Líderes de Papel
DEDICATORIAS
Señor Jesucristo, líder de líderes
Lograste que
los que te rodearon en los días de tu carne, a pesar de ser tan diferentes
entre sí se
dirigieran en la misma dirección.
Coherencia perfecta
Fuiste capaz de crear las condiciones
para que tu mensaje diera el fruto que tu necesitabas
Visión perfecta
No solo
impactaste tu presente, dejaste bien claro cuál era el camino para que
el futuro de
los tuyos fuera glorioso
Metas perfectas
Hiciste de tus virtudes y cualidades,
cosas que la gente deseara con desesperación imitar
Personalidad perfecta
El lograr que tu mensaje continuara
vivo aun cuando en la carne tú ya no lo estuvieras
presente se convirtió en la principal
de tus metas
Prioridades perfectas
Sirva este libro para que tus pisadas
puedan ser realmente seguidas por aquellos que amamos tu nombre mientras
logramos hacer a un lado la pesada carga de nosotros mismos
CONTACTO
miguelmontoroministerio
miguelmontoroministerio@gmail.com
www.mministerio.webnode.mx
Serie: "IGLESIA HOY"
El libro
que tienes en tus manos forma parte de una serie de tres volúmenes. El primero
de ellos se llama: “Sanidad Espiritual”,
este que es el segundo se llama: “Líderes
de Papel” y el tercero se llama: “Imitemos
a las Iglesias de la Biblia” por lo
que, recomiendo la lectura de los otros ´dos volúmenes para poder cumplir así
con el propósito general de la serie.
¿Y cuál es
ese propósito? Identificar cuáles son los tres principales retos que la iglesia
cristiana del presente tiempo tiene, enfrentarlos y darles solución para que
así verdaderamente, la iglesia de Cristo cumpla en
verdad con el propósito de ser la luz del mundo y la sal de la tierra (Mateo 5.13-16) ya que, debemos
reconocer que hoy, la iglesia de Cristo parece que tiene como principal interés
imitar al mundo cuando se supone que es el mundo el que debiera buscar imitar a
la iglesia.
¿Y
cuáles son los retos que en el tiempo presente enfrenta la iglesia de Cristo? Primero, aquellos que formamos parte
del cuerpo de Cristo (Efesios 5.23) en teoría, deberíamos
ser personas libres de cualquier daño interior que el pasado nos haya provocado
para vivir como verdaderos “más que
vencedores” (Romanos 8.28) lo que en muchos casos no sucede por estar esclavizados
a hábitos pecaminosos que afectan nuestra vida provocados por la falta de sanidad espiritual y para lograr que
este proceso liberador suceda, escribí el primer volumen de la serie.
Segundo. Las
iglesias de Cristo no están viviendo bajo los mismos valores espirituales, bajo
los mismos hábitos santos de las iglesias del primer siglo las cuales, con
muchos menos recursos de los que tenemos ahora transformaron a la sociedad de
su tiempo. Para lograr traer esos valores a nuestras iglesias escribí el tercer volumen de esta serie que se
llama: Imitemos a las Iglesias de la
Biblia.
Pero, además
de estos dos problemas, en la iglesia de Cristo estamos viviendo a la sombra de
un pésimo liderazgo. Los cristianos no estamos siendo un referente de
transformación en donde deberíamos estar brillando, esto es, en nuestras
iglesias, en nuestros hogares y en nuestro entorno secular y, para poder
lograrlo, para que realmente seamos los referentes espirituales que con
urgencia se necesitan escribí el libro que tienes en tus manos: Líderes de Papel.
¿Por qué
elegí este nombre? Porque el liderazgo presente de los cristianos parece de
papel, sin fuerza, endeble, arrastrado por el viento de la carnalidad, sometido
a la corriente del mundo que le infecta, lo debilita y lo destruye, pero, eso
no tiene por qué continuar y para ello, en este libro conoceremos veinte cualidades que tuvo el mejor
liderazgo que el mundo ha conocido: el liderazgo de
Cristo. Estas cualidades nos permiten ver, como indicamos en la
dedicatoria que el liderazgo de Cristo tenía cinco
cosas perfectas: coherencia, visión,
metas, personalidad y prioridades.
La tesis de “Líderes de Papel” es simple. Si
imitamos las veinte cualidades que tuvo el liderazgo de Cristo, alcanzaremos
estas cinco cosas perfectas que transformaran nuestras vidas y por ende,
transformaran el impacto que provoquemos a nuestro alrededor.
Así que,
bienvenido a un libro que romperá todas las ideas que has tenido y que te han
enseñado sobre lo que representa ser un líder. Bienvenido al libro que
despertará en ti la necesidad de hacer que tu vida sea un agente transformador
de la vida de otros.
Lucha
conmigo para alcanzar esta meta.
Con aprecio
en Cristo
Miguel Montoro
Retomemos una idea mencionada en las palabras de presentación
de la serie “Iglesia Hoy”: los cristianos hemos sido llamados por Dios a ejercer
un liderazgo espiritual en nuestras iglesias, hogares y entorno secular.
Como hijos de Dios hemos sido elegidos para ser referente del mundo, luz
que en medio de las tinieblas guíe a una generación maligna y perversa (Filipenses 2.15) y, esta labor nos
convierte en líderes en el mundo, en modelos de imitación lo queramos o no.
Al aceptar a Cristo, firmamos el acuerdo tácito de impactar nuestro entorno, de
lograr que por medio de nuestra influencia el reino de nuestro Padre Eterno
crezca lo que es una labor de la cual, más tarde o más temprano se nos pedirán
cuentas.
En este punto es muy necesario que nos quede claro que,
cuando decimos “liderazgo cristiano” no nos estamos refiriendo únicamente a
los redimidos por Cristo que desde la eternidad fueron elegidos para ejercer el
oficio del pastor (Efesios 4.11).
Nos estamos refiriendo a todo tipo de cristiano
que, espero ya lo tengamos claro, tenemos el llamado universal de ser
líderes en cualquier entorno en donde nos desenvolvamos.
¿Eres anciano? ¿Usas más el apelativo “pastor”? ¿Enseñas en
tu iglesia cristiana? ¿Eres maestra de algún grupo de niños? ¿Diriges una
sociedad juvenil? ¿Estás al frente de una célula de estudio bíblico que se da
en tu casa? ¿Tienes una esposa que es tu ayuda idónea? ¿Eres esposa y luchas
con un varón a tu lado por lograr metas comunes para honrar a Dios? ¿Tienes
algún hijo a quién estás formando? ¿Eres estudiante de cualquier nivel en
alguna escuela? ¿Estás tratando de sacar adelante algún negocio donde tienes
varios empleados? ¿Trabajas en alguna oficina que depende de algún gobierno?
No importa lo que hagas, no importa lo que sea, no importa donde te
desarrolles, no importa las metas de vida por las que estás luchando. Eres un líder, un referente, una guía y,
el propósito de este libro es que seas un verdadero
líder que dé frutos para Dios no un líder débil, sin poder, sin impacto,
sin fuerza, un líder de papel.
Y las condiciones que hay en los entornos donde vivimos, nos muestran
que, en muchos casos los líderes cristianos son literalmente líderes
de papel.
En el entorno del cristianismo, tenemos excelentes materiales que hablan
sobre el liderazgo, se promocionan y llevan a cabo seminarios internacionales
donde se nos presenta el cuadro bíblico de lo que es un “líder”. Se nos
explican al detalle sus características e incluso, se hacen talleres de
motivación para que los líderes “sean movidos” a impactar la sociedad como
“Cristo impactó la sociedad de su tiempo”. Sin embargo, no vemos una iglesia
cristiana más espiritual, una iglesia que se esté transformando.
Y añadido a esto, los que dirigen la iglesia de Cristo tienen
disponibles materiales como nunca antes para ejercer mejor su función. Internet
lleva a estos “líderes” a cualquier parte del mundo y algunos de ellos parece
que tienen la Biblia memorizada y, en su mayoría cuentan con títulos
universitarios de “doctores” o “maestros; algunos, cuentan con una oratoria
impecable y una imagen que impresiona con ropa elegante y perfumes de
colección, pero, por ningún lado se ve su impacto. Sus iglesias no crecen, sus
vidas no cambian y solo producen lo que viven: un cristianismo superficial. En los hogares y nuestros puestos de trabajo contamos con condiciones
semejantes, o sea, tenemos todo para poder hacer que la influencia de Dios
alcance a gente como nunca en la historia y, a cambio de eso, nuestras vidas
parecen fábricas de hijos carnales completamente mal educados y desinteresados
en tener una relación íntima con Dios. Nuestros testimonios son tan malos que,
hacemos que la gente no creyente en Cristo salga huyendo ante la sola mención
de la palabra:
“cristiano”.
Los ejemplos se multiplican para comprobar una terrible conclusión:
El
liderazgo cristiano de hoy no está
transformando nada.
En “Líderes de Papel” constantemente
repetiremos esta idea porque la Biblia con claridad respalda que, la esencia de
la vida cristiana es la transformación, el reproducir en nosotros las virtudes
del carácter de Cristo.
Comprobemos esto usando tan solo dos pasajes de la Biblia:
Pero ahora, libres de la esclavitud
del pecado, han entrado al servicio de Dios.
Esto sí les es provechoso, pues el resultado es la vida santa y, finalmente,
la vida eterna.
Romanos 6.22 Biblia Dios habla hoy (énfasis añadido)
El que afirma que permanece en él, debe vivir como él vivió
1ª. Juan 2.6 Biblia NVI (énfasis añadido)
Pongamos especial atención en las partes que se han subrayado
de los versículos anteriores porque, ahí está de una forma tan clara como solo
Dios lo puede explicar que, la misión, la razón de ser del liderazgo cristiano
en cualquier entorno es: transformar.
Si eres líder en una iglesia sea como pastor, dirigiendo
jóvenes, líder de adultos damas o maestro de niños; si eres padre con hijos a
quiénes debes dirigir, si como cristiano te rodeas de gente a la que debes
influir y, tus ovejas, hijos o compañeros no se están transformando entonces tu liderazgo está
fracasando.
Si te crees muy respetado, si aseguras – y puede ser verdad – que tienes
un conocimiento de la Biblia que impresiona, si tu congregación cristiana se
puede contar por miles de personas, si tus hijos tienen títulos universitarios,
si eres el que dirige la asociación de trabajadores de la empresa en la que
laboras y créeme, no importa que otro argumento puedas presentar entiende, nada de
esto define nuestro éxito como líderes
cristianos. Solo cuando las personas bajo nuestra influencia cambian
para ser diferentes se puede afirmar que, nuestro liderazgo sirve de algo. De
lo contrario, no está sirviendo de nada.
“Líderes de Papel” no es un libro que habla sobre la
teología del liderazgo, más bien, “Líderes
de Papel” se centra en mostrarnos que es lo que debemos hacer los líderes cristianos
para lograr el objetivo de transformar a las personas que están bajo
nuestra influencia. Para cumplir con lo anterior, hemos organizado el libro de
la siguiente manera:
En el capítulo I hablaremos
de una manera muy amena sobre como son los malos líderes para que, descubramos
si nosotros somos alguna clase de líder
de papel; luego de esto, en el capítulo
II mostraremos como debiera ser el verdadero liderazgo cristiano usando
para ello como modelo, el liderazgo de Cristo. En el capítulo III veremos cómo se tiene que aplicar nuestro liderazgo
para poder transformar a las personas a nuestro alrededor para, finalmente, en
el capítulo IV analizar cuáles son
los problemas a los que actualmente se enfrenta el liderazgo cristiano, pero,
ese mismo espacio lo aprovecharemos para advertir de tentaciones que se deben
evitar cuando estamos en el ejercicio de liderazgo.
Amados hermanos, sea cual sea nuestro liderazgo, ha llegado el momento de
cambiar.
Conoceremos pues a los líderes y
los valores que han perdido, conoceremos al líder de líderes para aprender cómo debe ser un imitador de Él,
aplicaremos los valores del líder de lideres para volverlos nuestros.
Esto es, pues, lo que te ofrece “Líderes
de Papel”.
Al final, estoy seguro de que, terminaremos transformados puesto que solo
así podemos aspirar a transformar a otros y ya con una mente transformada como
líderes, lograremos desarrollar estrategias de acción que tendremos que aplicar
para lograr que, de entre aquellos a quienes estamos influyendo, surja la
siguiente generación de líderes que herede una visión limpia y sin tropiezos,
una visión transformada.
Amado líder, comienza tu proceso de
cambio
Dios está preparado para hacerte un
mejor siervo
Tú, ¿lo estás?
ÍNDICE
Introducción
CAPÍTULO 1. LÍDERES DE PAPEL
Vamos a ponernos de acuerdo
Iglesia cristiana
Madurez espiritual
Valores y antivalores
Líderes de papel en la iglesia
El líder Skywalker
El líder familiar
El líder Matusalén
El líder maestro
El líder corazón
El líder “Mole”
El líder burócrata
El líder dedo
El líder estrella
El líder policía
Reflexiones
Estoy usando hipérbole
La forma de elección
Transformadores no transformados
Los que caen en el lazo del diablo
Líderes de papel en el hogar y en el mundo
El líder tirano
El líder comediante
El líder materno
El líder amigo
El líder de mente abierta
El líder de doble moral
El líder
indiferente
El líder comunicativo
El líder invisible
El líder perfecto
Reflexiones
Cultura contra Espíritu
La importancia de la disciplina
Conclusiones
Iglesias del radio de Nicho
Iglesias de ruido blanco
Iglesias de la monarquía
El hogar rompecabezas
El hogar banco
El hogar materno
La mayoría silenciosa
¿Qué tanto es tantito?
El predicador incansable
CAPÍTULO 2. EL LIDERAZGO DE CRISTO
Coherencia
¿Por qué no hacerlo el día anterior? Honestidad
Sin importar lo que los demás piensen Seguridad
Un amor a prueba de todo Comprensión
Los resultados de la angustia Sabiduría
Visión
Cuando los tuyos no van a tu paso Paciencia
Cuando las paredes no se sostienen Confianza
Las cosas que incomoda decir Firmeza
Si la vida te debe algo Perdón
Metas
Pensando en todos Sueños
La esencia del amor de Dios Misericordia
La importancia de dar fruto Justicia
Cuando nos volvamos a ver Esperanza
Personalidad
Cuando la violencia no logra nada Mansedumbre
Estoy dispuesto a perdonarte Tolerancia
Un amor al pie de la cruz Compromiso
La carga que no lo es tanto Triunfo
Prioridades
Que personalidad debe triunfar Humildad
Renunciando a uno mismo Sujeción
Un solo motivo de adoración Dependencia
Yo mismo soy Trascendencia
Conclusiones
¿Perfecto o perfectible?
El maestro de kung-fu
Capítulo 3. LIDERAZGO EN ACCION
Una experiencia de comunión (La ofrenda que costó una vida)
La renuncia al materialismo (El siervo que compro su condenación)
Caminos inundados (Cuando la continuidad se pierde)
Creciendo en medio de las crisis (Las diferencias no deben terminar mal)
No es cuestión de edad (La responsabilidad del líder)
Un llamado a ser arquitecto (Buscando el bien común)
Un encargado apelando al amor (Haciendo propios los problemas de otros)
Denunciando la maldad (Aún a riesgo de la propia seguridad) No cualquiera puede estar al frente (Cuidándose de las motivaciones)
La dependencia que edifica (Reconociendo capacidades)
Capítulo 4. RETOS DEL LIDERAZGO EN EL TIEMPO PRESENTE
Retos del liderazgo en la iglesia
Reafirmar convicciones bíblicas
Inyectar valores a la sociedad
Transformación, no conformación
Retos del liderazgo en el hogar
Desarrollar convicciones bíblicas
Enseñar las prioridades correctas
Enseñanza y ejercicio de la libertad moral
Retos del liderazgo en el entorno secular
Mostrar una fe inconmovible
Reconciliar al mundo con Dios
Vivir vidas de verdadera victoria
TRES CONCLUSIONES
Sentados frente a la hoguera
Si el Señor viniera hoy
Epitafios
CAPÍTULO 1: LÍDERES DE PAPEL
VAMOS A PONERNOS DE ACUERDO
“Líderes de Papel” es un libro que está dirigido
completamente a gente cristiana, a personas que han aceptado a Cristo como su
Salvador y Señor personal y que se congregan en alguna iglesia identificada
como “cristiana” pero, en el entorno cristiano existen diversos matices a la
hora de entender lo que la Biblia enseña por lo que, creo necesario compartir
contigo a que cosas me refiero cuando se mencionen las siguientes expresiones.
Iglesia Cristiana
La iglesia es el cuerpo espiritual
de Cristo. Él es su Salvador y Cabeza de esta (Efesios 5.23). Cristo ganó este lugar de autoridad por medio de su
sangre cuando murió en la cruz del Calvario para salvar a la iglesia la cual,
en un sentido humano es la “asamblea” (significado de la palabra griega “eklessia”
de donde se deriva la moderna palabra “iglesia”) donde se congregan todos los
creyentes que han aceptado a Cristo como Señor y Salvador. La iglesia les
proporciona a los cristianos un lugar para desarrollar sus dones espirituales y
para manifestar el fruto del Espíritu Santo que se va observando conforme el
proceso de santificación que Dios ejerce en ellos avanza (Gálatas 5).
Eso es la “iglesia” ahora, cuando decimos: “templo” nos estaremos refiriendo al espacio físico donde se reúne una iglesia, esto es, al edificio, sin
importar el tamaño o arquitectura de este.
Ahora, hablemos de la organización de la iglesia.
Una asamblea cristiana no tiene ninguna clase de estructura jerárquica.
Cristo, como ya vimos es Cabeza de la iglesia, pero, además, es la única fuente
de aprendizaje de ella (Mateo 23.8) por
lo que, dentro de la iglesia cristiana las personas que se congregan no ejercen
un puesto de trabajo, ejercen funciones las
cuales son de la misma importancia ante los ojos de Dios así que, nadie que se
congrega en una iglesia cristiana merece ni debe recibir mayor reconocimiento
que el resto de sus hermanos.
Filipenses 1.1 identifica a tres tipos de personas dentro de la iglesia las cuales ejercen tres tipos de funciones. Tenemos a los “santos” o congregantes, personas que se han consagrado a Dios (significado de la palabra santo) y que se reúnen para cumplir con sus funciones que son alabar, adorar, ofrendar a Dios y orar los unos por los otros (Efesios 6.18). De entre el grupo de “santos” algunos comienzan a sentir la necesidad de hacer algo más para corresponder a Dios por las bendiciones que este les manifiesta así que, se enrolan en cualquier clase de trabajo material de la iglesia lo que los vuelve “diáconos” palabra que significa: “siervo”.
De entre los diáconos, Dios decide levantar a algunos (Hechos 20.28) que empiezan a
desarrollar un trabajo de atender además de lo anterior, las necesidades
emocionales y espirituales de los santos por lo que, su trabajo comienza a ser
semejante al trabajo de un pastor que cuida a las ovejas, las apacienta, las
guía, las sana y las restaura (Salmo 23)
lo que hace que, la iglesia comience a identificar en ellos labores de
liderazgo y autoridad espiritual por lo que, en su momento son reconocidos
públicamente como “pastores” de la
iglesia cuya principal labor es la enseñanza de la Palabra a las ovejas y el
cuidado de estas.
A los pastores de las iglesias cristianas se les identifica en la Biblia
también con el nombre de “obispos” y
“ancianos”. El primero de estos
nombres que significa “supervisor” habla del tipo de trabajo que deben hacer
mientras que el segundo resalta la madurez que los ancianos deben tener para
ejercer su labor.
Además de definir lo que entendemos en “Lideres de Papel” como iglesia y funciones de la iglesia, es
necesario hablar de lo que en el mundo cristiano se califica como un “ministerio” para lo cual usaremos la
siguiente cita de la Biblia:
Hay en la iglesia diferentes dones,
pero el que los concede es un mismo Espíritu.
Hay diferentes maneras de servir, pero todas por encargo de un mismo Señor.
Y hay diferentes manifestaciones de poder, pero es un mismo Dios,
que, con su poder, lo hace todo en todos.
1ª. Corintios 12.4-6 Biblia Dios habla
hoy
En la iglesia cristiana un “ministerio”
es lo que el apóstol Pablo define en la cita anterior como “maneras de servir” así que, cualquier
“servicio” ya sea material o espiritual que realice cualquier miembro de una
iglesia cristiana es un ministerio.
Madurez Espiritual
Si observamos con atención el apartado anterior, nos daremos cuenta de
que, la vida de la iglesia cristiana dentro de un templo implica una idea clara
de desarrollo, de crecimiento espiritual sostenido y permanente de los que ahí
se reúnen en el nombre de Jesucristo.
El congregante se desarrolla para responder al llamado que todo creyente
tiene de alcanzar lo que la Biblia llama la “estatura de la plenitud de Cristo”
(Efesios 4.13) y que, como ya
mencionamos para algunos de ellos puede incluir incorporarse al ministerio del
diaconado y algunos de estos, se integran al ministerio del obispado.
Esta idea de crecimiento interior está implícita en muchos pasajes de la Biblia como los siguientes: 2 Corintios 3.18 o Efesios 4.12-14 así que, los cristianos no somos personas espiritualmente estáticas, somos dinámicas, nos vamos desarrollando en función de cuanto permitimos que el Espíritu Santo de Dios controle todas las áreas de nuestra vida.
Cuando logramos hacer esto, cuando voluntariamente permitimos el control
absoluto de Dios vivimos en la condición llamada “llenura del Espíritu Santo” (Efesios 5.18) que debiera ser la meta
de vida de todo creyente (Romanos 6.22).
En esta condición, puede no tenerse un conocimiento intelectual profundo de
la Biblia, pero, los mandatos de ella se están viviendo por completo.
Ser “llenos” del Espíritu Santo significa ser un reflejo viviente del
carácter de Cristo, significa que, quién nos mira es como si mirara a Cristo y,
cuando alguien vive así, vive en una auténtica madurez espiritual.
Ahora, esta madurez “debe verse”, debe reflejarse en acciones por lo que, para encontrar una persona madura
espiritual no debemos preocuparnos por su edad, por su cantidad de conocimiento
de la Biblia o por cuantos ministerios está desarrollando sino por la forma en la que está viviendo y, a este respecto la
Biblia, claramente nos enseña que, las personas maduras espiritualmente están
manifestando algo en su conducta que es llamado: “fruto del Espíritu” además de que están buscando trabajar en algún
ministerio para poder aplicar algo que recibieron de Dios al momento de su
conversión y que es llamado: “dones del
Espíritu”.
El fruto del Espíritu aparece en la Biblia en Gálatas 5.22-23 y hace referencia a
que, un cristiano maduro espiritualmente, que está lleno del Espíritu Santo
debe manifestar las siguientes conductas: amor, alegría, paz, paciencia,
gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio tal y como las traduce
la Biblia Nueva Traducción Viviente.
Debe notarse que estas nueve conductas santas son la manifestación de un solo fruto así que, una persona madura
espiritualmente manifiesta las nueve actitudes o no manifiesta ninguna.
En “Líderes de Papel” coincidimos
con el pensamiento que, con respecto a este pasaje de la Biblia (Gálatas 5.22-23) expresa la Biblia de
Estudio Nueva Versión Internacional: “el
carácter cristiano es producido por el Espíritu Santo, no por la disciplina
moral de tratar de vivir por la ley” En consecuencia, este carácter
transformado procede de una dependencia total de la dirección del Espíritu
Santo lo que garantiza madurez y sabiduría espirituales.
Concluimos este apartado
de la siguiente manera: la manifestación
del fruto del Espíritu Santo es la única forma
de comprobar que un cristiano vive en una verdadera madurez espiritual.
Hablemos ahora sobre los dones
espirituales. Al respecto la Biblia dice:
A cada uno se le da una manifestación
especial del Espíritu para el bien de los demás
1ª. Corintios 12.7 Biblia NVI
Cada cristiano ejerce sus dones espirituales para ser de edificación a su iglesia,
o sea, convertirse en una herramienta de
Dios para mejorar la calidad de vida
espiritual de sus hermanos y de él mismo. El ejercicio de los dones no pude
ser usado para competencia entre los creyentes puesto que el Espíritu no puede
competir contra Él mismo.
La situación de la iglesia en Corinto (a quién se dirige la cita de la
Biblia que se mostró anteriormente), nos enseña que, en ella, había una
manifestación constante de dones, pero, un deficiente nivel espiritual. Esto
nos permite afirmar contundentemente que el ejercicio de los dones del Espíritu
Santo no
es garantía de madurez espiritual; eso solo lo da la manifestación del fruto del Espíritu Santo. No olvidemos esto,
La cantidad de dones del Espíritu que pueden considerarse como tales, su
diferencia con respecto a los ministerios, su definición y aplicación, escapan
de los alcances de este libro, por lo que dejamos al lector el estudio
correspondiente.
Para quién desee tener la referencia bíblica, la lista de los dones del
Espíritu Santo aparece en: Romanos 12 y
1 Corintios 12.
Ahora, pensemos un poco en lo que podemos llamar: “cualidades naturales” de cada persona ya que, además de los dones espirituales que se reciben
directamente de la mano de Dios existen habilidades hacia ciertas cosas que
Dios le ha dado a cada ser humano para poder, primordialmente, sobrevivir en
este mundo. No son dones o fruto de la acción del Espíritu Santo, pero estas
cualidades pueden ser usadas para ejercer algún ministerio en la iglesia.
Por ejemplo, existen personas con la cualidad de desarrollar las
habilidades para tocar instrumentos musicales y, si bien existen otras que, con
la practica suficiente desarrollan un gran nivel de destreza musical, quién
recibió esta habilidad de parte de Dios la desarrolla más rápido y con mayor
perfección, pero, ambos pueden usar esta habilidad para honrar a Dios quién,
por cierto, no ve mejor al que tiene la habilidad natural de aquel que la ha
desarrollado.
Las cualidades naturales no son dones del Espíritu Santo así que, no existe el “don de la música” en la iglesia ni ningún otro además de los que la Biblia enseña.
Valores y Antivalores
En “Lideres de Papel” entendemos
como “valor” cualquier idea que, desarrolla en el ser humano conductas que lo
vuelven una mejor versión de sí mismo. Por ejemplo, pensemos en el valor del respeto. Cuando una persona entiende lo
que el respeto es y llega a la conclusión de que el respeto es algo que debe
practicar y lo comienza a hacer entonces, dicha persona mejorará su calidad
moral, será un individuo productivo para su entorno social y una mejor persona
para con quién convive a su alrededor.
Como puede deducirse de la definición de “valor”, los valores morales llegan a nuestra vida por la vía de la influencia de la familia, de la cultura o de las amistades, pero, en el contexto cristiano además, existe la influencia de la Biblia y de la persona del Espíritu Santo los cuales, siendo perfectos, ofrecen al creyente redimido el acceso a valores no morales, sino valores espirituales que, santifican a la persona lo que significa que la vuelven alguien cuya vida está dedicada a honrar a Dios.
La lista de valores espirituales es muy amplia por lo que, en este espacio solo se da a conocer una definición de lo que es un valor y en el desarrollo del resto del libro se irán mencionando estos como se vaya requiriendo.
Ahora, vamos al lado contrario. Si existen valores espirituales entonces, también existen los antivalores espirituales que son conductas que nacen en cualquier pensamiento contrario a la voluntad de Dios y, que de no se limitados terminan gobernando a quién lo permita convirtiéndole en una peor versión de sí mismo viviendo siempre para resistirse a obedecer a Dios.
Los antivalores en nuestra
vida cotidiana se reflejan a través de los pensamientos y conductas que,
definiríamos como: “pecado” y son degradativos, lo que significa que, tienden a
empeorar y a dañar nuestro ser conforme pasa el tiempo. Así que, si decides en
lugar de dejarte guiar por valores seas o no cristiano, entonces, quieras o no,
estarás viviendo bajo la influencia de los antivalores lo que hará que tu vida
vaya empeorando cada vez más.
Con toda la información anterior, ahora si estamos listos para dar el
siguiente paso y conocer a algunos de los líderes
de papel que existen.
Los primeros que conoceremos serán los que se encuentran dirigiendo
alguna iglesia, o sea los que solemos conocer con el apelativo de “pastores”.
Luego de ellos, en otra sección, conoceremos a los líderes de papel que
viven dentro de los hogares y a aquellos que los vemos en cualquier ámbito
secular sea este la escuela o un entorno de trabajo y que suelen andar por ahí
destruyendo toda buena obra que Dios desea hacer por medio de ellos (Efesios 2.10) y sobre todo, en el caso de la iglesia, las andan vaciando y en el mundo
parece que viven para que el nombre de Cristo sea blasfemado por los no creyentes
(Romanos 2.24) los que terminan por supuesto, sin la menor
intención de asistir a la iglesia.
El nombre de cada uno de los líderes
de papel que se mencionan está tomado de la cultura popular, de referencias
sociales y de otros lugares más. El nombre que elegí para cada uno pretende
que, de la manera más amena posible podamos identificar que caracteriza a cada
uno de estos líderes además de que, he dibujado una ilustración para que
también a través de esta entendamos como es cada líder de papel y, quiero que algo quede claro: no soy dibujante así que, nada más con ver el terrible aspecto de
las caricaturas tendremos un motivo más para divertirnos.
Finalicemos esta parte reflexionando un poco.
Si bien los siguientes ejemplos serán presentados de una forma amable,
realmente lo que deseo es que te sacudan.
Es importante reconocer con total honestidad si nosotros somos alguno de
los líderes de papel que estamos a
punto de conocer porque realmente esa es la parte más importante de este libro,
identificar los vicios de nuestra conducta como líderes y que eso nos motive a
detener el deterioro de nuestras vidas con el que podemos estar destruyendo
iglesias, hogares y matrimonios así que, por favor, identifica la clase de líder de papel que eres.
LIDERES DE PAPEL EN LA
IGLESIA
El líder Skywalker
Luke Skywalker es el nombre del principal personaje
en varias de las películas que forman parte de la saga conocida como: “La Guerra de las Galaxias” que es una
de las franquicias de cine de ciencia ficción más exitosas de la historia y
que, relata en términos cósmicos la lucha entre el bien y el mal dentro de un
claro escenario panteísta.
Luke Skywalker (de cuyo apellido tomamos el nombre
de este líder de papel) combate el
mal usando sus habilidades como Jedi (una clase de secta guerrera) que usa una
filosofía en donde él es un “todo” que está unido a una energía que hay en el
universo y que se llama: “la fuerza”.
- “Usa la fuerza” - le decía constantemente su maestro Jedi al joven Luke
Skywalker, mientras este se concentraba en percibir la energía a su alrededor.
Hay líderes de papel así, líderes Skywalker. Mientras la iglesia
necesita una visión hacia dónde dirigirse, un camino claro acerca de los retos
que tiene que enfrentar o una línea de trabajo para diáconos y congregantes, o
mínimo; un plan de evangelismo para alcanzar nuevas almas ellos, parece que están
envueltos en experiencias místicas con algo que suelen llamar la “unción” lo que parece les quita tanto
tiempo que no les queda nada para dedicarlo a lo que más importa de sus
iglesias: los congregantes.
Mientras todo a su alrededor se cae a pedazos, el líder Skywalker está buscando en alguna reunión carismática o en alguna predicación en Internet la “inspiración” para poder seguir “sintiendo” la presencia de Dios y tal vez, solo tal vez, encontrar la solución a los problemas de la iglesia.
El líder familiar
El líder “familiar” tiene en
tan alta estima el concepto de ayudar a
su familia (no la de la fe), que
lo hace con tal pasión en la iglesia que parece que no hay nadie más dentro de
ella.
Este anti líder solo sabe favorecer a su familia. En
público no deja de mencionar la importancia que su familia tiene para la
iglesia (aunque en realidad no la tiene).
En pláticas privadas y públicas siempre da lecciones de moral en las que de
manera sospechosa siempre interviene alguien de su familia. Su hija toca instrumentos musicales en
la iglesia aun cuando no se cansa de pasear por las calles de la ciudad de la
mano de incrédulos. Su hijo siempre
aparece dirigiendo actividades aun cuando su forma de vestir, hablar y actuar
revela que su consagración a Dios tiene el grueso de una hoja de papel.
Es más, casi está a punto de colocar en la fachada del templo junto al
nombre de este, un nuevo título en donde se lea: “Templo Evangélico de los
Gutiérrez” o “Templo Evangélico de los Brown” o sea, el nombre del templo y el
apellido de su familia que son – según parece – los únicos que cuentan.
Ahora bien, es bastante lógico que nuestra familia de sangre deba servir en la iglesia, sobre todo, cuando tiene el respaldo de un innegable desarrollo espiritual. Tratar de impedir esto, en nombre de evitar que seamos acusados de nepotismo es algo totalmente incorrecto, pero, favorecer el lucimiento personal de nuestra familia solo para obligarlos a servir o para impedir que otros siervos con mejor capacidad sirvan o porque tengo un orgullo malsano por las mediocres cosas espirituales que mi familia hace, eso, es un error que puede costarle caro a este líder de papel ya que muchas veces, la familia no consagrada, termina destruyendo la buena labor de un líder.
¿Y cómo la puede destruir? con su mal
testimonio. Al líder familiar
se le olvida que el servicio en la iglesia es para las personas que viven consagradas a Dios y no para intentar animar a consagrarse a
quién con toda claridad no tiene ningún interés en Dios.
Si no hay marcha atrás, el líder familiar terminará logrando lo que
desea: tener
una iglesia donde solo asista su familia
y unos cuantos simpatizantes. La gente llegará a estas congregaciones y se irá
tan rápido como llegó al descubrir la forma tan injusta como se administran las
mismas.
El líder Matusalén
Matusalén es un personaje de la Biblia famoso por ser el que más años
vivió (Génesis 5.25-27). Fue Padre
de Lamec y murió el mismo año en que se desató el diluvio. Su vida se prolongó
durante 969 años y en algunos templos hay líderes
de papel que creen que van a vivir tanto o más que Matusalén así que,
concentran en ellos todas las decisiones y todos los ministerios de la iglesia
para que, al paso de los años tristemente los veamos servir ya sin la capacidad
ni la fuerza para hacerlo y, no pudiendo recibir ayuda porque nunca prepararon
a nadie para el servicio y por cierto, cualquier ayuda que se les brinda es
rechazada ya que, este líder quiere hacerlo todo, todo el tiempo.
Egoísmo puro gobierna el corazón del líder Matusalén que no ha entendido que él es solamente una pieza de un plan eterno de Dios donde nadie es superior a nadie. Soberbia mal disimulada se ve en los líderes Matusalén a kilómetros de distancia desde donde se aprecia la superioridad que demuestran sentir por los demás con las miradas y actitudes que les manifiestan y con las que demuestran que ven a todos a su alrededor (incluida su familia de sangre) como si fueran “mascotas” que usarán a conveniencia para impulsar su persona que creen, será recordada con placas conmemorativas o estatuas de cuerpo completo cuando la realidad es que, este líder como cualquier ser humano, pasará como la flor de campo que pasa el viento por ella y perece (Salmo 103.15-16) sin que quede recuerdo de él excepto el fruto de sus obras pero, como solo se concentró en servirse que en servir a otros (Ezequiel 34.2), no habrá obras por las que al final sea recordado.
¿Por qué el líder Matusalén actúa
así? Porque no entiende que somos pasajeros y que no solamente debemos
formar una mejor iglesia en el presente sino preparar a la iglesia para el
futuro cuando quiénes la dirigen ya no existan por lo que, se debe impulsar a
otros siervos para que hagan obras más grandes de las que hemos hecho nosotros.
El líder Matusalén piensa que
siempre estará ahí cuando esto no es verdad, y su forma de pensar desarrolla un
peligro: el peligro de que, al morir,
su
iglesia muera con él.
El líder maestro
El líder maestro es aquel que,
quiere dar una lección o predicar un sermón en cualquier
situación que se le presente lo que no siempre
es necesario. Dicho de forma irónica, el líder maestro “entiende tan profundamente lo que Dios
quiere decir” que cree que el Creador de tod, inluido de su persona,
necesita de sus palabras para hacerse entender.
Curiosamente, en muchos casos, todo lo que el líder maestro quiere enseñar quién nunca lo pone en práctica es él o su familia. En los momentos en que alguien quiere un abrazo, él le da un sermón. Si alguien necesita una ofrenda la entrega, pero, por supuesto junto con un sermón; si hay que organizar la enseñanza de la iglesia lo hace, pero, por supuesto dando un sermón. Si alguien ha caído en pecado para el líder maestro restaurarle es lo de menos, lo primero es que tiene que escuchar el buen sermón que le quiere dar.
Esto significa que, ¿la enseñanza en la iglesia no es necesaria? De ninguna manera. Los maestros son
personas que, desde la eternidad han sido destinados por medio de la persona de
Cristo (Efesios 4.11) para dar a la
iglesia la doctrina que, emanada de las enseñanzas del Salvador la mantengan
viva y activa en el mundo. La enseñanza siempre
será necesaria.
Pero, la mejor enseñanza siempre será la que se dé en el momento
oportuno. Si estudiamos en los evangelios a Cristo como maestro nos daremos
cuenta de que, en muchos casos, antes de una enseñanza, dio comprensión, dio
una caricia, dio amor y sobre todo, dio testimonio porque todo lo que enseñaba
era Él quién primero lo hacía. Los líderes
maestros suelen enseñar, pero no hacer.
Si en la eternidad Dios necesitará maestros este líder tiene razón de ser como es; de lo contrario, le vendría muy bien pensar primero en mostrar amor antes que en dar un sermón.
El líder corazón
Este líder por su propio temperamento o visión de vida se siente atraído hacia la pura manifestación del amor de Dios. El: “amarás al Señor tu Dios” y “a tu prójimo como a ti mismo” (Lucas 10.27) no es algo de lo que esté vestido, lo tiene tatuado y en base a este principio, vive.
Según el líder corazón,
absolutamente todos los problemas de la iglesia se pueden y deben resolver
siendo amables, generosos, dadivosos, aceptando agravios aun cuando en ello
vaya la integridad de la iglesia, de la investidura de un líder, de la
estabilidad de los hermanos o de la honra al nombre del Señor. En consecuencia, no le importa que lo tachen
de tener poco carácter o de que no es capaz de tomar buenas decisiones porque
románticamente cree que, con puro amor, todo se
resolverá.
La filosofía del líder corazón
pudiera parecer correcta y efectiva, pero el problema es que deja de lado una
premisa fundamental de la administración de una iglesia, de un hogar o de una
vida: somos una raza caída. La mayor parte de las veces, preferimos el
imperio de la carne sobre el imperio del Espíritu por lo que, en la iglesia,
muchas personas actuarán equivocadamente disimulando orgullos, envidias,
soberbias, y ocultando sus verdaderas intenciones. Si seguimos la lógica
bíblica de que todas las cosas son
impuras para los impuros (Tito 1.5),
sucederá que, nuestras muestras de amor serán despreciadas así que, sin dejar
de amar a los que están equivocados debemos ejercer en muchos casos disciplina
que, aunque no será agradable será el único camino para resolver conflictos,
pero esto, el líder corazón nunca lo entenderá.
Triste destino el de este líder ya que muchas veces será menospreciado
sin merecerlo, dirigiendo iglesias que siempre tendrán problemas y que nunca
terminarán de crecer espiritualmente.
El líder “Mole”
La “Mole” (así llamado en Latinoamérica) es un personaje de ficción que forma parte del grupo de héroes conocido como: “Los Cuatro Fantásticos”. La “Mole” era un hombre normal hasta que una desafortunada lluvia de rayos cósmicos lo convierte en un ser de piedra, de pura dureza y si tomamos esto como un símbolo de no expresar emociones, de no ser afectivo ni buscar la empatía con los demás diríamos que, hay muchos líderes de papel que son así.
En cualquier iglesia es fácil localizar al líder moles si es que este existe. Únicamente tenemos que seguir el
rastro de ovejas lastimadas que deja a su paso.
Si a este líder le preguntáramos porqué actúa de una manera tan
insensible sin que le importe que, en su conducta refleje todo menos a Cristo
nos dirá, lo único que busca es que todas las cosas en la iglesia sucedan como
dice la Biblia: “decentemente y con orden” (1
Corintios 14.40) por lo que cree que eso lo autoriza a atacar a sus
hermanos en la fe en cualquier cosa que le parezca censurable, ¿desde el punto
de vista de Dios? Por supuesto que no. Siempre
lo hará desde su personal punto de vista.
Este líder de papel quiere
resolver todos los problemas con las mismas medidas sin entender que, cada
situación requiere atención diferente. Le encanta pisar en las heridas de la
oveja lastimada y hasta parece que disfruta con el daño que provoca porque cree
que, las personas deben “aprender su lección”. Su actividad favorita es imponer
reglas de conducta a todos los miembros de una iglesia reglas que, por
supuesto, los primeros que no cumplen con ellos son los miembros de su familia.
Ahora que, si lo pensamos bien, es triste ser un líder mole en la iglesia. Todos fingen que lo toman en cuenta y lo saludan cuando lo que quieren es estar lo más lejos posible de él. Qué triste que este líder no se dé cuenta de lo que se opina a sus espaldas, pero, pensándolo bien, puede haber algo más triste: ser parte de la hipocresía en la que vive su familia.
El líder burócrata
El líder burócrata es tan bueno, y sabe tanto de la Biblia gracias a sus arduos estudios teológicos en un instituto bíblico (algo que se encarga de recordarnos a cada instante) que debemos entender que, nosotros simples mortales en la “indigna” categoría de diáconos o congregantes no podemos tan fácilmente ascender al monte santo donde él vive y trabaja y, desde donde en su propia idea, derrama sabiduría que, ni siquiera los apóstoles tuvieron por lo que, acercarse a ellos requiere todo un protocolo que debemos cumplir para ser tener su atención.
Si te quieres acercar al líder
burócrata para digamos, recibir un consejo sobre cómo mejorar la
comunicación hacia el interior de tu hogar, primero debes formar parte de su
“equipo cercano” porque déjame decir que, si hay algo que le gusta a este líder
es tener su propia caricatura de apóstoles a su alrededor diciéndole a todo que
sí. La realidad es que este líder de
papel no quiere sus “apóstoles” más bien, lo que quiere
es un grupo de aduladores que todo el tiempo le estén inflando el ego
recordándole lo especial que es.
Segundo. Debemos ser personas que previamente
debimos hacer algo importante en favor de él como, por ejemplo, darles una
jugosa ofrenda (eso nunca falla) y, finalmente, debemos de acercarnos con una
actitud de humillación ante ellos semejante a la que tendríamos si estuviéramos
ingresando al tercer cielo (2 Corintios
12.2-4), además, debemos estar listos porque, al momento, al líder
burócrata se le pueden ocurrir otras condiciones que debemos cumplir antes de
disfrutar de su “maravillosa presencia”.
Al final, la gente se termina aburriendo de sus requisitos y mejor
prefieren cambiarse de iglesia o alejarse de Dios, solos e indefensos, aunque
pensándolo bien, cualquier oveja que haya vivido bajo la influencia de un líder burócrata siempre vive así, sola e indefensa.
El líder dedo
En muchas actividades de la sociedad moderna existe una práctica que se
conoce como “el dedazo” o “poner el dedo” o “apuntar con el dedo”. Todas estas
expresiones se refieren a la misma cosa que es, la costumbre de un líder en
turno, de señalar directamente a la persona
que le sucederá en el ejercicio del liderazgo anulando con ello a personas que
pueden estar mejor preparadas o que pueden tener más derechos que ellos para
asumir la posición que el líder en turno dejará vacante.
Esta práctica del “dedazo” da nombre a nuestro líder y, los líderes dedo para tristeza de muchas iglesias existen más comúnmente de lo que nos podemos imaginar.
Los líderes dedo son capaces
de pasar por encima de la voluntad de Dios para imponer en el liderazgo de una
iglesia a las personas que ellos desean porque muy interiormente lo que quieren
es dejar tras de sí alguien a quién puedan manipular para que ellos sigan
siendo “el poder tras el trono” o simplemente porque tienen una agenda con sus
particulares intereses (ninguno de ellos espirituales) que desean proyectar
hacia el futuro.
¿Cuál es el resultado del accionar del líder dedo? Que al liderazgo de las iglesias llegan pastores que no
cumplen las cualidades que para ellos reclama la Biblia (1 Timoteo 3.1-7) así que, tendremos al cuidado de las ovejas a
personas que no tienen ni idea de cómo se cuidan las ovejas del Señor.
Encontrar por donde ha pasado un líder
dedo es fácil ya que siempre dejan tras de sí iglesias debilitadas y
divididas por la innecesaria concentración de decisiones en una sola persona y,
una iglesia así difícilmente podrá permanecer más allá de un par de
generaciones por lo que, a los “líderes
dedo” bien les valdría recordar que, la iglesia es un sitio en donde
quienes dirigen sirven a la gente y no donde se sirven de la gente. La iglesia no le pertenece a hombre alguno; su
único dueño es Jesucristo. Los líderes humanos de las iglesias solo administran
algo que no les pertenece y de lo que algún día entregarán cuentas teniendo la
responsabilidad de entregar la iglesia mejor de lo que la recibieron por lo que
dañar la iglesia de Cristo, es atentar contra su Santa persona y quién lo haga,
deberá enfrentar las consecuencias merecidas por hacer esto.
El líder estrella
¿Sabes que es una alfombra roja?
Es literalmente lo que dice la frase. Es una alfombra larguísima de color rojo que suele colocarse a la entrada de edificios en donde se presentarán espectáculos por primera vez teniendo a las “estrellas” protagonistas como invitadas para que estas vean el resultado de su propio trabajo. Estas celebridades caminan por la alfombra roja con sus mejores galas mientras permiten que los periodistas les tomen fotos y les hagan entrevistas así que, las alfombras rojas son para los “populares” para aquellos que, de alguna manera son especiales aunque en realidad su trabajo es como cualquiera solo que, produce más dinero y mucha más fama lo que hace creer a estas celebridades que eso les hace especiales por lo que, merecen que se les trate de una forma especial aunque sudan lo mismo y van al baño de la misma forma que el resto de nosotros.
Pues bien, hay líderes de papel que
se sienten así, famosos, especiales, únicos.
A este tipo de líder le llamaremos líder
estrella y se caracteriza porque piensa que todo el tiempo está viviendo en
una pasarela, en su alfombra roja particular. Él cree con todas sus fuerzas que
vive en un nivel superior a los demás; cree que, lo que es o lo que dice es tan
“importante” que, eso lo aparta del resto de las personas por lo que hay cosas
en la iglesia que ya no están “a su nivel” así que, dar clases a niños o servir
comida en una convivencia o ir a predicar a las calles por favor, eso es malo,
horroroso, terrible porque según piensa el líder
estrella esas cosas son para “los que están comenzando” y ese, por
supuesto, no es su caso así que, debemos de respetar lo que es y solo asignarle
tareas que vayan de acuerdo a su estatus.
El nivel de soberbia del líder
estrella es tan alto que, jamás lo veremos saludando a alguien en la calle,
visitando gente anciana, o acariciando la piel de un enfermo. No, eso no es para ellos. Pero eso sí,
cuando se convoque a una campaña evangelística y haya un micrófono para él
debajo de un reflector o cuando se vaya a filmar un programa de televisión
cristiana ahí los veremos, sonrientes y en primera fila.
Sin duda, los “lideres estrella” son
los modernos fariseos que buscan las
primeras filas en el espectáculo de la falsa fe (Lucas 20.46) mientras que, en el reino de los cielos no tienen
cabida alguna y lo más probable es que no estén ahí, gracias a Dios.
El líder policía
El líder policía tiene una doble función en la iglesia. Aparte de ser anciano, diácono o congregante, es el único poseedor del título de: “supremo guardia de la rectitud y buenas maneras de la congregación”, por lo que, todo hermano que realice alguna práctica o manifieste un hábito o se atreva a romper con cualquiera de las reglas que este líder tiene en la cabeza, debe esperarse a más tardar en cinco minutos una amable cita en el área de la iglesia exclusiva para regaños para así, poder corregir su mal proceder.
El líder policía cuenta con
una amenaza infalible que vale más que 1000 exhortaciones: “Hermano: ¿me permite cinco minutos para hablar con usted?”. Esa es
la señal de que viene un aburrido sermón de santidad y pureza que es en
realidad, un monumento de contradicción, ya que este líder suele denunciar como
malo, lo que precisamente él, sus hijos o su esposa están haciendo. El líder
policía, al causar contradicción termina rodeado de ella, ya que todos
fingirán en su presencia que le hacen caso para que en cuento se aleje, todos
vuelvan a lo mismo y lo más preocupante es que esta falta de coherencia quién
menos la detectará, será precisamente el
líder policía ya que para él las cosas lucen bien, y es cierto, el problema
es que, muchas cosas que lucen hermosas por fuera suelen estar corrompidas por
dentro y así es la vida de este líder, una completa corrupción.
REFLEXIONES
Estoy usando hipérbole
En todos los ejemplos de los líderes
de papel que se comparten en este libro se está usando hipérbole, o sea, una exageración sobre las características de los
mismos para que, podamos tener claro lo que más se suele notar de estos seudo líderes pero, es obvio que no
todos los líderes cristianos que dirigen iglesias son así e incluso, afirmamos
que, existen muchos que son ejemplos vivientes de las virtudes de Cristo y por
ende, líderes que no son de papel solo que
aquí nos estamos concentrando en los que sí lo son.
La forma de elección
Todos los problemas generados por los lideres de papel no existirían si estos no estuvieran al frente de
las iglesias cristianas así que, en la “forma” en que estos llegan al liderazgo
algo se está haciendo mal ya que, se está eligiendo a personas no capacitadas
para ejercer dicho liderazgo por lo que la siguiente pregunta es válida: ¿cómo
se debe elegir a un anciano o pastor de una iglesia?
La Biblia es clara con respecto a las
cualidades que un líder de una
iglesia cristiana debe mantener (1ª.
Timoteo 3.1-13; Tito 1.5-9) por lo que, aquí tenemos un buen inicio que
marca el camino de la elección de un líder, o sea, para poder “decidir” quién
ejercerá el liderazgo cristiano debemos mirar a los diáconos que estén
manifestando estas cualidades.
Llamemos a esto el factor del
testimonio.
Elevar personas a funciones de liderazgo en la iglesia cristiana que no
están manifestando estas cualidades siempre conducirá al desastre. No se trata
solamente de que se le vea “trabajando” en la iglesia. Se trata de que además
veamos que deja trabajar al Espíritu Santo en su vida.
El apóstol Pablo en una de sus cartas le recuerda a Tito que, una de sus actividades era establecer “ancianos” (pastores) en las iglesias donde estaba trabajando (Tito 1.5) pero, claramente después de esto nombra las cualidades que estos pastores debían tener (Tito 1.6-9) así que, el factor del testimonio debía ser para Tito un punto vital que observar.
Lo anterior, era una inmejorable guía para aprobar la elección de un
líder cristiano, pero ¿quién la aprueba? ¿el líder en turno? No, el líder en
turno participa en la elección, pero no debe
ser quién la determine.
Dice la Biblia que Dios ha constituido a
quiénes deben ser pastores (Efesios
4.11) así que, quién decide quién debe ser líder en la iglesia es el dueño
de esta, Cristo; por lo que, los hombres solo
ratificamos una decisión que se ha tomado en la
eternidad y para que nuestras emociones o simpatías no nos lleven a elegir
a la persona equivocada es necesario tomar en cuenta el factor del testimonio, pero, también hay otros factores que
considerar.
Vemos ahora un ejemplo práctico de la elección de un líder cristiano y
este es la elección de Matías como sucesor de Judas Iscariote (Hechos 1.12-26) de la cual muchos
afirman que no puede ser tomada en cuenta como adecuada porque en esta
intervino el azar al echarse “suertes” para elegir a Matías, pero, esta
afirmación carece de sentido.
Revisemos el pasaje. Como apóstoles
eran considerados en la iglesia primitiva solo
aquellos que habían sido testigos
oculares del ministerio del Señor Jesús. Matías
lo era (Hechos 1.21). Eso fue
avalado por el resto de los apóstoles sobrevivientes, quienes aceptaron que los
candidatos habían estado con ellos desde el bautismo de Jesús por Juan el
bautista hasta su ascensión a la gloria (Hechos
1.22). Sólo bajo esta premisa, se elige a
dos candidatos: José y Matías.
Después de esto, se hace oración pidiendo a Dios dirección (Hechos 1.24) luego de lo cual, se
elige por suerte a Matías, pero ya
existían antecedentes, requisitos y cualidades lo que descarta el azar. Alguien puede argumentar que no se vuelve
a mencionar a Matías con lo que queda clara la ineficacia de su ministerio,
pero tampoco se vuelve a mencionar a por los menos otros siete de los
apóstoles. ¿Su ministerio también fue
ineficaz?
El uso de las suertes claramente deja ver que, las cualidades de ambos
candidatos eran tan buenas que, bajo la apreciación humana, no se veía ventajas
de uno sobre otro por lo que, haciendo eco de la elección que se hacía en el
Antiguo Testamento usando las piedras llamadas Urim y Tumin (Éxodo 28.30) se decide “echar suertes”
bajo la convicción de que sería Dios quién mostraría el resultado, no el azar
tal y como sucedía en los tiempos del Antiguo Testamento.
Llamemos a esto el factor de la dirección.
Este factor nos enseña que debemos encontrar al candidato que Dios ha
elegido, no nosotros. Los nuevos líderes
cristianos deben cumplir las expectativas de Dios, no las de la congregación o
las del pastor en turno.
El líder cristiano llega a presidirnos no para darnos la razón o cumplir las “sugerencias” del pastor de mayor de edad con el que compartirá su ministerio; llega para darle la razón a Dios aun cuando eso implique ir en contra de la opinión de quién sea.
También, debemos considerar otro factor al que llamo el factor de la voluntad.
La Biblia dice que, el que anhela el obispado anhela algo que es bueno (1 Timoteo 3.1) por lo que lo más
natural es que si alguien tiene un anhelo, deba
manifestarlo así que, debemos alentar a cualquier diácono que desea ser
considerado para ejercer la función de pastor a que lo de a conocer y, por
supuesto esto implica que las ovejas conozcan el anhelo para que ellas puedan
considerar si perciben en el que anhela obispado la capacidad de dirigirlas.
Lo anterior hace que, la iglesia se vea
involucrada en el proceso de elección de un nuevo pastor. Esto es necesario
ya que, si bien una persona puede recibir de Dios el sentir de querer ser
líder, lo más lógico es que Dios también ponga en la congregación el deseo de
un nuevo líder que sea por supuesto, quién está
anhelando serlo. La iglesia no puede ser ignorada en el proceso de la
elección de un nuevo pastor ya que son ellos quienes escucharán su voz y lo
seguirán al reconocerle como quién los llevará a los pastos verdes del buen
alimento de la Palabra de Dios (Salmo
23).
En cierto sentido, cuando se elige a un nuevo anciano, en realidad solo
se reconoce públicamente a la persona que por mucho tiempo ha estado realizando
la labor de atención a las ovejas así que, el elegir solo por las emociones del
líder en turno puede provocar llevar al liderazgo a alguien que no tiene la
capacidad de ser un verdadero pastor y que no es visto por la iglesia con la
autoridad moral necesaria para ejercer dirección sobre ellos.
Al elegir líderes sin importar el método que se elija, no olvidemos tomar
en cuenta el factor del testimonio, el
factor de la dirección y el factor de la voluntad involucrando a la iglesia
en el proceso de la toma de decisiones. Todo esto en su conjunto, logrará que
al liderazgo de la iglesia lleguen las personas que realmente Dios quiere.
¿Cómo son elegidos los líderes de tu iglesia? ¿Crees que te dirigen las
personas adecuadas? ¿La voz de tus líderes la sientes como una voz que te puede
dar dirección, seguridad o consuelo? O, como en muchos casos, miras al líder
para solo ver en su lugar a la persona que por ser familiar o por ser más
servil con el líder en turno fue premiado con algo que lo ve no como una
función sino como un puesto así que desde ese lugar no servirá por amor, sino
que esperará a que lo sirvan, a que lo busquen, en resumen, será un pastor que se apacentará a sí mismo (Ezequiel 34.2).
¿Conociste antes de que fueran elegidos a tus nuevos ancianos? ¿Los
identificabas como gente con capacidad de servir? ¿con capacidad de estar cerca
de las ovejas? ¿Cuántas semanas estuvo toda tu iglesia orando por los nuevos
líderes para confirmar que debían ser reconocidos como tales? Si las respuestas
a preguntas como estas son inciertas, incierto es el liderazgo de tu iglesia e
igual de incierto es el futuro de esta.
Líderes de las iglesias, cuiden la forma en que abren paso a sus sucesores ya que de esta decisión dependerá la estabilidad y el futuro de las congregaciones que presiden. Dejen a Cristo el control de la iglesia que le pertenece a Él porque la compro a precio de sangre algo que, ningún líder cristiano humano podrá hacer jamás. No usurpen en la iglesia un lugar que nunca les va a pertenecer.
Y, por cierto, desde este espacio hacemos un llamado a toda la iglesia de
Cristo. Mucho cuidado con las personas que se “auto ofrecen” como candidatos
para ser líderes porque “sienten” que Dios los está llamando a servir de tiempo
completo cuando en realidad, lo único que están buscando es que la iglesia los mantenga porque no les gusta trabajar.
Decir tres o cuatro palabras con coherencia frente a un micrófono no
implica que quién lo hace debe ser llevada al liderazgo de la iglesia. De estas
personas se debe revisar bien su vida para asegurarnos que son personas
responsables ya que, si no les han gustado las responsabilidades, nunca serán
responsables con la iglesia a la que supuestamente desean servir.
Transformadores no transformados
La meta primordial que un líder de una iglesia cristiana debe perseguir
nos ha quedado claro es: transformar a
las personas que están bajo su influencia, pero, para poder lograr esto es
vital que, quién dirige a la iglesia de Cristo debe estar transformado. Una
persona que no está siendo transformada por Dios nunca podrá ayudar a que otros
se transformen.
El aceptar líderes de papel en
nuestras iglesias hace que, se corra el riesgo de que personas mediocres
espiritualmente estén dirigiendo la vida de otros y esto, lo único que
provocará es que los miembros de tal iglesia y por ende todo en la iglesia sea
mediocre, sin transformación.
Analiza tu iglesia. Después de 20 años de trabajo ¿siguen siendo la misma cantidad de personas? ¿Siempre se hace el mismo tipo de actividades? ¿Se considera un pecado cambiar algo para que el entorno espiritual sea más favorable? Si las respuestas a estas preguntas son un “sí” para tu congregación, entonces, estás siendo dirigido por un líder de papel.
Los que caen en el lazo del diablo
El apóstol Pablo dio a Timoteo la siguiente indicación con respecto a que
condición debían tener los líderes de las iglesias que él debía buscar:
Por lo tanto, el dirigente no debe ser un recién convertido, no sea que llene de orgullo y caiga en la misma condenación
en que cayó el diablo
1ª. Timoteo 3.6 Versión Popular
La
soberbia siempre estará acechando al líder cristiano.
El ser obedecido o el lograr que nuestras órdenes se vuelvan hechos es un elíxir que pocos líderes pueden resistir, ya que cosas como estas “activan” la soberbia del nuevo líder que comienza a sentirse superior a los demás tal y como sucedió con Satanás y esto, sobre todo, les pasa a los líderes identificados como: “neófitos” por la Biblia RV1960 lo que hace referencia a cristianos recién convertidos como indica la Biblia Versión Popular.
Los creyentes recién convertidos o, los hermanos con poca experiencia
ministerial no son los mejores candidatos a ser líderes ya sea de un ministerio
o de una iglesia. No han sufrido la decepción por la mala conducta de los
cristianos carnales, no han desarrollado la habilidad de la consejería
adecuada, no han aprendido a distinguir las verdaderas causas de la conducta de
las personas, no tienen puntos de referencia para comparar las nuevas
experiencias que van adquiriendo, no han servido como consejeros, maestros de
niños, líderes de jóvenes o en otros ministerios.
No entienden las implicaciones de hacer que un ministerio se desarrolle
con responsabilidad; en resumen, les falta mucha preparación y, llevar gente
neófita al liderazgo cristiano es
condenar a un inexperto a volverse un engreído. Es como como si
convirtiéramos de momento a un aprendiz en un rey lo que terminará haciendo
sufrir a todos los que están a su alrededor (Proverbios 30.22).
Los neófitos, suelen convertirse en los lideres policía y líderes
estrella que vimos anteriormente.
Todos debemos ser cuidadosos con los líderes que llevaremos al frente de
nuestras iglesias porque el amable siervo inexperto al que llevamos al
liderazgo por simpatía puede convertirse en el insoportable pastor que termina
sumiendo a su iglesia en la mediocridad espiritual.
Líderes en turno, involucren a la iglesia en el proceso de elección de
los nuevos líderes.
Si ustedes llegaron donde están porque alguien los puso sin considerar si
tenían la capacidad y esto ha detenido el desarrollo de la iglesia por muchos
años, no cometan el mismo error. Ahora que una nueva generación de líderes debe
ocupar sus lugares, muestren humildad al final de su vida ministerial.
LÍDERES DE PAPEL EN EL HOGAR Y EN EL MUNDO
Ahora, es tiempo de analizar a los líderes
de papel en el entorno del hogar y en el entorno secular lo que implica
que, todo lo que hablaremos a partir de este punto compete por igual al padre y
a la madre, al hombre y a la mujer cristianos que tienen un trabajo, al
estudiante cristiano que está rodeado de amigos no creyentes, a cualquiera que,
fuera de la iglesia está en un entorno
donde debe influir a otros para dirigirlos hacia Dios quién por medio de esta
influencia debe ser presentado como el único que puede ser una fuente de paz,
transformación y salvación.
Aunque a estas alturas del libro debe ser ya claro lo
siguiente, no deja de ser importante remarcarlo: el liderazgo que, como
cristianos mostremos al mundo determinará la respuesta del mundo hacia el
cristianismo.
Nuestra conducta santificada es, espiritualmente uno de los “imanes” más grandes que puede existir para atraer al mundo hacia los caminos de Dios. Solo una relación con Dios puede darnos una transformación que, nunca podrá ser provocada por el mundo por lo que siempre llamará la atención de este y en la mayoría de los casos, ese llamado de atención se convertirá en interés que se acercará a saber que nos ha transformado y ese, será nuestro momento, nuestro tiempo de evangelizar.
El líder tirano
Los líderes tiranos son
aquellos que piensan que su palabra es tan correcta o su forma de actuar tan
perfecta que, por todos los medios sean estos justos o injustos, espirituales o
carnales, ofensivos o no, tratarán de imponer su voluntad a pesar de los
problemas que esto ocasiona.
El líder tirano quisiera que
todos en la casa y en su trabajo les dijeran “si” todo el tiempo a todo lo que
ellos digan y, cuando alguien no lo hace, buscan venganza sobre aquellos que no
obedecen su absurda autoridad.
Y, por supuesto, como buenos tiranos, estos líderes de papel siempre están intentando controlar vidas,
voluntades y pensamientos de todos y para lograrlo no tienen problema en fingir
que son amables y sonrientes porque así es como disimulan la realidad de que
son personas paranoicas que viven bajo la idea de que todos se les quieren
rebelar. Es más, en el fondo creen el absurdo de que aún incluso el Dios
Soberano se ajusta a sus caprichos e imperfecciones.
¿Qué fin
tienen los líderes tiranos? Pues el
fin de cualquier tirano de la historia, terminan viviendo públicamente la
rebelión de aquellos a quienes controlaban con lo que vivirán la vergüenza de
que quedará clara la evidencia del tipo de persona que son.
No juzgues como un tirano a tu compañero de trabajo, a tu hijo a tu esposa, no critiques los defectos de quién se sienta a tu lado en el salón de clases. Recuerda que el juicio que apliques a otros es, en realidad, según la Biblia, un juicio que te aplicas a ti mismo (Romanos 2.1).
El líder comediante
La vida, debe ser vivida con una actitud de alegría, eso, lo enseña con
claridad la Biblia en pasajes como: Salmos
94.19, Filipenses 4.4 y otros. Deberíamos seguir con frecuencia este
consejo.
Vivir con alegría es fruto de la acción del Espíritu Santo en nuestras
vidas (Gálatas 5.22) y, entre otras
cosas nos permite ver lo bueno aún dentro de las peores circunstancias que
podemos estar viviendo. El poder de la alegría puede conducirnos a alabar a
Dios (Santiago 5.13) y con ello
desarrollar una relación íntima con nuestro Señor, pero, la alegría llevada al
extremo puede causar serios problemas y esto es lo que siempre provoca el líder comediante.
Este líder de papel todo el
tiempo está gastando bromas a sus compañeros de trabajo o familiares burlándose
de sus palabras, aspecto físico o de las cosas que les pasan creyendo que, al
tomar las cosas a la ligera logrará que los demás le vean como alguien digno de
confianza. La realidad es precisamente lo opuesto.
Los compañeros de trabajo, esposas, hijos y amigos de aula de los líderes comediantes lo que realmente
sienten en el fondo es que son despreciados, que no son importantes ya que, si
aún sus asuntos delicados son tratados como objeto de burla entonces, asumen
que, sus vidas no le interesan a esta clase de líder por lo que, aprenden muy
pronto a pagarle con la misma moneda que reciben: desprecio.
Las personas que rodean al “líder comediante”, sienten molestia cada vez que este va a abrir la boca porque ya saben lo que sigue: una broma simple y sin sentido, una sonrisa que sabe a vergüenza y un fuerte sentimiento de decepción al saber que por importantes que sean los problemas que tengan, el líder al que miran nunca los comprenderá lo que los moverá a buscar a cualquier persona que si los comprenda y en esa búsqueda, se suele elegir a las personas no adecuadas para abrir el corazón pero, que se puede esperar si la persona que debía cuidarles, ha vivido decepcionándoles.
No te burles de tu esposa, de tu esposo de tu amigo del trabajo o de tu
amigo de la escuela todo el tiempo. Para no ser un líder de papel debes de saber no solo reír, sino también cuando
callar, cuando solo escuchar (Santiago
1.19) y cuando únicamente debes llorar con aquel que está llorando (Romanos 12.15).
El líder materno
El líder materno es aquel líder varón que, deja que todo lo
resuelvan las mujeres. El líder materno puede
venir en tres presentaciones. En la primera, estos hombres dejan toda
responsabilidad sobre una mujer simplemente porque son unos holgazanes a los
que les gusta que otros hagan lo que ellos saben que deberían hacer. En la
segunda presentación, estos hombres son así porque las mujeres que los rodearon
durante su proceso de formación actuaron como si fueran sus sirvientas así que,
la lógica corrupta de este hombre le indica que las mujeres deben de manera
obligada, el servirle. En la tercera presentación, el “líder materno” se siente inferior a las mujeres por lo que
prefiere hacerse a un lado ante la presencia de alguna de ellas.
Así que, en la mente del líder
materno hay una terrible confusión con respecto a los roles sociales que,
hombres y mujeres deben desempeñar.
Sin importar cual sea su presentación, el líder materno pocas veces habla con las personas a su alrededor de
lo que sabe que está torcido en su interior.
Y para evitar que se sepa su debilidad interior, suele presumir de “ser quién manda” o de ser “quién tiene el control de todo” y si es joven por supuesto, presume de que “hace lo que quiere con sus padres” con lo que esconde su dolorosa realidad de que su presencia no influye en nadie.
Usualmente, donde se desenvuelva, el
líder materno genera antipatía. Nadie desea interactuar con él porque todos
sabrán sobre su falta de carácter para hacer las cosas y nadie va a desear que
los deje con toda una responsabilidad a cuestas y, en el hogar, cuando le
corresponda ser padre formará hijos con serias inestabilidades, hijos
incompletos.
El líder amigo
Hay que cuidarse mucho del líder amigo. Suele ser alegre, jovial y comunicativo tanto que dan ganas de platicarle cualquier cosa ya que se percibe que, desea ayudarnos y comprendernos sin importar cual sea nuestro problema, pero, la realidad es que este líder, lo único que quiere es obtener información para después usarla en contra de quién se la compartió.
En el trabajo, no dudará en buscar al supervisor que corresponda para
quejarse de que, las personas de las que extrajo información no están lo
suficientemente comprometidas con la empresa por cosas que “supo por ahí”. El líder amigo usará cualquier cosa que se
le diga para hacer más fuerte su posición en su empleo y no dudará en hacer a
un lado a quién se le ponga enfrente y, como pronto descubre que la información
sirve para destruir a quién lo permita, anda fingiendo ser amigo para enterarse
de cualquier cosa que le pueda convenir.
Dentro del hogar, su aparente “apertura” de comunicación es para obtener información sobre la vida de sus hijos que, al momento no la usará, pero, cuando le convenga, la sacará a la luz para chantajear emocionalmente o para obligar a sus hijos a hacer algo que a él le convenga y cuando los líderes amigos sean los hijos, harán exactamente lo mismo con sus padres para obtener cualquier cosa que quieran de ellos.
En el entorno escolar, el líder
amigo secretamente hablará con maestros para hablar mal de quién confía en
él para que así cualquier punto extra de calificación sea solo para él.
La falsa amistad, la falsa unión lo único que manifiesta es un profundo desprecio por quién abre su
corazón y esto es lo que provoca el “líder
amigo”.
Por lo anterior, provocará rechazo de cualquier persona a su alrededor
que, únicamente le dirán al líder amigo lo
más elemental porque saben lo que hará si le dicen más de lo necesario y, lo
más triste de todo es que, este tipo de líder seguirá creyendo que goza de la
confianza de la gente a su alrededor cuando en realidad lo que menos quieren
esas personas es estar a su lado.
El líder de mente abierta
El líder de mente abierta es
sin lugar a dudas uno de los más fáciles de distinguir porque, en su trabajo,
en el hogar o en la escuela no deja de repetir la gran inteligencia que tiene
que le permite saber todo sobre todas las cosas así que, como “lo sabe todo”,
sabe perfectamente dar cabida a cualquier forma de pensar, o sea, es “abierto”
en cuanto a lo que se debe creer por lo que, presume de entender las emociones
de los demás, los alienta a que practiquen lo que quieran siempre y cuando,
argumenta “no se dañe a nadie” por lo que, son tolerantes con cualquier
práctica de pecado que cualquier persona a su alrededor cometa. Son el padre,
la madre, el compañero de trabajo o el amigo de la escuela que, se hacen “de la
vista gorda” cuando ven que alguien ofende a Dios.
En esencia, debemos entender que, el principal problema del “líder de mente abierta” se reduce a una sola cosa: confunde libertad con libertinaje (Gálatas 4.13) o para ser más precisos, entiende la diferencia, pero le encanta llamar al libertinaje, libertad ya que en el fondo es una persona cristiana pero carnal que le gusta pecar, se deleita en dar rienda suelta a sus pasiones así que, no censura ninguna para, con eso, creer que puede hacer con su vida lo que quiera.
Los líderes de mente abierta deberían tomar en cuenta que, tolerar el pecado es degradativo, siempre empeora así que, su vida, la vida de sus hijos a quienes les toleran sus pecados y la vida de sus compañeros de trabajo o escuela a los que deben dirigir hacia Dios, pero lo hacen hacia el lado contrario siempre irán de mal en peor y, esa situación les será demandada por Dios de una forma en la que pueden llegar a lamentar durante todo el resto de su vida.
El líder de doble moral
Los líderes de doble moral son
más comunes dentro del mundo cristiano de lo que podríamos creer. Este tipo de
líder cree que puede hacer lo que quiera mientras juzga y censura a otras
personas por hacer lo que ellos abiertamente practican.
En el hogar, como padre, este líder critica – por ejemplo - cualquier
relación amorosa digamos de sus hijas bajo el pretexto de que sus pretendientes
no son personas con las condiciones necesarias de santidad por lo que imponen
reglas extremas cuando ellos siendo jóvenes, vivieron sus relaciones de
noviazgo sin ninguna clase de freno moral. En el trabajo, son personas que, a
sus compañeros los llenan de sermones sobre la responsabilidad y el hacer las
cosas bien mientras ellos aprovechan cualquier ocasión para sacar ventaja de su
entorno laboral. En el entorno escolar critican a sus compañeros por hacer
cosas para sacar alguna clase de favor y, cuando a ellos se les presenta la
oportunidad de aprovecharse no lo piensan dos veces. Sin lugar a duda llamarles
hipócritas nos hará entenderlos a la
perfección, pero, al mismo tiempo eso hace que sea lamentable que, la cara que
estén dando del cristianismo al mundo es, de que este, no es una forma de vida
sino una forma de hipocresía.
Oremos mucho por los líderes de doble moral, oremos para que decidan humillarse ante Dios porque han desarrollado de sí mismos un concepto más alto del que deberían tener (Romanos 12.3) lo que les hace cometer el terrible error de que, en lugar de manifestar a la persona de Cristo en su entorno para atraer a las personas a la cruz, manifiestan su enfermiza persona que, lo que hace es que todos a su alrededor salgan corriendo, dándole la espalda a Dios.
El líder indiferente
Para expresarlo de una manera cómica, es difícil determinar la
composición química del cerebro del líder
indiferente porque pueden decirle que, sus hijos viven en promiscuidad, que
van a ser expulsados de la iglesia, que la gente en el trabajo está pidiendo
que lo corran por su mala conducta, que andan hablando de como en el último
convivio de la escuela a pesar de declararse cristiano todos lo vieron bailando
y consumiendo alcohol y que las imágenes de sus desatinos ya son conocidas por
todo Internet y, para asombro de cualquiera, este líder no hace nada, no
reacciona.
Tal vez sea falta de carácter o no saben cómo construir una autoridad
moral a su alrededor o tal vez solo les gusta asumir el rol del padre o del
compañero de trabajo “buenos” o tal vez su mundo sea lo único que les importa,
pero, sin aún sin saber el porqué, este líder debe entender que su labor como
referente en el mundo es lo más importante, no
lo que ellos creen. Es apremiante que entiendan que la indiferencia puede
ser cómoda, incluso ventajosa, pero no
ofrece ningún buen dividendo a largo plazo.
Las cosas que no se atienden, siempre se
salen de control.
Es más, todo alrededor de la vida del
líder indiferente es un desastre desde hace ya mucho tiempo.
El líder comunicativo
El líder comunicativo es aquel que no puede resistirse a
la tentación de hablar y, nada parece que lo pueda detener. El problema es que,
al no poder parar, habla de cosas que no debería. En el hogar, dice cosas de
sus hijos que a estos les causa ira porque los exhibe sin pudor lo que por
cierto lo mismo hace de su pareja y, en el trabajo, habla de todas las personas
a su alrededor con cualquiera que quiera escucharlo y, en el entorno escolar
les dice a todos tantas cosas que los fastidia porque todas estas cosas son
inútiles. ¿Cuál es el resultado de este parloteo? Que siempre habrá
resentimiento alrededor de este líder que no parará de crecer porque, pensemos,
a nadie nos gusta ser exhibidos o que se hable de nuestras cosas personales ¿o
no es así?
Ahora, es importante responder esta pregunta: ¿Dónde nace un líder comunicativo? Y la respuesta es que nace cuando, alguna vez, al interactuar con
la gente se dio cuenta que hablar todo el tiempo de otras personas le era útil
para ocultar sus defectos y para crearse una imagen falsa de sí mismo y, hacer
esto, hablar todo el tiempo de lo que sea, menos
de él, es para este líder como pararse frente a un espejo y repetirse a sí
mismo: “¿Te das cuenta? las cosas en tu
vida no están tan mal” pero, la realidad es que las cosas en su vida siempre han estado mal.
Si eres un líder comunicativo debes
tomar en cuenta que, en la vida real, las personas a tu alrededor se forman la imagen contraria de lo que crees de tí, o
sea, la gente no piensa que tu vida está bien, sino que es un desastre. No te
tienen simpatía, simplemente te toleran y, por cierto, esto lo hacen de mala
gana.
No es bueno hablar como si fuéramos
perfectos porque lo
perfecto no existe. Si insistes en promocionarte como perfecto, despertarás la
sospecha de que ocultas algo y si, los líderes
comunicativos siempre tienen algo que ocultan.
El líder invisible
El líder invisible recibe este nombre porque cuando
está en su hogar, en su trabajo o en la escuela es como si no estuviera. No marca diferencia, se adapta al medio, se
pierde entre el resto de la gente imitando sus costumbres en cuanto a la forma
de pensar, sentir, hablar e incluso vestir. Es un líder que se conforma al
mundo, no lo transforma (Romanos 12.2).
En su hogar, el líder invisible no
tiene ninguna clase de peso moral.
Sus opiniones nunca son tomadas
en cuenta así que, todo lo que dice es despreciado y abiertamente es echado a
un lado por su esposa, esposo o por sus hijos y no forma parte de la toma de
decisiones de nadie.
En el trabajo, no es referente de nada espiritual. Si por casualidad les
revela a sus amigos que “es cristiano” no se lo creen porque su conducta no se
parece en nada de lo que un incrédulo espera ver de un seguidor de Cristo.
El apóstol Pablo dijo que se hacía débil a los débiles para ganarlos para
Cristo (1 Corintios 9.22), pero, el líder invisible todo lo que hace es
para que el mundo lo gane a él ya que, desea ser considerado como “uno más” no
como aquel que marca la diferencia que es
lo que Dios espera de sus hijos en la tierra.
El líder invisible no nace, se hace. Se hace cuando rodeado de personalidades fuertes al crecer es echado a un lado así que, se termina acostumbrando a no ser y, cuando ya es parte de su propio hogar, no tiene la más mínima idea de cómo tomar el rol que Dios necesita que desarrolle así que, mejor se hace a un lado y queda reducido a ser una presencia obligatoria en las fotos familiares pero su vida, no aporta nada espiritual a su familia.
En este mismo contexto, en el trabajo secular, este líder se vuelve la
presencia constante en los convivios del trabajo a los que asiste para no
sentir como es ignorado en casa, pero, termina resultando que aún ahí, es
ignorado también.
Existe otra modalidad de este líder que, no es invisible, por el contrario, le gusta estar en todos lados así que, presenta una personalidad tan asfixiante que las personas a su alrededor deciden ignorarlo lo que logran diciéndole a todo “sí” para que así, se crea el cuento de que es importante y se vaya a molestar a otro lado.
Es muy fácil identificar a un líder invisible ya que se comporta hablando en dos polos opuestos sobre sí mismo. Puede ser que siempre se presente como el mártir al que nadie quiere o, como el que todos toman en cuenta. Estas dos formas de presentación son las “máscaras” tras las cuales suele esconderse un líder invisible.
El líder perfecto
Si hasta el momento, el análisis de los anti líderes nos hace pensar que es desesperante vivir con el líder indiferente o que nadie podría
ser más rechazado que el líder
comunicativo, estamos muy equivocados.
Hay un líder que es capaz de deslumbrar a todos, pero ser rechazado por
las personas que en verdad le deberían importar. Este líder tiene una
inteligencia tal que, es capaz de formular preguntas y argumentos en segundos
para envolverlos a todos y quedar como quién tiene la razón. Ese líder, es el líder perfecto.
La perfección es extraordinaria, y más viniendo del mismo Dios. Vivir con
alguien perfecto como el Señor durante toda la eternidad parece una opción muy
agradable, pero ¿Por qué no es igual de agradable vivir con un líder perfecto? La respuesta no es
complicada.
Estar con este líder de papel
no es cómodo porque solo busca mostrar perfección para él, sin reconocer la razón en los otros. Este líder busca que
las cosas sucedan solo para él, pero no para los demás. Los errores siempre se
los imputa a otros y los suyos propios nunca
los reconoce. Jamás le escucharán decir: “perdón, me equivoque” o “es mi
culpa” y eso termina haciendo que cualquiera se sienta realmente morir en vida
compartiendo sus momentos con alguien
que nunca pierde.
Los líderes perfectos deben
entender y reconocer que, la perfección solo le pertenece a Dios. Sus hijos
redimidos no somos más que patéticas criaturas pecadoras que apartados de su
lado nada podemos hacer (Juan 15.5). Entender
esto nos lleva a desarrollar la humildad (Mateo
11,29) y esta nos termina conduciendo a la grandeza.
Los líderes perfectos son los
que tristemente más rápido alejan a su familia y a sus compañeros de trabajo
del cristianismo simplemente porque, en
nada se parecen al Cristo del que suelen hablar poco para negarlo siempre con sus acciones.
REFLEXIONES
Cultura contra Espíritu
Hace algunos años, un hermano me hizo el siguiente comentario cuando
hablábamos de la forma en que muchos cristianos viven: “Todos dicen Biblia,
Biblia, pero al final, hacen lo que se les da la gana…” Esta frase en muchos
casos es tristemente cierta.
Los cristianos, los llamados a ser líderes en el mundo, referentes de
santidad en este planeta, tenemos en la palabra de Dios todo lo necesario para
poder hacer que el proceso de perfeccionamiento a que nos tiene sometidos el
Espíritu Santo se desarrolle fácilmente.
Las iglesias cristianas, son el espacio ideal para ser edificados y
edificar a los demás y sin embargo, muchos cristianos a pesar de esto parecen líderes de papel; se caen ante
cualquier problema. No tienen fuerza, no tienen buenos fundamentos, no tienen
convicciones.
El pecado abunda, pero en presencia de los líderes de papel nunca vemos que la gracia sobreabunde (Romanos 5.20). Para que esta se
manifieste vamos a poner un alto al pecado, pero, antes de explicar cómo se
puede hacer esto, vamos a meditar en las siguientes palabras del apóstol Pablo:
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu
Romanos 8.1
Las palabras anteriores, indudablemente hablan de victoria, pero, no
parece que se entiendan del todo porque muchos cristianos no las están viviendo. Es como si el entorno donde vivimos, el
mundo, la cultura que nos rodea, venciera con total facilidad la supuesta
fuerza espiritual inigualable que los cristianos tenemos así que, nuestra vida
en Cristo nos la pasamos luchando contra nuestra naturaleza pecaminosa
intentando combatir contra el pecado y fracasamos y junto con nosotros, fracasa
nuestro testimonio en nuestros hogares y en el mundo y la única forma de
contrarrestar esto es derrotar al pecado lo
que se puede hacer con una clave que se encuentra dentro del mismo versículo: debemos
andar en el Espíritu.
Debemos ocuparnos de las cosas que nos mantienen cerca de Dios, sin
preocuparnos de si nos falta o no preparación, o de si estamos en transición o
de si en mi iglesia no me dejan servir. Andar en el Espíritu puede hacerse en
el trabajo, caminando por la calle o hablando con un vecino.
Andar en el Espíritu es esforzarnos por imitar a Cristo. Así, lograremos
que la carne pierda su fuerza y deje
de controlarnos. Así, venceremos la cultura.
No debemos olvidar los creyentes que estamos en el mundo sin
ser del mundo (Juan 15.19).
Porque si vivís conforme a la carne moriréis; más si por el Espíritu
hacéis morir las obras de la carne, viviréis
Romanos 8.13
La importancia de la disciplina
Vamos a enfocarnos en dos formas de entender el concepto: “disciplina”.
Primero, debemos entender disciplina como cualquier
acción que corrige algo y que es necesario que se aplique en el hogar en el
proceso de formación de los hijos. Si educas a tus hijos sin disciplina serán líderes de papel a lo largo de toda su
vida.
Veamos que dice la Biblia al respecto:
Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros
hijos, sino criadlos en disciplina
y amonestación
del Señor
Efesios 6.4RV95
Debemos aplicar disciplina y para que esta cause realmente el efecto de
corrección necesario debes de ser figura de autoridad para tus hijos. Ellos
deben verte como alguien a quien “vale la pena” obedecer, pero, si desde
pequeños les has demostrado que “lo que vale la pena” hacer es lo que a ellos
les gusta, entonces, no tienes autoridad como padre y tu disciplina no causará
efecto alguno.
La disciplina es un derecho que como padre tienes sobre tus hijos pero,
antes de exigir derechos, debes cumplir con tus obligaciones y una de ellas te
la indica el versículo de la Biblia que citamos antes: no debes llevar a tus hijos hasta el punto de que sientan ira contra ti,
y eso pasa cuando como dice el libro “El
Conocimiento Bíblico” como padres, presentamos a nuestros hijos “demandas
absurdas, reglas triviales o favoritismos” ya que esto, además de la ira puede
desanimarles (Colosenses 3.21) y
hacerles perder el sentido de unidad con su propia familia, por lo que
terminaran buscando otro ámbito de convivencia con personas que los pueden
exponer a situaciones peligrosas.
Disciplina sin caer en el abuso es una medida que ha salvado a muchos
hogares de la destrucción. Espero que salve al tuyo.
Como padres también debemos considerar un aspecto relacionado con la
disciplina y es lo que llamaríamos: coherencia.
Coherencia significa que los padres no pueden pedir a sus hijos disciplina si ellos no viven en disciplina y
la disciplina de los padres es que, estos deben estar viviendo sujetos a la
voluntad de Dios. Solo desde este espacio de obediencia se puede reclamar
obediencia a los hijos. Pocos padres hacen esto así que, lamentablemente en su
hogar son líderes de papel.
Ahora, veamos como interviene la disciplina en nuestro rol de líderes ante nuestro entorno no cristiano. Aquí tenemos que entender que, la disciplina se debe interpretar en otro contexto. La disciplina aquí es la observación rigurosa de cosas que, en este caso, deben ser las cosas que nos mantienen unidos a Dios.
En nuestro entorno como estudiantes, como trabajadores, como empresarios,
como luz del mundo, la gente debe ver que, mantenemos nuestra santidad, que no
dejamos de orar cada vez que debemos hacerlo y, cuando sea posible, debemos dar
testimonio del amor de Dios y esto, no
podemos dejar de hacerlo, no debemos
perder la disciplina de llevarlo a cabo porque solo así, la gente que
influimos podrá ver que, el cambio que Dios ha generado en nuestra vida es real
así que nos creerán que somos imitadores de Cristo (1 Corintios 11.1) y nuestra vida les mostrará lo que Dios puede
darles si ellos le brindan la oportunidad así que, no debemos perder esta
capacidad de influencia en el mundo.
No queremos dejar de insistir en lo importante que es la influencia de
los padres sobre la formación de los hijos y, sobre todo, la influencia directa
del padre varón quién ha sido llamado por Dios a ser cabeza en su hogar (1 Corintios 11.3), fuente de dirección
por lo que, una pésima labor de los padres engendrará pésimos hijos espirituales que no vivirán para agradar a Dios y sí
para vivir una vida egoísta y destruir el testimonio de los padres.
De manera profunda analizo la paternidad cristiana en mi libro: El Castillo de las Princesas. Las 42 reglas
de la paternidad cristiana que recomiendo urgentemente al lector
consultarlo si es que se desea dejar de ser un líder de papel en casa. La lectura de este libro no te
decepcionará.
CONCLUSIONES
Hemos terminado de conocer a los líderes
de papel. Hasta este momento, es importante que, como persona, identifiques
si no eres uno de ellos y si descubres que lo eres, inicies el proceso de
generar las acciones que lleven tu vida en la dirección contraria. Será muy
duro. No hay nada peor para un ser humano que, negarse a sí mismo (Mateo
16.24), pero, ten en cuenta que,
la única forma de lograr que nuestros
entornos cambien es que nosotros cambiemos
primero.
A continuación, de la manera más practica posible, comparto algunos
ejemplos de cómo son las iglesias, los hogares y los entornos seculares donde
hay líderes de papel.
Iglesias del radio de Nicho
Nicho (apelativo es este caso para el nombre Dionisio) es un hermano en
la fe que, sin saberlo, un día me dio dos lecciones espirituales impresionantes
en un trabajo secular que compartimos.
Aquí quiero hablarte sobre una de estas lecciones.
Nos encontrábamos trabajando, dando mantenimiento a unos radios de gran tamaño en una instalación eléctrica así que, yo como principiante veía a Nicho esforzarse en limpiar al detalle cada uno de estos radios mientras yo le hacía preguntas sobre estos equipos o él me explicaba algún detalle que consideraba importante que yo supiera.
En un momento me explicó que, el radio que limpiaba no estaba conectado a ningún lado a pesar de estar encendido así que, no emitía ninguna señal ni recibía tampoco ninguna por lo que, eso me hizo preguntarle algo por demás lógico: “¿Por qué limpias un radio que no sirve para nada?”
Nicho me contestó que lo hacía porque, cuando algún jefe de área iba a
verificar si él hacía bien su trabajo lo único que le importaba era que, las cosas se vieran bien, aunque no sirvieran para nada. Y así de
simple llegó la lección: existen iglesias que son como el radio de Nicho.
Se ven bonitas, lucen bien, están bien pintadas y con sus bancas de
madera pulcramente barnizadas. Tienen reuniones con mucha gente y los hermanos
se saludan con cariño mientras los jóvenes realizan actividades y campamentos,
pero en realidad, son iglesias QUE NO SIRVEN PARA NADA. Todo es una máscara. No
se evangeliza, todos obedecen a Dios a medias y en muchos casos los cristianos
de esas iglesias viven permanentemente en pecado y los líderes de papel que dirigen estas congregaciones suelen ser
iguales; se ven bien por fuera, pero por dentro, no tienen nada de
espiritualidad. Son la clase de persona que, si Cristo viviera hoy les
llamaría: “sepulcros blanqueados” (Mateo
23.27).
Iglesias de ruido blanco
En los equipos electrónicos de comunicación, existen interferencias que
afectan la calidad de la señal que tiene la información que se desea compartir.
Un ruido es una señal que no contiene
ningún tipo de información. Uno de los tipos de ruido que existen es el
llamado “ruido blanco” que es el
ruido que contiene todas las frecuencias que pueden existir. O sea, entre todas
las frecuencias se anulan mutuamente y al final no permiten que ninguna
información se trasmita.
En el mundo de los líderes de
papel existen muchas iglesias que son igual que el ruido blanco; son iglesias donde no hay comunicación y solo hay interferencias.
Todos los miembros de la iglesia quieren tener la razón y dirigir las cosas y
al final, no terminan diciendo nada que construya y no hacen ninguna clase de
obra eficaz.
Identificaremos a estas iglesias porque es fácil darse cuenta de que los
pastores no hablan entre ellos, no tienen juntas, no se comparten sus cargas
así que, no interactúan con los diáconos excepto para lo más esencial y estos
no conectan con los congregantes los cuales viven cada uno aislado en su mundo
sin sentirse parte de una verdadera familia espiritual. Cada quién vive como
quiere, pero si le preguntas a cualquiera de los miembros de esta iglesia te
dirá: “estamos bien”.
Al igual que el ruido blanco, en estas iglesias, se escuchan todas las ideas y no existe ninguna voz que oriente todas ellas hacia la voz de Dios. Son una moderna torre de Babel donde la confusión no se da al nivel de idiomas, sino de comunión y, por ende, de razonamiento. El destino de las iglesias con ruido blanco es terminar como la torre de Babel: confundidas a tal nivel, que solo la intervención de personas realmente espirituales puede salvarlas del desastre, pero, esto, se ve como algo imposible sobre todo porque son los líderes de papel que dirigen estas iglesias los que más suelen provocar la confusión.
Iglesias de la monarquía
En este tipo de iglesias los líderes
de papel que las dirigen son como el personaje bíblico de Diótrefes del cual se nos dice que,
quería tener el control de todo en su iglesia (3 Juan 1.9) así que, vemos a estos líderes dirigir todo a placer.
Cambian las actividades de horario, cancelan otras, eligen diáconos por
su voluntad sin tomar en cuenta a Dios, usan el dinero de la iglesia a su
antojo y nadie, absolutamente nadie puede cuestionarles nada porque se puede
volver un miembro “puesto en disciplina” por atreverse a cuestionar lo que Dios
le está cuestionando todo el tiempo a estos líderes de papel.
En este punto, deseo compartirte el secreto mejor guardado de las
“iglesias de la monarquía” para que, lo identifiques a tiempo por si has caído
en las garras de una.
Este secreto es que, usualmente el líder
de papel al frente de esta iglesia a pesar de comportarse como “el rey en
el trono” realmente es un títere de otro poder detrás de él que es una persona
quién realmente mueve los hilos para que el pastor haga lo que a esta persona
le gusta o le conviene y, en la mayoría de los casos este “poder detrás del
trono” suele ser la esposa del pastor.
Mira cómo actúa tu pastor y si basta con que vaya a casa o su esposa le
llame para susurrarle algo al oído para que lo veas cambiando de decisiones o
actuando diferente, listo, tienes la prueba de que no debes pasar más tiempo en
esa clase de iglesia.
Cabezas humanas de la iglesia de Cristo dejándose gobernar por alguien
diferente a Cristo. El solo leer las ideas que hay en esta frase nos revela
algo ilógico y absurdo, y lo es.
Ahora, vamos a ver tres ejemplos de cómo suelen ser los hogares dirigidos
por líderes de papel. El hogar rompecabezas
Un rompecabezas es una imagen dividida en muchos pedazos que, si se
agrupan forman un todo que tiene un sentido y, así, como un rompecabezas, todos
divididos están los hogares que son dirigidos por un líder de papel.
En los hogares rompecabezas,
las cosas parecen normales, pero, cuando te acercas a ellos, te das cuenta de
que, los miembros de estas familias están separados por sus particulares
heridas eso sí, viviendo juntos, pero sin compartir las cosas realmente
importantes.
En estos hogares, los padres se observan realizando mil esfuerzos para conservar la apariencia de que son una buena familia y en ocasiones, lo logran. Los hijos por su parte no presentan ningún problema visible e incluso se puede platicar con ellos amenamente sin que se sospeche que las cosas no andan del todo bien.
Pero, recordemos, si nos acercamos a estas familias lo suficiente
notaremos miradas cargadas de desconfianza entre los esposos, los hijos
responden irrespetuosamente a los padres con palabras o con actitudes; con
claridad se nota que los hijos resuelven todo con evasivas porque no están
conectados con el resto de su familia pero, todo está ahí, en semi orden,
sostenido con alfileres hasta que, sucede algo que hace que todo se caiga a
pedazos y todos pueden ver la realidad en la que esta familia se mueve.
Esto me recuerda la historia del anciano de una iglesia que enseñaba que
todos debían vivir vidas perfectas sin pecado (algo que por cierto no es
bíblico) así que se lanzó a fundar su iglesia hasta que su esposa se cansó de
su falsa santidad y lo dejó por otro hombre más joven mientras su hija se lanzó
a los brazos de un hombre incrédulo con el que se fue a vivir y, si bien nada
de lo anterior es justificable, no se puede entender que este líder de papel por años se haya
mantenido diciendo que, todo lo que pasaba eran “ataques del diablo” porque él
“siempre hizo lo correcto a los ojos de Dios”. ¿Habrá algún razonamiento que le
muestre a este líder de papel lo
fracasado que es? No lo creo.
Ah, y por cierto la historia anterior es completamente verídica.
El hogar banco
Los bancos, son instituciones donde se ofrecen servicios financieros. Uno
de estos servicios es prestar dinero a cambio de una cantidad de dinero
llamado; “interés” y, así son algunos hogares dirigidos por líderes de papel ya que parece que ahí,
todo se hace por alguna clase de interés.
Los miembros de los hogares banco siempre
están esperando una recompensa de
cualquier tipo por las cosas que hacen, incluso por aquellas cosas que son
su obligación y por las que no se debería esperar ninguna recompensa.
Pensemos en esto: siempre será triste para una persona descubrir que es
utilizada, que siempre se espera obtener algo de ella así que, en estos
hogares, por ejemplo, cualquier manifestación de amor nunca será bien recibida
ya que se sabe que, detrás de ella, hay algo que se desea obtener.
Identifica bien como es un hogar
banco para que el tuyo no se convierta en uno de ellos y si aún te
preguntas como se puede hacer esto, es simple, un hogar banco siempre parece próspero, parece que, les va bien en
todo y. en cierto sentido es verdad, pero, su prosperidad solo es de las cosas
que no los vuelven mejores personas.
El amor genuino no espera nada a cambio. El amor fingido, lo quiere todo.
El hogar materno
En el país de Cuba, le llaman “hogar materno” a los lugares donde una madre da a luz y requiere quedarse por un tiempo más para superar alguna complicación en su alumbramiento o alguna condición anómala en su bebé. Es extender un medio de protección para la madre y el bebé que aún no están listos para enfrentarse al mundo.
Las cosas en Cuba parecen representar bien a ciertos hogares
dirigidos por líderes de papel.
Existen hogares que educan a sus hijos todo el tiempo como si fueran unos
“bebés” y en ese proceso les evitan preparase para las cosas que enfrentarán en
el mundo. O sea, estamos hablando de hogares donde los hijos crecen
sobreprotegidos y ahí, dentro de ese escudo protector crecen físicamente pero
no emocionalmente.
Al paso del tiempo, estos hijos se convierten en adultos y tendrán que
enfrentar sus propias crisis, pero, como nunca se les enseñó a hacerlo,
prefieren disfrutar de la comodidad que se les da en lugar de luchar por
obtenerla y, cuando sus problemas destruyan sus matrimonios, la vida de sus
hijos, o la relación con el resto de su familia eso, no les importará en lo más
mínimo.
Si ellos están bien, lo demás no importa. El mundo puede explotar.
En los hogares maternos también
suele pasar que, se usen los recursos generados por otras personas para
resolver los problemas de quién no corresponde y es común que, los hijos se
acaben toda la riqueza generada por sus padres o sus abuelos en cuestión de
meses, ni siquiera de años.
Los líderes de papel que
conducen estos hogares no deben olvidar que, su labor de proteger a sus hijos en los primeros años de su vida se debe
convertir en labor de preparar en
los años de la juventud ya que, de no hacerlo, terminarán provocando la pérdida
de todo aquello por lo que han trabajado tan arduamente.
Vamos a finalizar analizando como son los entornos de trabajo secular o escolares donde se desenvuelven los líderes de papel.
La mayoría silenciosa
Cuando hay un gobierno totalitario, se dice que, entre la población que
no está de acuerdo se forma una “mayoría
silenciosa”, personas que públicamente no dicen nada sobre su gobierno al
que no quieren, pero, que, de manera personal hacen crecer la inconformidad
hasta el punto de llegar a levantar revoluciones enteras.
En el aspecto social este asunto es heroico e incluso motivacional, pero,
en el caso de los líderes de papel es
por decir lo menos, vergonzoso.
La mayoría silenciosa en este
caso está constituida por los compañeros de trabajo o de escuela de los
“cristianos” que no se cansan de hablar de la fe que tienen, pero, tiene un
testimonio que es peor que el de un incrédulo.
Nadie les dice nade de frente, pero, a sus espaldas todos hablan de ellos burlándose de su hipocresía y de la falsa santidad que presumen ya que, todos en su trabajo o escuelas conocen las cosas que hacen y que se supondría una persona cristiana no debería hacer.
Alguna vez el apóstol Pablo dijo que el nombre de Cristo era blasfemado,
pisoteado, convertido en motivo de burla y quiénes provocan esto son los
generadores de “mayorías silenciosas” a su alrededor (Romanos 2.24).
Si tú eres uno de ellos, ten cuidado, porque en cualquier momento puede
estallar la revolución que hará que todos exhiban lo que realmente eres, pero
hay algo más grave, la forma tan vil en que estas usando el nombre de Dios para
aparentar lo que no eres y esa cuenta pendiente, es con Él, con quién
te corresponde saldarla.
¿Qué tanto es tantito?
Esta pregunta en muchos países hace referencia a una frase popular donde
una persona se justifica por hacer algo incorrecto bajo la premisa de que solo
está haciendo “un poco”.
Los líderes de papel de la mayoría silenciosa suelen esconder hasta
el último momento su falsa santidad, pero, el líder de papel “¿Qué tanto es
tantito?” no hace mucho por esconder su amor por las cosas del mundo por
eso, vive feliz dándose sus “libertades”, sus “tantitos”. Si en el trabajo
organizan una fiesta, sin problema toma un par de bebidas alcohólicas y baila
un par de canciones mundanas moviéndose sensualmente con la compañera de
trabajo que lo desea acompañar, pero eso sí, se retira “temprano” y no toma más
porque le deja claro a sus amigos “que es cristiano” los que, por cierto, lo
convierten en el motivo de sus burlas cuando él se retira de la fiesta.
Este líder de papel no
pensemos que solo toma un poco de alcohol en las fiestas del trabajo en los
convivios de su escuela, también se roba cosas del trabajo que lleva a casa,
comparte contenido sucio por internet y por cierto, trata de acercarse a sus
compañeros del sexo opuesto para “bromear” con insinuaciones de doble sentido
bajo las cuales esconde su lujuria pero eso sí, no dice tantas malas palabras
“porque es cristiano”.
La sentencia para los líderes de
papel “¿Qué tanto es tantito?” viene en la forma de un “Ay” que proclama el
profeta Isaías (Isaías 5.20), pero,
este líder vive sin que eso le interese. Espero que, este párrafo haga que le
interese, que se detenga para no terminar igual que un creyente del libro de
Hechos de los apóstoles que vivía creyendo que podía darse ciertas libertades
para pecar. ¿De quién hablamos? De Simón
el mago (Hechos 8.4-25).
El predicador incansable
Este líder de papel donde trabaja, aprovecha cualquier oportunidad que tenga para hablarle de Dios a sus compañeros y como esta es su carta de presentación, quiénes conviven con él al verlo venir de inmediato huyen para no pasar por su cotidiana dosis de sermones que, suelen apuntar a cosas que incomodan porque este líder de papel no le importa mucho hablar del amor de Dios sino de señalar a sus compañeros de trabajo sus errores criticando casi todo lo que hacen lo que aumenta la molestias que genera a su alrededor.
El concepto de “instar a tiempo y fuera de tiempo” (2 Timoteo 2.42) y el “Ay de mi si no predicare el evangelio” (1 Corintios 9.16) de la Biblia suelen
ser las banderas de guerra de este líder
de papel lo que sin lugar a duda es algo digno de admiración puesto que, el
hacer discípulos a todas las naciones es un mandato universal para cualquier
cristiano, algo que, debemos hacer con toda
constancia.
Pero, el problema con la mayoría de los líderes de papel “predicadores incansables” es que, suelen no dar
buenos testimonios, o sea, a su alrededor todos se dan cuenta que, ellos son
los primeros en no obedecer las cosas que exigen a los demás realizar o, hacen
algo peor, las realizan a medias y
eso no solo los convierte en motivo de burla sino también en que se dirijan
blasfemias hacia Dios lo que es realmente grave.
Pareciera que este tipo de líderes
de papel no entiende que, cuando exigen santidad, de inmediato provocan
que, la atención de todo su entorno se dirija hacia ellos por lo que lo primero
que la gente buscará es que ellos sean hacedores de lo que enseñan lo que, pocas veces
pasa.
Estos líderes de papel son la típica gente que se auto identifica como “cristiana” y que, tardan más tiempo en hablar de Dios que en alejar a las personas del cristianismo por sus acciones.
Capítulo 2: El liderazgo de Cristo
Ya conocimos a los líderes de
papel y nos ha quedado claro que, son un modelo de lo que nunca un cristiano debe ser en su
iglesia, en su hogar, en su entorno de estudio o trabajo. Quedando esto claro,
ahora, en este capítulo vamos a ver como debe
ser nuestro liderazgo y para entenderlo vamos a analizar el liderazgo
perfecto que por supuesto, es el liderazgo de Cristo. Su modelo de liderazgo
debe ser nuestro modelo de imitación (1
Corintios 11.1).
En este capítulo aprenderemos que, el liderazgo de Cristo tenía cinco
cualidades las que seguramente no notaste que ya fueron mencionadas en
la dedicatoria de este libro.
Las cinco cualidades del liderazgo de Cristo que debemos imitar son:
coherencia, visión, metas, personalidad y prioridades. Cada una de estas
cualidades Cristo las mostró por medio de cuatro acciones dinámicas por lo que,
el modelo de liderazgo que debemos vivir los cristianos está conformado por veinte acciones, veinte hábitos que
lograrán que reflejemos las cinco cualidades de los líderes que no son de papel.
Iniciemos el aprendizaje de nuestra forma de ejercer nuestra influencia
en el mundo tal y como Dios desde el principio siempre lo ha deseado.
COHERENCIA
Se llama coherencia al hecho
de dirigirse en una sola dirección. En el campo del liderazgo cristiano con
esta palabra nos referimos a que un cristiano debe pensar, hablar y hacer la
misma cosa. La coherencia se construye con las acciones que compartimos a
continuación.
¿Por qué no hacerlo el día anterior? (Honestidad)
Jesús entró en Jerusalén y fue al templo.
Después de
observarlo todo, como ya era tarde, salió para Betania con los doce
Marcos 11.11 Biblia Nueva Versión
Internacional
Cristo y sus seguidores están en Jerusalén. Entran al templo. De pronto y
sin previo aviso, Jesús comienza a echar fuera a los que vendían animales y a
los que los compraban en los atrios de este santo lugar. Volcó las mesas de los
que cambiaban las distintas monedas en circulación para convertirlas en moneda
hebrea la única aceptada en las ofrendas y no consentía que nadie cruzase por
el templo llevando utensilio alguno. Y enseñaba diciendo:
¿No está escrito que mi casa será llamada casa de oración para todas las
naciones?
Pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
Marcos 11.15-18 Biblia Reina Valera
Actualizada
El pasaje bíblico que hemos referido se conoce como: “la purificación del templo” y nos dará
una enseñanza sobre la honestidad, pero, esta enseñanza, aunque sucedió durante
la “purificación” inició en realidad, un día
antes.
Se cree que, la purificación del templo sucede un lunes así que vamos a
analizar lo que sucede un día antes de esta, o sea, en lo que hoy modernamente
sería un domingo por la tarde.
Este día, Cristo llega al interior del santuario del pueblo hebreo
después de haber sido vitoreado por una multitud tan entusiasta como infiel que
le acompaña hasta el interior del templo. Cristo algo ve, pero como la tarde estaba ya ahuyentando a los visitantes, prefiere
retirarse para volver el día posterior en el cual, realiza la ya citada
purificación que nos enseña que Dios aborrece que de la religión se haga un
negocio; que en lugar de hacer más fácil el camino de los hombres para llegar a
Él, este camino se use para provecho personal y hacer esto, es algo que siempre
aborrecerá el Señor.
La casa de su Padre tenía un propósito, y ese propósito se había
olvidado. Ese era el justo reclamo de Cristo, pero, volvamos a lo que dice la
Biblia en Mateo 11.11 donde se nos
dice que Él observó “algo”. Ese algo seguramente fueron
los vendedores y cambistas que estaban terminando su jornada lo que implicaría
que, si Él ejercía la purificación en ese momento, sería una lección que muy pocos observarían
así que había que esperar el momento adecuado para que la lección de honestidad
de Dios fuera escuchada por la mayor cantidad de gente.
Este acto de purificación está completamente revestido de honestidad. Cristo dijo lo que tenía
que decir ante las personas que debían escucharlo en el momento en que les
impactaría más profundamente y, si deseamos no
ser líderes de papel tenemos que
aprender a ser honestos, a decir lo que debemos, a las personas que deben
escucharlo, pero, lo más importante es que sea
de la manera correcta, de la manera en
que Dios lo haría porque, mucha gente cristiana que habla, dice las cosas ante
quién no debe hablar con lo que la información se vuelve murmuración, luego otros dicen lo que deben decir a las personas
correctas pero sin ninguna clase de amor cristiano lo que lo vuelve soberbia así que, los que aspiramos a
ser verdaderos líderes a imagen de Cristo debemos
practicar la honestidad.
Sin importar lo que los demás piensen (Seguridad)
Iban por el camino
subiendo a Jerusalén; y Jesús iba delante, y ellos se asombraron, y le seguían
con miedo. Entonces volviendo a tomar a los doce aparte, les comenzó a decir
las cosas que le habían de acontecer.
Marcos 10.32 Biblia Reina Valera 1960
El asombro de los apóstoles está justificado. Las cosas
se ven anormales alrededor de la persona de su Maestro. La mirada de Cristo es
más profunda y severa. Los rasgos de su cara parecen labrados en piedra. Sus
pasos son decididos sin que nadie los detenga o se atreva a hacerlo.
Usualmente Cristo buscaba a la gente, se extasiaba en
el contacto con su criatura, pasaba el tiempo rodeado de multitudes; muchos le
escuchaban, muchos le seguían, muchos le miraban, pero ahora, parece que la soledad le queda bien.
Este momento de profundo desconcierto en el corazón de
los apóstoles es conocido por Cristo quién, intencionalmente se ha apartado de
ellos para darles una lección. Desanda sus pasos y reunido con ellos a solas
les hace saber que la muerte está cerca como cerca está la redención. Sus palabras no son entendidas y aún hoy, cuesta trabajo entenderlas.
Sus palabras desencadenaron muchas emociones y
reacciones, e incluso muchas muestras de afecto que le impelían a huir de la
muerte y de la ciudad de la ingratitud, pero todo estaba decidido. El plan de
la eternidad se centraba en Cristo y Él no sería el eslabón que rompería la
cadena de la salvación.
Seguridad, solo seguridad había en Cristo. Él tenía una certeza clara de lo que debía hacer y
que nada debía desviarlo de ello, pero, es válida una pregunta: ¿sobre qué descansaba la seguridad del
Mesías? ¿Cómo podía saber que tenía que subir a Jerusalén dejando Jericó? ¿Cuál
era su seguridad de que debía enfrentar a la muerte? Todas las respuestas apuntan
a que Cristo sabía cuál era la voluntad de su Padre y la obedecía sin
cuestionamientos.
Cristo podía dudar de muchas cosas y de muchas
personas, pero, dudar de algo que su Padre decía, eso no podía atreverse ni siquiera a pensarlo por lo que, nos queda
claro lo que también debe suceder con nosotros.
Seguridad.
El líder debe tener una plena certeza de que sigue lo correcto y por encima del
asombro de quién sea, debe tratar de conseguirlo a cualquier precio, claro,
para no cometer errores, lo que el líder debe saber, debe ser únicamente lo que Dios dice, y lo que Dios dice nunca estará en contra de lo que ya ha
dicho, así que, cualquier cosa que sea certeza en su Palabra Escrita, tiene la
garantía de ser lo correcto.
Un amor a prueba de todo (Comprensión)
Enderezándose Jesús; le dijo: Mujer, ¿dónde
están ellos? ¿Ninguno te ha condenado?
Y ella respondió: Ninguno Señor. Entonces
Jesús le dijo: Yo tampoco te condeno.
Vete; desde ahora, no peques más.
Juan 8.10-11 LBDLA
Los líderes de
papel del día de hoy bien harían en leer varias veces este pasaje sobre
todo los que dirigen congregaciones cristianas. ¿Por qué? Porque muchas veces,
cuando en una de ellas un cristiano comete un pecado que se hace del dominio
público, enarbolando la idea de la santidad, se exhibe públicamente al pecador “para que los demás teman” (1 Timoteo 5.20).
Y esto se hace sin tener ni idea de lo que la Biblia
dice sobre la disciplina en la iglesia y sobre cómo debe de ejercerse ya que,
en la cita de la Biblia mencionada anteriormente que parece autorizar la
represión pública el único caso en que lo autoriza es cuando un anciano de una iglesia no quiere dejar de
pecar y nunca vemos que esto se haga en estas circunstancias en ninguna
iglesia cristiana ¿o sí?
Cristo tiene a sus pies a una mujer arrepentida. Los
pasos se han acallado, la multitud tan enardecida como pecadora ha sido
despojada de sus piedras, pero también de sus argumentos. Cristo conocía la
respuesta que le asestaría un duro golpe a la hipocresía de la improvisada
multitud, pero prefirió esperar.
Mientas escribía en el suelo, escuchaba los llantos de
la mujer que sonaban a agonía. El lecho marital mancillado no solo le había
vaciado el alma a la mujer incomprendida, sino también le estaba llevando hasta
las puertas de la muerte y ante esta, pocos se atreven a seguir siendo lo
inútilmente valientes que pretenden ser.
Ante la insistencia, Cristo levanta la vista, les exige
que antes de juzgar se juzguen a ellos mismos y vuelva a escribir en tierra. No
era necesario que se levantara. No se necesitaba que se pusiera en pie o que
actuara violentamente. Cuando el amor perfecto se manifiesta, cualquier
argumento de más es pérdida de tiempo.
Las piedras de los furiosos moralistas resultaron ser
suficientes para construir su vergüenza y se refugiaron en ella.
La mujer no puede más, está arrepentida y, sobre todo,
siente un fuerte ardor interior provocado por la vergüenza. En una sociedad en
donde la mujer era considerada casi un objeto desechable, no podía esperar un
buen futuro. Pero, de pronto, ella se dio cuenta de algo: Dios la comprendía. Y eso
le abrió nuevas puertas. No volvería a pecar.
La mujer se dio cuenta de que un hombre no puede llenar
el vacío que crea la soledad. Unas caricias no logran nutrir al corazón tanto
como el abrazo de Dios, y así, todo
terminó.
Comprensión. No se trata de tolerar a los hermanos para que pequen cada vez que se les antoje, tampoco se trata de que hagan de Dios su burla, porque nunca lo ha sido de nadie. Se trata de tener en primer lugar la actitud del Maestro.
Se trata de perdonar primero y resolver problemas
después. La mujer sintió que Cristo la comprendía cuando hoy tristemente, muchas ovejas no sienten comprensión de sus
líderes. No debemos olvidar que el que haga volver al hermano del error de
su camino, cubrirá multitud de pecados (Santiago
5.20) y esas, bien sabemos que no son palabras humanas.
Comprensión.
Líderes de Dios, soldados del Señor en el hogar, iglesias, escuelas o trabajos,
mostremos el corazón de Dios y aprendamos a perdonar. Abramos las puertas del
amor para que las personas a nuestro alrededor sientan que Dios es un Dios que
puede hacer que las cosas cambien. Claro, si el pecado llega una y otra vez,
bien hay que entender que tal vez Dios quiere llegar al pecador en su rol de
juez, porque el rol de Padre no está siendo comprendido, pero eso, solo le toca decidir cuándo hacerlo a él.
Los resultados de la angustia (Sabiduría)
Y él se apartó de ellos a distancia como de
un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa
de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la
tuya. Y se le apareció un ángel del cielo
para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más
intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.
Lucas 24.41-44 RV1960
Hay muchas maneras de enfrentar una crisis.
Definitivamente, la salvación del alma humana se
consumó en la cruz del Calvario, pero, se comenzó a definir doce horas antes
de la crucifixión. Se logró dentro de un huerto en las primeras horas de la
madrugada en el momento en que Cristo enfrentó a su más grande obstáculo: él mismo, su propia humanidad que le exigía tan solo un poco de seguridad y
sentido común.
La angustia acumulada de los pecados de todas las
edades, la expectativa de conocer la ira de su padre la cual nunca en la
eternidad había experimentado, la soledad que el compañerismo inestable de los
suyos hacía más patente y la incertidumbre de los dolores físicos que
seguirían, revientan los vasos capilares de Cristo y la angustia y la
hipertensión desgarran la piel de su frente tanto como su alma se encontraba
desgarrada.
Hay muchas maneras de enfrentar una crisis.
En estos momentos que el evangelio de Lucas describe,
Cristo tenía muchas alternativas que podía seguir. Repasemos algunas de
ellas.
Podía huir a Betania, para reaparecer unos pocos días más tarde, cuando la agitación de la pascua terminara.
Podía huir a un
lugar lejano con mayor tolerancia religiosa para desde ahí, lanzar su
campaña contra el fanatismo religioso de los judíos ortodoxos, o también, podía presentarse ante las autoridades
para buscar tolerancia con un: “lo
siento”, para intentar desde la misma cúpula establecer su evangelio.
Estas, son solo algunas de sus opciones y creo que tú, ya incluso estás
pensando en otras posibles, pero Cristo, eligió una alternativa que a todas
luces parece coherente pero que al final, le costó la vida.
Cristo, enfrentó su crisis con sabiduría.
Ante tantas alternativas, ante la confusión que sus
pensamientos le provocaban, ante la incapacidad de medir las horas futuras,
Cristo mejor prefirió hacer suya la opción de Dios.
El “hágase tu
voluntad” (Lucas 11.2) implica
más cosas de las que podríamos suponer. Esta frase habla de una
renunciación.
Cristo hizo de lado su voluntad y asumió como propia la
voluntad de su Padre. La lógica detrás de esto es simple: en momentos en que las cosas no son claras, ¿por qué no confiar en quién lo sabe todo? ¿Por qué no apropiarnos
de su voluntad que Él mismo afirma que es agradable y perfecta? (Romanos 12.2).
Si le preguntas a Cristo por la perfección y lo
agradable de la voluntad del Padre mientras está agonizando en la cruz la
respuesta puede ser un clamor desesperado ante un cielo silencioso, pero,
cuando se lo preguntes viéndolo a los ojos en la eternidad, te dirá que está satisfecho (Isaías 53.11).
El líder que aspire a ser coherente, a no ser un líder de papel tiene que ser sabio y la mejor medida del hombre sabio es que hace suya la voluntad de Dios.
Claro, el implorar una voluntad perfecta no es garantía de que las cosas sean
como nosotros queremos, pero, con toda seguridad, al final, el resultado será
el mejor. El líder que busca la voluntad de Dios en los momentos en que el alma
se calcina, está destinado a levantar una generación de líderes detrás de él,
que logren desafiar su propio tiempo, pero, sobre todo, sus propias debilidades.
Si quieres como líder cristiano imitar el modelo de
liderazgo de Cristo sin importar donde te desenvuelvas recuerda que, debes ser coherente, lo que le dará a
los que te siguen la clara idea de que eres confiable como guía, eres digno de
que tus pasos sean seguidos y la coherencia se construye viviendo y mostrando
en tu vida honestidad, seguridad,
comprensión y sabiduría.
A desarrollar estas tres virtudes del carácter de
Cristo que debes reflejar en tu vida.
No esperes más tiempo o perderás el liderazgo con el
que debes honrar a Dios.
VISIÓN
Lo que deseamos decir al afirmar que, un líder cristiano debe tener visión es al hecho de que este líder sabe claramente hacia donde se está dirigiendo porque ese “hacia donde” es hacia donde Dios quiere así que, todo el tiempo estará desarrollando estrategias para lograr este objetivo.
La visión
de los líderes de papel cambia de acuerdo con las circunstancias; la visión de los líderes que siguen el modelo de liderazgo de Cristo no se
modifica sean los tiempos buenos o malos. Con precisión y paciencia, la visión
es aplicada no importa el tiempo que esto tome; pensemos que, cuando se desea
agradar a un Dios que es eterno, el tiempo deja de ser importante.
Desarrollar una visión que vaya acorde con la voluntad de Dios se puede lograr si se aplican las siguientes cuatro acciones.
Cuando los tuyos no van a tu paso (Paciencia)
Y les enseñaba por
parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina: Oíd, He aquí el sembrador
salió a sembrar… Cuando estuvo solo, los que estaban cerca de él con los doce
le preguntaron sobre la parábola…”
Marcos 4.1-10 RV1950
La parábola no fue tan clara, o al menos no para los
apóstoles; así que, ahí están rodeando al Maestro para poder recibir un poco
más de dirección para entender que cosas tenían que enseñarles un sembrador,
una semilla, las aves y los pedregales.
Todos ellos
quieren aprender. Por lo menos, una vez en su vida habían pisado una
sinagoga y sin duda, todos ellos habían recibido la educación religiosa básica
sentados a los pies del rabino del pueblo, por lo que, la falta de comprensión
que ellos tenían no tenía nada que ver con la falta de preparación o de
conocimiento. Entonces, ¿Qué era?
La mirada del Maestro es paciente, tremendamente paciente. Él mejor que nadie sabe de las carencias de
sus oyentes y de sus ganas de aprender. Sus apóstoles tienen una genuina
necesidad espiritual de saber tanto como genuina es su fe.
La visión del amoroso Rabí está colocada en un futuro en que esos hombres desafiarían creencias, imperios, peligros de muerte y cualquier otra cosa para platicarle al mundo su historia. Esa tarea que el Maestro ve no será fácil. Ellos algún día dejarán de ser oyentes para a su vez, ser maestros también, pero por ahora, las milicias de Cristo están en los mpos de entrenamiento espirituales y las cosas tomaran cierto tiempo. En este punto la parte que resalta no son los débiles esfuerzos de los apóstoles por comprender las verdades espirituales escondidas en ejemplos sencillos, no, lo que realmente resalta es la gran paciencia de Cristo.
Se reunía con ellos, los apartaba, les explicaba, volvía a los ejemplos una y otra vez; desglosaba los significados, explicaba las cosas con tanta claridad que no quedaba ninguna duda respecto a lo que quería decir. Los suyos debían recibir el mejor alimento espiritual posible, ya que solo de esa manera, podrían estar en posibilidad de ofrecerlo después. Paciencia. Los apóstoles, muchas veces demostraron no ir a la velocidad de Cristo, pero eso, no desanimó al Maestro. Por el contrario, les daba lo que ellos más necesitaban: atención personalizada.
La visión del líder que sigue el modelo de liderazgo de
Cristo debe tener exactamente el mismo ingrediente.
Entendiendo que los suyos están en un proceso, el líder
debe desarrollar las estrategias que le permitan lograr las metas que Dios
desea cumplir en quiénes dirige. Esto es lo más importante, que, sabiendo lo
que algún día los suyos harán, el líder los dirija en esa dirección, pero
teniendo la paciencia de trabajar con ellos mirando más que sus imperfecciones,
las perfecciones que en ellos se pueden
desarrollar.
Los líderes de
papel imponen sus criterios como guía de vida para los que les siguen y al
final, sus proyectos fracasan. Los líderes a la imagen de Cristo cancelan sus
puntos de vista y adoptan la voluntad de Dios como guía para ellos y sus
seguidores y al final, su trabajo producirá fruto cual a ciento por uno (Mateo 13.23).
Cuando las paredes no se sostienen (Confianza)
Pero los once discípulos se fueron a
Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.
Cuando lo vieron, lo adoraron, aunque algunos dudaban.
Marcos 28.16-17 RV1960
Una edición de estudio de la Biblia RV1960 anota lo
siguiente con respecto al versículo que hemos referido anteriormente: “otra posible traducción: pero dudaron”.
Esto, le da otro sentido al pasaje. Vamos a analizarlo.
Los apóstoles ven al Maestro que ha vuelto a la vida y
con ello, demuestra unas credenciales que por cierto nadie en toda la historia
ha presentado. Se acercan a Él. Le
adoran. Reconocen quién es y lo que es, pero, en medio de ese clímax
espiritual, interviene la duda y están ahí a sus pies, pero pensando que las
cosas no son como realmente son.
Podemos argumentar que sus emociones estaban tan
alteradas que no podían comprender lo que estaba pasado, pero esto no está bien
fundamentado. Simplemente eran incapaces de creer. Las últimas instrucciones para poder
salir a conformar el cuerpo espiritual de Cristo
(la iglesia) están a punto de ser dadas y los apóstoles, prefieren enredarse con ellos mismos. Ellos serán la estructura que soportará los cimientos del porvenir, y no parecen constituir un material muy estable.
Phillip Yancey en su libro: El Jesús que nunca conocí, bien habla de ellos como una
“destartalada banda” de pescadores sobre los cuales, las verdades del reino se
establecerían; y créanme que hay ocasiones así. Ocasiones en que el futuro del
líder parece incierto, en que nadie mira las cosas como él las ve. Momentos en
los que los futuros siervos parecen niños espirituales peleándose por
arrebatarse un biberón. El líder en consecuencia debe aprender a tener
confianza en lo que pasará después.
Jesús la tuvo.
Pero ¿sobre qué descansaba la certeza de Cristo?
La certeza de
Cristo no descansaba en lo que veía, sino en lo que sabía con certeza, que
la voluntad de su Padre es perfecta. Por el contrario, sus apóstoles solo
sabían cosas relacionadas con su voluntad humana y la voluntad de Dios la
trataban como si pudiera ser ignorada. Por eso Cristo tenía certeza porque
entendía que, de entre la “destartalada” banda de sus seguidores se levantarían
hombres que retarían a la muerte y que al final, la
buena semilla daría su fruto.
Muchas veces, el ejemplo de Cristo no es imitado por
los líderes en las iglesias quienes no hacen nada para conocer el carácter de
sus propias ovejas y, en el trabajo o en la escuela, los cristianos solo viven
para interactuar con sus “amigos” sin darse el tiempo para conocerlos y
entender sus necesidades espirituales.
Aquellos que han sido llamados a ser luz del mundo
deberían aprender de vez en cuando a cerrar los ojos y lanzar a otros a las
alturas, pero, confiando en quién le ordena a los vientos. Claro, si ha sido un líder de papel, entonces si tiene (y
bastante) de que preocuparse.
Las cosas que incomoda decir (Firmeza)
Señor, ten compasión de
ti mismo. ¡En ninguna manera esto te acontezca! Pero él volviéndose dijo a
Pedro: ¡Quítate de delante de mí Satanás! Me eres tropiezo, porque no pones la
mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres
Mateo 16.22-23 RV1960
Pedro sería importante. Sería la piedrecilla afirmada
sobre la roca, sobre Cristo, sobre “la
principal cabeza del ángulo” (1
Pedro 2.7). Pedro daría el primer sermón de importancia ganando tres mil
almas en un solo día a cincuenta días de distancia de la muerte de Jesús.
Pedro sería “columna” de la iglesia en Jerusalén como es declarado por Pablo (Gálatas 2.9); sería el siervo llamado a testificar que la salvación ganada por Cristo también incluía a los gentiles, abriendo con esto, mucho más que una idea, abriendo las propias mentes de los judíos que empezarían gracias a él, a concebirse como el vehículo de salvación que siempre deberían de haber sido.
Por todo ello, Pedro bien merecería un poco de
comprensión e incluso de trato favorable. Pedro merecería que nos
hiciéramos “de la vista gorda” cuando cometiera algún error, pero al parecer,
Cristo no pensó así, por el contrario, le llamó “Satanás” (adversario) (Mateo 16.23). ¿Por qué un apelativo tan grave?
Observemos bien la escena: la visión de Cristo se estaba completando, y la hora
de rendir cuentas por todos se
acercaba. Se aproximaba el momento de dar
el amor de Dios y Pedro, piensa que es mejor quedarse con este amor y no
compartirlo. Por eso fue necesaria la
firmeza.
Líderes de Dios. Cuando el Señor dirige tu visión y
miras hacia donde debes moverte, sabiendo con certeza el fruto que cosecharás,
este pasaje debe advertirte que no siempre los tuyos te van a comprender, es más, incluso
pueden ellos mismos intentar desviarte
del proyecto espiritual que debes seguir. En estos casos, aplica el mismo
principio: firmeza sin contemplaciones.
Con la obra de Dios no se regatea, no se hacen ni negociaciones ni
concesiones.
Mantente firme en tus criterios, firme en tu visión, prosigue a la meta (Filipenses 3.14), pero, por favor, no defiendas algún punto de
vista que no proceda de Dios ya que haciendo esto pondrás no solo en peligro tu
vida espiritual, sino incluso tu propia iglesia, tu familia, tu testimonio o tu
futuro.
Si la vida te debe algo (Perdón)
Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.
Lucas 23.33-34 RV1960
Siete fueron las frases dichas por Cristo en la cruz,
esto, es sabido por muchos, pero el orden en que estas siete palabras fueron
dichas es ignorado por muchos también. La que mencionamos en la cita anterior,
es, en orden, la primera de ellas. La
frase del perdón. Y a este respecto considero que no tiene nada de casual que fuera así. El corazón del Hijo de Dios
se presenta desde los primeros sufrimientos en la cruz, como un corazón que,
por encima de todo, está siempre
dispuesto a perdonar.
Cuando pensamos en Cristo, y cuando pensamos en su disposición a perdonar, cuesta trabajo creer que haya tenido tanta nobleza después de vivir una vida en la tierra en la que siempre fue rechazado. En este sentido, existe un folleto evangelístico escrito por el hermano René Zapata que se llama: “Despreciado”. En este folleto se menciona con especial acierto como a lo largo de su vida, Cristo padeció múltiples rechazos de muchas clases de personas e incluso, si lo pensamos bien, varios de los que estamos juntos en la lectura de este libro le rechazamos muchas veces antes de abrirle nuestro corazón.
Cristo fue despreciado
a la hora de nacer, enviado a ser recibido en la tierra por el olor a orín
y excremento de animales. Fue despreciado por
sus hermanos en la carne quiénes no vieron en él a un Mesías. Fue
despreciado por los gerasenos que al
ver que había librado a un endemoniado, le pidieron que saliera de sus tierras.
Despreciado por las autoridades
civiles y religiosas, despreciado por
sus amigos en el momento de su mayor angustia y en muchos otros episodios
más.
Coincidimos con el hermano Zapata. El mejor regalo de todos los tiempos fue despreciado. Cristo bien
pudo coleccionar frustraciones por cada desprecio, pero Él prefirió perdonar. Resolvió que era mejor mantener el corazón libre
de cargas para poder sentir plenamente; y quiénes no quieren ser líderes de papel deben de ser así. El líder que trasciende apuesta al amor, se exige
mucho a sí mismo y no espera nada de los demás, porque sabe que todo lo
recibirá de su Señor.
Así que, hermanos líderes, cada vez que escuchemos la
frase: “despreciado y desechado entre los hombres” (Isaías 53.3), piensa además de la muerte de Cristo, en el precio
que tendrás que pagar por ser hijo de Dios. Sé valiente y medita si estás
dispuesto a pagar este precio y si no lo estás, vuelve atrás; es mejor ser frío
que tibio (Apocalipsis 12.6), ¿no es
cierto?
La figura del modelo del liderazgo de Cristo va tomando
forma. Si deseamos realmente influir para bien en quiénes nos rodean debemos
desarrollar coherencia y visión y,
en el caso de la visión esta surgirá cuando vivas mostrando paciencia, confianza, firmeza y perdón.
Ahora, vamos a ver la tercera cualidad que tuvo Cristo y que sus imitadores
debemos buscar.
METAS
El líder cristiano que es capaz de transformarse a sí
mismo y a los que le rodean, debe tener claramente en su mente cuál es su
destino, hacia donde se dirige, a donde debe llegar en esta tierra. Debe tener metas.
Pero, una meta, es mucho más que llegar a un destino.
Una meta tiene que ver con condiciones
que se alcanzan, tiene que ver con la forma en que terminaran las cosas.
Las metas del líder trascendente deben, en suma, ser perfectas en el sentido
que son capaces de lograr lo mejor no solo para el líder, sino para quién lo están
siguiendo.
A continuación, vamos a analizar cuáles son los valores espirituales manifestados en acciones que desarrollarán las metas en nosotros.
Pensando en todos (Sueños)
Más no ruego solamente por estos, sino
también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos… La gloria que
me diste yo les he dado, para que sean uno, así como
nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí,
para que sean perfectos en unidad… Padre,
aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo…
Juan
17. 20; 22-24 RV1960
Ya estábamos en la
mente de Cristo. Cuando el sudor sangrante estaba llevándose sus fuerzas,
dos de las cosas que le animaron a seguir adelante fuiste tú y fui yo. En el
monte de los Olivos, Cristo perfiló su cuerpo espiritual (la iglesia) que esa
noche era encomendado a su Padre, pero, ese proyecto no era sólo de Él, nos incluía a todos.
No solo Él necesitaba fortaleza, también la
necesitarían los suyos. No solo Él necesitaba sentir unión con su Padre, los
suyos deberían sentirla también.
El proyecto de Cristo
no solo incluía servidores, incluía amigos, incluiría hermanos (Hebreos 2.11).
Cristo claramente clamó por aquellos que siendo iguales entre sí estarían
llamados a ganar más almas para la eternidad. Igualdad e inclusión.
Estos dos elementos deben permear los sueños del líder que aspira a seguir y
vivir el modelo de líder que fue Jesucristo.
El líder cristiano no está persiguiendo una meta personal, está desarrollando una
meta grupal. En el proceso, seguramente, Dios le permitirá alcanzar sus
objetivos propios, pero eso no es lo esencial. Pensar así, logra desarrollar
líderes que son realmente siervos, como
debe ser.
Si el Hijo de hombre vino a servir (Marcos 10.45) no debe esperarse menos de los suyos. Los líderes
cristianos deben tener sueños, en donde incluyan a todos, en donde la
realización de los sueños de todos sus hermanos esté incluida. El líder de Dios
lucha por un
espacio de cielo para todos. El líder debe
ser un soñador que persiga metas y que incluso sueñe las metas de quiénes
dirige en el hogar, el trabajo, la escuela y en la iglesia, pero no debe
olvidar que, debe mantenerse soñando con los ojos abiertos.
La esencia del amor de Dios (Misericordia)
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que
ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda,
más tenga vida eterna.
Juan 3.16 RV1960
Quién ama da, si no, no ama.
Eso parece gritarnos el versículo más famoso de la
Biblia. Dios ama al hombre y eso lo lleva a dar y lo que es mejor, a darse a sí mismo. Eso es misericordia. El hombre puede o no merecer el amor de Dios,
puede desearlo o no, puede trabajar o no para llevarlo a su interior. Sin
importar lo que se haga, Dios da su amor de forma incondicional. Eso es lo que
hace que muchas veces la gracia de Dios se
desprecie. Es algo demasiado bueno para un
mundo que gusta de las cosas demasiado
malas.
Que impresionante clase de misericordia tiene
Cristo.
¿Qué clase de misericordia debe tener el líder
cristiano?
Las personas a nuestro alrededor, las personas en las
que influimos, las personas que seguirán nuestros pasos, desean ver en nosotros a su Señor. Esperan sentir
el abrazo de la misericordia antes del hielo de la crítica. No sé si eso sea lo
que les estamos dando.
Creo que es bastante claro que, el pecado es algo que
siempre existirá y que siempre tocará a las puertas del creyente, aún de los
que parezcan más firmes. El pecado siempre estará atacando y conquistando
voluntades y ante la abundancia del pecado, debe abundar la gracia del Señor (Romanos 5.20) a través del líder. En
muchos casos, no es nada correcto exhibir a las personas en aras de una
santidad mal entendida. Muchas ocasiones, a favor de no lastimar a las noventa
y nueve ovejas de un redil (Mateo
18.10-14), los líderes abandonan a la perdida después de haberla golpeado
con el látigo duro de la insensibilidad.
Algo debe quedar
claro. No estoy a favor de los líderes sin carácter ni pusilánimes que son
movidos por las ovejas como marionetas de intereses personales. No se trata de
eso.
Se trata de hacer del amor y la misericordia la carta
de presentación de Dios ante el pecador. Si este persiste en pecar, la denuncia
de la disciplina es cierto que corresponde al líder y a la iglesia, pero solo el Señor la puede ejecutar.
No puede haber juicio entre personas que son iguales.
La importancia de dar fruto (Justicia)
No puede el buen árbol dar malos frutos, ni
el árbol malo dar frutos buenos…
Así que, por sus frutos los conoceréis
Mateo 7.18, 20 RV1960
Quién aspira a un futuro mejor, a un legado rentable para quienes vienen detrás de él, debe lograr que quién mira sus espaldas, tenga bien desarrollada la mentalidad de dar fruto para Dios, de ser productivos espiritualmente hablando. La importancia de no olvidar esto, toma fuerza a la luz de las siguientes palabras del Señor Jesús:
“Id y haced
discípulos” (Mateo 28.19) fueron unas de las últimas palabras de Cristo en
la tierra. Sus apóstoles después de esta encomienda se dirigieron a Jerusalén
donde conformaron un temeroso grupo de gente orando que esperaban el momento en
que Jesús cumpliera la promesa de enviar al Espíritu Santo en su lugar (Hechos 1.8) lo que sucedió en el día
de Pentecostés y ahí, la historia comenzó, historia que, por cierto, ha
superado cualquier barrera para darse a conocer ya que, incluso quiénes estamos
leyendo este libro, somos producto de ese primer esfuerzo evangelístico.
Imaginen ahora que el temor hubiese ganado en el corazón de los apóstoles y que, mejor
hubieran tomado la decisión de formar una sociedad secreta para el “conocimiento del Maestro” y buscaran
las sombras de la clandestinidad para poder seguir creyendo. ¿Dónde estaría la
iglesia en este momento? ¿Dónde estaría la iglesia si no se hubiera tomado la
decisión de empezar a dar fruto? La
moraleja de la historia es obvia, sin evidencia de fruto, se puede concluir que
los árboles están muertos. La iglesia de Cristo estaría muerta.
La fe es la
base, pero esta es confirmada por las
obras. No puede ser de otra manera.
Líderes del Señor, ¿cómo creen que las siguientes
generaciones lograrán alcanzar mejores metas que nosotros? ¿Dándoles el mejor
sermón de la historia? ¿Haciendo que organicen conciertos para miles de
personas donde se le aplauda al Señor? ¿Formando grupos musicales de jóvenes
que buscan más un estrellato que un ministerio? No, definitivamente no. Todo se
logrará solo si se enseña y se trabaja para que la iglesia en donde servimos aprenda y practique el estar dando fruto
permanentemente. No matemos por anticipado el futuro de nuestras
congregaciones. Sin almas nuevas, las iglesias más tarde o más temprano cierran
sus puertas.
Cuando nos volvamos a ver (Esperanza)
Y después de irme y de
prepararles un lugar, vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes
estén en el mismo lugar en donde yo voy a estar
Juan 14.3 RV1960
La Real Academia Española de la lengua define “esperanza” como: “Estado del ánimo en
el cual se nos presenta como posible lo que deseamos”. Es
por ello por lo que la esperanza dicta el refrán: “es lo último que
muere”.
La esperanza vence al desaliento porque logra que
saquemos paciencia de en medio de la desesperación y vaya si la esperanza es
necesaria en los momentos en que las cosas ponen a prueba lo que creemos o
estamos dispuestos a creer.
Este tipo de situaciones, forman parte casi cotidiana de aquel que desea ser un líder para el Señor en cualquier área.
Los problemas económicos, la incomprensión de los
hermanos, la falta de compromiso por la obra de Dios, la crítica destructiva,
las reacciones carnales y muchas otras cosas más, pueden hacer de la vida del
líder un camino desgastante. Así lo entendieron y lo vivieron los primeros
líderes de Dios quiénes entre otras cosas recibieron el reclamo de entregar su
propia vida. Lo mejor para el líder es, saber que, así como debemos tener claro
que el camino es difícil, debemos tener claro que esto es algo que Dios sabía
que pasaría desde el principio y es algo en lo que Él desea ayudarnos. ¿Cómo
puede el Señor hacer esto? Dándonos esperanza.
No solo los líderes, todos
los creyentes en Cristo deberíamos tener bien claro que no podremos vencer
para el Señor si no albergamos esperanza.
Somos peregrinos, nos espera una patria celestial; aquí, solo sembramos
para cosechar en la eternidad. Los tiempos difíciles se superan teniendo en la
mente los tiempos que vendrán. Un líder
no podrá cumplir su misión si olvida la recompensa y si no tiene claro en
su mente que las verdaderas riquezas de Dios se sirven en las bodas del Cordero
(Apocalipsis 19.9-10) y no en los
púlpitos o en las ofrendas.
Pensar en esto, en la esperanza, es lo único que nos
permite explicar por qué Dios tantas veces repite la idea de que Él viene, de
lo que Él traerá o de lo que nos está esperando. Pensemos en estas frases de la Biblia:
“Ciertamente vengo en breve” (Apocalipsis
22.20),
“Estaré con vosotros todos los días” (Mateo 28.20), “He aquí que viene con
las nubes” (Apocalipsis 1.9),
“¿Dónde está oh muerte tu aguijón?” (1
Corintios 15.55), “Sorbida es la muerte en victoria” (1 Corintios 15.54) y muchas otras más.
Ahora, piensa si estas frases fueron dichas para
despertar la emoción de alguien, si fueron dichas para llevarnos por laberintos
proféticos o si fueron dichas solo para alentar
a alguien. No cabe duda, Dios, es el Dios
de la esperanza.
Espero que, hasta el momento, tengamos claro que, la
imitación del modelo de Cristo implica la manifestación de tres cosas: coherencia, visión y metas y que cada
una de estas tres cosas se desarrolla para cada caso en la práctica de cuatro
valores que no son otra cosa más que acciones santificadas de nuestra parte y
que, aunque son fáciles de entender, son difíciles de practicar porque se
oponen a nuestra naturaleza carnal que, se resiste a obedecer a Dios (Romanos 8.7) así que, nuestra carne
siempre intentará movernos para que no pongamos por obra ninguno de estos
valores. No se lo permitas.
Ahora, vamos a ver la cuarta cosa que tenía el
liderazgo de Cristo y sus valores relacionados.
PERSONALIDAD
Pensemos ahora en la personalidad del líder, en la conducta que es observada de él, en las cartas credenciales con las que se presenta a la gente.
Con esto, nos estamos refiriendo no solo a las cosas
que habla sino a las cosas que hace y que demuestran que es lo que hay en su
interior. Por lo cuatro próximos puntos, debes tener en tu mente la siguiente
pregunta: ¿Cómo debe ser mi conducta como
líder de Dios al haber sido tocado en mi corazón por el líder de líderes?
Cuando la violencia no logra nada (Mansedumbre)
Pero uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano sacó su espada e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja. Entonces Jesús le dijo: vuelve la espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán
Mateo 26.52-53 RV1960
La angustia de improvisto se transformó en ira y esta,
se convirtió en una violenta acción que mutiló a uno de los guardas del templo.
La ira, ciertamente estaba justificada. Querían quitarle la vida a su Maestro,
lo querían atrapar, lo querían lastimar. A todas luces esto era desde el
principio una gran injusticia. Si lo
que se deseaba era un juicio justo, ¿por
qué los sacerdotes no habían informado del arresto a los romanos ante quién
tenían que rendir cuentas? Quién debía apresar a Jesús debían ser algunos legionarios, no guardas del templo que
solamente se dedicaban a preservar el
orden dentro del recinto sagrado.
Lo que estaba pasando era injusto y eso podía
justificar la ira.
Por otra parte, él lo había visto. Vio la ira santa del Cristo lanzando con furia y fuerza a los que querían algún dinero usando para lucrar el nombre de su Padre, por lo que, actuar así, con violencia sin pensar en las consecuencias, puede estar explicado ante algo como lo que está sucediendo, pero, a pesar de que el discípulo tenía argumentos, su Maestro fue claro: ni una sola espada.
Y tan equivocada fue la reacción, que el miembro
mutilado fue restaurado por el poder del mismo Dios. Es posible que entonces el
discípulo lo haya entendido y ahora, nosotros debemos entenderlo junto con él.
El líder que trasciende y transforma, el líder de valor no es alguien que tenga
carácter para enfrentar las cosas que otros no enfrentarían, no, el líder de
valor, más que distinguirse por su fuerza, se
distingue por su mansedumbre. Es más
importante y difícil saber controlarse que
dar rienda suelta a las emociones. Eso debía entender el discípulo. En ese
momento, esa era la voluntad de Dios y
no debía hacerse nada, puesto que nada en el Universo la hubiese podido
detener.
El discípulo entonces podría aprender a asimilar las cosas que no podría cambiar lo que le ayudaría a poder tener dominio sobre sí mismo.
Es el propósito de lograr lo anterior lo que quiso
enseñar Dios en la Biblia con frases como las siguientes: “tardo para airarse” (Santiago 5.19), “no se ponga el sol sobre vuestro enojo” (Efesios 4.26), “busquen la paz para
con todos” (Hebreos 12.4) y muchas
otras más, las cuales resaltan que, nuestro carácter debe estar dominado,
amansado (raíz de la palabra mansedumbre), para poder saber cuándo hablar,
cuando callarse, cuando intervenir, cuando orar y sobre todo cuando simplemente
esperar.
Vaya clase de reto espera a los líderes que no desean
ser líderes de papel, el reto de
tener dominio sobre sí mismos.
Estoy dispuesto a perdonarte (Tolerancia)
Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de
Jonás, ¿me quieres?
Pedro se entristeció de que le dijera por
tercera vez: “¿Me quieres?”, y le respondió:
Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te
quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
Juan 21.17-18 RVC
El amor por
Jesús era la cuestión fundamental. Pedro ya había llorado amargamente. Se
había humillado ante el desagradable sabor de la negación y un poco de consuelo
sentía ya, volviendo a lo de antes, a su
oficio de pescador, pensando que la historia de Cristo había muerto con Él,
pero aún restos quedaban, aún faltaba algo que, en realidad, lo iniciaría
todo: un nuevo encuentro con su Maestro.
Van caminando silenciosamente. El otro discípulo a la
distancia curiosea los rostros para determinar que hará El Eterno con el
finito, el Señor con su siervo, pero, la charla, parece demasiado sencilla para
todo lo que encierra. Tan solo son tres
preguntas que parecen iguales, pero
no lo son, con tres respuestas que
parecen iguales, y lo son.
Pedro ¿me amas?, fueron las dos primeras preguntas.
Pedro, ¿me quieres?, fue la tercera pregunta.
El “me amas” aludiendo a un amor en que se entrega la voluntad, el “me
quieres” aludiendo a un amor más emocional y las tres veces Pedro fue sincero:
“te quiero” que fue un algo así como:
“yo te quiero Jesús pero mi voluntad no está comprometida contigo”.
Ahora, no pierdan ni un detalle de lo que hizo el Señor. Ante la incierta respuesta del pescador, ante la evidencia de su falta de compromiso, Cristo le lanza una seria advertencia para después decirle: sígueme. Y ahí está el discípulo restaurado. Ya está el camino preparado para el Pentecostés donde un pescador temeroso se convertirá en el ardiente evangelista que convertirá a tres mil personas. Pedro, no parecía merecer la confianza del Señor, sin embargo, no lo defraudó. ¿Cómo pudo saber esto Cristo?
Pedro argumentaba: “tú lo sabes todo” lo que significa
que Pedro apelaba más a lo que el Señor pudiera saber que a su propia
convicción. En palabras simples: “Señor, no comprendo, no entiendo, pero quiero, enséñame a creer para pasar del
querer al amar”. Y Dios lo hizo.
Por lo visto, Dios también sabe tolerar. Pedro necesitaba un
poco de tolerancia, un abrazo, una palabra de aliento; ya había entendido donde
estaba su problema, pero no sabía cómo
solucionarlo. Eso fue lo que miró Jesús, solo le hacía falta el cariño de
Dios que le dijera:
“todo está bien, sigue adelante, ya estás listo, y,
sobre todo, te he perdonado”.
Líderes del cielo en la tierra, ¿Cuántos corazones has dejado maltrechos a un lado del camino porque creíste que había llegado el momento de la severidad? ¿A cuántas personas tu intolerancia los lanzó a las manos del diablo con más heridas de las que tenían cuando llegaron a ti? Miremos con ojos de misericordia y con la firmeza de la santidad de Dios, seamos capaces de entender cuando ha llegado el momento de tolerar y cuando de juzgar.
La diferencia entre tolerar y juzgar puede hacer volver
a un hermano del error de su camino (Santiago
5.20) y cubrir multitud de pecados o, que el camino errado se vuelva más
amplio y sobre todo más seguro para el cristiano lastimado; tan seguro que
puede ser que nunca salga de él.
Un amor al pie de la cruz (Compromiso)
Estaban allí muchas mujeres mirando de
lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndolo. Entre
ellas estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre
de los hijos de Zebedeo.
Mateo 27.55-56 RV1960
Estaban comprometidas con Él y Él, se comprometió con ellas.
Nadie como Cristo intentó restituir el verdadero rol
que la mujer debía de tener dentro de la sociedad hebrea. Nadie como Él fue
imparcial al juzgarlas y tan sensible ante sus necesidades. La personalidad
perfecta del Señor sabía comprometerse. Imaginemos
la clase de sensaciones que producía en las mujeres de su tiempo el ver a un
rabí (maestro) totalmente dispuesto a tratarlas como personas cuando todos veían en ellas solo máquinas de trabajo, de
complacencia sexual o de procreación de hijos.
¿Qué logró con esto el Señor?
Miremos la respuesta en el espejo de la mujer samaritana.
“Yo te puedo dar el agua viva” (Juan 4.10) le dijo el Maestro a esta dolorida mujer y ella bebió,
y lo hizo tan intensamente que las seis heridas emocionales del mismo número de
fracasos en su vida amorosa sanaron por completo, al instante. El agua viva
cumplió su cometido y la sonrisa de la mujer era una muestra de la forma como
sonreía su alma.
Miremos juntos
el cambio. La mujer que antes se escondía detrás del ardiente sol del medio
día (Juan 4.6) para huir de las
críticas, se convierte ahora en una valiente evangelista que va a su ciudad, a
Sicar, a decirles a todos que el Mesías está entre ellos y por lo visto, ya no
le importó en lo más mínimo que la vieran las personas de quiénes antes huía.
Ya nada importaba más. Su transformación derivó en un
compromiso que le llevó a hacer su
propia obra, su propia nueva obra.
Los líderes cristianos que desean imitar el liderazgo
de Cristo en cualquier lado tienen una obra que realizar y el Señor desea que
la realicen con celeridad. Los líderes
de papel desean esperar tranquilos la mayor cantidad de tiempo posible. Los
tiempos están por cumplirse, su regreso está cerca y para cumplir esta obra,
los cristianos si, necesitamos preparación, pero
algo más también.
Si, necesitamos cultos emocionantes y experiencias
espirituales, pero también algo más. Y ese algo más, es simple de entender,
pero difícil de hallar: tener a alguien comprometido cerca. Aprendamos de la samaritana. Si estamos
comprometidos, tarde o temprano lograremos mirar a los tímidos convertidos en
ardientes defensores de la fe. La carga que no lo es tanto (Triunfo)
Estas cosas os he hablado para que en mí
tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al
mundo.
Juan 16.33 RV1960
La perfecta personalidad de Cristo era triunfadora. Cuando la mayoría estaba
estacionada en la tierra, Él estaba en el
cielo. Era capaz de mirar más allá de las circunstancias, de poder medir
con toda exactitud hacia donde se dirigían las cosas y, sobre todo, como
terminarían.
En el pasaje que nos ocupa, se muestra un poco de claridad en la mente de los discípulos “ahora entendemos…” (Juan 16.30) le habían dicho y por eso “creemos que has salido de Dios…” (Juan 16.30). Después de meses escuchando sus enseñanzas y mirando a Dios en acción comienzan a entender. Esto, mereció una respuesta simple de Cristo. Mientras ellos estaban llegando al presente, la mente de Cristo estaba en el futuro. Mientras los suyos comenzaban a observar los pliegues de la revelación y el carácter de Dios, su Dios está pensando en persecuciones, muertes, angustia y decepción. Mientras ellos querían un: “Yo Soy”, para Cristo es más importante un: “voy a estar con ustedes”, un “Yo he vencido al mundo”. En consecuencia, si están en mí, podrán lograr lo mismo.
La personalidad del líder cristiano debe ser
de triunfo. No hay lugar para
mediocridades con Dios. Debemos impulsar a los nuestros a una
transformación interior de tal nivel que puedan percibir tan claramente como
nosotros lo hacemos, la visión de Dios y el futuro que les aguarda. Si lo
analizamos bien, esto no es otra cosa más que una inyección de confianza que
puede lograr darnos la llave bíblica para vencer al mundo: la fe (1 Juan 5.4).
Ya casi la espectacular pintura del modelo de liderazgo
de Cristo está completa. Ante nosotros se ha desplegado un modelo de liderazgo
que es eficaz, eficiente y trascendente. Ante nuestros ojos han desfilado los
valores de Cristo, las acciones que manifestaban la perfección de su carácter,
las acciones que, apuntan a valores que si un líder humano los pone en práctica
harán que su liderazgo transforme y que nunca llegue a ser conocido como un líder de papel.
Finalicemos el análisis del modelo del liderazgo de
Cristo viendo la última de sus cualidades.
PRIORIDADES
Al hablar de prioridades
hablamos de algo que es más profundo de lo que entendemos al inicio. Tómate
tu tiempo, analiza lo que significa, reflexiona en lo que implica.
Hablar de prioridades
se refiere a tener las ideas claras con respecto a que cosas son primarias
y que secundarias y establecer prioridades puede parecer fácil; asigno a lo más
importante el primer lugar y a lo menos importante el segundo lugar pero, eso,
el determinar qué es lo que más importa al depender de nuestra naturaleza
emocional pecadora nos deja en riesgo – lo que pasa la mayoría de las veces –
de asignar las prioridades equivocadas lo que termina pasando con casi la
totalidad de los seres humanos por lo que, aprendamos juntos cuales son las
cuatro acciones con las que podemos desarrollar el sentido correcto de como
establecer prioridades en nuestras vidas.
La personalidad que debe triunfar (Humildad)
Llevad mi yugo sobre
vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis
descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi
carga»
Mateo
11.29-30 RV1960
La sociedad del tiempo de Cristo era una sociedad
contradictoria.
Prevalecía el nacionalismo a ultranza que no era capaz de resistir al imperio romano al que se vivía temiendo. Además, se seguía religiosamente la ley de Moisés que interiormente nadie obedecía, pero observarla por lo menos generaba una idea de unidad sante la evidencia de que eran esclavos, si, de un imperio tolerante, pero esclavos al fin.
Buen caldo de cultivo para que se gestara la rebeldía y el desencanto lo que
fácilmente explica por qué más que esperar un Mesías, hacía que el pueblo judío
esperara a un guerrillero y libertador. Es por ello por lo que, como bien se
sabe, al tiempo de Cristo ya habían aparecido más de una docena de místicos
religiosos invitando a la sedición. Todos
terminaron aniquilados. No es nada complicado pensar que, por ellos, muchos
hicieron a un lado el mensaje de Cristo.
Imaginen que a esta sociedad alguien llega y les dice:
“soporten lo que sea” (Mateo 5.44),
“si las autoridades les piden impuestos, deben pagarlos” (Mateo 22.15-22), “amen a sus enemigos” (Mateo 5.44). ¿Cómo respondería el ánimo popular a las enseñanzas
de Cristo? ¿Cómo responder a un llamado a ser humildes cuando eres humillado
diariamente por una nación invasora?
Y, sin embargo, ese mensaje aparentemente inútil
terminó conquistando a mucha de esa sociedad contradictoria y, este debe ser
también el llamado que cualquier líder que no desea ser un líder de papel debe estar haciendo con sus palabras, pero más con
sus acciones, un llamado que exige como
máxima prioridad ser humildes,
estar dispuesto a ser menos que nadie, a dejar todo bajo el gobierno de
Dios.
Esto, precisamente es lo que tristemente mantiene a la
iglesia de Dios llena de creyentes que han
nacido de nuevo, pero se resisten a
crecer. No resisten el miedo a la pérdida, no quieren ser menos que los
demás, no quieren ser los últimos de la lista, no quieren ser imitadores de
Cristo, pero, los líderes que lo logran, que logran ser humildes terminan
siendo líderes auténticos. De esa clase de
gente, cada vez queda menos en la tierra.
Renunciando a uno mismo (Sujeción)
Venga tu Reino.
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así
también en la tierra. Mateo 6.10 RV1960
Hágase tu voluntad.
Esta frase de la oración conocida como el “Padre
nuestro”, encierra más connotaciones de las que parece mostrar a simple vista.
El llamado a hacer la voluntad de Dios bien puede estarnos enseñando que, en
nuestras plegarias, se debe invocar el
cumplimiento de la voluntad de Dios de
una manera completa lo que deja a Dios, la libre ejecución de su respuesta
en el momento que quiera, de la forma que quiera.
Pero, en realidad, este deseo proviene de una idea más profunda, de algo que siempre ha sido difícil, el renunciar a lo que somos.
Pedir la voluntad de Dios, es renunciar a la propia, es
tomar la de Él y guiarse sin dudar ni un solo segundo por la forma en que esta
voluntad lo indique. Es, adquirir la mente de Cristo, es transformarse a su
imagen y esta característica si la analizamos bien, la veremos en todos los
conocidos como: “campeones de la fe” (Hebreos
11.17-40) de las Escrituras: Rahab, Rut, Gedeón, Moisés, David, etc., los
cuales llegaron a un punto en el que dejaron de ser ellos mismos para empezar a
ser como Dios quería.
Prioridad
importante. Ser como él. El líder de líderes solo vivió para hacer lo que
su Padre quería y, entendiendo esta frase literalmente nos hace ver que las
metas de la tierra no son nada diferentes de las metas que hay en el
cielo.
Un solo motivo de adoración (Dependencia)
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que
permanece en mí y yo en él, este lleva mucho fruto, porque separados de mí nada
podéis hacer.
Juan 15.5 RV1960
“No pueden
ustedes hacer nada”, así traduce la Biblia NVI la frase: “separados de mí
nada podéis hacer” del versículo anterior y esto es completamente cierto. Separados de Cristo no podemos hacer nada. El “no poder”
habla de no tener la capacidad espiritual para
algo, ya que esto depende de la presencia
de Dios en nosotros. No quiere decir estar o permanecer inmóviles sin poder ni
siquiera tomar una decisión pequeña, no, Juan
15.5 habla de que no podemos hacer cosas que den un buen resultado.
Piensa en primera persona. Durante un tiempo (mientras
más largo mejor), duda de Dios y de su capacidad de dar dirección a tu vida.
Empieza a pensar que no se preocupa de ti y que no le interesan tus problemas.
Piensa que mientras tú te haces pedazos orando, el cielo se queda en silencio.
Deja de orar, no leas la Biblia. Con tantos manuscritos y traducciones, lo más
seguro es que la Biblia no sea
confiable, que sea solamente una colección de libros tan alterados como
antiguos.
Deja de
congregarte. Mira a tu alrededor, las personas dentro de los templos muchas
veces se portan peor que los que están afuera. Mira a los pastores,
cometen errores, no pueden llevarse bien con sus esposas, ¿Cómo van entonces a
llevarse bien contigo? Critica, censura y aléjate. Pero, antes de que lo hagas,
lee bien las líneas que siguen a continuación.
Luzbel lo hizo, creyó que no necesitaba a Dios para ser como Dios y logro tener y de hecho, tiene poder, pero ahora es Satanás, una negación de sí mismo y una soledad eterna. Eva lo hizo. ¿Para qué tomar en cuenta a Dios si el fruto era tan apetecible? Y si, tuvo satisfacción, pero también condenó a una raza a todos los sufrimientos que nunca había conocido, los cuales, definitivamente; no valen lo que Eva pensó.
Sansón lo hizo,
cancelo la voz de Dios para escuchar solo a sus pasiones y por supuesto que fue
divertido, es más tuvo fama, pero
terminó su vida como un bufón deshonrado. Judas
lo hizo y durante un tiempo tuvo poder,
pero al final, no le alcanzó la riqueza para pagar el precio que le
requería su conciencia y pensó que con su vida podría pagar tal precio. Se equivocó.
Nunca un líder de Dios podrá seguir las pisadas del
Maestro si no entiende que es prioritario, depender
totalmente de Dios, con una fe que le pueda llevar a ser capaz de dejarlo
todo, menos a su Señor. Si amaramos a Dios solo un poco más de lo que hacemos
con otras cosas o personas llegaríamos a los pies del Maestro sin ninguna
interrupción. Tú, ¿llegas?
Yo mismo Soy (Trascendencia)
Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo
soy. Palpad y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo
tengo.
Lucas 24.39 RV1995
Culminación de prioridades. Todas las metas se conjuntan es esta sola palabra: trascendencia.
Trascender. Estar
por encima de nuestro espacio y tiempo. Ser más que nuestros propios límites.
Seguir impactando aun cuando ya no nos movemos entre los hombres. Hablamos de
ser como los huesos del profeta que devuelven la vida aun cuando no hay más
vida en ellos (2 Reyes 13.21).
La importancia de la trascendencia de Cristo como líder, bien pudo empezar a impactar,
cuando sus palabras empezaron a apagarse en el aposento alto: “Yo mismo Soy”.
Cristo toma el nombre de Jehová y se lo adjudica. Lo hace suyo. ¿Cómo negarle
ese derecho a quién está de pie ahí, triunfante sobre la misma muerte? ¿Cómo decirle que no se cree en alguien que
está mostrando un cuerpo glorificado?
Trascendencia. Cristo
lo logró. Su figura ha impactado a todo el
mundo sin excepción. La imagen y las palabras de Cristo han acompañado el
desarrollo de todas las culturas. Lo
logró, y el líder cristiano debe lograrlo también. Debe llegar al punto en
que, consumada su obra, esté seguro de que sus seguidores sean diáconos,
congregantes, hijos o amigos han asimilado lo suficiente para llegar a ser
continuadores no de su obra, sino de la obra de Dios. Pero, que sea claro para
nosotros que, la trascendencia no es para los más grandes, sino para quienes saben ser humildes.
Hemos concluido el análisis del liderazgo de Cristo, lo que hicimos analizando las cosas que hizo por lo que, es obvio que, el llamado para todos los que hemos llegado hasta este punto de la lectura es que ya debemos tener en nuestra mente la lista de cosas que debemos hacer.
Debemos tener ya claros los hábitos que debemos cambiar
y cuales desarrollar para poder impactar con nuestra vida, todos los ámbitos
que Dios desea que cambiemos en su nombre. No olvidemos que somos embajadores
del reino de Dios (2 Corintios 5.20) así
que, en la tierra estamos en su representación para que, por medio de nuestro
liderazgo, otros le lleguen a conocer.
En el siguiente capítulo vamos a ver a líderes de la
Biblia aplicando el liderazgo que recibieron de parte de Dios lo que nos
servirá para que, lo que hasta el momento ha sido una extraordinaria teoría lo
reforcemos con una igual de extraordinaria práctica que nos permitirá entender
cómo debemos vivir lo que debemos transmitir a los que nos rodean pero, no te
muevas a ese capítulo sin primero, disfrutar de las siguientes dos conclusiones
que espero te motiven a anhelar ser un mejor líder de Dios.
CONCLUSIONES
¿Perfecto o perfectible?
Una de las cosas que el líder cristiano debe saber para
no ser un líder de papel, es que, debe ser como Cristo. Esto, nos ha
quedado claro porque lo mencionamos al analizar el liderazgo de Cristo, pero,
el seguir las pisadas del Maestro (1
Pedro 2.21) muchos lo descartan bajo el argumento de que esto no es posible
porque Cristo es perfecto lo que
nosotros nunca podemos llegar a ser, pero, hay algo en este argumento que
carece de sentido.
Primero, debe quedarnos claro que, Cristo, aunque
divino y humano por igual, estuvo en la posibilidad moral de decidir en los días de su carne ya que, de otra manera, no
hubiese podido como dice la Escritura ser “tentado en todo” sin que eso, le
llevara a pecar en ningún sentido (Hebreos
4.15).
Lo anterior nos debe dejar claro que, la santidad de
Cristo no fue una cuestión de “estar
programado” para no pecar, sino una
elección. Él eligió hacerse obediente hasta la muerte (Filipenses 2.8). Voluntariamente eligió que su criterio estuviera
sometido al criterio de Dios. Esto debe darnos la idea clara de que, los
líderes que buscan seguir el modelo de liderazgo de Cristo no son perfectos ni
están libres de errores, pero si deben estar
voluntariamente sometidos a la voluntad de
su Padre, siempre en disposición de ser como su Señor. Esto quiere decir
ser perfectibles; o sea, vivir en
proceso permanente de perfeccionamiento, el cual será completo cuando la
redención del alma incluya la redención del cuerpo (1 Corintios 15.42-55).
Pero, debe quedar claro que, la santidad para el líder que desea impactar a los suyos debe ser una búsqueda que derive en una transformación que vaya desde su interior hasta su exterior.
Este pensamiento nos llevará a ser líderes que estén
mejorando y que no estén encadenados a la infancia espiritual que es lo que
suele suceder con frecuencia ya que es común ver líderes cristianos
reaccionando como niños molestos porque les quitaron su dulce, perdón, su
autoridad o su ministerio. Vamos a hacernos un favor del más grande nivel a
nosotros mismos. Leamos Romanos 12.1-3 y
no avancemos hasta haberlo entendido en toda su dimensión.
El maestro de Kung Fu
La palabra “kung
fu” es una palabra que proviene de la expresión china que quiere decir:
“muy bien”. La palabra nace cuando, los instructores de esta disciplina de
combate personal deseaban felicitar a sus estudiantes diciéndoles: “muy bien”
(kung fu) lo que fue dándole forma al nombre con que se conoce actualmente a
este arte marcial.
Siendo un practicante de esta disciplina me fue
referida la siguiente anécdota.
Una ocasión, un grupo de estudiantes se acercaron con
un reconocido maestro de kung fu llamado Gandi
y le preguntaron: - maestro Gandi, ¿Cómo podemos llegar a ser los mejores
luchadores de kung fu de toda la historia? - La respuesta del maestro fue la
siguiente: “practiquen kung fu 8 horas
al día durante 5 años sin interrupción y después déjenlo de practicar porque el
kung fu serán ustedes”.
La esencia de las palabras de Gandi es el mensaje final
en este capítulo. Nuestro
perfeccionamiento es una práctica permanente. Debemos vivir la santidad con
tal entrega que, la volvamos una parte integral de nuestra vida. Haciendo esto,
la armadura de Dios de Efesios capítulo
6 se vuelve indestructible en nosotros
y el diablo huye despavorido porque se le resiste sin problema (Santiago 4.7).
La santidad es el resultado de una consagración
permanente y no de un momento de emoción en un concierto de música cristiana o
en un sermón que te sacaron un par de lágrimas. Es mucho más que eso.
Lo anterior nos muestra con claridad que, más que líderes capacitados, en el pueblo de Dios necesitamos, lideres consagrados.
Capítulo 3:
Liderazgo en acción
Llego la práctica.
Veamos como entendieron los líderes de la Biblia su rol
en la sociedad de su tiempo y como vivieron los principios que recibieron
directamente de Dios, pero, no veamos este capítulo como una colección de
historias interesantes, veámoslo como una colección
de formas en las que podemos aplicar los principios del liderazgo de Cristo
que vimos en el capítulo anterior.
Cada ejemplo de vida que estás por leer te mostrará
como debes vivir el liderazgo que Dios te ha entregado en el ámbito que en el
que vives y toma en cuenta algo. A pesar de que han pasado literalmente miles de años desde que estas historias
sucedieron, seguimos hablando de ellas y siguen impactando vidas así que
imagina lo que pasará con tus acciones si estás van de acuerdo con el modelo
del liderazgo de Cristo.
Veamos como actuaron aquellos que no aceptaron vivir
siendo líderes de papel.
Una experiencia de comunión (la ofrenda que costó una vida)
Y miró Jehová con agrado a Abel y a su
ofrenda Génesis 4.4 RV1960
Abel indiscutiblemente fue líder.
Su historia, que se entrelaza con la vida de su hermano
Caín es de las más conocidas dentro y fuera del mundo cristiano. Este par de
hermanos hijos del primer matrimonio de la Biblia resultaron ser polos opuestos
de la imagen del liderazgo. Abel, según la Escritura ofreció más excelente sacrificio (Hebreos 11.4) que su hermano Caín de quién dice la Palabra de Dios
que sus obras eran malas (1ª. Juan 3.12).
Ambos recibieron la misma educación y tuvieron la misma información a la mano para decidir, pero decidieron diferente. Abel – tal y como lo reflexiono en mi libro: ¿Se puede ser joven y cristiano? -, junto con su ofrenda en su primitivo altar, quemó su corazón mientras que Caín, no fue capaz de quemar un poco de humillación ante Dios.
Para Abel, la comunión con Dios era voluntaria mientras que, para Caín, era
obligada.
Los resultados son evidentes. La comunión íntima con Dios enriquece, dignifica
y prospera en todos los sentidos, mientras que, la falta de consagración
carcome, destruye por dentro y aniquila la razón. Solamente así se puede
explicar por qué la envidia de Caín le haya convertido
en un asesino.
Los líderes de
papel no son como Abel. No les interesa la comunión con Dios. Les interesa
el púlpito y el reflector, sobre todo, si esto va acompañado de unos cientos de
personas y dinero, mucho dinero.
Quiénes viven así, han dejado de lado la verdadera
comunión con Dios. Bonitos por fuera, horrendos por dentro ¿Recuerdan la iglesia del radio de nicho? o mejor aún,
¿recuerdan los sepulcros blanqueados del mensaje de Cristo? (Mateo 23.27).
Los líderes
perfectibles, necesitan a Dios. Dependen de Él para sobrevivir en todos los
planos. Le buscan, se dan a Él, no por lo que Dios pueda darles sino por lo que
Dios es y por lo que ha hecho en sus vidas. Estos líderes buscan un tiempo a
solas, una oración en el auto o un clamor en silencio mientras viajan en
autobús.
Los líderes que
son de Dios realizan una lectura de la Biblia constante y persisten en
reclamar su derecho de hijos ante Dios para que este, les indique con claridad
lo que deben hacer. Estos líderes, firmemente buscan la comunión con Dios,
aunque esto, vaya en contra de quiénes están a su alrededor. Estos líderes
están dispuestos a arriesgarlo todo con tal de no estar separados de Dios.
La comunión íntima de Jehová es con los que
le temen…
Salmo 25.14
Quién vive bajo el modelo de liderazgo de Cristo
practica una comunión con Dios que nada ni nadie puede quebrantar.
Renunciando al materialismo (El siervo que compró su condenación)
Los líderes de
papel además de carecer de una profunda comunión con Dios como vimos en el
apartado anterior, suelen ser terriblemente materialistas y en el marco de la
vida de Eliseo profeta de Dios del
Antiguo Testamento de la Biblia en el conocido como “Reino del Norte” o Reino
de Israel se tejió una historia que nos enseñará a identificar como vive un
líder que entiende su rol en el mundo como embajador en nombre de Cristo (2 Corintios 5.20).
Eliseo encabezó uno de los más grandes avivamientos en la historia del “Reino del Norte”, Era directo en sus mensajes y no se tomaba el tiempo para tener algo de tacto cuando tenía la seguridad de que Dios deseaba comunicar algo por medio de él.
Por ello, no debe extrañarnos que fuera muy
precisa su indicación al sirio Naamán para que este se curara de la lepra que
padecía: “ve y sumérgete siete veces en
el río” (2 Reyes 5.10). Solo
eso. No hay más. El sirio desconfió del remedio y apeló a la hermosura de los
ríos de su tierra (2 Reyes 5.12), y,
para colmo, a una “persona de su importancia” Eliseo ni siquiera le había dado
la cara, solo le envió un mensaje. ¿Cómo se atrevía a tratarlo asó?
A regañadientes, Naamán acepta las condiciones y recibe
la salud (2 Reyes 5.14) y como es de
esperarse, intenta recompensar
materialmente a quién cree su sanador, pero Eliseo lo que hizo fue una
misericordia, no un negocio o un
favor, por lo que rechaza la recompensa que se le ofrece, pero, su aprendiz
Giezi mira en esto la oportunidad de enriquecerse.
A Eliseo le interesa la prosperidad (algo que no es
precisamente material) mientras que, a su siervo, lo único que le interesa es el dinero. A escondidas, Giezi reclama
la recompensa y junto con ella, recibe la lepra que había azotado a Naamán (2 Reyes 5.27).
Los líderes de papel buscan la
riqueza. Los líderes perfectibles la prosperidad.
Prosperidad es tener lo
que se necesita para hacer lo que Dios quiere que hagamos. Puede esto
incluir dinero o no, eso depende de Dios, pero si no es así, de cualquier
manera, el líder hace su trabajo. Sus tesoros están en el cielo, no en la
tierra (Mateo 6.19-20). Los líderes
perfectibles se cierran a la ambición de poseer cosas para abrirse a la
posibilidad de poseer el cielo.
Oremos
por esta clase de líderes porque no es fácil hacer esto cuando somos seres
finitos viviendo en un mundo donde la mayoría de las personas parecen
enloquecidas por poseer más bienes materiales a cada momento.
Los líderes que imitan a su Señor tienen bien grabada
la ley de reciprocidad divina: Debo dar
para poder recibir (Hechos 20.35). Los líderes de Dios dan todo el
tiempo, y todo el tiempo Dios permite que no
les falte nada. Los líderes de papel
por su lado piden boletos en primera clase en avión y un auditorio
garantizado de varios cientos de personas para poder “servir” y, por cierto,
también hoteles de cinco estrellas y el envío del pago de los viáticos por
adelantado esto, sin contar lo que se les debe entregar como “ofrenda” o mejor
dicho, como pago porque ya se
convirtieron en asalariados.
Los líderes de papel no quieren hacer caso de la
exhortación que la Biblia les hace a este respecto, es más, la ignoran
descaradamente: No codiciosos de
ganancias deshonestas (1 Timoteo 3.3)
Aprendamos que, el líder que renuncia a tener, lo acaba poseyendo todo.
Los líderes que viven siguiendo el modelo de Dios para
el liderazgo, se resisten a convertirse en líderes
de papel porque se resisten a amar a las riquezas más que a Dios (Mateo 6.24).
Caminos inundados (Cuando la continuidad se pierde)
Los planes a largo
plazo fracasan si los queremos aplicar a corto plazo. Pueden ser planes que llegan a ser exitosos,
productivos, pero, al final fracasan porque no cumplen
el objetivo primordial. Algo así suele pasar con el liderazgo.
Sobre esto nos enseñará el rey Ezequías quién fue un líder fuera de serie, pero se equivocó en solamente una cosa, solo una.
La historia de la familia del rey Ezequías, podemos de
manera directa leerla en 2ª. Crónicas
capítulos 28 al 33 además de tener una referencia complementaria en Isaías capítulos 36 al 39 y, para poder
extraer de él las lecciones que nos convienen, vamos a centrarnos primero en su padre.
El padre de Ezequías fue el rey Acaz, el cual gobernó durante 16 años, pero, su reinado fue algo
realmente pésimo. Como rey de una sociedad donde los valores de la religión
interactúan en todas las demás esferas, no entendió el papel que debía seguir
como ejemplo moral y, por el contrario, se dio a la tarea de desafiar todas las
leyes de Dios, incendiando todo su imperio en un fuego de idolatría que
consumió la moral de la nación hebrea.
Todas las cosas cuestionables se volvieron tolerables
bajo el mando del rey Acaz, y la moral falsa de este rey permitía suponer que,
en su trono sentaría a uno de sus hijos que sería igual de impío que él.
Cuantas personas no abran volteado a mirar de reojo al
pequeño Ezequías heredero del trono de Acaz mientras le compadecían por su
suerte, pero esta suerte, fue todo menos lo que cualquiera pudiera haber
esperado.
A su debido tiempo, Ezequías se levanta como rey y se
convierte en la antítesis de su padre.
Destruye altares idolátricos, corta de tajo con cualquier práctica de ocultismo
y sobre todo, hace respetar la casa de Dios.
Contra toda lógica humana, Ezequías se convierte en el impulsor de la santidad que Dios requería de parte de su pueblo, siendo él, el primer ejemplo por delante de todo esto. La luz de la consagración que irradiaba Ezequías iluminó las tinieblas de la depravación de Israel a tal grado que, ningún otro rey en el periodo posterior a Salomón pudo igualársele en transparencia, santidad y entrega. Tan solo estas tres credenciales, eran por si solas, suficientes para imaginar que, el hijo de Ezequías seguiría su obra de arrepentimiento que le devolviera a Israel su tiempo de gloria pasada.
Con cuanta alegría, algunos ojos voltearon a mirar al
hijo de Ezequías: Manasés, corriendo por los pasillos del templo pensando en
los buenos tiempos que le tocarían vivir. Pero
no fue así.
Cuando Manasés se erige como rey, se vuelve contra los principios de su padre. En muy poco tiempo,
tira a la basura las bases para la restauración total de su nación y se convierte en un monarca
pagano, solventando y tolerando desde el trono, altares e imágenes que muestran
un repudio abierto a Dios y a su ley que, en última instancia, servía para
desarrollar el carácter de Dios en su pueblo, pero, al parecer, ser imitador de
Dios es algo que Manasés nunca consideró para sí mismo.
¿Cómo puede alguien perverso levantar a alguien
consagrado? ¿Cómo puede alguien consagrado levantar a alguien perverso? ¿Dónde
estuvo la falla? ¿Fueron acaso las niñeras? Bien pudo ser así. Bien pudo pasar
que, las mujeres que cuidaban a los príncipes en su primera infancia se
preocuparon de formar en ellos valores o antivalores (según el caso) que
terminaron regulando los principios
morales del corazón de los príncipes. O tal vez, sus maestros particulares
de la ley pudieron transmitir correcta o incorrectamente el mensaje de esta. No
lo sabremos nunca.
La única parte cierta es que, en nuestra historia del
fracaso, una nación fue al éxito para terminar con un fracaso total. Podemos
decir que, en el caso de Ezequías, él influyó en todos, menos en quién debía hacerlo en primer lugar. Lo mismo hacen los líderes de papel, mientras que, los
líderes bíblicos, se preocupan porque lo mejor de sí mismos quede en quien lo
va a valorar y lo convertirá en hechos que terminen siendo de bendición para la
mayor cantidad de personas.
Para cerrar perfectamente con el ciclo de la vida de un
líder perfectible, sus palabras y acciones deben
estar impactando a las personas correctas. Cristo murió no solo por los de
su tiempo presente. Todos estábamos en su mente cuando llegó al Calvario.
Hagamos lo mismo.
El líder cristiano que sigue el modelo de Cristo para
el liderazgo no se olvida de hacer que su mensaje que es el mensaje de Dios
llegue perfectamente a las personas que continuarán transmitiéndolo una vez que
él haya sido llamado para recibir sus recompensas.
Creciendo en medio de las crisis (Las diferencias no deben terminar mal)
El apóstol Pablo fue un líder extraordinario. Nadie en el mundo cristiano lo duda.
Pero, además de esto, vivió unas circunstancias
excepcionales. Una de ellas fue que siempre estuvo rodeado de los mejores
líderes de su tiempo. Y miren que tener juntas grandes mentes para trabajar en
armonía suele producir algunas chispas, pero, con Pablo y Bernabé, estas
chispas se convirtieron en un verdadero incendio.
Relata la Biblia en Hechos 15.36-41 que, Pablo y Bernabé están a punto de empezar su
segundo viaje misionero y se aprestan a preparar el equipo humano para tal fin.
Ahí comenzó el incendio; cuando Pablo
se dio cuenta que Bernabé está llevando a su sobrino Marcos en la caravana lo que provoca una reacción de rechazo de
parte de Pablo. Su argumento se basa en el hecho de que Marcos (o Juan Marcos)
en el viaje anterior, los había dejado, por lo que, el rechazo de Pablo parece
justificado. Por su parte, Bernabé piensa que su sobrino merece otra
oportunidad y está dispuesto a dársela. Esta diferencia de opiniones confrontó
los intereses de estos dos siervos a tal grado que prefirieron separarse.
Ahora, pensemos en dos cosas. La primera: una cosa es separase y otra dividirse. La segunda: pensemos en Marcos mientras va
viajando en barco o en una caravana. ¿Qué pensaría? ¿Se sentiría avergonzado de
tener el rechazo del apóstol Pablo? En un rato y sin que su tío Bernabé se
diera cuenta, ¿lo miraría con gratitud por la confianza que depositó en él a
costa de perder el contacto con quién era tal vez, su mejor amigo? Como estas,
podemos hacernos muchas preguntas, pero todas, se contestan muchos años más tarde,
cuando el apóstol Pablo está a las puertas de la muerte y Bernabé probablemente
ante la presencia de Señor.
En estos años finales donde lo importante cobra fuerza
y lo trivial desaparece, Pablo le llama a Marcos “útil” (2 Timoteo 4.11) o sea, al final, Marcos
llegó a la meta, logró el objetivo, sirvió
al Señor, pero no solo eso, recuperó
la confianza de uno de sus mentores.
Esto que pasó con Marcos nos da la pauta para afirmar
que, los dos evangelistas tuvieron
razón. Marcos necesitaba realmente considerar con detenimiento que, lo que
había hecho en el primer viaje misionero, no había sido algo insignificante: había fallado a un compromiso y había fallado a dos siervos del Señor, pero,
por otro lado, su necesidad de arrepentimiento era tan sincera y su falta de
capacidad tan evidente, que requería la ayuda amorosa de una mano conocida para
levantarse.
Pablo y
Bernabé miraron la misma situación desde ángulos diferentes, pero que, al final
se complementaban. Entendieron que
esta diferencia de puntos de vista se debía desarrollar por separado. Es por eso por lo que se apartaron, no se dividieron. Esta capacidad debe
tener el liderazgo que aspire a no ser de papel.
Los líderes de Dios deben entender que cada miembro de su familia, cada diácono, cada congregante o cada conocido, requieren su propio espacio de desarrollo espiritual. Los líderes deben ser una ayuda para que la voluntad de Dios en ellos se manifieste, no se imponga.
Los líderes de Dios deben estar dispuestos a separarse
de la gente que aman y estiman para que la obra de Dios fructifique para todos.
Pablo, Bernabé y Marcos, no hubiesen llegado a ser lo que fueron, si no hubiera
sido por ese episodio de separación.
Por su parte, los líderes
de papel dividen, destruyen, gobiernan sus entornos. Son pequeños
dictadores carentes de capacidad y visión para conjuntar un equipo de trabajo y
lograr que este se desarrolle hacia la excelencia.
Finalmente, si has imaginado a Pablo y Bernabé
discutiendo, moviendo las manos airadamente o exigiendo explicaciones en el
muelle con un barco anclado esperando; si los imaginan exhortándose con dureza,
llamándose “inmaduro” o “falto de entendimiento”; yo no. El liderazgo en acción
tocado por Dios me hace imaginarlos en una mesa, sonriendo ambos y abrazando a
Juan Marcos, para animarlo y decirle “todo está bien”, “es mejor así”, “crece y
fortalece tu corazón porque tal vez Dios desea prepararte para una obra más
grandiosa”.
Y realmente fue así.
Los lideres que se apegan al modelo de Cristo para el
liderazgo, enseñan el camino, pero, dejan que sea Dios quién desarrolle a las
personas en ese mismo camino que, al final de cuentas le pertenece solamente a
Dios.
No es cuestión de edad (La responsabilidad del líder)
Las acciones de este apartado nos llevan a Timoteo, líder desafiante de su
tiempo.
La historia de la iglesia del primer siglo, hasta donde
es relatada en la Biblia, ofrece extraordinarios pasajes de fe y consagración
de muchas personas que decidieron hacer de las enseñanzas del Maestro su norma
de vida. Muchos de esos pasajes tuvieron que ver o se sucedieron en el marco de
las imponentes ciudades legendarias de su tiempo. Hablando de esto, de
ciudades, mucho se suele invocar la ciudad de Corinto, el corazón comercial de una buena parte de euro Asia, a
donde Pablo dirigió dos cartas que se conocen y se supone que algunas más que
se han perdido. Corinto representaba un lugar de amplio crecimiento del
cristianismo en donde el Espíritu de Dios había sido generoso en cuanto a
derramar bendiciones, pero, como siempre se hace referencia, en Corinto faltaba amor.
Sin embargo, al igual que Corinto, Éfeso era una ciudad que presentaba retos realmente extraordinarios para el cristianismo. Si Corinto era un corazón comercial donde fluían las ideas seculares contra el cristianismo, Éfeso era un corazón religioso en donde fluían todas las ideas filosóficas contra el pueblo de Dios. En esta ciudad, es bien sabido, estaba el templo de Diana, diosa de los Efesios que era considerada prácticamente como la madre de todo y todos.
Alrededor de esta diosa, se levantaban enormes negocios
de venta de todo tipo de amuletos que, incluso provocaron un enorme problema
cuando Pablo se decide a evangelizar esa ciudad (Hechos 19). Además, por si esto fuera poco, existía un comercio
sexual de prostitución ritual que ofrecía sus servicios en nombre de prácticas
“a favor de la adoración a la diosa”. Ahí, en este ámbito se debía predicar a Cristo.
Sabemos, además, que el trabajo misionero de Pablo no
se limitaba a visitar lugares predicando, sino que, llegaba a un sitio, se
pasaba algún tiempo significativo en este, capacitaba líderes naturales de cada
región, fundaba una congregación, establecía a sus ancianos de entre los
líderes naturales y pasaba a un nuevo espacio.
Obviamente, en Éfeso pasó lo mismo; así que, ante los
retos que la ciudad representaba, Pablo debió seleccionar cuidadosamente a
quién se encargaría del trabajo allí. Al paso del tiempo, el equipo misionero
de Pablo había desarrollado grandes líderes que después de la predicación del
apóstol se encargaban del trabajo de capacitación, fundación de iglesias y
encomienda de estas. ¿Quién estaría destinado a Éfeso? ¿Un celoso guardián de
los principios de las enseñanzas apostólicas? ¿Un experimentado hombre de edad
que estuviera preparado a cualquier reto que le plantearía la idolátrica gente
de esta ciudad?
La respuesta al “quién
estaría”, la encontramos en 1ª.
Timoteo 1.3: Timoteo. El joven
líder de escasos años (se piensa que muy probablemente apenas rebasaba los 20 a
23) hijo de padre griego y madre judía. Timoteo, heredero de una fe sin
fingimiento, fue enviado al corazón del paganismo y la inmoralidad de su
tiempo. ¿Resistiría? ¿Las tentaciones sexuales lo acabarían perturbando?
¿Tendría la madurez para resistir el entorno? ¿Estaba preparado? ¿Cómo lo
lograría?
Podemos decir que, al menos, el apóstol Pablo si estaba seguro de que Timoteo podría
con la carga, pero ¿cómo que haría Timoteo para iniciar una búsqueda de hombres
idóneos para después capacitarlos? La perspectiva era difícil y complicada ya
que antes de todo, debía convencer a hombres mayores que él en edad que su
intención y deseos eran sinceros.
De todas las cosas que Timoteo hubiese requerido para
su labor, existe una que antes y hoy nos sostiene para realizar labores de
liderazgo.
Sin importar el tipo de medio hostil donde nos movamos,
sin importar latitudes o culturas, lo mismo que dio a Timoteo la fuerza de
convencer nos puede dar a nosotros la fuerza de transformar: el testimonio.
Ninguno tenga en poco
tu juventud, sino se ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor,
espíritu, fe y pureza
1ª. Timoteo 4.12
Los líderes de
papel se ocupan de todo menos de su
reputación. No les preocupa darse todas las libertades posibles para poder
hacer lo que quieran con sus decisiones y su vida. No les importa que sus hechos son más importantes que sus
palabras. El “puestos los ojos en Jesús” de Hebreos 12.2 los lleva a
tolerar cualquier hábito pecaminoso en ellos o en los que están cerca de ellos
porque “debemos mirar a Cristo, no a ellos”. La consecuencia siempre será que
el nombre de Cristo sea blasfemado por su culpa (Romanos 2.24). La obra de
Dios es de Dios, siempre será hecha y está por encima de estos líderes de papel, pero, estos, provocan
mucho daño donde solo deberá existir prosperidad.
Diseñemos y llevemos a cabo acciones que nos hagan ser
ejemplo a los demás, que nos conviertan en un parámetro para una sociedad que
necesita referentes que puedan transformarle ya que simplemente adornar sin
transformar la época que vivimos solo hace que sea más difícil llevar almas al
conocimiento de Cristo.
Un llamado a ser arquitecto (Buscando el bien común)
Si queremos ver liderazgo en acción, busquémoslo en los
apóstoles de Cristo.
Seguramente pensaremos en Pedro, en Jacobo o
en Juan, o tal vez, queriendo
trabajar los contrastes, pensaríamos en la miseria (no pobreza) moral de Judas Iscariote o en el desconocido
apóstol Matías que vino a sustituir
al mencionado Judas, pero cuando hablamos de cómo entender el liderazgo
aplicado a las acciones que benefician a otros, sin dudar pensemos en Felipe.
A Felipe - quién fue llamado por Cristo para ser su
apóstol – (ver Marcos 3.13-19), lo
vemos en la cita bíblica de Juan 12.22 haciendo
algo que suponemos hizo en muchas otras ocasiones: estaba llevando a alguien a Jesús.
A todos, Felipe los desea a los pies de Cristo. Toma la
iniciativa, no pretende poner obstáculos, solo quiere que otros sepan que el
Mesías deambula por la tierra. No le interesa buscar ser sucesor del Maestro,
solo quiere hablar a otros de su Maestro, por eso a él lo buscaban para llegar
a Cristo.
Imaginen la escena de la gente ansiosa por escuchar
directamente la voz de quién les daría la libertad interior. Imaginen a hombres
y mujeres buscando en los rostros de los apóstoles la posibilidad de acercarse
al Señor para sentir el refresco de tan solo una de sus palabras. Imaginen
ahora el rechazo de casi todos los apóstoles a estas peticiones y solicitudes
de audiencia. Finalmente, imaginen a alguien que se acerca a los corazones
entristecidos para decirles: “vayan con Felipe, el los llevará”. Y junto con
esto, imaginen a Cristo sonriendo al ver con gozo como uno de los suyos fácilmente encontró su lugar en el plan de
las edades.
Felipe sabía cuál era su posición en el plan de Cristo y, se enfocó totalmente en cumplir con esta posición de la mejor manera posible.
Los líderes de
papel no encuentran su lugar en el plan de las edades, y, la mayoría de las
veces esto es así porque no lo tienen.
Saltan de un ministerio a otro, creyéndose infalibles en todo siendo al final,
simplemente, inservibles. El líder perfectible, el líder de Dios, busca
desde el principio el saber en qué lugar lo quiere el Señor, y una vez que lo
encuentra, desesperadamente empeña su vida para lograr hacer lo que debe.
Es por ello por lo que, resulta lamentable, que existan
congregaciones, familias o entornos escolares o de trabajo donde valoremos a
los líderes solo por lo que públicamente pudieran hacer. Queremos que todos los
pastores sean extraordinarios predicadores, que reúnan masas e impacten con su
oratoria, pero, Dios puede no querer lo
mismo.
Él tiene un plan personal para cada uno, y podemos
perder nuestro tiempo no llevándolo a
cabo, mientras que, por el contrario, ese mismo tiempo lo puede estar
aprovechando silenciosamente quién con certeza sabe lo que debe hacer y sabe
que, por ejemplo, su sitio no es detrás de un micrófono sino, detrás de una
Biblia ganado almas para el Señor o de rodillas orando por la obra de
otros.
Los arquitectos de Dios también son obreros; no solo
diseñan su plan de trabajo, lo llevan a
cabo.
Debemos saber que cualquier acción de liderazgo, debe
ser encaminada a desarrollar nuestra vida espiritual como Dios quiera, pero, tomando en cuenta que la inercia de nuestro
crecimiento debe bendecir a otros.
La meta de Felipe nunca fue ser el mejor evangelista. Su meta era más sencilla: hablar del Señor y al final, en el
proceso, consiguió
las dos.
Un encargo apelando al amor (Haciendo propios los problemas de otros)
Como parte de la trama de la película Seven (1995), dos policías se encuentran
dialogando sobre sus visiones de la vida en un bar de la ciudad de Nueva
York.
La visión del policía joven e impulsivo es fresca, de
cambio, de tener en sus manos la posibilidad de conseguir un mundo mejor,
mientras que, la visión del policía viejo es pesimista y de cierto desencanto.
De la visión de este último, me gustaría tomar una idea que provoca algo que
puede impedir que los líderes perfectibles lo sean: la apatía.
“Vivimos en una sociedad apática. Es mejor entregarse a la destrucción en las manos de algún vicio que hacer el largo recorrido hacia la desintoxicación” - decía el policía viejo -, y esto es cierto. En la actualidad, es mejor destruir una familia por medio del divorcio que iniciar el largo proceso para recuperarla.
Es mejor decir “borrón y cuenta nueva” que empezar de
cero para verdaderamente volver a hacer que los demás crean en nosotros.
Lo contrario a la apatía que es pensar en uno mismo, es la
empatía, pensar en los demás antes que pensar nosotros; y miren que si
alguien fue empático, fue el apóstol Pablo y así se mostró al escribir una de
sus cartas que tal vez fue la más personal de todas y aún hoy me pregunto, si
no fue una de las que más trabajo le costó escribir porque, no tuvo que
escribirla desde el pedestal del teólogo o del rabino, o desde la perspectiva
del fariseo; la escribió desde un corazón humano que quería que otros creyeran
tanto como él creía.
Nos referimos a la carta de Pablo a Filemón.
Deducimos del saludo, que Pablo sentía un especial afecto por Filemón
(Filemón 1.1) y por las personas que
estaban a su lado; a alguna de ellas le llama: “amada” a otro le llama: “compañero de milicia” (Filemón 1.2) y esto, avalado por la
aceptación de Timoteo quién era uno de los firmantes de la misiva.
Vemos en esta carta a Pablo apelando, recomendando, dedicando como pocas veces lo hizo con tal
de lograr que, Filemón, recibiera a Onésimo.
¿Qué le hizo Onésimo a Filemón? No podemos saberlo,
pero fue algo tan fuerte, que requirió una súplica apostólica.
Sin olvidar el pasado, Pablo sitúa a Filemón en el
presente y le habla de Onésimo como de alguien que ya conoció al Señor quién
parece haberle genuinamente cambiado. Un anciano apóstol Pablo mira a Onésimo
con la misericordia con que un abuelo mira a sus nietos y le encarga a Filemón
que lo vuelva a recibir, y cuando ya todo argumento se agotó, Pablo se echa la
mochila de Onésimo a su espalda y le dice a Filemón: “… yo lo pagaré…” (Filemón 1.19) rematando con un
recordatorio a Filemón: él también era deudor de Pablo.
¡Qué palabras!
Un líder que tomó como propias las cargas del ofensor y
el ofendido. No solo Pablo llevó la carga del corazón de Onésimo sino también
la descarga del corazón de Filemón. Es bien lógico pensar que Pablo, estando ya
preso y siendo un hombre anciano, difícilmente podría recompensar a Filemón por
su misericordia. Si la deuda era económica, ya no habría fondos para pagar el
adeudo o tal vez, lo que ya no había
era tiempo.
En torno a esto, podríamos hacer muchas especulaciones, pero lo único cierto es que Onésimo nunca olvidaría el gesto de Pablo y por primera vez en la tierra, puso saber cómo se ama en el cielo.
Los líderes de
papel tienen un enorme compromiso,
debemos reconocerlo, lo que les impide atender cualquier otro, y ese compromiso
es el que mantienen consigo mismos.
Por su parte, los líderes que siguen el modelo de Dios
para el liderazgo tienen una alta prioridad con los demás. Siempre tendrán
horarios, tiempos, momentos, palabras, un poco de gasolina en su auto, un
abrazo, un beso o un consuelo para quién lo necesite. Siempre dirán que si, por
lo que Dios les ayudará a que esto sea siempre
cierto, o sea, que tengan lo que necesiten.
Cristo llevo sobre él, la carga de todos nosotros. De
los líderes que trascienden no se puede esperar menos. En los templos, hogares,
centros de trabajo y escuelas debemos desarrollar actitudes para que la gente
alrededor nuestro siempre sepa que podrán contar con nosotros. Nuestro amor y
comunión están por encima del pecado, del tiempo, de los compromisos e incluso,
están por encima de la misma muerte porque actuar con empatía es actuar amando
y si algo es tan fuerte como la muerte, es el amor (Cantares 8.6).
Denunciando la maldad (Aún a riesgo de la propia seguridad)
En ocasiones, y muchas de las veces de manera ajena al líder perfectible se desarrollan en su
ámbito prácticas y costumbres que son capaces de carcomer desde los cimientos
la estabilidad de cualquier hogar o iglesia, terminando por destruirlos
totalmente aun cuando parezcan sólidos como una roca.
Estas prácticas o hábitos chocan con el compromiso de
esos líderes que tanto hacen falta en el mundo cristiano por lo que, llegará un
momento en que estos pecados deberán ser confrontados, pero ¿quién es el
valiente que se atreverá a ir en contra de lo que hace la mayoría porque lo
considera bueno, aunque es pecaminoso?
Uno de los grandes líderes de la Biblia fue uno de esos
valientes.
Josué, el líder de la fidelidad.
Si nos remitimos a cualquier concordancia bíblica vamos
juntos a encontrarnos con un Josué que desde el principio dio claras muestras
de que él
estaría al frente sin importar lo que pudiera pasar o lo que a él le
pudiera pasar.
Lo vemos con Moisés resistiendo 40 días con sus noches
en el monte de la Ley en donde desarrolló su propia dependencia de Dios (Éxodo 24.13-18).
Además, la Biblia dice que no se apartaba de la puerta del tabernáculo de reunión (Éxodo 33.11) lo que nos habla de un enorme compromiso
Lo vemos encabezando los ejércitos hebreos durante la
conquista de la tierra prometida y llevando la batuta durante la repartición de
esta tierra y organización de la nueva sociedad hebrea. Todas estas cosas, le
llevaron a una estatura espiritual tal, que era un guía en el que todos
buscaban dirección y en eso, él nunca
fallaba.
Después del tiempo de su vida útil, se entiende que,
organizado el gobierno político, religioso y social de Israel, Josué se retira
al tiempo de reposo, a enfrentar las luchas hacia el interior del hogar,
buscando una vejez en las manos del Señor lo cual suele ser dulce y edificante.
El tiempo de las luchas y de los discursos de la motivación con las armas en
las manos ha quedado atrás y Josué, disfruta del respeto que le ganan no solo
sus canas sino las victorias pasadas. En su casa, él descansa sabiendo que hizo
lo que debía.
Hasta su lugar de reposo llegaban rumores de idolatrías y alejamientos, de maldad y
descontrol, pero, como todo buen líder con la experiencia ganada, prefirió esperar su tiempo.
Y el tiempo llegó.
Josué busca al
pueblo, no el pueblo a Josué (Josué 24.1) y la estatura del líder
hace que la convocatoria traiga a toda una nación a los pies de un hombre. Se
le mira ya cansado. Las arrugas en su rostro son más evidentes. Muchos piensan
y Josué lo sabe bien, que va a ser la última vez que se vean juntos. Muchos
silenciosamente derraman una lágrima ante la solemnidad del momento, en el
cual, el líder desea despedirse. Nadie se atreve hablar para interrumpirlo.
Alguien a quién vale la pena escuchar va a hablar verdades del cielo y como
sucede cada vez que un verdadero líder
habla, es mejor guardar silencio en su presencia.
El discurso de Josué comienza y su voz suena tan fuerte
como hace cuarenta años. Su lucidez sorprende tanto como la seguridad de sus
palabras. Le habla al pueblo, le habla a
los suyos, le habla a sus hijos, por quiénes tantas veces arriesgó la vida. Les
habla para decir lo que importa. Les habla para regalarles las enseñanzas que
le han dejado cientos de batallas y miles de peligros de espada. Vez tras vez,
Josué renuncia a ser el ejemplo, para dejar ese lugar a quién él mismo sirve
aún: Jehová.
Palabra por palabra, el discurso de la fidelidad repite lo mismo: “Servid a Jehová,
servid a Jehová” (Josué 24.14; 15; 19;
20; 22).
El mensaje del legendario líder es fácil de entender.
Todo lo hizo no solo para llevarlos a los pies de su Dios, sino para que se quedaran ahí. Todos los esfuerzos, la sangre, las
muertes, la ira, la furia, todo esto fue para que ellos aprendieran a ser
fieles como él era fiel, lo que expresa con estas contundentes palabras: “yo y
mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24.
15).
Josué pudo hacerlo diferente. Era su discurso de despedida. Todos lo hubieran entendido.
Era la oportunidad de reclamar un poco del honor que
merecía y hablar con autoridad ante un pueblo que le respetaba pero que ya
empezaba a hacer peligrosos juegos sirviendo a otros dioses. Por eso
precisamente Josué no lo hizo diferente
y no detuvo su discurso hasta que una piedra estaba levantada como una señal de
un pacto de fidelidad.
Solo entonces, el anciano sonrió.
En ocasiones, los líderes para sonreír tienen que
llorar primero, porque deben estar dispuestos a decir las cosas que Dios quiere
aun cuando en eso vaya en juego su rol, su importancia, su ofrenda o su
reputación, pero, el líder perfectible lo
hace sin ningún problema porque su recompensa no la espera en este mundo.
Como
podemos suponer, el líder de papel solo
hace las cosas que no ponen en riesgo su
“puesto”, su importancia o su ministerio, y dentro de estos líderes, en
la categoría más ruin que podemos imaginar están aquellos dispuestos a perderlo
todo menos a poner en riesgo su “ofrenda” con la que están sangrando a los
congregantes.
Hagamos que, en cada uno de nosotros, siempre esté un
Josué repitiendo lo mismo: “Servid a
Jehová, servid a Jehová.
No cualquiera puede estar al frente (Cuidándose de las motivaciones)
Cuando el cristianismo hizo su aparición en el imperio
romano, lo hizo con tal fuerza y a tal velocidad, que nadie pudo resistirse a
su influencia. En Tesalónica llamaron a los cristianos “estos que trastornan al
mundo entero” (Hechos 17.6) y el
calificativo era cierto, el evangelio conquistó al imperio romano sin la fuerza
de las armas y en tiempos del emperador Constantino incluso, le permitió sobrevivir.
En momentos así, en los que algo nuevo llega con
rapidez, en ocasiones, no nos da ni siquiera tiempo de reaccionar. No es que no
podamos, es que no estamos preparados. Esto pasó, con aquellos que recibieron
primero el evangelio y fue bueno porque permitió sembrar la semilla de la
salvación en almas que fueron como tierra fértil al mensaje de la cruz, pero
también conllevó el problema de que, algunos, se acercaran al evangelio por la
motivación incorrecta, tal y como sucedió con las personas que buscaban a Cristo
únicamente porque este les daba de comer (Juan
6.26).
Un ejemplo de esto sucedió en Hechos capítulo 8 durante la predicación del diácono Felipe en Samaria. Un mago llamado Simón, escuchó su mensaje y aceptó a Cristo llegando incluso a bautizarse (Hechos 8.13) lo que representó un hecho notorio en toda Samaria ya que Simón, acostumbrado a usar sus artes mágicas para engañar ahora, tomaba la decisión de rendir su vida para no volver a engañar más.
Como el Señor estaba dando credenciales a los
portadores de la gran comisión, permitía milagros que avalaran la procedencia
de los que predicaban su Palabra lo que mostraría con claridad que los
evangelistas, no eran los emisarios de algunas de las decenas de movimientos
filosóficos y religiosos que deambulaban en la época.
Estos milagros cautivaron a Simón el mago, el cual,
siendo él mismo un prestidigitador, podía darse cuenta de lo auténtico de este
poder y perseveraba, perseveraba porque quería conocer la clave para poseer el poder de lo milagroso.
Este anterior deseo, le llevo a un desacierto
descomunal que solo puede ser explicado por su ignorancia de la naturaleza y
propósitos del poder de Dios: le ofrece
al apóstol Pedro dinero para que le diera el poder de manifestar al
Espíritu Santo en las personas y ante tanta ignorancia manifiesta, la respuesta
de Pedro no se hizo esperar.
La reacción del apóstol fue directa y contundente. A
Simón no le quedó ninguna duda de cuanto se había equivocado. “Tu dinero
perezca contigo…” fue la sentencia; además de que, a Simón se le reveló la
verdad de lo que había su corazón: hiel
de amargura y prisión de maldad (Hechos 8.23).
Dentro de Simón había un corazón tal vez animado, pero jamás arrepentido.
No cualquiera podía ser parte del ministerio de la
cruz, ni siquiera este mago que había hecho de sus artes la posibilidad de su
riqueza. La obra de Dios es más que
magia. El Poder Supremo de Dios (así, escrito con mayúsculas) no es para
magia o juego. Dios no es un espectáculo
de circo para cumplir caprichos o responder necesidades.
En todo Samaria esta verdad quedo contundentemente
clara.
Los apóstoles no a
cualquiera le iban a permitir que usara el nombre de Dios, e iban a
sostener esta regla por encima de cualquier comentario o de cualquier argumento
de quién quisiera acusarlos de querer monopolizar el liderazgo del naciente
cristianismo.
Los líderes de
papel aprovechan cualquier púlpito, casa, programa de televisión o espacio
de Internet para dar a conocer su corrupta personalidad. Son como “magos
baratos” que siempre esconden lo que son sus verdaderas intenciones.
Los líderes perfectibles, realizan actividades con el único propósito de dar la gloria a Dios (1 Corintios 10.31) y viven para buscar en Dios la sabiduría para poder conocer las intenciones de las personas para poder determinar si estas quieren acercarse a Dios, a la iglesia, o a las ofrendas de la iglesia.
Es necesario que quiénes somos un referente
para el mundo entendamos que, para Dios sus siervos, son de vital importancia
así que no importa el tiempo, dinero y esfuerzo que invirtamos para levantar y
preparar verdaderos guerreros de Dios ya que cualquiera que sea valdrá la pena
para, en el cambio generacional entregar la obra de Dios en manos que la
sostendrán y la llevarán a nuevas alturas. El reto es grande, pero,
consideremos que, en las sillas de nuestros templos pueden estar sentados
aquellos para quiénes Dios ha destinado continuar su obra en condiciones que no
nos corresponde a nosotros.
La dependencia que edifica (Reconociendo capacidades)
Tiempos difíciles rodearon a Barac, juez de Israel, el líder del
reconocimiento.
El tiempo de los jueces, fue un tiempo cíclico de
maldad. Los israelitas tenían en poco a Dios quién, consecuente con su
naturaleza, los entregaba a la disciplina por medio de la opresión la cual les
provocaba angustia y desesperación que los llevaba a clamar a Dios quién les
enviaba un libertador. Este, les quitaba las cadenas para que el ciclo volviera
a empezar y así, durante trece ocasiones en un tiempo en que:
Cada quién hacia lo que bien le parecía
Josué 21.25
Esa condición de anarquía no solamente afectaba en el
sentido de generar maldad y crear una sensación de inseguridad en caminos,
villas y poblados, sino que, la gente que mantenía sus valores y costumbres
estables batallaba con una creciente sensación de inconformidad y falta de
confianza en cualquier persona o personas que prometieran alguna solución. Es
por ello por lo que el puesto de juez no era algo que fuera muy deseado por
cualquier persona.
En el momento que nos ocupa, ya Otoniel, Aod y Samgar
habían sido llevados por Dios a ser jueces de Israel y habían logrado años de
estabilidad para la nación hebrea. Pero, después de la nueva apostasía ahora se
requería de un nuevo libertador.
En este contexto, existía una mujer llamada Débora la cual ejercía una cierta labor como senescal (guarda del gobierno) que tenía un buen testimonio y que daba respuestas a algunos problemas que le eran planteados. Ella recibía dirección de Dios para su puesto, y como tal, se siente con autoridad para convocar a Barac y preguntarle si no iba a hacer caso a la voz de Dios que le ordenaba que se levantara con un ejército de diez mil hombres para liberar a Israel. Barac por su lado, había escuchado la voz de Dios, pero no quería responder por todo lo que ya se ha comentado. No había en él la motivación o la confianza para realizar su labor. No había certeza.
La respuesta de Barac puede parecer desconcertante,
pero, al menos fue sincera. Le dijo a Débora que no iniciaría un levantamiento si ella no
iba con él, a lo que ella respondió que asistiría si él encabezaba la revuelta. Después del acuerdo, todo comenzó. La libertad estaba más cerca.
Que aleccionadora la historia de estos dos personajes.
Por un lado, una mujer de temple y carácter que supo medir bien las señales de
su tiempo y supo entender que, en su sociedad, el liderazgo de una mujer no
podía tener el impacto del liderazgo de un hombre. Por otro lado, un varón
sensato que sabía entender que, la motivación y el empuje espiritual que él no
tenía, lo podía proporcionar la profetisa de Efraín.
Trabajo de equipo.
Los líderes de
papel no saben trabajar en equipo.
Los lideres
perfectibles solo trabajan si lo hacen rodeados de un equipo.
Los líderes de
papel no saben identificar a quién necesitan, no saben estructurar ni
siquiera la más mínima organización en su iglesia y no son capaces de
establecer las normas bajo las cuales cada miembro de su equipo debe regirse y
trabajar.
Por su parte, los
líderes a imagen de Cristo reconocen sin problema no solo sus limitaciones
sino también las capacidades de los que están a su alrededor aun cuando estas superen las propias. Esta clase de cosas, comunes en la niñez
espiritual, a ellos, no les causan ningún problema; están por encima de eso. Ya
entendieron que la gloria de un ministerio no le pertenece a una persona, le pertenece a Dios. Esto, les permite
trabajar de una manera bien orquestada que saca adelante cualquier problema. Y
al final, lo que es más importante es que la obra de Dios se realiza. Los líderes de papel por su parte pasan
su tiempo esperando recompensas, los líderes
de Dios, pasan su tiempo imaginando el aspecto de la corona que recibirán
de Dios y en el fondo, saben que, lo realmente importante no es la corona sino la persona de quién la recibirán.
Terminamos nuestro ejercicio de leer sobre los líderes
de la Biblia y sus acciones. Diez
ejemplos de decisiones, de sabiduría aplicada, de dirección divina, de
exhortaciones públicas, adoración íntima, vidas transformadas, consejos a
tiempo, capacitación continua y muchas, muchísimas cosas más que estos líderes
nos dejan como enseñanza y cada una de ellas, forma parte de aquello a lo que
Dios nos conduce para ser los líderes que él espera de nosotros y, sobre todo,
que él espera formar en nosotros.
En el capítulo 1 tenemos la perspectiva de lo que no debemos ser. En el capítulo 2, ya vimos lo que debemos ser y ahora, en este capítulo hemos visto cómo debemos hacerlo en base a los ejemplos de los líderes actuando.
Tomemos en cuenta que cada una de las cosas a las que
nos enfrentemos no serán iguales ni antes ni después a otras que lleguen a
nosotros. Cada situación es distinta y se requiere en verdad clamar a Dios para que Él de una
dirección correcta de la línea de acción que se debe aplicar en cada
situación.
Esto, viene a dejar claro que, la mejor arma del líder
es su dependencia y consagración a Dios. Esto es lo esencial e insustituible. Al líder puede faltarle todo, pero
esto, una vida de santidad, nunca. Una vez teniendo esto, se puede complementar
con cursos, materiales o diplomados lo que ayudará a desarrollar más rápido las
habilidades de liderazgo que solo de la mano de Dios se desarrollan mejor.
Líderes de papel,
ya, dejen este libro y póngase de rodillas y pidan perdón porque apremia que,
en su interior, inicie el proceso que los lleve a ser diferentes, pero,
entiendan que, sin la ayuda de Dios nunca lo podrán lograr. Si no desean
cambiar, paguen el precio, pero dejen ya
de hacerlo con lo que le pertenece a Dios. Fracasen con lo suyo, y no metan
más las manos en lo que no le pertenece a ningún
pastor, ministro o iglesia y que son las
preciosas ovejas de nuestro Dios.
Líderes perfectibles que siguen las pisadas del Maestro, agradezcan que Dios los haya llevado en la dirección correcta. Cierren los ojos, aprieten bien el volante del auto espiritual que Dios les ha dado y marchen con confianza. Algo sí es seguro; uno de esos días que cierren los ojos, los abrirán para mirar cosas que ni siquiera imaginan en un momento en el cual sabrán sin lugar a dudas que la misión estará cumplida.
Y es entonces cuando, las siguientes palabras del
apóstol Pablo serán completamente suyas:
He peleado la buena batalla, he acabado la
carrera, he guardado la fe
2a. Timoteo 4.7
Capítulo 4
Retos del liderazgo en el tiempo
presente
En cada época, el liderazgo cristiano ha enfrentado
diferentes retos que, desde las tinieblas pretenden acabar con la misión que
este tiene de Dios. Cada época plantea problemáticas diferentes, cada época es
cuestionada desde distintos ángulos y requiere desarrollar nuevas metodologías
para seguir desafiando al mundo.
La iglesia en algunas épocas ha tenido que concentrarse
en resistir ataques, en otras épocas
ha tenido que ser la salvaguarda del desarrollo
de la ciencia y el arte, en otras, debe mantenerse siendo un faro de luz
que permita a toda la sociedad pasar por
momentos difíciles.
Como puede suponerse, en el tiempo presente, el
liderazgo tiene diferentes retos que enfrentar y, en este capítulo presentamos
cuales son en los tres ámbitos que este libro ha deseado cubrir: la iglesia, la familia y el entorno secular.
El presente capítulo tiene el propósito de ayudar a los
líderes que están siguiendo el modelo de
Dios para ser luz del mundo y sal de la tierra para que sepan hacia donde
enfocar sus esfuerzos.
Esta guía práctica que a continuación presentamos puede
ser una invaluable ayuda para que el líder
perfectible impacte en los sitios en que lo debe de hacer y, espero quede
claro que, a estas alturas del libro lo que aquí trataremos no tendrá el más
mínimo sentido para los líderes de papel
los que nunca tendrán la capacidad de cumplir con lo que aquí
presentamos.
RETOS DEL LIDERAZGO EN LA IGLESIA
Reafirmar convicciones bíblicas
Una de las grandes crisis del presente tiempo en la
iglesia es la
falta de convicciones. Una convicción es más que una
creencia. Una convicción es algo que se ha razonado y no solamente escuchado.
En una convicción existe ya una voluntad doblegada porque en ella se han
encontrado los argumentos suficientes para seguirla.
Las convicciones son personales, las creencias es seguir las ideas de la mayoría.
Las creencias nos hacen mirar las cosas y darles una
importancia que no tienen. Las convicciones muestran las cosas en la dimensión
que les corresponde lo que las hace mucho más justas y confiables. Las
creencias nacen de la superstición y de la costumbre.
Las convicciones nacen de la razón.
Estas convicciones, esta seguridad de que aquello que
se cree es algo definitivo y total. Esta certeza de sentir que estamos en el
camino que dará sentido a nuestra vida, cada
día, se está agotando más en la iglesia.
Los momentos de prueba fácilmente se llevan de los
templos a los congregantes. Los ancianos, no entienden la profundidad de la
investidura que tienen y se lanzan a servir sin estar preparados con lo más
básico y sin tener el vigor espiritual para resistir la carga de una iglesia,
por eso, cada vez es más frecuente encontrarlos enrolados en infidelidades,
pecados sexuales o falta de compromiso.
Los diáconos sirven cuando se les antoja sin que se
perciba que tengan una consagración de su tiempo a Dios. Un día están en la
iglesia, al otro desaparecen. Los congregantes sin problema dejan de asistir al
templo por cualquier compromiso mundano sin importancia. Los padres en casa no
están al tanto de sus hijos que ante la falta de convicciones de sus padres
desarrollan la propia y están en la iglesia como una manera de encontrar un
buen “club social” donde presumir las cosas que tienen y en donde, se ponen de
acuerdo con otros cristianos igual de carnales que ellos para planear pecados
que cometerán juntos mientras gritan: “aleluya” y dicen: “amen”.
El liderazgo de
Dios, regido por la ética bíblica, tiene aquí su primer reto. Enseñar y
motivar a las iglesias a desarrollar certezas en su vida espiritual, pero
estas, deben estar bajo la regla infalible de la Palabra de Dios.
La Biblia debe volverse el centro en la predicación del
líder perfectible que es capaz de
transformar y transformarse. La Biblia debe estudiarse en la iglesia, capítulo
a capítulo, libro a libro y versículo a versículo. Los estudios bíblicos deben
incluir cada vez menos anécdotas y cada vez más de la Palabra de Dios. Se deben
crear verdaderos ejercicios en donde, cada nivel de enseñanza de la iglesia se
encargue de razonar la verdad en la
Biblia. Los textos bíblicos deben ser memorizados y deben estar permanentemente
en la mención de todos los asuntos de la iglesia.
Toda decisión debe de tomarse con un sustento de
oración y escrutinio de la Palabra Escrita de Dios al respecto del problema que
se tenga y tanto en la casa como en la iglesia o en el entorno secular todos
deben saber qué lo que mueve al líder que
no es papel está basado en la Biblia, pero, todos deben ver primero al
líder vivir lo que cree.
Este es el primer reto, que puede salvar de la superficialidad al mundo cristiano.
Inyectar valores en la sociedad
El líder que
transforma debe ser capaz de inyectar valores a las personas que se reúnen
en torno a él en cualquier ámbito donde se desenvuelva. Los valores, como lo
vimos al inicio del libro, son criterios que regulan nuestra conducta y la
orientan hacia lo correcto y lo único correcto siempre será la voluntad de
Dios.
El líder
santificado debe tener una consagración de tal nivel que no pueda existir
nada que pueda decirse de él. Esta debe ser la lucha constante del líder, ir
hacia la perfección y no querer mostrarse perfecto sin serlo porque eso termina
en desastre. Líderes de Cristo, entiendan bien la diferencia
de esto. Es nuestra responsabilidad mostrarnos como somos, pero sobre todo hacia donde nos estamos dirigiendo. Eso
nos realza ante los nuestros y los une a nuestra visión de trabajo.
Si logramos inyectar estos valores en la iglesia,
lograremos tener congregaciones que desafíen sus propias limitaciones y que se
estén transformando constantemente esto, ya de por sí es muy benéfico para
todos, pero conlleva un beneficio mayor que permitirá al liderazgo bíblico de
hoy y a las iglesias modernas el poder superar otro de sus retos, que debe ser inyectar valores a nuestra sociedad.
La gente que nos rodea debe conocer al Cristo que nos
salva por nuestras acciones, eso es claro, pero, esas acciones que ellos deben
ver ya deben ir más allá que simplemente vernos orar en cada comida o ver que
somos amables. Se debe ver que tenemos valores, que somos capaces de ser
honestos, justos y verdaderos, aunque esto no nos dé beneficio alguno. Es vital
que esto suceda así y que suceda pronto.
La iglesia de este tiempo debe ganar almas más con
hechos que con palabras, pero, con hechos que sean claramente distintos y no solo eso, sino que se
muestren transformados y transformándose, con la capacidad de siempre mostrarse
más amplios y ambiciosos para hacer lo bueno.
Los valores son la estructura que sostiene las paredes
de la sociedad. Los valores de esta casi se han acabado. Los valores de la
Biblia siempre son vigentes. Ha llegado el momento de sostener nuestro medio,
creando la estructura de principios que contenga el rechazo y desamor a Dios
con que a veces, e incluso de manera cínica el mundo se mueve.
Transformación, no conformación
No tomen la forma de este siglo dijo Pablo en Romanos 12.2 sino transfórmense renovando para ello su entendimiento ya que solo de esta manera podrán llegar a determinar cuál es la voluntad de Dios la cual es agradable y perfecta.
Este es el reto del líder y el reto de las iglesias
para el tiempo presente: renovar el
entendimiento. Y ya que la transformación es mental sostenida por lo
espiritual, debemos en primer lugar desarrollar hábitos en donde prevalezca la
voz del Espíritu más que la voz de la emoción. Debemos huir de las actividades
donde lloramos, pero donde no crecemos interiormente y, además debemos darles a
nuestros procesos mentales el combustible para que sean coherentes y sanos y
este combustible es la información, pero no
cualquier información.
Solo la buena
información puede darnos procesos mentales sanos que conduzcan a ideas
sanas que a su vez produzcan hechos que tengan algún beneficio. Es menester del
liderazgo proveer información buena a las iglesias para que, a su vez, demos
buena información a la sociedad. La buena información, debemos entenderlo bien,
no la obtenemos en cualquier esquina ni llega fácilmente. Incluso en el camino,
sucederá que tendremos que desechar mucha información que parecía útil pero que
en realidad no servía para nada.
Debemos buscar buena literatura cristiana, no cualquier
cosa. Nuestra fe debe ser tocada por nuestra razón sensibilizada por el
Espíritu y no por un programa de televisión cristiana barato que solo refleja
una visión parcial e ignorante de las Escrituras y que desea más que dar, recibir, pero claro ha quedado que, la
Biblia debe ser el pilar fundamental de cualquier aprendizaje.
La buena información
transforma, la mala información conforma. En este punto debemos
preguntarnos si nuestras iglesias y hogares se parecen más al reino de los
cielos o al reino del príncipe de la potestad del aire.
RETOS DEL LIDERAZGO EN EL HOGAR
Desarrollar convicciones bíblicas
No, no estamos repitiendo el inicio del apartado “retos
del liderazgo en la iglesia”. Aquí dice: “desarrollar” convicciones bíblicas
mientras que, en la iglesia se deben “reafirmar” tales convicciones. Entendamos
bien la diferencia.
En los hogares cristianos los valores de la Biblia
deben “desarrollarse” deben echarse a andar y esto, solo es posible cuando los
valores bíblicos son explicados coherentemente hacia el interior del hogar para
que, la familia del líder perfectible los
comprenda y así pueda imitarlos.
Este desarrollo de convicciones está en crisis en los hogares cristianos. No hay padres consagrados. En consecuencia, no hay hijos consagrados. Para esta clase de familias sin consagración, la asistencia al templo es una aburrida carga que, incomoda al pecado que todos los miembros de la familia están cometiendo lo que al final terminará con la familia completamente alejada de Dios, de un Dios por el que nunca han sentido reverencia alguna.
Los hijos en sus metas no incluyen servir a Dios porque
solo desean servirse a ellos mismos.
Ante estos casos de crisis espiritual, hay que hacer algo urgentemente. Las convicciones no
comienzan a desarrollarse sino tenemos una fuente de información que nos guíe a
ellas. Los hogares espiritualmente débiles deben urgentemente pedir a un siervo
fiel del Señor que se presente con autoridad de lo alto y en una acción que es más de rescate que de consejería, les
dicte lo bíblico para sus vidas. Se debe destinar un tiempo obligatorio de oración conjunta aparte
de la oración personal en donde se reconozcan errores y se busque la dirección
de Dios para corregirlos.
Se deben determinar líneas de acción. Se debe crear un
programa de las cosas que se deben corregir y deben todos en la familia,
estimularse a hacerlo. Este programa debe ser supervisado por alguien en la
iglesia que, a su vez, dé a la familia el ánimo para cumplirlo Se deben
establecer prioridades donde como familia, decidan juntos darle algo al Señor
de manera inviolable. Por ejemplo, comprometerse a no faltar a un determinado
culto o a una determinada actividad.
Debe quedarles claro a todos en la casa que, estas
medidas lograrán que ideas más santas empiecen a influir en la familia para
hacerla crecer espiritualmente. No pierdan de vista el beneficio de salvar espiritualmente a su familia. Vale la pena el esfuerzo.
Enseñar las prioridades correctas
Para el presente tiempo, el hogar cristiano debe de
establecer en todos sus miembros las prioridades adecuadas para servir
adecuadamente al Señor. Para completar este punto, debe quedar claro en primer
momento que, las prioridades correctas deben ser bíblicas. Después, las prioridades correctas deben estar
basadas en el amor, buscando solo el bien de todos los que las asuman.
Finalmente, las prioridades deben estar dentro de lo que esté al alcance del
hogar, No se debe establecer como algo a hacer lo que no se puede llevar a cabo
por estar más allá de las posibilidades o de la disposición de tiempo.
Las prioridades bíblicas pueden comenzar si como
familia, se comentan las cosas que se van aprendiendo de los asuntos de Dios o
si se comentan las vivencias que, de otros hermanos vamos conociendo y que nos
dejan alguna enseñanza. Las prioridades bíblicas también se generan cuando
precisamente la Palabra, se vuelve el centro de nuestros momentos de devocional
y se platica sobre lo que cada pasaje aprendido quiere enseñar.
Las prioridades correctas también se establecen cuando las seguimos, cuando se nos ve practicándolas. Por ejemplo, si es para un padre prioritario el que Dios reciba cierta cantidad de sus ingresos, su familia debe saber que eso pasa y deben ver al padre ofrendarlo. El padre, cierra el círculo cuando plática con la familia las bendiciones que de parte de Dios va recibiendo. Cosas como estas logran ver que la acción de Dios realmente se da al nivel de la vida de nuestras familias.
Enseñanza y ejercicio de la ley moral
Todos somos libres. Esto, es bíblico y es correcto,
pero, no me refiero a la libertad como la capacidad de hacer lo que queramos
sino como la condición en la cual,
podemos librarnos de cualquier cosa que influya para mal en nosotros y esto,
nos incluye también. Siendo libres de todo esto gracias a la muerte de Cristo
podemos entonces ser libres, pero para serlo incluso, debemos aprender y la mejor manera de hacerlo es en el hogar.
En el hogar, para los tiempos actuales, se debe enseñar
que somos libres moralmente, pero también esto debe ejercitarse y respetarse.
Se debe enseñar y practicar que la mejor manera de garantizar nuestra libertad
es a través de leyes y normas que regulen nuestra conducta. Estas normas se
deben aprender y practicar para ir adquiriendo la libertad que nos
transforme.
Los hijos, deben respetar la autoridad de sus padres y
deben mostrarse agradecidos ante la dependencia que de ellos tienen. Entendemos
claramente que todos como hijos tenemos derechos, pero estos deben ser
aprendidos al mismo tiempo que las obligaciones.
Hijos, busquen la comunicación que les haga conocer el
porqué de las actitudes de sus padres y, sobre todo, oren por ellos. Los
padres, por su parte, den a los hijos la disciplina y amonestación que
requieren, pero denles también el espacio para que puedan desarrollar su propia
persona. El hogar, no debemos olvidar, es un
centro de formación de los futuros siervos de Señor.
Enseñar y practicar la libertad que todos tenemos, nos
puede llevar sin duda, al desarrollo de hogares más estables y que aporten
mejores elementos a la sociedad los cuales, si miran un periódico o noticiero
televisivo se darán cuenta que están haciendo mucha falta.
Finalicemos con el entorno donde trabajamos o
estudiamos cotidianamente.
RETOS DEL LIDERAZGO EN EL ENTORNO SECULAR
Mostrar una fe inconmovible
Como creyentes, el mundo siempre va a intentar atacar
nuestra fe con el propósito de debilitarla lo que puede provocar la
manifestación de un mal testimonio lo que permita finalmente atacar a la
persona de Cristo y todo lo que este representa. No
debemos permitir que eso pase ya que
está en juego la salvación del alma de las personas que nos rodean.
Debemos traer a los tiempos modernos la fidelidad de Josué.
Donde te desenvuelvas no importa si tu entorno es de
trabajo o escolar, tu fe se debe manifestar inconmovible, o sea, nada la debe mover bajo ninguna condición y,
la única manera en que esto puede lograrse es mostrando una conducta diferente a la conducta que el mundo manifiesta.
Hablamos de ir contra la corriente no importa si eres el único que va en la
dirección contraria.
Vamos a mirarnos todos en el espejo del pueblo de
Israel.
Dios en muchos pasajes de la Escritura cuando este
estaba por entrar a la llamada “tierra prometida” les insistió que debían
mostrar una conducta diferente a la de las naciones que iban a conquistar (Deuteronomio 18.9). En otras palabras,
les exhortó a que fueran diferentes en cuanto a las costumbres a su
alrededor y el porqué de esto es demasiado obvio.
Dios no quería que su pueblo se corrompiera, se
“infectara”. Dios no quería que sus hijos “aprendieran” a hacer cosas
diferentes de lo que Él les había enseñado ya que esto les conduciría al pecado
y, el pecado a una condición de maldición donde fracasarían en todo (Deuteronomio 28).
Ya para el tiempo de los jueces, unas cuantas
generaciones después de Josué, el resultado era claro: el pueblo de Israel se dejó contaminar y la disciplina y la
destrucción que Dios les envió lo hicieron pedazos.
Las cosas con un Dios eterno siempre serán
iguales.
Si nos dejamos llevar por las costumbres que las
personas a nuestro alrededor practican, aprenderemos a ver como bueno lo que es
malo. Esto nos moverá a vivir haciendo lo malo ya que no pensaremos que nos
podrá afectar cuando en realidad, estaremos comprando nuestra destrucción.
No importa lo que el mundo haga a tu alrededor. Tú no lo hagas. Que no haya tentación
que derrote tus convicciones. No aceptes lo que te ofrezca el mundo si no va de
acuerdo con lo que conoces de Dios por muy atractivo que esto sea.
No aceptes invitaciones a cualquier cosa, guarda tus
oídos de cosas que no edifican, desvía la mirada de cualquier cosa que sea
impía y no aceptes situaciones donde tu integridad puede estar en juego.
¿Esto te pondrá contra de los demás? Por supuesto, con
toda seguridad, pero, toma en cuenta que esto será el camino más largo, pero el único seguro para tu completo éxito.
Reconciliar al mundo con Dios
La Biblia es clara. Los creyentes somos embajadores del
cielo en la tierra y en esta, tenemos la encomienda de ejercer el ministerio de
la reconciliación (2 Corintios 5.18) o
sea, debemos hacer que las personas se acerquen a Dios para reconciliarse con
Él y esto, es una labor nada fácil ya que primero debemos convencer al mundo de
que necesita a Dios y por supuesto que lo que el mundo quiere es rechazarlo ya
que no quiere rendir cuentas a nadie que puede impedirle vivir como se le
antoje pero, esto no es imposible ya que el evangelio que predicamos va
revestido del poder de Dios (Romanos
1.16).
Así que, llegará un momento en que la puerta de algún
corazón se abrirá y ahí es donde encontraremos el reto del que estamos hablando
para el liderazgo en este apartado.
Cuando una persona se sensibiliza ante el amor de Dios,
tendrá que confrontar su pecado, su vida de prácticas viviendo de manera ajena
a la voluntad de Dios y esto, a todos lo acepten o no, les avergüenza. Es aquí
donde el creyente debe mostrar el amor de Dios para que el pecador sepa que, en
su humillación no recibirá condena y, es ahí donde muchos líderes perfectibles se equivocan porque, en lugar de mostrar
gracia eligen mostrar condena con palabras o actitudes manifestando dureza que
hace sentir al pecador que es exhibido lo que hace que muchos de estos desanden
el camino y se alejen de Dios y entonces, no reconciliamos a nadie.
¿Eso significa que el pecado no debe denunciarse? En
ninguna manera.
No nos equivoquemos. Para que exista arrepentimiento
debe existir reconocimiento de pecado y para que esto pase debe existir
humillación, pero, lo que provoque esta humillación debe ser la persona del
Espíritu Santo por medio del texto sagrado de la Biblia. Nadie más puede
convencer de pecado a alguien (Juan
16.8). Seremos usados como instrumentos de Él para lograr esto, pero, no
serán nuestras palabras y por supuesto no será nuestra vida. Solo alguien
perfecto puede juzgar lo imperfecto y nadie en la tierra es perfecto así que no
queramos ocupar un lugar que no nos corresponde.
Al hablar a otros de Cristo, tengamos con ellos la
gracia que Cristo tuvo con nosotros. Manifestemos a las personas el amor que
Cristo nos manifestó y, tengamos por los demás la paciencia que Dios tuvo con
nosotros. Elijamos la gracia, no la condena.
Que nuestras palabras y actitudes hagan saber al
pecador penitente que, sus cargas han desaparecido y que su condena ha quedado
atrás, pero, hagamos las cosas completas, o sea, enseñemos con claridad que, la
vida en Cristo debe ser diferente, que las costumbres, pensamientos y palabras
anteriores a la cruz no se deben volver a manifestar y que la lucha para quién
se ha arrepentido debe ser a partir de este momento enfocada a vivir en
santidad en todas las áreas de la vida.
Y todo lo anterior, debemos lograrlo con nuestras palabras y con nuestra conducta. Recordemos. Somos embajadores, no jueces.
Si Dios nos hubiera tratado como merecíamos cuando
llegamos a Él, ni siquiera existiríamos así que, no trates a los demás como
merecen, trátalos con un amor que no les deje ninguna alternativa excepto
aceptar el perfecto amor de Dios.
Vivir vidas de verdadera victoria
Imagina que deseas hacer crecer tu negocio y que
necesitas quién invierta su dinero en él así que, te lanzas a la búsqueda de
nuevos socios. A cada persona les hablas de lo que haces, les das los mejores
datos posibles y, les demuestras con datos y estadísticas que tu negocio es
rentable y que ofrece unos beneficios increíbles así que, sin problema
convences a los interesados en poner en tus manos su dinero para que lo hagan
pero, aquí, te topas con un problema.
Cuando tus “casi” socios te miran, descubren que, tu
ropa no es nueva, tu calzado se ve gastado y, el auto que manejas está a punto
de ir a un taller de reparación porque todo desde su estructura hasta su
interior está a punto de deshacerse.
Las personas a las que “casi” has convencido razonan
con lógica. ¿Cómo es que me está invitando a un negocio donde voy a ser
exitoso, pero no puedo ver en su vida este éxito por ningún lado? Y así, uno a
uno tus prospectos de negocio se van desapareciendo y ¿terminas igual de lo que
estabas cuando empezaste? Para nada. Terminas
peor porque ahora tendrás el descrédito de la gente que hablará de ti como
alguien que ofrece cosas que no dan
resultado.
Con lo anterior entenderás sin problemas lo que sigue.
¿Con qué autoridad le dirás a alguien que Cristo puede
transformar su vida si tu no vives una vida transformada? ¿Cómo puedes invitar
a alguien a que venga a Cristo para que este santifique su vida cuando la tuya
es una vida impía?
¿Cómo te van a creer que Dios puede dar vidas de
plenitud si miran todos los días tu amargura y tu inconformidad con todo lo que
te rodea? Serás un orador sin fe, serás una onda de mar arrojada de un lado a
otro (Santiago 1.6) que no tendrá
ninguna credibilidad y que terminará alejando a los demás del reino de los
cielos
Pero. ¿Qué pasa si llevas una vida de más que vencedor?
(Romanos 8.37) ¿Qué pasa si en todo,
la gente te puede ver diez veces mejor que los demás? (Daniel 1.20).
Es obvio ¿no es verdad? Si la gente te mira así
entonces, te creerá.
Tu mensaje se volverá impactante y la gente lo recibirá con gusto porque les hablarás con los resultados a la vista, les mostrará lo que Dios puede lograr en ellos porque lo podrán ver en ti. Cuando les digas que Dios puede ser su amparo es porque en los momentos de crisis te ven que no pierdes el control y que esperas pacientemente que Dios de una solución que ellos podrán distinguir cuando tú apuntes a ella.
Cuando les hables de bendiciones, las van a
anhelar porque claramente las identificarán en ti. Cuando les digas que todo lo
podrán en Cristo es porque te miran que de las peores circunstancias tu te
levantas para seguir adelante y, sobre todo, seguir mejor y, además cuando les
hables de que puede transformar a las personas a su alrededor si ellos se
entregan a Cristo, sabrán que es cierto porque te verán viviendo con tu familia
y hermanos de la iglesia relaciones como nunca las habías vivido. En resumen,
tu mensaje será real.
Estos son los retos del liderazgo en el cristianismo
pero, vamos a mirar las cosas de una manera personal porque, es claro que estos
retos son nuestros retos.
Así que, pongamos manos a la obra porque de nosotros y
de nadie más depende que el impacto de Cristo en el mundo siga siendo aún mejor
de cómo ha sido hasta ahora.
No olvidemos que esto, nos será demandado.
Tres Conclusiones
Al inicio del proyecto mental de este libro, había
pensado en una serie de conclusiones que en este espacio nos resumieran lo que
hemos aprendido (y espero que aplicado) respecto al liderazgo bíblico en la
iglesia, en el hogar y en nuestros entornos seculares, pero, conforme paso el
proceso de escritura, fueron cobrando en mi mente tres pensamientos
independientes que formaban cada uno por si solos excelentes conclusiones.
Al mismo tiempo, la estructura del libro en temas
cortos que pueden ser leídos por separado en un corto periodo de tiempo terminó
derivando en la idea de convertir las tres conclusiones que se perfilaban en
este pequeño espacio final en el que compartiré tres conclusiones.
Así que, aquí termina líderes de papel.
Espero que, nadie que lea este libro puede seguir
siendo calificado como uno de ellos.
PRIMERA CONCLUSIÓN:
SENTADOS
FRENTE A LA HOGUERA
Durante cualquier grande batalla. Se cuentan momentos
de intimidad y hermandad que contrastan con la muerte y la destrucción con la
que se vive cotidianamente. En esos momentos, los luchadores agazapados en la
trinchera intentan recoger las piezas de las últimas batallas para, con ello
tener un desahogo y lograr ganar un poco de confianza en quienes están
acompañándolos en su lucha.
Lo mismo pasa en la vida cristiana puesto que las
iglesias no son otra cosa que escuadrones del ejército de Dios.
Imaginen que bendición. Tener un momento de
recogimiento espiritual después de alguna actividad, de alguna visita o de
algún sermón. Dejar que el Espíritu nos haga sentir que nos tiene unidos en
torno a Dios y poder saber con certeza todas aquellas cosas que están de
nuestro lado.
Es en esas charlas donde conocemos como los
experimentados evadieron la metralla del enemigo, como le sacaron el paso a la
tentación y como lograron evadir el campo minado de la inseguridad. Ahí es
donde tomamos sus vivencias y comenzamos a darnos cuenta de que podemos
aplicarlas de inmediato en nosotros mismos.
Es ahí, donde lloramos con el que no puede más y nos damos cuenta de que aún nos queda la suficiente sensibilidad para mostrar amor a alguien. Es ahí, donde confesamos el disparo que no hicimos, la cobardía que cometimos y la forma como huimos de donde no debíamos.
Es ahí donde otros nos abrazan y fortalecen ante esas y
otras debilidades; porque nos hacen saber que somos comprendidos. Que estamos
en una guerra y sorprendidos, nos daremos cuenta de que todos en algún momento
han caído, pero se han vuelto a levantar por lo que, nosotros también lo
haremos.
Y todo pasa ahí, sentados alrededor de la hoguera de la
comunión.
Líderes de Dios,
esta es la primera conclusión. Busquen momentos para estar sentados frente a la
hoguera junto a la sombra de los otros guerreros. Descansen, no somos perfectos,
solo perdonados, aunque se acerque el día en que eso no será más.
Disfruten de la hermandad y crezcan por medio de las
experiencias de todos. Ahí es donde los amigos se vuelven hermanos. No se
pierdan la posibilidad de sentir que alguien los ama más que a sí mismos y
sobre todo ustedes también atrévanse a amar así.
SEGUNDA CONCLUSIÓN:
SI EL SEÑOR
VINIERA HOY
Si el Señor viniera hoy, seguramente el mundo se daría
cuenta. No es fácil descubrir que millones de gentes han desaparecido con el
correspondiente caos económico, político y social. Si el Señor viniera hoy, las
iglesias se llenarían buscando respuestas, pero tal vez no un salvador. Si el
viniera hoy, se pondría en marcha el último diabólico intento por controlar a
la criatura de Dios totalmente. Se llenarían hospitales y comandancias de
policía y los servicios de salud y protección de la gente no se darían abasto
ante la mayor catástrofe vista hasta ese momento.
Colapso total como el mundo nunca ha vivido ni
vivirá.
Pensemos un poco más personal. Si el Señor viniera hoy,
volveríamos a casa y eso, vale cualquier
cosa. Todo quedaría atrás y llegaría el momento de ser para Él, pero
¿quedaría alguna tarea pendiente? O sea, alguna alma más por ganar, alguna raíz
de amargura que necesitara cortarse de tajo para impedir el crecimiento
espiritual presente. ¿No quedaría pendiente alguna caricia en el rostro de
nuestros hijos o un abrazo a nuestro padre avejentado? Si el viniera hoy, las
posibilidades de dejar las cuentas pagadas se acabarían,
¿Por qué no entonces hacerlo hoy?
Líderes de Dios, esta es el segundo pensamiento. Vivamos el presente como si Él fuera a venir hoy mientras nuestra mente hace planes como si fuera a regresar dentro de mucho tiempo, pero, recordemos, vivamos como si fuera a pasar hoy. El tiempo más importante para el cristiano es este momento.
El pasado no puede ser influido y el futuro está en
manos de Dios, pero, en el presente, podemos sanar lo anterior e influir en lo que vendrá.
Estas palabras sé que muchos que hacen la lectura de
este libro la diriían junto conmigo con todas las ganas posibles: “ojalá viniera hoy”.
TERCERA CONCLUSIÓN:
EPITAFIOS
Los epitafios son en términos prácticos, el último
recuerdo que queda de nosotros. Las últimas palabras, la última memoria. Es lo
que está en las lápidas de los cementerios en donde los cuerpos muertos son
depositados.
Todos tendremos un
epitafio. De hecho, algunos personajes de la Biblia lo tienen. Abraham es
llamado “el amigo de Dios”. Del rey David Dios dijo que era “un varón conforme
a mi corazón”. De Moisés Deuteronomio registra que “nunca más se levantó
profeta en Israel como Moisés” y muchos más.
Pero lo que me interesa resaltar como tercera
conclusión es lo siguiente: si el tiempo de nuestra peregrinación terminara
hoy, ¿Cuál
sería el último recuerdo de ti y cuál sería el último recuerdo de mí?
Aquí yace…
Excelente siervo para
su Señor, quién estimó su muerte.
Aquí yace…
Casi logro
desarrollarse espiritualmente.
Aquí yace…
No podemos decir nada
porque solo lo veíamos los domingos.
Lo que quedará registrado en tu epitafio, se comienza a
escribir en este momento, este día y en lo que estés realizando precisamente en
este momento. Que lo que quede de nosotros, dé testimonio de cuanto amamos al
Dios de la Gloria con quién compartiremos la eternidad.
Hermanos…. Seamos líderes de Dios,
Líderes de papel…. Hoy pueden dejar de serlo.
Que Dios nos bendiga a todos.
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