados y desinteresados en tener una relación íntima con Dios. Nuestros testimonios son tan malos que, hacemos que la gente no creyente en Cristo salga huyendo ante la sola mención de la palabra:  

“cristiano”.  

  

Los ejemplos se multiplican para comprobar una terrible conclusión: 


El liderazgo cristiano de hoy no está transformando nada.  

  

En “Líderes de Papel” constantemente repetiremos esta idea porque la Biblia con claridad respalda que, la esencia de la vida cristiana es la transformación, el reproducir en nosotros las virtudes del carácter de Cristo.  

  

Comprobemos esto usando tan solo dos pasajes de la Biblia:  

  

Pero ahora, libres de la esclavitud del pecado, han entrado al servicio de Dios.   

Esto sí les es provechoso, pues el resultado es la vida santa y, finalmente, la vida eterna.  

Romanos 6.22 Biblia Dios habla hoy (énfasis añadido)  

  

El que afirma que permanece en él, debe vivir como él vivió  

1ª. Juan 2.6 Biblia NVI (énfasis añadido)  

  

Pongamos especial atención en las partes que se han subrayado de los versículos anteriores porque, ahí está de una forma tan clara como solo Dios lo puede explicar que, la misión, la razón de ser del liderazgo cristiano en cualquier entorno es: transformar.  

  

Si eres líder en una iglesia sea como pastor, dirigiendo jóvenes, líder de adultos damas o maestro de niños; si eres padre con hijos a quiénes debes dirigir, si como cristiano te rodeas de gente a la que debes influir y, tus ovejas, hijos o compañeros no se están transformando entonces tu liderazgo está fracasando.  

  

Si te crees muy respetado, si aseguras – y puede ser verdad – que tienes un conocimiento de la Biblia que impresiona, si tu congregación cristiana se puede contar por miles de personas, si tus hijos tienen títulos universitarios, si eres el que dirige la asociación de trabajadores de la empresa en la que laboras y créeme, no importa que otro argumento puedas presentar entiende, nada de esto define nuestro éxito como líderes cristianos. Solo cuando las personas bajo nuestra influencia cambian para ser diferentes se puede afirmar que, nuestro liderazgo sirve de algo. De lo contrario, no está sirviendo de nada.  

  

“Líderes de Papel” no es un libro que habla sobre la teología del liderazgo, más bien, “Líderes de Papel” se centra en mostrarnos que es lo que debemos hacer los líderes cristianos para lograr el objetivo de transformar a las personas que están bajo nuestra influencia. Para cumplir con lo anterior, hemos organizado el libro de la siguiente manera:  

  

En el capítulo I hablaremos de una manera muy amena sobre como son los malos líderes para que, descubramos si nosotros somos alguna clase de líder de papel; luego de esto, en el capítulo II mostraremos como debiera ser el verdadero liderazgo cristiano usando para ello como modelo, el liderazgo de Cristo. En el capítulo III veremos cómo se tiene que aplicar nuestro liderazgo para poder transformar a las personas a nuestro alrededor para, finalmente, en el capítulo IV analizar cuáles son los problemas a los que actualmente se enfrenta el liderazgo cristiano, pero, ese mismo espacio lo aprovecharemos para advertir de tentaciones que se deben evitar cuando estamos en el ejercicio de liderazgo.  

  

Amados hermanos, sea cual sea nuestro liderazgo, ha llegado el momento de cambiar.  

  

Conoceremos pues a los líderes y los valores que han perdido, conoceremos al líder de líderes para aprender cómo debe ser un imitador de Él, aplicaremos los valores del líder de lideres para volverlos nuestros.  

  

Esto es, pues, lo que te ofrece “Líderes de Papel”.  

  

Al final, estoy seguro de que, terminaremos transformados puesto que solo así podemos aspirar a transformar a otros y ya con una mente transformada como líderes, lograremos desarrollar estrategias de acción que tendremos que aplicar para lograr que, de entre aquellos a quienes estamos influyendo, surja la siguiente generación de líderes que herede una visión limpia y sin tropiezos, una visión transformada.  

  

Amado líder, comienza tu proceso de cambio

Dios está preparado para hacerte un mejor siervo

Tú, ¿lo estás?

  




ÍNDICE

  

 

Introducción  

 

CAPÍTULO 1. LÍDERES DE PAPEL                                                


Vamos a ponernos de acuerdo                                                                                                                                               

            Iglesia cristiana     

            Madurez espiritual    

            Valores y antivalores 


Líderes de papel en la iglesia 

                          

             El líder Skywalker       

            El líder familiar  

            El líder Matusalén    

            El líder maestro      

            El líder corazón  

            El líder “Mole”           

            El líder burócrata       

            El líder dedo      

            El líder estrella      

            El líder policía      

  

Reflexiones  

  

             Estoy usando hipérbole    

            La forma de elección  

            Transformadores no transformados  

            Los que caen en el lazo del diablo


Líderes de papel en el hogar y en el mundo 

  

             El líder tirano 

            El líder comediante     

            El líder materno   

            El líder amigo     

            El líder de mente abierta                                   

            El líder de doble moral    

            El líder indiferente           

            El líder comunicativo  

            El líder invisible       

            El líder perfecto        

  

  Reflexiones 

        Cultura contra Espíritu   

         La importancia de la disciplina       

  

 

Conclusiones  

  

            Iglesias del radio de Nicho     

            Iglesias de ruido blanco   

            Iglesias de la monarquía 

            El hogar rompecabezas 

            El hogar banco    

            El hogar materno     

            La mayoría silenciosa  

            ¿Qué tanto es tantito? 

            El predicador incansable      

  

 

CAPÍTULO 2. EL LIDERAZGO DE CRISTO  

 

Coherencia  

  

          ¿Por qué no hacerlo el día anterior?                Honestidad      

          Sin importar lo que los demás piensen            Seguridad            

         Un amor a prueba de todo                         Comprensión       

          Los resultados de la angustia                    Sabiduría    

 

Visión

 

         Cuando los tuyos no van a tu paso           Paciencia

         Cuando las paredes no se sostienen        Confianza

         Las cosas que incomoda decir                  Firmeza 

         Si la vida te debe algo                                Perdón   

 

Metas

 

          Pensando en todos                                   Sueños 

          La esencia del amor de Dios                    Misericordia 

          La importancia de dar fruto                       Justicia        

          Cuando nos volvamos a ver                      Esperanza  

 

Personalidad

 

         Cuando la violencia no logra nada            Mansedumbre  

         Estoy dispuesto a perdonarte                   Tolerancia 

         Un amor al pie de la cruz                          Compromiso  

         La carga que no lo es tanto                      Triunfo   

 

Prioridades

 

         Que personalidad debe triunfar                Humildad

         Renunciando a uno mismo                       Sujeción 

         Un solo motivo de adoración                    Dependencia  

         Yo mismo soy                                           Trascendencia 

                          

Conclusiones  

          ¿Perfecto o perfectible?                   

            El maestro de kung-fu               

  

  

 

Capítulo 3. LIDERAZGO EN ACCION  

  

            Una experiencia de comunión (La ofrenda que costó una vida)          

           La renuncia al materialismo (El siervo que compro su condenación)  

           Caminos inundados (Cuando la continuidad se pierde)       

           Creciendo en medio de las crisis (Las diferencias no deben terminar mal)     

            No es cuestión de edad (La responsabilidad del líder)        

            Un llamado a ser arquitecto (Buscando el bien común)  

            Un encargado apelando al amor (Haciendo propios los problemas de otros)                  

            Denunciando la maldad (Aún a riesgo de la propia seguridad)                                                                  No cualquiera puede estar al frente (Cuidándose de las motivaciones)   

            La dependencia que edifica (Reconociendo capacidades)           

                          

 

 

Capítulo 4. RETOS DEL LIDERAZGO EN EL TIEMPO PRESENTE  

  

Retos del liderazgo en la iglesia                                                                                                                               

            Reafirmar convicciones bíblicas     

            Inyectar valores a la sociedad       

            Transformación, no conformación  


Retos del liderazgo en el hogar                                                                                                                                         

              

            Desarrollar convicciones bíblicas

            Enseñar las prioridades correctas     

            Enseñanza y ejercicio de la libertad moral   

 

Retos del liderazgo en el entorno secular  

  

            Mostrar una fe inconmovible 

            Reconciliar al mundo con Dios  

            Vivir vidas de verdadera victoria

 

 

TRES CONCLUSIONES                      

  

             Sentados frente a la hoguera 

            Si el Señor viniera hoy    

            Epitafios   






CAPÍTULO 1: LÍDERES DE PAPEL

                     

VAMOS A PONERNOS DE ACUERDO 

  

“Líderes de Papel” es un libro que está dirigido completamente a gente cristiana, a personas que han aceptado a Cristo como su Salvador y Señor personal y que se congregan en alguna iglesia identificada como “cristiana” pero, en el entorno cristiano existen diversos matices a la hora de entender lo que la Biblia enseña por lo que, creo necesario compartir contigo a que cosas me refiero cuando se mencionen las siguientes expresiones.  

  

Iglesia Cristiana 

   

La iglesia es el cuerpo espiritual de Cristo. Él es su Salvador y Cabeza de esta (Efesios 5.23). Cristo ganó este lugar de autoridad por medio de su sangre cuando murió en la cruz del Calvario para salvar a la iglesia la cual, en un sentido humano es la “asamblea” (significado de la palabra griega “eklessia de donde se deriva la moderna palabra “iglesia”) donde se congregan todos los creyentes que han aceptado a Cristo como Señor y Salvador. La iglesia les proporciona a los cristianos un lugar para desarrollar sus dones espirituales y para manifestar el fruto del Espíritu Santo que se va observando conforme el proceso de santificación que Dios ejerce en ellos avanza (Gálatas 5).  

  

Eso es la “iglesia” ahora, cuando decimos: “templo” nos estaremos refiriendo al espacio físico donde se reúne una iglesia, esto es, al edificio, sin importar el tamaño o arquitectura de este.  

  

Ahora, hablemos de la organización de la iglesia.   

  

Una asamblea cristiana no tiene ninguna clase de estructura jerárquica. Cristo, como ya vimos es Cabeza de la iglesia, pero, además, es la única fuente de aprendizaje de ella (Mateo 23.8) por lo que, dentro de la iglesia cristiana las personas que se congregan no ejercen un puesto de trabajo, ejercen funciones las cuales son de la misma importancia ante los ojos de Dios así que, nadie que se congrega en una iglesia cristiana merece ni debe recibir mayor reconocimiento que el resto de sus hermanos.  

  

Filipenses 1.1 identifica a tres tipos de personas dentro de la iglesia las cuales ejercen tres tipos de funciones. Tenemos a los “santos” o congregantes, personas que se han consagrado a Dios (significado de la palabra santo) y que se reúnen para cumplir con sus funciones que son alabar, adorar, ofrendar a Dios y orar los unos por los otros (Efesios 6.18). De entre el grupo de “santos” algunos comienzan a sentir la necesidad de hacer algo más para corresponder a Dios por las bendiciones que este les manifiesta así que, se enrolan en cualquier clase de trabajo material de la iglesia lo que los vuelve “diáconos” palabra que significa: “siervo”.    

 

De entre los diáconos, Dios decide levantar a algunos (Hechos 20.28) que empiezan a desarrollar un trabajo de atender además de lo anterior, las necesidades emocionales y espirituales de los santos por lo que, su trabajo comienza a ser semejante al trabajo de un pastor que cuida a las ovejas, las apacienta, las guía, las sana y las restaura (Salmo 23) lo que hace que, la iglesia comience a identificar en ellos labores de liderazgo y autoridad espiritual por lo que, en su momento son reconocidos públicamente como “pastores” de la iglesia cuya principal labor es la enseñanza de la Palabra a las ovejas y el cuidado de estas.    

  

A los pastores de las iglesias cristianas se les identifica en la Biblia también con el nombre de “obispos” y “ancianos”. El primero de estos nombres que significa “supervisor” habla del tipo de trabajo que deben hacer mientras que el segundo resalta la madurez que los ancianos deben tener para ejercer su labor.  

  

Además de definir lo que entendemos en “Lideres de Papel” como iglesia y funciones de la iglesia, es necesario hablar de lo que en el mundo cristiano se califica como un “ministerio” para lo cual usaremos la siguiente cita de la Biblia:  

  

Hay en la iglesia diferentes dones, pero el que los concede es un mismo Espíritu.   

       Hay diferentes maneras de servir, pero todas por encargo de un mismo Señor. 

                  Y hay diferentes manifestaciones de poder, pero es un mismo Dios, 

                                     que, con su poder, lo hace todo en todos.  

1ª. Corintios 12.4-6 Biblia Dios habla hoy 

  

En la iglesia cristiana un “ministerio” es lo que el apóstol Pablo define en la cita anterior como “maneras de servir” así que, cualquier “servicio” ya sea material o espiritual que realice cualquier miembro de una iglesia cristiana es un ministerio.  

  

Madurez Espiritual 

  

Si observamos con atención el apartado anterior, nos daremos cuenta de que, la vida de la iglesia cristiana dentro de un templo implica una idea clara de desarrollo, de crecimiento espiritual sostenido y permanente de los que ahí se reúnen en el nombre de Jesucristo.   

  

El congregante se desarrolla para responder al llamado que todo creyente tiene de alcanzar lo que la Biblia llama la “estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4.13) y que, como ya mencionamos para algunos de ellos puede incluir incorporarse al ministerio del diaconado y algunos de estos, se integran al ministerio del obispado.  

  

Esta idea de crecimiento interior está implícita en muchos pasajes de la Biblia como los siguientes: 2 Corintios 3.18 o Efesios 4.12-14 así que, los cristianos no somos personas espiritualmente estáticas, somos dinámicas, nos vamos desarrollando en función de cuanto permitimos que el Espíritu Santo de Dios controle todas las áreas de nuestra vida.

 

Cuando logramos hacer esto, cuando voluntariamente permitimos el control absoluto de Dios vivimos en la condición llamada “llenura del Espíritu Santo” (Efesios 5.18) que debiera ser la meta de vida de todo creyente (Romanos 6.22). En esta condición, puede no tenerse un conocimiento intelectual profundo de la Biblia, pero, los mandatos de ella se están viviendo por completo. 

 

Ser “llenos” del Espíritu Santo significa ser un reflejo viviente del carácter de Cristo, significa que, quién nos mira es como si mirara a Cristo y, cuando alguien vive así, vive en una auténtica madurez espiritual.  

  

Ahora, esta madurez “debe verse”, debe reflejarse en acciones por lo que, para encontrar una persona madura espiritual no debemos preocuparnos por su edad, por su cantidad de conocimiento de la Biblia o por cuantos ministerios está desarrollando sino por la forma en la que está viviendo y, a este respecto la Biblia, claramente nos enseña que, las personas maduras espiritualmente están manifestando algo en su conducta que es llamado: “fruto del Espíritu” además de que están buscando trabajar en algún ministerio para poder aplicar algo que recibieron de Dios al momento de su conversión y que es llamado: “dones del Espíritu”.  

      

El fruto del Espíritu aparece en la Biblia en Gálatas 5.22-23 y hace referencia a que, un cristiano maduro espiritualmente, que está lleno del Espíritu Santo debe manifestar las siguientes conductas: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio tal y como las traduce la Biblia Nueva Traducción Viviente.

  

Debe notarse que estas nueve conductas santas son la manifestación de un solo fruto así que, una persona madura espiritualmente manifiesta las nueve actitudes o no manifiesta ninguna.  

  

En “Líderes de Papel” coincidimos con el pensamiento que, con respecto a este pasaje de la Biblia (Gálatas 5.22-23) expresa la Biblia de Estudio Nueva Versión Internacional: “el carácter cristiano es producido por el Espíritu Santo, no por la disciplina moral de tratar de vivir por la ley” En consecuencia, este carácter transformado procede de una dependencia total de la dirección del Espíritu Santo lo que garantiza madurez y sabiduría espirituales.  

  

Concluimos este apartado de la siguiente manera: la manifestación del fruto del Espíritu Santo es la única forma de comprobar que un cristiano vive en una verdadera madurez espiritual.  

  

Hablemos ahora sobre los dones espirituales. Al respecto la Biblia dice:  

  

A cada uno se le da una manifestación especial del Espíritu para el bien de los demás  

1ª. Corintios 12.7 Biblia NVI 

  

Cada cristiano ejerce sus dones espirituales para ser de edificación a su iglesia, o sea, convertirse en una herramienta de Dios para mejorar la calidad de vida espiritual de sus hermanos y de él mismo. El ejercicio de los dones no pude ser usado para competencia entre los creyentes puesto que el Espíritu no puede competir contra Él mismo.  


La situación de la iglesia en Corinto (a quién se dirige la cita de la Biblia que se mostró anteriormente), nos enseña que, en ella, había una manifestación constante de dones, pero, un deficiente nivel espiritual. Esto nos permite afirmar contundentemente que el ejercicio de los dones del Espíritu Santo no es garantía de madurez espiritual; eso solo lo da la manifestación del fruto del Espíritu Santo. No olvidemos esto,  

 

La cantidad de dones del Espíritu que pueden considerarse como tales, su diferencia con respecto a los ministerios, su definición y aplicación, escapan de los alcances de este libro, por lo que dejamos al lector el estudio correspondiente.  

  

Para quién desee tener la referencia bíblica, la lista de los dones del Espíritu Santo aparece en: Romanos 12 y 1 Corintios 12.  

  

Ahora, pensemos un poco en lo que podemos llamar: “cualidades naturales” de cada persona ya que, además de los dones espirituales que se reciben directamente de la mano de Dios existen habilidades hacia ciertas cosas que Dios le ha dado a cada ser humano para poder, primordialmente, sobrevivir en este mundo. No son dones o fruto de la acción del Espíritu Santo, pero estas cualidades pueden ser usadas para ejercer algún ministerio en la iglesia.  

  

Por ejemplo, existen personas con la cualidad de desarrollar las habilidades para tocar instrumentos musicales y, si bien existen otras que, con la practica suficiente desarrollan un gran nivel de destreza musical, quién recibió esta habilidad de parte de Dios la desarrolla más rápido y con mayor perfección, pero, ambos pueden usar esta habilidad para honrar a Dios quién, por cierto, no ve mejor al que tiene la habilidad natural de aquel que la ha desarrollado.  

  

Las cualidades naturales no son dones del Espíritu Santo así que, no existe el “don de la música” en la iglesia ni ningún otro además de los que la Biblia enseña.

Valores y Antivalores 

En “Lideres de Papel” entendemos como “valor” cualquier idea que, desarrolla en el ser humano conductas que lo vuelven una mejor versión de sí mismo. Por ejemplo, pensemos en el valor del respeto. Cuando una persona entiende lo que el respeto es y llega a la conclusión de que el respeto es algo que debe practicar y lo comienza a hacer entonces, dicha persona mejorará su calidad moral, será un individuo productivo para su entorno social y una mejor persona para con quién convive a su alrededor.   

  

Como puede deducirse de la definición de “valor”, los valores morales llegan a nuestra vida por la vía de la influencia de la familia, de la cultura o de las amistades, pero, en el contexto cristiano además, existe la influencia de la Biblia y de la persona del Espíritu Santo los cuales, siendo perfectos, ofrecen al creyente redimido el acceso a valores no morales, sino valores espirituales que, santifican a la persona lo que significa que la vuelven alguien cuya vida está dedicada a honrar a Dios.  

 

La lista de valores espirituales es muy amplia por lo que, en este espacio solo se da a conocer una definición de lo que es un valor y en el desarrollo del resto del libro se irán mencionando estos como se vaya requiriendo.  

 

Ahora, vamos al lado contrario. Si existen valores espirituales entonces, también existen los antivalores espirituales que son conductas que nacen en cualquier pensamiento contrario a la voluntad de Dios y, que de no se limitados terminan gobernando a quién lo permita convirtiéndole en una peor versión de sí mismo viviendo siempre para resistirse a obedecer a Dios.  

  

Los antivalores en nuestra vida cotidiana se reflejan a través de los pensamientos y conductas que, definiríamos como: “pecado” y son degradativos, lo que significa que, tienden a empeorar y a dañar nuestro ser conforme pasa el tiempo. Así que, si decides en lugar de dejarte guiar por valores seas o no cristiano, entonces, quieras o no, estarás viviendo bajo la influencia de los antivalores lo que hará que tu vida vaya empeorando cada vez más.

  

Con toda la información anterior, ahora si estamos listos para dar el siguiente paso y conocer a algunos de los líderes de papel que existen.

 

Los primeros que conoceremos serán los que se encuentran dirigiendo alguna iglesia, o sea los que solemos conocer con el apelativo de “pastores”. Luego de ellos, en otra sección, conoceremos a los líderes de papel que viven dentro de los hogares y a aquellos que los vemos en cualquier ámbito secular sea este la escuela o un entorno de trabajo y que suelen andar por ahí destruyendo toda buena obra que Dios desea hacer por medio de ellos (Efesios 2.10) y sobre todo, en el caso de la iglesia, las andan vaciando y en el mundo parece que viven para que el nombre de Cristo sea blasfemado por los no creyentes (Romanos 2.24) los que terminan por supuesto, sin la menor intención de asistir a la iglesia.

  

El nombre de cada uno de los líderes de papel que se mencionan está tomado de la cultura popular, de referencias sociales y de otros lugares más. El nombre que elegí para cada uno pretende que, de la manera más amena posible podamos identificar que caracteriza a cada uno de estos líderes además de que, he dibujado una ilustración para que también a través de esta entendamos como es cada líder de papel y, quiero que algo quede claro: no soy dibujante así que, nada más con ver el terrible aspecto de las caricaturas tendremos un motivo más para divertirnos.  

  

Finalicemos esta parte reflexionando un poco.

 

Si bien los siguientes ejemplos serán presentados de una forma amable, realmente lo que deseo es que te sacudan.

 

Es importante reconocer con total honestidad si nosotros somos alguno de los líderes de papel que estamos a punto de conocer porque realmente esa es la parte más importante de este libro, identificar los vicios de nuestra conducta como líderes y que eso nos motive a detener el deterioro de nuestras vidas con el que podemos estar destruyendo iglesias, hogares y matrimonios así que, por favor, identifica la clase de líder de papel que eres.  

 




 

LIDERES DE PAPEL EN LA IGLESIA  


El líder Skywalker   

  

Luke Skywalker es el nombre del principal personaje en varias de las películas que forman parte de la saga conocida como: “La Guerra de las Galaxias” que es una de las franquicias de cine de ciencia ficción más exitosas de la historia y que, relata en términos cósmicos la lucha entre el bien y el mal dentro de un claro escenario panteísta.  

  

Luke Skywalker (de cuyo apellido tomamos el nombre de este líder de papel) combate el mal usando sus habilidades como Jedi (una clase de secta guerrera) que usa una filosofía en donde él es un “todo” que está unido a una energía que hay en el universo y que se llama: “la fuerza” 

  

- “Usa la fuerza” - le decía constantemente su maestro Jedi al joven Luke Skywalker, mientras este se concentraba en percibir la energía a su alrededor.  

  

Hay líderes de papel así, líderes Skywalker. Mientras la iglesia necesita una visión hacia dónde dirigirse, un camino claro acerca de los retos que tiene que enfrentar o una línea de trabajo para diáconos y congregantes, o mínimo; un plan de evangelismo para alcanzar nuevas almas ellos, parece que están envueltos en experiencias místicas con algo que suelen llamar la “unción” lo que parece les quita tanto tiempo que no les queda nada para dedicarlo a lo que más importa de sus iglesias: los congregantes.  

  

Mientras todo a su alrededor se cae a pedazos, el líder Skywalker está buscando en alguna reunión carismática o en alguna predicación en Internet la “inspiración” para poder seguir “sintiendo” la presencia de Dios y tal vez, solo tal vez, encontrar la solución a los problemas de la iglesia. 


El líder familiar 

     

El líder “familiar” tiene en tan alta estima el concepto de ayudar a su familia (no la de la fe), que lo hace con tal pasión en la iglesia que parece que no hay nadie más dentro de ella.  

  

Este anti líder solo sabe favorecer a su familia. En público no deja de mencionar la importancia que su familia tiene para la iglesia (aunque en realidad no la tiene). En pláticas privadas y públicas siempre da lecciones de moral en las que de manera sospechosa siempre interviene alguien de su familia. Su hija toca instrumentos musicales en la iglesia aun cuando no se cansa de pasear por las calles de la ciudad de la mano de incrédulos. Su hijo siempre aparece dirigiendo actividades aun cuando su forma de vestir, hablar y actuar revela que su consagración a Dios tiene el grueso de una hoja de papel.  

  

Es más, casi está a punto de colocar en la fachada del templo junto al nombre de este, un nuevo título en donde se lea: “Templo Evangélico de los Gutiérrez” o “Templo Evangélico de los Brown” o sea, el nombre del templo y el apellido de su familia que son – según parece – los únicos que cuentan.  

  

Ahora bien, es bastante lógico que nuestra familia de sangre deba servir en la iglesia, sobre todo, cuando tiene el respaldo de un innegable desarrollo espiritual. Tratar de impedir esto, en nombre de evitar que seamos acusados de nepotismo es algo totalmente incorrecto, pero, favorecer el lucimiento personal de nuestra familia solo para obligarlos a servir o para impedir que otros siervos con mejor capacidad sirvan o porque tengo un orgullo malsano por las mediocres cosas espirituales que mi familia hace, eso, es un error que puede costarle caro a este líder de papel ya que muchas veces, la familia no consagrada, termina destruyendo la buena labor de un líder.

 

¿Y cómo la puede destruir? con su mal  testimonio. Al líder familiar se le olvida que el servicio en la iglesia es para las personas que viven consagradas a Dios y no para intentar animar a consagrarse a quién con toda claridad no tiene ningún interés en Dios.  

  

Si no hay marcha atrás, el líder familiar terminará logrando lo que desea: tener una iglesia donde solo asista su familia y unos cuantos simpatizantes. La gente llegará a estas congregaciones y se irá tan rápido como llegó al descubrir la forma tan injusta como se administran las mismas.  


El líder Matusalén   

  

Matusalén es un personaje de la Biblia famoso por ser el que más años vivió (Génesis 5.25-27). Fue Padre de Lamec y murió el mismo año en que se desató el diluvio. Su vida se prolongó durante 969 años y en algunos templos hay líderes de papel que creen que van a vivir tanto o más que Matusalén así que, concentran en ellos todas las decisiones y todos los ministerios de la iglesia para que, al paso de los años tristemente los veamos servir ya sin la capacidad ni la fuerza para hacerlo y, no pudiendo recibir ayuda porque nunca prepararon a nadie para el servicio y por cierto, cualquier ayuda que se les brinda es rechazada ya que, este líder quiere hacerlo todo, todo el tiempo.  

  

Egoísmo puro gobierna el corazón del líder Matusalén que no ha entendido que él es solamente una pieza de un plan eterno de Dios donde nadie es superior a nadie. Soberbia mal disimulada se ve en los líderes Matusalén a kilómetros de distancia desde donde se aprecia la superioridad que demuestran sentir por los demás con las miradas y actitudes que les manifiestan y con las que demuestran que ven a todos a su alrededor (incluida su familia de sangre) como si fueran “mascotas” que usarán a conveniencia para impulsar su persona que creen, será recordada con placas conmemorativas o estatuas de cuerpo completo cuando la realidad es que, este líder como cualquier ser humano, pasará como la flor de campo que pasa el viento por ella y perece (Salmo 103.15-16) sin que quede recuerdo de él excepto el fruto de sus obras pero, como solo se concentró en servirse que en servir a otros (Ezequiel 34.2), no habrá obras por las que al final sea recordado.  

  

¿Por qué el líder Matusalén actúa así? Porque no entiende que somos pasajeros y que no solamente debemos formar una mejor iglesia en el presente sino preparar a la iglesia para el futuro cuando quiénes la dirigen ya no existan por lo que, se debe impulsar a otros siervos para que hagan obras más grandes de las que hemos hecho nosotros. El líder Matusalén piensa que siempre estará ahí cuando esto no es verdad, y su forma de pensar desarrolla un peligro: el peligro de que, al morir, su iglesia muera con él.  


El líder maestro   

  

El líder maestro es aquel que, quiere dar una lección o predicar un sermón en cualquier situación que se le presente lo que no siempre es necesario. Dicho de forma irónica, el líder maestro entiende tan profundamente lo que Dios quiere decir” que cree que el Creador de tod, inluido de su persona, necesita de sus palabras para hacerse entender.  

  

Curiosamente, en muchos casos, todo lo que el líder maestro quiere enseñar quién nunca lo pone en práctica es él o su familia. En los momentos en que alguien quiere un abrazo, él le da un sermón. Si alguien necesita una ofrenda la entrega, pero, por supuesto junto con un sermón; si hay que organizar la enseñanza de la iglesia lo hace, pero, por supuesto dando un sermón. Si alguien ha caído en pecado para el líder maestro restaurarle es lo de menos, lo primero es que tiene que escuchar el buen sermón que le quiere dar.  

 

 

Esto significa que, ¿la enseñanza en la iglesia no es necesaria? De ninguna manera. Los maestros son personas que, desde la eternidad han sido destinados por medio de la persona de Cristo (Efesios 4.11) para dar a la iglesia la doctrina que, emanada de las enseñanzas del Salvador la mantengan viva y activa en el mundo. La enseñanza siempre será necesaria.  

  

Pero, la mejor enseñanza siempre será la que se dé en el momento oportuno. Si estudiamos en los evangelios a Cristo como maestro nos daremos cuenta de que, en muchos casos, antes de una enseñanza, dio comprensión, dio una caricia, dio amor y sobre todo, dio testimonio porque todo lo que enseñaba era Él quién primero lo hacía. Los líderes maestros suelen enseñar, pero no hacer.  

  

Si en la eternidad Dios necesitará maestros este líder tiene razón de ser como es; de lo contrario, le vendría muy bien pensar primero en mostrar amor antes que en dar un sermón.  


El líder corazón   

    

Este líder por su propio temperamento o visión de vida se siente atraído hacia la pura manifestación del amor de Dios. El: “amarás al Señor tu Dios” y “a tu prójimo como a ti mismo” (Lucas 10.27) no es algo de lo que esté vestido, lo tiene tatuado y en base a este principio, vive.

 

Según el líder corazón, absolutamente todos los problemas de la iglesia se pueden y deben resolver siendo amables, generosos, dadivosos, aceptando agravios aun cuando en ello vaya la integridad de la iglesia, de la investidura de un líder, de la estabilidad de los hermanos o de la honra al nombre del Señor.  En consecuencia, no le importa que lo tachen de tener poco carácter o de que no es capaz de tomar buenas decisiones porque románticamente cree que, con puro amor, todo se resolverá.  

  

La filosofía del líder corazón pudiera parecer correcta y efectiva, pero el problema es que deja de lado una premisa fundamental de la administración de una iglesia, de un hogar o de una vida: somos una raza caída. La mayor parte de las veces, preferimos el imperio de la carne sobre el imperio del Espíritu por lo que, en la iglesia, muchas personas actuarán equivocadamente disimulando orgullos, envidias, soberbias, y ocultando sus verdaderas intenciones. Si seguimos la lógica bíblica de que todas las cosas son impuras para los impuros (Tito 1.5), sucederá que, nuestras muestras de amor serán despreciadas así que, sin dejar de amar a los que están equivocados debemos ejercer en muchos casos disciplina que, aunque no será agradable será el único camino para resolver conflictos, pero esto, el líder corazón nunca lo entenderá.  

  

Triste destino el de este líder ya que muchas veces será menospreciado sin merecerlo, dirigiendo iglesias que siempre tendrán problemas y que nunca terminarán de crecer espiritualmente.  

              

El líder “Mole”   

  

La “Mole” (así llamado en Latinoamérica) es un personaje de ficción que forma parte del grupo de héroes conocido como: “Los Cuatro Fantásticos”. La “Mole” era un hombre normal hasta que una desafortunada lluvia de rayos cósmicos lo convierte en un ser de piedra, de pura dureza y si tomamos esto como un símbolo de no expresar emociones, de no ser afectivo ni buscar la empatía con los demás diríamos que, hay muchos líderes de papel que son así.  

 

En cualquier iglesia es fácil localizar al líder moles si es que este existe. Únicamente tenemos que seguir el rastro de ovejas lastimadas que deja a su paso.  

  

Si a este líder le preguntáramos porqué actúa de una manera tan insensible sin que le importe que, en su conducta refleje todo menos a Cristo nos dirá, lo único que busca es que todas las cosas en la iglesia sucedan como dice la Biblia: “decentemente y con orden” (1 Corintios 14.40) por lo que cree que eso lo autoriza a atacar a sus hermanos en la fe en cualquier cosa que le parezca censurable, ¿desde el punto de vista de Dios? Por supuesto que no. Siempre lo hará desde su personal punto de vista.  

  

Este líder de papel quiere resolver todos los problemas con las mismas medidas sin entender que, cada situación requiere atención diferente. Le encanta pisar en las heridas de la oveja lastimada y hasta parece que disfruta con el daño que provoca porque cree que, las personas deben “aprender su lección”. Su actividad favorita es imponer reglas de conducta a todos los miembros de una iglesia reglas que, por supuesto, los primeros que no cumplen con ellos son los miembros de su familia.  

  

Ahora que, si lo pensamos bien, es triste ser un líder mole en la iglesia. Todos fingen que lo toman en cuenta y lo saludan cuando lo que quieren es estar lo más lejos posible de él. Qué triste que este líder no se dé cuenta de lo que se opina a sus espaldas, pero, pensándolo bien, puede haber algo más triste: ser parte de la hipocresía en la que vive su familia.  


El líder burócrata   

  

El líder burócrata es tan bueno, y sabe tanto de la Biblia gracias a sus arduos estudios teológicos en un instituto bíblico (algo que se encarga de recordarnos a cada instante) que debemos entender que, nosotros simples mortales en la “indigna” categoría de diáconos o congregantes no podemos tan fácilmente ascender al monte santo donde él vive y trabaja y, desde donde en su propia idea, derrama sabiduría que, ni siquiera los apóstoles tuvieron por lo que, acercarse a ellos requiere todo un protocolo que debemos cumplir para ser tener su atención.  

 

Si te quieres acercar al líder burócrata para digamos, recibir un consejo sobre cómo mejorar la comunicación hacia el interior de tu hogar, primero debes formar parte de su “equipo cercano” porque déjame decir que, si hay algo que le gusta a este líder es tener su propia caricatura de apóstoles a su alrededor diciéndole a todo que sí. La realidad es que este líder de papel no quiere sus  “apóstoles” más bien, lo que quiere es un grupo de aduladores que todo el tiempo le estén inflando el ego recordándole lo especial que es.   

  

Segundo. Debemos ser personas que previamente debimos hacer algo importante en favor de él como, por ejemplo, darles una jugosa ofrenda (eso nunca falla) y, finalmente, debemos de acercarnos con una actitud de humillación ante ellos semejante a la que tendríamos si estuviéramos ingresando al tercer cielo (2 Corintios 12.2-4), además, debemos estar listos porque, al momento, al líder burócrata se le pueden ocurrir otras condiciones que debemos cumplir antes de disfrutar de su “maravillosa presencia”.  

  

Al final, la gente se termina aburriendo de sus requisitos y mejor prefieren cambiarse de iglesia o alejarse de Dios, solos e indefensos, aunque pensándolo bien, cualquier oveja que haya vivido bajo la influencia de un líder burócrata siempre vive así, sola e indefensa.  

  

El líder dedo  

  

En muchas actividades de la sociedad moderna existe una práctica que se conoce como “el dedazo” o “poner el dedo” o “apuntar con el dedo”. Todas estas expresiones se refieren a la misma cosa que es, la costumbre de un líder en turno, de señalar directamente a la persona que le sucederá en el ejercicio del liderazgo anulando con ello a personas que pueden estar mejor preparadas o que pueden tener más derechos que ellos para asumir la posición que el líder en turno dejará vacante.  

  

Esta práctica del “dedazo” da nombre a nuestro líder y, los líderes dedo para tristeza de muchas iglesias existen más comúnmente de lo que nos podemos imaginar.  

      

Los líderes dedo son capaces de pasar por encima de la voluntad de Dios para imponer en el liderazgo de una iglesia a las personas que ellos desean porque muy interiormente lo que quieren es dejar tras de sí alguien a quién puedan manipular para que ellos sigan siendo “el poder tras el trono” o simplemente porque tienen una agenda con sus particulares intereses (ninguno de ellos espirituales) que desean proyectar hacia el futuro.  

  

¿Cuál es el resultado del accionar del líder dedo? Que al liderazgo de las iglesias llegan pastores que no cumplen las cualidades que para ellos reclama la Biblia (1 Timoteo 3.1-7) así que, tendremos al cuidado de las ovejas a personas que no tienen ni idea de cómo se cuidan las ovejas del Señor.  

  

Encontrar por donde ha pasado un líder dedo es fácil ya que siempre dejan tras de sí iglesias debilitadas y divididas por la innecesaria concentración de decisiones en una sola persona y, una iglesia así difícilmente podrá permanecer más allá de un par de generaciones por lo que, a los “líderes dedo” bien les valdría recordar que, la iglesia es un sitio en donde quienes dirigen sirven a la gente y no donde se sirven de la gente. La iglesia no le pertenece a hombre alguno; su único dueño es Jesucristo. Los líderes humanos de las iglesias solo administran algo que no les pertenece y de lo que algún día entregarán cuentas teniendo la responsabilidad de entregar la iglesia mejor de lo que la recibieron por lo que dañar la iglesia de Cristo, es atentar contra su Santa persona y quién lo haga, deberá enfrentar las consecuencias merecidas por hacer esto.  


El líder estrella 


¿Sabes que es una alfombra roja?  

  

Es literalmente lo que dice la frase. Es una alfombra larguísima de color rojo que suele colocarse a la entrada de edificios en donde se presentarán espectáculos por primera vez teniendo a las “estrellas” protagonistas como invitadas para que estas vean el resultado de su propio trabajo. Estas celebridades caminan por la alfombra roja con sus mejores galas mientras permiten que los periodistas les tomen fotos y les hagan entrevistas así que, las alfombras rojas son para los “populares” para aquellos que, de alguna manera son especiales aunque en realidad su trabajo es como cualquiera solo que, produce más dinero y mucha más fama lo que hace creer a estas celebridades que eso les hace especiales por lo que, merecen que se les trate de una forma especial aunque sudan lo mismo y van al baño de la misma forma que el resto de nosotros.

  

Pues bien, hay líderes de papel que se sienten así, famosos, especiales, únicos.  

  

A este tipo de líder le llamaremos líder estrella y se caracteriza porque piensa que todo el tiempo está viviendo en una pasarela, en su alfombra roja particular. Él cree con todas sus fuerzas que vive en un nivel superior a los demás; cree que, lo que es o lo que dice es tan “importante” que, eso lo aparta del resto de las personas por lo que hay cosas en la iglesia que ya no están “a su nivel” así que, dar clases a niños o servir comida en una convivencia o ir a predicar a las calles por favor, eso es malo, horroroso, terrible porque según piensa el líder estrella esas cosas son para “los que están comenzando” y ese, por supuesto, no es su caso así que, debemos de respetar lo que es y solo asignarle tareas que vayan de acuerdo a su estatus.  

  

El nivel de soberbia del líder estrella es tan alto que, jamás lo veremos saludando a alguien en la calle, visitando gente anciana, o acariciando la piel de un enfermo. No, eso no es para ellos. Pero eso sí, cuando se convoque a una campaña evangelística y haya un micrófono para él debajo de un reflector o cuando se vaya a filmar un programa de televisión cristiana ahí los veremos, sonrientes y en primera fila.  

  

Sin duda, los “lideres estrella” son los modernos fariseos que buscan las primeras filas en el espectáculo de la falsa fe (Lucas 20.46) mientras que, en el reino de los cielos no tienen cabida alguna y lo más probable es que no estén ahí, gracias a Dios.  


El líder policía 

  

El líder policía tiene una doble función en la iglesia. Aparte de ser anciano, diácono o congregante, es el único poseedor del título de: “supremo guardia de la rectitud y buenas maneras de la congregación”, por lo que, todo hermano que realice alguna práctica o manifieste un hábito o se atreva a romper con cualquiera de las reglas que este líder tiene en la cabeza, debe esperarse a más tardar en cinco minutos una amable cita en el área de la iglesia exclusiva para regaños para así, poder corregir su mal proceder.  

  

El líder policía cuenta con una amenaza infalible que vale más que 1000 exhortaciones: “Hermano: ¿me permite cinco minutos para hablar con usted?”. Esa es la señal de que viene un aburrido sermón de santidad y pureza que es en realidad, un monumento de contradicción, ya que este líder suele denunciar como malo, lo que precisamente él, sus hijos o su esposa están haciendo. El líder policía, al causar contradicción termina rodeado de ella, ya que todos fingirán en su presencia que le hacen caso para que en cuento se aleje, todos vuelvan a lo mismo y lo más preocupante es que esta falta de coherencia quién menos la detectará, será precisamente el líder policía ya que para él las cosas lucen bien, y es cierto, el problema es que, muchas cosas que lucen hermosas por fuera suelen estar corrompidas por dentro y así es la vida de este líder, una completa corrupción.  

  


 
 

REFLEXIONES  

  

Estoy usando hipérbole 

  

En todos los ejemplos de los líderes de papel que se comparten en este libro se está usando hipérbole, o sea, una exageración sobre las características de los mismos para que, podamos tener claro lo que más se suele notar de estos seudo líderes pero, es obvio que no todos los líderes cristianos que dirigen iglesias son así e incluso, afirmamos que, existen muchos que son ejemplos vivientes de las virtudes de Cristo y por ende, líderes que no son de papel solo que aquí nos estamos concentrando en los que sí lo son.  


La forma de elección 

  

Todos los problemas generados por los lideres de papel no existirían si estos no estuvieran al frente de las iglesias cristianas así que, en la “forma” en que estos llegan al liderazgo algo se está haciendo mal ya que, se está eligiendo a personas no capacitadas para ejercer dicho liderazgo por lo que la siguiente pregunta es válida: ¿cómo se debe elegir a un anciano o pastor de una iglesia?  

  

La Biblia es clara con respecto a las cualidades que un líder de una iglesia cristiana debe mantener (1ª. Timoteo 3.1-13; Tito 1.5-9) por lo que, aquí tenemos un buen inicio que marca el camino de la elección de un líder, o sea, para poder “decidir” quién ejercerá el liderazgo cristiano debemos mirar a los diáconos que estén manifestando estas cualidades.   

  

Llamemos a esto el factor del testimonio.   

  

Elevar personas a funciones de liderazgo en la iglesia cristiana que no están manifestando estas cualidades siempre conducirá al desastre. No se trata solamente de que se le vea “trabajando” en la iglesia. Se trata de que además veamos que deja trabajar al Espíritu Santo en su vida.  

  

El apóstol Pablo en una de sus cartas le recuerda a Tito que, una de sus actividades era establecer  “ancianos” (pastores) en las iglesias donde estaba trabajando (Tito 1.5) pero, claramente después de esto nombra las cualidades que estos pastores debían tener (Tito 1.6-9) así que, el factor del testimonio debía ser para Tito un punto vital que observar.

  

 

Lo anterior, era una inmejorable guía para aprobar la elección de un líder cristiano, pero ¿quién la aprueba? ¿el líder en turno? No, el líder en turno participa en la elección, pero no debe ser quién la determine.  

  

Dice la Biblia que Dios ha constituido a quiénes deben ser pastores (Efesios 4.11) así que, quién decide quién debe ser líder en la iglesia es el dueño de esta, Cristo; por lo que, los hombres solo ratificamos una decisión que se ha tomado en la eternidad y para que nuestras emociones o simpatías no nos lleven a elegir a la persona equivocada es necesario tomar en cuenta el factor del testimonio, pero, también hay otros factores que considerar.  

  

Vemos ahora un ejemplo práctico de la elección de un líder cristiano y este es la elección de Matías como sucesor de Judas Iscariote (Hechos 1.12-26) de la cual muchos afirman que no puede ser tomada en cuenta como adecuada porque en esta intervino el azar al echarse “suertes” para elegir a Matías, pero, esta afirmación carece de sentido.  

  

Revisemos el pasaje. Como apóstoles eran considerados en la iglesia primitiva solo aquellos que habían sido testigos oculares del ministerio del Señor Jesús. Matías lo era (Hechos 1.21). Eso fue avalado por el resto de los apóstoles sobrevivientes, quienes aceptaron que los candidatos habían estado con ellos desde el bautismo de Jesús por Juan el bautista hasta su ascensión a la gloria (Hechos 1.22). Sólo bajo esta premisa, se elige a dos candidatos: José y Matías.  

  

Después de esto, se hace oración pidiendo a Dios dirección (Hechos 1.24) luego de lo cual, se elige por suerte a Matías, pero ya existían antecedentes, requisitos y cualidades lo que descarta el azar. Alguien puede argumentar que no se vuelve a mencionar a Matías con lo que queda clara la ineficacia de su ministerio, pero tampoco se vuelve a mencionar a por los menos otros siete de los apóstoles. ¿Su ministerio también fue ineficaz?  

  

El uso de las suertes claramente deja ver que, las cualidades de ambos candidatos eran tan buenas que, bajo la apreciación humana, no se veía ventajas de uno sobre otro por lo que, haciendo eco de la elección que se hacía en el Antiguo Testamento usando las piedras llamadas Urim y Tumin (Éxodo 28.30) se decide “echar suertes” bajo la convicción de que sería Dios quién mostraría el resultado, no el azar tal y como sucedía en los tiempos del Antiguo Testamento.  

  

Llamemos a esto el factor de la dirección.  

  

Este factor nos enseña que debemos encontrar al candidato que Dios ha elegido, no nosotros. Los nuevos líderes cristianos deben cumplir las expectativas de Dios, no las de la congregación o las del pastor en turno.

 

El líder cristiano llega a presidirnos no para darnos la razón o cumplir las “sugerencias” del pastor de mayor de edad con el que compartirá su ministerio; llega para darle la razón a Dios aun cuando eso implique ir en contra de la opinión de quién sea.  

 

También, debemos considerar otro factor al que llamo el factor de la voluntad.  

  

La Biblia dice que, el que anhela el obispado anhela algo que es bueno (1 Timoteo 3.1) por lo que lo más natural es que si alguien tiene un anhelo, deba manifestarlo así que, debemos alentar a cualquier diácono que desea ser considerado para ejercer la función de pastor a que lo de a conocer y, por supuesto esto implica que las ovejas conozcan el anhelo para que ellas puedan considerar si perciben en el que anhela obispado la capacidad de dirigirlas.  

  

Lo anterior hace que, la iglesia se vea involucrada en el proceso de elección de un nuevo pastor. Esto es necesario ya que, si bien una persona puede recibir de Dios el sentir de querer ser líder, lo más lógico es que Dios también ponga en la congregación el deseo de un nuevo líder que sea por supuesto, quién está anhelando serlo. La iglesia no puede ser ignorada en el proceso de la elección de un nuevo pastor ya que son ellos quienes escucharán su voz y lo seguirán al reconocerle como quién los llevará a los pastos verdes del buen alimento de la Palabra de Dios (Salmo 23).  

  

En cierto sentido, cuando se elige a un nuevo anciano, en realidad solo se reconoce públicamente a la persona que por mucho tiempo ha estado realizando la labor de atención a las ovejas así que, el elegir solo por las emociones del líder en turno puede provocar llevar al liderazgo a alguien que no tiene la capacidad de ser un verdadero pastor y que no es visto por la iglesia con la autoridad moral necesaria para ejercer dirección sobre ellos.  

  

Al elegir líderes sin importar el método que se elija, no olvidemos tomar en cuenta el factor del testimonio, el factor de la dirección y el factor de la voluntad involucrando a la iglesia en el proceso de la toma de decisiones. Todo esto en su conjunto, logrará que al liderazgo de la iglesia lleguen las personas que realmente Dios quiere.  

  

¿Cómo son elegidos los líderes de tu iglesia? ¿Crees que te dirigen las personas adecuadas? ¿La voz de tus líderes la sientes como una voz que te puede dar dirección, seguridad o consuelo? O, como en muchos casos, miras al líder para solo ver en su lugar a la persona que por ser familiar o por ser más servil con el líder en turno fue premiado con algo que lo ve no como una función sino como un puesto así que desde ese lugar no servirá por amor, sino que esperará a que lo sirvan, a que lo busquen, en resumen, será un pastor que se apacentará a sí mismo (Ezequiel 34.2).  

  

¿Conociste antes de que fueran elegidos a tus nuevos ancianos? ¿Los identificabas como gente con capacidad de servir? ¿con capacidad de estar cerca de las ovejas? ¿Cuántas semanas estuvo toda tu iglesia orando por los nuevos líderes para confirmar que debían ser reconocidos como tales? Si las respuestas a preguntas como estas son inciertas, incierto es el liderazgo de tu iglesia e igual de incierto es el futuro de esta.  

  

Líderes de las iglesias, cuiden la forma en que abren paso a sus sucesores ya que de esta decisión dependerá la estabilidad y el futuro de las congregaciones que presiden. Dejen a Cristo el control de la iglesia que le pertenece a Él porque la compro a precio de sangre algo que, ningún líder cristiano humano podrá hacer jamás. No usurpen en la iglesia un lugar que nunca les va a pertenecer. 

 

 

Y, por cierto, desde este espacio hacemos un llamado a toda la iglesia de Cristo. Mucho cuidado con las personas que se “auto ofrecen” como candidatos para ser líderes porque “sienten” que Dios los está llamando a servir de tiempo completo cuando en realidad, lo único que están buscando es que la iglesia los mantenga porque no les gusta trabajar.   

  

Decir tres o cuatro palabras con coherencia frente a un micrófono no implica que quién lo hace debe ser llevada al liderazgo de la iglesia. De estas personas se debe revisar bien su vida para asegurarnos que son personas responsables ya que, si no les han gustado las responsabilidades, nunca serán responsables con la iglesia a la que supuestamente desean servir.  


Transformadores no transformados 

La meta primordial que un líder de una iglesia cristiana debe perseguir nos ha quedado claro es: transformar a las personas que están bajo su influencia, pero, para poder lograr esto es vital que, quién dirige a la iglesia de Cristo debe estar transformado. Una persona que no está siendo transformada por Dios nunca podrá ayudar a que otros se transformen.  

  

El aceptar líderes de papel en nuestras iglesias hace que, se corra el riesgo de que personas mediocres espiritualmente estén dirigiendo la vida de otros y esto, lo único que provocará es que los miembros de tal iglesia y por ende todo en la iglesia sea mediocre, sin transformación.  

  

Analiza tu iglesia. Después de 20 años de trabajo ¿siguen siendo la misma cantidad de personas? ¿Siempre se hace el mismo tipo de actividades? ¿Se considera un pecado cambiar algo para que el entorno espiritual sea más favorable? Si las respuestas a estas preguntas son un “sí” para tu congregación, entonces, estás siendo dirigido por un líder de papel.

Los que caen en el lazo del diablo 

El apóstol Pablo dio a Timoteo la siguiente indicación con respecto a que condición debían tener los líderes de las iglesias que él debía buscar:  

  

Por lo tanto, el dirigente no debe ser un recién convertido, no sea que llene de orgullo y caiga en la misma condenación

en que cayó el diablo  

1ª. Timoteo 3.6 Versión Popular 

  

La soberbia siempre estará acechando al líder cristiano.   

  

El ser obedecido o el lograr que nuestras órdenes se vuelvan hechos es un elíxir que pocos líderes pueden resistir, ya que cosas como estas “activan” la soberbia del nuevo líder que comienza a sentirse superior a los demás tal y como sucedió con Satanás y esto, sobre todo, les pasa a los líderes identificados como: “neófitos” por la Biblia RV1960 lo que hace referencia a cristianos recién convertidos como indica la Biblia Versión Popular.  

 

Los creyentes recién convertidos o, los hermanos con poca experiencia ministerial no son los mejores candidatos a ser líderes ya sea de un ministerio o de una iglesia. No han sufrido la decepción por la mala conducta de los cristianos carnales, no han desarrollado la habilidad de la consejería adecuada, no han aprendido a distinguir las verdaderas causas de la conducta de las personas, no tienen puntos de referencia para comparar las nuevas experiencias que van adquiriendo, no han servido como consejeros, maestros de niños, líderes de jóvenes o en otros ministerios.

 

No entienden las implicaciones de hacer que un ministerio se desarrolle con responsabilidad; en resumen, les falta mucha preparación y, llevar gente neófita al liderazgo cristiano es condenar a un inexperto a volverse un engreído. Es como como si convirtiéramos de momento a un aprendiz en un rey lo que terminará haciendo sufrir a todos los que están a su alrededor (Proverbios 30.22).  

 

Los neófitos, suelen convertirse en los lideres policía y líderes estrella que vimos anteriormente.  

  

Todos debemos ser cuidadosos con los líderes que llevaremos al frente de nuestras iglesias porque el amable siervo inexperto al que llevamos al liderazgo por simpatía puede convertirse en el insoportable pastor que termina sumiendo a su iglesia en la mediocridad espiritual.  

  

Líderes en turno, involucren a la iglesia en el proceso de elección de los nuevos líderes.

 

Si ustedes llegaron donde están porque alguien los puso sin considerar si tenían la capacidad y esto ha detenido el desarrollo de la iglesia por muchos años, no cometan el mismo error. Ahora que una nueva generación de líderes debe ocupar sus lugares, muestren humildad al final de su vida ministerial.  

  

LÍDERES DE PAPEL EN EL HOGAR Y EN EL MUNDO 

Ahora, es tiempo de analizar a los líderes de papel en el entorno del hogar y en el entorno secular lo que implica que, todo lo que hablaremos a partir de este punto compete por igual al padre y a la madre, al hombre y a la mujer cristianos que tienen un trabajo, al estudiante cristiano que está rodeado de amigos no creyentes, a cualquiera que, fuera de la iglesia está en un entorno donde debe influir a otros para dirigirlos hacia Dios quién por medio de esta influencia debe ser presentado como el único que puede ser una fuente de paz, transformación y salvación.  

 

Aunque a estas alturas del libro debe ser ya claro lo siguiente, no deja de ser importante remarcarlo: el liderazgo que, como cristianos mostremos al mundo determinará la respuesta del mundo hacia el cristianismo.

 

Nuestra conducta santificada es, espiritualmente uno de los “imanes” más grandes que puede existir para atraer al mundo hacia los caminos de Dios. Solo una relación con Dios puede darnos una transformación que, nunca podrá ser provocada por el mundo por lo que siempre llamará la atención de este y en la mayoría de los casos, ese llamado de atención se convertirá en interés que se acercará a saber que nos ha transformado y ese, será nuestro momento, nuestro tiempo de evangelizar. 

 

El líder tirano  

Los líderes tiranos son aquellos que piensan que su palabra es tan correcta o su forma de actuar tan perfecta que, por todos los medios sean estos justos o injustos, espirituales o carnales, ofensivos o no, tratarán de imponer su voluntad a pesar de los problemas que esto ocasiona.   

  

El líder tirano quisiera que todos en la casa y en su trabajo les dijeran “si” todo el tiempo a todo lo que ellos digan y, cuando alguien no lo hace, buscan venganza sobre aquellos que no obedecen su absurda autoridad.  

Y, por supuesto, como buenos tiranos, estos líderes de papel siempre están intentando controlar vidas, voluntades y pensamientos de todos y para lograrlo no tienen problema en fingir que son amables y sonrientes porque así es como disimulan la realidad de que son personas paranoicas que viven bajo la idea de que todos se les quieren rebelar. Es más, en el fondo creen el absurdo de que aún incluso el Dios Soberano se ajusta a sus caprichos e imperfecciones.  

  

¿Qué fin tienen los líderes tiranos? Pues el fin de cualquier tirano de la historia, terminan viviendo públicamente la rebelión de aquellos a quienes controlaban con lo que vivirán la vergüenza de que quedará clara la evidencia del tipo de persona que son.  

  

No juzgues como un tirano a tu compañero de trabajo, a tu hijo a tu esposa, no critiques los defectos de quién se sienta a tu lado en el salón de clases. Recuerda que el juicio que apliques a otros es, en realidad, según la Biblia, un juicio que te aplicas a ti mismo (Romanos 2.1). 

El líder comediante  

La vida, debe ser vivida con una actitud de alegría, eso, lo enseña con claridad la Biblia en pasajes como: Salmos 94.19, Filipenses 4.4 y otros. Deberíamos seguir con frecuencia este consejo.  

  

Vivir con alegría es fruto de la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas (Gálatas 5.22) y, entre otras cosas nos permite ver lo bueno aún dentro de las peores circunstancias que podemos estar viviendo. El poder de la alegría puede conducirnos a alabar a Dios (Santiago 5.13) y con ello desarrollar una relación íntima con nuestro Señor, pero, la alegría llevada al extremo puede causar serios problemas y esto es lo que siempre provoca el líder comediante.  

  

Este líder de papel todo el tiempo está gastando bromas a sus compañeros de trabajo o familiares burlándose de sus palabras, aspecto físico o de las cosas que les pasan creyendo que, al tomar las cosas a la ligera logrará que los demás le vean como alguien digno de confianza. La realidad es precisamente lo opuesto.  

  

Los compañeros de trabajo, esposas, hijos y amigos de aula de los líderes comediantes lo que realmente sienten en el fondo es que son despreciados, que no son importantes ya que, si aún sus asuntos delicados son tratados como objeto de burla entonces, asumen que, sus vidas no le interesan a esta clase de líder por lo que, aprenden muy pronto a pagarle con la misma moneda que reciben: desprecio.  

 

Las personas que rodean al “líder comediante”, sienten molestia cada vez que este va a abrir la boca porque ya saben lo que sigue: una broma simple y sin sentido, una sonrisa que sabe a vergüenza y un fuerte sentimiento de decepción al saber que por importantes que sean los problemas que tengan, el líder al que miran nunca los comprenderá lo que los moverá a buscar a cualquier persona que si los comprenda y en esa búsqueda, se suele elegir a las personas no adecuadas para abrir el corazón pero, que se puede esperar si la persona que debía cuidarles, ha vivido decepcionándoles.  

 

 

No te burles de tu esposa, de tu esposo de tu amigo del trabajo o de tu amigo de la escuela todo el tiempo. Para no ser un líder de papel debes de saber no solo reír, sino también cuando callar, cuando solo escuchar (Santiago 1.19) y cuando únicamente debes llorar con aquel que está llorando (Romanos 12.15).  



El líder materno   

  

El líder materno es aquel líder varón que, deja que todo lo resuelvan las mujeres. El líder materno puede venir en tres presentaciones. En la primera, estos hombres dejan toda responsabilidad sobre una mujer simplemente porque son unos holgazanes a los que les gusta que otros hagan lo que ellos saben que deberían hacer. En la segunda presentación, estos hombres son así porque las mujeres que los rodearon durante su proceso de formación actuaron como si fueran sus sirvientas así que, la lógica corrupta de este hombre le indica que las mujeres deben de manera obligada, el servirle. En la tercera presentación, el “líder materno” se siente inferior a las mujeres por lo que prefiere hacerse a un lado ante la presencia de alguna de ellas.  

  

Así que, en la mente del líder materno hay una terrible confusión con respecto a los roles sociales que, hombres y mujeres deben desempeñar.  

  

Sin importar cual sea su presentación, el líder materno pocas veces habla con las personas a su alrededor de lo que sabe que está torcido en su interior.  

  

Y para evitar que se sepa su debilidad interior, suele presumir de “ser quién manda” o de ser “quién tiene el control de todo” y si es joven por supuesto, presume de que “hace lo que quiere con sus padres” con lo que esconde su dolorosa realidad de que su presencia no influye en nadie.  

 

Usualmente, donde se desenvuelva, el líder materno genera antipatía. Nadie desea interactuar con él porque todos sabrán sobre su falta de carácter para hacer las cosas y nadie va a desear que los deje con toda una responsabilidad a cuestas y, en el hogar, cuando le corresponda ser padre formará hijos con serias inestabilidades, hijos incompletos.  


El líder amigo 

  

Hay que cuidarse mucho del líder amigo. Suele ser alegre, jovial y comunicativo tanto que dan ganas de platicarle cualquier cosa ya que se percibe que, desea ayudarnos y comprendernos sin importar cual sea nuestro problema, pero, la realidad es que este líder, lo único que quiere es obtener información para después usarla en contra de quién se la compartió.  

  

En el trabajo, no dudará en buscar al supervisor que corresponda para quejarse de que, las personas de las que extrajo información no están lo suficientemente comprometidas con la empresa por cosas que “supo por ahí”. El líder amigo usará cualquier cosa que se le diga para hacer más fuerte su posición en su empleo y no dudará en hacer a un lado a quién se le ponga enfrente y, como pronto descubre que la información sirve para destruir a quién lo permita, anda fingiendo ser amigo para enterarse de cualquier cosa que le pueda convenir.  

  

Dentro del hogar, su aparente “apertura” de comunicación es para obtener información sobre la vida de sus hijos que, al momento no la usará, pero, cuando le convenga, la sacará a la luz para chantajear emocionalmente o para obligar a sus hijos a hacer algo que a él le convenga y cuando los líderes amigos sean los hijos, harán exactamente lo mismo con sus padres para obtener cualquier cosa que quieran de ellos.  

 

En el entorno escolar, el líder amigo secretamente hablará con maestros para hablar mal de quién confía en él para que así cualquier punto extra de calificación sea solo para él.  

  

La falsa amistad, la falsa unión lo único que manifiesta es un profundo desprecio por quién abre su corazón y esto es lo que provoca el “líder amigo”.  

  

Por lo anterior, provocará rechazo de cualquier persona a su alrededor que, únicamente le dirán al líder amigo lo más elemental porque saben lo que hará si le dicen más de lo necesario y, lo más triste de todo es que, este tipo de líder seguirá creyendo que goza de la confianza de la gente a su alrededor cuando en realidad lo que menos quieren esas personas es estar a su lado.  


El líder de mente abierta   

  

El líder de mente abierta es sin lugar a dudas uno de los más fáciles de distinguir porque, en su trabajo, en el hogar o en la escuela no deja de repetir la gran inteligencia que tiene que le permite saber todo sobre todas las cosas así que, como “lo sabe todo”, sabe perfectamente dar cabida a cualquier forma de pensar, o sea, es “abierto” en cuanto a lo que se debe creer por lo que, presume de entender las emociones de los demás, los alienta a que practiquen lo que quieran siempre y cuando, argumenta “no se dañe a nadie” por lo que, son tolerantes con cualquier práctica de pecado que cualquier persona a su alrededor cometa. Son el padre, la madre, el compañero de trabajo o el amigo de la escuela que, se hacen “de la vista gorda” cuando ven que alguien ofende a Dios.  

  

En esencia, debemos entender que, el principal problema del “líder de mente abierta” se reduce a una sola cosa: confunde libertad con libertinaje (Gálatas 4.13) o para ser más precisos, entiende la diferencia, pero le encanta llamar al libertinaje, libertad ya que en el fondo es una persona cristiana pero carnal que le gusta pecar, se deleita en dar rienda suelta a sus pasiones así que, no censura ninguna para, con eso, creer que puede hacer con su vida lo que quiera.  

 

Los líderes de mente abierta deberían tomar en cuenta que, tolerar el pecado es degradativo, siempre empeora así que, su vida, la vida de sus hijos a quienes les toleran sus pecados y la vida de sus compañeros de trabajo o escuela a los que deben dirigir hacia Dios, pero lo hacen hacia el lado contrario siempre irán de mal en peor y, esa situación les será demandada por Dios de una forma en la que pueden llegar a lamentar durante todo el resto de su vida.


El líder de doble moral 

 

Los líderes de doble moral son más comunes dentro del mundo cristiano de lo que podríamos creer. Este tipo de líder cree que puede hacer lo que quiera mientras juzga y censura a otras personas por hacer lo que ellos abiertamente practican.  

  

En el hogar, como padre, este líder critica – por ejemplo - cualquier relación amorosa digamos de sus hijas bajo el pretexto de que sus pretendientes no son personas con las condiciones necesarias de santidad por lo que imponen reglas extremas cuando ellos siendo jóvenes, vivieron sus relaciones de noviazgo sin ninguna clase de freno moral. En el trabajo, son personas que, a sus compañeros los llenan de sermones sobre la responsabilidad y el hacer las cosas bien mientras ellos aprovechan cualquier ocasión para sacar ventaja de su entorno laboral. En el entorno escolar critican a sus compañeros por hacer cosas para sacar alguna clase de favor y, cuando a ellos se les presenta la oportunidad de aprovecharse no lo piensan dos veces. Sin lugar a duda llamarles hipócritas nos hará entenderlos a la perfección, pero, al mismo tiempo eso hace que sea lamentable que, la cara que estén dando del cristianismo al mundo es, de que este, no es una forma de vida sino una forma de hipocresía.  

  

Oremos mucho por los líderes de doble moral, oremos para que decidan humillarse ante Dios porque han desarrollado de sí mismos un concepto más alto del que deberían tener (Romanos 12.3) lo que les hace cometer el terrible error de que, en lugar de manifestar a la persona de Cristo en su entorno para atraer a las personas a la cruz, manifiestan su enfermiza persona que, lo que hace es que todos a su alrededor salgan corriendo, dándole la espalda a Dios.


El líder indiferente   

  

Para expresarlo de una manera cómica, es difícil determinar la composición química del cerebro del líder indiferente porque pueden decirle que, sus hijos viven en promiscuidad, que van a ser expulsados de la iglesia, que la gente en el trabajo está pidiendo que lo corran por su mala conducta, que andan hablando de como en el último convivio de la escuela a pesar de declararse cristiano todos lo vieron bailando y consumiendo alcohol y que las imágenes de sus desatinos ya son conocidas por todo Internet y, para asombro de cualquiera, este líder no hace nada, no reacciona.  

  

Tal vez sea falta de carácter o no saben cómo construir una autoridad moral a su alrededor o tal vez solo les gusta asumir el rol del padre o del compañero de trabajo “buenos” o tal vez su mundo sea lo único que les importa, pero, sin aún sin saber el porqué, este líder debe entender que su labor como referente en el mundo es lo más importante, no lo que ellos creen. Es apremiante que entiendan que la indiferencia puede ser cómoda, incluso ventajosa, pero no ofrece ningún buen dividendo a largo plazo. Las cosas que no se atienden, siempre se salen de control.   

  

Es más, todo alrededor de la vida del líder indiferente es un desastre desde hace ya mucho tiempo.  

El líder comunicativo   

 

El líder comunicativo es aquel que no puede resistirse a la tentación de hablar y, nada parece que lo pueda detener. El problema es que, al no poder parar, habla de cosas que no debería. En el hogar, dice cosas de sus hijos que a estos les causa ira porque los exhibe sin pudor lo que por cierto lo mismo hace de su pareja y, en el trabajo, habla de todas las personas a su alrededor con cualquiera que quiera escucharlo y, en el entorno escolar les dice a todos tantas cosas que los fastidia porque todas estas cosas son inútiles. ¿Cuál es el resultado de este parloteo? Que siempre habrá resentimiento alrededor de este líder que no parará de crecer porque, pensemos, a nadie nos gusta ser exhibidos o que se hable de nuestras cosas personales ¿o no es así?  

  

Ahora, es importante responder esta pregunta: ¿Dónde nace un líder comunicativo? Y la respuesta es que nace cuando, alguna vez, al interactuar con la gente se dio cuenta que hablar todo el tiempo de otras personas le era útil para ocultar sus defectos y para crearse una imagen falsa de sí mismo y, hacer esto, hablar todo el tiempo de lo que sea, menos de él, es para este líder como pararse frente a un espejo y repetirse a sí mismo: “¿Te das cuenta? las cosas en tu vida no están tan mal” pero, la realidad es que las cosas en su vida siempre han estado mal.  

  

Si eres un líder comunicativo debes tomar en cuenta que, en la vida real, las personas a tu alrededor se forman la imagen contraria de lo que crees de tí, o sea, la gente no piensa que tu vida está bien, sino que es un desastre. No te tienen simpatía, simplemente te toleran y, por cierto, esto lo hacen de mala gana.  

  

No es bueno hablar como si fuéramos perfectos porque lo perfecto no existe. Si insistes en promocionarte como perfecto, despertarás la sospecha de que ocultas algo y si, los líderes comunicativos siempre tienen algo que ocultan.  


El líder invisible 

  

El líder invisible recibe este nombre porque cuando está en su hogar, en su trabajo o en la escuela es como si no estuviera. No marca diferencia, se adapta al medio, se pierde entre el resto de la gente imitando sus costumbres en cuanto a la forma de pensar, sentir, hablar e incluso vestir. Es un líder que se conforma al mundo, no lo transforma (Romanos 12.2).  

  

En su hogar, el líder invisible no tiene ninguna clase de peso moral.

 

Sus opiniones nunca son tomadas en cuenta así que, todo lo que dice es despreciado y abiertamente es echado a un lado por su esposa, esposo o por sus hijos y no forma parte de la toma de decisiones de nadie.  

 

En el trabajo, no es referente de nada espiritual. Si por casualidad les revela a sus amigos que “es cristiano” no se lo creen porque su conducta no se parece en nada de lo que un incrédulo espera ver de un seguidor de Cristo.

 

El apóstol Pablo dijo que se hacía débil a los débiles para ganarlos para Cristo (1 Corintios 9.22), pero, el líder invisible todo lo que hace es para que el mundo lo gane a él ya que, desea ser considerado como “uno más” no como aquel que marca la diferencia que es lo que Dios espera de sus hijos en la tierra.  

  

El líder invisible no nace, se hace. Se hace cuando rodeado de personalidades fuertes al crecer es echado a un lado así que, se termina acostumbrando a no ser y, cuando ya es parte de su propio hogar, no tiene la más mínima idea de cómo tomar el rol que Dios necesita que desarrolle así que, mejor se hace a un lado y queda reducido a ser una presencia obligatoria en las fotos familiares pero su vida, no aporta nada espiritual a su familia.

 

En este mismo contexto, en el trabajo secular, este líder se vuelve la presencia constante en los convivios del trabajo a los que asiste para no sentir como es ignorado en casa, pero, termina resultando que aún ahí, es ignorado también.  

  

Existe otra modalidad de este líder que, no es invisible, por el contrario, le gusta estar en todos lados así que, presenta una personalidad tan asfixiante que las personas a su alrededor deciden ignorarlo lo que logran diciéndole a todo “sí” para que así, se crea el cuento de que es importante y se vaya a molestar a otro lado.   

 

Es muy fácil identificar a un líder invisible ya que se comporta hablando en dos polos opuestos sobre sí mismo. Puede ser que siempre se presente como el mártir al que nadie quiere o, como el que todos toman en cuenta. Estas dos formas de presentación son las “máscaras” tras las cuales suele esconderse un líder invisible.   


El líder perfecto   

    

Si hasta el momento, el análisis de los anti líderes nos hace pensar que es desesperante vivir con el líder indiferente o que nadie podría ser más rechazado que el líder comunicativo, estamos muy equivocados.  

  

Hay un líder que es capaz de deslumbrar a todos, pero ser rechazado por las personas que en verdad le deberían importar. Este líder tiene una inteligencia tal que, es capaz de formular preguntas y argumentos en segundos para envolverlos a todos y quedar como quién tiene la razón. Ese líder, es el líder perfecto.  

  

La perfección es extraordinaria, y más viniendo del mismo Dios. Vivir con alguien perfecto como el Señor durante toda la eternidad parece una opción muy agradable, pero ¿Por qué no es igual de agradable vivir con un líder perfecto? La respuesta no es complicada.   

  

Estar con este líder de papel no es cómodo porque solo busca mostrar perfección para él, sin reconocer la razón en los otros. Este líder busca que las cosas sucedan solo para él, pero no para los demás. Los errores siempre se los imputa a otros y los suyos propios nunca los reconoce. Jamás le escucharán decir: “perdón, me equivoque” o “es mi culpa” y eso termina haciendo que cualquiera se sienta realmente morir en vida compartiendo sus momentos con alguien que nunca pierde.  

  

Los líderes perfectos deben entender y reconocer que, la perfección solo le pertenece a Dios. Sus hijos redimidos no somos más que patéticas criaturas pecadoras que apartados de su lado nada podemos hacer (Juan 15.5). Entender esto nos lleva a desarrollar la humildad (Mateo 11,29) y esta nos termina conduciendo a la grandeza.  

 

Los líderes perfectos son los que tristemente más rápido alejan a su familia y a sus compañeros de trabajo del cristianismo simplemente porque, en nada se parecen al Cristo del que suelen hablar poco para negarlo siempre con sus acciones.  

   

  

REFLEXIONES  


Cultura contra Espíritu 

  

Hace algunos años, un hermano me hizo el siguiente comentario cuando hablábamos de la forma en que muchos cristianos viven: “Todos dicen Biblia, Biblia, pero al final, hacen lo que se les da la gana…” Esta frase en muchos casos es tristemente cierta.  

   

Los cristianos, los llamados a ser líderes en el mundo, referentes de santidad en este planeta, tenemos en la palabra de Dios todo lo necesario para poder hacer que el proceso de perfeccionamiento a que nos tiene sometidos el Espíritu Santo se desarrolle fácilmente. Las iglesias cristianas, son el espacio ideal para ser edificados y edificar a los demás y sin embargo, muchos cristianos a pesar de esto parecen líderes de papel; se caen ante cualquier problema. No tienen fuerza, no tienen buenos fundamentos, no tienen convicciones.  

  

El pecado abunda, pero en presencia de los líderes de papel nunca vemos que la gracia sobreabunde (Romanos 5.20). Para que esta se manifieste vamos a poner un alto al pecado, pero, antes de explicar cómo se puede hacer esto, vamos a meditar en las siguientes palabras del apóstol Pablo:  

 

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu  

Romanos 8.1 

  

Las palabras anteriores, indudablemente hablan de victoria, pero, no parece que se entiendan del todo porque muchos cristianos no las están viviendo. Es como si el entorno donde vivimos, el mundo, la cultura que nos rodea, venciera con total facilidad la supuesta fuerza espiritual inigualable que los cristianos tenemos así que, nuestra vida en Cristo nos la pasamos luchando contra nuestra naturaleza pecaminosa intentando combatir contra el pecado y fracasamos y junto con nosotros, fracasa nuestro testimonio en nuestros hogares y en el mundo y la única forma de contrarrestar esto es derrotar al pecado lo que se puede hacer con una clave que se encuentra dentro del mismo versículo: debemos andar en el Espíritu.  

  

Debemos ocuparnos de las cosas que nos mantienen cerca de Dios, sin preocuparnos de si nos falta o no preparación, o de si estamos en transición o de si en mi iglesia no me dejan servir. Andar en el Espíritu puede hacerse en el trabajo, caminando por la calle o hablando con un vecino.   

  

Andar en el Espíritu es esforzarnos por imitar a Cristo. Así, lograremos que la carne pierda su fuerza y deje de controlarnos. Así, venceremos la cultura.   

  

No debemos olvidar los creyentes que estamos en el mundo sin ser del mundo (Juan 15.19).

 

 

Porque si vivís conforme a la carne moriréis; más si por el Espíritu 

hacéis morir las obras de la carne, viviréis  

Romanos 8.13  

  La importancia de la disciplina 

  

Vamos a enfocarnos en dos formas de entender el concepto: “disciplina”. Primero, debemos entender disciplina como cualquier acción que corrige algo y que es necesario que se aplique en el hogar en el proceso de formación de los hijos. Si educas a tus hijos sin disciplina serán líderes de papel a lo largo de toda su vida.  

  

Veamos que dice la Biblia al respecto:  

  

Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina

 y amonestación del Señor

  Efesios 6.4RV95

  

Debemos aplicar disciplina y para que esta cause realmente el efecto de corrección necesario debes de ser figura de autoridad para tus hijos. Ellos deben verte como alguien a quien “vale la pena” obedecer, pero, si desde pequeños les has demostrado que “lo que vale la pena” hacer es lo que a ellos les gusta, entonces, no tienes autoridad como padre y tu disciplina no causará efecto alguno.  

  

La disciplina es un derecho que como padre tienes sobre tus hijos pero, antes de exigir derechos, debes cumplir con tus obligaciones y una de ellas te la indica el versículo de la Biblia que citamos antes: no debes llevar a tus hijos hasta el punto de que sientan ira contra ti, y eso pasa cuando como dice el libro “El Conocimiento Bíblico” como padres, presentamos a nuestros hijos “demandas absurdas, reglas triviales o favoritismos”  ya que esto, además de la ira puede desanimarles (Colosenses 3.21) y hacerles perder el sentido de unidad con su propia familia, por lo que terminaran buscando otro ámbito de convivencia con personas que los pueden exponer a situaciones peligrosas.  

  

Disciplina sin caer en el abuso es una medida que ha salvado a muchos hogares de la destrucción. Espero que salve al tuyo.  

  

Como padres también debemos considerar un aspecto relacionado con la disciplina y es lo que llamaríamos: coherencia.  

  

Coherencia significa que los padres no pueden pedir a sus hijos disciplina si ellos no viven en disciplina y la disciplina de los padres es que, estos deben estar viviendo sujetos a la voluntad de Dios. Solo desde este espacio de obediencia se puede reclamar obediencia a los hijos. Pocos padres hacen esto así que, lamentablemente en su hogar son líderes de papel.  

  

Ahora, veamos como interviene la disciplina en nuestro rol de líderes ante nuestro entorno no cristiano. Aquí tenemos que entender que, la disciplina se debe interpretar en otro contexto. La disciplina aquí es la observación rigurosa de cosas que, en este caso, deben ser las cosas que nos mantienen unidos a Dios.  

 

En nuestro entorno como estudiantes, como trabajadores, como empresarios, como luz del mundo, la gente debe ver que, mantenemos nuestra santidad, que no dejamos de orar cada vez que debemos hacerlo y, cuando sea posible, debemos dar testimonio del amor de Dios y esto, no podemos dejar de hacerlo, no debemos perder la disciplina de llevarlo a cabo porque solo así, la gente que influimos podrá ver que, el cambio que Dios ha generado en nuestra vida  es real así que nos creerán que somos imitadores de Cristo (1 Corintios 11.1) y nuestra vida les mostrará lo que Dios puede darles si ellos le brindan la oportunidad así que, no debemos perder esta capacidad de influencia en el mundo.  

  

No queremos dejar de insistir en lo importante que es la influencia de los padres sobre la formación de los hijos y, sobre todo, la influencia directa del padre varón quién ha sido llamado por Dios a ser cabeza en su hogar (1 Corintios 11.3), fuente de dirección por lo que, una pésima labor de los padres engendrará pésimos hijos espirituales que no vivirán para agradar a Dios y sí para vivir una vida egoísta y destruir el testimonio de los padres.  

  

De manera profunda analizo la paternidad cristiana en mi libro: El Castillo de las Princesas. Las 42 reglas de la paternidad cristiana que recomiendo urgentemente al lector consultarlo si es que se desea dejar de ser un líder de papel en casa. La lectura de este libro no te decepcionará.  

  

 

CONCLUSIONES 

  

Hemos terminado de conocer a los líderes de papel. Hasta este momento, es importante que, como persona, identifiques si no eres uno de ellos y si descubres que lo eres, inicies el proceso de generar las acciones que lleven tu vida en la dirección contraria. Será muy duro. No hay nada peor para un ser humano que, negarse a sí mismo (Mateo 16.24), pero, ten en cuenta que, la única forma de lograr que nuestros entornos cambien es que nosotros cambiemos primero.  

  

A continuación, de la manera más practica posible, comparto algunos ejemplos de cómo son las iglesias, los hogares y los entornos seculares donde hay líderes de papel.  

  

Iglesias del radio de Nicho  

  

Nicho (apelativo es este caso para el nombre Dionisio) es un hermano en la fe que, sin saberlo, un día me dio dos lecciones espirituales impresionantes en un trabajo secular que compartimos.   

  

Aquí quiero hablarte sobre una de estas lecciones.  

  

Nos encontrábamos trabajando, dando mantenimiento a unos radios de gran tamaño en una instalación eléctrica así que, yo como principiante veía a Nicho esforzarse en limpiar al detalle cada uno de estos radios mientras yo le hacía preguntas sobre estos equipos o él me explicaba algún detalle que consideraba importante que yo supiera.

 

En un momento me explicó que, el radio que limpiaba no estaba conectado a ningún lado a pesar de estar encendido así que, no emitía ninguna señal ni recibía tampoco ninguna por lo que, eso me hizo preguntarle algo por demás lógico: “¿Por qué limpias un radio que no sirve para nada?”  

 

Nicho me contestó que lo hacía porque, cuando algún jefe de área iba a verificar si él hacía bien su trabajo lo único que le importaba era que, las cosas se vieran bien, aunque no sirvieran para nada. Y así de simple llegó la lección: existen iglesias que son como el radio de Nicho.  

  

Se ven bonitas, lucen bien, están bien pintadas y con sus bancas de madera pulcramente barnizadas. Tienen reuniones con mucha gente y los hermanos se saludan con cariño mientras los jóvenes realizan actividades y campamentos, pero en realidad, son iglesias QUE NO SIRVEN PARA NADA. Todo es una máscara. No se evangeliza, todos obedecen a Dios a medias y en muchos casos los cristianos de esas iglesias viven permanentemente en pecado y los líderes de papel que dirigen estas congregaciones suelen ser iguales; se ven bien por fuera, pero por dentro, no tienen nada de espiritualidad. Son la clase de persona que, si Cristo viviera hoy les llamaría: “sepulcros blanqueados” (Mateo 23.27).  

  

Iglesias de ruido blanco 

  

En los equipos electrónicos de comunicación, existen interferencias que afectan la calidad de la señal que tiene la información que se desea compartir. Un ruido es una señal que no contiene ningún tipo de información. Uno de los tipos de ruido que existen es el llamado “ruido blanco” que es el ruido que contiene todas las frecuencias que pueden existir. O sea, entre todas las frecuencias se anulan mutuamente y al final no permiten que ninguna información se trasmita.   

  

En el mundo de los líderes de papel existen muchas iglesias que son igual que el ruido blanco; son iglesias donde no hay comunicación y solo hay interferencias. Todos los miembros de la iglesia quieren tener la razón y dirigir las cosas y al final, no terminan diciendo nada que construya y no hacen ninguna clase de obra eficaz.  

  

Identificaremos a estas iglesias porque es fácil darse cuenta de que los pastores no hablan entre ellos, no tienen juntas, no se comparten sus cargas así que, no interactúan con los diáconos excepto para lo más esencial y estos no conectan con los congregantes los cuales viven cada uno aislado en su mundo sin sentirse parte de una verdadera familia espiritual. Cada quién vive como quiere, pero si le preguntas a cualquiera de los miembros de esta iglesia te dirá: “estamos bien”.  

  

Al igual que el ruido blanco, en estas iglesias, se escuchan todas las ideas y no existe ninguna voz que oriente todas ellas hacia la voz de Dios. Son una moderna torre de Babel donde la confusión no se da al nivel de idiomas, sino de comunión y, por ende, de razonamiento. El destino de las iglesias con ruido blanco es terminar como la torre de Babel: confundidas a tal nivel, que solo la intervención de personas realmente espirituales puede salvarlas del desastre, pero, esto, se ve como algo imposible sobre todo porque son los líderes de papel que dirigen estas iglesias los que más suelen provocar la confusión.  

Iglesias de la monarquía 

En este tipo de iglesias los líderes de papel que las dirigen son como el personaje bíblico de Diótrefes del cual se nos dice que, quería tener el control de todo en su iglesia (3 Juan 1.9) así que, vemos a estos líderes dirigir todo a placer.

 

Cambian las actividades de horario, cancelan otras, eligen diáconos por su voluntad sin tomar en cuenta a Dios, usan el dinero de la iglesia a su antojo y nadie, absolutamente nadie puede cuestionarles nada porque se puede volver un miembro “puesto en disciplina” por atreverse a cuestionar lo que Dios le está cuestionando todo el tiempo a estos líderes de papel.  

  

En este punto, deseo compartirte el secreto mejor guardado de las “iglesias de la monarquía” para que, lo identifiques a tiempo por si has caído en las garras de una.   

  

Este secreto es que, usualmente el líder de papel al frente de esta iglesia a pesar de comportarse como “el rey en el trono” realmente es un títere de otro poder detrás de él que es una persona quién realmente mueve los hilos para que el pastor haga lo que a esta persona le gusta o le conviene y, en la mayoría de los casos este “poder detrás del trono” suele ser la esposa del pastor 

  

Mira cómo actúa tu pastor y si basta con que vaya a casa o su esposa le llame para susurrarle algo al oído para que lo veas cambiando de decisiones o actuando diferente, listo, tienes la prueba de que no debes pasar más tiempo en esa clase de iglesia.  

  

Cabezas humanas de la iglesia de Cristo dejándose gobernar por alguien diferente a Cristo. El solo leer las ideas que hay en esta frase nos revela algo ilógico y absurdo, y lo es.  

  

Ahora, vamos a ver tres ejemplos de cómo suelen ser los hogares dirigidos por líderes de papel.  El hogar rompecabezas 

  

Un rompecabezas es una imagen dividida en muchos pedazos que, si se agrupan forman un todo que tiene un sentido y, así, como un rompecabezas, todos divididos están los hogares que son dirigidos por un líder de papel.  

  

En los hogares rompecabezas, las cosas parecen normales, pero, cuando te acercas a ellos, te das cuenta de que, los miembros de estas familias están separados por sus particulares heridas eso sí, viviendo juntos, pero sin compartir las cosas realmente importantes.  

  

En estos hogares, los padres se observan realizando mil esfuerzos para conservar la apariencia de que son una buena familia y en ocasiones, lo logran. Los hijos por su parte no presentan ningún problema visible e incluso se puede platicar con ellos amenamente sin que se sospeche que las cosas no andan del todo bien.  

 

Pero, recordemos, si nos acercamos a estas familias lo suficiente notaremos miradas cargadas de desconfianza entre los esposos, los hijos responden irrespetuosamente a los padres con palabras o con actitudes; con claridad se nota que los hijos resuelven todo con evasivas porque no están conectados con el resto de su familia pero, todo está ahí, en semi orden, sostenido con alfileres hasta que, sucede algo que hace que todo se caiga a pedazos y todos pueden ver la realidad en la que esta familia se mueve.   

  

Esto me recuerda la historia del anciano de una iglesia que enseñaba que todos debían vivir vidas perfectas sin pecado (algo que por cierto no es bíblico) así que se lanzó a fundar su iglesia hasta que su esposa se cansó de su falsa santidad y lo dejó por otro hombre más joven mientras su hija se lanzó a los brazos de un hombre incrédulo con el que se fue a vivir y, si bien nada de lo anterior es justificable, no se puede entender que este líder de papel por años se haya mantenido diciendo que, todo lo que pasaba eran “ataques del diablo” porque él “siempre hizo lo correcto a los ojos de Dios”. ¿Habrá algún razonamiento que le muestre a este líder de papel lo fracasado que es? No lo creo.  

  

Ah, y por cierto la historia anterior es completamente verídica.  

  

El hogar banco 

  

Los bancos, son instituciones donde se ofrecen servicios financieros. Uno de estos servicios es prestar dinero a cambio de una cantidad de dinero llamado; “interés” y, así son algunos hogares dirigidos por líderes de papel ya que parece que ahí, todo se hace por alguna clase de interés.  

  

Los miembros de los hogares banco siempre están esperando una recompensa de cualquier tipo por las cosas que hacen, incluso por aquellas cosas que son su obligación y por las que no se debería esperar ninguna recompensa.  

  

Pensemos en esto: siempre será triste para una persona descubrir que es utilizada, que siempre se espera obtener algo de ella así que, en estos hogares, por ejemplo, cualquier manifestación de amor nunca será bien recibida ya que se sabe que, detrás de ella, hay algo que se desea obtener.   

  

Identifica bien como es un hogar banco para que el tuyo no se convierta en uno de ellos y si aún te preguntas como se puede hacer esto, es simple, un hogar banco siempre parece próspero, parece que, les va bien en todo y. en cierto sentido es verdad, pero, su prosperidad solo es de las cosas que no los vuelven mejores personas.  

  

El amor genuino no espera nada a cambio. El amor fingido, lo quiere todo.  

  

El hogar materno 

  

En el país de Cuba, le llaman “hogar materno” a los lugares donde una madre da a luz y requiere quedarse por un tiempo más para superar alguna complicación en su alumbramiento o alguna condición anómala en su bebé. Es extender un medio de protección para la madre y el bebé que aún no están listos para enfrentarse al mundo.  

  

Las cosas en Cuba parecen representar bien a ciertos hogares dirigidos por líderes de papel. Existen hogares que educan a sus hijos todo el tiempo como si fueran unos “bebés” y en ese proceso les evitan preparase para las cosas que enfrentarán en el mundo. O sea, estamos hablando de hogares donde los hijos crecen sobreprotegidos y ahí, dentro de ese escudo protector crecen físicamente pero no emocionalmente.  

 

Al paso del tiempo, estos hijos se convierten en adultos y tendrán que enfrentar sus propias crisis, pero, como nunca se les enseñó a hacerlo, prefieren disfrutar de la comodidad que se les da en lugar de luchar por obtenerla y, cuando sus problemas destruyan sus matrimonios, la vida de sus hijos, o la relación con el resto de su familia eso, no les importará en lo más mínimo.  

  

Si ellos están bien, lo demás no importa. El mundo puede explotar.  

  

En los hogares maternos también suele pasar que, se usen los recursos generados por otras personas para resolver los problemas de quién no corresponde y es común que, los hijos se acaben toda la riqueza generada por sus padres o sus abuelos en cuestión de meses, ni siquiera de años.  

  

Los líderes de papel que conducen estos hogares no deben olvidar que, su labor de proteger a sus hijos en los primeros años de su vida se debe convertir en labor de preparar en los años de la juventud ya que, de no hacerlo, terminarán provocando la pérdida de todo aquello por lo que han trabajado tan arduamente.   

  

Vamos a finalizar analizando como son los entornos de trabajo secular o escolares donde se desenvuelven los líderes de papel.  

  

La mayoría silenciosa 

  

Cuando hay un gobierno totalitario, se dice que, entre la población que no está de acuerdo se forma una “mayoría silenciosa”, personas que públicamente no dicen nada sobre su gobierno al que no quieren, pero, que, de manera personal hacen crecer la inconformidad hasta el punto de llegar a levantar revoluciones enteras.  

  

En el aspecto social este asunto es heroico e incluso motivacional, pero, en el caso de los líderes de papel es por decir lo menos, vergonzoso.  

  

La mayoría silenciosa en este caso está constituida por los compañeros de trabajo o de escuela de los “cristianos” que no se cansan de hablar de la fe que tienen, pero, tiene un testimonio que es peor que el de un incrédulo.  

  

Nadie les dice nade de frente, pero, a sus espaldas todos hablan de ellos burlándose de su hipocresía y de la falsa santidad que presumen ya que, todos en su trabajo o escuelas conocen las cosas que hacen y que se supondría una persona cristiana no debería hacer.  

 

Alguna vez el apóstol Pablo dijo que el nombre de Cristo era blasfemado, pisoteado, convertido en motivo de burla y quiénes provocan esto son los generadores de “mayorías silenciosas” a su alrededor (Romanos 2.24).  

 

Si tú eres uno de ellos, ten cuidado, porque en cualquier momento puede estallar la revolución que hará que todos exhiban lo que realmente eres, pero hay algo más grave, la forma tan vil en que estas usando el nombre de Dios para aparentar lo que no eres y esa cuenta pendiente, es con Él, con quién te corresponde saldarla.  

  

¿Qué tanto es tantito?  

  

Esta pregunta en muchos países hace referencia a una frase popular donde una persona se justifica por hacer algo incorrecto bajo la premisa de que solo está haciendo “un poco”.  

  

Los líderes de papel de la mayoría silenciosa suelen esconder hasta el último momento su falsa santidad, pero, el líder de papel ¿Qué tanto es tantito?” no hace mucho por esconder su amor por las cosas del mundo por eso, vive feliz dándose sus “libertades”, sus “tantitos”. Si en el trabajo organizan una fiesta, sin problema toma un par de bebidas alcohólicas y baila un par de canciones mundanas moviéndose sensualmente con la compañera de trabajo que lo desea acompañar, pero eso sí, se retira “temprano” y no toma más porque le deja claro a sus amigos “que es cristiano” los que, por cierto, lo convierten en el motivo de sus burlas cuando él se retira de la fiesta.  

  

Este líder de papel no pensemos que solo toma un poco de alcohol en las fiestas del trabajo en los convivios de su escuela, también se roba cosas del trabajo que lleva a casa, comparte contenido sucio por internet y por cierto, trata de acercarse a sus compañeros del sexo opuesto para “bromear” con insinuaciones de doble sentido bajo las cuales esconde su lujuria pero eso sí, no dice tantas malas palabras “porque es cristiano”.  

  

La sentencia para los líderes de papel “¿Qué tanto es tantito?” viene en la forma de un “Ay” que proclama el profeta Isaías (Isaías 5.20), pero, este líder vive sin que eso le interese. Espero que, este párrafo haga que le interese, que se detenga para no terminar igual que un creyente del libro de Hechos de los apóstoles que vivía creyendo que podía darse ciertas libertades para pecar. ¿De quién hablamos? De Simón el mago (Hechos 8.4-25).  

  

El predicador incansable 

  

Este líder de papel donde trabaja, aprovecha cualquier oportunidad que tenga para hablarle de Dios a sus compañeros y como esta es su carta de presentación, quiénes conviven con él al verlo venir de inmediato huyen para no pasar por su cotidiana dosis de sermones que, suelen apuntar a cosas que incomodan porque este líder de papel no le importa mucho hablar del amor de Dios sino de señalar a sus compañeros de trabajo sus errores criticando casi todo lo que hacen lo que aumenta la molestias que genera a su alrededor.  

 

El concepto de “instar a tiempo y fuera de tiempo” (2 Timoteo 2.42) y el “Ay de mi si no predicare el evangelio” (1 Corintios 9.16) de la Biblia suelen ser las banderas de guerra de este líder de papel lo que sin lugar a duda es algo digno de admiración puesto que, el hacer discípulos a todas las naciones es un mandato universal para cualquier cristiano, algo que, debemos hacer con toda constancia.  

 

Pero, el problema con la mayoría de los líderes de papel “predicadores incansables” es que, suelen no dar buenos testimonios, o sea, a su alrededor todos se dan cuenta que, ellos son los primeros en no obedecer las cosas que exigen a los demás realizar o, hacen algo peor, las realizan a medias y eso no solo los convierte en motivo de burla sino también en que se dirijan blasfemias hacia Dios lo que es realmente grave.  

 

Pareciera que este tipo de líderes de papel no entiende que, cuando exigen santidad, de inmediato provocan que, la atención de todo su entorno se dirija hacia ellos por lo que lo primero que la gente buscará es que ellos sean hacedores de lo que enseñan lo que, pocas veces pasa 

   

Estos líderes de papel son la típica gente que se auto identifica como “cristiana” y que, tardan más tiempo en hablar de Dios que en alejar a las personas del cristianismo por sus acciones.  



Capítulo 2: El liderazgo de Cristo


Ya conocimos a los líderes de papel y nos ha quedado claro que, son un modelo de lo que nunca un cristiano debe ser en su iglesia, en su hogar, en su entorno de estudio o trabajo. Quedando esto claro, ahora, en este capítulo vamos a ver como debe ser nuestro liderazgo y para entenderlo vamos a analizar el liderazgo perfecto que por supuesto, es el liderazgo de Cristo. Su modelo de liderazgo debe ser nuestro modelo de imitación (1 Corintios 11.1).  

  

En este capítulo aprenderemos que, el liderazgo de Cristo tenía cinco cualidades las que seguramente no notaste que ya fueron mencionadas en la dedicatoria de este libro.  

  

Las cinco cualidades del liderazgo de Cristo que debemos imitar son: coherencia, visión, metas, personalidad y prioridades. Cada una de estas cualidades Cristo las mostró por medio de cuatro acciones dinámicas por lo que, el modelo de liderazgo que debemos vivir los cristianos está conformado por veinte acciones, veinte hábitos que lograrán que reflejemos las cinco cualidades de los líderes que no son de papel.  

  

Iniciemos el aprendizaje de nuestra forma de ejercer nuestra influencia en el mundo tal y como Dios desde el principio siempre lo ha deseado.  

  

  

COHERENCIA 

  

Se llama coherencia al hecho de dirigirse en una sola dirección. En el campo del liderazgo cristiano con esta palabra nos referimos a que un cristiano debe pensar, hablar y hacer la misma cosa. La coherencia se construye con las acciones que compartimos a continuación.  

  

¿Por qué no hacerlo el día anterior? (Honestidad) 

  

Jesús entró en Jerusalén y fue al templo.  

 Después de observarlo todo, como ya era tarde, salió para Betania con los doce

Marcos 11.11 Biblia Nueva Versión Internacional

  

Cristo y sus seguidores están en Jerusalén. Entran al templo. De pronto y sin previo aviso, Jesús comienza a echar fuera a los que vendían animales y a los que los compraban en los atrios de este santo lugar. Volcó las mesas de los que cambiaban las distintas monedas en circulación para convertirlas en moneda hebrea la única aceptada en las ofrendas y no consentía que nadie cruzase por el templo llevando utensilio alguno. Y enseñaba diciendo:   

 

¿No está escrito que mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones?   

  

Pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.  

Marcos 11.15-18 Biblia Reina Valera Actualizada  

  

El pasaje bíblico que hemos referido se conoce como: “la purificación del templo” y nos dará una enseñanza sobre la honestidad, pero, esta enseñanza, aunque sucedió durante la “purificación” inició en realidad, un día antes.  

    

Se cree que, la purificación del templo sucede un lunes así que vamos a analizar lo que sucede un día antes de esta, o sea, en lo que hoy modernamente sería un domingo por la tarde.

 

Este día, Cristo llega al interior del santuario del pueblo hebreo después de haber sido vitoreado por una multitud tan entusiasta como infiel que le acompaña hasta el interior del templo. Cristo algo ve, pero como la tarde estaba ya ahuyentando a los visitantes, prefiere retirarse para volver el día posterior en el cual, realiza la ya citada purificación que nos enseña que Dios aborrece que de la religión se haga un negocio; que en lugar de hacer más fácil el camino de los hombres para llegar a Él, este camino se use para provecho personal y hacer esto, es algo que siempre aborrecerá el Señor.  

  

La casa de su Padre tenía un propósito, y ese propósito se había olvidado. Ese era el justo reclamo de Cristo, pero, volvamos a lo que dice la Biblia en Mateo 11.11 donde se nos dice que Él observó  “algo”. Ese algo seguramente fueron los vendedores y cambistas que estaban terminando su jornada lo que implicaría que, si Él ejercía la purificación en ese momento, sería una lección que muy pocos observarían así que había que esperar el momento adecuado para que la lección de honestidad de Dios fuera escuchada por la mayor cantidad de gente.  

  

Este acto de purificación está completamente revestido de honestidad. Cristo dijo lo que tenía que decir ante las personas que debían escucharlo en el momento en que les impactaría más profundamente y, si deseamos no ser líderes de papel tenemos que aprender a ser honestos, a decir lo que debemos, a las personas que deben escucharlo, pero, lo más importante es que sea de la manera correcta, de la manera en que Dios lo haría porque, mucha gente cristiana que habla, dice las cosas ante quién no debe hablar con lo que la información se vuelve murmuración, luego otros dicen lo que deben decir a las personas correctas pero sin ninguna clase de amor cristiano lo que lo vuelve soberbia así que, los que aspiramos a ser verdaderos líderes a imagen de Cristo debemos practicar la honestidad.  

  

Sin importar lo que los demás piensen (Seguridad)  

 

Iban por el camino subiendo a Jerusalén; y Jesús iba delante, y ellos se asombraron, y le seguían con miedo. Entonces volviendo a tomar a los doce aparte, les comenzó a decir las cosas que le habían de acontecer.

Marcos 10.32 Biblia Reina Valera 1960

   

El asombro de los apóstoles está justificado. Las cosas se ven anormales alrededor de la persona de su Maestro. La mirada de Cristo es más profunda y severa. Los rasgos de su cara parecen labrados en piedra. Sus pasos son decididos sin que nadie los detenga o se atreva a hacerlo.  

 

Usualmente Cristo buscaba a la gente, se extasiaba en el contacto con su criatura, pasaba el tiempo rodeado de multitudes; muchos le escuchaban, muchos le seguían, muchos le miraban, pero ahora, parece que la soledad le queda bien.  

  

Este momento de profundo desconcierto en el corazón de los apóstoles es conocido por Cristo quién, intencionalmente se ha apartado de ellos para darles una lección. Desanda sus pasos y reunido con ellos a solas les hace saber que la muerte está cerca como cerca está la redención. Sus palabras no son entendidas y aún hoy, cuesta trabajo entenderlas.  

 

Sus palabras desencadenaron muchas emociones y reacciones, e incluso muchas muestras de afecto que le impelían a huir de la muerte y de la ciudad de la ingratitud, pero todo estaba decidido. El plan de la eternidad se centraba en Cristo y Él no sería el eslabón que rompería la cadena de la salvación. 

 

Seguridad, solo seguridad había en Cristo. Él tenía una certeza clara de lo que debía hacer y que nada debía desviarlo de ello, pero, es válida una pregunta: ¿sobre qué descansaba la seguridad del Mesías? ¿Cómo podía saber que tenía que subir a Jerusalén dejando Jericó? ¿Cuál era su seguridad de que debía enfrentar a la muerte? Todas las respuestas apuntan a que Cristo sabía cuál era la voluntad de su Padre y la obedecía sin cuestionamientos.  

 

Cristo podía dudar de muchas cosas y de muchas personas, pero, dudar de algo que su Padre decía, eso no podía atreverse ni siquiera a pensarlo por lo que, nos queda claro lo que también debe suceder con nosotros. 

  

Seguridad. El líder debe tener una plena certeza de que sigue lo correcto y por encima del asombro de quién sea, debe tratar de conseguirlo a cualquier precio, claro, para no cometer errores, lo que el líder debe saber, debe ser únicamente lo que Dios dice, y lo que Dios dice nunca estará en contra de lo que ya ha dicho, así que, cualquier cosa que sea certeza en su Palabra Escrita, tiene la garantía de ser lo correcto.  

  

Un amor a prueba de todo (Comprensión)  

  

Enderezándose Jesús; le dijo: Mujer, ¿dónde están ellos? ¿Ninguno te ha condenado?   

Y ella respondió: Ninguno Señor. Entonces Jesús le dijo: Yo tampoco te condeno.   

Vete; desde ahora, no peques más.  

Juan 8.10-11 LBDLA  

 

Los líderes de papel del día de hoy bien harían en leer varias veces este pasaje sobre todo los que dirigen congregaciones cristianas. ¿Por qué? Porque muchas veces, cuando en una de ellas un cristiano comete un pecado que se hace del dominio público, enarbolando la idea de la santidad, se exhibe públicamente al pecador “para que los demás teman” (1 Timoteo 5.20).  

 

Y esto se hace sin tener ni idea de lo que la Biblia dice sobre la disciplina en la iglesia y sobre cómo debe de ejercerse ya que, en la cita de la Biblia mencionada anteriormente que parece autorizar la represión pública el único caso en que lo autoriza es cuando un anciano de una iglesia no quiere dejar de pecar y nunca vemos que esto se haga en estas circunstancias en ninguna iglesia cristiana ¿o sí?  

  

Cristo tiene a sus pies a una mujer arrepentida. Los pasos se han acallado, la multitud tan enardecida como pecadora ha sido despojada de sus piedras, pero también de sus argumentos. Cristo conocía la respuesta que le asestaría un duro golpe a la hipocresía de la improvisada multitud, pero prefirió esperar.  

 

Mientas escribía en el suelo, escuchaba los llantos de la mujer que sonaban a agonía. El lecho marital mancillado no solo le había vaciado el alma a la mujer incomprendida, sino también le estaba llevando hasta las puertas de la muerte y ante esta, pocos se atreven a seguir siendo lo inútilmente valientes que pretenden ser. 

  

Ante la insistencia, Cristo levanta la vista, les exige que antes de juzgar se juzguen a ellos mismos y vuelva a escribir en tierra. No era necesario que se levantara. No se necesitaba que se pusiera en pie o que actuara violentamente. Cuando el amor perfecto se manifiesta, cualquier argumento de más es pérdida de tiempo.  

 

Las piedras de los furiosos moralistas resultaron ser suficientes para construir su vergüenza y se refugiaron en ella. 

 

La mujer no puede más, está arrepentida y, sobre todo, siente un fuerte ardor interior provocado por la vergüenza. En una sociedad en donde la mujer era considerada casi un objeto desechable, no podía esperar un buen futuro. Pero, de pronto, ella se dio cuenta de algo: Dios la comprendía. Y eso le abrió nuevas puertas. No volvería a pecar.  

 

La mujer se dio cuenta de que un hombre no puede llenar el vacío que crea la soledad. Unas caricias no logran nutrir al corazón tanto como el abrazo de Dios, y así, todo terminó. 

  

Comprensión. No se trata de tolerar a los hermanos para que pequen cada vez que se les antoje, tampoco se trata de que hagan de Dios su burla, porque nunca lo ha sido de nadie. Se trata de tener en primer lugar la actitud del Maestro.

 

Se trata de perdonar primero y resolver problemas después. La mujer sintió que Cristo la comprendía cuando hoy tristemente, muchas ovejas no sienten comprensión de sus líderes. No debemos olvidar que el que haga volver al hermano del error de su camino, cubrirá multitud de pecados (Santiago 5.20) y esas, bien sabemos que no son palabras humanas. 

  

Comprensión. Líderes de Dios, soldados del Señor en el hogar, iglesias, escuelas o trabajos, mostremos el corazón de Dios y aprendamos a perdonar. Abramos las puertas del amor para que las personas a nuestro alrededor sientan que Dios es un Dios que puede hacer que las cosas cambien. Claro, si el pecado llega una y otra vez, bien hay que entender que tal vez Dios quiere llegar al pecador en su rol de juez, porque el rol de Padre no está siendo comprendido, pero eso, solo le toca decidir cuándo hacerlo a él. 

  

Los resultados de la angustia (Sabiduría)  

 

Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la  

tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más

intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra. 

Lucas 24.41-44 RV1960  

 

Hay muchas maneras de enfrentar una crisis. 

 

Definitivamente, la salvación del alma humana se consumó en la cruz del Calvario, pero, se comenzó a definir doce horas antes de la crucifixión. Se logró dentro de un huerto en las primeras horas de la madrugada en el momento en que Cristo enfrentó a su más grande obstáculo: él mismo, su propia humanidad que le exigía tan solo un poco de seguridad y sentido común. 

 

La angustia acumulada de los pecados de todas las edades, la expectativa de conocer la ira de su padre la cual nunca en la eternidad había experimentado, la soledad que el compañerismo inestable de los suyos hacía más patente y la incertidumbre de los dolores físicos que seguirían, revientan los vasos capilares de Cristo y la angustia y la hipertensión desgarran la piel de su frente tanto como su alma se encontraba desgarrada. 

 

Hay muchas maneras de enfrentar una crisis. 

 

En estos momentos que el evangelio de Lucas describe, Cristo tenía muchas alternativas que podía seguir. Repasemos algunas de ellas. 

 

Podía huir a Betania, para reaparecer unos pocos días más tarde, cuando la agitación de la pascua terminara.

 

Podía huir a un lugar lejano con mayor tolerancia religiosa para desde ahí, lanzar su campaña contra el fanatismo religioso de los judíos ortodoxos, o también, podía presentarse ante las autoridades para buscar tolerancia con un: “lo siento”, para intentar desde la misma cúpula establecer su evangelio. Estas, son solo algunas de sus opciones y creo que tú, ya incluso estás pensando en otras posibles, pero Cristo, eligió una alternativa que a todas luces parece coherente pero que al final, le costó la vida.  

 

Cristo, enfrentó su crisis con sabiduría. 

 

Ante tantas alternativas, ante la confusión que sus pensamientos le provocaban, ante la incapacidad de medir las horas futuras, Cristo mejor prefirió hacer suya la opción de Dios.  

 

El “hágase tu voluntad” (Lucas 11.2) implica más cosas de las que podríamos suponer. Esta frase habla de una renunciación.  

 

Cristo hizo de lado su voluntad y asumió como propia la voluntad de su Padre. La lógica detrás de esto es simple: en momentos en que las cosas no son claras, ¿por qué no confiar en quién lo sabe todo? ¿Por qué no apropiarnos de su voluntad que Él mismo afirma que es agradable y perfecta? (Romanos 12.2).  

 

Si le preguntas a Cristo por la perfección y lo agradable de la voluntad del Padre mientras está agonizando en la cruz la respuesta puede ser un clamor desesperado ante un cielo silencioso, pero, cuando se lo preguntes viéndolo a los ojos en la eternidad, te dirá que está satisfecho (Isaías 53.11).  

 

El líder que aspire a ser coherente, a no ser un líder de papel tiene que ser sabio y la mejor medida del hombre sabio es que hace suya la voluntad de Dios. Claro, el implorar una voluntad perfecta no es garantía de que las cosas sean como nosotros queremos, pero, con toda seguridad, al final, el resultado será el mejor. El líder que busca la voluntad de Dios en los momentos en que el alma se calcina, está destinado a levantar una generación de líderes detrás de él, que logren desafiar su propio tiempo, pero, sobre todo, sus propias debilidades.  

  

Si quieres como líder cristiano imitar el modelo de liderazgo de Cristo sin importar donde te desenvuelvas recuerda que, debes ser coherente, lo que le dará a los que te siguen la clara idea de que eres confiable como guía, eres digno de que tus pasos sean seguidos y la coherencia se construye viviendo y mostrando en tu vida honestidad, seguridad, comprensión y sabiduría.  

  

A desarrollar estas tres virtudes del carácter de Cristo que debes reflejar en tu vida. 

 

No esperes más tiempo o perderás el liderazgo con el que debes honrar a Dios. 


  

VISIÓN  

 

Lo que deseamos decir al afirmar que, un líder cristiano debe tener visión es al hecho de que este líder sabe claramente hacia donde se está dirigiendo porque ese “hacia donde” es hacia donde Dios quiere así que, todo el tiempo estará desarrollando estrategias para lograr este objetivo. 

 

La visión de los líderes de papel cambia de acuerdo con las circunstancias; la visión de los líderes que siguen el modelo de liderazgo de Cristo no se modifica sean los tiempos buenos o malos. Con precisión y paciencia, la visión es aplicada no importa el tiempo que esto tome; pensemos que, cuando se desea agradar a un Dios que es eterno, el tiempo deja de ser importante. 


Desarrollar una visión que vaya acorde con la voluntad de Dios se puede lograr si se aplican las siguientes cuatro acciones. 

            

Cuando los tuyos no van a tu paso (Paciencia) 

 

Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina: Oíd, He aquí el sembrador salió a sembrar… Cuando estuvo solo, los que estaban cerca de él con los doce le preguntaron sobre la parábola…”

Marcos 4.1-10 RV1950

 

La parábola no fue tan clara, o al menos no para los apóstoles; así que, ahí están rodeando al Maestro para poder recibir un poco más de dirección para entender que cosas tenían que enseñarles un sembrador, una semilla, las aves y los pedregales.  

 

Todos ellos quieren aprender. Por lo menos, una vez en su vida habían pisado una sinagoga y sin duda, todos ellos habían recibido la educación religiosa básica sentados a los pies del rabino del pueblo, por lo que, la falta de comprensión que ellos tenían no tenía nada que ver con la falta de preparación o de conocimiento. Entonces, ¿Qué era?  

 

La mirada del Maestro es paciente, tremendamente paciente. Él mejor que nadie sabe de las carencias de sus oyentes y de sus ganas de aprender. Sus apóstoles tienen una genuina necesidad espiritual de saber tanto como genuina es su fe. 

  

La visión del amoroso Rabí está colocada en un futuro en que esos hombres desafiarían creencias, imperios, peligros de muerte y cualquier otra cosa para platicarle al mundo su historia. Esa tarea que el Maestro ve no será fácil. Ellos algún día dejarán de ser oyentes para a su vez, ser maestros también, pero por ahora, las milicias de Cristo están en los mpos de entrenamiento espirituales y las cosas tomaran cierto tiempo. En este punto la parte que resalta no son los débiles esfuerzos de los apóstoles por comprender las verdades espirituales escondidas en ejemplos sencillos, no, lo que realmente resalta es la gran paciencia de Cristo.  

 

Se reunía con ellos, los apartaba, les explicaba, volvía a los ejemplos una y otra vez; desglosaba los significados, explicaba las cosas con tanta claridad que no quedaba ninguna duda respecto a lo que quería decir. Los suyos debían recibir el mejor alimento espiritual posible, ya que solo de esa manera, podrían estar en posibilidad de ofrecerlo después.   Paciencia. Los apóstoles, muchas veces demostraron no ir a la velocidad de Cristo, pero eso, no desanimó al Maestro. Por el contrario, les daba lo que ellos más necesitaban: atención personalizada.   

 

La visión del líder que sigue el modelo de liderazgo de Cristo debe tener exactamente el mismo ingrediente. 

 

Entendiendo que los suyos están en un proceso, el líder debe desarrollar las estrategias que le permitan lograr las metas que Dios desea cumplir en quiénes dirige. Esto es lo más importante, que, sabiendo lo que algún día los suyos harán, el líder los dirija en esa dirección, pero teniendo la paciencia de trabajar con ellos mirando más que sus imperfecciones, las perfecciones que en ellos se pueden desarrollar. 

 

Los líderes de papel imponen sus criterios como guía de vida para los que les siguen y al final, sus proyectos fracasan. Los líderes a la imagen de Cristo cancelan sus puntos de vista y adoptan la voluntad de Dios como guía para ellos y sus seguidores y al final, su trabajo producirá fruto cual a ciento por uno (Mateo 13.23).  

 

Cuando las paredes no se sostienen (Confianza) 

 

Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.  

Cuando lo vieron, lo adoraron, aunque algunos dudaban.  

Marcos 28.16-17 RV1960 

 

Una edición de estudio de la Biblia RV1960 anota lo siguiente con respecto al versículo que hemos referido anteriormente: “otra posible traducción: pero dudaron”. Esto, le da otro sentido al pasaje. Vamos a analizarlo. 

 

Los apóstoles ven al Maestro que ha vuelto a la vida y con ello, demuestra unas credenciales que por cierto nadie en toda la historia ha presentado. Se acercan a Él. Le adoran. Reconocen quién es y lo que es, pero, en medio de ese clímax espiritual, interviene la duda y están ahí a sus pies, pero pensando que las cosas no son como realmente son.  

 

Podemos argumentar que sus emociones estaban tan alteradas que no podían comprender lo que estaba pasado, pero esto no está bien fundamentado. Simplemente eran incapaces de creer. Las últimas instrucciones para poder salir a conformar el cuerpo espiritual de Cristo

(la iglesia) están a punto de ser dadas y los apóstoles, prefieren enredarse con ellos mismos. Ellos serán la estructura que soportará los cimientos del porvenir, y no parecen constituir un material muy estable. 

 

Phillip Yancey en su libro: El Jesús que nunca conocí, bien habla de ellos como una “destartalada banda” de pescadores sobre los cuales, las verdades del reino se establecerían; y créanme que hay ocasiones así. Ocasiones en que el futuro del líder parece incierto, en que nadie mira las cosas como él las ve. Momentos en los que los futuros siervos parecen niños espirituales peleándose por arrebatarse un biberón. El líder en consecuencia debe aprender a tener confianza en lo que pasará después. Jesús la tuvo. 

 

Pero ¿sobre qué descansaba la certeza de Cristo? 

 

La certeza de Cristo no descansaba en lo que veía, sino en lo que sabía con certeza, que la voluntad de su Padre es perfecta. Por el contrario, sus apóstoles solo sabían cosas relacionadas con su voluntad humana y la voluntad de Dios la trataban como si pudiera ser ignorada. Por eso Cristo tenía certeza porque entendía que, de entre la “destartalada” banda de sus seguidores se levantarían hombres que retarían a la muerte y que al final, la buena semilla daría su fruto. 

 

Muchas veces, el ejemplo de Cristo no es imitado por los líderes en las iglesias quienes no hacen nada para conocer el carácter de sus propias ovejas y, en el trabajo o en la escuela, los cristianos solo viven para interactuar con sus “amigos” sin darse el tiempo para conocerlos y entender sus necesidades espirituales.  

 

Aquellos que han sido llamados a ser luz del mundo deberían aprender de vez en cuando a cerrar los ojos y lanzar a otros a las alturas, pero, confiando en quién le ordena a los vientos. Claro, si ha sido un líder de papel, entonces si tiene (y bastante) de que preocuparse. 

 

Las cosas que incomoda decir (Firmeza) 

 

Señor, ten compasión de ti mismo. ¡En ninguna manera esto te acontezca! Pero él volviéndose dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí Satanás! Me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres

Mateo 16.22-23 RV1960

 

Pedro sería importante. Sería la piedrecilla afirmada sobre la roca, sobre Cristo, sobre “la principal cabeza del ángulo” (1 Pedro 2.7). Pedro daría el primer sermón de importancia ganando tres mil almas en un solo día a cincuenta días de distancia de la muerte de Jesús. 

 

Pedro sería “columna” de la iglesia en Jerusalén como es declarado por Pablo (Gálatas 2.9); sería el siervo llamado a testificar que la salvación ganada por Cristo también incluía a los gentiles, abriendo con esto, mucho más que una idea, abriendo las propias mentes de los judíos que empezarían gracias a él, a concebirse como el vehículo de salvación que siempre deberían de haber sido. 

 

Por todo ello, Pedro bien merecería un poco de comprensión e incluso de trato favorable. Pedro merecería que nos hiciéramos “de la vista gorda” cuando cometiera algún error, pero al parecer, Cristo no pensó así, por el contrario, le llamó “Satanás” (adversario) (Mateo 16.23). ¿Por qué un apelativo tan grave? Observemos bien la escena: la visión de Cristo se estaba completando, y la hora de rendir cuentas por todos se acercaba. Se aproximaba el momento de dar el amor de Dios y Pedro, piensa que es mejor quedarse con este amor y no compartirlo. Por eso fue necesaria la firmeza.  

 

Líderes de Dios. Cuando el Señor dirige tu visión y miras hacia donde debes moverte, sabiendo con certeza el fruto que cosecharás, este pasaje debe advertirte que no siempre los tuyos te van a comprender, es más, incluso pueden ellos mismos intentar desviarte del proyecto espiritual que debes seguir. En estos casos, aplica el mismo principio: firmeza sin contemplaciones. Con la obra de Dios no se regatea, no se hacen ni negociaciones ni concesiones. 

 

Mantente firme en tus criterios, firme en tu visión, prosigue a la meta (Filipenses 3.14), pero, por favor, no defiendas algún punto de vista que no proceda de Dios ya que haciendo esto pondrás no solo en peligro tu vida espiritual, sino incluso tu propia iglesia, tu familia, tu testimonio o tu futuro. 

 

Si la vida te debe algo (Perdón) 

 

Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes. 

Lucas 23.33-34 RV1960  

 

Siete fueron las frases dichas por Cristo en la cruz, esto, es sabido por muchos, pero el orden en que estas siete palabras fueron dichas es ignorado por muchos también. La que mencionamos en la cita anterior, es, en orden, la primera de ellas. La frase del perdón. Y a este respecto considero que no tiene nada de casual que fuera así. El corazón del Hijo de Dios se presenta desde los primeros sufrimientos en la cruz, como un corazón que, por encima de todo, está siempre dispuesto a perdonar.  

 

Cuando pensamos en Cristo, y cuando pensamos en su disposición a perdonar, cuesta trabajo creer que haya tenido tanta nobleza después de vivir una vida en la tierra en la que siempre fue rechazado. En este sentido, existe un folleto evangelístico escrito por el hermano René Zapata que se llama: “Despreciado”. En este folleto se menciona con especial acierto como a lo largo de su vida, Cristo padeció múltiples rechazos de muchas clases de personas e incluso, si lo pensamos bien, varios de los que estamos juntos en la lectura de este libro le rechazamos muchas veces antes de abrirle nuestro corazón. 

 

Cristo fue despreciado a la hora de nacer, enviado a ser recibido en la tierra por el olor a orín y excremento de animales. Fue despreciado por sus hermanos en la carne quiénes no vieron en él a un Mesías. Fue despreciado por los gerasenos que al ver que había librado a un endemoniado, le pidieron que saliera de sus tierras. Despreciado por las autoridades civiles y religiosas, despreciado por sus amigos en el momento de su mayor angustia y en muchos otros episodios más. 

 

Coincidimos con el hermano Zapata. El mejor regalo de todos los tiempos fue despreciado. Cristo bien pudo coleccionar frustraciones por cada desprecio, pero Él prefirió perdonar. Resolvió que era mejor mantener el corazón libre de cargas para poder sentir plenamente; y quiénes no quieren ser líderes de papel deben de ser así. El líder que trasciende apuesta al amor, se exige mucho a sí mismo y no espera nada de los demás, porque sabe que todo lo recibirá de su Señor. 

 

Así que, hermanos líderes, cada vez que escuchemos la frase: “despreciado y desechado entre los hombres” (Isaías 53.3), piensa además de la muerte de Cristo, en el precio que tendrás que pagar por ser hijo de Dios. Sé valiente y medita si estás dispuesto a pagar este precio y si no lo estás, vuelve atrás; es mejor ser frío que tibio (Apocalipsis 12.6), ¿no es cierto? 

 

La figura del modelo del liderazgo de Cristo va tomando forma. Si deseamos realmente influir para bien en quiénes nos rodean debemos desarrollar coherencia y visión y, en el caso de la visión esta surgirá cuando vivas mostrando paciencia, confianza, firmeza y perdón. Ahora, vamos a ver la tercera cualidad que tuvo Cristo y que sus imitadores debemos buscar. 

 

 

METAS  

  

El líder cristiano que es capaz de transformarse a sí mismo y a los que le rodean, debe tener claramente en su mente cuál es su destino, hacia donde se dirige, a donde debe llegar en esta tierra. Debe tener metas. 

 

Pero, una meta, es mucho más que llegar a un destino. Una meta tiene que ver con condiciones que se alcanzan, tiene que ver con la forma en que terminaran las cosas. Las metas del líder trascendente deben, en suma, ser perfectas en el sentido que son capaces de lograr lo mejor no solo para el líder, sino para quién lo están siguiendo. 

 

A continuación, vamos a analizar cuáles son los valores espirituales manifestados en acciones que desarrollarán las metas en nosotros. 

 

Pensando en todos (Sueños) 

  

Más no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos… La gloria que me diste yo les he dado, para que sean uno, así como  

nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectos en unidad… Padre,  

aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo… 

Juan 17. 20; 22-24 RV1960  

 

Ya estábamos en la mente de Cristo. Cuando el sudor sangrante estaba llevándose sus fuerzas, dos de las cosas que le animaron a seguir adelante fuiste tú y fui yo. En el monte de los Olivos, Cristo perfiló su cuerpo espiritual (la iglesia) que esa noche era encomendado a su Padre, pero, ese proyecto no era sólo de Él, nos incluía a todos.  

 

No solo Él necesitaba fortaleza, también la necesitarían los suyos. No solo Él necesitaba sentir unión con su Padre, los suyos deberían sentirla también. 

 

El proyecto de Cristo no solo incluía servidores, incluía amigos, incluiría hermanos (Hebreos 2.11).  

  

Cristo claramente clamó por aquellos que siendo iguales entre sí estarían llamados a ganar más almas para la eternidad. Igualdad e inclusión. Estos dos elementos deben permear los sueños del líder que aspira a seguir y vivir el modelo de líder que fue Jesucristo. 

 

El líder cristiano no está persiguiendo una meta personal, está desarrollando una meta grupal. En el proceso, seguramente, Dios le permitirá alcanzar sus objetivos propios, pero eso no es lo esencial. Pensar así, logra desarrollar líderes que son realmente siervos, como debe ser. 

  

Si el Hijo de hombre vino a servir (Marcos 10.45) no debe esperarse menos de los suyos. Los líderes cristianos deben tener sueños, en donde incluyan a todos, en donde la realización de los sueños de todos sus hermanos esté incluida. El líder de Dios lucha por un espacio de cielo para todos. El líder debe ser un soñador que persiga metas y que incluso sueñe las metas de quiénes dirige en el hogar, el trabajo, la escuela y en la iglesia, pero no debe olvidar que, debe mantenerse soñando con los ojos abiertos. 

 

La esencia del amor de Dios (Misericordia) 

 

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.  

Juan 3.16 RV1960 

  

Quién ama da, si no, no ama.  

 

Eso parece gritarnos el versículo más famoso de la Biblia. Dios ama al hombre y eso lo lleva a dar y lo que es mejor, a darse a sí mismo. Eso es misericordia. El hombre puede o no merecer el amor de Dios, puede desearlo o no, puede trabajar o no para llevarlo a su interior. Sin importar lo que se haga, Dios da su amor de forma incondicional. Eso es lo que hace que muchas veces la gracia de Dios se desprecie. Es algo demasiado bueno para un mundo que gusta de las cosas demasiado malas. 

 

Que impresionante clase de misericordia tiene Cristo. 

¿Qué clase de misericordia debe tener el líder cristiano? 

 

Las personas a nuestro alrededor, las personas en las que influimos, las personas que seguirán nuestros pasos, desean ver en nosotros a su Señor. Esperan sentir el abrazo de la misericordia antes del hielo de la crítica. No sé si eso sea lo que les estamos dando.  

 

Creo que es bastante claro que, el pecado es algo que siempre existirá y que siempre tocará a las puertas del creyente, aún de los que parezcan más firmes. El pecado siempre estará atacando y conquistando voluntades y ante la abundancia del pecado, debe abundar la gracia del Señor (Romanos 5.20) a través del líder. En muchos casos, no es nada correcto exhibir a las personas en aras de una santidad mal entendida. Muchas ocasiones, a favor de no lastimar a las noventa y nueve ovejas de un redil (Mateo 18.10-14), los líderes abandonan a la perdida después de haberla golpeado con el látigo duro de la insensibilidad. 

 

Algo debe quedar claro. No estoy a favor de los líderes sin carácter ni pusilánimes que son movidos por las ovejas como marionetas de intereses personales. No se trata de eso.  

 

Se trata de hacer del amor y la misericordia la carta de presentación de Dios ante el pecador. Si este persiste en pecar, la denuncia de la disciplina es cierto que corresponde al líder y a la iglesia, pero solo el Señor la puede ejecutar.   

  

No puede haber juicio entre personas que son iguales. 

 

La importancia de dar fruto (Justicia) 

 

No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos…  

Así que, por sus frutos los conoceréis  

Mateo 7.18, 20 RV1960 

  

Quién aspira a un futuro mejor, a un legado rentable para quienes vienen detrás de él, debe lograr que quién mira sus espaldas, tenga bien desarrollada la mentalidad de dar fruto para Dios, de ser productivos espiritualmente hablando. La importancia de no olvidar esto, toma fuerza a la luz de las siguientes palabras del Señor Jesús:

  

“Id y haced discípulos” (Mateo 28.19) fueron unas de las últimas palabras de Cristo en la tierra. Sus apóstoles después de esta encomienda se dirigieron a Jerusalén donde conformaron un temeroso grupo de gente orando que esperaban el momento en que Jesús cumpliera la promesa de enviar al Espíritu Santo en su lugar (Hechos 1.8) lo que sucedió en el día de Pentecostés y ahí, la historia comenzó, historia que, por cierto, ha superado cualquier barrera para darse a conocer ya que, incluso quiénes estamos leyendo este libro, somos producto de ese primer esfuerzo evangelístico. 

 

Imaginen ahora que el temor hubiese ganado en el corazón de los apóstoles y que, mejor hubieran tomado la decisión de formar una sociedad secreta para el “conocimiento del Maestro” y buscaran las sombras de la clandestinidad para poder seguir creyendo. ¿Dónde estaría la iglesia en este momento? ¿Dónde estaría la iglesia si no se hubiera tomado la decisión de empezar a dar fruto? La moraleja de la historia es obvia, sin evidencia de fruto, se puede concluir que los árboles están muertos. La iglesia de Cristo estaría muerta.  

  

La fe es la base, pero esta es confirmada por las obras. No puede ser de otra manera. 

 

Líderes del Señor, ¿cómo creen que las siguientes generaciones lograrán alcanzar mejores metas que nosotros? ¿Dándoles el mejor sermón de la historia? ¿Haciendo que organicen conciertos para miles de personas donde se le aplauda al Señor? ¿Formando grupos musicales de jóvenes que buscan más un estrellato que un ministerio? No, definitivamente no. Todo se logrará solo si se enseña y se trabaja para que la iglesia en donde servimos aprenda y practique el estar dando fruto permanentemente. No matemos por anticipado el futuro de nuestras congregaciones. Sin almas nuevas, las iglesias más tarde o más temprano cierran sus puertas. 

 

Cuando nos volvamos a ver (Esperanza) 

  

Y después de irme y de prepararles un lugar, vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar en donde yo voy a estar   

Juan 14.3 RV1960 

  

La Real Academia Española de la lengua define “esperanza” como: “Estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos”. Es por ello por lo que la esperanza dicta el refrán: “es lo último que muere”.  

    

La esperanza vence al desaliento porque logra que saquemos paciencia de en medio de la desesperación y vaya si la esperanza es necesaria en los momentos en que las cosas ponen a prueba lo que creemos o estamos dispuestos a creer. 

 

Este tipo de situaciones, forman parte casi cotidiana de aquel que desea ser un líder para el Señor en cualquier área.  

 

Los problemas económicos, la incomprensión de los hermanos, la falta de compromiso por la obra de Dios, la crítica destructiva, las reacciones carnales y muchas otras cosas más, pueden hacer de la vida del líder un camino desgastante. Así lo entendieron y lo vivieron los primeros líderes de Dios quiénes entre otras cosas recibieron el reclamo de entregar su propia vida. Lo mejor para el líder es, saber que, así como debemos tener claro que el camino es difícil, debemos tener claro que esto es algo que Dios sabía que pasaría desde el principio y es algo en lo que Él desea ayudarnos. ¿Cómo puede el Señor hacer esto? Dándonos esperanza.  

 

No solo los líderes, todos los creyentes en Cristo deberíamos tener bien claro que no podremos vencer para el Señor si no albergamos esperanza. Somos peregrinos, nos espera una patria celestial; aquí, solo sembramos para cosechar en la eternidad. Los tiempos difíciles se superan teniendo en la mente los tiempos que vendrán. Un líder no podrá cumplir su misión si olvida la recompensa y si no tiene claro en su mente que las verdaderas riquezas de Dios se sirven en las bodas del Cordero (Apocalipsis 19.9-10) y no en los púlpitos o en las ofrendas. 

 

Pensar en esto, en la esperanza, es lo único que nos permite explicar por qué Dios tantas veces repite la idea de que Él viene, de lo que Él traerá o de lo que nos está esperando.  Pensemos en estas frases de la Biblia: “Ciertamente vengo en breve” (Apocalipsis 22.20)

“Estaré con vosotros todos los días” (Mateo 28.20), “He aquí que viene con las nubes” (Apocalipsis 1.9), “¿Dónde está oh muerte tu aguijón?” (1 Corintios 15.55), “Sorbida es la muerte en victoria” (1 Corintios 15.54) y muchas otras más. 

 

Ahora, piensa si estas frases fueron dichas para despertar la emoción de alguien, si fueron dichas para llevarnos por laberintos proféticos o si fueron dichas solo para alentar a alguien. No cabe duda, Dios, es el Dios de la esperanza. 

 

Espero que, hasta el momento, tengamos claro que, la imitación del modelo de Cristo implica la manifestación de tres cosas: coherencia, visión y metas y que cada una de estas tres cosas se desarrolla para cada caso en la práctica de cuatro valores que no son otra cosa más que acciones santificadas de nuestra parte y que, aunque son fáciles de entender, son difíciles de practicar porque se oponen a nuestra naturaleza carnal que, se resiste a obedecer a Dios (Romanos 8.7) así que, nuestra carne siempre intentará movernos para que no pongamos por obra ninguno de estos valores. No se lo permitas. 

 

Ahora, vamos a ver la cuarta cosa que tenía el liderazgo de Cristo y sus valores relacionados. 





PERSONALIDAD  

 

Pensemos ahora en la personalidad del líder, en la conducta que es observada de él, en las cartas credenciales con las que se presenta a la gente.

 

Con esto, nos estamos refiriendo no solo a las cosas que habla sino a las cosas que hace y que demuestran que es lo que hay en su interior. Por lo cuatro próximos puntos, debes tener en tu mente la siguiente pregunta: ¿Cómo debe ser mi conducta como líder de Dios al haber sido tocado en mi corazón por el líder de líderes? 

 

Cuando la violencia no logra nada (Mansedumbre) 

  

Pero uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano sacó su espada e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja. Entonces Jesús le dijo: vuelve la espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán 

Mateo 26.52-53 RV1960  

  

La angustia de improvisto se transformó en ira y esta, se convirtió en una violenta acción que mutiló a uno de los guardas del templo. La ira, ciertamente estaba justificada. Querían quitarle la vida a su Maestro, lo querían atrapar, lo querían lastimar. A todas luces esto era desde el principio una gran injusticia. Si lo que se deseaba era un juicio justo, ¿por qué los sacerdotes no habían informado del arresto a los romanos ante quién tenían que rendir cuentas? Quién debía apresar a Jesús debían ser algunos legionarios, no guardas del templo que solamente se dedicaban a preservar el orden dentro del recinto sagrado.  

 

Lo que estaba pasando era injusto y eso podía justificar la ira. 

 

Por otra parte, él lo había visto. Vio la ira santa del Cristo lanzando con furia y fuerza a los que querían algún dinero usando para lucrar el nombre de su Padre, por lo que, actuar así, con violencia sin pensar en las consecuencias, puede estar explicado ante algo como lo que está sucediendo, pero, a pesar de que el discípulo tenía argumentos, su Maestro fue claro: ni una sola espada. 

 

Y tan equivocada fue la reacción, que el miembro mutilado fue restaurado por el poder del mismo Dios. Es posible que entonces el discípulo lo haya entendido y ahora, nosotros debemos entenderlo junto con él. El líder que trasciende y transforma, el líder de valor no es alguien que tenga carácter para enfrentar las cosas que otros no enfrentarían, no, el líder de valor, más que distinguirse por su fuerza, se distingue por su mansedumbre. Es más importante y difícil saber controlarse que dar rienda suelta a las emociones. Eso debía entender el discípulo. En ese momento, esa era la voluntad de Dios y no debía hacerse nada, puesto que nada en el Universo la hubiese podido detener.   

 

El discípulo entonces podría aprender a asimilar las cosas que no podría cambiar lo que le ayudaría a poder tener dominio sobre sí mismo. 

 

Es el propósito de lograr lo anterior lo que quiso enseñar Dios en la Biblia con frases como las siguientes: “tardo para airarse” (Santiago 5.19),  “no se ponga el sol sobre vuestro enojo” (Efesios 4.26), “busquen la paz para con todos” (Hebreos 12.4) y muchas otras más, las cuales resaltan que, nuestro carácter debe estar dominado, amansado (raíz de la palabra mansedumbre), para poder saber cuándo hablar, cuando callarse, cuando intervenir, cuando orar y sobre todo cuando simplemente esperar.  

 

Vaya clase de reto espera a los líderes que no desean ser líderes de papel, el reto de tener dominio sobre sí mismos. 

  

Estoy dispuesto a perdonarte (Tolerancia) 

 

Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me quieres?  

Pedro se entristeció de que le dijera por tercera vez: “¿Me quieres?”, y le respondió:  

Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.  

Juan 21.17-18 RVC 

  

El amor por Jesús era la cuestión fundamental. Pedro ya había llorado amargamente. Se había humillado ante el desagradable sabor de la negación y un poco de consuelo sentía ya, volviendo a lo de antes, a su oficio de pescador, pensando que la historia de Cristo había muerto con Él, pero aún restos quedaban, aún faltaba algo que, en realidad, lo iniciaría todo:  un nuevo encuentro con su Maestro. 

 

Van caminando silenciosamente. El otro discípulo a la distancia curiosea los rostros para determinar que hará El Eterno con el finito, el Señor con su siervo, pero, la charla, parece demasiado sencilla para todo lo que encierra. Tan solo son tres preguntas que parecen iguales, pero no lo son, con tres respuestas que parecen iguales, y lo son.  

  

Pedro ¿me amas?, fueron las dos primeras preguntas. Pedro, ¿me quieres?, fue la tercera pregunta.  El “me amas” aludiendo a un amor en que se entrega la voluntad, el “me quieres” aludiendo a un amor más emocional y las tres veces Pedro fue sincero: “te quiero” que fue un algo así como: “yo te quiero Jesús pero mi voluntad no está comprometida contigo”. 

 

Ahora, no pierdan ni un detalle de lo que hizo el Señor. Ante la incierta respuesta del pescador, ante la evidencia de su falta de compromiso, Cristo le lanza una seria advertencia para después decirle: sígueme. Y ahí está el discípulo restaurado. Ya está el camino preparado para el Pentecostés donde un pescador temeroso se convertirá en el ardiente evangelista que convertirá a tres mil personas. Pedro, no parecía merecer la confianza del Señor, sin embargo, no lo defraudó. ¿Cómo pudo saber esto Cristo?

 

Pedro argumentaba: “tú lo sabes todo” lo que significa que Pedro apelaba más a lo que el Señor pudiera saber que a su propia convicción. En palabras simples: “Señor, no comprendo, no entiendo, pero quiero, enséñame a creer para pasar del querer al amar”. Y Dios lo hizo. 

 

Por lo visto, Dios también sabe tolerar. Pedro necesitaba un poco de tolerancia, un abrazo, una palabra de aliento; ya había entendido donde estaba su problema, pero no sabía cómo solucionarlo. Eso fue lo que miró Jesús, solo le hacía falta el cariño de Dios que le dijera: 

“todo está bien, sigue adelante, ya estás listo, y, sobre todo, te he perdonado”. 

 

Líderes del cielo en la tierra, ¿Cuántos corazones has dejado maltrechos a un lado del camino porque creíste que había llegado el momento de la severidad? ¿A cuántas personas tu intolerancia los lanzó a las manos del diablo con más heridas de las que tenían cuando llegaron a ti? Miremos con ojos de misericordia y con la firmeza de la santidad de Dios, seamos capaces de entender cuando ha llegado el momento de tolerar y cuando de juzgar.    

La diferencia entre tolerar y juzgar puede hacer volver a un hermano del error de su camino (Santiago 5.20) y cubrir multitud de pecados o, que el camino errado se vuelva más amplio y sobre todo más seguro para el cristiano lastimado; tan seguro que puede ser que nunca salga de él. 

  

Un amor al pie de la cruz (Compromiso) 

  

Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndolo. Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.  

Mateo 27.55-56 RV1960 

  

Estaban comprometidas con Él y Él, se comprometió con ellas.  

  

Nadie como Cristo intentó restituir el verdadero rol que la mujer debía de tener dentro de la sociedad hebrea. Nadie como Él fue imparcial al juzgarlas y tan sensible ante sus necesidades. La personalidad perfecta del Señor sabía comprometerse. Imaginemos la clase de sensaciones que producía en las mujeres de su tiempo el ver a un rabí (maestro) totalmente dispuesto a tratarlas como personas cuando todos veían en ellas solo máquinas de trabajo, de complacencia sexual o de procreación de hijos. 

 

¿Qué logró con esto el Señor? 

 

Miremos la respuesta en el espejo de la mujer samaritana.  

 

“Yo te puedo dar el agua viva” (Juan 4.10) le dijo el Maestro a esta dolorida mujer y ella bebió, y lo hizo tan intensamente que las seis heridas emocionales del mismo número de fracasos en su vida amorosa sanaron por completo, al instante. El agua viva cumplió su cometido y la sonrisa de la mujer era una muestra de la forma como sonreía su alma.  

 

Miremos juntos el cambio. La mujer que antes se escondía detrás del ardiente sol del medio día (Juan 4.6) para huir de las críticas, se convierte ahora en una valiente evangelista que va a su ciudad, a Sicar, a decirles a todos que el Mesías está entre ellos y por lo visto, ya no le importó en lo más mínimo que la vieran las personas de quiénes antes huía. 

 

Ya nada importaba más. Su transformación derivó en un compromiso que le llevó a hacer su propia obra, su propia nueva obra. 

 

Los líderes cristianos que desean imitar el liderazgo de Cristo en cualquier lado tienen una obra que realizar y el Señor desea que la realicen con celeridad. Los líderes de papel desean esperar tranquilos la mayor cantidad de tiempo posible. Los tiempos están por cumplirse, su regreso está cerca y para cumplir esta obra, los cristianos si, necesitamos preparación, pero algo más también.  

 

Si, necesitamos cultos emocionantes y experiencias espirituales, pero también algo más. Y ese algo más, es simple de entender, pero difícil de hallar: tener a alguien comprometido cerca. Aprendamos de la samaritana. Si estamos comprometidos, tarde o temprano lograremos mirar a los tímidos convertidos en ardientes defensores de la fe.  La carga que no lo es tanto (Triunfo) 

 

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo.  

 Juan 16.33 RV1960 

  

La perfecta personalidad de Cristo era triunfadora. Cuando la mayoría estaba estacionada en la tierra, Él estaba en el cielo. Era capaz de mirar más allá de las circunstancias, de poder medir con toda exactitud hacia donde se dirigían las cosas y, sobre todo, como terminarían. 

 

En el pasaje que nos ocupa, se muestra un poco de claridad en la mente de los discípulos “ahora entendemos…” (Juan 16.30) le habían dicho y por eso “creemos que has salido de Dios…” (Juan 16.30). Después de meses escuchando sus enseñanzas y mirando a Dios en acción comienzan a entender. Esto, mereció una respuesta simple de Cristo. Mientras ellos estaban llegando al presente, la mente de Cristo estaba en el futuro. Mientras los suyos comenzaban a observar los pliegues de la revelación y el carácter de Dios, su Dios está pensando en persecuciones, muertes, angustia y decepción. Mientras ellos querían un: “Yo Soy”, para Cristo es más importante un: “voy a estar con ustedes”, un “Yo he vencido al mundo”. En consecuencia, si están en mí, podrán lograr lo mismo. 

 

La personalidad del líder cristiano debe ser de triunfo. No hay lugar para mediocridades con Dios. Debemos impulsar a los nuestros a una transformación interior de tal nivel que puedan percibir tan claramente como nosotros lo hacemos, la visión de Dios y el futuro que les aguarda. Si lo analizamos bien, esto no es otra cosa más que una inyección de confianza que puede lograr darnos la llave bíblica para vencer al mundo: la fe (1 Juan 5.4).  

  

Ya casi la espectacular pintura del modelo de liderazgo de Cristo está completa. Ante nosotros se ha desplegado un modelo de liderazgo que es eficaz, eficiente y trascendente. Ante nuestros ojos han desfilado los valores de Cristo, las acciones que manifestaban la perfección de su carácter, las acciones que, apuntan a valores que si un líder humano los pone en práctica harán que su liderazgo transforme y que nunca llegue a ser conocido como un líder de papel.  

  

Finalicemos el análisis del modelo del liderazgo de Cristo viendo la última de sus cualidades. 

 

 

PRIORIDADES  

  

Al hablar de prioridades hablamos de algo que es más profundo de lo que entendemos al inicio. Tómate tu tiempo, analiza lo que significa, reflexiona en lo que implica.  

 

Hablar de prioridades se refiere a tener las ideas claras con respecto a que cosas son primarias y que secundarias y establecer prioridades puede parecer fácil; asigno a lo más importante el primer lugar y a lo menos importante el segundo lugar pero, eso, el determinar qué es lo que más importa al depender de nuestra naturaleza emocional pecadora nos deja en riesgo – lo que pasa la mayoría de las veces – de asignar las prioridades equivocadas lo que termina pasando con casi la totalidad de los seres humanos por lo que, aprendamos juntos cuales son las cuatro acciones con las que podemos desarrollar el sentido correcto de como establecer prioridades en nuestras vidas.

 

La personalidad que debe triunfar (Humildad) 

  

Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga»

 Mateo 11.29-30 RV1960

 

La sociedad del tiempo de Cristo era una sociedad contradictoria.  

 

Prevalecía el nacionalismo a ultranza que no era capaz de resistir al imperio romano al que se vivía temiendo. Además, se seguía religiosamente la ley de Moisés que interiormente nadie obedecía, pero observarla por lo menos generaba una idea de unidad sante la evidencia de que eran esclavos, si, de un imperio tolerante, pero esclavos al fin. 

 

Buen caldo de cultivo para que se gestara la rebeldía y el desencanto lo que fácilmente explica por qué más que esperar un Mesías, hacía que el pueblo judío esperara a un guerrillero y libertador. Es por ello por lo que, como bien se sabe, al tiempo de Cristo ya habían aparecido más de una docena de místicos religiosos invitando a la sedición. Todos terminaron aniquilados. No es nada complicado pensar que, por ellos, muchos hicieron a un lado el mensaje de Cristo. 

 

Imaginen que a esta sociedad alguien llega y les dice: “soporten lo que sea” (Mateo 5.44), “si las autoridades les piden impuestos, deben pagarlos” (Mateo 22.15-22), “amen a sus enemigos” (Mateo 5.44). ¿Cómo respondería el ánimo popular a las enseñanzas de Cristo? ¿Cómo responder a un llamado a ser humildes cuando eres humillado diariamente por una nación invasora? 

 

Y, sin embargo, ese mensaje aparentemente inútil terminó conquistando a mucha de esa sociedad contradictoria y, este debe ser también el llamado que cualquier líder que no desea ser un líder de papel debe estar haciendo con sus palabras, pero más con sus acciones, un llamado que exige como máxima prioridad ser humildes, estar dispuesto a ser menos que nadie, a dejar todo bajo el gobierno de Dios. 

 

Esto, precisamente es lo que tristemente mantiene a la iglesia de Dios llena de creyentes que han nacido de nuevo, pero se resisten a crecer. No resisten el miedo a la pérdida, no quieren ser menos que los demás, no quieren ser los últimos de la lista, no quieren ser imitadores de Cristo, pero, los líderes que lo logran, que logran ser humildes terminan siendo líderes auténticos. De esa clase de gente, cada vez queda menos en la tierra. 

  

Renunciando a uno mismo (Sujeción) 

 

Venga tu Reino.  

Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.  Mateo 6.10 RV1960 

 

Hágase tu voluntad.   

  

Esta frase de la oración conocida como el “Padre nuestro”, encierra más connotaciones de las que parece mostrar a simple vista. El llamado a hacer la voluntad de Dios bien puede estarnos enseñando que, en nuestras plegarias, se debe invocar el cumplimiento de la voluntad de Dios de una manera completa lo que deja a Dios, la libre ejecución de su respuesta en el momento que quiera, de la forma que quiera. 

 

Pero, en realidad, este deseo proviene de una idea más profunda, de algo que siempre ha sido difícil, el renunciar a lo que somos.

 

 

Pedir la voluntad de Dios, es renunciar a la propia, es tomar la de Él y guiarse sin dudar ni un solo segundo por la forma en que esta voluntad lo indique. Es, adquirir la mente de Cristo, es transformarse a su imagen y esta característica si la analizamos bien, la veremos en todos los conocidos como: “campeones de la fe” (Hebreos 11.17-40) de las Escrituras: Rahab, Rut, Gedeón, Moisés, David, etc., los cuales llegaron a un punto en el que dejaron de ser ellos mismos para empezar a ser como Dios quería. 

 

Prioridad importante. Ser como él. El líder de líderes solo vivió para hacer lo que su Padre quería y, entendiendo esta frase literalmente nos hace ver que las metas de la tierra no son nada diferentes de las metas que hay en el cielo

 

Un solo motivo de adoración (Dependencia) 

  

Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí y yo en él, este lleva mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer.  

Juan 15.5 RV1960 

  

“No pueden ustedes hacer nada”, así traduce la Biblia NVI la frase: “separados de mí nada podéis hacer” del versículo anterior y esto es completamente cierto. Separados de Cristo no podemos hacer nada. El “no poder” habla de no tener la capacidad espiritual para algo, ya que esto depende de la presencia de Dios en nosotros. No quiere decir estar o permanecer inmóviles sin poder ni siquiera tomar una decisión pequeña, no, Juan 15.5 habla de que no podemos hacer cosas que den un buen resultado. 

 

Piensa en primera persona. Durante un tiempo (mientras más largo mejor), duda de Dios y de su capacidad de dar dirección a tu vida. Empieza a pensar que no se preocupa de ti y que no le interesan tus problemas. Piensa que mientras tú te haces pedazos orando, el cielo se queda en silencio. Deja de orar, no leas la Biblia. Con tantos manuscritos y traducciones, lo más seguro es que la Biblia no sea confiable, que sea solamente una colección de libros tan alterados como antiguos. 

 

Deja de congregarte. Mira a tu alrededor, las personas dentro de los templos muchas veces se portan peor que los que están afuera. Mira a los pastores, cometen errores, no pueden llevarse bien con sus esposas, ¿Cómo van entonces a llevarse bien contigo? Critica, censura y aléjate. Pero, antes de que lo hagas, lee bien las líneas que siguen a continuación. 

 

Luzbel lo hizo, creyó que no necesitaba a Dios para ser como Dios y logro tener y de hecho, tiene poder, pero ahora es Satanás, una negación de sí mismo y una soledad eterna. Eva lo hizo. ¿Para qué tomar en cuenta a Dios si el fruto era tan apetecible? Y si, tuvo satisfacción, pero también condenó a una raza a todos los sufrimientos que nunca había conocido, los cuales, definitivamente; no valen lo que Eva pensó.  

 

Sansón lo hizo, cancelo la voz de Dios para escuchar solo a sus pasiones y por supuesto que fue divertido, es más tuvo fama, pero terminó su vida como un bufón deshonrado. Judas lo hizo y durante un tiempo tuvo poder, pero al final, no le alcanzó la riqueza para pagar el precio que le requería su conciencia y pensó que con su vida podría pagar tal precio. Se equivocó. 

 

Nunca un líder de Dios podrá seguir las pisadas del Maestro si no entiende que es prioritario, depender totalmente de Dios, con una fe que le pueda llevar a ser capaz de dejarlo todo, menos a su Señor. Si amaramos a Dios solo un poco más de lo que hacemos con otras cosas o personas llegaríamos a los pies del Maestro sin ninguna interrupción. Tú, ¿llegas? 

 

Yo mismo Soy (Trascendencia) 

  

Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy. Palpad y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo.  

Lucas 24.39 RV1995  

 

Culminación de prioridades.  Todas las metas se conjuntan es esta sola palabra: trascendencia.  


Trascender. Estar por encima de nuestro espacio y tiempo. Ser más que nuestros propios límites. Seguir impactando aun cuando ya no nos movemos entre los hombres. Hablamos de ser como los huesos del profeta que devuelven la vida aun cuando no hay más vida en ellos (2 Reyes 13.21).  

 

La importancia de la trascendencia de Cristo como líder, bien pudo empezar a impactar, cuando sus palabras empezaron a apagarse en el aposento alto: “Yo mismo Soy”. Cristo toma el nombre de Jehová y se lo adjudica. Lo hace suyo. ¿Cómo negarle ese derecho a quién está de pie ahí, triunfante sobre la misma muerte?  ¿Cómo decirle que no se cree en alguien que está mostrando un cuerpo glorificado? 

 

Trascendencia. Cristo lo logró. Su figura ha impactado a todo el mundo sin excepción. La imagen y las palabras de Cristo han acompañado el desarrollo de todas las culturas. Lo logró, y el líder cristiano debe lograrlo también. Debe llegar al punto en que, consumada su obra, esté seguro de que sus seguidores sean diáconos, congregantes, hijos o amigos han asimilado lo suficiente para llegar a ser continuadores no de su obra, sino de la obra de Dios. Pero, que sea claro para nosotros que, la trascendencia no es para los más grandes, sino para quienes saben ser humildes. 

 

Hemos concluido el análisis del liderazgo de Cristo, lo que hicimos analizando las cosas que hizo por lo que, es obvio que, el llamado para todos los que hemos llegado hasta este punto de la lectura es que ya debemos tener en nuestra mente la lista de cosas que debemos hacer.

 

 

Debemos tener ya claros los hábitos que debemos cambiar y cuales desarrollar para poder impactar con nuestra vida, todos los ámbitos que Dios desea que cambiemos en su nombre. No olvidemos que somos embajadores del reino de Dios (2 Corintios 5.20) así que, en la tierra estamos en su representación para que, por medio de nuestro liderazgo, otros le lleguen a conocer. 

 

En el siguiente capítulo vamos a ver a líderes de la Biblia aplicando el liderazgo que recibieron de parte de Dios lo que nos servirá para que, lo que hasta el momento ha sido una extraordinaria teoría lo reforcemos con una igual de extraordinaria práctica que nos permitirá entender cómo debemos vivir lo que debemos transmitir a los que nos rodean pero, no te muevas a ese capítulo sin primero, disfrutar de las siguientes dos conclusiones que espero te motiven a anhelar ser un mejor líder de Dios. 

 




CONCLUSIONES  

  

¿Perfecto o perfectible?  

  

Una de las cosas que el líder cristiano debe saber para no ser un líder de papel, es que, debe ser como Cristo. Esto, nos ha quedado claro porque lo mencionamos al analizar el liderazgo de Cristo, pero, el seguir las pisadas del Maestro (1 Pedro 2.21) muchos lo descartan bajo el argumento de que esto no es posible porque Cristo es perfecto lo que nosotros nunca podemos llegar a ser, pero, hay algo en este argumento que carece de sentido. 

 

Primero, debe quedarnos claro que, Cristo, aunque divino y humano por igual, estuvo en la posibilidad moral de decidir en los días de su carne ya que, de otra manera, no hubiese podido como dice la Escritura ser “tentado en todo” sin que eso, le llevara a pecar en ningún sentido (Hebreos 4.15).  

  

Lo anterior nos debe dejar claro que, la santidad de Cristo no fue una cuestión de “estar programado” para no pecar, sino una elección. Él eligió hacerse obediente hasta la muerte (Filipenses 2.8). Voluntariamente eligió que su criterio estuviera sometido al criterio de Dios. Esto debe darnos la idea clara de que, los líderes que buscan seguir el modelo de liderazgo de Cristo no son perfectos ni están libres de errores, pero si deben estar voluntariamente sometidos a la voluntad de su Padre, siempre en disposición de ser como su Señor. Esto quiere decir ser perfectibles; o sea, vivir en proceso permanente de perfeccionamiento, el cual será completo cuando la redención del alma incluya la redención del cuerpo (1 Corintios 15.42-55).  

 

Pero, debe quedar claro que, la santidad para el líder que desea impactar a los suyos debe ser una búsqueda que derive en una transformación que vaya desde su interior hasta su exterior.

 

Este pensamiento nos llevará a ser líderes que estén mejorando y que no estén encadenados a la infancia espiritual que es lo que suele suceder con frecuencia ya que es común ver líderes cristianos reaccionando como niños molestos porque les quitaron su dulce, perdón, su autoridad o su ministerio. Vamos a hacernos un favor del más grande nivel a nosotros mismos. Leamos Romanos 12.1-3 y no avancemos hasta haberlo entendido en toda su dimensión. 

 

El maestro de Kung Fu 

  

La palabra “kung fu” es una palabra que proviene de la expresión china que quiere decir: “muy bien”. La palabra nace cuando, los instructores de esta disciplina de combate personal deseaban felicitar a sus estudiantes diciéndoles: “muy bien” (kung fu) lo que fue dándole forma al nombre con que se conoce actualmente a este arte marcial. 

 

Siendo un practicante de esta disciplina me fue referida la siguiente anécdota. 

 

Una ocasión, un grupo de estudiantes se acercaron con un reconocido maestro de kung fu llamado Gandi y le preguntaron: - maestro Gandi, ¿Cómo podemos llegar a ser los mejores luchadores de kung fu de toda la historia? - La respuesta del maestro fue la siguiente:  “practiquen kung fu 8 horas al día durante 5 años sin interrupción y después déjenlo de practicar porque el kung fu serán ustedes”. 

 

La esencia de las palabras de Gandi es el mensaje final en este capítulo. Nuestro perfeccionamiento es una práctica permanente. Debemos vivir la santidad con tal entrega que, la volvamos una parte integral de nuestra vida. Haciendo esto, la armadura de Dios de Efesios capítulo 6 se vuelve indestructible en nosotros y el diablo huye despavorido porque se le resiste sin problema (Santiago 4.7).  

 

La santidad es el resultado de una consagración permanente y no de un momento de emoción en un concierto de música cristiana o en un sermón que te sacaron un par de lágrimas. Es mucho más que eso. 

 

Lo anterior nos muestra con claridad que, más que líderes capacitados, en el pueblo de Dios necesitamos, lideres consagrados. 


 

                     

Capítulo 3: 

Liderazgo en acción  

  

Llego la práctica. 

 

Veamos como entendieron los líderes de la Biblia su rol en la sociedad de su tiempo y como vivieron los principios que recibieron directamente de Dios, pero, no veamos este capítulo como una colección de historias interesantes, veámoslo como una colección de formas en las que podemos aplicar los principios del liderazgo de Cristo que vimos en el capítulo anterior. 

 

Cada ejemplo de vida que estás por leer te mostrará como debes vivir el liderazgo que Dios te ha entregado en el ámbito que en el que vives y toma en cuenta algo. A pesar de que han pasado literalmente miles de años desde que estas historias sucedieron, seguimos hablando de ellas y siguen impactando vidas así que imagina lo que pasará con tus acciones si estás van de acuerdo con el modelo del liderazgo de Cristo. 

 

Veamos como actuaron aquellos que no aceptaron vivir siendo líderes de papel.  

 

Una experiencia de comunión (la ofrenda que costó una vida)  

  

Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda  Génesis 4.4 RV1960  

  

Abel indiscutiblemente fue líder.  

  

Su historia, que se entrelaza con la vida de su hermano Caín es de las más conocidas dentro y fuera del mundo cristiano. Este par de hermanos hijos del primer matrimonio de la Biblia resultaron ser polos opuestos de la imagen del liderazgo. Abel, según la Escritura ofreció más excelente sacrificio (Hebreos 11.4) que su hermano Caín de quién dice la Palabra de Dios que sus obras eran malas (1ª. Juan 3.12).  

 

Ambos recibieron la misma educación y tuvieron la misma información a la mano para decidir, pero decidieron diferente. Abel – tal y como lo reflexiono en mi libro: ¿Se puede ser joven y cristiano? -, junto con su ofrenda en su primitivo altar, quemó su corazón mientras que Caín, no fue capaz de quemar un poco de humillación ante Dios. 

 

Para Abel, la comunión con Dios era voluntaria mientras que, para Caín, era obligada. Los resultados son evidentes. La comunión íntima con Dios enriquece, dignifica y prospera en todos los sentidos, mientras que, la falta de consagración carcome, destruye por dentro y aniquila la razón. Solamente así se puede explicar por qué la envidia de Caín le haya convertido en un asesino. 

 

Los líderes de papel no son como Abel. No les interesa la comunión con Dios. Les interesa el púlpito y el reflector, sobre todo, si esto va acompañado de unos cientos de personas y dinero, mucho dinero

 

Quiénes viven así, han dejado de lado la verdadera comunión con Dios. Bonitos por fuera, horrendos por dentro ¿Recuerdan la iglesia del radio de nicho? o mejor aún, ¿recuerdan los sepulcros blanqueados del mensaje de Cristo? (Mateo 23.27).  

 

Los líderes perfectibles, necesitan a Dios. Dependen de Él para sobrevivir en todos los planos. Le buscan, se dan a Él, no por lo que Dios pueda darles sino por lo que Dios es y por lo que ha hecho en sus vidas. Estos líderes buscan un tiempo a solas, una oración en el auto o un clamor en silencio mientras viajan en autobús.  

 

Los líderes que son de Dios realizan una lectura de la Biblia constante y persisten en reclamar su derecho de hijos ante Dios para que este, les indique con claridad lo que deben hacer. Estos líderes, firmemente buscan la comunión con Dios, aunque esto, vaya en contra de quiénes están a su alrededor. Estos líderes están dispuestos a arriesgarlo todo con tal de no estar separados de Dios. 

 

La comunión íntima de Jehová es con los que le temen…  

Salmo 25.14  

 

Quién vive bajo el modelo de liderazgo de Cristo practica una comunión con Dios que nada ni nadie puede quebrantar. 

 

Renunciando al materialismo (El siervo que compró su condenación)  

  

Los líderes de papel además de carecer de una profunda comunión con Dios como vimos en el apartado anterior, suelen ser terriblemente materialistas y en el marco de la vida de Eliseo profeta de Dios del Antiguo Testamento de la Biblia en el conocido como “Reino del Norte” o Reino de Israel se tejió una historia que nos enseñará a identificar como vive un líder que entiende su rol en el mundo como embajador en nombre de Cristo (2 Corintios 5.20). 

  

Eliseo encabezó uno de los más grandes avivamientos en la historia del “Reino del Norte”, Era directo en sus mensajes y no se tomaba el tiempo para tener algo de tacto cuando tenía la seguridad de que Dios deseaba comunicar algo por medio de él. 

 

Por ello, no debe extrañarnos que fuera muy precisa su indicación al sirio Naamán para que este se curara de la lepra que padecía: “ve y sumérgete siete veces en el río” (2 Reyes 5.10). Solo eso. No hay más. El sirio desconfió del remedio y apeló a la hermosura de los ríos de su tierra (2 Reyes 5.12), y, para colmo, a una “persona de su importancia” Eliseo ni siquiera le había dado la cara, solo le envió un mensaje. ¿Cómo se atrevía a tratarlo asó? 

 

A regañadientes, Naamán acepta las condiciones y recibe la salud (2 Reyes 5.14) y como es de esperarse, intenta recompensar materialmente a quién cree su sanador, pero Eliseo lo que hizo fue una misericordia, no un negocio o un favor, por lo que rechaza la recompensa que se le ofrece, pero, su aprendiz Giezi mira en esto la oportunidad de enriquecerse.   

  

A Eliseo le interesa la prosperidad (algo que no es precisamente material) mientras que, a su siervo, lo único que le interesa es el dinero. A escondidas, Giezi reclama la recompensa y junto con ella, recibe la lepra que había azotado a Naamán (2 Reyes 5.27). 

 

Los líderes de papel buscan la riqueza. Los líderes perfectibles la prosperidad.  

  

Prosperidad es tener lo que se necesita para hacer lo que Dios quiere que hagamos. Puede esto incluir dinero o no, eso depende de Dios, pero si no es así, de cualquier manera, el líder hace su trabajo. Sus tesoros están en el cielo, no en la tierra (Mateo 6.19-20). Los líderes perfectibles se cierran a la ambición de poseer cosas para abrirse a la posibilidad de poseer el cielo.  

 

Oremos por esta clase de líderes porque no es fácil hacer esto cuando somos seres finitos viviendo en un mundo donde la mayoría de las personas parecen enloquecidas por poseer más bienes materiales a cada momento.  

 

Los líderes que imitan a su Señor tienen bien grabada la ley de reciprocidad divina: Debo dar para poder recibir (Hechos 20.35). Los líderes de Dios dan todo el tiempo, y todo el tiempo Dios permite que no les falte nada. Los líderes de papel por su lado piden boletos en primera clase en avión y un auditorio garantizado de varios cientos de personas para poder “servir” y, por cierto, también hoteles de cinco estrellas y el envío del pago de los viáticos por adelantado esto, sin contar lo que se les debe entregar como “ofrenda” o mejor dicho, como pago porque ya se convirtieron en asalariados.  

  

Los líderes de papel no quieren hacer caso de la exhortación que la Biblia les hace a este respecto, es más, la ignoran descaradamente: No codiciosos de ganancias deshonestas (1 Timoteo 3.3) 

 

Aprendamos que, el líder que renuncia a tener, lo acaba poseyendo todo. 

 

Los líderes que viven siguiendo el modelo de Dios para el liderazgo, se resisten a convertirse en líderes de papel porque se resisten a amar a las riquezas más que a Dios (Mateo 6.24).  

 

Caminos inundados (Cuando la continuidad se pierde)  

  

Los planes a largo plazo fracasan si los queremos aplicar a corto plazo. Pueden ser planes que llegan a ser exitosos, productivos, pero, al final fracasan porque no cumplen el objetivo primordial. Algo así suele pasar con el liderazgo. Sobre esto nos enseñará el rey Ezequías quién fue un líder fuera de serie, pero se equivocó en solamente una cosa, solo una.  

 

La historia de la familia del rey Ezequías, podemos de manera directa leerla en 2ª. Crónicas capítulos 28 al 33 además de tener una referencia complementaria en Isaías capítulos 36 al 39 y, para poder extraer de él las lecciones que nos convienen, vamos a centrarnos primero en su padre.  

 

El padre de Ezequías fue el rey Acaz, el cual gobernó durante 16 años, pero, su reinado fue algo realmente pésimo. Como rey de una sociedad donde los valores de la religión interactúan en todas las demás esferas, no entendió el papel que debía seguir como ejemplo moral y, por el contrario, se dio a la tarea de desafiar todas las leyes de Dios, incendiando todo su imperio en un fuego de idolatría que consumió la moral de la nación hebrea. 

 

Todas las cosas cuestionables se volvieron tolerables bajo el mando del rey Acaz, y la moral falsa de este rey permitía suponer que, en su trono sentaría a uno de sus hijos que sería igual de impío que él. 

  

Cuantas personas no abran volteado a mirar de reojo al pequeño Ezequías heredero del trono de Acaz mientras le compadecían por su suerte, pero esta suerte, fue todo menos lo que cualquiera pudiera haber esperado. 

 

A su debido tiempo, Ezequías se levanta como rey y se convierte en la antítesis de su padre. Destruye altares idolátricos, corta de tajo con cualquier práctica de ocultismo y sobre todo, hace respetar la casa de Dios. 

 

Contra toda lógica humana, Ezequías se convierte en el impulsor de la santidad que Dios requería de parte de su pueblo, siendo él, el primer ejemplo por delante de todo esto. La luz de la consagración que irradiaba Ezequías iluminó las tinieblas de la depravación de Israel a tal grado que, ningún otro rey en el periodo posterior a Salomón pudo igualársele en transparencia, santidad y entrega. Tan solo estas tres credenciales, eran por si solas, suficientes para imaginar que, el hijo de Ezequías seguiría su obra de arrepentimiento que le devolviera a Israel su tiempo de gloria pasada.

 

Con cuanta alegría, algunos ojos voltearon a mirar al hijo de Ezequías: Manasés, corriendo por los pasillos del templo pensando en los buenos tiempos que le tocarían vivir. Pero no fue así.  

 

Cuando Manasés se erige como rey, se vuelve contra los principios de su padre. En muy poco tiempo, tira a la basura las bases para la restauración total de su nación y se convierte en un monarca pagano, solventando y tolerando desde el trono, altares e imágenes que muestran un repudio abierto a Dios y a su ley que, en última instancia, servía para desarrollar el carácter de Dios en su pueblo, pero, al parecer, ser imitador de Dios es algo que Manasés nunca consideró para sí mismo. 

 

¿Cómo puede alguien perverso levantar a alguien consagrado? ¿Cómo puede alguien consagrado levantar a alguien perverso? ¿Dónde estuvo la falla? ¿Fueron acaso las niñeras? Bien pudo ser así. Bien pudo pasar que, las mujeres que cuidaban a los príncipes en su primera infancia se preocuparon de formar en ellos valores o antivalores (según el caso) que terminaron regulando los principios morales del corazón de los príncipes. O tal vez, sus maestros particulares de la ley pudieron transmitir correcta o incorrectamente el mensaje de esta. No lo sabremos nunca. 

 

La única parte cierta es que, en nuestra historia del fracaso, una nación fue al éxito para terminar con un fracaso total. Podemos decir que, en el caso de Ezequías, él influyó en todos, menos en quién debía hacerlo en primer lugar. Lo mismo hacen los líderes de papel, mientras que, los líderes bíblicos, se preocupan porque lo mejor de sí mismos quede en quien lo va a valorar y lo convertirá en hechos que terminen siendo de bendición para la mayor cantidad de personas.  

 

Para cerrar perfectamente con el ciclo de la vida de un líder perfectible, sus palabras y acciones deben estar impactando a las personas correctas. Cristo murió no solo por los de su tiempo presente. Todos estábamos en su mente cuando llegó al Calvario. Hagamos lo mismo. 

 

El líder cristiano que sigue el modelo de Cristo para el liderazgo no se olvida de hacer que su mensaje que es el mensaje de Dios llegue perfectamente a las personas que continuarán transmitiéndolo una vez que él haya sido llamado para recibir sus recompensas. 

 

 

Creciendo en medio de las crisis (Las diferencias no deben terminar mal)  

  

El apóstol Pablo fue un líder extraordinario. Nadie en el mundo cristiano lo duda. 

 

Pero, además de esto, vivió unas circunstancias excepcionales. Una de ellas fue que siempre estuvo rodeado de los mejores líderes de su tiempo. Y miren que tener juntas grandes mentes para trabajar en armonía suele producir algunas chispas, pero, con Pablo y Bernabé, estas chispas se convirtieron en un verdadero incendio. 

 

Relata la Biblia en Hechos 15.36-41 que, Pablo y Bernabé están a punto de empezar su segundo viaje misionero y se aprestan a preparar el equipo humano para tal fin. Ahí comenzó el incendio; cuando Pablo se dio cuenta que Bernabé está llevando a su sobrino Marcos en la caravana lo que provoca una reacción de rechazo de parte de Pablo. Su argumento se basa en el hecho de que Marcos (o Juan Marcos) en el viaje anterior, los había dejado, por lo que, el rechazo de Pablo parece justificado. Por su parte, Bernabé piensa que su sobrino merece otra oportunidad y está dispuesto a dársela. Esta diferencia de opiniones confrontó los intereses de estos dos siervos a tal grado que prefirieron separarse.   

 

Ahora, pensemos en dos cosas. La primera: una cosa es separase y otra dividirse. La segunda: pensemos en Marcos mientras va viajando en barco o en una caravana. ¿Qué pensaría? ¿Se sentiría avergonzado de tener el rechazo del apóstol Pablo? En un rato y sin que su tío Bernabé se diera cuenta, ¿lo miraría con gratitud por la confianza que depositó en él a costa de perder el contacto con quién era tal vez, su mejor amigo? Como estas, podemos hacernos muchas preguntas, pero todas, se contestan muchos años más tarde, cuando el apóstol Pablo está a las puertas de la muerte y Bernabé probablemente ante la presencia de Señor.  

  

En estos años finales donde lo importante cobra fuerza y lo trivial desaparece, Pablo le llama a Marcos “útil” (2 Timoteo 4.11) o sea, al final, Marcos llegó a la meta, logró el objetivo, sirvió al Señor, pero no solo eso, recuperó la confianza de uno de sus mentores.  

  

Esto que pasó con Marcos nos da la pauta para afirmar que, los dos evangelistas tuvieron razón. Marcos necesitaba realmente considerar con detenimiento que, lo que había hecho en el primer viaje misionero, no había sido algo insignificante: había fallado a un compromiso y había fallado a dos siervos del Señor, pero, por otro lado, su necesidad de arrepentimiento era tan sincera y su falta de capacidad tan evidente, que requería la ayuda amorosa de una mano conocida para levantarse.  

 

Pablo y Bernabé miraron la misma situación desde ángulos diferentes, pero que, al final se complementaban. Entendieron que esta diferencia de puntos de vista se debía desarrollar por separado. Es por eso por lo que se apartaron, no se dividieron. Esta capacidad debe tener el liderazgo que aspire a no ser de papel.  

 

Los líderes de Dios deben entender que cada miembro de su familia, cada diácono, cada congregante o cada conocido, requieren su propio espacio de desarrollo espiritual. Los líderes deben ser una ayuda para que la voluntad de Dios en ellos se manifieste, no se imponga.  

 

Los líderes de Dios deben estar dispuestos a separarse de la gente que aman y estiman para que la obra de Dios fructifique para todos. Pablo, Bernabé y Marcos, no hubiesen llegado a ser lo que fueron, si no hubiera sido por ese episodio de separación. 

 

Por su parte, los líderes de papel dividen, destruyen, gobiernan sus entornos. Son pequeños dictadores carentes de capacidad y visión para conjuntar un equipo de trabajo y lograr que este se desarrolle hacia la excelencia. 

 

Finalmente, si has imaginado a Pablo y Bernabé discutiendo, moviendo las manos airadamente o exigiendo explicaciones en el muelle con un barco anclado esperando; si los imaginan exhortándose con dureza, llamándose “inmaduro” o “falto de entendimiento”; yo no. El liderazgo en acción tocado por Dios me hace imaginarlos en una mesa, sonriendo ambos y abrazando a Juan Marcos, para animarlo y decirle “todo está bien”, “es mejor así”, “crece y fortalece tu corazón porque tal vez Dios desea prepararte para una obra más grandiosa”. 

  

Y realmente fue así.  

  

Los lideres que se apegan al modelo de Cristo para el liderazgo, enseñan el camino, pero, dejan que sea Dios quién desarrolle a las personas en ese mismo camino que, al final de cuentas le pertenece solamente a Dios. 

 

No es cuestión de edad (La responsabilidad del líder)  

  

Las acciones de este apartado nos llevan a Timoteo, líder desafiante de su tiempo. 

  

La historia de la iglesia del primer siglo, hasta donde es relatada en la Biblia, ofrece extraordinarios pasajes de fe y consagración de muchas personas que decidieron hacer de las enseñanzas del Maestro su norma de vida. Muchos de esos pasajes tuvieron que ver o se sucedieron en el marco de las imponentes ciudades legendarias de su tiempo. Hablando de esto, de ciudades, mucho se suele invocar la ciudad de Corinto, el corazón comercial de una buena parte de euro Asia, a donde Pablo dirigió dos cartas que se conocen y se supone que algunas más que se han perdido. Corinto representaba un lugar de amplio crecimiento del cristianismo en donde el Espíritu de Dios había sido generoso en cuanto a derramar bendiciones, pero, como siempre se hace referencia, en Corinto faltaba amor. 

 

Sin embargo, al igual que Corinto, Éfeso era una ciudad que presentaba retos realmente extraordinarios para el cristianismo. Si Corinto era un corazón comercial donde fluían las ideas seculares contra el cristianismo, Éfeso era un corazón religioso en donde fluían todas las ideas filosóficas contra el pueblo de Dios. En esta ciudad, es bien sabido, estaba el templo de Diana, diosa de los Efesios que era considerada prácticamente como la madre de todo y todos.  

 

Alrededor de esta diosa, se levantaban enormes negocios de venta de todo tipo de amuletos que, incluso provocaron un enorme problema cuando Pablo se decide a evangelizar esa ciudad (Hechos 19). Además, por si esto fuera poco, existía un comercio sexual de prostitución ritual que ofrecía sus servicios en nombre de prácticas “a favor de la adoración a la diosa”. Ahí, en este ámbito se debía predicar a Cristo. 

 

Sabemos, además, que el trabajo misionero de Pablo no se limitaba a visitar lugares predicando, sino que, llegaba a un sitio, se pasaba algún tiempo significativo en este, capacitaba líderes naturales de cada región, fundaba una congregación, establecía a sus ancianos de entre los líderes naturales y pasaba a un nuevo espacio.  

 

Obviamente, en Éfeso pasó lo mismo; así que, ante los retos que la ciudad representaba, Pablo debió seleccionar cuidadosamente a quién se encargaría del trabajo allí. Al paso del tiempo, el equipo misionero de Pablo había desarrollado grandes líderes que después de la predicación del apóstol se encargaban del trabajo de capacitación, fundación de iglesias y encomienda de estas. ¿Quién estaría destinado a Éfeso? ¿Un celoso guardián de los principios de las enseñanzas apostólicas? ¿Un experimentado hombre de edad que estuviera preparado a cualquier reto que le plantearía la idolátrica gente de esta ciudad? 

 

La respuesta al “quién estaría”, la encontramos en 1ª. Timoteo 1.3: Timoteo. El joven líder de escasos años (se piensa que muy probablemente apenas rebasaba los 20 a 23) hijo de padre griego y madre judía. Timoteo, heredero de una fe sin fingimiento, fue enviado al corazón del paganismo y la inmoralidad de su tiempo. ¿Resistiría? ¿Las tentaciones sexuales lo acabarían perturbando? ¿Tendría la madurez para resistir el entorno? ¿Estaba preparado? ¿Cómo lo lograría? 

 

Podemos decir que, al menos, el apóstol Pablo si estaba seguro de que Timoteo podría con la carga, pero ¿cómo que haría Timoteo para iniciar una búsqueda de hombres idóneos para después capacitarlos? La perspectiva era difícil y complicada ya que antes de todo, debía convencer a hombres mayores que él en edad que su intención y deseos eran sinceros.  

 

De todas las cosas que Timoteo hubiese requerido para su labor, existe una que antes y hoy nos sostiene para realizar labores de liderazgo.  

 

Sin importar el tipo de medio hostil donde nos movamos, sin importar latitudes o culturas, lo mismo que dio a Timoteo la fuerza de convencer nos puede dar a nosotros la fuerza de transformar: el testimonio. 

 

Ninguno tenga en poco tu juventud, sino se ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza

 1ª. Timoteo 4.12

 

Los líderes de papel se ocupan de todo menos de su reputación. No les preocupa darse todas las libertades posibles para poder hacer lo que quieran con sus decisiones y su vida. No les importa que sus hechos son más importantes que sus palabras. El “puestos los ojos en Jesús” de Hebreos 12.2 los lleva a tolerar cualquier hábito pecaminoso en ellos o en los que están cerca de ellos porque “debemos mirar a Cristo, no a ellos”. La consecuencia siempre será que el nombre de Cristo sea blasfemado por su culpa (Romanos 2.24).  La obra de Dios es de Dios, siempre será hecha y está por encima de estos líderes de papel, pero, estos, provocan mucho daño donde solo deberá existir prosperidad. 

 

Diseñemos y llevemos a cabo acciones que nos hagan ser ejemplo a los demás, que nos conviertan en un parámetro para una sociedad que necesita referentes que puedan transformarle ya que simplemente adornar sin transformar la época que vivimos solo hace que sea más difícil llevar almas al conocimiento de Cristo. 

    

Un llamado a ser arquitecto (Buscando el bien común)  

  

Si queremos ver liderazgo en acción, busquémoslo en los apóstoles de Cristo.  

  

Seguramente pensaremos en Pedro, en Jacobo o en Juan, o tal vez, queriendo trabajar los contrastes, pensaríamos en la miseria (no pobreza) moral de Judas Iscariote o en el desconocido apóstol Matías que vino a sustituir al mencionado Judas, pero cuando hablamos de cómo entender el liderazgo aplicado a las acciones que benefician a otros, sin dudar pensemos en Felipe.  

 

A Felipe - quién fue llamado por Cristo para ser su apóstol – (ver Marcos 3.13-19), lo vemos en la cita bíblica de Juan 12.22 haciendo algo que suponemos hizo en muchas otras ocasiones: estaba llevando a alguien a Jesús.   

  

A todos, Felipe los desea a los pies de Cristo. Toma la iniciativa, no pretende poner obstáculos, solo quiere que otros sepan que el Mesías deambula por la tierra. No le interesa buscar ser sucesor del Maestro, solo quiere hablar a otros de su Maestro, por eso a él lo buscaban para llegar a Cristo

 

Imaginen la escena de la gente ansiosa por escuchar directamente la voz de quién les daría la libertad interior. Imaginen a hombres y mujeres buscando en los rostros de los apóstoles la posibilidad de acercarse al Señor para sentir el refresco de tan solo una de sus palabras. Imaginen ahora el rechazo de casi todos los apóstoles a estas peticiones y solicitudes de audiencia. Finalmente, imaginen a alguien que se acerca a los corazones entristecidos para decirles: “vayan con Felipe, el los llevará”. Y junto con esto, imaginen a Cristo sonriendo al ver con gozo como uno de los suyos fácilmente encontró su lugar en el plan de las edades. 

 

Felipe sabía cuál era su posición en el plan de Cristo y, se enfocó totalmente en cumplir con esta posición de la mejor manera posible. 

 

Los líderes de papel no encuentran su lugar en el plan de las edades, y, la mayoría de las veces esto es así porque no lo tienen. Saltan de un ministerio a otro, creyéndose infalibles en todo siendo al final, simplemente, inservibles. El líder perfectible, el líder de Dios, busca desde el principio el saber en qué lugar lo quiere el Señor, y una vez que lo encuentra, desesperadamente empeña su vida para lograr hacer lo que debe. 

 

Es por ello por lo que, resulta lamentable, que existan congregaciones, familias o entornos escolares o de trabajo donde valoremos a los líderes solo por lo que públicamente pudieran hacer. Queremos que todos los pastores sean extraordinarios predicadores, que reúnan masas e impacten con su oratoria, pero, Dios puede no querer lo mismo.  

 

Él tiene un plan personal para cada uno, y podemos perder nuestro tiempo no llevándolo a cabo, mientras que, por el contrario, ese mismo tiempo lo puede estar aprovechando silenciosamente quién con certeza sabe lo que debe hacer y sabe que, por ejemplo, su sitio no es detrás de un micrófono sino, detrás de una Biblia ganado almas para el Señor o de rodillas orando por la obra de otros. 

 

Los arquitectos de Dios también son obreros; no solo diseñan su plan de trabajo, lo llevan a cabo.  

  

Debemos saber que cualquier acción de liderazgo, debe ser encaminada a desarrollar nuestra vida espiritual como Dios quiera, pero, tomando en cuenta que la inercia de nuestro crecimiento debe bendecir a otros.  

 

La meta de Felipe nunca fue ser el mejor evangelista. Su meta era más sencilla: hablar del Señor y al final, en el proceso, consiguió las dos.  

  

Un encargo apelando al amor (Haciendo propios los problemas de otros)  

  

Como parte de la trama de la película Seven (1995), dos policías se encuentran dialogando sobre sus visiones de la vida en un bar de la ciudad de Nueva York.  

  

La visión del policía joven e impulsivo es fresca, de cambio, de tener en sus manos la posibilidad de conseguir un mundo mejor, mientras que, la visión del policía viejo es pesimista y de cierto desencanto. De la visión de este último, me gustaría tomar una idea que provoca algo que puede impedir que los líderes perfectibles lo sean: la apatía. 

 

“Vivimos en una sociedad apática. Es mejor entregarse a la destrucción en las manos de algún vicio que hacer el largo recorrido hacia la desintoxicación” - decía el policía viejo -, y esto es cierto. En la actualidad, es mejor destruir una familia por medio del divorcio que iniciar el largo proceso para recuperarla.

 

 

Es mejor decir “borrón y cuenta nueva” que empezar de cero para verdaderamente volver a hacer que los demás crean en nosotros. 

 

Lo contrario a la apatía que es pensar en uno mismo, es la empatía, pensar en los demás antes que pensar nosotros; y miren que si alguien fue empático, fue el apóstol Pablo y así se mostró al escribir una de sus cartas que tal vez fue la más personal de todas y aún hoy me pregunto, si no fue una de las que más trabajo le costó escribir porque, no tuvo que escribirla desde el pedestal del teólogo o del rabino, o desde la perspectiva del fariseo; la escribió desde un corazón humano que quería que otros creyeran tanto como él creía. 

 

Nos referimos a la carta de Pablo a Filemón. 

 

Deducimos del saludo, que Pablo sentía un especial afecto por Filemón (Filemón 1.1) y por las personas que estaban a su lado; a alguna de ellas le llama: “amada” a otro le llama:  “compañero de milicia” (Filemón 1.2) y esto, avalado por la aceptación de Timoteo quién era uno de los firmantes de la misiva. 

 

Vemos en esta carta a Pablo apelando, recomendando, dedicando como pocas veces lo hizo con tal de lograr que, Filemón, recibiera a Onésimo. 

  

¿Qué le hizo Onésimo a Filemón? No podemos saberlo, pero fue algo tan fuerte, que requirió una súplica apostólica.  

 

Sin olvidar el pasado, Pablo sitúa a Filemón en el presente y le habla de Onésimo como de alguien que ya conoció al Señor quién parece haberle genuinamente cambiado. Un anciano apóstol Pablo mira a Onésimo con la misericordia con que un abuelo mira a sus nietos y le encarga a Filemón que lo vuelva a recibir, y cuando ya todo argumento se agotó, Pablo se echa la mochila de Onésimo a su espalda y le dice a Filemón: “… yo lo pagaré…” (Filemón 1.19) rematando con un recordatorio a Filemón: él también era deudor de Pablo.  

  

¡Qué palabras!

 

Un líder que tomó como propias las cargas del ofensor y el ofendido. No solo Pablo llevó la carga del corazón de Onésimo sino también la descarga del corazón de Filemón. Es bien lógico pensar que Pablo, estando ya preso y siendo un hombre anciano, difícilmente podría recompensar a Filemón por su misericordia. Si la deuda era económica, ya no habría fondos para pagar el adeudo o tal vez, lo que ya no había era tiempo.  

 

En torno a esto, podríamos hacer muchas especulaciones, pero lo único cierto es que Onésimo nunca olvidaría el gesto de Pablo y por primera vez en la tierra, puso saber cómo se ama en el cielo.  

 

Los líderes de papel tienen un enorme compromiso, debemos reconocerlo, lo que les impide atender cualquier otro, y ese compromiso es el que mantienen consigo mismos. 

 

Por su parte, los líderes que siguen el modelo de Dios para el liderazgo tienen una alta prioridad con los demás. Siempre tendrán horarios, tiempos, momentos, palabras, un poco de gasolina en su auto, un abrazo, un beso o un consuelo para quién lo necesite. Siempre dirán que si, por lo que Dios les ayudará a que esto sea siempre cierto, o sea, que tengan lo que necesiten. 

 

Cristo llevo sobre él, la carga de todos nosotros. De los líderes que trascienden no se puede esperar menos. En los templos, hogares, centros de trabajo y escuelas debemos desarrollar actitudes para que la gente alrededor nuestro siempre sepa que podrán contar con nosotros. Nuestro amor y comunión están por encima del pecado, del tiempo, de los compromisos e incluso, están por encima de la misma muerte porque actuar con empatía es actuar amando y si algo es tan fuerte como la muerte, es el amor (Cantares 8.6).  

 

Denunciando la maldad (Aún a riesgo de la propia seguridad)  

  

En ocasiones, y muchas de las veces de manera ajena al líder perfectible se desarrollan en su ámbito prácticas y costumbres que son capaces de carcomer desde los cimientos la estabilidad de cualquier hogar o iglesia, terminando por destruirlos totalmente aun cuando parezcan sólidos como una roca.  

 

Estas prácticas o hábitos chocan con el compromiso de esos líderes que tanto hacen falta en el mundo cristiano por lo que, llegará un momento en que estos pecados deberán ser confrontados, pero ¿quién es el valiente que se atreverá a ir en contra de lo que hace la mayoría porque lo considera bueno, aunque es pecaminoso? 

  

Uno de los grandes líderes de la Biblia fue uno de esos valientes. 

 

Josué, el líder de la fidelidad.  

  

Si nos remitimos a cualquier concordancia bíblica vamos juntos a encontrarnos con un Josué que desde el principio dio claras muestras de que él estaría al frente sin importar lo que pudiera pasar o lo que a él le pudiera pasar.  

 

Lo vemos con Moisés resistiendo 40 días con sus noches en el monte de la Ley en donde desarrolló su propia dependencia de Dios (Éxodo 24.13-18).  

  

Además, la Biblia dice que no se apartaba de la puerta del tabernáculo de reunión (Éxodo 33.11) lo que nos habla de un enorme compromiso

 

 

Lo vemos encabezando los ejércitos hebreos durante la conquista de la tierra prometida y llevando la batuta durante la repartición de esta tierra y organización de la nueva sociedad hebrea. Todas estas cosas, le llevaron a una estatura espiritual tal, que era un guía en el que todos buscaban dirección y en eso, él nunca fallaba.  

 

Después del tiempo de su vida útil, se entiende que, organizado el gobierno político, religioso y social de Israel, Josué se retira al tiempo de reposo, a enfrentar las luchas hacia el interior del hogar, buscando una vejez en las manos del Señor lo cual suele ser dulce y edificante. El tiempo de las luchas y de los discursos de la motivación con las armas en las manos ha quedado atrás y Josué, disfruta del respeto que le ganan no solo sus canas sino las victorias pasadas. En su casa, él descansa sabiendo que hizo lo que debía.  

 

Hasta su lugar de reposo llegaban rumores de idolatrías y alejamientos, de maldad y descontrol, pero, como todo buen líder con la experiencia ganada, prefirió esperar su tiempo.  

  

Y el tiempo llegó. 

 

Josué busca al pueblo, no el pueblo a Josué (Josué 24.1) y la estatura del líder hace que la convocatoria traiga a toda una nación a los pies de un hombre. Se le mira ya cansado. Las arrugas en su rostro son más evidentes. Muchos piensan y Josué lo sabe bien, que va a ser la última vez que se vean juntos. Muchos silenciosamente derraman una lágrima ante la solemnidad del momento, en el cual, el líder desea despedirse. Nadie se atreve hablar para interrumpirlo. Alguien a quién vale la pena escuchar va a hablar verdades del cielo y como sucede cada vez que un verdadero líder habla, es mejor guardar silencio en su presencia. 

 

El discurso de Josué comienza y su voz suena tan fuerte como hace cuarenta años. Su lucidez sorprende tanto como la seguridad de sus palabras.  Le habla al pueblo, le habla a los suyos, le habla a sus hijos, por quiénes tantas veces arriesgó la vida. Les habla para decir lo que importa. Les habla para regalarles las enseñanzas que le han dejado cientos de batallas y miles de peligros de espada. Vez tras vez, Josué renuncia a ser el ejemplo, para dejar ese lugar a quién él mismo sirve aún: Jehová.  

 

Palabra por palabra, el discurso de la fidelidad repite lo mismo: “Servid a Jehová, servid a Jehová” (Josué 24.14; 15; 19; 20; 22).   

 

El mensaje del legendario líder es fácil de entender. Todo lo hizo no solo para llevarlos a los pies de su Dios, sino para que se quedaran ahí. Todos los esfuerzos, la sangre, las muertes, la ira, la furia, todo esto fue para que ellos aprendieran a ser fieles como él era fiel, lo que expresa con estas contundentes palabras: “yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24. 15). 

 

Josué pudo hacerlo diferente. Era su discurso de despedida. Todos lo hubieran entendido. 

 

Era la oportunidad de reclamar un poco del honor que merecía y hablar con autoridad ante un pueblo que le respetaba pero que ya empezaba a hacer peligrosos juegos sirviendo a otros dioses. Por eso precisamente Josué no lo hizo diferente y no detuvo su discurso hasta que una piedra estaba levantada como una señal de un pacto de fidelidad.  

  

Solo entonces, el anciano sonrió.  

 

En ocasiones, los líderes para sonreír tienen que llorar primero, porque deben estar dispuestos a decir las cosas que Dios quiere aun cuando en eso vaya en juego su rol, su importancia, su ofrenda o su reputación, pero, el líder perfectible lo hace sin ningún problema porque su recompensa no la espera en este mundo. 

 

Como podemos suponer, el líder de papel solo hace las cosas que no ponen en riesgo su  “puesto”, su importancia o su ministerio, y dentro de estos líderes, en la categoría más ruin que podemos imaginar están aquellos dispuestos a perderlo todo menos a poner en riesgo su “ofrenda” con la que están sangrando a los congregantes. 

 

Hagamos que, en cada uno de nosotros, siempre esté un Josué repitiendo lo mismo: “Servid a Jehová, servid a Jehová.  

  

No cualquiera puede estar al frente (Cuidándose de las motivaciones)  

 

Cuando el cristianismo hizo su aparición en el imperio romano, lo hizo con tal fuerza y a tal velocidad, que nadie pudo resistirse a su influencia. En Tesalónica llamaron a los cristianos “estos que trastornan al mundo entero” (Hechos 17.6) y el calificativo era cierto, el evangelio conquistó al imperio romano sin la fuerza de las armas y en tiempos del emperador Constantino incluso, le permitió sobrevivir.  

 

En momentos así, en los que algo nuevo llega con rapidez, en ocasiones, no nos da ni siquiera tiempo de reaccionar. No es que no podamos, es que no estamos preparados. Esto pasó, con aquellos que recibieron primero el evangelio y fue bueno porque permitió sembrar la semilla de la salvación en almas que fueron como tierra fértil al mensaje de la cruz, pero también conllevó el problema de que, algunos, se acercaran al evangelio por la motivación incorrecta, tal y como sucedió con las personas que buscaban a Cristo únicamente porque este les daba de comer (Juan 6.26). 

 

Un ejemplo de esto sucedió en Hechos capítulo 8 durante la predicación del diácono Felipe en Samaria. Un mago llamado Simón, escuchó su mensaje y aceptó a Cristo llegando incluso a bautizarse (Hechos 8.13) lo que representó un hecho notorio en toda Samaria ya que Simón, acostumbrado a usar sus artes mágicas para engañar ahora, tomaba la decisión de rendir su vida para no volver a engañar más.  

 

Como el Señor estaba dando credenciales a los portadores de la gran comisión, permitía milagros que avalaran la procedencia de los que predicaban su Palabra lo que mostraría con claridad que los evangelistas, no eran los emisarios de algunas de las decenas de movimientos filosóficos y religiosos que deambulaban en la época.  

 

Estos milagros cautivaron a Simón el mago, el cual, siendo él mismo un prestidigitador, podía darse cuenta de lo auténtico de este poder y perseveraba, perseveraba porque quería conocer la clave para poseer el poder de lo milagroso. 

 

Este anterior deseo, le llevo a un desacierto descomunal que solo puede ser explicado por su ignorancia de la naturaleza y propósitos del poder de Dios: le ofrece al apóstol Pedro dinero para que le diera el poder de manifestar al Espíritu Santo en las personas y ante tanta ignorancia manifiesta, la respuesta de Pedro no se hizo esperar. 

  

La reacción del apóstol fue directa y contundente. A Simón no le quedó ninguna duda de cuanto se había equivocado. “Tu dinero perezca contigo…” fue la sentencia; además de que, a Simón se le reveló la verdad de lo que había su corazón: hiel de amargura y prisión de maldad (Hechos 8.23).  

  

Dentro de Simón había un corazón tal vez animado, pero jamás arrepentido. 

 

No cualquiera podía ser parte del ministerio de la cruz, ni siquiera este mago que había hecho de sus artes la posibilidad de su riqueza. La obra de Dios es más que magia. El Poder Supremo de Dios (así, escrito con mayúsculas) no es para magia o juego. Dios no es un espectáculo de circo para cumplir caprichos o responder necesidades. 

 

En todo Samaria esta verdad quedo contundentemente clara. 

 

Los apóstoles no a cualquiera le iban a permitir que usara el nombre de Dios, e iban a sostener esta regla por encima de cualquier comentario o de cualquier argumento de quién quisiera acusarlos de querer monopolizar el liderazgo del naciente cristianismo. 

 

Los líderes de papel aprovechan cualquier púlpito, casa, programa de televisión o espacio de Internet para dar a conocer su corrupta personalidad. Son como “magos baratos” que siempre esconden lo que son sus verdaderas intenciones. 

 

Los líderes perfectibles, realizan actividades con el único propósito de dar la gloria a Dios (1 Corintios 10.31) y viven para buscar en Dios la sabiduría para poder conocer las intenciones de las personas para poder determinar si estas quieren acercarse a Dios, a la iglesia, o a las ofrendas de la iglesia.  

 

Es necesario que quiénes somos un referente para el mundo entendamos que, para Dios sus siervos, son de vital importancia así que no importa el tiempo, dinero y esfuerzo que invirtamos para levantar y preparar verdaderos guerreros de Dios ya que cualquiera que sea valdrá la pena para, en el cambio generacional entregar la obra de Dios en manos que la sostendrán y la llevarán a nuevas alturas. El reto es grande, pero, consideremos que, en las sillas de nuestros templos pueden estar sentados aquellos para quiénes Dios ha destinado continuar su obra en condiciones que no nos corresponde a nosotros. 

  

La dependencia que edifica (Reconociendo capacidades)  

  

Tiempos difíciles rodearon a Barac, juez de Israel, el líder del reconocimiento.  

  

El tiempo de los jueces, fue un tiempo cíclico de maldad. Los israelitas tenían en poco a Dios quién, consecuente con su naturaleza, los entregaba a la disciplina por medio de la opresión la cual les provocaba angustia y desesperación que los llevaba a clamar a Dios quién les enviaba un libertador. Este, les quitaba las cadenas para que el ciclo volviera a empezar y así, durante trece ocasiones en un tiempo en que:  

 

Cada quién hacia lo que bien le parecía

Josué 21.25  

  

Esa condición de anarquía no solamente afectaba en el sentido de generar maldad y crear una sensación de inseguridad en caminos, villas y poblados, sino que, la gente que mantenía sus valores y costumbres estables batallaba con una creciente sensación de inconformidad y falta de confianza en cualquier persona o personas que prometieran alguna solución. Es por ello por lo que el puesto de juez no era algo que fuera muy deseado por cualquier persona. 

 

En el momento que nos ocupa, ya Otoniel, Aod y Samgar habían sido llevados por Dios a ser jueces de Israel y habían logrado años de estabilidad para la nación hebrea. Pero, después de la nueva apostasía ahora se requería de un nuevo libertador.  

 

En este contexto, existía una mujer llamada Débora la cual ejercía una cierta labor como senescal (guarda del gobierno) que tenía un buen testimonio y que daba respuestas a algunos problemas que le eran planteados. Ella recibía dirección de Dios para su puesto, y como tal, se siente con autoridad para convocar a Barac y preguntarle si no iba a hacer caso a la voz de Dios que le ordenaba que se levantara con un ejército de diez mil hombres para liberar a Israel. Barac por su lado, había escuchado la voz de Dios, pero no quería responder por todo lo que ya se ha comentado. No había en él la motivación o la confianza para realizar su labor. No había certeza.  

 

La respuesta de Barac puede parecer desconcertante, pero, al menos fue sincera. Le dijo a Débora que no iniciaría un levantamiento si ella no iba con él, a lo que ella respondió que asistiría si él encabezaba la revuelta. Después del acuerdo, todo comenzó. La libertad estaba más cerca.  

 

Que aleccionadora la historia de estos dos personajes. Por un lado, una mujer de temple y carácter que supo medir bien las señales de su tiempo y supo entender que, en su sociedad, el liderazgo de una mujer no podía tener el impacto del liderazgo de un hombre. Por otro lado, un varón sensato que sabía entender que, la motivación y el empuje espiritual que él no tenía, lo podía proporcionar la profetisa de Efraín. 

 

Trabajo de equipo.  

  

Los líderes de papel no saben trabajar en equipo. 

 

Los lideres perfectibles solo trabajan si lo hacen rodeados de un equipo. 

  

Los líderes de papel no saben identificar a quién necesitan, no saben estructurar ni siquiera la más mínima organización en su iglesia y no son capaces de establecer las normas bajo las cuales cada miembro de su equipo debe regirse y trabajar. 

 

Por su parte, los líderes a imagen de Cristo reconocen sin problema no solo sus limitaciones sino también las capacidades de los que están a su alrededor aun cuando estas superen las propias. Esta clase de cosas, comunes en la niñez espiritual, a ellos, no les causan ningún problema; están por encima de eso. Ya entendieron que la gloria de un ministerio no le pertenece a una persona, le pertenece a Dios. Esto, les permite trabajar de una manera bien orquestada que saca adelante cualquier problema. Y al final, lo que es más importante es que la obra de Dios se realiza. Los líderes de papel por su parte pasan su tiempo esperando recompensas, los líderes de Dios, pasan su tiempo imaginando el aspecto de la corona que recibirán de Dios y en el fondo, saben que, lo realmente importante no es la corona sino la persona de quién la recibirán.  

    

Terminamos nuestro ejercicio de leer sobre los líderes de la Biblia y sus acciones. Diez ejemplos de decisiones, de sabiduría aplicada, de dirección divina, de exhortaciones públicas, adoración íntima, vidas transformadas, consejos a tiempo, capacitación continua y muchas, muchísimas cosas más que estos líderes nos dejan como enseñanza y cada una de ellas, forma parte de aquello a lo que Dios nos conduce para ser los líderes que él espera de nosotros y, sobre todo, que él espera formar en nosotros. 

 

En el capítulo 1 tenemos la perspectiva de lo que no debemos ser. En el capítulo 2, ya vimos lo que debemos ser y ahora, en este capítulo hemos visto cómo debemos hacerlo en base a los ejemplos de los líderes actuando.

 

Tomemos en cuenta que cada una de las cosas a las que nos enfrentemos no serán iguales ni antes ni después a otras que lleguen a nosotros. Cada situación es distinta y se requiere en verdad clamar a Dios para que Él de una dirección correcta de la línea de acción que se debe aplicar en cada situación. 

 

Esto, viene a dejar claro que, la mejor arma del líder es su dependencia y consagración a Dios. Esto es lo esencial e insustituible. Al líder puede faltarle todo, pero esto, una vida de santidad, nunca. Una vez teniendo esto, se puede complementar con cursos, materiales o diplomados lo que ayudará a desarrollar más rápido las habilidades de liderazgo que solo de la mano de Dios se desarrollan mejor. 

 

Líderes de papel, ya, dejen este libro y póngase de rodillas y pidan perdón porque apremia que, en su interior, inicie el proceso que los lleve a ser diferentes, pero, entiendan que, sin la ayuda de Dios nunca lo podrán lograr. Si no desean cambiar, paguen el precio, pero dejen ya de hacerlo con lo que le pertenece a Dios. Fracasen con lo suyo, y no metan más las   manos en lo que no le pertenece a ningún pastor, ministro o iglesia y que son las preciosas ovejas de nuestro Dios. 

 

Líderes perfectibles que siguen las pisadas del Maestro, agradezcan que Dios los haya llevado en la dirección correcta. Cierren los ojos, aprieten bien el volante del auto espiritual que Dios les ha dado y marchen con confianza. Algo sí es seguro; uno de esos días que cierren los ojos, los abrirán para mirar cosas que ni siquiera imaginan en un momento en el cual sabrán sin lugar a dudas que la misión estará cumplida. 

 

Y es entonces cuando, las siguientes palabras del apóstol Pablo serán completamente suyas: 

 

He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe  

2a. Timoteo 4.7  




               

Capítulo 4 
Retos del liderazgo en el tiempo presente  

  

En cada época, el liderazgo cristiano ha enfrentado diferentes retos que, desde las tinieblas pretenden acabar con la misión que este tiene de Dios. Cada época plantea problemáticas diferentes, cada época es cuestionada desde distintos ángulos y requiere desarrollar nuevas metodologías para seguir desafiando al mundo. 

 

La iglesia en algunas épocas ha tenido que concentrarse en resistir ataques, en otras épocas ha tenido que ser la salvaguarda del desarrollo de la ciencia y el arte, en otras, debe mantenerse siendo un faro de luz que permita a toda la sociedad pasar por momentos difíciles.  

  

Como puede suponerse, en el tiempo presente, el liderazgo tiene diferentes retos que enfrentar y, en este capítulo presentamos cuales son en los tres ámbitos que este libro ha deseado cubrir: la iglesia, la familia y el entorno secular.  

  

El presente capítulo tiene el propósito de ayudar a los líderes que están siguiendo el modelo de Dios para ser luz del mundo y sal de la tierra para que sepan hacia donde enfocar sus esfuerzos.  

 

Esta guía práctica que a continuación presentamos puede ser una invaluable ayuda para que el líder perfectible impacte en los sitios en que lo debe de hacer y, espero quede claro que, a estas alturas del libro lo que aquí trataremos no tendrá el más mínimo sentido para los líderes de papel los que nunca tendrán la capacidad de cumplir con lo que aquí presentamos

  

  

RETOS DEL LIDERAZGO EN LA IGLESIA  

  

Reafirmar convicciones bíblicas 

  

Una de las grandes crisis del presente tiempo en la iglesia es la falta de convicciones. Una convicción es más que una creencia. Una convicción es algo que se ha razonado y no solamente escuchado. En una convicción existe ya una voluntad doblegada porque en ella se han encontrado los argumentos suficientes para seguirla. 

 

Las convicciones son personales, las creencias es seguir las ideas de la mayoría. 

 

Las creencias nos hacen mirar las cosas y darles una importancia que no tienen. Las convicciones muestran las cosas en la dimensión que les corresponde lo que las hace mucho más justas y confiables. Las creencias nacen de la superstición y de la costumbre.

Las convicciones nacen de la razón. 

 

Estas convicciones, esta seguridad de que aquello que se cree es algo definitivo y total. Esta certeza de sentir que estamos en el camino que dará sentido a nuestra vida, cada día, se está agotando más en la iglesia. 

 

Los momentos de prueba fácilmente se llevan de los templos a los congregantes. Los ancianos, no entienden la profundidad de la investidura que tienen y se lanzan a servir sin estar preparados con lo más básico y sin tener el vigor espiritual para resistir la carga de una iglesia, por eso, cada vez es más frecuente encontrarlos enrolados en infidelidades, pecados sexuales o falta de compromiso.  

 

Los diáconos sirven cuando se les antoja sin que se perciba que tengan una consagración de su tiempo a Dios. Un día están en la iglesia, al otro desaparecen. Los congregantes sin problema dejan de asistir al templo por cualquier compromiso mundano sin importancia. Los padres en casa no están al tanto de sus hijos que ante la falta de convicciones de sus padres desarrollan la propia y están en la iglesia como una manera de encontrar un buen “club social” donde presumir las cosas que tienen y en donde, se ponen de acuerdo con otros cristianos igual de carnales que ellos para planear pecados que cometerán juntos mientras gritan: “aleluya” y dicen: “amen”. 

 

El liderazgo de Dios, regido por la ética bíblica, tiene aquí su primer reto. Enseñar y motivar a las iglesias a desarrollar certezas en su vida espiritual, pero estas, deben estar bajo la regla infalible de la Palabra de Dios. 

 

La Biblia debe volverse el centro en la predicación del líder perfectible que es capaz de transformar y transformarse. La Biblia debe estudiarse en la iglesia, capítulo a capítulo, libro a libro y versículo a versículo. Los estudios bíblicos deben incluir cada vez menos anécdotas y cada vez más de la Palabra de Dios. Se deben crear verdaderos ejercicios en donde, cada nivel de enseñanza de la iglesia se encargue de razonar la verdad en la Biblia. Los textos bíblicos deben ser memorizados y deben estar permanentemente en la mención de todos los asuntos de la iglesia. 

 

Toda decisión debe de tomarse con un sustento de oración y escrutinio de la Palabra Escrita de Dios al respecto del problema que se tenga y tanto en la casa como en la iglesia o en el entorno secular todos deben saber qué lo que mueve al líder que no es papel está basado en la Biblia, pero, todos deben ver primero al líder vivir lo que cree. 

 

Este es el primer reto, que puede salvar de la superficialidad al mundo cristiano. 

 

Inyectar valores en la sociedad 

  

El líder que transforma debe ser capaz de inyectar valores a las personas que se reúnen en torno a él en cualquier ámbito donde se desenvuelva. Los valores, como lo vimos al inicio del libro, son criterios que regulan nuestra conducta y la orientan hacia lo correcto y lo único correcto siempre será la voluntad de Dios. 

 

El líder santificado debe tener una consagración de tal nivel que no pueda existir nada que pueda decirse de él. Esta debe ser la lucha constante del líder, ir hacia la perfección y no querer mostrarse perfecto sin serlo porque eso termina en desastre. Líderes de Cristo, entiendan bien la diferencia de esto. Es nuestra responsabilidad mostrarnos como somos, pero sobre todo hacia donde nos estamos dirigiendo. Eso nos realza ante los nuestros y los une a nuestra visión de trabajo. 

    

Si logramos inyectar estos valores en la iglesia, lograremos tener congregaciones que desafíen sus propias limitaciones y que se estén transformando constantemente esto, ya de por sí es muy benéfico para todos, pero conlleva un beneficio mayor que permitirá al liderazgo bíblico de hoy y a las iglesias modernas el poder superar otro de sus retos, que debe ser inyectar valores a nuestra sociedad.  

  

La gente que nos rodea debe conocer al Cristo que nos salva por nuestras acciones, eso es claro, pero, esas acciones que ellos deben ver ya deben ir más allá que simplemente vernos orar en cada comida o ver que somos amables. Se debe ver que tenemos valores, que somos capaces de ser honestos, justos y verdaderos, aunque esto no nos dé beneficio alguno. Es vital que esto suceda así y que suceda pronto. 

 

La iglesia de este tiempo debe ganar almas más con hechos que con palabras, pero, con hechos que sean claramente distintos y no solo eso, sino que se muestren transformados y transformándose, con la capacidad de siempre mostrarse más amplios y ambiciosos para hacer lo bueno. 

 

Los valores son la estructura que sostiene las paredes de la sociedad. Los valores de esta casi se han acabado. Los valores de la Biblia siempre son vigentes. Ha llegado el momento de sostener nuestro medio, creando la estructura de principios que contenga el rechazo y desamor a Dios con que a veces, e incluso de manera cínica el mundo se mueve.  

 

Transformación, no conformación 

  

No tomen la forma de este siglo dijo Pablo en Romanos 12.2 sino transfórmense renovando para ello su entendimiento ya que solo de esta manera podrán llegar a determinar cuál es la voluntad de Dios la cual es agradable y perfecta.  

 

Este es el reto del líder y el reto de las iglesias para el tiempo presente: renovar el entendimiento. Y ya que la transformación es mental sostenida por lo espiritual, debemos en primer lugar desarrollar hábitos en donde prevalezca la voz del Espíritu más que la voz de la emoción. Debemos huir de las actividades donde lloramos, pero donde no crecemos interiormente y, además debemos darles a nuestros procesos mentales el combustible para que sean coherentes y sanos y este combustible es la información, pero no cualquier información.  

  

Solo la buena información puede darnos procesos mentales sanos que conduzcan a ideas sanas que a su vez produzcan hechos que tengan algún beneficio. Es menester del liderazgo proveer información buena a las iglesias para que, a su vez, demos buena información a la sociedad. La buena información, debemos entenderlo bien, no la obtenemos en cualquier esquina ni llega fácilmente. Incluso en el camino, sucederá que tendremos que desechar mucha información que parecía útil pero que en realidad no servía para nada. 

 

Debemos buscar buena literatura cristiana, no cualquier cosa. Nuestra fe debe ser tocada por nuestra razón sensibilizada por el Espíritu y no por un programa de televisión cristiana barato que solo refleja una visión parcial e ignorante de las Escrituras y que desea más que dar, recibir, pero claro ha quedado que, la Biblia debe ser el pilar fundamental de cualquier aprendizaje. 


La buena información transforma, la mala información conforma. En este punto debemos preguntarnos si nuestras iglesias y hogares se parecen más al reino de los cielos o al reino del príncipe de la potestad del aire. 

 

 

RETOS DEL LIDERAZGO EN EL HOGAR  


Desarrollar convicciones bíblicas 

  

No, no estamos repitiendo el inicio del apartado “retos del liderazgo en la iglesia”. Aquí dice: “desarrollar” convicciones bíblicas mientras que, en la iglesia se deben “reafirmar” tales convicciones. Entendamos bien la diferencia. 

 

En los hogares cristianos los valores de la Biblia deben “desarrollarse” deben echarse a andar y esto, solo es posible cuando los valores bíblicos son explicados coherentemente hacia el interior del hogar para que, la familia del líder perfectible los comprenda y así pueda imitarlos. 

 

Este desarrollo de convicciones está en crisis en los hogares cristianos. No hay padres consagrados. En consecuencia, no hay hijos consagrados. Para esta clase de familias sin consagración, la asistencia al templo es una aburrida carga que, incomoda al pecado que todos los miembros de la familia están cometiendo lo que al final terminará con la familia completamente alejada de Dios, de un Dios por el que nunca han sentido reverencia alguna.

 

 

Los hijos en sus metas no incluyen servir a Dios porque solo desean servirse a ellos mismos.  Ante estos casos de crisis espiritual, hay que hacer algo urgentemente. Las convicciones no comienzan a desarrollarse sino tenemos una fuente de información que nos guíe a ellas. Los hogares espiritualmente débiles deben urgentemente pedir a un siervo fiel del Señor que se presente con autoridad de lo alto y en una acción que es más de rescate que de consejería, les dicte lo bíblico para sus vidas. Se debe destinar un tiempo obligatorio de oración conjunta aparte de la oración personal en donde se reconozcan errores y se busque la dirección de Dios para corregirlos. 

 

Se deben determinar líneas de acción. Se debe crear un programa de las cosas que se deben corregir y deben todos en la familia, estimularse a hacerlo. Este programa debe ser supervisado por alguien en la iglesia que, a su vez, dé a la familia el ánimo para cumplirlo Se deben establecer prioridades donde como familia, decidan juntos darle algo al Señor de manera inviolable. Por ejemplo, comprometerse a no faltar a un determinado culto o a una determinada actividad.  

 

Debe quedarles claro a todos en la casa que, estas medidas lograrán que ideas más santas empiecen a influir en la familia para hacerla crecer espiritualmente. No pierdan de vista el beneficio de salvar espiritualmente a su familia. Vale la pena el esfuerzo. 

 

Enseñar las prioridades correctas 

  

Para el presente tiempo, el hogar cristiano debe de establecer en todos sus miembros las prioridades adecuadas para servir adecuadamente al Señor. Para completar este punto, debe quedar claro en primer momento que, las prioridades correctas deben ser bíblicas.   Después, las prioridades correctas deben estar basadas en el amor, buscando solo el bien de todos los que las asuman. Finalmente, las prioridades deben estar dentro de lo que esté al alcance del hogar, No se debe establecer como algo a hacer lo que no se puede llevar a cabo por estar más allá de las posibilidades o de la disposición de tiempo. 

 

Las prioridades bíblicas pueden comenzar si como familia, se comentan las cosas que se van aprendiendo de los asuntos de Dios o si se comentan las vivencias que, de otros hermanos vamos conociendo y que nos dejan alguna enseñanza. Las prioridades bíblicas también se generan cuando precisamente la Palabra, se vuelve el centro de nuestros momentos de devocional y se platica sobre lo que cada pasaje aprendido quiere enseñar. 

 

Las prioridades correctas también se establecen cuando las seguimos, cuando se nos ve practicándolas. Por ejemplo, si es para un padre prioritario el que Dios reciba cierta cantidad de sus ingresos, su familia debe saber que eso pasa y deben ver al padre ofrendarlo. El padre, cierra el círculo cuando plática con la familia las bendiciones que de parte de Dios va recibiendo. Cosas como estas logran ver que la acción de Dios realmente se da al nivel de la vida de nuestras familias. 

 

 

Enseñanza y ejercicio de la ley moral 

  

Todos somos libres. Esto, es bíblico y es correcto, pero, no me refiero a la libertad como la capacidad de hacer lo que queramos sino como la condición en la cual, podemos librarnos de cualquier cosa que influya para mal en nosotros y esto, nos incluye también. Siendo libres de todo esto gracias a la muerte de Cristo podemos entonces ser libres, pero para serlo incluso, debemos aprender y la mejor manera de hacerlo es en el hogar. 

 

En el hogar, para los tiempos actuales, se debe enseñar que somos libres moralmente, pero también esto debe ejercitarse y respetarse. Se debe enseñar y practicar que la mejor manera de garantizar nuestra libertad es a través de leyes y normas que regulen nuestra conducta. Estas normas se deben aprender y practicar para ir adquiriendo la libertad que nos transforme. 

 

Los hijos, deben respetar la autoridad de sus padres y deben mostrarse agradecidos ante la dependencia que de ellos tienen. Entendemos claramente que todos como hijos tenemos derechos, pero estos deben ser aprendidos al mismo tiempo que las obligaciones.  

 

Hijos, busquen la comunicación que les haga conocer el porqué de las actitudes de sus padres y, sobre todo, oren por ellos. Los padres, por su parte, den a los hijos la disciplina y amonestación que requieren, pero denles también el espacio para que puedan desarrollar su propia persona. El hogar, no debemos olvidar, es un centro de formación de los futuros siervos de Señor. 

 

Enseñar y practicar la libertad que todos tenemos, nos puede llevar sin duda, al desarrollo de hogares más estables y que aporten mejores elementos a la sociedad los cuales, si miran un periódico o noticiero televisivo se darán cuenta que están haciendo mucha falta. 

 

Finalicemos con el entorno donde trabajamos o estudiamos cotidianamente. 

 

 

RETOS DEL LIDERAZGO EN EL ENTORNO SECULAR  

 

Mostrar una fe inconmovible 

  

Como creyentes, el mundo siempre va a intentar atacar nuestra fe con el propósito de debilitarla lo que puede provocar la manifestación de un mal testimonio lo que permita finalmente atacar a la persona de Cristo y todo lo que este representa. No debemos permitir que eso pase ya que está en juego la salvación del alma de las personas que nos rodean. 

 

Debemos traer a los tiempos modernos la fidelidad de Josué. 

 

Donde te desenvuelvas no importa si tu entorno es de trabajo o escolar, tu fe se debe manifestar inconmovible, o sea, nada la debe mover bajo ninguna condición y, la única manera en que esto puede lograrse es mostrando una conducta diferente a la conducta que el mundo manifiesta. Hablamos de ir contra la corriente no importa si eres el único que va en la dirección contraria

 

Vamos a mirarnos todos en el espejo del pueblo de Israel. 

 

Dios en muchos pasajes de la Escritura cuando este estaba por entrar a la llamada “tierra prometida” les insistió que debían mostrar una conducta diferente a la de las naciones que iban a conquistar (Deuteronomio 18.9). En otras palabras, les exhortó a que fueran diferentes en cuanto a las costumbres a su alrededor y el porqué de esto es demasiado obvio. 

 

Dios no quería que su pueblo se corrompiera, se “infectara”. Dios no quería que sus hijos “aprendieran” a hacer cosas diferentes de lo que Él les había enseñado ya que esto les conduciría al pecado y, el pecado a una condición de maldición donde fracasarían en todo (Deuteronomio 28).  

  

Ya para el tiempo de los jueces, unas cuantas generaciones después de Josué, el resultado era claro: el pueblo de Israel se dejó contaminar y la disciplina y la destrucción que Dios les envió lo hicieron pedazos. 

 

Las cosas con un Dios eterno siempre serán iguales. 

 

Si nos dejamos llevar por las costumbres que las personas a nuestro alrededor practican, aprenderemos a ver como bueno lo que es malo. Esto nos moverá a vivir haciendo lo malo ya que no pensaremos que nos podrá afectar cuando en realidad, estaremos comprando nuestra destrucción. 

 

No importa lo que el mundo haga a tu alrededor. Tú no lo hagas. Que no haya tentación que derrote tus convicciones. No aceptes lo que te ofrezca el mundo si no va de acuerdo con lo que conoces de Dios por muy atractivo que esto sea.

 

No aceptes invitaciones a cualquier cosa, guarda tus oídos de cosas que no edifican, desvía la mirada de cualquier cosa que sea impía y no aceptes situaciones donde tu integridad puede estar en juego. 

 

¿Esto te pondrá contra de los demás? Por supuesto, con toda seguridad, pero, toma en cuenta que esto será el camino más largo, pero el único seguro para tu completo éxito. 


Reconciliar al mundo con Dios 

 

La Biblia es clara. Los creyentes somos embajadores del cielo en la tierra y en esta, tenemos la encomienda de ejercer el ministerio de la reconciliación (2 Corintios 5.18) o sea, debemos hacer que las personas se acerquen a Dios para reconciliarse con Él y esto, es una labor nada fácil ya que primero debemos convencer al mundo de que necesita a Dios y por supuesto que lo que el mundo quiere es rechazarlo ya que no quiere rendir cuentas a nadie que puede impedirle vivir como se le antoje pero, esto no es imposible ya que el evangelio que predicamos va revestido del poder de Dios (Romanos 1.16).  

  

Así que, llegará un momento en que la puerta de algún corazón se abrirá y ahí es donde encontraremos el reto del que estamos hablando para el liderazgo en este apartado. 

 

Cuando una persona se sensibiliza ante el amor de Dios, tendrá que confrontar su pecado, su vida de prácticas viviendo de manera ajena a la voluntad de Dios y esto, a todos lo acepten o no, les avergüenza. Es aquí donde el creyente debe mostrar el amor de Dios para que el pecador sepa que, en su humillación no recibirá condena y, es ahí donde muchos líderes perfectibles se equivocan porque, en lugar de mostrar gracia eligen mostrar condena con palabras o actitudes manifestando dureza que hace sentir al pecador que es exhibido lo que hace que muchos de estos desanden el camino y se alejen de Dios y entonces, no reconciliamos a nadie. 

 

¿Eso significa que el pecado no debe denunciarse? En ninguna manera. 

 

No nos equivoquemos. Para que exista arrepentimiento debe existir reconocimiento de pecado y para que esto pase debe existir humillación, pero, lo que provoque esta humillación debe ser la persona del Espíritu Santo por medio del texto sagrado de la Biblia. Nadie más puede convencer de pecado a alguien (Juan 16.8). Seremos usados como instrumentos de Él para lograr esto, pero, no serán nuestras palabras y por supuesto no será nuestra vida. Solo alguien perfecto puede juzgar lo imperfecto y nadie en la tierra es perfecto así que no queramos ocupar un lugar que no nos corresponde. 

 

Al hablar a otros de Cristo, tengamos con ellos la gracia que Cristo tuvo con nosotros. Manifestemos a las personas el amor que Cristo nos manifestó y, tengamos por los demás la paciencia que Dios tuvo con nosotros. Elijamos la gracia, no la condena. 

 

Que nuestras palabras y actitudes hagan saber al pecador penitente que, sus cargas han desaparecido y que su condena ha quedado atrás, pero, hagamos las cosas completas, o sea, enseñemos con claridad que, la vida en Cristo debe ser diferente, que las costumbres, pensamientos y palabras anteriores a la cruz no se deben volver a manifestar y que la lucha para quién se ha arrepentido debe ser a partir de este momento enfocada a vivir en santidad en todas las áreas de la vida. 

 

Y todo lo anterior, debemos lograrlo con nuestras palabras y con nuestra conducta. Recordemos. Somos embajadores, no jueces.

 

Si Dios nos hubiera tratado como merecíamos cuando llegamos a Él, ni siquiera existiríamos así que, no trates a los demás como merecen, trátalos con un amor que no les deje ninguna alternativa excepto aceptar el perfecto amor de Dios. 


Vivir vidas de verdadera victoria 

  

Imagina que deseas hacer crecer tu negocio y que necesitas quién invierta su dinero en él así que, te lanzas a la búsqueda de nuevos socios. A cada persona les hablas de lo que haces, les das los mejores datos posibles y, les demuestras con datos y estadísticas que tu negocio es rentable y que ofrece unos beneficios increíbles así que, sin problema convences a los interesados en poner en tus manos su dinero para que lo hagan pero, aquí, te topas con un problema.  

 

Cuando tus “casi” socios te miran, descubren que, tu ropa no es nueva, tu calzado se ve gastado y, el auto que manejas está a punto de ir a un taller de reparación porque todo desde su estructura hasta su interior está a punto de deshacerse. 

 

Las personas a las que “casi” has convencido razonan con lógica. ¿Cómo es que me está invitando a un negocio donde voy a ser exitoso, pero no puedo ver en su vida este éxito por ningún lado? Y así, uno a uno tus prospectos de negocio se van desapareciendo y ¿terminas igual de lo que estabas cuando empezaste? Para nada. Terminas peor porque ahora tendrás el descrédito de la gente que hablará de ti como alguien que ofrece cosas que no dan resultado.  

  

Con lo anterior entenderás sin problemas lo que sigue.  

  

¿Con qué autoridad le dirás a alguien que Cristo puede transformar su vida si tu no vives una vida transformada? ¿Cómo puedes invitar a alguien a que venga a Cristo para que este santifique su vida cuando la tuya es una vida impía? 

 

¿Cómo te van a creer que Dios puede dar vidas de plenitud si miran todos los días tu amargura y tu inconformidad con todo lo que te rodea? Serás un orador sin fe, serás una onda de mar arrojada de un lado a otro (Santiago 1.6) que no tendrá ninguna credibilidad y que terminará alejando a los demás del reino de los cielos 

 

Pero. ¿Qué pasa si llevas una vida de más que vencedor? (Romanos 8.37) ¿Qué pasa si en todo, la gente te puede ver diez veces mejor que los demás? (Daniel 1.20).  

  

Es obvio ¿no es verdad? Si la gente te mira así entonces, te creerá. 

 

Tu mensaje se volverá impactante y la gente lo recibirá con gusto porque les hablarás con los resultados a la vista, les mostrará lo que Dios puede lograr en ellos porque lo podrán ver en ti. Cuando les digas que Dios puede ser su amparo es porque en los momentos de crisis te ven que no pierdes el control y que esperas pacientemente que Dios de una solución que ellos podrán distinguir cuando tú apuntes a ella. 

 

Cuando les hables de bendiciones, las van a anhelar porque claramente las identificarán en ti. Cuando les digas que todo lo podrán en Cristo es porque te miran que de las peores circunstancias tu te levantas para seguir adelante y, sobre todo, seguir mejor y, además cuando les hables de que puede transformar a las personas a su alrededor si ellos se entregan a Cristo, sabrán que es cierto porque te verán viviendo con tu familia y hermanos de la iglesia relaciones como nunca las habías vivido. En resumen, tu mensaje será real. 

    

Estos son los retos del liderazgo en el cristianismo pero, vamos a mirar las cosas de una manera personal porque, es claro que estos retos son nuestros retos. 

 

Así que, pongamos manos a la obra porque de nosotros y de nadie más depende que el impacto de Cristo en el mundo siga siendo aún mejor de cómo ha sido hasta ahora. 

 

No olvidemos que esto, nos será demandado. 

 

                         

Tres Conclusiones 

  

Al inicio del proyecto mental de este libro, había pensado en una serie de conclusiones que en este espacio nos resumieran lo que hemos aprendido (y espero que aplicado) respecto al liderazgo bíblico en la iglesia, en el hogar y en nuestros entornos seculares, pero, conforme paso el proceso de escritura, fueron cobrando en mi mente tres pensamientos independientes que formaban cada uno por si solos excelentes conclusiones. 

 

Al mismo tiempo, la estructura del libro en temas cortos que pueden ser leídos por separado en un corto periodo de tiempo terminó derivando en la idea de convertir las tres conclusiones que se perfilaban en este pequeño espacio final en el que compartiré tres conclusiones. 

 

Así que, aquí termina líderes de papel. 

 

Espero que, nadie que lea este libro puede seguir siendo calificado como uno de ellos. 

  

PRIMERA CONCLUSIÓN:  

SENTADOS FRENTE A LA HOGUERA  

  

Durante cualquier grande batalla. Se cuentan momentos de intimidad y hermandad que contrastan con la muerte y la destrucción con la que se vive cotidianamente. En esos momentos, los luchadores agazapados en la trinchera intentan recoger las piezas de las últimas batallas para, con ello tener un desahogo y lograr ganar un poco de confianza en quienes están acompañándolos en su lucha. 

 

Lo mismo pasa en la vida cristiana puesto que las iglesias no son otra cosa que escuadrones del ejército de Dios. 

 

Imaginen que bendición. Tener un momento de recogimiento espiritual después de alguna actividad, de alguna visita o de algún sermón. Dejar que el Espíritu nos haga sentir que nos tiene unidos en torno a Dios y poder saber con certeza todas aquellas cosas que están de nuestro lado. 

 

Es en esas charlas donde conocemos como los experimentados evadieron la metralla del enemigo, como le sacaron el paso a la tentación y como lograron evadir el campo minado de la inseguridad. Ahí es donde tomamos sus vivencias y comenzamos a darnos cuenta de que podemos aplicarlas de inmediato en nosotros mismos. 

 

Es ahí, donde lloramos con el que no puede más y nos damos cuenta de que aún nos queda la suficiente sensibilidad para mostrar amor a alguien. Es ahí, donde confesamos el disparo que no hicimos, la cobardía que cometimos y la forma como huimos de donde no debíamos.

 

 

Es ahí donde otros nos abrazan y fortalecen ante esas y otras debilidades; porque nos hacen saber que somos comprendidos. Que estamos en una guerra y sorprendidos, nos daremos cuenta de que todos en algún momento han caído, pero se han vuelto a levantar por lo que, nosotros también lo haremos. 

 

Y todo pasa ahí, sentados alrededor de la hoguera de la comunión. 

    

Líderes de Dios, esta es la primera conclusión. Busquen momentos para estar sentados frente a la hoguera junto a la sombra de los otros guerreros. Descansen, no somos perfectos, solo perdonados, aunque se acerque el día en que eso no será más.  

 

Disfruten de la hermandad y crezcan por medio de las experiencias de todos. Ahí es donde los amigos se vuelven hermanos. No se pierdan la posibilidad de sentir que alguien los ama más que a sí mismos y sobre todo ustedes también atrévanse a amar así. 

 

SEGUNDA CONCLUSIÓN:  

SI EL SEÑOR VINIERA HOY  

  

Si el Señor viniera hoy, seguramente el mundo se daría cuenta. No es fácil descubrir que millones de gentes han desaparecido con el correspondiente caos económico, político y social. Si el Señor viniera hoy, las iglesias se llenarían buscando respuestas, pero tal vez no un salvador. Si el viniera hoy, se pondría en marcha el último diabólico intento por controlar a la criatura de Dios totalmente. Se llenarían hospitales y comandancias de policía y los servicios de salud y protección de la gente no se darían abasto ante la mayor catástrofe vista hasta ese momento. 

 

Colapso total como el mundo nunca ha vivido ni vivirá. 

 

Pensemos un poco más personal. Si el Señor viniera hoy, volveríamos a casa y eso, vale cualquier cosa. Todo quedaría atrás y llegaría el momento de ser para Él, pero ¿quedaría alguna tarea pendiente? O sea, alguna alma más por ganar, alguna raíz de amargura que necesitara cortarse de tajo para impedir el crecimiento espiritual presente. ¿No quedaría pendiente alguna caricia en el rostro de nuestros hijos o un abrazo a nuestro padre avejentado? Si el viniera hoy, las posibilidades de dejar las cuentas pagadas se acabarían,


¿Por qué no entonces hacerlo hoy? 

 

Líderes de Dios, esta es el segundo pensamiento. Vivamos el presente como si Él fuera a venir hoy mientras nuestra mente hace planes como si fuera a regresar dentro de mucho tiempo, pero, recordemos, vivamos como si fuera a pasar hoy. El tiempo más importante para el cristiano es este momento.

 

El pasado no puede ser influido y el futuro está en manos de Dios, pero, en el presente, podemos sanar lo anterior e influir en lo que vendrá. 

 

Estas palabras sé que muchos que hacen la lectura de este libro la diriían junto conmigo con todas las ganas posibles: “ojalá viniera hoy”.  

  

TERCERA CONCLUSIÓN:  

EPITAFIOS  

  

Los epitafios son en términos prácticos, el último recuerdo que queda de nosotros. Las últimas palabras, la última memoria. Es lo que está en las lápidas de los cementerios en donde los cuerpos muertos son depositados. 

 

Todos tendremos un epitafio. De hecho, algunos personajes de la Biblia lo tienen. Abraham es llamado “el amigo de Dios”. Del rey David Dios dijo que era “un varón conforme a mi corazón”. De Moisés Deuteronomio registra que “nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés” y muchos más. 


Pero lo que me interesa resaltar como tercera conclusión es lo siguiente: si el tiempo de nuestra peregrinación terminara hoy, ¿Cuál sería el último recuerdo de ti y cuál sería el último recuerdo de mí?  

  

Aquí yace… 

Excelente siervo para su Señor, quién estimó su muerte. 

  

Aquí yace… 

Casi logro desarrollarse espiritualmente. 

 

Aquí yace… 

No podemos decir nada porque solo lo veíamos los domingos. 

            

Lo que quedará registrado en tu epitafio, se comienza a escribir en este momento, este día y en lo que estés realizando precisamente en este momento. Que lo que quede de nosotros, dé testimonio de cuanto amamos al Dios de la Gloria con quién compartiremos la eternidad. 

 

Hermanos…. Seamos líderes de Dios,  

Líderes de papel…. Hoy pueden dejar de serlo. 

 

Que Dios nos bendiga a todos.  









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